- MoonDance - [Belcebu- Abaddon]

Me detuve al escuchar su voz, decidí no huir más.

Me detuve en un árbol, me recargue en la corteza esperándolo. No me iba a mover a ningún lado a partir de ahora.

- Mi respuesta siempre será no, no quiero ser tu protegido, no me interesa, quiero luchar por mi vida, yo solo, sin tener alguien que me cuide el culo ¿No lo entiendes? ¿Por qué eres tan cabezota? Hay mejores sujetos allá afuera esperando tu protección… ¿Por qué no vas a con ellos? – Respondí de forma calmada, dejando que mis heridas sanaran poco a poco, aunque el veneno de las armas seguía dentro de mi sistema.

- Deja de fastidiarme ¿Quieres?...- Gruñí exasperado, realmente este sujeto no me dejaba escoger ¿Y porque carajos tenía que aceptarlo por la fuerza? No es no en mi idioma y así seria siempre.

Se encontraba cortando un par de leños, pues ya casi terminaba por caer la noche y necesitaba tener todo listo para los experimentos que llevaría acabo, y desde luego para ello necesitaba fuego, pero no cualquier tipo de fuego, no señor, si no uno infernal, y con lo mejor que prendían era con los robles, aunque otro de los motivos por el que había salido de su humilde casa, era por que sentía la presencia de un asqueroso demonio cerca de sus tierras, y eso era simplemente irritante, jamás permitiría que un ser como ese se paseara por sus tierras, primero muerto a que sus mugrosos pies contaminaran su territorio.

Camino con calma hasta el lugar donde estaba el susodicho, mirando aquel escenario, pero es que acaso se necesitaba caer tan bajo para conseguirse lo que se quiere, definitivamente el infierno estaba en decadencia y eso se notaba por las vulgares acciones- uhm…No crees que deberías meterte con alguien te tu tamaño señor de las moscas?…-Dijo con sorna en la voz, mientras se encontraba recargado en uno de los árboles, junto a el una enorme hacha, la cual llegaba justo a la altura de sus hombros.
Con una mirada le indico al garou que se hiciera aún lado, mientras una media luna se trazaba en sus delgados labios, haciendo mas tétrico su rostro.- Belcebú, que no tienes cosas que hacer en el infierno, en vez de estar plagando el aire de ti?

Respire hondo…

Me puse de pie y camine en su dirección, no iba a morir hoy, menos por sus garras, aun me quedaban muchas cosas por hacer, y por mucho que le doliera, no iba a permitir que un desagradable sujeto me arrebatara la vida y esas esperanzas guardadas por tanto tiempo, esperando ser resultas.

- Lo lamento… pero no voy a morir hoy…- Respondí entrando en fase de Crinos. Rugí amenazante, justo cuando iba atestar un golpe sobre su rostro, escuche la voz de alguien más, voz que no conocía, pero que por su aroma, sabía que no era precisamente un Demonio, habían claras diferencias entre ambos.

Me aleje del Demonio con prudencia al notar la mirada que ese sujeto me daba. Ahora no sabía si ambos estarían en contra mía, o por azares del destino la balanza se pondría en mi favor, pero comenzaba a ponerse esto interesante sin duda.

Una sutil risita escapo de sus delgados labios ante las palabras del general infernal, definitivamente debía estar de broma, pues no por nada era un príncipe infernal, no era un cargo el cual se regalaba a cualquiera, si no uno que se ganaba con sudor de la frente, y vaya que ese sudor se asemejaba a la sangre, batallas incansables y muchos dolores de cabeza- Oh Belcebú, pareciera como si olvidaras el orden de jerarquía en el infierno, claro que no te llego a los talones, pues estoy muy por encima de ti…y estar cerca de tus talones seria ser poca cosa…

Le escanea de pies a cabeza, mientras continua miándole despectivamente- Ahí si te equivocas, pues estoy muy por encima de ti, y tengo mas que la autoridad suficiente para decirte que te marches de este lugar, estas en mi territorio, y en mi tierra mis reglas…- Dijo con simpleza, una regla tan básica entre los demonios, comenzando a dar un par de pasos, arrastrando con el la enorme hacha que había usado para cortar los leños que usaría para la caldera, terminando por cubrir al licano en ese movimiento- Hazte un favor y vete, aunque no te lo parezca sigo siendo tu jefe…

Al ver el cambio drástico que había dado la situación, decidí volver a mi fase humana, desnudo por desgracia, lo cual prácticamente me importaba poco.

- Agradezco su ayuda, pero…tengo que aclara que yo no la pedí…- Dije aclarando las cosas. Aun no sabía si esto sería bueno para mí, pese que se notaba la discordia entre ambos, no me fiaba, bien podrían estar armando una treta y posteriormente joderme entre ambos.

