Summer Splash [Amidas]

Estreche los ojos hasta que se formaran en dos finas ranuras y volví hacer un puchero por lo que dijo ¡Si tampoco me había enojado! No era para tanto, me encogí un poco ahí mismo.

- No seas tan exagerado, tampoco te voy a golpear. Solo decía eso, nada más... ah muy buena su broma.

Suspire encontrándole toda la razón, admitía que yo me tardaba bastante pero tampoco lo hacia por horas o algo por el estilo ya que no me gustaba hacer esperar a los demás, era eso un tanto molesto.

- Bueno es verdad hay algunas que se tardan muchas horas y es algo molesto que esperar tanto, me aburro.

Reí divertido siguiendo con el andar en el bote mientras esperaba respuesta sobre lo dicho antes de que me cargara, sería divertido pero no esperaba que aceptara aunque al final fue así, acepto y sonreí ilusionado.

- ¿Enserio? Awww que bien, entonces te lo haré recordar cuando lleguemos. Será divertido para mí, no se para ti.

Maneje mientras a lo lejos se veían delfines y él me lo hizo ver mejor y asentí manejando con cuidado hasta allá deteniéndome a una poca distancia para que no se asustaran. Estas se quedaron quietas y después comenzaron acercarse, lleve mi mano a una que estaba a mi lado y acaricie la cabeza de esta.

- Que lindo...

- Yo sé que no me golpearías, eres demasiado lindo para eso y yo demasiado guapo y genial como para que alguien se atreva a golpearme.

Hablamos de las mujeres y la forma en la que Amidas lo dice, me sorprende. Intento imaginármelo con una mujer... se verían como pareja yuri, pero igual podía ser bonito.

- Vaya vaya vaya... ¿tienes novia entonces?

Me pide que lo cargue y lo medito un poco, pero no encuentro una razón válida para negarme. Y es genial ver que no se esperaba que aceptara. Me encanta sorprender a la gente. Sonrío cuando dice que me lo recordará.

- Seguro, no hay problema. Pero me acordaré de todos modos, más bien sólo dime cuándo quieres que te cargue y ya.

Ubico a los delfines cerca de la isla y le digo que se acerque despacio y lo hace. Tomo el control de la lancha cuando va a acariciar uno de los delfines y termino apagando el motor. Le tomo una foto con el celular. No sé, se ve bonito.

- Kawaii! Anda, diviértete.

-Obviamente -rodee los ojos al darme cuenta que eso sonaba demasiado narcisista, pero era divertido molestar con eso- ese atractivo rostro debe de estar intacto y estas manos -señale las mías de forma divertida- no deben de mancharse tampoco... hahaha ¡Hay Ryuu! Que cosas decimos -negué y seguí manejando con tranquilidad.

No me había divertido de esta manera desde hace mucho tiempo, ya que yo no era de hablar así pero me parecía de lo más gracioso. Abrí grande mis ojos, de manera sorprendida por lo que me decía ¿Era enserio? ¿Yo con novia? Solté una carcajada negando sin poder contener la risa ¡Tan gracioso que era!

- Oh no, no... A mi me gustan los hombres -sonreí jugueteando con mis manos encima del timón mientras le escuchaba- ahh cuando lleguemos de nuestro paseo quiero.

Nos detuvimos, viendo a los delfines y el que se acerco a mí le acaricio con cariño su "cabeza" que bonito que era. Otros igual se acercaron y comencé acariciarlos también, nunca había estado tan cerca de ellos.

Miro su rostro y sus manos, con una sonrisa divertida en los labios.

- No es por ser mala onda, pero me refería a mí. A mi perfecto cabello despeinado que no debe ponerse rebelde, a mis manos que uso para vivir, a mis hermosos y carnosos labios que no quiero que sangren... en fin. Que no me gusta andar peleando, es tan primitivo...

Río también.

- Yo sí sé pelear, pero no voy por ahí partiéndole la cara a todos.

Ya que Amidas habla de mujeres, pregunto si tiene novia. Aunque me lo imagino y río como él.

- Vale, sí quedaba un poco... yuri en apariencia. A mí igual, me gustan los hombres, pero admito que por razones bastante tontas sí me he llegado a tirar alguna mujer. ¿Tienes novio entonces?

