Summer Splash [Amidas]

Tenía algo dinero así que ese día había decidido ir a la playa, hacia mucho que no iba aunque debía de admitir que no era uno de mis lugares favoritos de día porque era demasiado sensible al sol y me hacia un poco de mal, pero tampoco hay que desaprovechar si el día estaba bonito ¿Verdad?.

Recorrí con tranquilidad el lugar sintiendo el viento mecer mis cabellos y mover un poco el sencillo vestido en color blanco que llevaba. No estaba tan mal como para llevar algo elaborado para la playa, ya que me daría un calor tremendo y ni decir que se podían arruinar esos trajes, cosa que no me gustaría.

Camine un poco más notando como la tarde ya comenzaba hacer su aparición, no sabía en que momento había andado tanto pero bueno, sería mejor descansar un momento. Así que me acerque hasta el mar sentándome cerca de este en la arena, cerré los ojos para sentir de mejor manera la brisa que proporcionaba el viento y abrace mis piernas suspirando.

- Que relajante es esto... -susurre a la nada.

Pienso si sacar mi teléfono y poner algo de música, aprovechando que ahora la tecnología te permite que todos los aparatos tecnológicos sean contra agua y hagan muchas más maravillas que hace cien años. En eso escucho una voz bastante extraña y volteo. Bueno mi suerte es un asco, salvo la vez del chico raro de la moto, sólo parece haber chicas en la playa.

- Eh, mah...

Volteo a verla mejor y levanto una ceja, intrigado. De repente como que pensé que es una chica bastante rara... Tal vez porque usa vestido en lugar de bikini o algo así. En fin.

- Pues sí, es muy relajante. ¿Vienes seguido? Yo vengo cada fin de semana, es un bonito lugar.

Le sonrío más porque noto que ella y yo somos paisanos.

- Senbō Ryuu desu, hajimemashite. O sólo llámame Ryuu. Encantado de conocerte.

Levante la mirada con la curiosidad pintada en mis pupilas cuando escuche esa desconocida voz ¿Quien era ese hombre? Lo inspecciones un poco notando algo raro en él, pero de lo cual no diría nada al respecto, mantendría la guardia alta como me había dicho Naamah aquella vez.

- No, no vengo seguido. A decir verdad que es la primera vez que vengo a la playa de este lugar.

Apoya mi mano en mi mejilla para verlo de mejor manera mientras continuaba hablando con el tono que desde hacía tiempo llevaba practicando y resultaba bastante femenino para que a primeras no creyeran que era hombre.

- Un gusto Ryuu-san -sonreí al estar conociendo otra persona que fuera de Asía, ya iban dos- me llamo Amidas -me levante sacudiendo un poco mi vestido e hice una reverencia, sin dejar ese tono femenino hasta que descubriera por si solo que era hombre.

Charlo un poco con la extraña chica, que parece bastante alegre. Sentía que era un poco extraña pero ahora ya no creo eso. Cada quien es libre de vestirse como quiere, da igual si quiere andar de vestido de coctel en la playa o lo que sea. Le sonrío, intentando ser amable.

- Mía es la tercera. Es un lugar agradable, seguro te gustará.

Me presento... Su nombre es un tanto extraño.

- No lo había escuchado antes... Suena un poco imponente, no tan lindo como para una chica como tú. ¿Qué significa?

Señalo la arena.

- Pero antes siéntate, estarás más cómoda. Nunca había visto una chica de vestido en la playa, ¿no es incómodo?

Solté una suave risita a la vez que cubría mis labios negando ¿Enserio no lo había descubierto? A veces con tan sólo decir mi nombre muchos descubrían que en verdad era hombre y no una mujer pero bueno tal vez estaba haciendo muy bien el papel de ser una joven pero no sabia si seguir con el o no. Parpadee mientras una sonrisa algo divertida se formaba en mi rostro y juguetee con un mechón de mi cabello.

- A decir verdad mi nombre debió haber sido Amida pero por algún error termino siendo escrito Amidas así que se quedo de esa forma ya que a fin de cuentas no es el gran cambio.

