Los Jardines del Dolor -LIBRE-

Cual reina me encontraba en aquellos jardines de mi propiedad, la única y espectacular lilith reinaba en el inframundo y gastaba las noches en pasearse por la ciudad o quizás por el infierno, sin necesidad de cazar aquel dulce elixir que llegaba a ella a borbotones, pues cuantos hombres derramaban sus semillas en su salud. Pocos eran los afortunados que podían derramarlos en el vientre de la deidad.

La mayoría de las persones pensarían que un jardín lleno de dolor, en donde se dan algunas de las peores torturas no puede ser un lugar hermoso y majestuoso como lo es mi jardín.
Me levante de mi lecho de rosas y abandone el palacio con dirección a las cascadas, impresionantes y realmente hermosas, blanquecina como solo puede serlo la leche...Razón de más para relamerme los labios y para sentir ese ardor en aquel intimo lugar.

Spoiler:

Mmmm...-fue todo lo que salio de mi garganta al bajar las escaleras con ese andar tan propio, con la cabeza adornada por una corona de Rubíes, como nunca antes se ha visto otra y los cabellos de fuego ondeando al viento, totalmente libres.

El Averno... Prisión y hogar... El lugar que le había sido tan relevante, para él, casi una constante en su vida... Allí fue aprisionado en forma etérea por el Otro, allí nació en forma física del vientre de Naamah y en ese lugar que para los mortales era de pena y castigo, él vivió durante milenios enteros hasta partir de él hace unos cuantos siglos ya...
Vestía una túnica de fina seda negra, que le llegaba hasta los pies y que hacía un frufrú al rozarse contra el pedregoso suelo rojo, la tela era tan fina y delicada que a veces se transparentaba un poco haciendo que se revelaran ciertas partes de su cuerpo para el ojo atento a medida que caminaba. Mientras caminaba llegó, casi sin darse cuenta a un jardín muy hermoso tenía que admitir... Cascadas, flores muy bonitas... Pero también sabía que ese lugar podía ser muy doloroso para los que eran condenados allí. Lo conocía más que bien...
Comenzó a caminar hacia las cascadas y allí vio a la persona que regía esos dominios tan hermosos a la vez que dolorosos para los pobres incautos que cayesen allí y fuesen simples mortales.
Se acercó a la mujer... A aquella tocada con la corona de rubíes y con cabello que parecía fundirse con el color de las joyas. Cuando quedó cerca de ella le sonrió:
- Hola... Veo que sigues igual que siempre, Lilith... Tan bella sin duda como hace años.

Una presencia conocida importunaba mi paz y se dirigía a mi,pero esta vez era para bien. Hacía demasiado tiempo que no veía al "hijo" de mi hermana. Su voz no había cambiado, tampoco me mostraba una forma diferente que la suya. Claro que con tan poca ropa hacía demasiado que no se le veía.

Mis ojos viajaron indiscretamente por toda su anatomía y por supuesto, entre sus piernas fue que se clavo mi mirada y desde ahí fue que la alce hasta su rostro sonriendo con malicia y con poco pudor.

Chammadai...cariño, creo que no sabía de ti desde aquellos rumores de que fuiste encadenado en Egipto por un miserable arcángel-dije acercándome para abrazar a aquel con quien tenía encuentros de muchos tipos desde tiempos inmemorables.

No se molestó ni un ápice cuando la diablesa recorrió su anatomía con la mirada, al contrario, se sentía orgulloso de ser quizá uno de los Demonios que durante su vida en el Infierno más poseyó a la diablesa... Muchos lo consideraban una especie de amante "oficial" de la misma debido a la infinidad de visitas lujuriosas que se hacían muy asidua y regularmente dado que la residencia infernal de Asmodeus no distaba demasiado de los Jardines de Lilith.
Cuando escuchó lo que Lilith le dijo sobre el encarcelamiento de parte de un arcángel, el Demonio frunció los labios al acordarse de la conversación con Mefisto... De que hablaban mucho de él a sus espaldas en el Infierno... Obvio que nunca había sido puesto en prisión últimamente. Dejó que su "tía" lo abrazara y le correspondió al abrazo.
- Nada de eso, puros inventos, ningún Arcángel ha osado poner cadenas sobre mí... Simplemente me fui de aquí. Necesitaba aire puro que corromper... Y en la Tierra había mucho... Estar aquí sin nada que corromper dado que las putrefactas almas que vienen a estos lares ya están sucias no era nada divertido...

