Red as the Death [Darius]

-Yo que se - levante los hombros - He de confesar que Vollkommen significo mucho para mi durante un tiempo - dije - Pero hasta ahi... digo, no tengo buenos recuerdos del lugar, al menos no despues de que se convirtiera e Vollkomen.

Dije y encendi un nuevo cigarro.

-Nueva York era tan distinta, y era... se podria decir que la urbe perecta.

Asentí con la cabeza a sus palabras y di un profundo sorbo a mi bebida.-Ahora mismo recuerdo algunas de las tantas batallas que se disputaron en Volkommen de las que mi ejército participó. Ríos de sangre, debo decir.-Sonreí de lado y negué con la cabeza.-Tiempos de cólera los que corren...-Dije, aunque más bien fue un pensamiento en voz alta.-Desde que conozco esa ciudad, o lo que sea actualmente, es escenario de asesinatos y enfrentamientos. Me resulta casi imposible pensar en ella como un sitio normal. Pacífico, digo. No puedo imaginarlo. Pero seguro tú has llegado a verlo. Aunque no lo aparentes, me llevas unos buenos años...-Fruncí el entrecejo y volví mi vista hacia él. Aún me resultaba extraño el hecho de considerar que había seres como él que en un mundo normal deberían estar carbonizados y sus cenizas esparcidas por algún monte o dentro de un antiguo jarrón; o directamente sepultados varios metros bajo tierra, luciendo como momias. Sorprendente. Para mí era sorprendente, porque aunque también era un ser de juventud eterna, tenía por entonces treinta años de existencia, y menos de diez en la Tierra.-Oye, y hablando de eso... No lo tomes personal pero... ¿no te aburres nunca de esto? De la "vida", quiero decir.

Suspire cancinamente, recordando cada instante y las dos ultimas guerras que me habia tocado vivir. Relami mis labios y bebi de mi vaso con calma, mirando nuevamente al caido.

-No- conteste sin titubeos - Siempre hay algo que descubrir y las noches, ninguna es similar a la anterior - dije - Mi Sire, el Perkele que me creo, el ha vivido los mismos años en que se creo la humanidad, provablemente unos siglos menos y no se ha cansado de "vivir", por que yo con menos edad deberia aburrirme? - pregunte levantando una de mis cejas.

Escuché con atención sus palabras. Tenía absoluta convicción en cada una de ellas, lo cual me sorprendió, el no dudar para nada. Desearía poder ser así por momentos. Pero por desgracia no podía hacerlo, mi propia personalidad me exigía ponerle dudas a todo. Me encogí de hombros ante su pregunta.
-No lo sé, yo en tu posición lo estaría. Y debo tener en cuenta eso, porque en realidad mi alma es eterna. Claro que ahora siquiera puedo sentirlo porque llevo treinta años en esta vida y menos de diez en la Tierra...

-Nadie es realmente eterno - murmure bebiendo de mi vaso, mirandolo fijamente con los ojos negros y brillantes - Siempre hay una forma de deshacerse de un demonio... yo se trucos - dije y levante las cejas, sonriendole, casi perversamente.

-Pero da gracias a quien quiera que quieras, que solo pocos sabemos como destruir angeles y demonios - comente, sin saber por que lo hacia realmente, si para intimidarlo o para darme cierto valor... pateticamente. Suspire y deje el vaso sobre la mesa.

Su primera afirmación era totalmente verdadera. Nada es eterno, no en realidad. Siempre sucede algo que lo impide. Y de todas formas, lo indestructible no existe. Era totalmente consciente de ello, pero sabía, a su vez, que si me cuidaba bien las espaldas, podría vivir el tiempo que quisiera. A eso me refería.
No sabía si sus palabras pretendían provocarme, intimidarme o qué. Aunque de todas formas no causaron ningún sentimiento en particular. Respondí con el tono de voz tan neutral como siempre.-En los tiempos que corren, todos saben cómo deshacerse del enemigo. O al menos deberían. Y de todas formas, hay todo un ejército celestial y su líder, que no es nada más y nada menos que el ser más poderoso del Cielo, la Tierra, el Infierno y el Purgatorio que sabe cómo aniquilarnos y lo intentan día a día. Oye, si le temiera a la muerte, ya me habría suicidado.-Sonreí y continué bebiendo mi vodka.