Vi hacia donde apunto que era la arena para que me volviera a sentar pero aun no lo hice, me quede viéndolo unos segundo por sus palabras y suspire mirando mis ropas, no llevaba la gran cosa ¡Estaba exagerando!.

- Pero si es un vestido sencillo ¿Por qué debería de estar así? aparte que no puedo andar con menos ropa el sol me hace mal -alce una de mis cejas y le hice una señal con mi mano a la vez que me sentaba para que él también lo hiciera- mira querido no se si te moleste pero a decir verdad soy hombre -al decir eso ultimo deje de usar aquel tono de voz tan femenino, pero tampoco era que mi voz fuera la de un hombre tosco. En verdad era algo suave y clara como la de un joven recién entrando a la pubertad.

Me intriga su nombre, tanto como su apariencia. Es en verdad una chica extraña, pero pues eso me agrada. Los normales o lo que todos consideran normal es aburrido en extremo. Levanto una ceja al escuchar lo del nombre, pero creo que sería demasiado descortés decirle que su nombre suena a nombre de chico. Después de todo, existen nombres unisex, ¿no? Y apenas si la conozco.

- No lo había escuchado antes...

O no me acuerdo, más bien. Tiendo a olvidar muchas cosas. Si recordara todo, ya me habría explotado el cerebro.

Me encojo de hombros con el asunto de su vestido.

- No sé, pensé que todas las chicas iban a la playa en bikini. Tal vez no sea cierto, no sé de chicas.

La invito a sentarse y lo hago justo después de ella. En general hago cosas al menos un poco caballerosas. Uno no sabe cuándo necesitará algo de una chica y estas cosas son perfectas para ganártelas.

Y entonces todo es taaaan claro. Amidas pertenece a alguna de esas tribus urbanas que hacen crossplay y yo por eso "la" veía "rara".

- ...

Me quedo mirándolo y no puedo evitar echarle una mirada a la entrepierna. Ha habido un par de chicos además de él, que juraría que eran chicas. Luego empiezo a reírme.

- Ore wa hontou bakka, desu ne? En serio que soy tonto, no me di cuenta. Pero no me molesta. Tu atractivo acaba de subir puntos, Amidas. Esa no la vi venir.

Me relajo muchísimo más. De verdad que parece una chica, pero saber que no lo es me tranquiliza. Casi todas las chicas me dan aprensión en mayor o menor medida. Pocas son las que me gustan.

- Eres bonita... como chica. Como chico pues... eres lindo. Ah, no sé qué decir, espero que entiendas eso. Y que no me molesta.

No era el primero que me decía eso. A decir verdad era un nombre bastante extraño, no conocía a nadie más que lo poseyera pero ¿Qué significaba Amida el cual iba ser en verdad? Recuerdo el día que se lo pregunte a papá y el simplemente me dijo "nombre de buda niño" Ese iba ser mi nombre pero al final resulto ser otro del cual no se sabía el significado pero bueno, tenía que verle el lado positivo nadie más lo tenia y eso me hacia especial.

- Entiendo que no lo haya escuchado, si no fuera porque lo llevo tampoco me hubiera enterado que existía. Es raro...

Sonreí y lo mire con cierta curiosidad cuando dijo eso del bikini. Yo en playas no veía a todas así. Habían ciertas mujeres que se bañaban hasta con short y alguna prenda encima del traje de baño por cuestión del sol o porque no se sentían seguras de si misma o así se sentían más cómodas, aunque bueno cada lugar es diferente al otro.

Me eche a reír de lo más divertido ante su expresión cuando le dije que era hombre ¡Hasta me miro a donde esta mi entrepierna! ¿Tan difícil era de creer que lo era? Negué acomodando un poco mis cabellos, sonrojandome levemente por lo que dijo de que mi atractivo sumaba puntos y que de mujer era bonita y de hombre igual podía hacerlo.

- ¡Ah Ryuu-san! Usted exagera, no es para tanto soy de lo más normal -me encogí de hombros y continué hablando- me alegro que no te moleste, no me gustaría que se sintiera incomodo con mi presencia mnh ¿Lleva muchos días aquí en la playa?.

