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De camino a casa de Papá - Priv
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Me mordí el labio inferior al escucharle y al notar cómo de repente parecía que la energía había bajado en el hombre que tenía delante de mí. Román, por lo poco que conocía, parecía que estaba rodeado por un aura chispeante. Si uno se concentraba casi podía ver las vetas burbujeando de miles de colores. Parpadeé brevemente, bajando la mirada hacia sus manos y viendo cómo trataba la pequeña flor que había hecho. Una vez más la había fastidiado. Suspiré brevemente, porque desde luego no había sido mi intención entristecerlo y moví la mano para apoyarla ligeramente en su muñeca en un gesto para que alzara la mirada y poder encontrarme con sus ojos claros.
— Parece que te he traído malos recuerdos con esto, lo siento.— el tono fue tranquilo, pero había arrepentimiento en mi mirada. Su pregunta hacía que me planteara demasiadas cosas. Era cierto, muchas veces los mejores recuerdos terminaban por hacernos daño. La mente jugaba muchas veces malas pasadas, los sentimientos no se podían controlar y era mucho más dañinos que las heridas que uno podía sufrir en una guerra. Mantuve su mirada en todo momento, con gesto grave. — Hacen daño porque la persona o las personas con las que los compartiste no están ya. No es que sean recuerdos malos, solo que te gustaría volver a vivirlos, volver a sentir lo que sentiste en ese momento y muchas veces provoca añoranza, anhelo y deseos que sabes que no se volverán a cumplir.— miré entonces la flor de papel, apretando brevemente los labios. — Asociamos determinadas cosas con una persona, ya sean olores o momentos o incluso canciones y cuando vuelven a nosotros, sentimos que nos falta algo o alguien… supuestamente se va pasando con el tiempo, quizá porque la mente va olvidando, pero en ocasiones no sucede eso y es cuando más se sufre.
Y volvíamos de nuevo al tema principal: su padre. Aquel por el que me había parado en mitad de la calle. En mi mente seguía pensando cómo ayudarlo, si es que podía hacerlo. Me gustaría ser capaz de chasquear los dedos y hacerle olvidar, pero tampoco esa era una solución porque perdería también su esencia y era una gran defensora del libre albedrío y de que cada cual necesitaba ser él mismo, aunque eso pudiera hacer daño, demasiado daño.
— Parece que te he traído malos recuerdos con esto, lo siento.— el tono fue tranquilo, pero había arrepentimiento en mi mirada. Su pregunta hacía que me planteara demasiadas cosas. Era cierto, muchas veces los mejores recuerdos terminaban por hacernos daño. La mente jugaba muchas veces malas pasadas, los sentimientos no se podían controlar y era mucho más dañinos que las heridas que uno podía sufrir en una guerra. Mantuve su mirada en todo momento, con gesto grave. — Hacen daño porque la persona o las personas con las que los compartiste no están ya. No es que sean recuerdos malos, solo que te gustaría volver a vivirlos, volver a sentir lo que sentiste en ese momento y muchas veces provoca añoranza, anhelo y deseos que sabes que no se volverán a cumplir.— miré entonces la flor de papel, apretando brevemente los labios. — Asociamos determinadas cosas con una persona, ya sean olores o momentos o incluso canciones y cuando vuelven a nosotros, sentimos que nos falta algo o alguien… supuestamente se va pasando con el tiempo, quizá porque la mente va olvidando, pero en ocasiones no sucede eso y es cuando más se sufre.
Y volvíamos de nuevo al tema principal: su padre. Aquel por el que me había parado en mitad de la calle. En mi mente seguía pensando cómo ayudarlo, si es que podía hacerlo. Me gustaría ser capaz de chasquear los dedos y hacerle olvidar, pero tampoco esa era una solución porque perdería también su esencia y era una gran defensora del libre albedrío y de que cada cual necesitaba ser él mismo, aunque eso pudiera hacer daño, demasiado daño.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
-El señor Daichi me dijo algo así.-sonreí para que no se pusiera mal porque me había puesto triste yo también, como lo hubiera hecho mi padre.-Estoy seguro que te llevarías bien con mi padre y Daichi, sólo que a veces me dan miedo.-me salió un tric en la cara recordando como reían como dos viejas locas viendo fotografías de una revista de moda.
Nunca supe si reian por los diseños extraños que llevaban las modelos, o porque los modelos masculinos eran bastante atractivos. Claro que conociendo a mi padre seguro que habría hecho alguna broma sobre los modelos, aunque Daichi jamás estuvo atento a esas cosas y a ese tipo de personas. Pero ahora estaba gestando crías y por lo que parecía sí se fijaba. Así que volví a plantearmelo intentando relajar el pavor que sentí al recordar sus caras de viejas maricas locas y esas risas que me hacían temblar de pies a cabeza.
-Papá a veces es feliz cuando está con su amigo, pero los dos me dan miedo.-murmuré abrazándome a mí mismo.-Dan escalofríos cuando hacen ciertas bromas y los ves tramar como dos gatos malvados.
Nunca supe si reian por los diseños extraños que llevaban las modelos, o porque los modelos masculinos eran bastante atractivos. Claro que conociendo a mi padre seguro que habría hecho alguna broma sobre los modelos, aunque Daichi jamás estuvo atento a esas cosas y a ese tipo de personas. Pero ahora estaba gestando crías y por lo que parecía sí se fijaba. Así que volví a plantearmelo intentando relajar el pavor que sentí al recordar sus caras de viejas maricas locas y esas risas que me hacían temblar de pies a cabeza.
-Papá a veces es feliz cuando está con su amigo, pero los dos me dan miedo.-murmuré abrazándome a mí mismo.-Dan escalofríos cuando hacen ciertas bromas y los ves tramar como dos gatos malvados.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
En cierta manera estaba fascinada con los lazos familiares y de amistad que podía intuir por lo que Román me estaba diciendo. Me resultaba tan extraño que no fueran seres solitarios como podía serlo yo, que al escucharle hablar me entraba curiosidad por todo lo que le rodeaba y una cierta añoranza. Me había autoconvencido de que estaba bien sola, de que no necesitaba nada más que a mi misma, pero lo cierto es que echaba de menos la confianza y la camaradería, los momentos de cariño y la sensación de que siempre habría alguien ahí cuando uno daba un traspié.
—Supongo que es normal que cuando se está con amigos uno se comporte de otra manera.— comenté sonriéndole divertida, para después negar ligeramente con la cabeza. — Además a tu padre le vienen bien esos momentos de alegría y de desconectar de todo… supongo que en cierta manera serán instantes en los que puede dejar de pensar en el pasado y eso es fundamental.— me quedé pensativa unos segundos, mientras jugueteaba con otra servilleta de papel, pero esta vez sin hacer ninguna forma concreta, simplemente plegando y desplegando. — Es bueno tener personas en las que confiar en este mundo en el que vivimos y no es nada fácil hacerlo.
Siempre se tenía, al menos yo, el miedo de que te pudieran clavar una daga por la espalda en el momento que menos te lo esperaras. O que desaparecieran como si fueran volutas de humo, como ya me había sucedido en más de una y de dos ocasiones. Era difícil darse, cada vez más según iba pasando el tiempo.
—Supongo que es normal que cuando se está con amigos uno se comporte de otra manera.— comenté sonriéndole divertida, para después negar ligeramente con la cabeza. — Además a tu padre le vienen bien esos momentos de alegría y de desconectar de todo… supongo que en cierta manera serán instantes en los que puede dejar de pensar en el pasado y eso es fundamental.— me quedé pensativa unos segundos, mientras jugueteaba con otra servilleta de papel, pero esta vez sin hacer ninguna forma concreta, simplemente plegando y desplegando. — Es bueno tener personas en las que confiar en este mundo en el que vivimos y no es nada fácil hacerlo.
Siempre se tenía, al menos yo, el miedo de que te pudieran clavar una daga por la espalda en el momento que menos te lo esperaras. O que desaparecieran como si fueran volutas de humo, como ya me había sucedido en más de una y de dos ocasiones. Era difícil darse, cada vez más según iba pasando el tiempo.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
-No es fácil, pero yo tengo cierto instinto.-le dije aquello porque era cierto, solía darme cuenta de la bondad y la malicia. Mi padre me había hecho estar atento a los aromas, la textura de la voz, como se ampliaba los orificios de la nariz o simplemente si tenía algún gesto de nerviosismo cuando se miente. Ella no lo hacía, confiaba en ella, pero había gente que sí y a esos no me acercaba mucho.-Sólo me falló en una ocasión y voy y me enamoro de esa persona.
Antonio me hizo mucho daño, tanto que no era capaz de hablar demasiado del tema. Había amado tan fuerte en tan poco tiempo, entregándome a querer ser amado y conocer que era eso que no me di cuenta que ya me amaban. Me amaban mis amigos y mi padre y con eso debí tener bastante, pero mi cabezonería no quiso ver eso y me dejé llevar por unos ojos bonitos, bonitas palabras y tontos sentimientos no correspondidos.
-Papá es amigo de un demonio.-dije como si nada.-Con papá es bueno, también es bueno con las personas que le presenta. Es raro, es como un hermano que me ha salido nuevo.-la miré moviendo mis piernas algo inquieto.-Al principio tuve miedo, pero aún no lo conozco. Sé que papá no se fiaría así como así de la gente, se fija bien en muchas cosas. Ese demonio parece especial, está enamorado y es muy guapo.-intenté hacer memoria de como se llamaba.-Es algo así como Levis, como los pantalones. Levi, Levi...-me rasqué la cabeza y sonreí.-Leviathan, eso es. Se llama Leviathan, pero todos le dicen Levi. Bueno papá le dice Levi, gatito mimoso y otros apodos que parece que no le importa porque le pregunté y me dijo que se los decía a la cara.-reí cuando me imaginé a ese demonio enorme aceptar esos apodos.-Él sí es alto, yo no.-ahí me deprimí nuevamente, pero volví a sonreír.-Tal vez en la tienda papá ya haya puesto el poster, porque ha sido su modelo para su ultima campaña de moda.