- ¿Podríamos ser un poco civilizados? Veo que ustedes dos no se agradan…ni a mí me agradan… pero ¿Podríamos dejar las estúpidas confrontaciones y tratar de razonar? Creo yo que los tres aquí presentes contamos con dicha capacidad…- Me atreví a sugerir, sabiendo de antemano que mi sugerencia se la pasarían por el forro y/o se daban con todo, dejándome a mi fuera, dado que era una cucaracha sin ton ni son en una pelea con seres que me ganaban en fuerza y habilidades.

La situación se tornaba cada vez más hostil, bien podría largarme de allí, desaparecer dado que estos dos parecían no poder verse, ni en pintura, sus razones tendrían por supuesto, y a mí, nada me importaban. Así que tranquilamente, me senté en el suelo, apoyado en el tronco de un árbol cercano, si se iban a dar de hostias, al menos disfrutaría de la escena, y si se requería de mi participación, no dudaría en hacerlo, por muy en desventaja que estuviera.

- Mátense si quieren…- Murmure con un desdén completo, aprovechando para lamer algunas de las heridas que no cicatrizaban, mi saliva ayudaría a que mejoraran y parasen de sangrar. Si hay algo que detesto, es que no haya seres capaces de hablar y razonar sin llegar a la estupidez de los gritos y los golpes, la violencia solo genera más violencia.

Alzo una ceja, mientras continuaba mirando de la misma manera despectiva al demonio, le gustara o no, seguiría siendo su superior, aunque eso le doliera en el alma, cosa que aparentemente era así, ya que como todos, decía exactamente lo mismo- No te equivoques, soy su mano derecha, cosa muy diferente…cosa que tu jamás tendrías, ya que no eres digno de ese cargo…-Dijo con tranquilidad, antes de girar los ojos al escuchar las palabras del licano, en eso estaba de acuerdo, Belcebú y el no se llevaban de maravilla, y lo de razonar no estaba muy seguro que Bel tuviera esa capacidad.
-Yo sabré lo que protejo, como te dije en mi territorio, mis reglas…así que las acatas o te vas marchando, como gustes, esas son tus opciones no te gustan, tu problema…

Termino por apoyar ambas manos en el mango de la enorme hacha, terminando después por recargar el mentón en sus propias manos, mirando lo repugnante que podía hacer aquel demonio escupiendo, digno de una rata de su clase, como era de esperarse, los modales siempre son lo primero que desaparecen cuando se pierde la razón. –Esfúmate Belcebú, contaminas el aire… y tu presencia no me es grata, ya después veremos si obedeces a Luzbel o no, por que es muy facil hablar y decir las cosas, lo difícil es realmente llevarlas acabo…

- ¿Qué vamos a terminar? ¿La pelea?...-Me puse de pie, encarando al maldito Demonio que comenzaba a tocarme la moral como nunca antes. Camine hasta donde el otro sujeto y prácticamente le arrebate el hacha enorme que sostenía, debido a mi fuerza, la pude sostener y blandir en el aire sin mucha dificultad.

- Ahora sí, estoy listo…- Dirigí la punta del hacha hacia el Demonio, desafiante, en espera de su primer ataque. Si deseaba obtener algo de mí, tendría que hacer muchos meritos, mi confianza no se la daba a cualquiera, esta tenía que ser ganada mediante varios procesos de prueba.

Soy demasiado viejo como para fiarme así como así de alguien.

-Como desees Belcebú, pero después no digas que no te lo advertí…-Dijo con la misma tranquilidad que tenia desde hace un rato, sin cambiar para nada la voz, observando como lo pasaba de largo el demonio para ir con el licano, y como el licano tomaba la enorme hacha, para comenzar según ellos con una batalla, la cual no dejaría que se llevara acabo, o al menos de eso se encargaría en su debido momento, pues sinceramente no le parecía para nada justo, y Belcebú se estaba aprovechando, como buena costumbre de los demonios de su calaña.

Giro la vista observando el hacha, al menos portaba una buena arma el licano, una digna para mocharle la cabeza a la sanguijuela, sin mas dio un salto hacia uno de los árboles, tomando asiento en una de las ramas para observar con cuidado lo que pasaba, y desde luego para asegurarse que aquella batalla fuera lo mas justamente posible, obviamente no dejaría que el demonio tuviera ventajas, haría que se tragara sus palabras.
Termino por tomar asiento, para ser un espectador mas, claro solo por unos minutos, ya que su paciencia era grande muy grande, pero con aquel ser era mínima.