Hablamos de su nombre pero es genial tener un nombre o un apellido que nadie más use. Como mi caso, aunque soy súper original por inventarme este apellido.

- Es mejor, habla de que tus padres se lo pensaron, ¿no? Supongo, a menos que no tengas padres.

Para mí lo normal es no tenerlos, pero pues no todos son así.

Pienso que todas las chicas van en bikini o en bañador al mar pero sólo menciono el bikini porque a ella le quedaría.

Hasta que me entero que es un él. Me parece divertido, en verdad que me engañó. Parece preocupado porque no me sienta incómodo o porque tal vez alguien le ha dicho algo desagradable. Pero no sería yo quien hiciera algo así.

- No me siento incómodo, aunque a decir verdad estoy en shock. He visto chicos que se visten chicas y viceversa. No había visto a alguien tan de cerca y aunque no es algo que yo haría creo que empiezo a entender el atractivo que tiene para los que sólo vemos. No sé explicarlo...

Pregunta por mis días en la playa.

- He venido algunos fines de semana. En esta ocasión llegué anoche.

Entrecerré los ojos y sonreí alzando mis hombros, si alguien había pensado en el nombre ese fue papá porque según él, aun tenían dudas de como llamarme cuando estaba en el vientre de mi madre. Así que los créditos de ese nombre tan poco común venían por su parte, tampoco es que me quejara. La verdad es que en sí es bonito.

- Fue mi padre quien me lo puso, mamá murió en el parto y aun no sabían que nombre ponerme cuando aquello sucedió.

Acerque una de mis manos a la arena y comencé hacer trazos con uno de los dedos jugando más que nada con ella mientras le escuchaba. Una sonrisa afloro de mis labios cuando dijo que estaba en shock por enterarse que era hombre, era mejor habérselo dicho ahora que después.

- Tranquilo, creo entender lo que trata de decirme. Lamento el haberle dejado en ese estado, es sólo que me gusta vestir así y bueno a veces pregunto a los demás si les incomoda, lo que menos quiero es hacerlo. No todos son tolerantes y bueno... hay veces que las personas pueden ser muy hirientes.

Cerré los ojos suspirando y apoye mi mejilla en mi mejilla esperando respuesta a mi pregunta la cual no tardo, ese hombre era interesante y tenía un algo que me hacía saber que no era un humano, pero no iba a preocuparme por eso. No se veía aun como una amenaza si no, la marca que me dejo Naamah, que me nombraba como su protegido ya habría sobresalido en mi muñeca.

- Vaya como ya conoce ¿No le molestaría mostrarme el lugar? Sólo lo recorrí a la ligera y nada más. No me gustaría perderme.

Hablamos de su nombre y cuando me cuenta que su madre murió en el parto siento que debo decir algo, así que mis palabras son las típicas. Sólo intento ser amable, en realidad yo no entiendo el vínculo familiar para nada.

- Vaya... lo siento. Bueno, sé que es lo que se dice, aunque... bueno. Entiendo que ni siquiera la hayas conocido.

Me entero que Amidas es hombre y me río porque no me di cuenta, no de él. La verdad es que tiene un encanto increíble para mí y tal vez sea porque soy homoflexible. Encojo un poco las piernas y escucho cuando dice que hay gente cruel. Oh sí que la hay.

- A la gente no debería importarle lo que uno hace o deja de hacer, pero de todos modos se meten. A mí me fastidia cuando me tratan de metrosexual pero pues lo soy y me gusta, pueden irse al diablo. Tal vez no deberías decirlo siempre, yo creo que puedes pasar muy fácil por mujer. Te queda, aunque para comparar en realidad tendría que verte vestido de hombre. Y aún así, si es lo que te gusta, vístete así.

Me encojo de hombros.

- No sé si tolerante sea la palabra para mí. Yo sólo pienso que así eres y yo no tengo por qué meterme a opinar en realidad. No es mi papel porque es tu vida.

Contesto su pregunta y quiere que le muestre los alrededores. Normalmente pensaría en ganar algo pero pues me gustó que yo le cayera bien por entender y respetar que le guste vestirse como mujer. Eso me hacía genial a sus ojos, así que ya me estaba pagando.

