- MoonDance - [Belcebu- Abaddon]

Mis piernas daban todo lo que podían, corriendo sin parar dentro del bosque, era imposible para esos Demonios seguirme el ritmo, sin embargo, no me fiaba del todo, llevaba ya encima algunas heridas, propiciadas por ellos naturalmente, eran demasiados contra mí, logre derribar a muchos, pero entre cada que derribaba, aparecían mas, lo cual me dejaba en completa desventaja, pude blandir mi espada en contadas ocasiones sin dejar correr, sorteando los obstáculos que se venían presentando segundo avanzaba por el irregular terreno, de un momento a otro, ante mí se presento un enorme ser, mucho más grande que yo, una bestia con rostro deforme, un enorme látigo que no dudo en azotar en el suelo, levantando tierra y escombros a su paso, en forma de advertencia, sin embargo, no me detuve, haciendo gala de mis habilidades, salte por su hombre de forma que pude clavar mi espada en su espalda, logrando propinarme una buena herida, mas desgraciadamente, mi espada se hundió tan profundo que me fue por un momento, difícil sacarla de su pútrida carme, lo cual provoco que una de sus manos me alcanzara y me arrogara con tal brutalidad contra un árbol, claramente sentí algunos de mis huesos hacerse añicos.

Un quejido gutural fluyo de mi garganta, en compañía de un poco de sangre que fue a parar directamente al suelo y yo junto con ella. La cabeza me dio tantas vueltas que juro haber perdido el norte. Algunos de los Demonios que me perseguían, aprovecharon ese instante para lazarme el cuello, con una especie de cadena con púas, mismas que no dudaron en hundirse en mi carne, haciendo que emitiera otro grito de dolor.

Lo siguiente que sucedió fue la descarga de un latigazo que surco mi espalda, hiriéndola, abriendo la carne en un surco sangrante, que tardo en cicatrizar, dado que al parecer el látigo tenía algo de plata. Apreté la mandíbula evitando que mas sonidos salieran de mis labios, no dude en forcejar para liberarme, sin embargo, cada que lo hacia hería mi cuello y recibía otro latigazo más potente que el anterior.

-Mierda…- Maldije por lo bajo, negándome a creer que este sería mi final, si ni siquiera había llegado a la ciudad, y terminar de esta forma… que mediocre y patético me resultaba…

Había pasado una semana y media desde que había encontrado un chico que supiera manejar el hielo lo justo para hacer caramelos y paletas de sangre. Todo se había asentado, la pastelería funcionaba de nuevo, le había prometido a Amidas que cuando todo volviera a la normalidad iría con él a mirar la ciudad pero en cambio fui a Vollkommen. Kyle me había guardado unas cosas para que las fuera a buscar en las ruinas.

Entre en el bosque y comencé a correr, me gustaba correr entre lo que quedaba del bosque, escuchando de lejos unos gruñidos y gritos, risas oscuras. Demonios en el bosque, por lo que saque la daga circular que tenía en la mochila y aceleré para correr mas. Al llegar hasta ver a los demonios lancé fuerte la daga que cortó el látigo, regresó a mi y volví a lanzarla ahora a sus cuellos los cuales atravesó a los que habían allí.

Al asegurarme de que no volverían suspire y me acerque al muchacho agachándome para ayudarle a quitarse aquellas cadenas.

Estás bien, chico?

Los latigazos me dejaron confundido unos momentos, el dolor era ciertamente insoportable en mi espalda, misma que ahora se regeneraba de poco en poco. En cuanto tuve la oportunidad, simplemente me deshice de ese maldito lazo que mantenía aferrado mi cuello, descanse, por Loki que descanse.

- Gracias…- Respondí jadeante, apoyando la cabeza en el suelo del lugar, tratando de respirar, calmarme y sanar lo más pronto y eficazmente posible. Sin embargo, más Demonios aparecieron de los cadáveres que anteriormente este sujeto hubo destrozado.

