Mar nocturno

-Lo sé.-susurré cerca de su boca, no quería dejar de besarlo.

Tenía una boca tóxica. Si lo besaba me quedaba enganchado a él durante horas. Nunca me había pasado eso con nadie, procuraba no besar a las personas con las que tenía sexo, porque lo veía frío. Sus besos eran pura lujuria y sin calidez, pero los suyos, los de mi rubio, eran pura calidez y eso me agradaba.

-Flaco... rubito... nos tenemos que ir y no quiero.-murmuré antes de besarlo de nuevo, tomando fuerzas para apartarme y echar a caminar hacia la moto otra vez.

Yo tampoco quiero, pero no podemos acampar en la playa - riendo suave, dándole besitos cortos aún mientras le acariciaba las mejillas - no quiero tener un novio tostado - rió más y cortó los besos con una lamida en su nariz.

- Vamos anda - le tomó de la mano tirando de él - creo que voy a dormirme incluso antes de tocar la cama, estoy reventado, te has puesto las botas ya que no hemos podido hacer nada últimamente eh? tu revancha - reía un poco hasta que llegaron a la moto. - Pero he descubierto algo nuevo, puedo desmayarme a base de polvos explosivos como esos - si bien se coloreó también soltó una buena carcajada.

-Ha sido más que eso.-había quitado muchas cosas que no sabía, como el enfrentamiento con David, entre otras. Me había dejado llevar por fin por la pasión lejos de la sangre, de las peleas.

Le ocultaba muchas cosas, cuanto menos supiera mejor. No quería ver que se entristecía, eso me dolía. Y ya le había dicho a Atsushi que si me moría deseaba que pensara que todo era un sueño, que esto que vivíamos no era real. Prefería que así fuera antes que ver que se entristecía de tal forma que se amargara la vida.

Le sonrió un poco, tomando una de sus manos entre las suyas para llevarsela a los labios y besarla - tienes mucha presión encima, un poco de relax te venía bien, un momento fuera de todo eso.

Entonces dio un paso hacia él para dejar un corto y dulce beso en sus labios - volvamos a casa - le soltó para sacar su chaqueta de las cartucheras de la moto y colocarsela. Montó en la moto, agarrandose el pelo en una coleta baja antes de colocarse el casco y abrazarse a su espalda nada más arrancar.

Había sido una buena noche, esperaba con ansia poder volver a repetirla, aun si no era en la playa, en cualquier otro sitio pero pudiendo disfrutar otra noche a solas con Amaury, ajenos al resto del mundo.