- Con una condición: deja de hablarme de usted. Soy viejo pero no me gusta sentirme así. Y dime qué te gustaría conocer. Mira que hasta te doy asilo en mi cuarto de hotel, aunque igual te parece inapropiado. No tengo compañero de viaje, así que podemos nadar o conocer juntos.

- Tranquilo no es necesario que diga algo al respecto. Por lo menos tuve a papá quien me cuido hasta que murió, hay hombres que suelen irse y dejar a los niños a su suerte.

Lleva mi mano hasta el colgante que prendía de mi cuello acordándome de repente del hombre quien me cuido después de que papá también murió dejándome solo. Aun era menor de edad cuando aquello sucedió y esa persona la conocí cuando estaba en mi estado felino y no me juzgo como otros, al contrario. Sonreí por lo que decía dejando tranquilo el colgante y apoye mis manos en mis mejillas.

- Tiene razón, pero por lo menos hay gente que no se mete en las cosas que hacen los demás y eso si que esta bien. Porque ¿En qué podía afectarles el que me vista así? En nada.

Tome una bocanada de aire y lo solté de manera pesada, analizando las veces en como me veía de hombre. Sinceramente no me veía tan masculino como se debería, los rasgos afeminados aun se mostraban latentes así que no era cosa del todo por como me arreglaba.

- De hombre no me veo tan masculino tampoco -le sonreí y me sonroje levemente por sus palabras, siempre trataba a las personas con formalidad pero no era mi intención hacerlos sentir viejos- y-yo lo siento no quería que se sintiera de esa forma. Emm bueno no se sorprendame ya que conoce mejor, debe tener lugares maravillosos ¿No? y sobre de quedarme en su habitación no me gustaría ser una molestia ya con pedirle que me enseñe aquí es suficiente.

Ya que tampoco sé qué decir al asunto de su padre, dejo que tenga su momento perdido en recuerdos y sólo sonrío un poco amable. La verdad es que a mí esto de la familia no se me da, y cuando he envidiado a quien la tiene es sólo porque quiero alguien que lave, planche, me mime y me cocine y alguien que me compre todo lo que quiero. No eran razones sentimentales en realidad.

Coincido en que a la gente no le afecta que él se vista como mujer. Pero la gente se mete y opina de todo.

- La gente es idiota. Por eso lo mejor es el libre albedrío y hacer lo que se te da la gana sin preocuparte por lo que opine el resto del mundo. No es su vida.

Amidas me pide ser su guía de turistas y entonces yo le pido que seamos compañeros de viaje.

- Va, te perdono entonces. Si me dices Ryuu y me hablas de tú es como si fuéramos más cercanos que si me dices "señor Senbō" y me hablas de usted. Y no eres una molestia. Si lo fueras, ni te pedía que fuéramos compañeros de viaje. Ahora...

Me mordisqueo un dedo, pensando a dónde podemos ir.

- Traje mi moto, así que podemos pasear por los negocios. O podemos nadar, hay un arrecife y está muy bonito, sólo que no sé si ahí abajo traes traje de baño. Si te atreves a más, podemos alquilar un bote y nos adentramos más en el mar y vemos delfines. Tú escoge.

Estire mis piernas sonriendo, lo que decía me hacia sentir bien. No muchos lo lo lograban aunque este ultimo tiempo he conocido personas que si lo han hecho, tal vez la vida comenzaba a tornar un curso diferente para mi.

Reí avergonzado en el momento en que dijo que me perdonara y solo lo llamara Ryuu, nada de señor Senbō ¡No creía que fuera para tanto! Tampoco es que le quisiera decir que fuera viejo, solo era por respeto nada más.

- Esta bien dejare de hacer eso Ryuu, no quería hacerte sentir como un viejito. Gracias por querer que fuera su compañero de viaje, emmm me agrada la ultima idea porque de nadar no se mucho.

Murmure y me levante de la arena estirando una de mis manos para ayudarle a levantarse, sería lo mejor comenzar de inmediato. Cuando uno se divierte el tiempo suele hacerse demasiado corto y más aun si el día estaba más que avanzado como ahora.

