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De camino a casa de Papá - Priv
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
-Papá te hará diseño bonito.-dije mirándola con una sonrisa sin separarme de ella.-Un vestido fresco para el verano ¿sí? pronto será verano, podré ver luciérnagas en el lago.
Había un lago no muy lejos de donde nos encontrábamos. Era un lugar hermoso con el cual había soñado ir con Antonio, pero él se dedicaba ahora a ser el macho alfa cuando no era más que un idiota, aunque yo aún le quería y dentro de mi esperaba que regresara. Romeo era algo distinto, algo que no sabía comprender. No sabía si lo de Antonio era obsesión o la obsesión era Romeo.
Fuera como fuese ya no imporaba, las cosas estaban hechas y ese lago sería para mi un rincón pequeño al que ir a chapotear sin que nadie me viera. Yo era un lobo raro, de esos demasiado calmados pero a la vez hiperactivo. Tenía una de esas dualidades poco habituales.
Así que podía parecer calmado y estar tramando algo, o todo lo contrario. Estaba abrazado a ella sin perder detalle de su rostro, la imaginaba con un bonito kimono como en los libros de fantasía asiática que leía. Una de esas diosas que se presentaban ante los hombres para pedirles favores.
Había un lago no muy lejos de donde nos encontrábamos. Era un lugar hermoso con el cual había soñado ir con Antonio, pero él se dedicaba ahora a ser el macho alfa cuando no era más que un idiota, aunque yo aún le quería y dentro de mi esperaba que regresara. Romeo era algo distinto, algo que no sabía comprender. No sabía si lo de Antonio era obsesión o la obsesión era Romeo.
Fuera como fuese ya no imporaba, las cosas estaban hechas y ese lago sería para mi un rincón pequeño al que ir a chapotear sin que nadie me viera. Yo era un lobo raro, de esos demasiado calmados pero a la vez hiperactivo. Tenía una de esas dualidades poco habituales.
Así que podía parecer calmado y estar tramando algo, o todo lo contrario. Estaba abrazado a ella sin perder detalle de su rostro, la imaginaba con un bonito kimono como en los libros de fantasía asiática que leía. Una de esas diosas que se presentaban ante los hombres para pedirles favores.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Pensé en un vestido blanco con ciertos rasgos de kimono y ciertas flores de cerezo en su pelo como tocado, quizás unos nenúfares como dibujos de acuarela en el borde de la falda larga hasta las rodillas. Sería un vestido de pliegues y amplio para que el aire pudiera entrar entre la tela moviéndolo lentamente, permitiendo así sus movimientos y cierta elegancia.
Tomé un folio blanco que se encontraba allí mismo, el cual sólo tenía anotado un número de teléfono de una tienda cercana. Era el teléfono de un posible cliente, pero estaba inspirado. El vestido se ataría con un pequeño cinturón de color verde cazería, el cual tendría el mismo tono las mangas de hada que surgirían a mitad de su codo, estas estarían unidas por correas simples a los hombros. No existía escote, pero sí un cruce de tela que le daría cierta curva femenina, igual que si llevara un kimono. La falda llegaría hasta las rodillas, los pliegues quedarían perfectos y fruncidos mientras que el borde tendría un par de nenúfares. La espalda estaría abierta para que luciera su piel de porcelana con la tela.
-Gracias por lo de las fotos, pero dame cinco minutos y te muestro algo.-dibujaba sin apartar la vista del papel, intentando inclusive inventar un recogido distinto con aquellas flores de cerezo, algo asiático que no fuera ni coreano, ni japonés ni chino. Deseaba una mezcla de sabores y de ilusiones.-¿Qué tal?-pregunté antes de mostrarle el resultado.
Tomé un folio blanco que se encontraba allí mismo, el cual sólo tenía anotado un número de teléfono de una tienda cercana. Era el teléfono de un posible cliente, pero estaba inspirado. El vestido se ataría con un pequeño cinturón de color verde cazería, el cual tendría el mismo tono las mangas de hada que surgirían a mitad de su codo, estas estarían unidas por correas simples a los hombros. No existía escote, pero sí un cruce de tela que le daría cierta curva femenina, igual que si llevara un kimono. La falda llegaría hasta las rodillas, los pliegues quedarían perfectos y fruncidos mientras que el borde tendría un par de nenúfares. La espalda estaría abierta para que luciera su piel de porcelana con la tela.
-Gracias por lo de las fotos, pero dame cinco minutos y te muestro algo.-dibujaba sin apartar la vista del papel, intentando inclusive inventar un recogido distinto con aquellas flores de cerezo, algo asiático que no fuera ni coreano, ni japonés ni chino. Deseaba una mezcla de sabores y de ilusiones.-¿Qué tal?-pregunté antes de mostrarle el resultado.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
— Una noche tenemos que acercarnos hasta la playa cuando sea verano ¿qué te parece?— le pregunté a Román con una pequeña sonrisa. — Me encanta ese lugar de noche.
La tranquilidad, el sonido del mar, sentir la arena fría en los pies cuando han pasado varias horas del anochecer y los rayos del sol son solo un recuerdo extraño. Aunque iba prácticamente en todas las épocas del año, era en verano cuando más lo disfrutaba quizá porque también era capaz de meterme en las oscuras aguas y simplemente dejar que me cargara de su energía. Me sentía plena y viva rodeada del líquido elemento, como si esa fuera en realidad mi casa. Era una sensación similar y al mismo tiempo extraña de lo ocurría cuando estaba en tierra firme en plena naturaleza.
