Buscando una vision.....(Libre)

En aquellos tiempos se traficaba con todo, en realidad no era algo nuevo, era una costumbre de la humanidad y el propio Romanus la practicó cuando era ciudadano de Roma. Tuvo mansiones, tuvo caballos, tuvo todo tipo de telas y perfumes a su disposición y sobre todo tuvo esclavos, los mujeres mas hermosas, los hombres más atractivos y cultos, todos ellos fueron pertenencias suyas por los cuales, Marius pagó grandes cantidades de oro sin que ello le pareciera amoral o digno de reproche, era la naturaleza y la ley romana. Y con los siglos no se había hecho consciente de ellos, continuaba haciendo uso de sus riquezas y de sus privilegios como lo hizo antaño, sin remordimientos y gozando de todas las satisfacciones que ello le aportaba. Una de las cosas que siempre podría comprar era la belleza, lo que más le fascinaba en aquel mundo aunque la belleza como tal podía tener múltiples facetas.

Después de dos guerras muchas obras de arte fueron expoliadas de los museos destruidos, Marius, mediante sus contactos lograba ponernse en contacto con criminales y traficantes para apropiarse de ellas y conservarlas. En los bajos fondos de los Ángeles supo de un nombre que poseía los Girasoles de Van Gogh, un narcotraficante y chulo de putas que por casualidades del destino logró hacerse con el óleo pero sin llegar a entender de todo su valor o admirarlo, para él era meramente una tela pintada con manchas. Marius concertó una cita en los suburbios, él hubiera preferido un restaurante luminioso y con decoración agradable pero suponía que las ratas estaban más cómodas en su ambiente.

Lo esperaban en un callejón, Marius se presentó puntual y como era costumbre en él vestió con un largo abrigo rojo oscuro, bajo este una camisa negra de seda y los pantalones a juego. Eran unos diez hombres y Marius se detuvo delante de Tom, su jefe, abrió un maletín que llevaba con el dinero, mostrándolo abiertamente y Tom sonrió, arrugando sus rasgos rollizos y sudorosos.

-Creo que nos vamos a quedar con dinero y tambien me quedaré con el cuadro.

Marius cerró el maletín con la punta de sus blancos dedos, las uñas nacaradas relucieron, ladeó el hermoso y masculino rostro cuando varias armas lo apuntaron-Tom, de verdad, esto no te conviene hacerlo-su voz era suave y acariciante, educada.

-Yo creo que sí.

-Muy bien-Marius chasqueó los dedos y todos los hombres se quedaron con los ojos en blanco, bajo su control mental, sus mentes eran sencillas y maleables, fáciles de dominar e impresionar-Todos soís niñas de cinco años.-los hombres soltaron las armas-y quereís jugar al corrito.-todos gritaron con voces afeminadas, se tomaron de las manos y comenzaron a cantar, danzando en círculos. Marius sonrió, cogió el cuadro envuelto en paños y su maletín con dinero- Me encantan las niñas obedientes.-y salió del callejón, pudo haberlos matado y beber su sangre pero se negaba a clavar sus colmillos en aquellos cuellos sin afeitar y malolientes.

Marius se rió suavemente sin alterar sus pasos, aquel insulto le pareció bastante infantil, ya estaba acostumbrado que todos en aquella ciudad se creyeran los reyes de aquel charco de porquería, de aquellas montañas de estiercol. Todos en aquel mundo era arrogantes y bastante soberbios, Marius hacia tiempo que pasó esa etapa de abrirse paso a través de los insultos, no tenía por qué comentar nada, se le daba bien moverse en las sombras y contemplar, derramar la sangre cuando la sed acuciaba aunque con su prolongada longevidad cada vez era menos pero lo hacia casi por inercia, por pura costumbre.