Asiento, aceptando cargarlo cuando quiera. En el bote lo veo difícil.

Logramos encontrar a los delfines y me hago con el control de la lancha mientras él va a ver, y claro, acariciar los delfines. Yo me quedo donde estoy y sólo le saco una foto porque creo que se ve lindo. Me muevo un poco y también acaricio uno, pero no estoy tan contento como él. Creo que me contagia su alegría, porque ya ando sonriendo yo también.

- No pensé que te gustaran tanto los delfines.

Solté un resoplido rodando los ojos, sí que esto estaba resultando divertido y más al ver el gran ego que poseía me causaba gracia. Acerque mi mano y le pellizque la mejilla izquierda que era la más cercana que tenía de él y le sonreí suave.

- Oh Ryuu eres tan maloooo~ mira que decirme lo perfecto que eres. Me haces sentir horrible –negué mientras bajaba la mirada con “tristeza” que más eran broma que otra cosa. Estar jugueteando de esa forma con él eran cosas que no hacía a menudo, tal vez porque no encontraba personas con quien hacerlo, bueno hasta ahora.

Ryuu era muy simpático. Escuché lo que decía y sonreí… Yuri… tenía razón se vería muy a esa manera si me enamoraba de una mujer pero por ahora ninguna me había atraído de esa forma. Solo los hombre y no es que me hubieran gustado muchos, al contrario. Tal vez yo no era alguien que se enamora fácilmente, más me gusta ser amigos que buscar pareja.

- ¿Razones tontas? ¿Y eso? Bueno yo por ahora no tengo novio, no busco pareja. Cuando se dé la oportunidad y conozca una persona que me guste, ahí voy a “jugármela” por así decirlo –reí acariciando los demás delfines que se acercaban. Eran muchos los que lo hacían. Voltee un poco la mirada y le sonreí- pues son muy bonitos ¿No crees? Igual todos lo animales me gustan así que no temo acercarme a ellos.

Amidas me pellizca una mejilla como si fuera un niño pequeño y yo claro que sonrío como si lo fuera de verdad. Porque en lugar de regañarme de la forma tradicional, lo hace de una forma divertida. La verdad es que soy egocéntrico, y mucho, pero en este momento no lo hago más que por bromear. Aunque bien que estoy seguro de que soy guapo y único, eso sí. Él finge sentirse mal, así que le doy un beso en la mejilla.

- No eres horrible, eres muy lindo. Aunque claro, no eres yo, pero puedes aprender, jajaja.

Hablamos de los novios y me entero de que también es homosexual. Yo no puedo serlo, no en sentido estricto, pero la verdad es que sólo los hombres me vuelven loco.

- Pues... no por amor, que es algo que no creo que exista siquiera. Pero he tenido sexo con mujeres por calentura o sólo por molestar. No son precisamente razones profundas.

Me recargo en la orilla del barco y meto la mano al agua, acariciando a veces a alguno de los delfines que parecían acercarse con tanta naturalidad a mi nuevo amigo.

- Yo no creo que exista el amor, así que no he tenido un novio en serio. Para mí, tendría que ser hombre, las mujeres no me ponen loquito. Aunque nunca me he enamorado. De todos modos, creo que soy muy raro como para que a alguien le guste, así que no me complico y sólo tengo sexo sin compromiso.

Hablo de los animales.

- Pues yo no le gusto a todos los animales. Será que sienten que soy como un oni o algo así.

Después de haberle pellizcado me sonrió como si de un niño pequeño se tratara, se veía bastante adorable haciendo ese gesto. Era un regaño diferente al que cualquier persona normal hiciera. La verdad es que no me molestaba que dijera esas cosas, si tenía ego era su problema y nadie debía de meterse con ello porque a fin de cuentas no les pasaba nada a los demás.

Hice como si me sintiera mal, mis ojitos lo miraban con una tristeza por demás fingida pero cualquiera pensaría que era verdad. Él en un gesto bastante amable beso mi mejilla y sonreí mientras le escuchaba, que alguien como Ryuu dijera que yo era lindo podía ser muy increíble aunque bueno tampoco es que fuera tan malo ¿Verdad?.

