Libre-Cementerio Highgate

No era el mejor ramo de rosas de mundo, tampoco era el mejor ramos de rosas de Londres, conseguir rosas frescas en aquellos tiempos era algo complicado por no decir muy caro y tampoco David disponía de tiempo para dedicarse a buscar una floristería o en su defecto un traficante que se dedicara a importar rosas desde otros lugares donde la guerra no hubiera golpeado con tanta rudeza y hubiera personas que aun perdieran el tiempo cultivando aquellas delicadas flores. Así que David,en contra de toda su formalidad y pulcritud inglesas, hizo un ramo apresurado con las rosas de pudo encontrar, las había amarillas, rojas, blancas, rosas, rojas y hasta azules, formando un desconcertante calidoscopio.

El lugar donde ahora se encontraba era uno de sus preferidos de Londres, el cementerio de Highgate, un cementerio histórico inagurado en 1839 con el diseño del arquitecto y empresario Stphen Geary, fue un cementerio privado pero pronto se convirtió en un lugar de moda incluso para pasear. Era un sitio hermoso, romántico y gótico, con una vegetación exuberante y las hiedras que creían por todas las paredes y terminaban aposentándose sobre lss losas y las cruces. Las capillas también estaban decoradas con aquellas tozudas plantas y también con trepadoras con Don Diego de Noche, una flor especialmente amada por los vampiros, puesto que solo se abría cuando se ponía el sol.

David atravesó la avenida egipcia, sus pasos resonaron contra las paredes, iba vestido al estilo ingles, chaqueta y pantalones caquis, chaleco merron oscuro de raso, cortaba borgoña y un relojo de bolsillo. Las hojas que la brisa nocturna de la noche movía, chocaban contra sus zapatos de charol, relucientes. Después de la guerra, todo el lugar había entrado en decadencia pero sin embargo estaba intacto, los demonios no se atrevían a entrar en camposanto y aunque lo hicieran se debilitarían enormemente. David cogió uno de los senderos que lo llevó al lado este del gran cementerio, directamente a la capilla de los Talbot, sí su familía poseía un lugar aunque él era el último Talbot sin descendientes, cuando muriera, nadie lo enterraría, seguramente se convertiría en polvo y el viento lo arrastraría.

La capilla Talbot era del estilo tudor, algo recargada y excesiva para el gusto de David, pero su tatarabuelo se empeñó y cuando el anciano tomaba una idea era difícil hacerle cambiar de parecer. Le piedra era blanca, en grandes bloques, todo el recinto tenía forma cuadras y las esquinas habían angeles rezando en una postura piadosa aunque sobre la capilla había otro celestia pero con una espada en alto pero con el rostro triste e inclinado, los cabellos ondulados cubriendo parte del rostro perfecto. A David cuando era niño siempre lo fascinó.

Portaba una bolsa con todo lo que necesitaba, un escoba, paños y productos de limpieza. Colocó las rosas a un lado y se arremangó para comenzar su labor mientras entraba en la capilla, había numerosos fosos o nichos, cubiertos con figuras que representaba a los miebros de su familia, sus padres estaban cercanos a la puerta. Fue hasta la tumba de su madre y limpio la esfigie con la punta de los dedos, acariciando el rostro de piedra, una vez cada dos meses, David venía para dejar flores y mantener en buen estado todo el pabellón familiar Talbot.

hacia poco habia salido de aquel lugar donde mi abuela me tenia protegida, yo no conosia casi nada del mundo o mejor dicho nada, todo me daba un poco de temor debia de aceptarlo sobre todo por todo lo que ella me habia contado, me mantenia alejada de todo lo que podia para que no me pasara nada, pero ahora ella no estaba y yo tenia que armarme de valor para salir ya que si no lo hacia moriria ahi.

Me arme de valor todo lo que pude y sali caminando por calles vacias sin ni una alma, el frio me calaba en los huesos asi que abroche un poco mas aquel suéter delgado que poseia, unos ruidos me hicieron poner alerta, se acercaban mas cada vez hacia mi asi que camine todo lo rapido que podia para que no me pudieran alcanzar, me meti a un lugar que crei que nadie me podia seguir por el aspecto de aquel lugar.