Mis pensamientos se alejaron rápidamente cuando me incliné para ver lo que estaba haciendo Cat y me enseñó el diseño que había estado haciendo mientras Román y yo hablábamos. Un gesto de sorpresa se reflejó rápidamente en mi rostro porque había sido capaz de reunir en el mismo lugar tradición y modernidad. Las líneas eran reconocibles para mí, sí, pero al mismo tiempo lo había hecho hermoso y cómodo, lo suficiente como para hacer el combo perfecto. Era elegante y hermoso, pero al mismo tiempo no me sentiría incómoda como me sucedía muchas veces con los vestidos occidentales, sobre todo cuando enseñaban demasiado. Algunas cosas no cambiaban y mi cultura era más de insinuar que de mostrar.
— Oh…— la exclamación salió de forma automática de mis labios perdiéndome en los detalles mientras una sonrisa comenzó a aparecer con rapidez en mis labios antes de alzar la mirada ilusionada hacia Cat. No era muy dada a que la ropa me entusiasmara, no era una compradora compulsiva, más bien al contrario, y no solía saber mucho de moda pero aquello…— Es perfecto. Me encanta, es una mezcla perfecta de estilos.— reí por un momento para ponerme en unos segundos seria y mirar a Cat.— Eres un genio… siempre me ha impresionado la gente que es capaz de crear algo así en unos pocos minutos.
La tranquilidad, el sonido del mar, sentir la arena fría en los pies cuando han pasado varias horas del anochecer y los rayos del sol son solo un recuerdo extraño. Aunque iba prácticamente en todas las épocas del año, era en verano cuando más lo disfrutaba quizá porque también era capaz de meterme en las oscuras aguas y simplemente dejar que me cargara de su energía. Me sentía plena y viva rodeada del líquido elemento, como si esa fuera en realidad mi casa. Era una sensación similar y al mismo tiempo extraña de lo ocurría cuando estaba en tierra firme en plena naturaleza.
Mis pensamientos se alejaron rápidamente cuando me incliné para ver lo que estaba haciendo Cat y me enseñó el diseño que había estado haciendo mientras Román y yo hablábamos. Un gesto de sorpresa se reflejó rápidamente en mi rostro porque había sido capaz de reunir en el mismo lugar tradición y modernidad. Las líneas eran reconocibles para mí, sí, pero al mismo tiempo lo había hecho hermoso y cómodo, lo suficiente como para hacer el combo perfecto. Era elegante y hermoso, pero al mismo tiempo no me sentiría incómoda como me sucedía muchas veces con los vestidos occidentales, sobre todo cuando enseñaban demasiado. Algunas cosas no cambiaban y mi cultura era más de insinuar que de mostrar.
— Oh…— la exclamación salió de forma automática de mis labios perdiéndome en los detalles mientras una sonrisa comenzó a aparecer con rapidez en mis labios antes de alzar la mirada ilusionada hacia Cat. No era muy dada a que la ropa me entusiasmara, no era una compradora compulsiva, más bien al contrario, y no solía saber mucho de moda pero aquello…— Es perfecto. Me encanta, es una mezcla perfecta de estilos.— reí por un momento para ponerme en unos segundos seria y mirar a Cat.— Eres un genio… siempre me ha impresionado la gente que es capaz de crear algo así en unos pocos minutos.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
-No soy genio, creo que los trajes pertenecen al alma de las personas. Ellos me muestran que deberían llevar, como y cuando.-susurré dejando el folio en la mesa para bajo el dibujo añadir un pequeño dibujo, unas flores de cerezo y unos pequeños nenúfares.-Si me dejas puedo hacertelo, así como maquillar tu espalda con este pequeño dibujo. Sería una pintura que no mancha la tela y que se desprende con un jabón especial.-susurré sacando una libreta del cajón sin despejar los ojos de la libreta.-No voy a ser descortés, aunque sea diseñador y modisto.-murmuré anotando más o menos sus medidas a ojo.-¿Son estás?
Sabía que para una chica sus medidas, su peso sobre todo, era algo tabú. Fueran como fuesen, aunque tuvieran culturas distintas, todas se veían un poco cortadas en ese tema. Recordé como Kayla u Olivia quedaron fascinadas al ver que la ropa quedaba como debía, que eran tallas parecidas a las que debían usar. Nunca se las pedí, fue hecho a ojo todo. Eran muchos siglos cosiendo, viendo modelos y aprendiendo como para no tener esa cualidad. No leía sus mentes, eso también me parecía un error.
-Romi, te dejo ir con ella a la playa como ha dicho.-dije antes de proseguir conversando con ella.-Pero tengo dos condiciones, la primera es que lleves también a Romeo porque ese niño necesita airearse un poco y la segunda es que me prometas que si pasa cualquier cosa, lo que sea, que me llames. De paso, quiero que ahora cuando os vayais le llevéis a Daichi lo que he creado para él... si no le molesta a Ha Neul claro.-no me fiaba que fuera Román solo, podía perderse al ir a mirar cosas que no debía.
Sabía que para una chica sus medidas, su peso sobre todo, era algo tabú. Fueran como fuesen, aunque tuvieran culturas distintas, todas se veían un poco cortadas en ese tema. Recordé como Kayla u Olivia quedaron fascinadas al ver que la ropa quedaba como debía, que eran tallas parecidas a las que debían usar. Nunca se las pedí, fue hecho a ojo todo. Eran muchos siglos cosiendo, viendo modelos y aprendiendo como para no tener esa cualidad. No leía sus mentes, eso también me parecía un error.