Antonio me hizo mucho daño, tanto que no era capaz de hablar demasiado del tema. Había amado tan fuerte en tan poco tiempo, entregándome a querer ser amado y conocer que era eso que no me di cuenta que ya me amaban. Me amaban mis amigos y mi padre y con eso debí tener bastante, pero mi cabezonería no quiso ver eso y me dejé llevar por unos ojos bonitos, bonitas palabras y tontos sentimientos no correspondidos.
-Papá es amigo de un demonio.-dije como si nada.-Con papá es bueno, también es bueno con las personas que le presenta. Es raro, es como un hermano que me ha salido nuevo.-la miré moviendo mis piernas algo inquieto.-Al principio tuve miedo, pero aún no lo conozco. Sé que papá no se fiaría así como así de la gente, se fija bien en muchas cosas. Ese demonio parece especial, está enamorado y es muy guapo.-intenté hacer memoria de como se llamaba.-Es algo así como Levis, como los pantalones. Levi, Levi...-me rasqué la cabeza y sonreí.-Leviathan, eso es. Se llama Leviathan, pero todos le dicen Levi. Bueno papá le dice Levi, gatito mimoso y otros apodos que parece que no le importa porque le pregunté y me dijo que se los decía a la cara.-reí cuando me imaginé a ese demonio enorme aceptar esos apodos.-Él sí es alto, yo no.-ahí me deprimí nuevamente, pero volví a sonreír.-Tal vez en la tienda papá ya haya puesto el poster, porque ha sido su modelo para su ultima campaña de moda.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Era cierto que había ciertas personas que tenían una especie de sexto sentido. A mí me sucedía, era verdad, aunque como bien había dicho Román uno podía confundirse. Había personas y seres que eran muy buenos camuflando y manipulando sus verdaderas intenciones, hasta el punto que el “radar” parecía que no funcionaba, quizá porque había demasiadas interferencias. Hice una pequeña mueca al escuchar que se había enamorado de él, quien fuera, porque por su tono estaba claro que las cosas no fueron bien. Detuve mis manos que ya habían terminado por rasgar la pequeña servilleta de papel sin romperla del todo, formando algo con flecos y la dejé a un lado.
— Todos nos confundimos, incluso personas que han sido tus mejores amigos pueden darte la espalda y clavarte una daga… quizá porque la gente cambia en parte y no les terminamos de conocer nunca.— era bastante pesimista con esa afirmación, lo sabía, pero era lo que me había ocurrido más de una vez. Me mordisqueé brevemente el labio inferior mientras les escuchaba hablar de la amistad de su padre con un demonio. De forma automática esa última palabra venía entrelazada con maldad en mi mente. — Es bastante interesante ver cómo determinadas personas y seres cambian según la persona que se tenga delante… pero eso es algo que nos ocurre a todos ¿no?— le sonreí por un momento para después mirar a mi alrededor. — ¿Te apetece que nos acerquemos a la tienda de tu padre? Yo no tengo demasiadas cosas que hacer y así damos un paseo, aunque no sé cuán lejos está.
Movernos era una buena idea, me gustaba andar y muchas veces me inquietaba cuando estaba mucho tiempo en el mismo lugar. Había seguido más o menos con la mirada la partida que los hombres lobo estaban teniendo porque no podía dejar de estar atenta. Podía parecer calmada, pero estaba en una pequeña alerta… por si acaso. No era bueno prejuzgar, lo sabía, era algo que podía hacer que nos perdiéramos personas excepcionales, pero lo cierto es que había heridas que no sanaban del todo y las más profundas habían sido provocadas por seres que compartían raza con los lobos del lugar, aunque no fueran los mismos.
— Todos nos confundimos, incluso personas que han sido tus mejores amigos pueden darte la espalda y clavarte una daga… quizá porque la gente cambia en parte y no les terminamos de conocer nunca.— era bastante pesimista con esa afirmación, lo sabía, pero era lo que me había ocurrido más de una vez. Me mordisqueé brevemente el labio inferior mientras les escuchaba hablar de la amistad de su padre con un demonio. De forma automática esa última palabra venía entrelazada con maldad en mi mente. — Es bastante interesante ver cómo determinadas personas y seres cambian según la persona que se tenga delante… pero eso es algo que nos ocurre a todos ¿no?— le sonreí por un momento para después mirar a mi alrededor. — ¿Te apetece que nos acerquemos a la tienda de tu padre? Yo no tengo demasiadas cosas que hacer y así damos un paseo, aunque no sé cuán lejos está.
Movernos era una buena idea, me gustaba andar y muchas veces me inquietaba cuando estaba mucho tiempo en el mismo lugar. Había seguido más o menos con la mirada la partida que los hombres lobo estaban teniendo porque no podía dejar de estar atenta. Podía parecer calmada, pero estaba en una pequeña alerta… por si acaso. No era bueno prejuzgar, lo sabía, era algo que podía hacer que nos perdiéramos personas excepcionales, pero lo cierto es que había heridas que no sanaban del todo y las más profundas habían sido provocadas por seres que compartían raza con los lobos del lugar, aunque no fueran los mismos.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
-¡Sí!-dije con cierta energía apartándome de la mesa arrastrando la silla, después miré el suelo y me pensé el brinco.-Espera, voy a pagar.
Salí corriendo cuando al fin pude tocar el suelo, iba alborotando todo el local. No me importaba tener energía, porque no era vago pero sí que no era violento. Me acerqué a la caja donde estaba un chico lycan bastante amable, siempre cobraba él y revisaba que los clientes se fueran satisfechos.
-Hola Román.-dijo mirándome cuando le tendí la tarjeta.-¿Has comido bien? ¿Cuál era tu mesa?
-Mi mesa era la cinco.-dije recordando el número que tenía el servilletero.-Sí, la cinco.-apoyé mis manos en el mostrador del cual sólo asomaba mi cabeza.-¿Hay chuches?
-Sí, te daré uno por la visita.-comentó girándose a sacar el bote de caramelos de fresa, limón, piña y otros variados que eran como golosinas especiales para nosotros. Esos caramelos evitaban que nos oliera el aliento después de la comida.-Toma, agarra los que quieras pero no se lo digas a nadie.
-Vale.-dije tomando varios de distintos sabores, sonriendo como un niño.
-Toma tu tarjeta.-la extendió y sonreí guardándola junto a los caramelos.
-¡Gracias!-grité antes de salir corriendo hasta donde estaba Ha Neul.-Hola, ya estoy.-dije tomando mi guitarra y guardando el papel.-¿Vamos ya?
No estaba lejos, tan sólo unas buenas calles. Quizás eran cinco o puede que seis, pero no más de media hora caminando. Para mí eso no era lejos, era muy cerca. Pero no sabía si para ella lo sería, así que antes le pregunté.
-Está como a media hora...
Salí corriendo cuando al fin pude tocar el suelo, iba alborotando todo el local. No me importaba tener energía, porque no era vago pero sí que no era violento. Me acerqué a la caja donde estaba un chico lycan bastante amable, siempre cobraba él y revisaba que los clientes se fueran satisfechos.
-Hola Román.-dijo mirándome cuando le tendí la tarjeta.-¿Has comido bien? ¿Cuál era tu mesa?
-Mi mesa era la cinco.-dije recordando el número que tenía el servilletero.-Sí, la cinco.-apoyé mis manos en el mostrador del cual sólo asomaba mi cabeza.-¿Hay chuches?
-Sí, te daré uno por la visita.-comentó girándose a sacar el bote de caramelos de fresa, limón, piña y otros variados que eran como golosinas especiales para nosotros. Esos caramelos evitaban que nos oliera el aliento después de la comida.-Toma, agarra los que quieras pero no se lo digas a nadie.
-Vale.-dije tomando varios de distintos sabores, sonriendo como un niño.
-Toma tu tarjeta.-la extendió y sonreí guardándola junto a los caramelos.
-¡Gracias!-grité antes de salir corriendo hasta donde estaba Ha Neul.-Hola, ya estoy.-dije tomando mi guitarra y guardando el papel.-¿Vamos ya?
No estaba lejos, tan sólo unas buenas calles. Quizás eran cinco o puede que seis, pero no más de media hora caminando. Para mí eso no era lejos, era muy cerca. Pero no sabía si para ella lo sería, así que antes le pregunté.
-Está como a media hora...
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
El remolino de energía que era Román me dejó por un momento sin respiración, antes de que una risa divertida comenzara a aflorar primero como una pequeña sonrisa hasta que finalmente fue algo sonoro que inundó el local. Negué con suavidad, tomando la guitarra y mi mochila que la eché a mi hombro mientras me acercaba hasta donde se encontraba pagando. Automáticamente me sentí incómoda. No tenía la vieja mentalidad en la que el hombre tenía que pagar siempre, encargarse de los datos, sino que era algo que había cambiado a base del tiempo. Simplemente era demasiado independiente para aquello. Tampoco era de las feministas acérrimas que se sintiera insultada por aquello.
Cuando volvió donde yo estaba, cerca de la puerta de la calle, le tendí la guitarra mientras miraba por un momento hacia atrás asegurándome que no nos habíamos dejado ninguna cosa en la mesa. Terminé de colocarme la mochila mientras me hablaba asintiendo por un momento mientras abría la puerta dejando que pasara antes de salir yo y mirar por un momento a mi alrededor, a partir de ahí tendría que dejarme guiar por él. Conocía la zona en la que nos encontrábamos por lo que no me sería difícil volver a casa.
—¿Cuánto te debo o prefieres que la próxima vez te invite yo?— tampoco sabía muy bien si nos volveríamos a ver o aquello había sido algo puntual. Por mi parte no me importaría que nos cruzáramos de nuevo, me había hecho sentir bien, y me gustaría poder ayudarle tanto a él como a su padre. —Andemos, media hora no es tanto y suelo ir caminando prácticamente a todas partes si puedo hacerlo.
Esperé a que se pusiera en movimiento mientras hundía las manos en los bolsillos de la cazadora que llevaba, jugueteando brevemente con una moneda que tenía en el interior antes de detenerme mientras miraba con cierta curiosidad los lugares por donde pasábamos. Los Barrios Bajos eran un lugar fascinante que no conocía del todo, que tenía lugares que había evitado o que simplemente no había tenido oportunidad de conocer.
—Muchas veces creo que este lugar es un sitio completamente aparte al resto de la ciudad.— comenté para mí mientras fruncía apenas el ceño, una pequeña arruga que cruzaba mi frente. —Siempre me sorprende por la cantidad de cosas que uno puede encontrar aquí.