- Ha… mierda…- Estaba comenzando a cansarme de todo esto. Era una lucha desigual empezando por la bestia enorme que se aproximaba a nosotros. Una mole de gigantes proporciones, y su cara no era nada amable tenía que decir.

- Corre… ¡Corre carajo!...- Grite poniéndome de pie inmediatamente, tome la muñeca de este sujeto y prácticamente lo arrastre conmigo mientras corría y buscaba la forma de transformarme en Lobo, de esa forma podía ser más rápido que estando en apariencia humana. Pero había muchos obstáculos por delante, así que gire a la derecha y proseguí con el camino, sin soltarlo, ahora el espacio se notaba más despejado, fue más sencillo convertirme en lobo y encaramar al sujeto este sobre mi lomo, esperando que se sujetara con fuerza de mi pelaje, dada la velocidad a la cual iba ahora, saltando de árbol en árbol, sorteando hábilmente todo aquello que se me posaba enfrente, y destruyendo igualmente con mis garras.

De pronto, frente a nosotros, se materializo una nueva mole, o quizás la misma que dejamos hace unos momentos atrás. Su enorme mazo se movió insistente en el aire, dando círculos prendido de su mano, para posteriormente, dejarse caer donde estábamos, pero antes de que eso sucediera, retrocedí de un salto, cayendo en mis cuatro patas, gruñendo, buscando una nueva ruta de escape, pero estábamos rodeados, solo había una forma de escapar, y esa era, la de saltar por el desfiladero que estaba a espaldas nuestras, abajo nos esperaba una especie de cenote, del cual no sabía la profundidad.

- "Lo siento…"- Musite, girando mi cuerpo, tomando carrerilla y saltando al vacio. La caída fue estrepitosa, mi cuerpo golpeo el agua duramente, desafortunadamente, no pude emerger rápidamente dado el peso que llevaba encima y mi cabeza fue a dar contra una de las rocas que yacían en el fondo, dejándome inconsciente al instante, provocando que mi cuerpo volviera a la normalidad, herido y totalmente desnudo, sin razón de quien me acompañaba.

Spoiler:

No tengo razón alguna de cuánto tiempo permanecí inconsciente, mucho menos del paradero de aquel chico que antes estuvo conmigo. Poco a poco, fui tomando consciencia, con un taladrante dolor en la cabeza y más aun en el cuerpo, más específicamente en el brazo izquierdo.

- Ugh…- Emití un suave quejido al abrir los ojos, con la vista algo borrosa, pronto comencé a recordar lo que había sucedido, y mi estúpida impulsividad al haber saltado de aquel barranco.

- ¿¡Estas bien!?...- Exclame levantándome de golpe, notando que mi brazo izquierdo estaba desecho, y tenía sangre que escurría por mi rostro. Pero lo más importante, recaí en el sujeto que me observaba, no espere mucho tiempo para ponerme de pie, aunque mareado, dispuse a optar una posición agresiva, dándole a entender que no dudaría en arrancarle el cuello si buscaba molestarme.

- ¿Quién eres? ¿Dónde está el chico que me acompañaba? –Pregunte mirando a todos lados, pero sin dar con el mencionado. Quizá estaría más adelante, o peor aún, siendo llevado por la corriente hacia alguna otra parte. ¿Estaría vivo? ¿Y si lo mate al haber caído?... sentí una terrible culpa y desesperación, quise echarme a correr a buscarlo.

- Lárgate…- Gruñí despectivo, echándome acorrer rio abajo, buscando el cuerpo de aquel chico con preocupación. Realmente no me importo ese otro de apariencia extraña, aunque de buenas a primeras, sabía que se trataba de un Demonio, por su fétido aroma, el cual inundo mis fosas nasales en cuanto me percate de él.