- Oh, oh que tú me digas eso es un gran halago, ya sé que no soy tú y por eso no puedo igual tu belleza pero hago el intento. Aunque puedes enseñarme, demás que eres un buen maestro.

Mi voz salió juguetona y divertida mientras apoyaba por unos segundos mi cabeza en su hombro pero me aleje rápido, escuchando como me contaba de sus experiencias. Parecía que tuviera bastante experiencia y yo no podía evitar sentirme alguien tan pequeño por eso, seguí acariciando los delfines a la vez que les tiraba algo de agua soltando una suave risita.

- No digas eso, tal vez algún día llegue alguien… quien sabe pero si quieres seguir haciendo eso no hay problema, no creo que pueda pasarle algo malo. ¿Enserio no le gusta a los animales? Nah no lo creo, ven acércate -extendí mi mano hacia él para que viniera.

Beso la mejilla de Amidas, en gran parte para ocultar que sentí feo. No quería que sintiera que porque yo voy por ahí sabiéndome la gran cosa él se sintiera mal. En general sí me gusta hacer sentir a los demás envidia de mí, pero Amidas me cae bien. Sé que no puedo evitar hacer muchos de mis comentarios, pero es que soy genial, y el mundo lo sabe. Es sólo que esta vez sí me importa que no le moleste de más a él.

- Puedo enseñarte, pero la verdad es que tu estilo y el mío son muy distintos. Yo no puedo ser todo lindo y femenino como tú, aunque admito que soy metrosexual. Lo más femenino que he llegado a hacer es pintarme las uñas de negro.

Me agrada su cercanía porque a veces siento que no le agrado a nadie. Aunque tal vez es sólo un arranque. Aunque podría ser una maldición justo porque soy un pecado. Lo veo acariciar a los delfines y creo que me da un ataque de honestidad. Me acero y suspiro.

- Últimamente me dan envidia las parejas. Parece que hay epidemia y todo el mundo tiene pareja. Y se ven felices, aunque su pareja los ignore o los trate mal. Debe tener algo muy bueno para que todos quieran.

Suspiro de nuevo y me aparto del agua, sentándome al centro del bote. Sonrío para ocultar mi momento raro sentimental y depresivo.

- Lo siento, te estoy arruinando esto... Podemos ir a la isla y seguro vemos lobos marinos. Y te cargo.

Cubrí mis labios, soltando una suave carcajada y despegue mis manos de los delfines acercándome hasta él y negué acariciando su mejilla de forma cariñosa restandole ya algo de importancia al juego.

- Tienes razón, somos de estilos diferentes. Bueno cada uno tiene su encanto así que no hay de que preocuparse ¿No crees? -me aleje para estar de nuevo con aquellos delfines y espere de rejo a ver si se acercaba y lo hizo, hablándome de algo que sentía envidia. En parte era verdad, ese ultimo tiempo muchas parejas se habían formado y había veces que algunas no se dejaban hacer de todo por su acompañante y eso no me agradaba para nada- yo no me dejaría tratar mal por mi pareja aunque lo ame, no se... creo que llegar a esos extremos por alguien es tan... no creo que uno debería de hacerlo.

Negué suspirando y viendo como volvía de nuevo al bote, sonreí levemente y me acerque a él, subiendo de igual manera al bote sentándome sin dejar de observar los delfines.

- Tranquilo, no hay problema ¡Vamos a la Isla! Que quiero que me cargues -reí abrazándolo por unos segundos y después me separe volviendo a mi lugar.

Admito que yo no podría, como él, ser tan femenino. Tengo un gusto por la moda y siempre me ha gustado vestir bien y al mismo tiempo ser original y verme bien a lo largo de los siglos sin importar en realidad si todos consideran o no que me tardo mucho en arreglarme. Es mi vida. Pero no podría ser como Amidas, no va conmigo, aunque como le demostré desde hace rato, no me incomoda ni critico lo que él haga, más porque se nota que le gusta y además se ve bien. Asiento, dándole la razón sobre el encanto diferente que tenemos.

- En eso tienes razón.

No sé por qué me da un arranque de honestidad y digo en voz alta algo que en realidad lleva ya un tiempo rondándome por la cabeza: el asunto de las parejas. Yo solía creer que sólo dan problemas, pero ante la creciente epidemia, me empezó a dar envidia. Amidas habla del maltrato que a veces existe entre las parejas.

