Roaring in the dark

Había ido a parar al vaticano después de aquel desagravio en París con Jukka, no salía casi nunca de día, me gustaba el frío de la noche. Caminaba con mis poderes, mi presencia baja, sabía que aquello era la ciudad de los angelitos, necesitaba algo de perversión pero para ello necesitaba alguien para hacer maldades.

Iba con mis zapatos de plataforma con unos calentadores, un mini pantalón negro y un corsé a cuadros rojos y negros, en una mano iba con uno de mis peluches y en la otra iba con un parasol chino transparente. Llamaba la atención como siempre, pero había bajado mucho mi poder que podía parecer una simple humana de perfecta belleza.

Camine por la plaza de San Pedro hasta llegar a las escaleras de la Basílica, mire la fachada con atención, no quería perder ningún detalle, me preguntaba porque aquel punto de Roma seguía sin destruir con todo el pecado de los curas que habitaban dentro de las iglesias. Todo era corrupción.

Spoiler:

Abajo donde moran los monstruos bajo una tupida capa que tapa sus rostros de corrupción. Ancianos de doble moral que flagelan sus pecados en sus diminutas celdas mientras imploran a su Dios para que borren sus pecados. Abajo, en las catacumbas puedo escuchar, el chasquido del cuero contra la arrugada piel y hace que el vello de mis brazos se erice.

Malditos bastardos, ni siquiera se han percatado de que una oveja negra ha penetrado en esos dominios sagrados y esta dispuesto a destrozar sus santos lugares. Claro, mis pecados se camuflaban con los suyos, bajo aquella gruesa capa era igual a ellos. Asi que mis pasos se perdieron en el eco de aquellas rocosas paredes, ascendiendo por un pasillo escalonado hasta desembocar por una de las puertas laterales de aquella Basilica.

Se escuchaban los cantos de un coro reberberando por las paredes con una insidiosa melodia. Unos pocos seguian rezando arrodillados y algun que otro sacerdote se encontraba en pleno acto de confesion con los creyentes. Estaba harto del olor a incienso, de los frescos delicados y de gran simbologia. Sibilinamente habia escupido en una de las enormes columnas de carga y esa saliva, corrosiva roia el marmol con lentitud, pero efectividad.

Me senté en el ultimo banco, esperando. Retirando de mi negro cabello la capucha y enfocando con mi mirada de demonio el altar con el cristo crucificado.
Minutos despues se escuchó un gran estruendo, los cimientos temblaron y como ya habia predicho, esa columna de carga habia caido desencadenando el inicio del caos.

Pare mis pasos delante de la puerta, estaba abierta como no, se escuchaban los coros de aquellos niños con voz de ángel. Entre tranquilamente, justo a tiempo de ver como uno de las columnas caía haciendo estruendo. Los niños se movían de un lado al otro nerviosos sin saber que hacer, provocando risa en mi.

Busque el causante de aquello, eso no era obra de ningún demonio, puse mis ojos en los cabellos negros de un chico que estaba sentado.

Vaya, alguien comenzó la diversión sin mi - dije moviendo en círculos el parasol en mi hombro. Como si no supiera quien había sido, los curas parecían igual de alborotados.

Gritos y mas gritos. Los niños del coro salieron desperdigados alentados por el director de la orquesta. Los curas miraban hacia todos lados sin saber quien o que habia causado tal destrucción. Culpaban a un demonio invisible y mandaban sus inutiles rezos a Dios.

Uno de ellos vino corriendo hasta a mi pues yo, seguia sereno en mi lugar. Su rostro estaba desencajado por el miedo. Me agarró de los hombros y me agito "Tenemos que avisar a las autoridades" dijo zarandeandome "Tenemos que salir de aqui!". Me escupia con cada palabra he hice lo unico que podia hacer, empujarlo hacia atras. Cayó comicamente en el otro banco y antes de que pudiera levantarse tomé aire y lancé una llamarada directa de la boca que prendio tanto sus ropas como él posteriormente.

Lance tales carcajadas que se escuchaban mas que los gritos ajenos. Mas habia algo allí que no encajaba, una pieza discordante en el rompecabezas.
¿Que hacia una mujer vestida provocativamente en esta basilica cristiana? ¿Seria un ángel? ¿Un demonio? ¿Pretendia robarme el escenario de mi diversión? Quizas debí haber preguntado antes, pero solo habia una forma de probarla.
Otra llamarada fue directa hacia ella.

