Red lips - libre-

Después de unos días de mi regreso del averno, mi encuentro frenético con aquel gato diseñador y el encuentro con mi princesa me hicieron que fuera a parar al Vaticano.
Allí hacia unos meses había ido a buscar unas almas a causa del ataque de un hechicero y una Krusnik que destrozaron la Basílica dejándola en ruinas.

Aparecí en el centro de la plaza de san pedro cerrando las alas negras, mi señor me dio la bienvenida en aquel lugar con lluvia, haciendo que sonriera, apareció en mi mano un paraguas negro abierto y en un movimiento cubrí mi cabello negro antes de que se echara a perder mi maquillaje. Me quede mirando hacia la Basílica estando allí en medio viendo como la gente se iba corriendo a sus casas.

Era una lástima que allí los angelitos que habitaban la ciudad curaran a los humanos, menos almas que llevarme de aquel lugar por lo que no solía rondar la ciudad, pero si los alrededores, lo que era la antigua Roma, moribundos llenos de enfermedad o hambrientos me hacían recordar a mis hermanos. Casi ni recordaba del porque la disputa después de la guerra que hizo que nos separáramos, pero ya ni me importaba.

Cerré mi chaqueta de cuero negro escondiendo la camiseta negra de tirantes, mis botas negras aguantaba mi peso y mis pantalones jeans negros estaban ceñidos a mis piernas. Seguía mirando las ruinas como si esperara algo o alguien, tal vez algún animal viejo que había escapado de las garras de los angeles cansado de vivir. Qué importaba, yo era el que hacia el trabajo sucio de aquellos tres que causaban heridos de guerra, enfermos o hambrientos, yo era el que se los llevaba, trabajo sucio y sin ganancias para ofrecerme.