- Creo que ante todo, uno debe respetarse a sí mismo. El maltrato ya es pasarse del límite, y mira que te lo digo yo que la verdad soy bien masoquista, pero no es lo mismo cuando en verdad te lastiman.

Propongo ir a la isla, simplemente por hacer algo que me haga olvidar mi momento extraño. Navego con rumbo a la isla.

- Ne, Ami-chan? Quiero saber algo, si es que no crees que estoy entrometiéndome demasiado... es que no creo que seas humano. Y quiero saber qué eres, somos amigos ¿no?

Atraco en la isla, pero espero su respuesta...

- Exacto pero aunque haya gente que sepa aquello se deja, no me gusta realmente ver eso –me encogí de hombros y al estar ya acomodado en el bote es Ryuu quien ahora maneja este para llegar a la Isla. No estaba lejos ya que se podía ver fácilmente desde donde estábamos así que el viaje no duro mucho.

Cuando llegamos me tomo por sorpresa un poco su pregunta, sabía que él tampoco era un humano pero no pensé que me preguntaría por ello, tal vez más adelante si pero no ahora pero bueno. Tampoco lo iba a dejar con la duda así que mejor decírselo, podía confiar en él, algo me decía eso.

- Es verdad no soy humano, bueno en parte lo soy pero también tengo otro lado. Soy un metamorfo o cambia formas como quieras llamarlo –le sonreí mirando hacia el frente- tu sí que no eres humano ¿Verdad? ¿Qué eres? Hay tantas criaturas que ya ni se puede identificar cual es cual o bueno tal vez nosotros no sabemos como hacerlo.

Lo mire de reojo para voltear el rostro por completo para su lado mirándolo directo a sus oscuros ojos esperando a que me respondiera como yo lo hice con él.

Yo en realidad pienso que si no te das a respetar y te pisotean y te maltratan es porque eres un imbécil y no mereces siquiera que te voltee a ver. Pero Amidas tiene que ser todo lindo. Me hace sonreír, así que intento no ser tan cruel y mejor ya no digo nada.

Navego hasta la isla y detengo el barco sobre la arena. No resisto y cedo a mi curiosidad, preguntándole a él por su raza. Noto su sorpresa, pero lo miro a los ojos y espero. Es curiosidad, sí, pero también porque quiero conocerlo más y porque espero poder hablar libremente con él de cosas que tienen que ver con los sobrenaturales. Cuando empieza a hablar, imagino por un momento que es mago, pero no, esto es mucho más genial. Abro los ojos, sorprendido y sonrío. Esto es mucho mejor, no hay muchos metamorfos.

- Sugoi! ¿Y en qué animal te transformas?

Me pregunta a mí y claro, me esponjo como pavo real. Estoy muy orgulloso de quien soy.

- Soy un demonio... pero no uno cualquiera. Soy la Envidia. Es por eso que no puedo evitar ser así de... pues genial. Es para que todos me vean y deseen ser o tener algo que yo tengo. Y de igual modo, quiero todo lo que tienen los demás. ¿A poco no soy genial?

Su mirada se poso en mi persona esperando por la respuesta que no tarde en darle. A mí me gustaba ser cambia formas, independientemente de que las demás personas “normales” dijeran yo no hacía caso, de todas maneras ya tenía bastante con que me molestaran por mi forma de vestir como para hacer caso de eso. Sonreí ante la emoción mostrada por Ryuu, era muy amigable y no tenía problema en decirle en que animales me transformaba.

- En un gato angora turco no muy grande y un tigre blanco, hay algunos que pueden transformarse en más pero yo solo puedo en ellos y me gusta –estire mis piernas apoyando mis manos en las rodillas viendo cómo se pone en pose orgullo, lo mire con mucha curiosidad esperando a que me dijera lo que era y me sorprendió su respuesta ¿La envidia? Wow sí que eso no me lo esperaba, tal vez que me dijera “soy un demonio” no habría llegado tanto pero que fuera algo más que eso sí que me sorprendía- oh si, si Ryuu es genial pero yo creo que aunque no fuera la envidia sería también así de genial

Como ya había parado el bote me baje y le hice una señal para que bajara, él me debía algo y lo iba a obtener, alce una de mis cejas esperando.