Vi que uno de los curas se acercaba a aquel chico, escuchando lo que le gritaba haciendo que ladease la cabeza hacia un lado. Un empujón seguido de una llamarada de fuego quemaron a aquel hombre, puse mis ojos en el chico viendo que venía una directa hacia mi, gruñí saltando por los aires para esquivar la llama.

Que manía tenéis los machos de no compartir nada - dije aterrizando después de que el fuego desapareciera.

Me acerque un poco a donde estaba aquel ser que escupía fuego sin dejar de gruñir mirando su figura.

Con lo que quería divertirme yo también y resulta que te adelantas

¿Que si sentia que aquel lugar era mio para destrozarlo? Si. ¿Que no me apetecia compartirlo con esa niñita? También, pero había esquivado mi ataque con la elegancia de un cisne negro y sus palabras mordaces decian mas de ella que sus acciones.
Ladee la sonrisa y me desabroché el sayo dejandolo resbalar por mis hombros desnudos. Llevaba una camiseta de rejilla sin mangas, con unos cinturones cruzados con varias dagas pequeñas de afiladas puntas, cada cual envenenada de forma diferente. Un cinturon de pinchos de cinco centimetros de largos y unos pantalones holgados de los cuales colgaban algunas tiras metálicas.

Apoyé la bota sobre uno de los bancos y me recliné hacia adelante, apoyando los brazos sobre mi rodilla, examinandola.
-Demuestra que sabes hacer, aun quedan muchas columnas que sujetan esta mierda de basílica.- susurré lugubre, acariciando una de las dagas la cual sustraje rapidamente y lancé hacia atras acertando en el pleno cogote de uno de los monagillos que huian.

-¡Os estoy esperando hijos de puta!- exclame bien alto, el eco de mi voz resonó potente -¿Es que nadie va a defender el territorio sagrado??- miré a mi alrededor, solo corrian, esto resultaba demasiado facil.

Ladee la cabeza al ver que mostraba su vestimenta, haciendo que mordiera un poco mi labio inferior, escuche su petición y reí.
Camine hacia una de las columnas que tenía allí cerca, con tranquilidad, no tenía mucha prisa. Llegué delante de la columna, lo justo para con un movimiento de mi mano partiera en dos esta viendo como se movía perdiendo el equilibrio.

Escuche su pregunta y ladee la cabeza mirando hacia la entrada, no entendía porque los ángeles no nos paraban antes de que la destrozáramos. Regrese hacia donde estaba aquel chico y me quede esperando, sonriendo y moviendo el parasol.

La chica partio la columna muy rapido, sin perder en ningun momento aquel parasol que giraba o giraba, sin decir ni una palabra. Mi ojo izquierdo entro en tick al escuchar el eco de mi voz sin escuchar respuesta. Era realmente vergonzoso que nadie viniese a defender la "ciudad sagrada", quizas los angeles estaban de vacaciones o sucumbiendo al pecado ocupandose de sus propios egos.

--Destruir es divertido ah?, pero es mas emocionante cuando alguien pretende parar tus pasos.- comente mientras caminaba por el borde superior de los bancos, uno a uno, derribandolos a mi paso hasta llegar al altar en donde estaba el cristo crucificado. Tenia ese rostro adolorido..como si el dolor fuera realmente un sufrimiento. Menudo maricón.
Lancé una patada al marmol y este se desquebrajó, desmoronandose como la fe cristiana en estas epocas de caos y para cuando estuve a punto de sacarmela y mear sobre el altar escuche unas voces que pedian que me detuviese. Escuche el sonido de las armas cargadas, preparadas para disparar y percibi el olor del fuego segundos antes de que se emprendieran a tiros. Al menos los pateticos mortales habian venido a defender ese terreno.

La primera rafaga de disparos fue para la chica del parasol.

Me quede allí mirando como iba hacia el altar, camine un poco mas hacia él pero los mortales llegaron, me gire hacia ellos y fruncí el ceño al ver que también me apuntaban a mi, puse el parasol delante mio sin dejar de girarlo cuando dispararon en mi dirección.

El parasol hizo su efecto de devolverles las balas, con la misma potencia matando a todo el que había a su paso.

Que asco de humanos, solo servís para alimentar, mi comida. - gruñí con los ojos negros sin dejar de girar mi parasol como defensa, estaba hecho de hierro, aunque no lo pareciera.

Al parecer ese parasol servia para algo mas que para darle vueltas. Francamente no me importaba, cuidaba de mi mismo y cuando esos disparos se efectuaron primero apuntandola a ella, el siguiente objetivo fui yo. Cree un muro de piedra que detuvo las balas frente a mi y salté al borde de este, inclinandome hacia ellos, al menos hacia los que aun quedaban en pie.