En verdad que Amidas está muy agradecido porque no lo trate como basura por algo tan insignificante para mí como que se vista de mujer. En verdad no me molesta ni eso ni tenerlo de compañero de viaje, porque también es bueno viajar acompañado.

- Deberías aprender, nadar es divertido.

Me sorprende que me tienda la mano y la tomo sonriendo para levantarme.

- Domo... gracias. Tenemos que ir por allá para alquilar el bote.

Camino con él y tomo incluso su brazo. Creo que como parece chica, quiero ser caballeroso, pese a saber que es hombre. Tal vez sólo tengo morbo o simplemente que ahora me siento un poco solo y envidio a los que veo a los lejos que van acompañados. En cuanto llegamos al muelle, pregunto por el bote y pago, eligiendo manejarlo yo. Es de las cosas que he aprendido a hacer en tanto tiempo vivo.

- Sube, Amidas.

Subo tras él y enciendo el bote, navegando de frente a la costa.

Asentí cuando me dijo que debía de aprender a nadar porque era divertido, tampoco era que tuviera duda sobre eso solo que no me daba el tiempo para aprender del todo, algún día tal vez lo haría.

Tomo mi mano y se levanto con una sonrisa, en un principio pareció sorprendido por esa acción pero no creía que fuera para tanto, solo le ayudaba y era todo. Ya que podía parecer una mujer pero no lo era así que ayudaba sin más aunque fuera de lo más pequeña esto.

- Esta bien, vamos para allá. Será divertido.

Le sonreí comenzando a caminar en su compañía. Me tomo del brazo como si en verdad yo fuera una chica y solté una pequeña risa mientras veía personas tomando el sol y otras bañándose en el mar, cuando llegamos al muelle él pago por un bote y me sorprendí de que fuera Ryuu quien lo navegara aunque bueno si lo pedía así era porque sabía hacerlo ¿Verdad? Me subí al bote al primero y después lo hizo él. Lo mire con curiosidad.

- ¿Manejas a menudo esto? -le pregunte con la curiosidad pintada en la voz.

Sonrío aceptando que esto será divertido porque de verdad que así será. Él es un poco serio, pero eso no le impide ser divertido. Noto que incluso ríe cuando tomo su brazo y yo le sonrío y termino riendo con él, contagiado.

- Mira, hasta sabes reírte.

Sólo estaba molestando, debo hacerlo de vez en cuando o siento que dejo de ser yo mismo.

Ya en el muelle, alquilo el bote y no pido un capitán: lo haré yo mismo. Para mí no es la gran cosa, pero la reacción que provoco me agrada.

- No, esperaba que tú sí.

Arranco y me siento, controlando el motor.

- Ya en serio, algunas veces. Tampoco es como si fuera marinero pero esto en realidad es más fácil que manejar un auto. Puedo enseñarte si quieres.

Me alejo en línea recta del muelle, estudiando a lo lejos el mar para detectar algún salto de delfín. Seguro que hay, siempre los hay y en grupos bastante visibles.

- ¿Y a qué te dedicas? ¿Estudias algo o trabajas?

El se contagió con mi risa y ambos reímos por unos segundos para después continuar con nuestro camino. Al estar ya instalados en el bote me dijo aquello que me hizo entreabrir los labios sorprendido pero termino él por manejarlo. Me había asustado un poco con aquello, nunca había hecho algo parecido así que hubiera sido un desastre total.

- Oh vaya... bueno me encantaría que me enseñaras. Realmente me asustaste cuando dijiste que tenia que hacerlo yo.

Comente avergonzado y con un suave sonrojo en mis mejillas, volviendo mi vista hacia el mar. Se sentía bastante bien dar ese paseo en compañía, regrese mi mirada hacia Ryuu cuando su voz se hizo escuchar preguntándome esas cosas.

- Me dedico a cantar por ahora en lugares nocturnos -sonreí, me gustaba hacer eso aunque no los lugares en donde lo hacia pero bueno, aquello no importaba del todo- deje de estudiar hace mucho, me veo joven pero no lo soy tanto -reí divertido.