- Ryuu baja y cargame, me lo prometiste -hice un puchero bajando un poco la mirada.

Amidas me cuenta con facilidad que es un cambiaformas. Me parece estupendamente genial y también por mí, porque sé que hay pocos. Me hace genial conocer y ser amigo de uno. De hecho, siento que Amidas es como que mi mejor amigo, algo que no solía tener. Eso eleva mi genialidad. Y encima se transforma en felinos.

- Oh, ¡amo los felinos! ¿Alguna vez me dejarías verte transformado?

Ya que él me contó, le cuento yo qué soy. Estoy orgulloso de ser la Envidia y sólo lo oculto si es necesario. Siento cómo mi amor propio se eleva de nuevo al escuchar que aunque no fuera la Envidia, sería genial. Eso es, claro está, porque SOY genial. Le agradezco con modestia... bueno, con un poco de modestia, o casi nada, pero al menos algo.

- Gracias...

Bajo del bote y me recuerda que le debo cargarlo. Río divertido y me pongo en cuclillas de espaldas a él.

- Sube.

- ¡Claro que lo haré! La próxima vez que nos veamos le mostraré la forma que más me gusta aparte es más fácil andar como gatito que tigre –reí cubriendo un poco mis labios y le negué no debía de agradecerme, si era verdad, no creía que por tener ese rango uno podía dejar de ser genial o esas cosas. Si hubiera sido de otra raza también pudo haberlo hecho pero bueno… él era la envidia, algo muy diferente- no hay de que solo digo la verdad.

Sonrió feliz al ver como se baja del bote y se acomoda y me pongo detrás suyo para afirmar y que Ryuu pudiera cargarme, sería divertido aparte que no se veía nada que pudiera hacer tropezar al demonio así que todo iría bien.

- Mmm espero no pesarte mucho ¡40 kilos es harto! Aunque igual menos mal que no llevo conmigo los otros vestidos que ocupo, ahí si te sería una carga mayor –solté una carcajada abrazándome a su cuello- o bien puede que me transforme en gato ahora… pero tiene que cuidarme mi ropa eso si, no quiero andar después desnudo acompañándolo.

Le pido a Amidas que me enseñe los animales en los que se transforma. De verdad adoro a los felinos, mucho más que los lobos y esos pseudo-lobos de segunda, los perros. Los gatos son independientes, hipócritas, duermen todo el día y se valen por sí mismos. Son fabulosos.

- También me gustaría verte de tigre, adoro los tigres también. De gatito soy capaz de ponerme en modo tierno, porque hasta quería conseguirme uno.

Le agradezco que diga que soy genial y hasta logro ser un poco modesto. En realidad siento que mi genialidad acaba de aumentar bastante de nivel. Luego salgo del barco y él me recuerda que le debo que lo cargue. Riendo, me pongo en cuclillas y luego luego empieza con lo del peso. Pongo los ojos en blanco.

- 40 kilos es mucho menos de lo que peso yo. No es absolutamente nada, espero que no te estés matando de hambre, porque no lo vale.

Me levanto y lo afianzo bien. Empiezo a caminar por la playa.

- Eso como quieras. ¿Qué gano si cuido tu ropa? Si te la quito, podríamos irnos de ligue o algo. Bueno cuando volvamos porque aquí dudo que haya alguien más.

Acaricie su mano por el dorso y reí por sus palabras ¿En modo tierno? Eso sería digno de ver.

- Oh si también te lo puedo mostrar pero sería raro ver un tigre yendo por ahí por la ciudad ¿No lo crees? Habría que buscar un lugar apartado y así estoy más libre –me aferro más a su cuerpo y niego ante sus palabras, para nada me moría de hambre. Me gustaba comer, aunque se viera raro que tuviera tan bajo peso pero no sabía porque las cosas eran así- no me muero de hambre, como mucho ¿Sabes? Es solo que por alguna razón no subo de peso y ahora que mi amigo me ejercita pues menos pasara, pero ojala no baje de peso. Tampoco quiero desaparecer.