Cuando volvió donde yo estaba, cerca de la puerta de la calle, le tendí la guitarra mientras miraba por un momento hacia atrás asegurándome que no nos habíamos dejado ninguna cosa en la mesa. Terminé de colocarme la mochila mientras me hablaba asintiendo por un momento mientras abría la puerta dejando que pasara antes de salir yo y mirar por un momento a mi alrededor, a partir de ahí tendría que dejarme guiar por él. Conocía la zona en la que nos encontrábamos por lo que no me sería difícil volver a casa.
—¿Cuánto te debo o prefieres que la próxima vez te invite yo?— tampoco sabía muy bien si nos volveríamos a ver o aquello había sido algo puntual. Por mi parte no me importaría que nos cruzáramos de nuevo, me había hecho sentir bien, y me gustaría poder ayudarle tanto a él como a su padre. —Andemos, media hora no es tanto y suelo ir caminando prácticamente a todas partes si puedo hacerlo.
Esperé a que se pusiera en movimiento mientras hundía las manos en los bolsillos de la cazadora que llevaba, jugueteando brevemente con una moneda que tenía en el interior antes de detenerme mientras miraba con cierta curiosidad los lugares por donde pasábamos. Los Barrios Bajos eran un lugar fascinante que no conocía del todo, que tenía lugares que había evitado o que simplemente no había tenido oportunidad de conocer.
—Muchas veces creo que este lugar es un sitio completamente aparte al resto de la ciudad.— comenté para mí mientras fruncía apenas el ceño, una pequeña arruga que cruzaba mi frente. —Siempre me sorprende por la cantidad de cosas que uno puede encontrar aquí.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
-Sí, te encuentras cosas raras.-dije mientras caminaba con ella, me movía de un lado a otro mirando las luces, los escaparates y me quedé pendiente de varios chicos que pasaron junto a mí. Olían a demonio con algo más, algo más estilo lobo pero no estaba seguro.
Salían los dos de un local de moda que no era de ese demonio del cual me dijo papá que ni me acercara, que dejara mi curiosidad lejos de esos locales. Era uno de esos antros donde se leían poemas, escuchaban canciones y todo parecía muy misterioso. Yo me quedé mirando hacia dentro observando como iban y venían, alguna de las ropas eran de papá pero eso lo vería ella cuando llegáramos.
Estaba como dije a media hora, más o menos, y mis piernas cortas se movían rápidas por el asfalto. Cuando me quedé frente a la tienda se me iluminó la cara. Todo estaba nuevo, todo absolutamente todo. Había cambiado la decoración y el demonio estaba en el escaparate. Dentro los maniquies parecían cobrar vida y los hologramas llamaban mucho la atención. La música era pegajosa como siempre, mi padre era un gato glam y podía sentirlo por la tienda. Estaba en la trastienda seguro canturreando bajo, pero no quise pegar el oido porque luego me decía siempre estaba curioseando todo.
-¡Papá! ¡Traje a una amiga!-grité dejando la guitarra en el suelo.-¡Papi!
Mi novio es un zombie sonaba por todo el local mientras yo me movía inconscientemente a ritmo de la música. El telón de teatro que daba a la zona de disfraces y complementos estaba abierta. En el fondo se podía ver a mi padre Dio convertido en humano con sus cabellos blancos lacios, una mirada profunda e inquietante pero con clase. No se veía un lobo cruel, aunque sí para temer.
Salían los dos de un local de moda que no era de ese demonio del cual me dijo papá que ni me acercara, que dejara mi curiosidad lejos de esos locales. Era uno de esos antros donde se leían poemas, escuchaban canciones y todo parecía muy misterioso. Yo me quedé mirando hacia dentro observando como iban y venían, alguna de las ropas eran de papá pero eso lo vería ella cuando llegáramos.
Estaba como dije a media hora, más o menos, y mis piernas cortas se movían rápidas por el asfalto. Cuando me quedé frente a la tienda se me iluminó la cara. Todo estaba nuevo, todo absolutamente todo. Había cambiado la decoración y el demonio estaba en el escaparate. Dentro los maniquies parecían cobrar vida y los hologramas llamaban mucho la atención. La música era pegajosa como siempre, mi padre era un gato glam y podía sentirlo por la tienda. Estaba en la trastienda seguro canturreando bajo, pero no quise pegar el oido porque luego me decía siempre estaba curioseando todo.
-¡Papá! ¡Traje a una amiga!-grité dejando la guitarra en el suelo.-¡Papi!
Mi novio es un zombie sonaba por todo el local mientras yo me movía inconscientemente a ritmo de la música. El telón de teatro que daba a la zona de disfraces y complementos estaba abierta. En el fondo se podía ver a mi padre Dio convertido en humano con sus cabellos blancos lacios, una mirada profunda e inquietante pero con clase. No se veía un lobo cruel, aunque sí para temer.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Había salido en dirección a la tienda, no sé como no me había encontrado a Lucas por el camino y daba gracias. Quería trabajar esta noche de una vez en la nueva colección. Tenía pedidos de varios locales y la fábrica que cosía mi ropa estaba que echaba humo. Terminaba de etiquetar algunas carpetas de pedido mientras comprobaba que la ropa que llegaba no estaba mal cosida.
Me había puesto ropa de la última colección inspirada en la movida de los 80 en España, aunque había ropa seria en mi tienda bastante elegante y esa colección era la inspirada en Abaddon. La ropa de novia y la premamá también estaba dando buen resultado, así como la rock para chicos y chicas. Los jeans que había usado Levi estaban siendo la sensación entre los demonios más jóvenes.
Escuché llamar a mi hijo y su presencia. Salí con un chupachups en la mano derecha lamiéndolo, era de sangre con ciertos condimentos que la tienda del viejo Kyle poseía. Tarareaba la canción colocándome bien el sombrero negro que llevaba hacia un lado, la camiseta estrecha y sin mangas con el estampado de los ojos de Alaska me estaba dando problemas. Tenía el pantalón de tiro bajo y se veía toda mi cadera, no sabía si eso me quedaba bien o no... y menos si Román casi me mordería porque parecía más su hermano que su padre. Siempre tuve problemas con eso, era demasiado protector conmigo aunque yo lo era mucho más con él.
-Romi ven aquí.-dije acercándome a él, olía a golosinas.-Román ¿qué te he dicho de los dulces?-me metí mi chupachups en la boca y comencé a cachearle. De sus bolsillos salieron cientos de chucherías y eso me hizo bufar. No quería que se volviera hiperactivo y terminara en forma de crinos.
Dejé todo en el mostrador y luego miré a la chica, realmente había venido con una chica. Él me había hablado de Killian y bueno era conocido mío, Romeo lo vi prácticamente nacer y Amaury bueno... había sido mi amante así que sabía con quien se rodeaba.
-Hola, soy Cat.-dije estirando mi mano mientras pellizcaba una de las mejillas de Román en forma de regaño.-Soy el padre de esta ricura
(lo meto o.o para que podamos rolear en la tienda, si no te parece me dices)
Me había puesto ropa de la última colección inspirada en la movida de los 80 en España, aunque había ropa seria en mi tienda bastante elegante y esa colección era la inspirada en Abaddon. La ropa de novia y la premamá también estaba dando buen resultado, así como la rock para chicos y chicas. Los jeans que había usado Levi estaban siendo la sensación entre los demonios más jóvenes.
Escuché llamar a mi hijo y su presencia. Salí con un chupachups en la mano derecha lamiéndolo, era de sangre con ciertos condimentos que la tienda del viejo Kyle poseía. Tarareaba la canción colocándome bien el sombrero negro que llevaba hacia un lado, la camiseta estrecha y sin mangas con el estampado de los ojos de Alaska me estaba dando problemas. Tenía el pantalón de tiro bajo y se veía toda mi cadera, no sabía si eso me quedaba bien o no... y menos si Román casi me mordería porque parecía más su hermano que su padre. Siempre tuve problemas con eso, era demasiado protector conmigo aunque yo lo era mucho más con él.
-Romi ven aquí.-dije acercándome a él, olía a golosinas.-Román ¿qué te he dicho de los dulces?-me metí mi chupachups en la boca y comencé a cachearle. De sus bolsillos salieron cientos de chucherías y eso me hizo bufar. No quería que se volviera hiperactivo y terminara en forma de crinos.
Dejé todo en el mostrador y luego miré a la chica, realmente había venido con una chica. Él me había hablado de Killian y bueno era conocido mío, Romeo lo vi prácticamente nacer y Amaury bueno... había sido mi amante así que sabía con quien se rodeaba.
-Hola, soy Cat.-dije estirando mi mano mientras pellizcaba una de las mejillas de Román en forma de regaño.-Soy el padre de esta ricura
(lo meto o.o para que podamos rolear en la tienda, si no te parece me dices)
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Sonreí divertida mientras le miraba, caminando junto a él amoldando mi ritmo al suyo. Sentía una cierta fascinación por cómo el mundo había cambiado. Siempre había habido seres sobrenaturales caminando entre los humanos, solo que desde lo sucedido parecía que se habían multiplicado, quizá porque se mostraba mucho más abiertamente lo que eran. No podía saber con seguridad qué tipo de ser era con el que me cruzaba, podía tener “intuiciones”, “sensaciones” que por similares me podían dar una guía, pero nada más. Estaba convencida que otras personas sí que eran capaces de hacerlo, otros hechiceros.
Cualquier que me preguntara le diría lo mismo: los dones que teníamos, la magia que hacíamos, la forma de utilizar la esencia o energía —o como cual lo quisiera llamar— era tan diferente como personas había en el mundo. Podías estudiar y eso te marcaba en las prácticas, pero a la larga uno se iba deslizando hacia aquellas formas en las que se estaba más cómodo, era más afín o, simplemente, funcionaba. Aun así, el cosquilleo que a veces sentía bajando por la nuca podía indicarme con más o menos precisión delante de qué ser me encontraba.
