Mar nocturno

Sorprendido le abrazó, acariciandole la espalda - lo siento - susurró contra sus labios - no quería asustarte Ama. - Realmente parecía asustado, no había sido su intención - solo me desmallé, creo que ha sido demasiado sexo y placer para mi cuerpo, no estoy acostumbrado y tuve un cortocircuito.

Se incorporó, echandose el pelo húmedo hacia atrás y tomando la ropa que le pasaba. - En las cartucheras de la moto metí una mochila con toallas, si no me seco me resfriaré, vamos a por ellas y luego paseamos por la orilla ¿vale? - tomandole la mano y dandole un apretón, besó su mejilla - siento haberte asustado, yo tampoco me lo esperé...

Terminé abrazándolo con ganas, besando su cuello y su mejilla. No quería que nada le pasara y menos por mi culpa. Me entró un bajón terrible, como si me volviera a quedar a oscuras y apartado de todo. Era peor que sentirme derrotado, era como si me quitaran el alma... si tenía alma.

Besé su mejilla y su cuello durante todo el trayecto hasta la moto, pegando su cadera a la mía. Deseaba estar pegado por completo a él. Yo ya estaba casi vestido, mientras le pasaba ropa yo me iba poniendo la mía. Mis ojos se quedaron fijos en su cuerpo mientras le dejaba sacar las toallas.

-Temí quedarme solo... completamente solo... sin ti.

Esos mimos durante todo el trayecto eran raros pero sumamente agradables, le dibujaron una sonrisa en la cara. Aún estaba un poco ido, como andando entre nubes, después de ese desmayó, sinceramente no se lo esperó y tampoco sabía que algo así podía pasar.

Ya en la moto empezó a secare con la toalla, mirandole cuando dijo aquello, le sonrió de manera tierna. - No tienes que preocuparte, no ha sido nada, ya estoy bien - anudandose la toalla en la cintura antes de abrazarle, pasando los brazos por su cuello - no vas a quedarte solo.

Besó cada una de sus mejillas para hacer lo mismo luego en sus labios, un escalofrío le hizo estremecerse - frío, será mejor que me vista ya. - Fue lo que hizo después de soltarle.

-Eres humano, yo no.-dije en un murmullo mientras deslizaba mis dedos sobre su columna, pero me aparté y me senté en el borde del paseo. Era de piedra amontonada, faltaba parte de la barandilla.-Algún día, cuando superes lo de la sangre, quiero que me dejes convertirte.

Quería hacerlo para tenerlo a mi lado, completamente mío, y ofrecerle un lugar en la eternidad. No sabía cuanto duraría el mundo, pero lo que durara lo deseaba a su lado.

No supo que responder a quello, pues tenía razón, el era humano, lo que significaba que tarde o temprano Amaury se quedaría solo. La vida de los humanos era corta, la de los hechiceros no era mucho más larga aún si podían parar un poco el avance de la edad, en algún momento se les acababa el tiempo.

Se fue vistiendo, se cerraba los pantalones cuando le expuso aquello. - Yo vampiro?... bueno, no, sería un krusnik como tu no?... nunca había pensado en esa posibilidad - terminando de vestirse, se sentó en lo que quedaba de barandilla, secandose el pelo. - Estas seguro de que querrás aguantarme por los restos de los restos? - mirandole a los ojos, él si quería, pero su trauma era un gran punto en contra.

-Los Krusnik crean vampiros, sólo te pasaría el don oscuro.-dije mirándolo fijamente con sólo el pantalón puesto, mi camiseta estaba sobre uno de mis anchos hombros.

Aún no me acostumbraba al nuevo cuerpo, o más bien nueva apariencia, tenía un aspecto temible. Había crecido durante años pensando que era un niño común, cuando conocí al vampiro que me abrió los ojos paré el crecimiento y a todo el mundo le decía que era vampiro. Decir la verdad era aterradora y ni yo mismo la creía.

-Yo sí quiero, porque te amo. ¿No entiendes? Ya no voy con furcias, aunque se me vayan los ojos a sus tetas... es puro instinto. No es algo que quiera.-comenté antes de mirarle fijamente, en silencio sin decir nada más.

- Bueno, igualmente lo que me incomoda es la sangre - y krusnik o vampiro ese pasaría a ser su alimento, dejó de secarse el pelo colocandose la toalla por los hombros mientras le miraba. - Si, lo entiendo, es solo que no es igual un ahora que un para siempre - apoyando la cabeza en su hombro - yo también te amo Ama... y bueno, tu tienes ojos y yo también, es natural mirar... - aunque a veces sinceramente jodía.

Su mirada directa quemaba, era totalmente intensa y le calentaba desde dentro, simplemente le besó acariciandole la mejilla con una de las manos. - Lo entiendo Ama, lo entiendo... trabajaremos en mi trauma entonces - su forma de decir que si - no quiero ser un vampiro patético con tranastornos alimenticios - sonriendole un poco.