Cuando vi donde me encontraba no era mas que un viejo y abandonado cementerio, recorde entonces a mi abuela fallecida hacia poco a mis padres que jamas conosi, en una tumba vieja y abandonada me arrodille como si fuera la de ellos, dios como los hechaba de menos y los necesitaba, despues de llorar un buen rato me quede dormida sobre aquella loza fria bajo la mirada de aquel angel de piedra que parecia tan dulce y protectora que hizo que mi mido se desapareciera por un instante

David era una persona pulcra en todo lo que hacía, desde organizar un trabajo, elegir su ropa o simplemente hacer la cama,no existía medias tintas con él, era el tipo de hombre que si hacía algo no solo quería hacerlo bien, debía ser perfecto. Por ello no escatimó esfuerzos en dedicar varias horas a todo el pabellón familiar, los Talbot eran una familia antigua y aunque lo que quedara de ella fuera un ejemplar de vampiro cuyo cuerpo ni siquiera tenía los mismos genes, David no podía sustraerse de su deber ni lo evitaba.

Cuando acabó su labor, bendita fuera la velocidad vampírica, aun quedaba unas horas para que saliera el sol, eso le permitiría regresar dando un paseo por las ruinosas calles como si fuera un mortal más, lo cual le daba cierta satisfacción díficil de describir y comprender para alguien que no fuera un vampiro. Se volvió a colocar la chaqueta, abotonándola sin prisas y cogió todos los implementos de limpieza para depositarlos en un bolsa. Escogió uno de los numerosos senderos que atravesaban el cementerio, sí, le gustaba la paz que se respiraba allí aunque fuera la pez de los muertos.

Algo llamó su atención, quizás fuera el destello de los cabellos de la joven en la penumbra del lugar, quizas su respiración que fue captada por su agudo oído. David se desvió y cruzó las losas que estaban esparcidas por el lugar hasta detenerse a los pies de la joven que estaba dormida alli. Se quedo mirándola, curioso lugar para dormir pero también quizás uno de los más seguros de Londres. Quizás ella no deseaba ser interrumpida.

David rodeó el cuerpo y se acuclilló, sus dorados ojos recorrieron el juvenil rostro, en todo caso, no era la mejor idea que se quedara allí demasiado tiempo.-Señorita.-la voz del vampiro era profunda y sensualmente oscura, la sangre estaba en ella-despierte.-David ladeó apenas el rostro y finalmente extendió la mano para colocar los dedos fríos y morenos sobre su hombro, moviéndola apenas.

Desde que mi abuela había fallecido yo no había tenido un sueño profundo siempre atenta por lo que fuera a pasar no podía dejar que terminara siendo presa de algún ser de todos aquellos de los cuales mi abuela me había platicado algunos o la mayoría eran como mostros de cuentos de hadas a los cuales temía siquiera toparme al pasar
Estaba pérdida en aquel sueño tan re confortable después de un día lleno de tantas agitaciones, tal vez sería aquella imagen del ángel que estaba guardando mi sueño, del cual unos dedos fríos y una voz profunda me trajeron de vuelta a la realidad, me sobresalte un poco pero luego al ver aquel que estaba frente a mi voltee de inmediato hacia donde estaba aquella estatua, ya que parecía que aquel ángel que observaba desde aquella tumba en silencio.

Después de despabilarme un poco lo vi observándolo detenidamente y solo pude llegar a la conclusión que tenía que ser alguien mandado por aquel ángel de piedra del cual estábamos a sus pies -Eres un ángel?- pegunte sin dejar de verlo, el lugar estaba completamente tranquilo el viento aun corría fuerte y frio, tal vez porque en ese lugar era así o no sabía, el delgado suéter me cubría lo mejor que podía pero aun así el clima era algo inclemente.

David abrió ligeramente sus resplandecientes ojos dorados, presa de la mayor sorpresa que le habían dado en aquel siglo y eso que había pasado por mucho tipo de situaciones. Despues sus labios se ensacharon poco a poco, hasta mostrar sus blancos dientes, perfectamente alineados y comenzó a reir, la risa de David Talbot no era desagradable, era una risa cálida, profunda, llena de notas ricas y modulada, una risa viva a pesar de proceder de un vampiro. Porque cuando David reía, reía con el corazón y porque sentía que debía reir, jamás reiría para complacer o para agradar. Puede que fuera formal pero era auténtico.

Hasta el momento le habían llamado de casi todo, desde chupasangre, inglés de mierda, soso, seco, avinagrado, vampiro, brujo y muchísimas más cosas pero jamás hasta ahora lo llamaron ángel ni lo confundieron con uno. Su risa cesó y lo miró a los ojos, todavía sonriendo, parecía que estaba perdida en aquel lugar pero nadie iba allí por casualidad, no, allí se estaba para estar cerca de los muertos, de los que amamos un día.