-Romi, te dejo ir con ella a la playa como ha dicho.-dije antes de proseguir conversando con ella.-Pero tengo dos condiciones, la primera es que lleves también a Romeo porque ese niño necesita airearse un poco y la segunda es que me prometas que si pasa cualquier cosa, lo que sea, que me llames. De paso, quiero que ahora cuando os vayais le llevéis a Daichi lo que he creado para él... si no le molesta a Ha Neul claro.-no me fiaba que fuera Román solo, podía perderse al ir a mirar cosas que no debía.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Me emocioné cuando dijo que podríamos ir a la playa, sobre todo cuando su condición fue tan sencilla. Quería estar con Romeo y con Ha Neul, no sabía si podría invitar también a Killian o Ama lo secuestraría. A veces iba a buscarlo y veía que ya se lo había llevado, o practicamente se lo llevaba como saco de patatas por los pasillos.
-¡Bien!-dije alzando los brazos correteando por la tienda para encaramarme sobre mi padre y darle un beso en la mejilla.-¿Qué tenemos que llevar? yo quiero, yo quiero ir.
Papá no se fiaba mucho de mi, solía decir que me despistaba con el vuelo de una mosca. Pero era mi curiosidad la que hacía que me despistara, no yo. Yo era digno de confianza.
-¿Iremos a la tienda Ha Neul? ¿O tienes cosas que hacer?-sonreí esperando que dijera que sí.
-¡Bien!-dije alzando los brazos correteando por la tienda para encaramarme sobre mi padre y darle un beso en la mejilla.-¿Qué tenemos que llevar? yo quiero, yo quiero ir.
Papá no se fiaba mucho de mi, solía decir que me despistaba con el vuelo de una mosca. Pero era mi curiosidad la que hacía que me despistara, no yo. Yo era digno de confianza.
-¿Iremos a la tienda Ha Neul? ¿O tienes cosas que hacer?-sonreí esperando que dijera que sí.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Era un artista y ya podría decirme cualquier cosa, pero la forma que tenía de dibujar y de hablar, la forma que tenía de sentir es lo que me indicaba. Sonreí brevemente ante sus palabras, asintiendo brevemente. Estaba ilusionada por algo tan “sencillo” como aquello. En parte me daba un poco de corte, pero por otro lado quería hacerlo. Sin estar segura de la razón se me apareció por la cabeza Junsu y la cara que pondría si me viera de esa manera. Al pensar en eso un ligero rubor se deslizó por mis mejillas sin que pudiera hacer nada para controlarlo, por lo que me centré en Cat y en lo que me había puesto delante.
— Me… gustaría.— contesté al final, para después reír ligeramente al ver lo que había puesto delante de mí. No me esperaba que solo de un vistazo pudiera llegar a saberlo con tanta exactitud. Y después decía que no era un genio… Arqueé brevemente las cejas en un gesto interrogativo, para después finalmente asentir. — Tienes muy buen ojo… Sí, son estas. ¿Cómo lo haces?
Me gustaba la idea de ir a la playa con Román y Romeo aunque a este último no le conociera. Parecía que estaba saliendo poco a poco de la crisálida en la que había estado metida todo ese tiempo y que comenzaba a conocer a más gente. Eso era agradable, quizá un poco raro, pero agradable a fin de cuentas. Tener vida social, más allá de las paredes de mi tienda, conocer a más gente, relacionarme… en definitiva: vivir. Miré entonces a Cat y después a Romeo.
— Puedo ir a la tienda, no tengo nada que hacer en realidad. Lo que quería hacer hoy ya lo he hecho así que tengo el resto del día libre.— respondí con una pequeña sonrisa. Además sentía curiosidad. Sí, uno de los rasgos que me podía llegar a definir era precisamente la necesidad de conocer y de saber. — Vamos entonces, si quieres.
— Me… gustaría.— contesté al final, para después reír ligeramente al ver lo que había puesto delante de mí. No me esperaba que solo de un vistazo pudiera llegar a saberlo con tanta exactitud. Y después decía que no era un genio… Arqueé brevemente las cejas en un gesto interrogativo, para después finalmente asentir. — Tienes muy buen ojo… Sí, son estas. ¿Cómo lo haces?
Me gustaba la idea de ir a la playa con Román y Romeo aunque a este último no le conociera. Parecía que estaba saliendo poco a poco de la crisálida en la que había estado metida todo ese tiempo y que comenzaba a conocer a más gente. Eso era agradable, quizá un poco raro, pero agradable a fin de cuentas. Tener vida social, más allá de las paredes de mi tienda, conocer a más gente, relacionarme… en definitiva: vivir. Miré entonces a Cat y después a Romeo.
— Puedo ir a la tienda, no tengo nada que hacer en realidad. Lo que quería hacer hoy ya lo he hecho así que tengo el resto del día libre.— respondí con una pequeña sonrisa. Además sentía curiosidad. Sí, uno de los rasgos que me podía llegar a definir era precisamente la necesidad de conocer y de saber. — Vamos entonces, si quieres.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
-Eso es un secreto de gato listo.-dije moviéndome de mi sitio para dejar libre a sus ojos el cuadro de aquel inmenso lobo, un lobo que siempre me llamaría poderosamente la atención aunque ya no volvería a molestarse por mis arranques ni a huir por los míos.-Quedáos aquí, iré por una caja para guardar el traje de Daichi.