Cuando nos detuvimos delante de una de las tiendas y nos adentramos dentro de ella, no pude evitar mirar con curiosidad a mí alrededor. Precisamente estaba analizando el tipo de ropa, de ambiente, de música cuando apareció el dueño por lo que aparté la mirada de un par de vaqueros que había visto que me habían llamado la atención para mirarle con curiosidad. Más que en su forma de vestir, me fijé en cómo Román y él se relacionaban, los gestos, las palabras. Ese cariño que solo podía haber entre personas que se consideran un familia, tuvieran o no lazos sanguíneos. Me quedé a un lateral esperando a que ellos hablaran y se “reconocieran”, por decirlo de alguna manera, hasta que finalmente Cat se volvió hacia mí después de haberle quitado todo el botín de dulces.
—Hola— le contesté mientras me acercaba al final hacia donde se encontraban con una pequeña sonrisa en los labios. —Encantada de conocerle.—me incliné ligeramente en señal de respeto. Había escuchado hablar de él a lo largo de las horas que había estado con Román, por lo que sabía demasiado bien que sentía curiosidad. —Soy Kang Ha Neul.— miré entonces hacia mi alrededor de nuevo con curiosidad. —No conocía la tienda, pero hay cosas muy interesantes.
En algo en lo que me había amoldado al mundo en el que vivíamos era precisamente la ropa, aunque vestía siempre de formas bastante simples y la comodidad era lo que destacaba sobre todo: unos vaqueros, una sencillo jersey de pico en color verde oscuro y la cazadora, sin más adornos visibles.
Cualquier que me preguntara le diría lo mismo: los dones que teníamos, la magia que hacíamos, la forma de utilizar la esencia o energía —o como cual lo quisiera llamar— era tan diferente como personas había en el mundo. Podías estudiar y eso te marcaba en las prácticas, pero a la larga uno se iba deslizando hacia aquellas formas en las que se estaba más cómodo, era más afín o, simplemente, funcionaba. Aun así, el cosquilleo que a veces sentía bajando por la nuca podía indicarme con más o menos precisión delante de qué ser me encontraba.
Cuando nos detuvimos delante de una de las tiendas y nos adentramos dentro de ella, no pude evitar mirar con curiosidad a mí alrededor. Precisamente estaba analizando el tipo de ropa, de ambiente, de música cuando apareció el dueño por lo que aparté la mirada de un par de vaqueros que había visto que me habían llamado la atención para mirarle con curiosidad. Más que en su forma de vestir, me fijé en cómo Román y él se relacionaban, los gestos, las palabras. Ese cariño que solo podía haber entre personas que se consideran un familia, tuvieran o no lazos sanguíneos. Me quedé a un lateral esperando a que ellos hablaran y se “reconocieran”, por decirlo de alguna manera, hasta que finalmente Cat se volvió hacia mí después de haberle quitado todo el botín de dulces.
—Hola— le contesté mientras me acercaba al final hacia donde se encontraban con una pequeña sonrisa en los labios. —Encantada de conocerle.—me incliné ligeramente en señal de respeto. Había escuchado hablar de él a lo largo de las horas que había estado con Román, por lo que sabía demasiado bien que sentía curiosidad. —Soy Kang Ha Neul.— miré entonces hacia mi alrededor de nuevo con curiosidad. —No conocía la tienda, pero hay cosas muy interesantes.
En algo en lo que me había amoldado al mundo en el que vivíamos era precisamente la ropa, aunque vestía siempre de formas bastante simples y la comodidad era lo que destacaba sobre todo: unos vaqueros, una sencillo jersey de pico en color verde oscuro y la cazadora, sin más adornos visibles.
- Spoiler:
- No me importa ^^ por mi genial, así le conozco también.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
-Papi no...-dije agarrando su brazo.-Son mis gominolas.-me giré para verlas y estiré mi brazo con cuidado para que no me viera, aunque sabía que me cazaría. Me metí uno de los dulces para lobos en la boca e intenté disimular.
Papá vestía como siempre, parecía mi hermano y no mi padre. Cuando era pequeño no me importaba, lo veía grande y diferente a los demás. En el colegio siempre lo pasé mal por muchos motivos, entre ellos que era un mestizo. Prefirió entonces educarme él en casa, darme una educación en valores que ya no se daba y mostrarme como de bueno era leer y leer.
-Ella me ha ayudado a componer algo para ti.-dije tomando uno de los papeles que se había pegado con las golosinas, era el de la canción.-Mira papá.-se la extendí para que la tomara.
Papá vestía como siempre, parecía mi hermano y no mi padre. Cuando era pequeño no me importaba, lo veía grande y diferente a los demás. En el colegio siempre lo pasé mal por muchos motivos, entre ellos que era un mestizo. Prefirió entonces educarme él en casa, darme una educación en valores que ya no se daba y mostrarme como de bueno era leer y leer.
-Ella me ha ayudado a componer algo para ti.-dije tomando uno de los papeles que se había pegado con las golosinas, era el de la canción.-Mira papá.-se la extendí para que la tomara.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Mi hijo no solía relacionarse demasiado porque yo lo evitaba, espantaba a todo aquel que se acercaba, pero últimamente me estaba comportando como un padre modélico y no un neurótico. Dio estaba a mi espalda con una de esas chilabas que solía hacerle para que estuviera cómodo, eran fáciles de hacer y muy cómodas. Él prefería otro tipo de ropa, pero de esa forma parecía un imponente guerrero de una época mucho anterior a la nuestra.
-Romi, no deberías molestar a las personas.-dije antes de tomar el papel para leerlo.-Yo me llamo Louis Eric, pero todos me llaman Cat.-sonreí cómodo con esa mujer, tenía una energía agradable.-A ver esto.-golpeé su mano cuando fue a tomar más dulces, ni de broma le dejaba tomar otro.-Estos los guardará papá, tienes ya una edad para saber controlar lo que comes pero he visto que no, le diré a Killian que te vigile más de cerca.
Me puse a leer la canción y terminé conteniendome las ganas de berrear. La verdad es que había dado en el clavo, justo en el punto. A veces me sentía así, pero intentaba que él no lo notara. Acabé abrazándolo mientras acariciaba sus cabellos. Me hizo sentirme feliz y a la vez triste. Había empezado a salir con Lucas, la muerte, pero no era lo mismo que Dio. Aún así, estaba menos triste y más sosegado. Jamás olvidaría a mi prometido pero tampoco podía vivir eternamente sufriendo, poco a poco iría superándolo aunque me costara otros 200 años.
-Es muy bonita tesoro.-susurré antes de besar su frente y luego mirar a la chica.-¿Quieres pasar dentro? por ser amiga de Román te dejo poder mirar los complementos... tengo incluso flores de cristal para el pelo, pequeños pendientes en forma de huellas de gato o camisetas de grupos rock clásicos. No sé que te gustará pero aquí hay de todo y te lo regalo por haber soportado un poco a mi cachorro.
-Romi, no deberías molestar a las personas.-dije antes de tomar el papel para leerlo.-Yo me llamo Louis Eric, pero todos me llaman Cat.-sonreí cómodo con esa mujer, tenía una energía agradable.-A ver esto.-golpeé su mano cuando fue a tomar más dulces, ni de broma le dejaba tomar otro.-Estos los guardará papá, tienes ya una edad para saber controlar lo que comes pero he visto que no, le diré a Killian que te vigile más de cerca.
Me puse a leer la canción y terminé conteniendome las ganas de berrear. La verdad es que había dado en el clavo, justo en el punto. A veces me sentía así, pero intentaba que él no lo notara. Acabé abrazándolo mientras acariciaba sus cabellos. Me hizo sentirme feliz y a la vez triste. Había empezado a salir con Lucas, la muerte, pero no era lo mismo que Dio. Aún así, estaba menos triste y más sosegado. Jamás olvidaría a mi prometido pero tampoco podía vivir eternamente sufriendo, poco a poco iría superándolo aunque me costara otros 200 años.
-Es muy bonita tesoro.-susurré antes de besar su frente y luego mirar a la chica.-¿Quieres pasar dentro? por ser amiga de Román te dejo poder mirar los complementos... tengo incluso flores de cristal para el pelo, pequeños pendientes en forma de huellas de gato o camisetas de grupos rock clásicos. No sé que te gustará pero aquí hay de todo y te lo regalo por haber soportado un poco a mi cachorro.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Una sonrisa divertida se deslizó por mis labios al ver el gesto de Román de tomar los dulces. No sé por qué, pero me resultó adorable, de la misma manera que la regañina de Cat lo fue unos instantes después. Familia. Esa palabra que tantos significados tenía porque no era solo familia la que tenía lazos de sangre, y que tan extraña me resultaba. Familia, algo que había perdido hacía demasiado tiempo y que en cierta manera me gustaría volver a recuperar, aunque a veces pensaba que no iba a ser capaz de acostumbrarme a ello si sucedía alguna vez.
— No fue una molestia.— respondí con rapidez y miré a Román. — Ha sido una suerte haberme cruzado con él hoy.
No lo decía por decir o por caer bien. Lo había sido. No estaba muy segura de si yo le había ayudado en realidad, pero él a mí sí que me había puesto en el camino para plantearme muchas cosas. No era una persona prejuiciosa, pero era cierto que siempre mantenía una distancia con los licántropos. Era el peso que tenía lo que había sucedido con Yoo Rin, el peso que me hacía mantenerme cautelosa e intentar no relacionarme más que lo justo o, incluso, ni eso. Sentía nervios en su presencia y eso siempre llevaba a que se dieran cuenta. Junto con los demonios, era la raza con la que menos había tenido trato a lo largo de los siglos.
Me centré en Cat y Román, en las reacciones del primero al leer la canción del segundo y una sonrisa apareció rápidamente en mis labios. Sin darme cuenta me había acercado un poco más a Román y le apreté ligeramente el brazo en señal de apoyo una vez que Cat le felicitó. Después miré al vampiro y miré hacia donde me señalaba. Me metí las manos en los bolsillos unos instantes, intentando mostrarme serena porque de repente me sentía un poco cohibida.
— No fue nada, me gustaría ver la tienda porque me resulta interesante, pero no puedo aceptar nada puesto que no ha sido para nada una molestia estar con Román.— sonreí con suavidad para reforzar mis palabras con esos gestos. — Deben ser bonitas esas flores de cristal.
— No fue una molestia.— respondí con rapidez y miré a Román. — Ha sido una suerte haberme cruzado con él hoy.