Fruncí un poco el ceño por lo que dijo ¿Qué ganaría? ¿Irnos de ligue? Oh si que Ryuu tenía imaginación, suspire y acerque mis dedos a su mejilla y le pellizque suave solo para molestar.

- Pues con ver unos cuantos segundos mi cuerpo en todo su esplendor debería de bastar –le dije con tono divertido, era broma, aunque sí, él vería mi cuerpo pero no es como si fuera a pasar algo- bueno tienes razón pero igual no cuesta nada que me cuides mi ropa, no seas malito Ryuu -con esas ultimas cuatro palabras mi voz salió ligeramente más aguda y cantada, no sonó para nada molesto.

Levanto una ceja con lo del tigre.

- Decía aquí, obvio. Como dijiste que te harías gato aquí, pues no te cuesta luego hacerte tigre, ¿no?

Empiezo a caminar, pero llevo siglos de práctica en equilibrio. No me caigo fácil, y aunque no lo parezca, soy fuerte. Y bueno, aparte tengo ventajas por mi raza que también cuentan. Hablamos de su peso.

- Pues tuviste tu momento de chica... Come porque desaparecerás si sigues así. Tal vez sea tu metabolismo animal, porque no hay animales salvajes gordos. ¿Qué vas a entrenar? Yo entreno pelea.

Aunque bueno, eso ahora. He entrenado otras cosas antes. Me dice hasta que no sea malo por lo de la ropa, pero bien que ya me dijo que está mega guapo.

- Igual y se decepcionan, tendrías que hacer un desnudo como hombre no lolita y en esos te gano yo. Y lo pensaré... depende de que tan bonito gato seas y qué tan genial tigre.

Me meto un poco al agua, sólo para sentir un poco el mar.

- Está rica el agua... ¿y si te aviento?

- Ryuu, Ryuu… mi querido Ryuu, no es así de fácil cuesta porque mi cuerpo entero sufre cambios. Puedo transformarme en uno pero después me tardaría un poco en cambiar a la otra y de ahí cuando vuelva ser humano por un tiempo no podré volver hacerlo y más aún si hago ambas a la misma vez. Esto de ser cambia formas puede ser ventajoso pero tiene su contra también.

Cerré los ojos suspirando, escuchando el sonido de sus pasos mientras me llevaba. Me relaja algo eso pero una sonrisa afloro de mis labios porque dijo ¿Acaso no entendía? ¡¡Si comía!! Solté un bufido abriendo mis ojos y le mordí la mejilla.

- Te digo que como bastante ¿Acaso no escuchas? Ah, sí puede ser eso, aunque alguien me dijo que me veía medio gordito como gato –hice un puchero negando- dah… pero en tigre me veo bien. Mmm bueno creo que entrenar no era la palabra correcta, más bien me ejercita para volverme más ágil y resistente por cualquier cosa que pueda pasar.

Junsu era un buen amigo, se preocupaba por mí y me ayudaba bastante en la ciudad, por eso quería ayudarme con el ejercicio. Sonreí dirigiendo mi mirada hacía el frente jugueteando con la camisa de Ryuu de manera distraída, claro sin dejar de escucharle.

- Ahh se me olvida que el que tiene cuerpo de hombre aquí eres tú, pero igual y con estas piernas puedo convencer –lleve una de mis manos hacia abajo levantando un poco el vestido para mostrar una de mis suaves y bien torneadas piernas- hahaha yo soy un bonito gato blanco, me gusta que me mimen cuando estoy así –simule un ronroneo cerca de su oído y de repente sentí como bajaba un poco vi como estaba entrando de a poco al mar y fruncí el ceño- ¿Qué? ¡Ni se te ocurra Ryuu! No quiero que me avientes! Si lo haces me transformo en tigre y te como -lo dije en tono serio pero claro era broma pero si me tiraba me enojaría con él... no mucho pero lo haría.

Escucho y aprendo... En realidad no he tenido mucho contacto con cambiaformas, es por eso que no sé tanto sobre ellos.

- Házte gatito y consíguete un gatito seme. Ok, ya entiendo, pero de todos modos quiero conocerte de las dos formas animales, aunque pase mucho tiempo entre las dos.

Camino mientras lo cargo y lo molesto más con lo de la comida. En realidad me preocupaba que pudiera intentar no comer. Su cuerpo todavía es muy humano, seguro que le iría mal.