Era un traje especial, deseaba mostrarse elegante frente a Jonte antes de tener a sus hijos. Quedaría un poco más holgado ahora, pero en unas semanas quedaría perfecto. Sabía que amaba el verano y deseaba que tuviera una venida de verano llena de estrellas fugaces, buenos pensamientos, fuegos artificiales y tranquilidad. Para alguien como él la tranquilidad siempre había estado presente, pero a partir de romper el hielo que le rodeaba se sentía agobiado y sin poder regresar a ese sentimiento frío que le agradaba.
Fui a por la caja a mi almacén. Era una caja negra con mariposas violetas decorándola por completo. Traje también conmigo un lazo de raso violeta y una mariposa decorativa en los mismos tonos que la caja. Era una mariposa hecha con trozos de tela y recortes de periódico, así como un poco de corcho. Una preciosidad que pintada parecía real.
Tomé con cuidado el traje envolviéndolo en gasas suaves para dejarlo en la caja, luego le puse los apliques para el cabellos en una pequeña caja de plástico dentro de aquella inmensa caja decorada hasta el mínimo detalle, completamente hermosa. Hice un lazo enorme suave de aspecto esponjoso y se lo tendí.
-Por favor, llevadlo con cuidado.-susurré antes de tomar un bolígrafo y escribir una tarjeta.-Debéis decirle que no hace falta que os de nada, que es un regalo de mi parte y que gracias por su consejo.
Me moví para ir donde Román y acicalarlo, acomodé sus cabellos y luego puse bien su sudadera. Estaba tan bonito así. No quería que creciera porque así era mi muñequito.
Era un traje especial, deseaba mostrarse elegante frente a Jonte antes de tener a sus hijos. Quedaría un poco más holgado ahora, pero en unas semanas quedaría perfecto. Sabía que amaba el verano y deseaba que tuviera una venida de verano llena de estrellas fugaces, buenos pensamientos, fuegos artificiales y tranquilidad. Para alguien como él la tranquilidad siempre había estado presente, pero a partir de romper el hielo que le rodeaba se sentía agobiado y sin poder regresar a ese sentimiento frío que le agradaba.
Fui a por la caja a mi almacén. Era una caja negra con mariposas violetas decorándola por completo. Traje también conmigo un lazo de raso violeta y una mariposa decorativa en los mismos tonos que la caja. Era una mariposa hecha con trozos de tela y recortes de periódico, así como un poco de corcho. Una preciosidad que pintada parecía real.
Tomé con cuidado el traje envolviéndolo en gasas suaves para dejarlo en la caja, luego le puse los apliques para el cabellos en una pequeña caja de plástico dentro de aquella inmensa caja decorada hasta el mínimo detalle, completamente hermosa. Hice un lazo enorme suave de aspecto esponjoso y se lo tendí.
-Por favor, llevadlo con cuidado.-susurré antes de tomar un bolígrafo y escribir una tarjeta.-Debéis decirle que no hace falta que os de nada, que es un regalo de mi parte y que gracias por su consejo.
Me moví para ir donde Román y acicalarlo, acomodé sus cabellos y luego puse bien su sudadera. Estaba tan bonito así. No quería que creciera porque así era mi muñequito.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Me quedé mirando como decoraba la cajita mientras pensaba en como ir hacia la tienda, tenía un camino recto bastante fácil. Su tienda estaba al límite de los barrios bajos y Sunset, una calle que poseía una pastelería donde solía ir con Romeo. Era un local enorme, pero no tan grande para como era por dentro. Sabía que Daichi había hecho algún conjuro en su tienda para tener un huerto dentro de aquel local, en ese sitio pequeño para tener un paraíso allí dentro. Pero yo no le diría nada a Ha Neul, si él nos decía de pasar podría verlo por si sola.
-¿Lo tomas tú?-dije mirando la caja mientras mi padre se dedicaba a acicalarme como si tuviera dos años. Sus manos se pasaban por mis mejillas quitándome algún rastro de comida que ni yo podía olfatear, me acomodó los cabellos y luego la sudadera.-Ya... para papá.-murmuré intentando alejarme para que dejara de jugar con mis ropas.-Ha Neul, iremos por un camino que yo sé bien.-dije antes de escuchar el sonoro beso de papá y como me mordía la mejilla.-¡Ya!-murmuré avergonzado.
Papá podía ser un fastidio cuando se dedicaba a darme mimos, pero le echaba de menos al dormir. Era algo que no podía evitar, echarle de menos. Ese fresco en las mañanas rodeándome, sus manos frías acariciando mis mejillas y su colonia. No podía evitarlo, a veces cuando llovía y tronaba fuerte quería que me abrazara como cuando era pequeño.
-¿Lo tomas tú?-dije mirando la caja mientras mi padre se dedicaba a acicalarme como si tuviera dos años. Sus manos se pasaban por mis mejillas quitándome algún rastro de comida que ni yo podía olfatear, me acomodó los cabellos y luego la sudadera.-Ya... para papá.-murmuré intentando alejarme para que dejara de jugar con mis ropas.-Ha Neul, iremos por un camino que yo sé bien.-dije antes de escuchar el sonoro beso de papá y como me mordía la mejilla.-¡Ya!-murmuré avergonzado.