Deje escapar un sonido extraño de mis labios, albo parecido a una risa, como una burla hacia mi mismo, a mi pasado.

-El suicidio es una puerta de escape solo para los cobardes - musite y saque un cigarro, encendiéndolo y dando una larga calada. - Y estoy de acuerdo contigo... para El Creador, no somos mas que sus juguetitos, o al menos eso quiere hacernos creer.

OFF: qué linda foto de avatar! :3♥

Sonreí levemente con su afirmación. Era cierto. Vivir era una mierda. Así sea en el Cielo, el Infierno, la Tierra o el Purgatorio. Pero me parecía ridícula la idea del suicidio y honestamente, ni en mis peores momentos la había considerado como una alternativa. No iba a bajar los brazos, no dejaría que me tomaran con vida...
-Definitivamente llevas la razón. Además, no es como si fueras a estar mejor en otro sitio. Claro que si eres humano, la situación es mucho más simple; te vuelas los sesos o te cuelgas de una viga firme y luego eres perdonado por Dios y te vas directo al Cielo. Pero qué va, para los demás no hay nada mejor, así es que mejor nos mantenemos en la Tierra mientras se pueda y aprendemos a cuidarnos el culo.

-Y disfrutar al maximo - dije inclinandome hacia el frente, sin despegar la vista de el. Tenia un cabello encantador, rubio y lacio, ligeramente largo, fino, como finos hilos hechos de oro, un rostro infantil, aparentemente inocente, aun que mirandolo fijo a los ojos descubrias que no habia nada inocente en el, y sus labios... carnosos, encantadoramente sensuales, al punto que se antojaba morderlos y me preguntaba, que tanto podria hacer con ellos, ademas de hablar.

-Estoy completamente de acuerdo. Disfrutar de lo que se pueda, dejar que resbale el resto. Tiempo para llenarse de mierda, alcanza y sobra.-Le dije y guiñé un ojo en modo de complicidad. No solía hacer esos gestos muy a menudo, pero en ese momento simplemente fue inconsciente. Noté que me observaba de forma extraña, como analizándome. Eso no me incomodó, simplemente llamó mi atención. En especial porque no sabía del todo por qué razón lo hacía.

Pase mi lengua por los labios, sonriendo y bajando ligeramente la mirada para tomar mi vaso y seguir bebiendo.

-Un brindis por esta... "vida" que nos toco - dije levantando el vaso y dar un largo trago al liquido ambarino.

-Claro que sí, brindemos por eso.-Devolví su sonrisa con una más amplia, alcé mi vaso, lo choqué con el suyo y terminé mi bebida de un sólo sorbo. Permanecí algunos segundos observándole, tenía unos ojos especialmente llamativos, que además estaban respaldados por una mirada profunda, capaz de intimidar a cualquiera... Pero no a mí. Por el contrario, me resultaba fascinante de alguna manera.-Entonces...-Desvié mi vista hacia algunas mesas más allá.-¿Siempre miras así a todos, o sólo lo haces para intimidar?-Me encogí de hombros, aún sin verle; quitándole importancia a mis palabras.

-Me gusta observar - murmure en respuesta echando hacia atrás el cuerpo entero, cruzando los brazos frente a mi pecho, sin despegar mis ojos de él - .Te molesta, a caso?

Pregunte, levantando una ceja - . Por que si es así, puedo ponerme las gafas.

Sonreí con sus últimas palabras.-Es curioso que te ofrezcas a usar gafas, pero no a apartar la mirada.-Observé, y asentí con la cabeza.-Además, no has respondido mi pregunta. ¿Siempre miras así?-Insistí sin razón alguna.-Y, por cierto, no me molesta.-Me encogí de hombros.

Segui sonriendo.

-Siempre - murmure - La gente usualmente desvia la mirada, es una buena forma de medir a mis potenciales amigos o enemigos, si apartan la mirada, significa que no valen mucho la pena, aun que se han dado excepciones.

Mencione y saque un nuevo cigarro. - Me estoy aburriendo aqui, y tu?