Era demasiado agradable reír por nada acompañado de alguien que me había sorprendido con su apariencia. Pero claro, me debe una porque creí que era chica, así que me la cobro con lo de la navegada. Suelto la carcajada al ver cómo se pone todo preocupado y me dice que me creyó de verdad. Le pico la mejilla.

- Es mi venganza porque me hiciste creer que eras chica.

Pero lo digo muy en broma. Sólo es que a veces TENGO que molestar de regreso. Simplemente soy así. Arranco el bote, escrutando la lejanía, pero sin dejar de lado la conversación, si por algo vengo con él. Vuelvo a fijarme más detenidamente en él y pues... creo que no es un humano. Eso de la edad fue un indicio.

- Pues yo estudio a veces... pero igual ya terminé hace un par de años. Ahora trabajo para una compañía de videojuegos. Soy computólogo... programador, pues.

Detecto algo a lo lejos y sólo ajusto el curso.

- Si quieres que te enseñe, vas a tener que sentarte acá conmigo.

Pico mi mejilla y estreche los por lo que dijo ¿Venganza? ¡Pero que cosas decía! Bueno en parte si tenía la culpa por vestir así pero era de mi agrado. Igual él pudo saber que era hombre notando lo plano que era aunque también habían chicas así pero no era tan exagerado.

- Ahh Ryuu malo -dije en tono de broma soltando una pequeña risita- bueno acepto su venganza fue mi culpa por ir así -apoye mis manos en mis muslos y suspire con teatralidad- es que jamás pienso que me veo tan bien y "linda" así -negué y sonreí mirándolo- ya dejando las bromas, bueno por lo menos ya sabe que soy hombre.


Acomode mis cabellos y escuché a lo que se dedicaba. ¿Compañía de vídeo juegos? Vaya eso era interesante, vi como movía algo del bote y parpadee curioso moviéndome un poco.

- Oh ya, claro -me levante acercándome hasta donde estaba- mmm ¿Que hay que a ser con esas cosas?.

Le confieso a Amidas que esto de la navegación y negar que sé, era sólo por molestarlo un poco y en venganza porque me creí de verdad que era mujer. Me llama malo y lo repaso con la mirada, pasándome después la lengua descarado y sensual por los labios.

- No tienes idea cuánto... soy diabólico.

Luego suspiro y le doy un golpe de broma en la cabeza con la palma.

- Bakka, te dije que me tutearas y te dije que no era tu culpa. Y no eres linda, si lo fueras ya habría huido. Eres lindo, ¿no eres hombre?

Cuento en qué trabajo y noto su interés. Arranco el bote y empiezo a navegar. Le pido a Amidas que se siente a mi lado porque no quiero gritar y porque así aprenderá más rápido.

- Pues en realidad es más fácil que conducir un auto. Mira, si muevo a la derecha...

El barco se mueve a la izquierda cuando muevo el timón.

- Vamos a la izquierda y al revés. Si mueves la palanca del timón, aceleras. Bien fácil. Anda, pon la mano e inténtalo tú.

- ¿Diabólico? Vaya, no se como tomarme aquello...? hahaha ok no -sentí como un golpe era depositado en mi cabeza y lleve mis manos hasta ahí al mismo tiempo que un puchero se formaba en mis labios y lo mire fingiendo enojo- ¡Hey! Eso dolió.

Aquello salió más que en un simple susurro porque no era así, había sido en broma así que de doler no lo había hecho. Quite mis manos de ahí y le sonreí divertido.

- Lo lamento, se me paso -negué cerrando por unos segundos los ojos y después los volví abrir- oh eso solo dije de broma, se que soy hombre... ¿Le tiene miedo a las mujeres acaso? Como dijo que huiría si fuera "linda" .

Lo mire con curiosidad y me acomode mejor a su lado viendo lo que hacia. Manejaba el timón y movía otra cosa mientras me explicaba, yo solo asentía prestandole atención. No se veía para nada difícil.

- Creo comprender, esta bien lo intentare ¿Me presta? -pregunte refiriéndome al timón y que se moviera un poco más allá para poder manejar esto.