-Yo puedo tomar alimentos, también lo puede hacer Atsushi. Pero ni él ni yo soportamos ya la comida, estamos habituados a un alimento más poderoso, la sangre de vampiros y demonios.-susurré antes de acariciar sus cabellos con mis dedos, quitándole los enredos como podía.-Aunque a veces desearía probar de nuevo el chocolate, un buen filete o una manzana. Pero sabía que no sería lo mismo, mis recuerdos se borrarían.

Siempre había creído ser un humano común, comía y me desarrollaba como uno. Jamás dudé de ello pese a mi pequeño don, el cual no me atrevía a usar con mi padre hasta la noche del crimen. Aún así, preferí pegarle dos tiros yo a que él se los pegara... quería sentir como el revolver pesaba en mis manos.

- Pero necesitaré sangre, sino morire, no? seré un vampiro, la sangre es la base de su alimentación y yo y la sangre nos llevamos mal - riendo suave, sintiendo como sus dedos le desenrredaban el pelo. - Así que tendré que trabajar en eso... al menos ahora es menos duro verla y olerla, ahora esos recuerdos no duelen tanto gracias a ti y a D.

Desde que usó esa flor del sueño su dolor se había reducido, ya no era tan insoportable la visión de la sangre como para noquearle con solo olerla, como antes le pasaba, ahora era algo más soportable.

- Damos una vuelta? - levantandose y dejando la toalla en la moto, estiro una mano hacia él con un sonrisa - paseemos por la orilla anda, podemos seguir hablando mientras andamos.

-Es cierto, en ti sí sería así.-murmuré antes de levantarme para colocarme la camiseta, así como ponerme la chaqueta.

Deseaba pasear con él todo el día, estar a su lado y sentir que estábamos los dos solos, como si el mundo ya no existiera. Esa noche no era un aguerrido guerrero, era un simple adolescente intentando vivir una noche calmada. No quería volver a casa, no tenía hora de llegada, pero si no lo hacía el mundo que dependía de mi se hundiría. Así que pasearía con él un rato, para luego regresar más sosegado y con la visión más nítida.

-D logra muchas cosas, y todo fue a un cambio muy sencillo...darle porno para que supiera hacerle guarradas a su novio.-reí a carcajadas cuando dije aquello.

Tomé su mano y jalé de él, iríamos a la orilla a pasear. Quería vivir esa sensación de ser normal.

La sorpresa se notó en su cara - no jodas en serio ese fue el cambio? - rió con una sonora carcajada, colocandose a su paso - no me lo hubiera imaginado... y tu eres un guarro, teniendo porno. Con que clase de pervertido me fui a juntar, me enamoré de un guarro, pobre de mi.

Aún reía divertido, abrazandose a su brazo y apoyando la cabeza en su hombro - Ama, creo que eso de la conversión estaría bien... pero antes quiero seguir disfrutando un poco más de ser mortal. A parte de tener que trabajar mi trauma, hay cosas que quiero vivir aún siendo humano.

-No soy un guarro, sólo soy didactico. ¿A caso te crees que todas esas posturas se conocen de la nada? El porno, el porno es lo que había en mi ordenador cuando era un idiota de veinte años... porque eso era internet antes, porno y más porno. Ahora son noticias y virus informáticos, más que información o ganas de disfrutar.-le abracé contra mi besando su frente y sus mejillas.-Sé que quieres tener más tiempo, pero sólo te digo que eso pasará y pasará porque te amo... métetelo en la cabeza porque no me gusta ir todo el día diciendolo, explicándolo y demostrándolo.

Odiaba esas parejas empalagosas que se pasaban el día entero comiéndose a besos, me gustaba mi privacidad donde podía hacerlo sin que cientos nos miraran. Aunque tener sexo público era divertido, sentir como se quedaban todos con la cara desencajada era una diversión increíble que no quería que nadie me quitara.

- Na na na na, eres un guarro y punto, no se guarda porno con fines didácticos sino par pajearse, guarrindongo - le acusó riendo aún, cerrando un ojo cuando le besó la mejilla. - Me gusta escucharlo, pero si lo dices siempre perdería fuerza, esas palabras suenan tan bien precisamente por que no las dices mucho - coloreandose por decirlo, era admitir que le derretía con solo decir te quiero o te amo.

Paseaban por la orilla, enterrando sus pies en la arena húmeda y blanda mientras las olas rozaban sus tobillos al romper - bueno, tampoco está tan mal el que seas un pervertido total de pies a cabeza, no puedo decir que no me guste - riendo un poco y mirandole de reojo.