Asentí con la cabeza.-A veces hago lo mismo. Y debo decir que es igual de encantador cuando me topo con alguien que tiene el carácter para mantener la vista como cuando me encuentro con algún débil que no soporta mi mirada siquiera diez segundos. Pero otras veces, simplemente prefiero observar discretamente, a veces eso puede brindar más información y mantener al otro con la guardia baja.-Me encogí de hombros y proseguí a responder su última pregunta.-También me aburro. Las cosas están demasiado quietas por aquí. Quizás y es sólo porque estoy acostumbrado a las contiendas, y estos ambientes de calma relativa simplemente me agobian, no lo sé. Hace bastante que no me enrollo en problemas.-Observé y asentí con la cabeza.

-Recuerda aquel dicho.. "la tormenta viene despues de la calma" - sonrei - O algo asi.

Dije y levante nuevamente el vaso.

-Quieres hacer algo mas, ir a otro lugar,acepto sugerencias, siendo honesto este lugar ya me resulta repetitivo.

Hice una mueca con lo que dijo.-Sí, lo conozco. Pero la verdad, no creo que vaya a haber tormenta alguna en este sitio. Es un aburrimiento. Pero la verdad no se me ocurre demasiado.-Le observé con atención por algún momento. Parecía de esas personas calladas que en realidad guardan mucho para sí. Seguramente estaba en lo cierto. Un ser como él, con todos los años que tenía de existencia, seguro había visto demasiado. Mordí mi labio inferior al verle a los ojos. Me gustaba su mirada, sus ojos eran muy penetrantes. Como oscuros e inciertos abismos. Lo cierto era que además era de esos hombres con los que a nadie le importaría tener un rollo. En cualquier otro caso, quizás me le hubiese acercado para tocarlo o besarlo, pero no lo hice porque en realidad me presentaba algo de amenaza y no podía dejar de estar con la guardia alta teniéndole cerca, lo cual también de cierto modo era agradable. El peligro. Excitante.

Levante una ceja, era claro su mente estaba cerrada pero sus pensamientos se sentian como energia flotando a su rededor, podia sentirla, por que en palabras burdas, habia abierto mis reseptores. Sonrei y me puse de pie, acercandome a el agachandome y lo tome por la nuca, enrredando mis dedos en sus rubios cabellos.

-Tengo un fetiche extraño con los ojos azules, sabes - murmure, tirando de el - Y tu tienes unos muy hermosos ojos azules, Kenneth - dije y bese sus labios, mordiendo el inferior ligeramente, tirando de el, sin hacerlo sangrar.

Verdaderamente no esperaba que hiciera algo así, eso era lo que yo llamaba instinto. No solía ser muy demostrativo, es más, siempre intentaba parecer neutral a todo. Sin embargo, a aquel vampiro no le había resultado complicado en lo más mínimo hacerse con mis pensamientos. Eso, o tal vez simplemente los suyos se asemejaban a los míos. Cuando me besó, lo tomé de la nuca y lo acerqué a mí para profundizar ese contacto un poco más. Sus labios eran fríos y duros, pero aquello me resultaba extrañamente agradable.-Vaya que eres de tomar la iniciativa... En realidad no estaba equivocado al cuidarme de ti, ¿cierto? ¿Pero sabes qué? Creo que por esta noche correré el riesgo.-Relamí mis labios y comencé a deslizar mi mano por su vientre, a la altura del ombligo. Me le acerqué un poco más y le devolví el beso.

El tacto de su mano resulto ser.. ciertamente calido, suponia que era normal, especialmente siendo quien era, un caido, demaciado joven aun. suspire ligeramente sobre sus labios, sonriendo y baje la mano que tenia en su nuca hasta su brazo, tirando de el, haciendo que se pusiera en pie y sacandolo de aquel lugar.

-No me gusta ser tan exhibicionista - comente y segui andando por las humedas calles - Vayamos a un lugar mas... "comodo"- dije en tono insinuante, sin dejar de sonreir, mientras le arrastraba directo a un hotel cercano.