No lo decía por decir o por caer bien. Lo había sido. No estaba muy segura de si yo le había ayudado en realidad, pero él a mí sí que me había puesto en el camino para plantearme muchas cosas. No era una persona prejuiciosa, pero era cierto que siempre mantenía una distancia con los licántropos. Era el peso que tenía lo que había sucedido con Yoo Rin, el peso que me hacía mantenerme cautelosa e intentar no relacionarme más que lo justo o, incluso, ni eso. Sentía nervios en su presencia y eso siempre llevaba a que se dieran cuenta. Junto con los demonios, era la raza con la que menos había tenido trato a lo largo de los siglos.
Me centré en Cat y Román, en las reacciones del primero al leer la canción del segundo y una sonrisa apareció rápidamente en mis labios. Sin darme cuenta me había acercado un poco más a Román y le apreté ligeramente el brazo en señal de apoyo una vez que Cat le felicitó. Después miré al vampiro y miré hacia donde me señalaba. Me metí las manos en los bolsillos unos instantes, intentando mostrarme serena porque de repente me sentía un poco cohibida.
— No fue nada, me gustaría ver la tienda porque me resulta interesante, pero no puedo aceptar nada puesto que no ha sido para nada una molestia estar con Román.— sonreí con suavidad para reforzar mis palabras con esos gestos. — Deben ser bonitas esas flores de cristal.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Papá siempre ofrecía un obsequio a las personas que eran buenas conmigo. Solía decir que no era fácil soportar mi hiperactividad como mis momentos de sueño. Podía caer rendido en cualquier momento o lugar, pedir comida cuando ya no podía más y ocasionar algún destrozo cuando me empeñaba en perseguir algún animal. Él decía que era un buen chico, un lindo chico, que siempre tenía problemas serios de atención. Era despistado, pero no creía tener tantos problemas.
Tomé la mano derecha de Ha Neul con mis dos manos mucho más pequeñas y algo más frías por mi naturaleza. Sonreí tirando de ella un poco más, queriendo que nos siguiera. Papá tenía un universo propio, un lugar maravilloso dentro de la trastienda donde creaba nuevos complementos. Era un lugar que no dejaba a la vista de todos, sólo de grandes clientes y personas cercanas. Me di cuenta que había nuevos modelos sobre maniquíes. Me quedé mirando el traje de novia y todo lo nuevo que había, si ella nos seguía podía curiosear todo y mostrarle algunas cosas que me gustaban de la tienda de papá.
-Papá siempre invita a mis amigos y a los suyos.-me quedé frente a ella.-Es malo no aceptar los regalos de otros cuando se hacen con el corazón.-era algo que siempre me había dicho papá y Amaury me decía que a los amigos había que tratarlos como hermanos. Yo siempre había oído que a los hermanos se les trataba como si fuera a uno mismo, se compartía todo y ese todo era también los misterios de los diseños de papá.-Anda... por favor.
Mis ojos se volvieron enormes y mi sonrisa aún más infantil. Tiraba de ella sin mucha fuerza, sólo un empujón para que moviera sus pies y nos siguiera.
-Por favor... por favor... te mostraré las flores... y las ropas... hay cosas bonitas al fondo también y muchos objetos que ver.
No sólo estaba la trastienda, toda la tienda tenía secretos. Había ropa que recordaba a todas las épocas, incluso había zona de teatro y disfraces.
Tomé la mano derecha de Ha Neul con mis dos manos mucho más pequeñas y algo más frías por mi naturaleza. Sonreí tirando de ella un poco más, queriendo que nos siguiera. Papá tenía un universo propio, un lugar maravilloso dentro de la trastienda donde creaba nuevos complementos. Era un lugar que no dejaba a la vista de todos, sólo de grandes clientes y personas cercanas. Me di cuenta que había nuevos modelos sobre maniquíes. Me quedé mirando el traje de novia y todo lo nuevo que había, si ella nos seguía podía curiosear todo y mostrarle algunas cosas que me gustaban de la tienda de papá.
-Papá siempre invita a mis amigos y a los suyos.-me quedé frente a ella.-Es malo no aceptar los regalos de otros cuando se hacen con el corazón.-era algo que siempre me había dicho papá y Amaury me decía que a los amigos había que tratarlos como hermanos. Yo siempre había oído que a los hermanos se les trataba como si fuera a uno mismo, se compartía todo y ese todo era también los misterios de los diseños de papá.-Anda... por favor.
Mis ojos se volvieron enormes y mi sonrisa aún más infantil. Tiraba de ella sin mucha fuerza, sólo un empujón para que moviera sus pies y nos siguiera.
-Por favor... por favor... te mostraré las flores... y las ropas... hay cosas bonitas al fondo también y muchos objetos que ver.
No sólo estaba la trastienda, toda la tienda tenía secretos. Había ropa que recordaba a todas las épocas, incluso había zona de teatro y disfraces.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Reí al ver que se proponía mi hijo, siempre hacía lo mismo. Convencía a todo el mundo con esa cara de pillo llena de felicidad y deseo. Coloqué mis manos sobre sus hombros y sonreí sin miedo a mostrar mis colmillos, ya había bebido mi sangre sintética. Hacía mucho que no bebía de humanos, la última vez fue contra un idiota que se propuso robarme y para colmo quemar mi tienda. Uno de esos cazarecompensas, los que viven matando seres como yo.
-Por favor, seguro que encuentras algún complemento que te guste entre los nuevos diseños que estoy creando. Pronto estarán en la calle, obras de teatro, videoclips o simplemente en manos de coleccionistas de arte. Porque la moda es arte, el arte es moda y siempre hay hueco para ello.-dije apoyándome en la cabeza de Román acariciando sus cabellos con la punta de mis dedos.-Ña... ña... además una hechicera siempre tiene que tener algo que le dure para siempre, vivís mucho y la vida son buenos recuerdos. ¿No?
Me aparté de ambos abriendo las cortinas de teatro para que apareciera toda la tienda. Acababa de abrir cuando habían llegado y ni tiempo me dio. Una puerta llena de pegatinas de bandas de rock y letras pintadas con bolígrafo negro apareció tras nosotros. Era mi pequeño desván donde trabajaba con cautela. No necesitaba gas para encender fuego, tenía dominio de ese elemento desde hacía mucho gracias a la poderosa sangre de mi padre y de otros vampiros que me habían ofrecido un trago.
-Si lo prefieres, por tu timidez... te saco algo... y lo ves...-el mostrador estaba hecho con viejos comics, todos apilados y pegados para que sostuvieran bien la madera pintada, sobre ella había un dibujo de Amaury a carboncillo que se protegía con una lámina especial bastante fácil de limpiar.
Fui dentro de aquella portezuela y saqué varias cajas. Eran cajas con motivos de mariposas, gatos negros, dragones y algunas flores. Cajas de cartón que guardaba dentro bandejas forradas con terciopelo negro, verde, azul y rojo. En cada hueco había un colgante, pendiente, pulsera o complemento decorativo para el pelo. Saqué los de notas musicales hechos con oro blanco, los colgantes de cristal de flores como las amapolas, rosas y tulipanes... y mis favoritos, pendientes con huellas de los distintos animales. Para el pelo tenía mariposas de mil colores, todas hechas con plumas de las aves que Daichi cuidaba. Él me vendía las plumas cuando estas se les caían a sus animales y era a un precio módico.
-Elige algo, será tuyo porque yo te lo regalo.
-Por favor, seguro que encuentras algún complemento que te guste entre los nuevos diseños que estoy creando. Pronto estarán en la calle, obras de teatro, videoclips o simplemente en manos de coleccionistas de arte. Porque la moda es arte, el arte es moda y siempre hay hueco para ello.-dije apoyándome en la cabeza de Román acariciando sus cabellos con la punta de mis dedos.-Ña... ña... además una hechicera siempre tiene que tener algo que le dure para siempre, vivís mucho y la vida son buenos recuerdos. ¿No?
Me aparté de ambos abriendo las cortinas de teatro para que apareciera toda la tienda. Acababa de abrir cuando habían llegado y ni tiempo me dio. Una puerta llena de pegatinas de bandas de rock y letras pintadas con bolígrafo negro apareció tras nosotros. Era mi pequeño desván donde trabajaba con cautela. No necesitaba gas para encender fuego, tenía dominio de ese elemento desde hacía mucho gracias a la poderosa sangre de mi padre y de otros vampiros que me habían ofrecido un trago.
-Si lo prefieres, por tu timidez... te saco algo... y lo ves...-el mostrador estaba hecho con viejos comics, todos apilados y pegados para que sostuvieran bien la madera pintada, sobre ella había un dibujo de Amaury a carboncillo que se protegía con una lámina especial bastante fácil de limpiar.
Fui dentro de aquella portezuela y saqué varias cajas. Eran cajas con motivos de mariposas, gatos negros, dragones y algunas flores. Cajas de cartón que guardaba dentro bandejas forradas con terciopelo negro, verde, azul y rojo. En cada hueco había un colgante, pendiente, pulsera o complemento decorativo para el pelo. Saqué los de notas musicales hechos con oro blanco, los colgantes de cristal de flores como las amapolas, rosas y tulipanes... y mis favoritos, pendientes con huellas de los distintos animales. Para el pelo tenía mariposas de mil colores, todas hechas con plumas de las aves que Daichi cuidaba. Él me vendía las plumas cuando estas se les caían a sus animales y era a un precio módico.
-Elige algo, será tuyo porque yo te lo regalo.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Era imposible resistirse a aquella mirada y a aquella voz. Era como un cachorro y yo tenía debilidad por ellos, era algo que siempre me había sucedido. Era como con los niños, con los que por regla general bajaba por completo cualquier reserva, cualquier tipo de miedo y me acercaba a ellos y dejaba que a la vez ellos se acercaran a mí. Era por esa inocencia que se trasmitía en sus gestos y en sus palabras, que me recordaba a los infantes, a los pequeños que me gustaba ver de vez en cuando jugar en los parques o en la playa, tan ignorantes de lo que sucedía a su alrededor que simplemente me fascinaban.
Una pequeña sonrisa apareció en mis labios mientras miraba a Román, negando después en un gesto divertido mientras me dejaba llevar unos pasos por sus gestos impacientes. Me resultaba irresistible y hacerme de rogar no iba conmigo tampoco. ¿Por qué decir algo cuando quería hacer todo lo contrario? Sabía que muchas personas lo hacían, quizá yo misma en ocasiones cuando no estaba segura o procuraba mantenerme firme porque una determinada acción podría llevar a consecuencias que no controlaba.