Papá podía ser un fastidio cuando se dedicaba a darme mimos, pero le echaba de menos al dormir. Era algo que no podía evitar, echarle de menos. Ese fresco en las mañanas rodeándome, sus manos frías acariciando mis mejillas y su colonia. No podía evitarlo, a veces cuando llovía y tronaba fuerte quería que me abrazara como cuando era pequeño.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Reí divertida ante sus comentarios y asentí, sin ahondar más en ello. No era nadie para intentar descubrir sus secretos. Observé pensativa el cuadro del gran lobo mientras Cat desaparecía en la trastienda. Y seguí mirándole mientras preparaba el paquete. Todo estaba lleno de pequeños detalles que lo hacían único. No era solo meter un traje en una caja y hacer la entrega, no, estaba cargado de simbolismo, de pequeñas cosas que hablaban de cómo era Cat y de cómo trataba a sus clientes, o, en este caso, a sus amigos. Se preocupaba porque fuera personalizado, porque cada cosa estuviera en su lugar, por mostrar que era único. Una pequeña sonrisa se deslizó por mis labios atenta al movimiento de sus manos, a cómo preparaba la entrega que tendrían que hacer ellos mismos.
Asentí brevemente a Román tomando el paquete mientras ellos se despedían. No era pesado aunque tampoco se podría decir que fuera del todo liviano. A fin de cuentas era ropa y esta siempre pesaba algo. Sin embargo, resultaba cómodo. Reí brevemente viendo cómo acicalaba como si fuera un gato con sus crías a Román, asegurándose que estuviera limpio y aseado, mientras cambiaba con suavidad el paso de brazos asegurándome que se moviera lo menos posible el contenido de la caja para que llegara perfectamente a su lugar.
— Muchas gracias Cat, por todo, ha sido un verdadero placer conocerte… si alguna vez necesitas algo mi tienda es “Rising Sun” o sino siempre puedes llamarme. De todas formas, tengo la intención de volver a pasarme por aquí.— le comenté al tiempo que me inclinaba por un instante en un gesto de respeto y agradecimiento. — Me aseguraré que le llegue tanto el paquete como tu mensaje.— miré entonces a Román que parecía que estaba dispuesto a moverse. Se encontraba cargado de energía, con una fuerza que podía notar incluso desde donde me encontraba. — Vamos entonces. Vas a tener que volver a hacerme de guía otra vez hoy.
Estaba claro que conocía el barrio mucho mejor que yo. Aquel lugar que parecía en cierta manera un laberinto y que tenía miles de lugares que encontrar siempre y cuando se hiciera de día. De noche era mucho más peligroso y desconcertante, lleno de recovecos y de seres que no dudarían ni un solo instante de acabar con tu vida. Era un mundo peligroso, pero aun así uno podía encontrar momentos y personas como el que estaba viviendo. Estaba tremendamente agradecida por ello.
Asentí brevemente a Román tomando el paquete mientras ellos se despedían. No era pesado aunque tampoco se podría decir que fuera del todo liviano. A fin de cuentas era ropa y esta siempre pesaba algo. Sin embargo, resultaba cómodo. Reí brevemente viendo cómo acicalaba como si fuera un gato con sus crías a Román, asegurándose que estuviera limpio y aseado, mientras cambiaba con suavidad el paso de brazos asegurándome que se moviera lo menos posible el contenido de la caja para que llegara perfectamente a su lugar.
— Muchas gracias Cat, por todo, ha sido un verdadero placer conocerte… si alguna vez necesitas algo mi tienda es “Rising Sun” o sino siempre puedes llamarme. De todas formas, tengo la intención de volver a pasarme por aquí.— le comenté al tiempo que me inclinaba por un instante en un gesto de respeto y agradecimiento. — Me aseguraré que le llegue tanto el paquete como tu mensaje.— miré entonces a Román que parecía que estaba dispuesto a moverse. Se encontraba cargado de energía, con una fuerza que podía notar incluso desde donde me encontraba. — Vamos entonces. Vas a tener que volver a hacerme de guía otra vez hoy.
Estaba claro que conocía el barrio mucho mejor que yo. Aquel lugar que parecía en cierta manera un laberinto y que tenía miles de lugares que encontrar siempre y cuando se hiciera de día. De noche era mucho más peligroso y desconcertante, lleno de recovecos y de seres que no dudarían ni un solo instante de acabar con tu vida. Era un mundo peligroso, pero aun así uno podía encontrar momentos y personas como el que estaba viviendo. Estaba tremendamente agradecida por ello.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
-Dale a mi hijo todos tus datos ¿vale cielo?-dije apoyándome en la mesa para anotar bien sus medidas en la hoja.-Y pásate por aquí cuando quieras, pero yo me pasaría como dentro de una semana para ver el vestido. Cuando te lo pruebes haré el retoque final.
El retoque final era probar el traje y modificar algo que no me gustara del todo como quedara. Para ella haría una caja verde con nenúfares y flores de sakura, alguna mariposa y quizás una pequeña huella de gato. Había notado el aroma a un gato, una presencia felina en sus ropas.
Siempre había sabido diferenciar bien ese aroma, ese aroma de minino que tienen las personas que viven prácticamente rodeada de gatos. Sin embargo, sabía que le gustaba la naturaleza en general. Yo había sentido ese pequeño chispazo en sus ojos al ver las flores.
-¡Tened cuidado!
El retoque final era probar el traje y modificar algo que no me gustara del todo como quedara. Para ella haría una caja verde con nenúfares y flores de sakura, alguna mariposa y quizás una pequeña huella de gato. Había notado el aroma a un gato, una presencia felina en sus ropas.