Noté de inmediato que mi tacto se le hacía agradable y de cierta forma su piel fría, gélida también tenía su encanto. Jaló de mi brazo haciendo que me pusiera de pie.-Como quieras, me da igual.-Me encogí de hombros y le seguí. -"Cómodo".-Repetí en mi mente. La comodidad, en un momento como aquel, era lo de menos. Decidí guardar estos pensamientos para mí y el resto del trayecto me dediqué a observarle en silencio, sin disimulo alguno, casi nunca lo hacía, no me interesaba que los demás supieran que estaba al tanto de cada cosa que hacían. Que era mucho mayor que yo, era obvio. Que tenía un carácter diferente, también. Sonreí para mis adentros. No cabía comparar a aquel hombre con quien fuere antaño mi "amor", casi podría decirse que eran contrarios. Entonces, ¿por qué diablos iba a enrollarme con él? Bueno, sólo era una noche. Y si bien no suelo irme a la cama con cualquiera, tampoco soy de los que contiene sus deseos. Si quiero algo, necesariamente voy a tenerlo. Y qué remedio, aquella noche quería follar con ese vampiro.
-Es extraño...-Observé ya sin verle, mi mirada recorría los alrededores de una ciudad que conocía ya demasiado bien, incluso cuando llevaba una estadía breve en ella.-Que sonrías. Es extraño. No pareces de los que hace eso a menudo.-Me encogí de hombros sin saber muy bien por qué decía algo como eso.-Mira, voy a serte sincero. No me ando con rodeos para decir las cosas, nunca lo hice y no planeo que esta sea una excepción. Antes de irte a la cama conmigo, debes saber una cosa: todo vale. Absolutamente todo. Con la única condición de que ambos lo disfrutemos. No hay reglas. Y haré lo que quieras, siempre y cuando estés dispuesto a ser flexible conmigo. ¿Estoy siendo claro?-Relamí mis labios haciendo énfasis en mis palabras y aguardé su respuesta.

Deje escapar una carcajada, sin ocultar mis colmillos, que importaba, ya no eran los viejos tiempos, y aun asi en aquellas epocas recordaba ocultar muy poco mis colmillos, era algo que a la gente le gustaba, a los fans les gustaba cuando sonreia y mostraba los colmillos.

Tome su mano apretando ligeramente mientras andabamos, empujando la puerta de servicio, arrastrandolo conmigo hasta el elevador de carga y llegar al tercer piso. Sonrei al recordar que eso era algo normal en los antros que administraba la familia de Adrian, una habitacion lujosamente amueblada, siempre en el tercer piso del local. Entre al lugar con Kenneth detras mio, cerrando la puerta con el don de la mente y empujandolo contra ella, atacando sus labios, mordiendolos ligeramente.

-Me han dicho que la sangre de ángel es una muy excelente droga para los vampiros - murmure sobre su boca, metiendo la mano dentro de su camisa - aun que de momento esto mas interesado en saber si tus labios saben hacer mas cosas que solo emitir sonido.

Dije sugerente, sonriendo perversamente mientras daba un paso hacia atras, dejandole espacio.

Observé sus colmillos con atención, aunque sin demasiado detenimiento. Ya había visto muchos como esos antes, pero todavía llamaban mi atención. No me asustaban, sino que me resultaban atrayentes. Me extrañó un poco que tomara mi mano. Las personas no solían hacer eso. Yo no solía hacerlo. Tenía eso extraño: incluso cuando iba a coger a lo duro, evitaba el contacto físico de esa clase. Me resultaba un tanto incómodo. Como fuere, decidí hacer caso omiso de eso. No era como si pudiese haber presentado objeción alguna, tampoco. Cuando llegamos a la habitación, cerró la puerta, me empujó contra ella y me mordió el labio, haciéndolo sangrar. Sentí el sabor fierroso y ese calor característico, acompañado de una palpitación. Me gustaba el dolor. Lo disfrutaba. En mí y en los demás.-Bueno, se dicen muchas cosas acerca de la sangre de ángel. Pero si planeas beber la mía, debes tener en cuenta que voy cobrarte algo a cambio... Y por cierto, no trabajo en frío. Tendrás que hacer más que eso para que te enseñe lo que esta boca es capaz de hacer. ¿Te atreverás?...-Le pregunté, tomándole por el cuello de la camisa y atrayendo su cuerpo hacia el mío, generando un roce sutil entre nuestros miembros.

Sonrei ligeramente ante la simple insinuacion de sus palabras, casi ronroneando ante el rose de nuestros cuerpos, era delicioso sentirlo, un cuerpo tibio e inmortal, un cuerpo al que podria manipular a mi antojo.

-Y como que favor sera ese? -pregunte levantando una de mis cejas, posando mis manos sobres sus caderas, pegandolo mas a mi, moviendolo para que el rose se hiciera mas palpable.