—Eres un manipulador.— respondí al final, mientras le miraba, pero cualquier tipo de regaño quedó automáticamente en nada por la sonrisa que acompañaron a esas palabras.
No estaba enfadada, ni molesta, sino en parte sorprendida y ciertamente divertida. Román y Cat, cada cual a su manera, estaban consiguiendo que me dejara llevar. Estaba a punto de decirle al mayor de ambos que no hacía falta que se molestara, que podría ir a la trastienda, pero pronto volvió con varias cajas por lo que me acerqué hasta el mostrador para mirar con curiosidad lo que había en su interior. Había de todo y era todo precioso. Sin pode resistirme, porque tenía una cierta afinidad con esos objetos, pudiendo pasarme varias horas mirándolos.
Eran verdaderas obras de arte en miniatura. Me detuve sobre todo en la zona de los colgantes de cristal en forma de flores, sonriendo de manera automática y parando la mano a medio camino cuando me di cuenta de que estaba a punto de acariciar uno de ellos en forma de flor de cerezo. Pasé entonces al siguiente, que resultó ser los pendientes en forma de pisadas o huellas de animales, quedándome frente a los que había en forma de las de los gatos y alcé entonces la mirada para fijarme en él.
—¿Son todo diseños tuyos? Son una auténtica preciosidad.— contesté con una sonrisa rápida y amable, mientras volvía a bajar la mirada de nuevo. —De verdad que no es necesario… pero tengo la sensación que discutir con vosotros dos y salirme con la mía es una tarea imposible ¿no es verdad?
Una pequeña sonrisa apareció en mis labios mientras miraba a Román, negando después en un gesto divertido mientras me dejaba llevar unos pasos por sus gestos impacientes. Me resultaba irresistible y hacerme de rogar no iba conmigo tampoco. ¿Por qué decir algo cuando quería hacer todo lo contrario? Sabía que muchas personas lo hacían, quizá yo misma en ocasiones cuando no estaba segura o procuraba mantenerme firme porque una determinada acción podría llevar a consecuencias que no controlaba.
—Eres un manipulador.— respondí al final, mientras le miraba, pero cualquier tipo de regaño quedó automáticamente en nada por la sonrisa que acompañaron a esas palabras.
No estaba enfadada, ni molesta, sino en parte sorprendida y ciertamente divertida. Román y Cat, cada cual a su manera, estaban consiguiendo que me dejara llevar. Estaba a punto de decirle al mayor de ambos que no hacía falta que se molestara, que podría ir a la trastienda, pero pronto volvió con varias cajas por lo que me acerqué hasta el mostrador para mirar con curiosidad lo que había en su interior. Había de todo y era todo precioso. Sin pode resistirme, porque tenía una cierta afinidad con esos objetos, pudiendo pasarme varias horas mirándolos.
Eran verdaderas obras de arte en miniatura. Me detuve sobre todo en la zona de los colgantes de cristal en forma de flores, sonriendo de manera automática y parando la mano a medio camino cuando me di cuenta de que estaba a punto de acariciar uno de ellos en forma de flor de cerezo. Pasé entonces al siguiente, que resultó ser los pendientes en forma de pisadas o huellas de animales, quedándome frente a los que había en forma de las de los gatos y alcé entonces la mirada para fijarme en él.
—¿Son todo diseños tuyos? Son una auténtica preciosidad.— contesté con una sonrisa rápida y amable, mientras volvía a bajar la mirada de nuevo. —De verdad que no es necesario… pero tengo la sensación que discutir con vosotros dos y salirme con la mía es una tarea imposible ¿no es verdad?
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
-Todos los hace papi.-dije colocando mis manos sobre la mesa, el dibujo era todo fantasía. Se podía ver a un lobo imponente blanco y un gato negro a su lado sin temor alguno, más bien parecía cómodo.
Amaury había urgado en los recuerdos de papá para hacer ese enorme mural. Había buscado trozo por trozo los recuerdos de mi padre y los había mezclado con un poco de fantasía. Mi padre podía ser un gato negro de pelaje suave y corto, unos ojos verdes llamativos y un ronroneo muy alegre. Cuando era pequeño siempre le dije que quería mascotas pero él entonces suspiraba, se transformaba en gato y dejaba que yo le tirara del pelaje al ser algo bruto porque no comprendía aún mi fuerza.
Papá para mí era un genio y podía hacer cosas increíbles. Tomé una mariposa y la dejé en la mesa mirándola con cariño, ese diseño de colores los elegí yo. Pensé en el señor de la tienda y en sus rosas del sueño, esas que se convertían en mariposa mientras se soñaba y estas morían llevándose el dolor.
-¿Se la darás a Daichi?-pregunté tocándola con cuidado.
Amaury había urgado en los recuerdos de papá para hacer ese enorme mural. Había buscado trozo por trozo los recuerdos de mi padre y los había mezclado con un poco de fantasía. Mi padre podía ser un gato negro de pelaje suave y corto, unos ojos verdes llamativos y un ronroneo muy alegre. Cuando era pequeño siempre le dije que quería mascotas pero él entonces suspiraba, se transformaba en gato y dejaba que yo le tirara del pelaje al ser algo bruto porque no comprendía aún mi fuerza.
Papá para mí era un genio y podía hacer cosas increíbles. Tomé una mariposa y la dejé en la mesa mirándola con cariño, ese diseño de colores los elegí yo. Pensé en el señor de la tienda y en sus rosas del sueño, esas que se convertían en mariposa mientras se soñaba y estas morían llevándose el dolor.
-¿Se la darás a Daichi?-pregunté tocándola con cuidado.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Román era un zalamero y un pillo, siempre sacaba todo lo que quería del resto del mundo. Él no se daba cuenta, pero esos ojos eran algo más que los de un cachorro. Para mí eran los ojos de mi pareja, de mi Dio. Me había costado mucho sobrellevar su perdida, pero tenerlo a él fue como una bendición.
Me quedé apoyado en el mostrador mirando como la joven observaba cada una de las joyas, sabía que podía gustarle varias y no habría problemas por obsequiarselas.
-Todas son mías, supongo que tengo demasiada imaginación.-dije antes de sacar algo de un cajón del mostrador, tenía un pequeño cajón donde guardaba mis diseños.-Estos son algunos que no he hecho.-escuché entonces a Román hablar.-Sí, esa se la daré a Daichi junto al traje de embarazado. Se siente poco bonito por culpa de ese vientre.-pellizqué su mejilla y luego le coloqué bien los cabellos, era un gesto maternal que no podía dejar de hacer por mucho que creciera.
Para mí Román siempre iba a ser un niño, siempre iba a necesitarme, siempre iba a ir tras él limpiandole los churretes y cortándole el grifo de las golosinas. Mi padre quería que creciera, decía que un hombre de su edad debía correr aventuras. Ese insufrible me había dado la Navidad con sus tonterías. Sobre todo porque también estuvo metiéndole ideitas de todo tipo al resto, sobre todo a Michi. No le tiré del pelo y lo arrastré por toda la casa porque no era mi casa. La última vez que discutimos antes de la guerra le arañé toda la cara convertido en gato. A mí no me decía como educar a mis hijos, sobre todo él que ni siquiera podía hacerse a la idea de todos los que seguramente tenía regados por el mundo.
-Si quieres puedo darte esos pendientes y esa flor que has estado observando.-comenté moviendo las caderas al mismo ritmo que lo hacía mi hijo, era un tic nervioso que había heredado de mi.-Puedo darte un cordón de cuero negro para llevar ese colgante o si quieres uno de cuerda verde.
Me quedé apoyado en el mostrador mirando como la joven observaba cada una de las joyas, sabía que podía gustarle varias y no habría problemas por obsequiarselas.
-Todas son mías, supongo que tengo demasiada imaginación.-dije antes de sacar algo de un cajón del mostrador, tenía un pequeño cajón donde guardaba mis diseños.-Estos son algunos que no he hecho.-escuché entonces a Román hablar.-Sí, esa se la daré a Daichi junto al traje de embarazado. Se siente poco bonito por culpa de ese vientre.-pellizqué su mejilla y luego le coloqué bien los cabellos, era un gesto maternal que no podía dejar de hacer por mucho que creciera.
Para mí Román siempre iba a ser un niño, siempre iba a necesitarme, siempre iba a ir tras él limpiandole los churretes y cortándole el grifo de las golosinas. Mi padre quería que creciera, decía que un hombre de su edad debía correr aventuras. Ese insufrible me había dado la Navidad con sus tonterías. Sobre todo porque también estuvo metiéndole ideitas de todo tipo al resto, sobre todo a Michi. No le tiré del pelo y lo arrastré por toda la casa porque no era mi casa. La última vez que discutimos antes de la guerra le arañé toda la cara convertido en gato. A mí no me decía como educar a mis hijos, sobre todo él que ni siquiera podía hacerse a la idea de todos los que seguramente tenía regados por el mundo.
-Si quieres puedo darte esos pendientes y esa flor que has estado observando.-comenté moviendo las caderas al mismo ritmo que lo hacía mi hijo, era un tic nervioso que había heredado de mi.-Puedo darte un cordón de cuero negro para llevar ese colgante o si quieres uno de cuerda verde.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Eran diseños muy bonitos, divertidos incluso. Sin darme cuenta una pequeña sonrisa había aparecido en mis labios en el momento en el que había entrado en la tienda. Era como un chispazo de buena energía, como había sido toda esa extraña noche desde el momento en el que Román se había cruzado en mi camino. Me sentía tentada a volver en alguna ocasión, es más, estaba segura de que terminaría haciéndolo. En ocasiones la existencia se hacía demasiado fría y se necesitaba la calidez de personas conocidas, aunque solo fuera para saber que una sonrisa que se recibía era real y no solo un espejismo.
— Nunca se tiene demasiada imaginación.— contesté, sonriendo mientras miraba a Cat. — Y menos cuando eres capaz de hacer estas cosas, es imaginativo y novedoso, además de que tienes cuidados hasta el más mínimo de los detalles.