-Unas disculpas también serían agradables y educadas, lo cortés no quita lo valiente, pequeño rey del mundo-ni siquiera sabía quien era tampoco le importaba, otra criatura sobrenatural por los efluvios que manaban de él, aquella metrópolis erigida sobre los sueños destrozados se otros, sobre la vida de miles inocentes, albergaba a en su seno a una importante comunidad de demonios, metamorofos, licantropos y hasta aquel tipo de vampiro que hasta hacia muy poco, Marius, desconocía su existencia; Kursnik. Por otro lado no le sorprendió que hubieran semejantes depredadores, por ley natural hasta lo vampiros debían tener un enemigo que controlara la población pero por lo poco que llevaba conocido hasta ahora sufrían de los mismos defectos que sus cóngeneres.

Marius se desvió en un callejón sin volver la vista atrás, bajo un brazo portaba el lienzo y en la otra el maletín con al suculenta cantidad de dinero que Tom perdió la oportunidad de poseer por atreverse a chantajearlo y amenazarlo de esa forma tan poco cortés, los buenos modales solucionaban muchos problemas.

Marius detuvo sus pasos cuando aquel hombre se apostó justo delante de él, cortándole el paso, de había movido muy rápido, casi no lo vio cuando pasó a su lado aunque sí sintió la brisa que levantaba por el súbito movimiento y el aroma que desprendía intento, incluso solapándose con la sinfonía de olores que flotaba en el aire, en torno a ellos. Marius lo escrutó con sus pálidos y gélidos ojos, estuiando su rostro, era de rasgos marcados aunque algo delicados, los cabellos blancos y largo a pesar de su apariencia algo juvenil, no pudo situarlo en ningún país en concreto aunque le pareció que quizás algo de sangre nordica corriera por sus venas o puede que simplemente, como Marius tuviera una mezcla de sangres. Sonrió por la pregunta, mostrando sus blancos dientes.

-Puede ser pero mañana cuando salgan de ese estado, lo recordarán todo..-su voz era calmada, llena de ecos sobrenaturales, pronuncia todas las palabras con claridad y sin acenco aunque con cierta musicalidad que evocaba sus raices romanas-y se pensaran dos veces volver a amenezar a cualquiera en su pretensión de que son los más fuertes. Me basta con haberles arrebatado el orgullo.-ladeó el rostro-pude haberlos matado-ahora habia cierta indiferencia en ese hecho, Marius no mostraba demasiada piedad con aquel tipo de humano, tenía todavía en cuenta las lecciones aprendidas en el pasado-pero no tenía sed...-guardo silencio algunos largo segundos-¿acaso tú sí?-Marius estaba aprendiendo que los vampiros que se alimentaban de vampiros podían ser imprevisibles y además muy fuerte.

Observó el callejón, las paredes altas y la distancia hasta el cielo abierto, Marius no solía hacer uso de la fuerza a menos que se viera obligado a ello, prefería otros medios de persuasión menos violentos.

Marius lo escrutó con sus gélidos ojos, en el fondo de ellos se removían visiones del pasado, secretos, palabras y pensamientos que cruzaban la mente del anciano vampiro a gran velocidad. Sus orbes repasaron el rostro del orgulloso krusnik, notando el aroma que desprendía su cuerpo y que se mezclaba con otra nota de perfume que ya conocía de hacia unas cuantas noches, un vampiro jamás olvidaba un olor.

-Leo mucho y cuando lo que necesito no se encuentra en los libros, procuro averiguarlo-la voz de Marius era suave, se notaba que muy cultivada-Pero sobre todo me informo tras tener un encuentro extraño, extraño hasta para un vampiro-no apartaba sus ojos de los suyos, los cuerpos de ambos, duros como piedras estaban aparentemente relajados pero se estudiaban el uno al otro como dos felinos en medio de la selva-Hace varias noches tuve oportunidad de conocer a Leia y aunque no sabía nada de lo acontecido hace unos siglos creía que lo oportuno era hacer unas investigaciones, tengo amigos en la Talamasca.-entre ellos al joven David Talbot-Y pude asi constatar varios hechos que se me pasaron desapercibido porque rompí mi contacto con el mundo-se encogió levemente de hombros, Marius poseía una ancha espalda-Los reyes van y vienen, yo vi alzarse y caer dinastias enteras aunque nunca imaginé que fuera un Krusnik quien se sentara sobre un trono.