Sonrío misterioso, dejando que se tome eso de que soy diabólico como quiera. Ni afirmo ni niego nada, si él no dice algo, yo menos. Pero luego lo zapeo, simplemente por molestar. Amidas empieza con que duele, haciendo puchero y viéndose bastante lindo.

- Aguántate, ¿no eres hombre?

Me empiezo a reír muy fuerte y hasta aplaudo. Es que eso era divertido.

Sabía muy bien que era broma eso de hablarse en femenino, pero igual es de esas cosas que tengo que decir. Levanto una ceja cuando más directamente pregunta por las mujeres.

- No miedo, pero no me agradan en el plano sexual. Admito que estado con algunas pero sólo porque ganaba algo. Los senos me dan aprensión. Y bueno, tienen actitudes que odio, como preguntar a cada rato en qué pienso o tardar siglos en arreglarse, ¡y mira que yo me tardo! Supongo que me fastidian, pero miedo para nada.

Cuando se acomoda, empiezo a enseñarle a manejar la lancha. Me aparto un poco, muy poco en verdad y dejo que lo intente. Saco unos lentes oscuros y me los pongo, dejándole el control de la lancha por completo a Amidas. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Aunque chocáramos, yo soy inmortal.

- Volviste a hacerlo... deja de hablarme de usted. Y... te presto lo que quieras, guapo, jajaja.

Estreche los ojos por sus palabras a la par que aun seguía ese gesto en mis labios. Ryuu iba a comenzar a tomarle el gusto a molestarme si esto seguía así aunque podía ser que exagerada también... si, si lo estaba haciendo.

- Si soy hombre, pero eso no quita que duela y me queje. Ese pensamiento de que los hombres deberían de aguantarse las cosas es muy idiota o acaso con eso ¿Se me caerá cierto amiguito? Pues no.

Me encogí de hombros mientras esperaba por la respuesta de mi pregunta anterior. Me parecía de lo más divertido las cosas que decía Ryuu, era agradable estar a su lado. Sonreí por lo que dijo y negué.

- Ya veo, yo también me tardo bastante en arreglarme y bueno de preguntar eso de que piensas bueno, no lo hago mucho más bien dejo a la persona ser. Si quiere seguir hablando o hacer otra cosa que lo diga, no es que los vaya a morder o comer.

Reí tomando por completo el timón que me fue cedido por él y comencé andar con las instrucciones que me había dicho él. No era para nada difícil, eso me alegraba. Me sonroje levemente por haberle vuelto a tratar tan formal y suspire.

- Yo lo siento, ahh siempre se me pasa -revolví un poco mi cabello y seguí manejando- espero no volver hacerlo. Emm ¿Prestarme lo que quieras? No, te pediría que me cargaras en tu espalda cuando terminemos el paseo aquí, soy algo flojo -sonreí divertido para ver que decía. La verdad es que no se me había ocurrido algo y bueno si decía que si no tenría que caminar mucho.

Amidas se molesta por el comentario de que se aguante porque es hombre y lo miro, divertido. Ciertamente no esperaba que se pusiera así.

- Vaya, tranquilo, no vayas a golpearme, jajaja. Y no, dudo que eso se caiga, ni siquiera por falta o exceso de uso. Sólo era una broma.

Hablamos de las mujeres y le dejo muy en claro que lo único que pasa es que no me atraen sexualmente.

- Yo también me tardo en arreglarme, pero no se compara con las horas que tardan ellas. Cada quien es libre de hacer lo que quiera, pero hay un límite a qué tan tarde puedes llegar, ¿no? Por respeto a la otra persona. Será que le tengo manía a las mujeres.

Continuamos navegando... Lo hace bastante bien, pero es que en realidad sí que es más fácil que conducir un auto. Me parece genial que Amidas aprenda tan rápido. Ya que no estoy haciendo nada, de nuevo vuelvo a molestarlo y contraataca muy bien. Me quedo mirándolo, sopesando eso de cargarlo.

- Está bien, te cargaré.

Creo que estaba seguro de que diría que no. Señalo a lo lejos.

- Mira, ahí están los delfines. Acércate lento.