- ¿Cómo entrenamiento de guerrero o qué? No te imagino luchando... a lo más como asesino serial lindo, jajajaja.

Le hago burla también, dejando en claro que me amo a mí mismo y creo que soy muy sexy, por mucho que nadie más lo piense. Al menos me gusta saber que piensan que soy guapo, aunque me encantaría que se lanzaran sobre mí. A este paso, van a salirme murciélagos del trasero por falta de uso.

- Bueno, igual y triunfamos y nos volvemos strippers. Que me parece bastante malo que el mundo se pierda este par de bishonen.

Me acerco al mar y dejo que las olas acaricien mis pies... Me hace reír cuando me pide que no lo aviente.

- Decidido, te aviento para que me comas, tigre... grrrrrrrrrrrrrrr.

Río más fuerte pero sólo sigo caminando por donde voy, sin acercarme más al mar.

- No voy a aventarte, cómo crees.

Solté un resoplido por sus palabras… que me buscara un gato seme, que gracioso era Ryuu pero igual ¿Cómo me decía esas cosas? Bueno tampoco es que me molestara aparte había confianza pero ya creía yo que me quedaría soltero de por vida. Asentí sonriéndole.

- Si aunque se tarde te mostrare las dos versiones de mí será divertido y ¿Recibiré mimos por parte de este demonio? -pique su mejilla y le escuche, nah no era entrenamiento de guerrero, era más como salir a correr, escalar montañas y bueno de vez en cuando algunas artes marciales pero nada más- oh no, no de guerrero no o no sé, él me hace escalar montañas, correr y a veces unas pequeñas lecciones de algunas técnicas marciales pero nada como lo que debes de hacer tu –reí- ¿Sería lindo verme como asesino? Umm si ¿Por qué no? Hahaha haría caer a esa gente en mis encantos y después bang~ su muerte… pero no, yo no soy así.

Negué, solo jugaba con esas cosas. No me sentía capaz de dañar a los demás, pero ya para estos tiempos debería de estar preparado para hacer de todo ante cualquier situación pero no, yo no lo estaba. Rodee los ojos aferrándome más a su cuello, pensando.

- ¿Strippers? Buena idea, aunque me opacarías… eso no para nada justo. Mejor yo canto y tu muestras tu cuerpo –le dije como si nada, como si fuera de lo más normal aunque yo antes había cantado en lugares nocturnos. Claro pero solo eso, nada de hacer otras cosas o trabajitos extras, pero desde que había llegado no había podido encontrar donde hacerlo. Mmm ya encontraría algún lugar- ¡Hey! –me ruborice levemente- eso se escucho raro -vi como ya no se acercaba tanto al mar y suspire aliviado de que no fuera a tirarme- ahh gracias, menos mal que no lo harás -juguetee con mis manos- ¿A donde vamos?.

En verdad quiero verlo tanto de gato como de tigre. Será que me imagino que de tigre no es nada kawaii como lo es de humano y eso es algo que debo ver. Aunque igual y resulta que sí y entonces vería al primer tigre tierno. Y bueno, soy curioso.

- Claro, ya te dije que los felinos me ponen en estado moe moe.

Aunque bueno, ya me está picando. Creo que este tipo de cosas sólo se las permito a él, mi amigo uke kawaioso.

Amidas me cuenta que entrena y claro, pregunto qué y cómo. En realidad no me lo imagino, él es como una princesa, no creí que hiciera cosas rudas.

- Te pones en modo tierno, sonríes y luego sacas tu cuchillo y lo matas. Me imaginé cuchillos porque son sexies. Y bueno, yo fui samurai hace muuuuchos años.

Rodea mi cuello y yo sigo caminando con él a cuestas.

- Nah, es muy ñoño ser stripper y ya fui prostituto. Si no vas conmigo, no tiene chiste, mejor sólo nos vamos a ligar, a ver si ya dejamos de estar solterotes.

Amenazo con aventarlo al agua y dice que se volverá tigre y me comerá, así que uso el doble sentido de lo que me dijo y le digo que me coma. Me río al escuchar lo que me dice.

- A lo mejor de tigre eres seme, jajajaja.

