This I s My Beginning {Olivia Blake}

Tome su mano y la apreté un poco después de escuchar sus palabras, esto en forma de apoyo, sabía que se podía causar una pequeña tristeza cuando dejábamos a los que ayudábamos pero nada comparado con lo que hubiera pasado si no lo hubiéramos hecho

-Aun así estoy segura que te recuerda - era verdad ya que yo aun recordaba a aquellos aldeanos que había ayudado ya hacia tanto tiempo atrás pero era un bello recuerdo aun que después paso lo de Rafael, lo recordaba a la perfección pero sabía que tenía que pasar eso para que estuviéramos juntos

Sentía que había pasado por muchas cosas pero también sabía que en algún momento la vida le daría una recompensa por todo lo que había pasado

Asentí con suavidad, mirándola. Esa sensación de tranquilidad que había traído en el momento de encontrarnos, volvió con su roce aunque no estaba segura de si ella se daba cuenta de ello o no. Había personas que conseguían que uno se relajara, como si las energías se estabilizaran, parecía que estaba delante de uno de ellos, aunque era cierto que en realidad estaba ante un ser celestial. La miré por unos instantes sin decir nada, para después desviar la mirada una vez más hacia el exterior.

—Gracias por decírmelo… me has hecho sentir mejor.— la sonreí entonces, para después negar por un momento. —Perdona, en ocasiones mi mente se va a miles de kilómetros o algo por el estilo. Tengo que tener cuidado de no quedarme anclada en el pasado, en mis recuerdos.— confesé, siendo una de las pocas personas con quien lo hacía. —Y además estoy entreteniéndote.

Lo estaba haciendo, había sido mi forma de darla las gracias por lo que había sucedido en el muelle, pero tampoco sabía hasta qué punto tenía tiempo, hasta qué punto estaba ocupada o necesitaba irse a algún lugar.

Había sabiduría en sus palabras y estaba haciendo que me sintiera mejor. Más tranquila, más relajada. Lejos estaban los atisbos de tormenta que se habían producido en el muelle. Algo en ella daba seguridad, sensación de estar en compañía de una vieja amiga aunque no hiciera demasiado que la conociera, aunque apenas supiera datos sobre su vida. Era ese tipo de personas con las que uno conectaba desde el primer momento. Me quedé pensativa solo unos segundos y después miré a mi alrededor. De las personas que se encontraban allí cuando llegamos ya no había nadie y habían llegado nuevos clientes.

—Aunque muchas veces no podemos evitar pensar en ello.— porque en el fondo no dejábamos de ser seres que ese pasado era lo que nos había formado para ser lo que éramos en el presente. —-Debería ir a abrir la tienda aunque no pasa nada si lo hago más tarde o directamente por la tarde. Aunque tengo un horario que atender, soy bastante libre en ese aspecto.

Lo era y a malas siempre podía pedir un favor especial a Alexandría aunque ella misma tenía su propia tienda que atender. Sin darme cuenta estaba formando lazos con ella y lo cierto es que me gustaba hacerlo.

Aquel encuentro me había devuelto algo fundamental: la fe en que había todavía personas que se encontraban en este mundo para ayudar a los demás. En ocasiones las sombras me acosaban de tal manera que sentía que me ahogaba y la luz no era más que una débil llama parpadeante que amenazaba con extinguirse en cualquier momento. Sin embargo, con Olivia delante de mí, la veía mucho más fuerte y brillante de lo que lo había hecho en los últimos años. Respiré hondo por un momento y me moví tomando la mochila que solía llevar conmigo.

— Entonces parece que es el momento en el que nos separemos.— dije mientras la miraba, con una pequeña sonrisa. Abrí entonces la mochila, hasta dar con lo que estaba buscando, y tras abrir una pequeña cajita lacada le tendí una tarjeta donde venía el nombre de “Rising Sun”, su dirección y mi teléfono. — Cuando quieras o me necesites, estaré ahí. No sé si alguna vez necesitarás mi ayuda, pero por lo de hoy te debo una.

Me incorporé después, esperando a que ella hiciera lo mismo antes de acercarme al mostrador para pagar por lo que habíamos tomado. Tal y como le había dicho aquello era una muestra de agradecimiento por lo que había hecho en el muelle. La situación se había solventado de la mejor de las maneras y era algo que no olvidaría fácilmente.

No iba a discutir con ella, no tenía razón de ser. A partir de ese momento, en el que salimos por la puerta, cada cual tomaría un camino diferente aunque en el fondo estábamos unidas aunque solo fuera por esos instantes en el que habíamos estado juntas.

—Cuando quieras, estaré allí, y será todo un placer volver a verte.— le contesté, para después comenzar a moverme despidiéndome de ella con una pequeña inclinación de cabeza.

En ocasiones me imaginaba que éramos un hilo que se iba cruzando con el de los demás, formando un Tapiz. Los encuentros eran nudos más o menos fuertes que nos vinculaban a otras personas. En ocasiones nos encontrábamos tanto con alguien que se formaban dibujos aislados dentro del mismo dibujo general del Tapiz. Dependía de muchas cosas, de muchas circunstancias, de muchos momentos. Observé por unos instantes cómo se alejaba, para seguir mi propio camino. Aquel día, que había comenzado con ciertos nubarrones, finalmente había mejorado con la salida del sol.

Solo me quedaba esperar que nuestros pasos volvieran a cruzarse.