-Oh..al menos lo intentan niña- murmuré lugubre a la chica del parasol mientras los miraba a ellos y ponia mis brazos en cruz -adelante, intentenlo de nuevo, desgarrarme la piel a tiros... I don´t care...hahahaha- exclame guasón y nuevamente se escucharon como los gatillos se accionaban por los secretas, efectuando nuevos disparos entre el terror y los nervios de sentir una muerte inminnente. Esta vez no esquivé las balas.

Senti como una a una se hundia en mi piel, lacerandola como si fuera lava liquida. La adrenalina fluyó por mi cuerpo, el dolor me llevó a otra dimension, pero no caí de aquel muro que yo mismo habia levantado. Me incliné hacia atras, desafiando toda gravedad y me incorporé lentamente. De mis labios caia un fino hilo de sangre, bastante oscura. Las balas fueron expulsadas de mi cuerpo una a una ante el atonito terror de aquellos pseudo-soldados.

-Son todos tuyos niña.- musite relamiendome y tocando con los dedos esas heridas superficiales.

No dije nada ante sus palabras, mirando lo que hacía ahora él ante aquellos humanos, bostece con un poco de aburrimiento viendo como salían ahora las balas de su cuerpo.

Mostré mis colmillos cuando me llamo niña, lo odiaba. Corrí rápido hacia ellos transformando el parasol en la katana que siempre llevaba conmigo, llegue en medio de ellos y con varios movimientos de esta mate a los humanos que quedaban vivos.

Mire sus cuerpos en el suelo inertes, me agache frente uno que tenía las tripas a fuera y comencé a beber su sangre como si nada, como si aquel muchacho no estuviera allí intentando derribar la Basílica. No era tan deliciosa como la de vampiro pero al menos con toda aquella sangre podría contener la sed por unas semanas.

Me cruce de brazos dispuesto a observarla. Como hacian las serpientes, este animal media a sus presas antes de comerselas. Eran unos bichos realmente inteligentes, ademas de rastreros, esa era la realidad. Se desenvolvio con soltura, pero para mi gusto era muy ruda en cuanto a tecnicas de batalla...elemental y previsible.

-¿Y ya esta?- me encogí de hombros, baje del muro de un salto y lancé un par de bolas de fuego de mis manos hacia otros dos pilares. Explotaron deliciosamente, gran parte del edificio se destruyó al momento.
-que clase de hipocrita criatura eres? nos insultas y luego bebes de nosotros?- sisee acercandome a ella con la mirada fija y chasqueé la lengua sonriendo luego de lado -eres una niña muy muy mala....-

Me levante cuando dijo aquello, mirándolo sin importarme que derrumbara parte de la catedral. Ladee la cabeza y sonreí levemente.

Fue a hablar el que mata a humanos - solté media carcajada limpiando un poco la boca ya que se me había quedado con un poco de sangre, sonriendo por que me había llamado niña mala - Ahora me castigaras o me intentarás matar? Y yo que quería divertirme un rato mas contigo - puse mi mejor cara de niña buena mirando a ver si entraba alguien mas, pero nada. Me encogí de hombros y me gire para caminar hacia la salida de aquel destruido edificio.

-HAHAHAHA- ni el mas bondadoso se habria tragado esa carita de niña buena que me habia ofrecido, menuda patraña. Como no habia mucho mas que hacer allí detoné las ultimas cargas que acabaron con las columnas que aun estaban en pie, una vez me aleje del alcance de dichos daños.

-¿No crees que un enfrentamiento entre tu y yo seria mas divertido que destrozar edificios viejos?.- siseé arrastrando tras de mi la capucha que me hubo ocultado en un principio. -Al menos tendria mas emoción...una batalla por la supervivencia.- logré sin pretenderlo alcanzar a la niña hasta la salida de la basilica y a los pies de la misma habia una gran cantidad de medios televisivos desplegados, asi como unas tropas importantes militares dispuestas a detenernos.

-Si lo hubiese querido Hella.- musité con la mirada fija y con gran vanidad -te habria torturado hasta que gimieses como una perra.- sentencié y bajé los escalones, ignorando los gritos de aquellos oficiales que pedian que me detuviera.

Ladee la cabeza al ver a tanta gente por allí, ni un ángel... Algún vampiro con curiosidad. Sonreí levemente si hacer mucho caso de la gente que había allí diciendo que parasemos.
Mire a Red y reí levemente por sus palabras.