-No, niña, no soy un ángel. Aunque muchas veces desee tener el poder de uno.-David no creía en los ángeles, no como aquellas hermosas estatuas del cementerio. Eran criaturas poderosas pero increíblemente inútiles, no querían implicarse directamente ni luchar, solo sabía hablar y hablar. David comenzaba a creer que los verdaderos ángeles eran aquellas personas que dentro de lo que estaba a su alcance, ayudaban a los demás a pesar de sus debilidades y sus defectos.

Estiró la mano hacia ella para ayudarla a ponerse en pie, practicamente alzándola en el aire, no pesaba nada para su monstruosa fuerza pero sin embargo fue delicado-No soy un ángel. Me llamo David Talbot. Y tu?-la escrutó, emitía un particular aroma, no era del todo humano.

Escuche su risa, era casi hipnotizarte, algo que jamás podrías cansarte de escuchar, no comprendí si había dicho algo gracioso o por que había reído así que lo vi tratando de entender por que su risa aun que a decir verdad me agradaba, llenaba todo alrededor de nosotros y luego negó ser un angel aun que claro ningún angel iria por el mundo pregonando que lo era al contrario lo negaría para ocultar que realmente lo era, así que solo asentí cuando dijo que no lo era y me pare cuando se presento -Lo… Lorane Wilde- dije algo timida, era la primera vez que me topaba con alguien que me dirigía la plabra o se presentaba, días y noches anteriores solo había encontrado a un par de chicos de los cuales tuve que huir antes que hicieran algo mas que decirme cosas que prefeia olvidar.

Todo estaba tan en calma que pensé por unos instantes en quedarme ahí, tal vez estaría segura y por lo menos tendría un lugar donde estar ya que desde que había salido del lugar donde vivía con mi abuela no tenia donde quedarme y ni dinero ni nada, cielos tenia que pensar en eso necesitaba buscar una casa para poder dormir, después de divagar un poco con eso vi a aquel hombre el cual aun me parecía un angel y sonreí un poco timida

Vi como comenzó a recoger sus cosas, algo de temor se había filtrado en mi interior, había pasado muchos días sola, aquel lugar que era mi hogar ya no existía mas puesto que había sido tomado por unos hombres y lo habían destrozado todo, recordé esa escena cuando me pregunto que si me acompañaba a mi casa -No tengo casa señor - dije bajando un poco mi mirada, aquel momento en que había tenido que salir de aquella casa en donde vivía con mi abuela había sido muy espantoso, ahora me sentía como huérfana, ella era todo lo que yo tenia de familia, la que velaba por mi siempre protegiéndome cuidándome y enseñándome que el mundo era un lugar lleno de peligros, pero ahora estaba sola y tenia que cuidar de mi misma.

De nuevo vi aquel lugar tal vez en busca de un pequeño refugio para estar resguardada hasta que encontrara algo un poco mas adecuado para quedarme, mi estomago en ese momento comenzó a emitir sonidos a causa del hambre que tenia, tenia por lo menos dos días que no lo hacia, lo ultimo que había comido era unos panecillos que una mujer me había regalado cuando la ayude a llevar unas cosas, mi rostro se sonrojo ante ese sonido - Lo siento - dije avergonzada por que sabia que lo había escuchado, sabia que ahí no encontraría nada así que tendría que salir a buscar algo de comer aun que sintiera temor de hacerlo, tenia que hacerlo

Al parecer aquel hombre había malinterpretado mis palabras ya que pensaba que pedía perdón por algo que no lo hacia, -No, no es eso - dije bajando la cabeza sintiendo como de nuevo mis tripas volvían a sonar -Lamento que alla escuchado eso - mis manos fueron hasta mi abdomen tratando de silenciar aquel ruido algo incomodo

Cuando dijo que podía ofrecer donde quedarme sonreí un poco, tal vez ya no tendría que andar buscando esa noche por lo menos un lugar donde pudiera descansar un poco -Gracias - dije y lo segui de cerca entre aquellas calles obscuras con un poco de temor ya que no sabia si podía pasar algo, si mi abuela aun viviera yo no tendría que haber pasado por eso pero ella decía que por algo pasaban las cosas

-Si un poco - yo podía ver un poco en la obscuridad si esta no era muy densa, lo había descubierto una noche que tuve que quedarme en unas cuevas cerca de la ciudad

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