Yo no era una entendida de moda ni mucho menos. Me guiaba sobre todo por lo que me gustaba y lo que no. Sin embargo, sí era capaz de admirar la belleza, la creatividad y el esfuerzo que conllevaba el trabajo que tenía delante. Miré con curiosidad lo que había sacado del cajón, aunque mi mirada se había desviado hacia la mariposa y no pude evitar enterarme de toda la conversación aunque tampoco hicieron nada para evitarlo. Sonreí con suavidad y miré a padre e hijo.
— Es un detalle muy bonito, estoy segura de que anima a vuestro amigo.— la mariposa parecía que iba a salir volando en cualquier momento, tan bella y delicada como las reales. — No hay nada más bello que un ser cuando tiene otra vida en su interior…— susurré con cierta timidez, para después desviar la atención hacia los pendientes y después hacia el colgante. Me mordisqueé suavemente el labio inferior, mirando a ambos. — Una cuerda verde estaría bien…
No estaba del todo convencida, pero no creía que discutir fuera a llevarme a ningún lado. Por otro lado algo se me ocurriría para devolverles aquellos gestos amables. Era tan extraño encontrarse a personas como ellos, a seres que miraban más allá de sus propias narices y se fijaban en los que se encontraban a su alrededor, que me resultaba fascinante, un empujón para mantener la fé y la esperanza.
— Nunca se tiene demasiada imaginación.— contesté, sonriendo mientras miraba a Cat. — Y menos cuando eres capaz de hacer estas cosas, es imaginativo y novedoso, además de que tienes cuidados hasta el más mínimo de los detalles.
Yo no era una entendida de moda ni mucho menos. Me guiaba sobre todo por lo que me gustaba y lo que no. Sin embargo, sí era capaz de admirar la belleza, la creatividad y el esfuerzo que conllevaba el trabajo que tenía delante. Miré con curiosidad lo que había sacado del cajón, aunque mi mirada se había desviado hacia la mariposa y no pude evitar enterarme de toda la conversación aunque tampoco hicieron nada para evitarlo. Sonreí con suavidad y miré a padre e hijo.
— Es un detalle muy bonito, estoy segura de que anima a vuestro amigo.— la mariposa parecía que iba a salir volando en cualquier momento, tan bella y delicada como las reales. — No hay nada más bello que un ser cuando tiene otra vida en su interior…— susurré con cierta timidez, para después desviar la atención hacia los pendientes y después hacia el colgante. Me mordisqueé suavemente el labio inferior, mirando a ambos. — Una cuerda verde estaría bien…
No estaba del todo convencida, pero no creía que discutir fuera a llevarme a ningún lado. Por otro lado algo se me ocurriría para devolverles aquellos gestos amables. Era tan extraño encontrarse a personas como ellos, a seres que miraban más allá de sus propias narices y se fijaban en los que se encontraban a su alrededor, que me resultaba fascinante, un empujón para mantener la fé y la esperanza.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Al final sí aceptó el regalo de papá. Los regalos de papá eran especiales, aunque lo eran aún más los de Daichi. Daichi me daba dulces a escondidas, comía todo lo que podía y nunca me decía que no a tomar conmigo un pastel enorme de chocolate. Él siempre comía dulces y no lo veía enfermo. Dulce con té, dulce con café, dulce con batido, dulce y helado, helado de té y de café. Muchas chucherías como fruta escarchada, yogurt de fruta con mucha nata o hojaldre con mermelada casera eran sanas y lo sano era bueno. Yo comía todo. Lo que no me gustaba es que sus hamburguesas eran de tofu, no había carne en su nevera para él y sólo para sus animales. ¿Por qué no podía comer carne? Su siseo era como una canción de cuna, siempre me había gustado dormirme entre sus niño-gatos.
Papá me llevaba a su tienda desde que tenía memoria. Él siempre era frío, muy distante, pero sabía que ese era su carácter. A mí me quería, me lo había dicho, mientras acariciaba mis cabellos. Pero últimamente cuando hablaba no sonreía frío, lo hacía cuando pronunciaba el nombre de Jonte.
-Daichi tendrá varios cachorros.-dije acariciando las alas de la mariposa.-La hija de su novio también tendrá cachorro.-miré a mi padre y sonreí.-¿Tendrás cachorro tú también? ¡Sí!-alcé mis brazos y le miré.-Quiero un hermanito.-siempre pedía uno desde ¿los cinco años? ya ni lo recordaba. Quise tener muchos hermanos cuando era pequeño y siempre preguntaba por papá, porque hasta que no fui algo adulto y pude comprender... para mi papá había ido a buscar a mis hermanos y vendría en cualquier momento.-Quiero una hermana esta vez.-miré a Ha Neul y la señalé.-Así de bonita.
Ya no tenía edad para pedir un hermano o una hermana, más bien tenía edad para tener hijos. Sólo era serio cuando leía de forma pausada en la biblioteca, aunque ya me habían prohibido pisarla y Romeo me daba los libros a escondidas. Amaury se molestó porque pringué de mermelada unos libros... ¿qué culpa tengo yo? Daichi me dio milhojas... También era serio cuando Romeo se entristecía, por eso prefería no verlo cuando su padre lo regañaba porque todo mi cuerpo vibraba con un aura oscura que no me gustaba y que sabía que le daría miedo a él. Su padre casi no lo hacía, era bueno con él aunque a mi me trataba como una pulga.
Papá me llevaba a su tienda desde que tenía memoria. Él siempre era frío, muy distante, pero sabía que ese era su carácter. A mí me quería, me lo había dicho, mientras acariciaba mis cabellos. Pero últimamente cuando hablaba no sonreía frío, lo hacía cuando pronunciaba el nombre de Jonte.
-Daichi tendrá varios cachorros.-dije acariciando las alas de la mariposa.-La hija de su novio también tendrá cachorro.-miré a mi padre y sonreí.-¿Tendrás cachorro tú también? ¡Sí!-alcé mis brazos y le miré.-Quiero un hermanito.-siempre pedía uno desde ¿los cinco años? ya ni lo recordaba. Quise tener muchos hermanos cuando era pequeño y siempre preguntaba por papá, porque hasta que no fui algo adulto y pude comprender... para mi papá había ido a buscar a mis hermanos y vendría en cualquier momento.-Quiero una hermana esta vez.-miré a Ha Neul y la señalé.-Así de bonita.
Ya no tenía edad para pedir un hermano o una hermana, más bien tenía edad para tener hijos. Sólo era serio cuando leía de forma pausada en la biblioteca, aunque ya me habían prohibido pisarla y Romeo me daba los libros a escondidas. Amaury se molestó porque pringué de mermelada unos libros... ¿qué culpa tengo yo? Daichi me dio milhojas... También era serio cuando Romeo se entristecía, por eso prefería no verlo cuando su padre lo regañaba porque todo mi cuerpo vibraba con un aura oscura que no me gustaba y que sabía que le daría miedo a él. Su padre casi no lo hacía, era bueno con él aunque a mi me trataba como una pulga.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
-Yo creo que sin inspiración todos estaríamos muertos... para soportar ciertas cosas hay que cerrar los ojos e intentar pensar que todo va bien, que estás en otro lugar o que simplemente vas a ser feliz, muy feliz.-entonces al terminar de decir eso escuché las palabras de Román.
Me había pedido muchísimas veces una hermana. No sabía siquiera cuantas veces habíamos terminado despiertos toda la noche, yo intentando no llorar al explicarle y él llorando porque no tenía su sueño de tener a alguien para poder cuidar, darle ejemplo y todo lo que un niño quiere cuando desea un hermano.
Salía con alguien ahora, bueno no sabía si era salir o qué demonios era, pero dudaba ser padre otra vez. Me encantaban los niños, me pasaba el día mirando a Lugh y comentándole a Levi lo afortunado que era. Pero no quería ser padre, no ahora y menos de Lucas. Además, Lucas decía ser esteril así que ¿cómo iba a pasar? no.
-No cielo, ya te dije que tienes tus hermanos y por desgracia ya no están. No voy a tener más hijos.-entonces me incliné hacia él.-Mejor ¿por qué no me das un nieto?-pellizqué sus mejillas.-Con ese bonito de Romeo... así me dais un nieto rubio y tonto como el tonto de tu abuelo... Ha Neul puede ser tu amiga y los amigos con el tiempo son como hermanos.-le revolví el pelo y la miré a ella.-Iré a por el cordón verde.
Tenía los cordones tras aquella puerta, cordones negros o verdes eran los que usaba para las flores. Para otros como las huellas de gato usaba los azules y las huellas de lobo las marrones... violetas para las mariposas... y así todos mis objetos.
Me había pedido muchísimas veces una hermana. No sabía siquiera cuantas veces habíamos terminado despiertos toda la noche, yo intentando no llorar al explicarle y él llorando porque no tenía su sueño de tener a alguien para poder cuidar, darle ejemplo y todo lo que un niño quiere cuando desea un hermano.
Salía con alguien ahora, bueno no sabía si era salir o qué demonios era, pero dudaba ser padre otra vez. Me encantaban los niños, me pasaba el día mirando a Lugh y comentándole a Levi lo afortunado que era. Pero no quería ser padre, no ahora y menos de Lucas. Además, Lucas decía ser esteril así que ¿cómo iba a pasar? no.
-No cielo, ya te dije que tienes tus hermanos y por desgracia ya no están. No voy a tener más hijos.-entonces me incliné hacia él.-Mejor ¿por qué no me das un nieto?-pellizqué sus mejillas.-Con ese bonito de Romeo... así me dais un nieto rubio y tonto como el tonto de tu abuelo... Ha Neul puede ser tu amiga y los amigos con el tiempo son como hermanos.-le revolví el pelo y la miré a ella.-Iré a por el cordón verde.
Tenía los cordones tras aquella puerta, cordones negros o verdes eran los que usaba para las flores. Para otros como las huellas de gato usaba los azules y las huellas de lobo las marrones... violetas para las mariposas... y así todos mis objetos.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
No pude evitar sonrojarme ante las palabras de Román, negando por un momento. No por el tema de la belleza, hacía mucho tiempo que me había olvidado de ponerla por delante de los demás cánones cuando me encontraba frente a una persona, sino por el hecho de que alguien pudiera pensar en mí como una posible hermana. Vale, estaba tomándomelo demasiado en serio, pero era algo que provocó una pequeña sonrisa en mí.
