The Dark Hole.- Lalyam +18

¿Dom? Ese nombre comenzó a resonar en su cabeza cuando ella lo nombro, haciéndole recordar los “castigos” que le daba en su transformación de hombre, eran tan… no podía describirlo con palabras pero cada vez que recordaba eso, el demonio se sonrojaba por completo.

- Si sé que le gusta montar espectáculos, a Dom también le he extrañado y-y –se sonroja por completo sin atreverse abrir los ojos- bueno me encantaría verlo y sobre lo de la mesa, tal vez esta se rompa ¿No cree? –rió por fin dejando sus pupilas azuladas descubiertas para que ella le viera- aunque la idea me parece bien, creo que me he vuelto algo masoquista –se vuelve apoyar ahí besando su cuello.

Él demonio menor escucho la risa de la joven y vio como las cosas de la mesa desaparecieron y esas palabras fueron el detonante de que vendría su transformación de hombre. La voz la reconoció perfectamente y sonrió levemente correspondiendo el beso con la misma pasión que le era dado. Dom era muy dominante y él se dejaba hacer por ese cuerpo masculino.

Escucho ese ronroneo y gimió cuando le recostó en la mesa boca abajo en donde comenzó pellizcarle y azotarle el trasero. Sabía que por decir eso de mismo se había ganado ese castigo pero no le molestaba, le gustaba ser tocado por esas manos aunque habían veces que dolía, pero no prestaba atención.

- Mnh ahh Dom... extrañaba esto pero no pensé que lo haríamos aquí -las mordidas en su pálida espalda hacian que su piel quedara rojisa, y más aun donde eran... odiaba esa cicatriz de su espalda- ¿Sigue tan horrible como siempre verdad? -le pregunto con voz suave y ahogada por esa gran marca de rosa en su piel.

Lalyam gimió para él mayor de manera excitada. Se dejó acomodar de mejor manera en la mesa y se sintió más cómodo así, sus palabras siempre lo dejaban pensando. Ellos siempre le decían que era lindo y su cicatriz de igual manera lo era pero algo dentro de sí decía que no lo era, que era la persona más horrible de todas. Aunque a su lado se sentía de mejor manera.

- Todos los sabrán y tal vez también les gusten ver u oír esto ¿No? –rió y cerró los ojos echando su cuerpo hacía más adelante sintiendo las heridas que le proporcionaba con sus uñas, siempre era así pero le causaba ciertas sensaciones que le hacían sentir bien.

Puso sus manos en puño cuando le bajo los pantalones y cerro sus ojos al momento en que comenzó a morder la parte posterior de su cuerpo, dejaba varias mordidas que le hacían soltar gemidos tanto de placer como de dolor. Arqueo su espalda por sus palabras y la lamida en su ano y llevo una de sus pequeñas manos a los cabellos del demonio mayor para que levantara su cabeza dejandolo a su altura y beso sus labios, mordiendo levemente su labio inferior.

- No se lo negaré, lo deseo y aparte soy suyo ¿No? Me gusta sentirlo -lamio su mejilla cual gatito.

Una cantarina risa se escapó de los belfos del menor por las palabras expuestas de su dueño. Ya se imaginaba los rostros de todos ante esa sensual escena ¿Qué podían llegar a pensar? Bueno eso no le importaba mucho a decir verdad.

Una nueva nalgada y un suspiro lanzado por el demonio sometido hicieron el hincapié para que las cosas siguieran su curso. De un solo empujón el demonio mayor lo poseyó, como lo hacía desde la primera vez que se conocieron, sus ojos se cerraron y un gemido fuerte mezclado de dolor y placer salió de su boca mientras sus manos las formaba en puño, marcándose de manera dolorosa las uñas.

Soltó unos cuantos suspiros mientra sentía su cuerpo temblar y ser movido al antojo del seme. Gemidos después no se hicieron esperar y se echo hacía delante, sin dejar de gemir sonrojado a la par que empezaba a mover también sus caderas para que el contacto fuera más profundo.

Mordió su espalda y aquello le hizo soltar un pequeño gritito el cual fue dejado en el olvidado por los gemidos que salieron con fuerza de sus labios. Cada embestida se hacía más potente y sentía que la mesa se movía a la par de ellos ¿Sedería ante el vaivén? Sería doloroso si la mesa se caía pero tampoco es que se fuera hacer un gran daño. De todos modos no era humano así que podía resistir el dolor todo lo que fuera necesario.

Entreabrió los ojos de manera forzosa, dándose cuenta toda la gente que los observaba. Se sonrojo por todos esos ojos que le espiaban de manera lujuriosa y excitada ¿Acaso no tenían otra cosa que hacer?.