Casi ni me percate de que volvían a haber demonios detrás de mi, hasta que el muchacho dijo que corriera, me levante y me cogió de la muñeca para que corriera junto con él. Luego por fin se transformo en lobo por lo que en un movimiento me subí encima suyo sin que dejara de correr, hasta que se lanzó por el acantilado y como no, yo con él.

Por suerte o desgracia me solté de él pero fui arrastrado por la corriente del agua unos metros mas abajo hasta que pude nadar y salir del agua por mi propio pie quedando tendido entre las rocas descansando un poco. Me senté luego mirando si tenía algún golpe, pero nada no había sangre, suspire y me levante cuando escuche al chico preocupado en buscarme.

Salí de entre las rocas y corrí hacia aquel chico herido y aun lleno de sangre.

Yo estoy bien... - murmure y vi que tenía el brazo roto, acaricie levemente su mejilla con una mano y con la otra el brazo sano. Tendríamos que salir de aquí para curarte - me aparte un poco y me quite la chaqueta para ponersela en los hombros para que no fuera desnudo.

Respire con un inmenso alivio, al ver que el sujeto que me acompañaba, estaba completo, totalmente empapado, pero al fin de cuentas, completo.

- Gracias…- Respondí agradeciendo la chaqueta que me proporcionaba, recayendo en ese instante, en que estaba totalmente desnudo. Admito que sentí los colores subirse a mi rostro. Dada la educación con la cual fui criado, era un hombre pudoroso y de viejas costumbres, afortunadamente, ambos éramos hombres… bueno… éramos tres hombres, no teníamos nada diferente.

- ¿Deseas algo? ¿Vienes con ellos? - Gruñí mostrando mis caninos salvajemente, en pos de advertencia, que si deseaba pelea, la hallaría sin contemplación alguna, no tenía miedo a pesar de que sabía que tenía la batalla perdida. Mas al verlo tomar asiento, tan despreocupado y más bien, interesado por mi brazo, baje solo un poco la guardia, incrédulo ¿Estaba siendo amable conmigo? ¿Desde cuándo los Demonios eran amables con un ser con menores posibilidades que ellos?...

- Estaré bien… mi brazo sanara poco a poco dentro de un momento…- Efectivamente, al ser Licántropo, era natural que mis heridas, que no fueran de muerte, sanaran por sí mismas, Igualmente, las torceduras y las quebraduras, el proceso era doloroso sin duda, pero pasaba rápidamente.

Mientras eso sucedía, tome asiento en el suelo, procurando recoger bien las piernas, para no dejar mi cuerpo descubierto, comenzaba a anochecer, y el sujeto que tenia frente a mí, quizás por su apariencia, me daba muy mala espina, sin mencionar que aun estaba pendiente de si aquellos otros Demonios volvían a intentar acabar conmigo, algo que… no dudada del todo…

- Me llamo Eldritch…- Dije mirando ambos respectivamente.

Puse mis ojos en la figura de aquel demonio mientras mi cerebro trabajaba a toda velocidad para saber el nombre del que había puesto su interés en nosotros escuchando las palabras de aquel lobo.

Me importaba una mierda que con caricias su brazo no se curaba, al menos intentaba que no fuera doloroso para él.

Y que coño quiere Belcebú de dos chicos? No tienes nada mejor que hacer que tu aburrimiento es tan grande como para jodernos? - solté de manera hostil mientras le miraba.

Había estudiado cada información de los demonios poderosos, información de Talamasca y al final había dado con el sin darme cuenta, mire de nuevo al chico que dijo su nombre, parpadee un poco.

Me llamo Nikita - respondí dando mi presentación solo para él como si aquel otro ser no estuviera allí.

- ¿Qué es lo que desea?...Yo sé bien que podría destrozarme en el momento que quisiera, pues no puedo compararme con sus poderes…pero me da curiosidad saber porque no lo ha hecho… teniendo oportunidad…- Comente observando a los dos, sin moverme del sitio donde me encontraba, mis huesos lentamente iban soldando, era doloroso, pero no emití sonido alguno que diera muestra de ello, estaba más que acostumbrado a ese tipo de cosas.