Cat lo manejó de la mejor manera posible. Por todo lo que me había dicho Román de su padre sabía que había grandes cicatrices en su interior por mucho que me hubiera aceptado de forma amable, por mucho que buscara esconderlo detrás de una apariencia desinhibida, una fachada en la que todo parecía que iba bien. Sin embargo, si uno miraba sus ojos se daba cuenta de que había dolor en ellos. Había sido un instante, una chispa, apenas unas milésimas de segundos antes de que volviera el asunto a otro que no le implicaba directamente, pero había estado ahí para un buen observador.
Me moví hasta ponerme junto a Román, apoyando con suavidad mi mano en su antebrazo y frotándolo por unos instantes viendo cómo Cat se movía para entrar en la trastienda.
— Puedo ser tu hermana… ¿adoptiva?— comenté mientras buscaba sus ojos azules y una pequeña sonrisa tímida. Si me hubieran dicho esa mañana que iba a decir esas palabras seguramente les hubiera considerado una pandilla de locos, sin embargo ahí estaba. — Sé que no es lo mismo, pero creo que podría llegar a ser buena idea porque comenzamos a ser amigos ¿no es cierto?— entonces sonreí con cierta picardía, esa sonrisa que solo aparecía en momentos contados y con personas que me sentía realmente bien. — Parece que es el momento de las nuevas generaciones… para tener hijos me refiero.
En cierta manera quería desviar el tema, hacer que Román no siguiera presionando a su padre con aquello y quizá fuera una buena idea en tanto y cuanto que podría ser una forma de que Cat se concentrara en otras cosas y no en su dolor. No, no les conocía lo suficiente, solo tenía pinceladas aisladas, pero aquel pequeño núcleo familiar que en cierta manera se había abierto a mí de forma desinteresada tal y como estaba viendo, habían conseguido robarme otro trocito de corazón que hasta no hacía mucho había estado tras varias llaves imposibles de traspasar y que ahora parecía que se abrían con demasiada facilidad.
Cat lo manejó de la mejor manera posible. Por todo lo que me había dicho Román de su padre sabía que había grandes cicatrices en su interior por mucho que me hubiera aceptado de forma amable, por mucho que buscara esconderlo detrás de una apariencia desinhibida, una fachada en la que todo parecía que iba bien. Sin embargo, si uno miraba sus ojos se daba cuenta de que había dolor en ellos. Había sido un instante, una chispa, apenas unas milésimas de segundos antes de que volviera el asunto a otro que no le implicaba directamente, pero había estado ahí para un buen observador.
Me moví hasta ponerme junto a Román, apoyando con suavidad mi mano en su antebrazo y frotándolo por unos instantes viendo cómo Cat se movía para entrar en la trastienda.
— Puedo ser tu hermana… ¿adoptiva?— comenté mientras buscaba sus ojos azules y una pequeña sonrisa tímida. Si me hubieran dicho esa mañana que iba a decir esas palabras seguramente les hubiera considerado una pandilla de locos, sin embargo ahí estaba. — Sé que no es lo mismo, pero creo que podría llegar a ser buena idea porque comenzamos a ser amigos ¿no es cierto?— entonces sonreí con cierta picardía, esa sonrisa que solo aparecía en momentos contados y con personas que me sentía realmente bien. — Parece que es el momento de las nuevas generaciones… para tener hijos me refiero.
En cierta manera quería desviar el tema, hacer que Román no siguiera presionando a su padre con aquello y quizá fuera una buena idea en tanto y cuanto que podría ser una forma de que Cat se concentrara en otras cosas y no en su dolor. No, no les conocía lo suficiente, solo tenía pinceladas aisladas, pero aquel pequeño núcleo familiar que en cierta manera se había abierto a mí de forma desinteresada tal y como estaba viendo, habían conseguido robarme otro trocito de corazón que hasta no hacía mucho había estado tras varias llaves imposibles de traspasar y que ahora parecía que se abrían con demasiada facilidad.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
-Yo no quiero ser papá aún.-dije antes de abrazarme a Ha Neul con una sonrisa infantil.-Sí, yo quiero que seas mi hermana adoptiva.
Yo siempre quise tener muchos amigos, Killian era como un hermano mayor aunque sólo tenía 30 años. Amaury era como mi tío, no como mi hermano. Romeo no sabía que era, sinceramente quería hablar eso con papá pero nunca veía la hora para hacerlo. Me sentía muy confundido cuando pensaba en qué era Romeo.
-Podemos quedar todos juntos un día, todos con el tito Ama. Una fiesta ¿sí? de esas de música que se da en el hospital de vez en cuando.-todos participaban para recordar buenos tiempos y mostrar a otros qué era vivir la vida plenamente. Una vez cada cierto tiempo Amaury pedía que se aproximaran al salón algunos de sus hombres, podían ver películas y escuchar música. Siempre se intercambiaban aquellos que iban, las sesiones se repetían, y era una forma de dar cultura en tiempos de crisis de felicidad.-¿Podemos? ¿Eh?-no la soltaba mirando a mi padre, esperando que dijera algo.
Yo siempre quise tener muchos amigos, Killian era como un hermano mayor aunque sólo tenía 30 años. Amaury era como mi tío, no como mi hermano. Romeo no sabía que era, sinceramente quería hablar eso con papá pero nunca veía la hora para hacerlo. Me sentía muy confundido cuando pensaba en qué era Romeo.
-Podemos quedar todos juntos un día, todos con el tito Ama. Una fiesta ¿sí? de esas de música que se da en el hospital de vez en cuando.-todos participaban para recordar buenos tiempos y mostrar a otros qué era vivir la vida plenamente. Una vez cada cierto tiempo Amaury pedía que se aproximaran al salón algunos de sus hombres, podían ver películas y escuchar música. Siempre se intercambiaban aquellos que iban, las sesiones se repetían, y era una forma de dar cultura en tiempos de crisis de felicidad.-¿Podemos? ¿Eh?-no la soltaba mirando a mi padre, esperando que dijera algo.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
Me sorprendió que ella dijera algo así, aunque se veía bondad en su forma de ser y bueno Romi siempre se hizo querer. Durante un tiempo lo tuve aislado de todos por miedo, lo alejaba de cualquier persona, y sólo se relacionaba con aquellos que yo decía. Había vuelto a confiar en su forma de elegir a las personas que entraran en su vida, aunque me molestó que Antonio le destrozara de esa forma su corazón. Si llegaba a ver a ese lobo cerca de mi zona lo mataba, no me importaba qué pensaran mis amigos lycan... a ese idiota le daría la paliza d esu vida por hacer llorar a mi pequeño.
-No sé, eso es cosa de Ama.-dije apoyándome en la mesa.-Aunque he pensado hacerle una visita y entregarle el folleto donde sale Killian.-acerqué el libro de moda que había hecho y lo abrí.-¿Ves?-eran fotografías del hechicero junto al resto, todos salían muy bien.
Estaba orgulloso de mis diseños, todos y cada uno eran importantes para mi.
-Cuando quieras algo hecho a medida te pasas, te haré buen precio.-sonreí mirándola, la verdad es que era muy bonita en rasgos.
-No sé, eso es cosa de Ama.-dije apoyándome en la mesa.-Aunque he pensado hacerle una visita y entregarle el folleto donde sale Killian.-acerqué el libro de moda que había hecho y lo abrí.-¿Ves?-eran fotografías del hechicero junto al resto, todos salían muy bien.
Estaba orgulloso de mis diseños, todos y cada uno eran importantes para mi.
-Cuando quieras algo hecho a medida te pasas, te haré buen precio.-sonreí mirándola, la verdad es que era muy bonita en rasgos.
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Re: De camino a casa de Papá - Priv
No estaba muy acostumbrada al contacto físico, siempre me había costado abrirme, en parte porque mi propia cultura no era tampoco muy dada a ello cuando no se conocía bien a la otra persona o no era familiar. Sin embargo, acepté el abrazo de Román. En cierta manera lo consideré como un gesto que hace un niño, quizá por esa razón solo le sonreí y después miré hacia Cat. En cierta manera me sentía cohibida por la sugerencia de Román. Me había dado cuenta, como para no, de los lazos tan fuertes que tenía la familia aunque no fueran todo lazos de sangre y no quería tampoco ser la infiltrada por así decirlo.
—Tampoco quiero ser una molestia… aunque no niego que me gustaría conocer al famoso Ama.— comente divertida, mientras le miraba para después fijarme en lo que Cat puso sobre el mostrador. Una sonrisa apareció en mis labios. Eran unos diseños muy bonitos y las fotos eran preciosas. —Es una sesión muy buena.— comenté mientras paseaba la mirada por las fotos sin perder detalle, antes de volver a alzar la mirada hacia Cat sonriendo. —Gracias… aunque soy bastante normal vistiendo… por regla general con unos vaqueros y camisetas tiro durante un tiempo.
En verano me ponía algún vestido o falda, pero siempre largas. Y siempre ropa que me dejara moverme con facilidad, que no cortara mis acciones porque sabía que en cualquier momento tendría que echar a correr. De la misma manera evitaba por todos los medios los zapatos altos. No quería romperme una pierna o la cabeza. Sabía arreglarme si la situación lo ameritaba, pero era de las personas que preferían lo natural a lo artificial.
—Tampoco quiero ser una molestia… aunque no niego que me gustaría conocer al famoso Ama.— comente divertida, mientras le miraba para después fijarme en lo que Cat puso sobre el mostrador. Una sonrisa apareció en mis labios. Eran unos diseños muy bonitos y las fotos eran preciosas. —Es una sesión muy buena.— comenté mientras paseaba la mirada por las fotos sin perder detalle, antes de volver a alzar la mirada hacia Cat sonriendo. —Gracias… aunque soy bastante normal vistiendo… por regla general con unos vaqueros y camisetas tiro durante un tiempo.
En verano me ponía algún vestido o falda, pero siempre largas. Y siempre ropa que me dejara moverme con facilidad, que no cortara mis acciones porque sabía que en cualquier momento tendría que echar a correr. De la misma manera evitaba por todos los medios los zapatos altos. No quería romperme una pierna o la cabeza. Sabía arreglarme si la situación lo ameritaba, pero era de las personas que preferían lo natural a lo artificial.
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