Siempre había sabido diferenciar bien ese aroma, ese aroma de minino que tienen las personas que viven prácticamente rodeada de gatos. Sin embargo, sabía que le gustaba la naturaleza en general. Yo había sentido ese pequeño chispazo en sus ojos al ver las flores.
-¡Tened cuidado!
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
-¡Sí!-grité dando brincos hasta la acera, allí me quedé mirando a la luna. En unas noches sería luna llena, haría que mi nerviosismo aumentara aunque prácticamente lo controlaba. Mis ojos se quedaron fijos en aquella belleza.-Pronto estaré aullando.-dije con una sonrisa antes de girarme hacia ella.-Vamos a la tienda de Daichi, el señor D tiene dulces siempre.
Estaba seguro que llenaría mi panza, porque así sería. Siempre era así. El señor Daichi tenía siempre una mesa llena de dulces caseros y de tiendas de repostería muy caras, el té recien hecho y un aroma a canela, incienso, velas y animales que envolvía toda la tienda. También había cierto aroma a jazmines y otras flores, como las del manzano de aquel jardín escondido.
-Tomaremos dulces, dulces ricos... de crema de avellana, de chocolate y nata.-dije palpando mis bolsillos para tomar un caramelo que no me había confiscado, tenía un bolsillo secreto.
Estaba seguro que llenaría mi panza, porque así sería. Siempre era así. El señor Daichi tenía siempre una mesa llena de dulces caseros y de tiendas de repostería muy caras, el té recien hecho y un aroma a canela, incienso, velas y animales que envolvía toda la tienda. También había cierto aroma a jazmines y otras flores, como las del manzano de aquel jardín escondido.
-Tomaremos dulces, dulces ricos... de crema de avellana, de chocolate y nata.-dije palpando mis bolsillos para tomar un caramelo que no me había confiscado, tenía un bolsillo secreto.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
—Nos vemos entonces Cat, y gracias.
Le sonreí de nuevo, saludando brevemente con la mano, antes de dirigirme hacia fuera de la tienda junto con Román. Asentí brevemente para indicarle que iríamos con cuidado y alcé el rostro casi en un gesto parejo al de Román mirando hacia el cielo. Muchas personas no se daban cuenta de Ella, de la Luna, que nos guiaba en cierta manera y nos marcaba como hacía con las mareas. Muchas personas vivían pegadas al suelo, mirando solo lo que estaba a sus pies y no se daban cuenta de la Luna que con su luz plateada nos guiaba por la noche. Hasta hacía unos siglos había sido la única luz que el ser humano tenía por las noches.
—¿Te sigue afectando la luna?— le pregunté con curiosidad, no sabía cómo funcionaba en el caso de los híbridos la maldición que todos los licántropos tenían que sufrir. Me mordisqueé ligeramente el labio inferior, había visto la furia animal que muchos sufrían en aquellos momentos. Negué por un momento, Román no me había mostrado ser peligroso, no al menos en el tiempo que llevábamos juntos. Sin embargo, no podía dejar de estar un tanto nerviosa. Comenzamos a caminar mientras escuchaba las delicias que el señor Daichi tendría en su tienda para comer. —Te encantan los dulces ¿eh?— comenté divertida mientras le miraba de reojo, riendo al ver que sacaba un caramelo. —Y veo que sabes cómo arreglártelas para que no te confisquen todo el botín.
Me estaba contagiando su buen humor, esa energía que desprendía. Me hacía sentir fuerte y bien, por lo que no pude evitar andar casi de forma más ligera como si el peso que muchas veces sentía que se encontraba en mis hombros hubiera comenzado a desaparecer.
Le sonreí de nuevo, saludando brevemente con la mano, antes de dirigirme hacia fuera de la tienda junto con Román. Asentí brevemente para indicarle que iríamos con cuidado y alcé el rostro casi en un gesto parejo al de Román mirando hacia el cielo. Muchas personas no se daban cuenta de Ella, de la Luna, que nos guiaba en cierta manera y nos marcaba como hacía con las mareas. Muchas personas vivían pegadas al suelo, mirando solo lo que estaba a sus pies y no se daban cuenta de la Luna que con su luz plateada nos guiaba por la noche. Hasta hacía unos siglos había sido la única luz que el ser humano tenía por las noches.
—¿Te sigue afectando la luna?— le pregunté con curiosidad, no sabía cómo funcionaba en el caso de los híbridos la maldición que todos los licántropos tenían que sufrir. Me mordisqueé ligeramente el labio inferior, había visto la furia animal que muchos sufrían en aquellos momentos. Negué por un momento, Román no me había mostrado ser peligroso, no al menos en el tiempo que llevábamos juntos. Sin embargo, no podía dejar de estar un tanto nerviosa. Comenzamos a caminar mientras escuchaba las delicias que el señor Daichi tendría en su tienda para comer. —Te encantan los dulces ¿eh?— comenté divertida mientras le miraba de reojo, riendo al ver que sacaba un caramelo. —Y veo que sabes cómo arreglártelas para que no te confisquen todo el botín.