-Eso es porque eres un pervertido, ¿te crees que no noto como me miras el trasero? Además lo exprimes como limones, así sacándole el jugo.-dije mostrando mis manos como garras moviendo los dedos. Lo hacía como si estrujara algo.-Además, sí me he hecho pajas. Muchas pajas en toda mi vida, así como lo he visto con parejas de una o dos noches. El porno es bueno, joder. Sólo mira Daichi lo feliz que es con ese caído... hace semanas lo vi y tenía ese brillo de chico satisfecho.

Yo siempre había pensado que el sexo era un desahogo, que estábamos demasiado estresados y nos centrábamos en discutir. Cuanto más sexo, menos guerra. Una filosofía muy hippie pero también muy mía. Yo con Killian no tenía sexo, tenía algo más y se notaba.

-Contigo tengo química, cariño y otras cosas... pero básicamente lo que hemos hecho es sexo. Follar follamos, aunque no como solía hacerlo antes.

Y pasó a estar rojo como una manzana, era cierto que le miraba el trasero, no solo a él, pero con el culo del castaño tendía a quedarse en babia. Le arreó un pequeño manporro en el hombro - no soy un pervertido, es que tu me estas contagiando - se quejó, rojo y con una media sonrisa bailandole en los labios - fe de ello es que no he visto porno ni me la he cascado en toda mi vida.

Cosa cierta, era cándido antes de conocer a ese desecho y tras la violación toda atención hacia el sexo se vio totalmente truncada, pasó a ser algo malo, algo sucio, algo que no quería hacer ni le llamaba la atención... al menos hasta que se cruzó con el castaño.

- Yo prefiero pensar que hacemos algo más que follar... pero no voy a decirlo por que es empalagoso y pijo que te cagas - se negó mirando al suelo y coloreandose todavía más.

-Lo nuestro es fornicio con vicio y sentimientos pastelosos, así como una mezcla bien montada. Pero, sobre todo fornicio. Me encanta metertela y que chilles, pero sé que no sólo chillas porque te gusta sino porque soy yo quien te lo da.-fui basto cuando se lo dije, pero seguía siendo un guerrero.

Era culto, escribía, era un erudito y sin embargo bestia. La bestia que habitaba en mi salía a pasear, sobre todo ante él. Me gustaba ser pasional, como una bomba de relojería, y explotar en carcajadas mientras se sonrojaba una vez más.

-Rubito, tu culo sí que me gusta. No sabes como te lo miro cuando te vas caminando moviendo las caderas, que las mueves sin darte cuenta... eres un maldito show.

Siguió coloreandose, acabaría sin sangre en el resto del cuerpo de seguir así - Ama... eres un guarro - murmuró pero en su cara se notaba que esas palabras no le desagradaban, por muy bastas que fueran. - Yo no chillo, ni muevo las caderas al andar - se quejó igualmente murmurando, tímido, mordiendose los labios.

- Tu si que eres un show allí por donde pasas, despiertas bastantes más miradas que yo, a mi solo me miras tu... así que no me digas show por que no lo soy - mordiendole el hombro, eso no era del todo cierto, pero una cosa es que le miraran y otra que él se diera cuenta.

-Sí claro, por eso le he dicho a un par que como sigan mirándote le saco los ojos y los uso de cubitos de hielo.-comenté antes de agarrarlo bien por la cintura.

Era cegato en esas cosas, más que un gato de escayola. Estaba empeñado que no era atractivo, como si fuera un ser horrible a la vista. A mí me miraban tios y tias, pero a él le miraba todo macho viviente, incluso heterosexuales, pensando en como metersela hasta la campanilla o si esas nalgas eran tan duras que podían cascarse nueces.

Era hermoso tal y como era, incluso con esa inocencia ante el sexo. Poco a poco lo iba descubriendo conmigo, pero ni de lejos llegaba a ser un pervertido. Quería que terminaba tan pervertido como yo, vestido de enfermera sexy dándomelo todo o quizás de colegiala. Me lo imaginaba incluso de monja. Todo por saborear su piel de mil formas, con mil disfraces.

Rió divertido al escucharle - eres un exagerdo Ama, si así fuera no crees que me hubieran llovido para follar desde siempre? nunca me han propuesto nada, así que te equivocas, a ti te miran mucho más.

Había una simple razón para eso, simplemente desde que estaba con Ama destacaba más, estaba más atractivo siemplemente por que estaba feliz. Llamaba más la atención con esta sonrisa recién adquirida cortesía del castaño que con la cara de poco amigos que cargaba antes a todas horas, ahora sonreía cuando le halaban, antes su mirada transmitía un gruñido, nadie querría follarse a un amargado.

- De todas formas, eso no importa, por que no me interesa que ningún otro se me cuele entre las piernas, solo tu - confirmó pegandose a él en un intento de ocultar su sonrojo.

-Creo que tu culito es un gurmet de primera, sólo quiere buena comida.-murmuré antes de mordisquear su cuello.-Estamos de empalagosos, saca partido rubio... que esto ocurre una vez cada quinientos años.