Pregunta a dónde vamos.

- Pues a conocer. Más adelante hay un faro y si nos adentramos en la isla, hay como selva. No sé qué quieras.

- Verdad, verdad se me olvido. Entonces estará bien –risitas por parte mía se hicieron escuchar pero a los segundos me quede en silencio para escucharlo y abrí grande los ojos sorprendido por lo último y negué- mmm si también es una posibilidad aunque había pensado en usar cierto traje de dos piezas que poseo el cual la falda solo se junta con un broche de rosa y si se saca este pues cae hahaha aunque al caminar deja al descubierto las piernas –encogí mis hombros- es bastante sexy… y si los cuchillos igual lo son… ¿Enserio fue samurái?

Le pregunte curioso y mi rostro se sonrojo cuando me dijo que fue prostituto ¿Era verdad? Vaya… bueno igual él podía hacer con su vida lo que quisiera aparte que debía de tener varios años y ha de saber todas las cosas que ha de ver pasado, sonreí y ronronee juguetón.

- Bueno, bueno es verdad… no sería divertido y ¿De ligue? Te acompaño aunque dudo encontrar alguien creo que tener pareja no es lo mío –un puchero se formó en mis labios- ¿Seme? No lo creo querido mío. Emm ¿Una selva? Que interesante ¡Vamos, vamos! Será interesante ¡Camina Ryuu!

Amidas está pensando en el vestido que usaría para asesinar gente de forma linda y yo sólo en la actitud.

- Míralo, siempre pensando en sus modelitos todos lindos. Yo te imagine como de gothic lolita porque soy más melodramático. Y sí, fui samurai. Bastantes años, como 300. Ya ves, no soy un peque, tengo la misma edad de la humanidad, que son como 10 mil años o algo así. No llevo la cuenta. Fui samurai para un shogun y luego durante la unificación estuve primero con los del antiguo gobierno y luego me cambié de bando. Es muy genial ser samurai y fui bueno. No explotaba humanitos, pero sí incitaba su envidia.

Volteo a verlo cuando se hace el silencio después de que le confiese que fui prostituto.

- Fui demasiadas cosas, Ami-chan. Ya que soy inmortal, pensé probar de todo. También he sido cosas como científico, abogado, intérprete... idol. Pero sí, hubo un tiempo en que fui prostituto y otro en que fui actor porno. Ahora soy programador de videojuegos.

Propongo que vayamos de ligue y por fin alguien en este mundo que piensa como yo. Aunque bueno, en mi caso es un poco delicado.

- ¿Verdad? Mira yo he tenido parejas pero fue por conveniencia o por sembar la envidia, pero ahora todos tienen pareja y ya me están hartando. Así que quiero una, sólo para ver qué es.

Piso fuerte la arena, haciendo mi berrinche. Esto ya era un asunto de mí como pecado envidiando lo de los demás que parece ser muy genial y yo quiero.

- En realidad no creo en el amor ni en esas tonterías.

Río con lo del tigre seme y luego me apura.

- Un tigre uke... qué decepción, la vida ya no vale nada.

Empiezo a correr y no me detengo hasta llegar a la selva.

- No me fijo solo en los vestidos es solo que… ah olvídalo –susurre mientras oía su historia sorprendido. Sí que era bastante mayor entonces ¡La misma edad que la humanidad! Eso era mucho. Había hecho bastantes cosas entonces- sí que has hecho mucho, a tu lado soy prácticamente un crio –suspire jugando con un mechón de mis cabellos- ¿Actor porno? Eso si que no me lo esperaba.

Negué aferrándome a su cuello y me comento sobre sus ligues o pareja que ha tenido, yo nunca había tenido a alguien como para hablar de experiencia así que mejor me callaba sobre eso, sonreí levemente ante su berrinche por querer tener ahora alguien.

- Bueno querido Ryuu ya encontraras una persona con la cual puedas compartir cosas de pareja, aunque si no crees en el amor no te va a durar mucho –hice un puchero cuando me dijo tigre uke y que eso lo decepcionaba, ¡Que malo era! – tonto… ¿Cómo dices eso? Me bajas los ánimos –fruncí el ceño ocultando mi rostro en el hueco que se forma en su hombro mientras lo sentía correr.