- Si tiene la intención de acabar con lo que sus estúpidos esbirros no pudieron, es mejor que vayamos a un lugar apartado, este chico, no tiene la culpa de nada… solo me ayudo en el momento…- Agregue bajando la mirada, cerrando los ojos unos instantes, respirando calmado. Me molestaba demasiado estar en ese tipo de situaciones a decir verdad, pero jamás retrocedería o me postraría ante nadie, no al menos sin haber luchado.

Gruñí de mala manera al notar que estaba detrás mio y como me lamía la oreja haciendo que pusiera cara de asco, aparte las manos del lobo para poder apartarme de aquel demonio.

Si claro, como que me estaré quieto para que tu disfrutes - con aquello me refería a que sería capaz de morderle como se le ocurriera meterme aquello en la boca.

Escuche a Eldritch torciendo mis labios, la verdad era que si no me hubiera metido aquellos demonios se lo habrían comido, y ahora aparecía este.

La verdad es que a mí también me da curiosidad saber que es lo que quieres de nosotros -crucé mis brazos sin intención de irme de allí y dejar al lobo solo

Gruñí justo al momento en que tomo mi rostro de aquella forma, dispuesto a atacar, mas aguarde el impulso y respondí:

- No tengo miedo de ti, prefiero pelear hasta el último de mis alientos, que morir de forma deshonrosa…fui educado estrictamente, para morir luchando...- Posteriormente, me vi sorprendido de nuevo, por un instante, creí que acabaría conmigo, sin embargo, la sorpresa fue mayor.

- ¿Por qué me ayudaste? Ni creas que ahora te debo algo… jamás hago tratos con Demonios…- No es que estuviera siendo mal agradecido. Pero si somos justos, de un principio, no le pedí ayuda de ninguna forma, el por su propia mano y decisión, me curo más rápidamente.

- Simplemente, no confío en ti…se que cualesquiera de tus acciones, tienen un fin egoísta…que en nada me favorecerá, ni a él ni a mi…- Haciendo referencia a Nikita que se mantenía junto a nosotros.

Me cruce de brazos escuchando las palabras de ambos, pues si tenía que decír algo era que no me iba por no dejar a aquel lobo con el demonio, pero simplemente me quede en silencio, alcé una ceja cuando dijo que eramos especiales, si claro.

Si claro especiales, no me largo por no dejarle solo. - comenté viendo que parecía que le curaba las heridas, seguro era como Eldritch decía para su propio beneficio. Suspire y mire al lobo. Ya que estámos que tal si nos largamos? No tenemos nada por hacer aquí...

No pude evitar reír a carcajadas por lo que estaba escuchando.

- ¿Desde cuándo un Demonio de alto rango se molesta en proteger a seres inferiores? – Cuestione poniéndome de pie, estirando mi cuerpo ahora totalmente recuperado.

- Cualquiera desconfiaría, dado que estas ofreciéndote como vulgar protector de dos seres de los cuales no vas a sacar mucho provecho, aunque hablo por mí, son un simple Licántropo, no tengo poderes increíbles mas allá de los que mi raza me ha obsequiado…mi alma, dudo que te sirva de algo, además, está muy bien conmigo…- Comente, mirándolo de pies a cabeza.

- Ya, realmente sería bueno que te abrieras y dijeras lo que realmente quieres, más te digo de una buena vez, que no tengo intenciones de pactar contigo…ni de ofrecerte nada mío… me niego rotundamente- Las cartas sobre la mesa antes de que hubieran malos entendidos.

- ¿Qué ganarías tu protegiéndonos a nosotros? -

- ¡Bastardo traicionero! – Exclame optando por comenzaba a arrancar cabezas de Demonios, cuanto más rápido podía, rompiendo sus cuellos gracias a mi fuerza. Pero con manos desnudas, porque no tenía siquiera mi espada conmigo, la lucha era desigual de cualquier lado que fuera vista, ellos nos superaban a nosotros.