Las noches que íbamos a tener de este modo serían pocas, más bien contadas durante el año. Era como si dejara de lado mis responsabilidades, y eso no me gustaba. Aunque Atsushi sabía qué hacer en caso de contigencia, así como Hella debía haberse leido el manual.

-¿Sabes cuánto llevamos?-hice un inciso antes de mirarlo fijamente calentándolo, pues sabía que mirándolo así, con una simple mirada fija, se ponía rojo y caliente.-Tres meses...

- Presumido - contestó riendo suave, rozando la mejilla con su hombro cual gato mimoso - esperaré ansioso la próxima vez entonces - confesó, y llegó el turno de recuperar su, ya habitual en esa noche, color rojo.

Amaury le miraba fijamente y eso hacía estragos en su interior, calentandole desde lo más hondo, estaba seguro de que sus mejillas estaban desprendiendo calor incluso. - Tan rápido ha pasado el tiempo? - preguntó en un murmullo tímido, realmente para él había pasado rápido, tres meses como si hubieran sido tres días - sabes? para mi normalmente el tiempo pasaba demasiado lento, cada día era como un año completo y me sentía cada vez más cansado... pero desde que estoy contigo pasa mucho más rápido, y lo más gracioso es que aún así, aunque pasen rápido los días, los disfruto mucho más que antes.

-Eso es por la buena compañía.-dije abrazándolo de forma que su espalda quedó contra mi torso. Mis brazos rodearon su cintura de forma firme, con cierto cariño, mientras contemplaba las olas ir y venir.-A mí eso sólo me pasa cuando lucho.-no quería añadir un "ahora también me pasa" porque estaba sintiéndome demasiado cursi.

Me quedé quieto mirando al mar, notando como rugía el viento desde la lejanía. Las olas salpicaban cerca de nuestros pies y el mundo parecía de mayor tamaño. Me quedé quieto mirando la luna, saboreando ese instante.

Se quedó callado unos segundos, contemplando la luna al igual que él mientras movía los dedos en la arena húmeda, enterrandolos y desenterrandolos, nervioso por lo que se le pasaba por la mente y con miedo al percatarse de la magnitud que sus sentimientos alcanzaban en realidad.

- Es por que te quiero, ahora tengo algo que atesorar, que me anime y me hace querer seguir adelante. Algo bonito y cálido, antes solo tenía odio y dolor, por eso los días pesaban tanto, ahora mi espada está ligera y puedo disfrutar las cosas - murmuró, sintiendose completamente cursi y ñoño. Sus mejillas habían alcanzado el color del fuego y desprendían el mismo calor mientras se mordisqueaba los labios y sus dedos jugaban nervioso sobre los fuertes brazos de Ama, notando como el viento les despeinaba pero no se llevaba su vergüenza con él. - Eso me ha quedado muy a que huelen las nubes, evax con alas olor fress... - volvió a murmurar.

-Ese anuncio es viejo ¿lo has visto en los comerciales estúpidos que pasé hace unas noches?-pregunté riendo a carcajada limpia.

Hacía como una semana puse un documental sobre la publicidad estúpida del siglo XX y XXI. Todos reían por las estupideces que podían llegar a decirse, así como se asombraban que muchas de las cosas habituales hoy en día ni se imaginaban. Lo más curioso fueron los videojuegos, llamaban mucho la atención a los chicos. Teníamos recreativos, pero nada de PSP o Wii... no había dinero para emuladores como tenían los chicos ricos, aquellos juegos que ellos veían eran increíbles y aún así ya inexistentes.

-Entiendo lo que me quieres decir.-dije apoyando mi barbilla sobre su cabeza.-Te ves bien cuando te pones rojo, pero también das calor...

- Si, es que se me quedó grabada esa frase - confesó riendo un poco, aún ligeramente avergonzado mientras se acurrucaba contra él. Sentía el cuerpo duro de Amaury contra el suyo delgado le gustaba, igual que sentir su tacto algo áspero o su ligera barba contra su piel , le hacía cosquillas.

- Deja de meterte conmigo, tengo toda la sangre agolpada en las mejillas, voy a desmayarme de nuevo - bromeó pellizcandole un brazo - y estoy vivo, siempre doy calor - riendo suave - soy tu estufa particular.

Entonces se giró en sus brazos tomándole la cara entre las manos para poder besarle. Hondo y húmedo, prácticamente le comió la boca terminando el beso de forma suave, con cortos picos - no tengo ganas, pero deberíamos de volver ya... no queda mucho para que amanezca y, sinceramente, me estoy quedando dormido de pie - culpa de tanto sexo. El solía dormirse al poco de terminar, esta vez habían sido tres rondas seguidas, se sorprendía de estar en pie aún.