Me estaba contagiando su buen humor, esa energía que desprendía. Me hacía sentir fuerte y bien, por lo que no pude evitar andar casi de forma más ligera como si el peso que muchas veces sentía que se encontraba en mis hombros hubiera comenzado a desaparecer.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
-Sí me afecta, pero yo soy especial.-dije con el caramelo en la boca, moviéndome a brincos saltando de una baldosa a otra. Eran de distintos colores, en varios tonos de grises, y eso me daba la idea de jugar como si las de otro color fueran fuego o mares profundos. Era un juego infantil aunque me seguía gustando.-Tengo el poder omega.-susurré quedándome parado para verla bien.-Relajo a otros lycan y yo no sufro de tanto estres, aunque a veces me pongo nervioso si hacen daño a quienes quiero... en ese momento pierdo la cabeza y cuando me despierto el demonio, vampiro o lo que sea que me haya atacado a mí, o la persona que iba conmigo, ya no está. En su lugar sólo hay sangre o trozos de ropa. Soy como dice Amaury, una máquina de matar bien entrenada... pero a mí me gusta pensar que sólo ayudo. Él dice que ni aunque sea bueno luchando me dejará, yo quiero hacerlo. Hay demonios y seres crueles que merecen castigo. He visto como matan a niños por diversión, yo eso no puedo permitirlo.-metí mis manos en el bolsillo que tenía oculto y saqué otro par de caramelos.-¿Quieres? estos son de fresa.
Siempre me habían dicho que era bueno para las batallas, pero luego no me dejaban. Había tenido varios enfrentamientos fuertes en toda mi vida, varios que se habían llevado la vida del atacante. Salvé a mi padre en varias ocasiones de un demonio inferior, este pretendía violarlo y yo era pequeño. No recuerdo mucho qué pasó, tan sólo que desperté llorando en un charco de sangre mientras mi padre me intentaba consolar.
-La gente mala siempre tendrá lo que se merece.-dije arrugando la nariz para seguir caminando.-Muchos son malos con los lobos, pero también hay lobos malos. Los lobos malos también tendrán lo que se merecen, todos ellos. Hay que tener honor y orgullo, hay que ser bueno con el mundo porque el mundo tiene memoria.
Siempre me habían dicho que era bueno para las batallas, pero luego no me dejaban. Había tenido varios enfrentamientos fuertes en toda mi vida, varios que se habían llevado la vida del atacante. Salvé a mi padre en varias ocasiones de un demonio inferior, este pretendía violarlo y yo era pequeño. No recuerdo mucho qué pasó, tan sólo que desperté llorando en un charco de sangre mientras mi padre me intentaba consolar.
-La gente mala siempre tendrá lo que se merece.-dije arrugando la nariz para seguir caminando.-Muchos son malos con los lobos, pero también hay lobos malos. Los lobos malos también tendrán lo que se merecen, todos ellos. Hay que tener honor y orgullo, hay que ser bueno con el mundo porque el mundo tiene memoria.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
— Gracias.
Contesté tomando el caramelo que me ofrecía para metérmelo en la boca mientras pensaba en las palabras que me acababa de decir. Había escuchado hablar sobre los lobos Omega y cómo podían tranquilizar al resto de los licántropos. Recordé por un momento a una loba de aquella manada que había terminado con Yoo Rin, cómo la reconocían y cómo era capaz de calmar incluso al líder o Alfa de la manada, al macho dominante. Había sido en parte una de las razones por las que yo había conseguido sobrevivir, desgraciadamente había muerto de forma prematura a manos de un demonio que la había considerado que era demasiado débil. No había conseguido llegar a tiempo, porque incluso a pesar del daño que me habían provocado, aquella mujer no tenía la culpa.
Un escalofrío me recorrió de arriba abajo al recordar el cuerpo destrozado, de la sangre y del olor a muerte. Había sido una de las peores escenas que había visto en mi vida y todavía hacía que el estómago se me revolviera si pensaba demasiado en aquello. Me centré en sus palabras, en Román, en el camino que estábamos tomando, en el peso que tenía en los brazos y deseché con rapidez mis recuerdos.
— El karma…— comenté con tranquilidad, mientras andaba a su alrededor. — Recibirás para bien o para mal lo que has dado. No todos somos buenos, muchos de los hechiceros que conozco se han desviado en algún momento de su camino.— comenté mientras miraba fijamente al frente, arrugando por un instante los labios. — El poder suele corromper, muy pocas personas consiguen mantenerse sin caer en sus garras. Piensan que son más que el resto de los seres que los rodean, que por esa razón pueden hacer lo que quieran y el resto solo tiene derecho a lamerles los pies.— apreté los labios brevemente, negando para mi. — ¿Sabes? Hace mucho tiempo conocí a una Omega como tú, ahora entiendo por qué me sentí relajada desde el primer momento que te vi. No he tenido demasiadas buenas experiencias con hombres lobos en el pasado.
Y parte de las marcas que lucían mi espalda, hablaban precisamente de esas experiencias.
Contesté tomando el caramelo que me ofrecía para metérmelo en la boca mientras pensaba en las palabras que me acababa de decir. Había escuchado hablar sobre los lobos Omega y cómo podían tranquilizar al resto de los licántropos. Recordé por un momento a una loba de aquella manada que había terminado con Yoo Rin, cómo la reconocían y cómo era capaz de calmar incluso al líder o Alfa de la manada, al macho dominante. Había sido en parte una de las razones por las que yo había conseguido sobrevivir, desgraciadamente había muerto de forma prematura a manos de un demonio que la había considerado que era demasiado débil. No había conseguido llegar a tiempo, porque incluso a pesar del daño que me habían provocado, aquella mujer no tenía la culpa.