Me distraje un segundo y un par de estos Demonios aprovecho para sujetar mis extremidades inferiores y tirarme al suelo. El golpe fue duro, mas no tuve tiempo de respirar, cuatro más de ellos se me echaron encima, mordiendo mis brazos y clavando sus sucias garras en mi cuerpo. Tuve que mutar a mi aspecto de crinos.

De esta forma, me fue mucho más fácil el deshacerme de más Demonios, arrancándoles la cabeza, para posteriormente aplastarlas con mis garras o patas. Mi cuerpo peludo comenzaba a mojarse de su sangre y de la mía propia al ser herido, mas eso no me detenía en lo absoluto, mi instinto de supervivencia podía más que cualquier dolor o arma enterrada.

Spoiler:

Muy diferente a lo que hubiera penando el Demonio, no tuve miedo, supe que pude haber esquivado el mazo muy a tiempo, al igual que al resto de los otros Demonios que me tenían rodeado. Comencé a jadear un tanto cansado, tenía una daga enterrada a la altura de mis paletas y resultaba difícil deshacerme de ella, el veneno comenzaba a correr pos mis arterias, mermando mis fuerzas.

Ahora, ante la situación, tenía dos opciones, ver que carajos quería de mí, o huir con la cola entre las patas para salvar mi integridad. De una cosa si estaba seguro, no iba a venderle mi alma, jamás, seria bailar sobre las tumbas de mis padres, deshacerme del honor que me correspondía al rebajarme a tanto. Sin embargo, tampoco iba a huir…

- ¡Que mierdas quieres de mi!- Exclame entre potentes rugidos, sin dejar pos supuesto, de destrozar a mis enemigos. Al estar tan cerca de él me fue fácil abalanzarme contra suya y caer junto con él al suelo, sujetando la solapa de su vestimenta superior, amenazando su rostro con mis fauces entreabiertas, de las cuales manaba el fétido aroma a sangre Demoniaca, así como algunos restos de su pútrida carne.

- Diles que se detengan, que me dejen en paz…y dime que mierdas quieres de mi… se claro, no me gustan los rodeos…- Ordene mostrando decisión en toda mi persona, puede que no lo matara, pero al menos podría darme el lujo de arrancarle la cara de una mordida. Obviando que de nada serviría, pues se regeneraría.

¿Es que no podía entender este Demonio que no iba a acceder a su ofrecimiento de ninguna de las formas? Iría en contra de mis principios.

- Maldita sea…- Gruñí separándome inmediatamente de aquel amasijo de demonios abalanzándose contra de mi. Echando a correr en dirección opuesta, llevaba las de perder por donde sea que lo miraran y no iba a ser tan estúpido como para quedarme a ser destrozado, se bien cuando debo abandonar una batalla pese a que me vea como un cobarde.

Mis piernas dieron todo de sí, esforzándose ambas con el resto de mi cuerpo, dejando atrás al resto de los demonios que me perseguían, pronto me volví a internar en la espesura del bosque. Llevaba algunas heridas a cuestas, mas no serian ellas las que me detendrían.

La noche caía de forma amenazante. Con ella mis sentidos se agudizaban pero el cansancio comenzaba a hacer mella en mi cuerpo, mermando así las energías guardadas. Al notar que al menos logre perderlos de vista, me detuve a descansar, cayendo de rodillas al suelo, jadeando incesantemente, aproveche entonces para sacar la daga que estuvo incrustada en mi espalda un largo tiempo.

- Aghh…- La daga salió volando lejos, mientras que de la herida broto un tanto de sangre que corrió por el resto de mi espalda desnuda. Me puse de pie nuevamente, más no corría esta vez, intentaba guardar las energías que me quedaban sin dejar de avanzar.