Comenzó a gemir más por las caricias en su miembro y apoyo su mejilla en la mesa, respirando agitado y excitado, extrañaba ciertas cosas que su dueño utilizaba cuando estaban en privado pero bueno. Con esto se conformaba de buena manera.

- A-ah d-deme más -tomo la mano que no utilizaba el otro y la atrajo a sus labios lamiendo esos largos dedos como si estuviera saboreando otra parte del cuerpo del mayor.

Embestidas de gran fuerza provocaban sonidos en el cuerpo del menor. Ese hombre no le importaba donde estuvieran, a el tampoco... bueno no mucho ya que había cierta sensación de vergüenza que invadía su cuerpo haciéndose notar en esas pálidas mejillas de porcelanas.

En sus manos era un simple muñeco que se dejaba dominar por su amo, el cual era el único que podía apreciar su verdadero "yo". Al que dejaba que le dijera lindo -a veces- yo solo a ese demonio le permitía todas esas cosas que en un pasado dejo atrás.

Tras esas palabras expuestas por el demonio de bajo rango, vino las de su dueño que le llamo "desesperado" lo que quería Lalyam era sentirse algo querido y solo podía lograrlo con el mayor.

Frunció levemente el ceño cuando salió de su lastimado interior ¿Por qué se detenía? El deseaba que continuara, que siguiera arremetiendo contra su interior, pero no. Se separo por completo de su persona y provoco que entrecerrara los ojos formando dos finas ranuras de un azul cobalto que miraban con un brillo extraño al otro pero al momento de tenerlo frente las cosas cambiaron. Ese miembro fue ingresado con brusquedad en su boca, que era pequeña comparada con ese falo, haciendo que se ahogara un poco.

Apoyo sus manos en el cuerpo ajeno, sosteniéndose para no caer y poder atenderlo bien. Movía su cabeza lamiendo y succionando la longitud de aquel miembro. Disfrutando de hacerlo y atenderlo, no lo hacia desde hace tiempo y quería que le gustara.

Su lengua con cierta habilidad recorría ese miembro que se presentaba frente suyo. Su cabeza se movía al compás de aquellos movimientos rosando parte de sus cabellos contra la piel del mayor causándole, tal vez, cosquillas mientras que no podía mantener quietas sus manos las cuales subían de vez en cuando por el cuerpo del otro demonio, en caricias suaves. Como solo el las sabía dar. Porque pese a que era un demonio, que podía ser tan frío e inexpresivo con las personas, con su ama/o no podía serlo. Todo era diferente en su compañía.

Cerró los ojos cuando noto que más miradas se posaban en ellos y los gemidos por parte de Dom eran muchos más fuertes a la par que movía esas caderas contra la boca de Lalyam, haciendo que su miembro entrara más provocando que se ahogara un poco pero no por eso detuvo su labor. A los segundos sintió aquel líquido llenarle, lo bebió todo disfrutando de aquel sabor que en su primera vez le pareció la cosa más extraña y asquerosa. Ahora no encontraba nada de eso. Cuando se separó abrió sus ojos observando que algo de líquido manchaba su rostro. La exclamación de la gente hizo voltear su rostro sonrojado, pasando sus manitos por donde había caído el semen limpiándose en un gesto que para esas personas pareció la cosa más tierna que hubieran visto jamás.

En el momento que termino de hacer eso se arregló bien sus ropas y vio como el otro demonio volvía hacer la mujer de siempre, su ama, asintió levantándose bien en el piso porque casi estaba encima de la mesa y arreglo un poco su cabello.

- Hai... vamos.

Mantuvo sus bellos ojos azules hacia abajo, mirando aquel piso sintiendo como la demonio arreglaba sus cabellos y el como si fuera un niño pequeño se dejaba sin más. Movía un poco sus pies de manera distraída mientras los labios ajenos se posaban en los suyos, suspiro y tomo la mano en un movimiento lento y suave del mayor para caminar unos cuantos pasos y oír de inmediato como caía la mesa. Levanto la vista para ver ese desastre y sus labios se torcieron en un gesto algo burlón y camino sin ver como su ama dejaba ese dinero, no quería pensar en esas miradas curiosas y aun deseosas por lo ocurrido en su persona, negó bufando algo molesto.

Cuando Naamah llego a su lado, la observo y se sonrojo levemente sintiendo el beso en su sien. Le tomo su mano y asintió con una sonrisa en sus labios.

- Si me gusto emmm pues vamos a casa, otro día me va a mostrar la ciudad ¿Verdad? Sera entretenido.