Un escalofrío me recorrió de arriba abajo al recordar el cuerpo destrozado, de la sangre y del olor a muerte. Había sido una de las peores escenas que había visto en mi vida y todavía hacía que el estómago se me revolviera si pensaba demasiado en aquello. Me centré en sus palabras, en Román, en el camino que estábamos tomando, en el peso que tenía en los brazos y deseché con rapidez mis recuerdos.
— El karma…— comenté con tranquilidad, mientras andaba a su alrededor. — Recibirás para bien o para mal lo que has dado. No todos somos buenos, muchos de los hechiceros que conozco se han desviado en algún momento de su camino.— comenté mientras miraba fijamente al frente, arrugando por un instante los labios. — El poder suele corromper, muy pocas personas consiguen mantenerse sin caer en sus garras. Piensan que son más que el resto de los seres que los rodean, que por esa razón pueden hacer lo que quieran y el resto solo tiene derecho a lamerles los pies.— apreté los labios brevemente, negando para mi. — ¿Sabes? Hace mucho tiempo conocí a una Omega como tú, ahora entiendo por qué me sentí relajada desde el primer momento que te vi. No he tenido demasiadas buenas experiencias con hombres lobos en el pasado.
Y parte de las marcas que lucían mi espalda, hablaban precisamente de esas experiencias.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
-Los que tenemos este poder somos pocos, pero siempre hay uno en una manada. En el edificio, como en todo Thorns no hay, en los Bloody soy el unico. Pero yo vivo con mi tío Amaury, es mucho mejor vivir allí a pesar de los espectros que estar alquilado en una mala zona.-dije pellizcando mi labio inferior, jugando con aquel trozo de mi boca mientras pensaba.-No conozco a otro con ese poder, que sea Lycan... pero sí Killian tiene ese poder, él relaja a Amaury y a todo el que esté inquieto. Impone sus manos en ellos y hace que se relaje.-entonces fruncí el ceño.-Rafael también tiene algo así, pero es para sanar almas. Yo aún no lo conozco, pero sé que está en el edificio.-la miré y sonreí.-Los ángeles caídos pueden ser buenos ¿lo sabías? Yo no.
Seguí caminando hasta un enorme edificio. Frente a nosotros se mostraba imponente una tienda de mascotas. Sus farolillos chinos, sus letras en japonés y chino, algunas decoraciones de ambas raices, daba cierta idea de quién habitaba aquel lugar. Un dragón de la suerte, así lo llamaban muchos al saber que su piel, la real y no aquella que mostraba, poseía escamas y atraía la buena fortuna a todo aquel que realmente lo merecía.
La puerta cedió y varios pétalos de rosas, cerezo y jazmines volaron hasta nosotros mientras pasaba dentro. El olor a canela, flores e incienso junto a los animales, felinos con cierta apariencia humana, pájaros fuera de sus jaulas disfrutando de la libertad entre otras criaturas. Al fondo estaba Daichi sentado tomando té mientras su gato alado se movía en círculos sobre la mesa con una fresa entre sus fauces.
-Hola D.-dije acercándome para que me acariciara.-¿Puedo tomar uno?-señalé uno de los pasteles que lucían muy apetitosos.-Traje a una amiga, los dos traimos un regalo para ti.
Seguí caminando hasta un enorme edificio. Frente a nosotros se mostraba imponente una tienda de mascotas. Sus farolillos chinos, sus letras en japonés y chino, algunas decoraciones de ambas raices, daba cierta idea de quién habitaba aquel lugar. Un dragón de la suerte, así lo llamaban muchos al saber que su piel, la real y no aquella que mostraba, poseía escamas y atraía la buena fortuna a todo aquel que realmente lo merecía.
La puerta cedió y varios pétalos de rosas, cerezo y jazmines volaron hasta nosotros mientras pasaba dentro. El olor a canela, flores e incienso junto a los animales, felinos con cierta apariencia humana, pájaros fuera de sus jaulas disfrutando de la libertad entre otras criaturas. Al fondo estaba Daichi sentado tomando té mientras su gato alado se movía en círculos sobre la mesa con una fresa entre sus fauces.
-Hola D.-dije acercándome para que me acariciara.-¿Puedo tomar uno?-señalé uno de los pasteles que lucían muy apetitosos.-Traje a una amiga, los dos traimos un regalo para ti.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Había pedido quedar solo esa noche, necesitaba meditar y realizar algunos conjuros sin que el resto estuviera moviéndose por mi tienda. Lauren ya había tenido a su hijo, algo que me hacía sentir en parte orgulloso y también preocupado, Jonte y Agramon decidieron salir a celebrarlo. Yo, obviamente, deseaba la soledad que antes siempre había tenido.
song
Tarareaba mientras servía dos nuevos terrones de azúcar a mi té cuando lo sentí, permití que la puerta se abriera y él caminara hacia mi. Mis manos quedaron sobre sus cabellos y asentí a su petición observando la puerta, sintiendo otra presencia y esta vez femenina. Estaba intentando ser sociable con las mujeres, más allá de mi toque frío con mis clientas.
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Tarareaba mientras servía dos nuevos terrones de azúcar a mi té cuando lo sentí, permití que la puerta se abriera y él caminara hacia mi. Mis manos quedaron sobre sus cabellos y asentí a su petición observando la puerta, sintiendo otra presencia y esta vez femenina. Estaba intentando ser sociable con las mujeres, más allá de mi toque frío con mis clientas.
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