Eso significa que ya no quieres jugar conmigo? Que pena, yo que tenía tiempo para eso.... Ahora tendré que volver al infierno un ratito a ver que se cuece por allí. No te gustaría venir? - pregunte abriéndome paso entre la gente mirándoles para que se apartaran usando mis poderes de vampiro.

Su actitud de niña buena provocaba que la vena de mi sien latiera demasiado. Joder, estaba reflejendo una inmensa aura de odio que hasta los humanos atonitos por que no les haciamos ningun caso, podian percibir el podrido olor de la misma. Apreté los puños, hasta que las uñas sesgaron mi carne. ¿Es que no estaba todo claro? No habia nadie que mereciera un enfrentamiento excepto Hella. Ella me podria meter en problemas, despues de todo era un demonio, un vampiro y una niña idiota.

Como buena serpiente me disponia a atacarla por la espalda, deteneiendo el flujo de mi sangre...y lo habria hecho de no ser por que menciono una palabra que detuvo m is pensamientos destructivos.
"Volver al infierno".

Nunca habia estado ahi.
-JAH!. Llevame allí.- dije sin pensarlo demasiado. Al diablo, a lo mejor no volvia a salir de allí. No tenia miedo. A nada.

Pude notar como se preparaba para atacarme, cuando me fije en los ojos de un humano que tenía casi encima, mirándole asustado. Cerré los ojos pero reí cuando dijo que lo llevara allí.

Sígueme entonces - sonreí mostrando mis dientes cuando me giré a verle.

Me arriesgué y le tendí la mano para llevarlo hasta uno de los portales que llevaban a uno de los caminos hacia la puerta del infierno. Sería interesante aquello.

Si la sensacion del peligro inmimente no existiera, si la adrenalina no bombearea imperiosamente mi corazon, si la agitacion no se hiciera presa de mis pulmones, entonces no mereceria la pena existir. No merecia la pena.

-No soy un crio de parvulario- rechiste cuando me pidio que cogiese su mano y evidentemente no lo hice, solo la segui ignorando a los caidos. Para cuando llegase a aquel lugar ya seria demasiado tarde. Me reia yo en las fuerzas celestiales. Joder, les dedicaba esa destruccion. Quizas debia haber dejado alguna firma para que me fuesen a buscar despues.

-¿Y halla abajo que hay? No me lo digas, muerte y dolor...jmjm.. ¿Crees que pueda divertirme ahi? No creo que haya mucho por destruir en una tierra mermada por el pecado..- me encogi de hombros, sin dejar de caminar. Ignoraba los portales, habia dejado de buscarlos hacia ya mucho tiempo y tan solo los demonios podian verlos.

Me encogí de hombros cuando negó mi mano, y seguí caminando hacia las afueras del vaticano. Escuchaba lo que decía pero no me interesaba responder a lo que decía, me preguntaba si podría quedarme allí por un tiempo.

Aunque necesitara a alguien a mi lado, aquel chico no era precisamente lo que buscaba, lo dejaría allí campar a sus anchas hasta que algún demonio se interesase por destruirle.

En serio quieres ir allí? Si luego no encuentras ningún portal no me llores... - reí levemente hasta ver la frontera.

Traspase con normalidad la pared hacia el otro lado y luego pasé la mano por el aire enfrente de mi abriendo el portal, era un agujero de color entre rojo y negro. Le mire y sonreí un poco mas.

Observe aquel hueco sin fondo que parecia engullir todo lo que alli entrase. Una entrada al infierno, una entrada que solo un demonio podia convocar. Puede que jamas volviera a salir de alli. Puede que alli encontrase a mi padre o a aquel demonio con el cual hizo el trato de la inmortalidad del cual me hablo mi fallecida progenitora.

Esta niña y su paraguas. Esboce una amplia sonrisa al verla desaparecer. De pronto no senti la necesidad de seguirla hasta su agujero, si alguna vez entraba en el infierno seria por la puerta grande o quizas acompañado de un verdadero demonio y no de una mezcla aberrante.O quizas solo tuviera que derrotar a uno y utilizar su ultimo suspiro para colarme en los avernos. Habian multiples posibilidades y esta no era una de ellas.

-Quizas otro dia querida- lance un beso con ironia -tengo mejores cosas que hacer...cuidate, JAH- finalice ironico dando media vuelta mientras aquel portal se hacia mas y mas pequeño. Era hora de volver a mi rutina de experimentos en pos de mejorar mis habilidades.

Que lastima que nadie se acercara para evitar la destruccion de la basilica, me encontre totalmente frustrado en ese aspecto.

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