Mis pechos se pegaron de manera sinuosa contra el poderoso torso del demonio, acariciando el grueso cuello del varón. Suspire suave y mi mano se deslizo por sus hombros.
Me alegra que nada de eso sea verdad, no hubiese soportado que algo te pasara-dije con tono mimado besando su cuello con lentitud. Aspirando su envenenado aroma de hombre, de demonio y por supuesto, de lujuria. La lujuria había sido su segundo nombre por milenios, no había demonesas o demonios que no ardieran de deseos por estar en su cama. La mejor obra que mi hermana hubiese hecho sin duda.

Y que has encontrado de importancia en el mundo? -le dije al oido.Acaso hay mejores caderas que estas allá?-dije con aire caprichoso y altivo posando las manos del demonio sobre mis caderas.

Escuchó las primeras palabras de la diablesa sobre que no hubiera podido soportar que él hubiese sido encarcelado y arqueó una ceja... Lilith lo había... ¿extrañado? Eso si que era reconfortante. Por lo menos alguien se acordaba de él y no para divulgar estúpidas habladurías falsas. Sonrió con suavidad y le dijo:
- Tranquila... Soy un General y nunca dejaría que nadie me encarcelase o que un Arcángel pusiese sus manos sobre mí...
Sus manos recorrieron la espalda de la Reina Súcubo, apreciando el tacto de la misma, suave y delicada... Todo un deleite para las yemas de sus dedos. Sonrió al oler el fragante aroma embriagador de la diablesa pelirroja. Acercó sus labios a los de ella y le dio un beso corto pero muy intenso. Si... si se ponía a pensar, él también podía decir que la había extrañado en cierta forma... Después de todo no había humana o mujer de otra raza que pudiese compararse con ella, ni siquiera su propia hermana, "madre" del General.
Cuando le hizo aquella pregunta, él recorrió ansiosa y traviesamente las caderas de ella con sus manos... Si... sin duda las había extrañado... A ella y a su cuerpo en general. Esas caderas eran perfectas, al igual que toda la hermosa anatomía femenina de la diablesa:
- En ese mundo solo encontré lugares puros que corromper y humanos asustadizos. Además, no digas ridiculeces... Sabes que ninguna habitante de la Tierra, de la raza que sea, puede compararse contigo.
Acercó sus labios a uno de los oídos de ella y le susurró:
- Creo que soy un Demonio muy afortunado... No todos tienen el privilegio de ser amantes de la Reina Súcubo.
Mordisqueó el lóbulo de la oreja de ella y trazó un camino de besos por sus mejillas hasta llegar a sus labios y morderlos suavemente. Sonrió y dijo:
- Y aquí... ¿Alguno de tus condenados o algún otro Demonio o Caído ha probado ser mejor que yo?

Las manos de Asmodeus sobre mi cuerpo como siempre me ponían intranquila, no soportaba demasiado estar cerca de un hombre sin buscar mas contacto. Porque que otra cosa era yo sino una hembra con la sangre caliente. Y sin embargo en ese preciso instante sus palabras me hicieron tomar conciencia de lo que me acababa de decir, la pervertida sonrisa se hizo presente de inmediato para soltarle con una vocecilla que pretendía ser inocentona.-Crees que se puede superar al General? Al hijo de mi hermana. A quien lleva mi propia sangre...al final la cara se había distorsionado a una mucho mas socarrona.

Me separe un poco y baje un par de escalones mas antes de volverme sobre mis pasos y tenderle la mano al rubio para que me acompañara hasta el final de las mismas en donde podríamos estar mas cómodos en mi jardín. Cuando mencionaba a Naáma me acordaba de un par de anecdotas a su lado. Y dime, que es de tu madre? Aun la frecuentas?-pregunte con cierta morbosa curiosidad.

El General seguía aspirando aquel embriagador aroma femenino que desprendía la diablesa... Era embriagador y excitante... Como toda ella, sin embargo, por ahora decidió mantener su autocontrol, cosa que, en cierta manera no le resultaba tan díficil, aunque sabía si no fuera un Demonio poderoso, un General del Infierno, seguramente habría caído en la tentación que Lilith era en sí misma sin pensarlo un solo momento... Con una sonrisa respondió:
- Claro que no creo que ningún otro pudiese superarme... Ningún condenado o Demonio de mediano o bajo rango está a mi altura... Aunque creí que con tanto tiempo habrías olvidado lo que es tenerme en el lecho...- dijo bromeando ya que él suponía que en verdad Lilith no lo había olvidado y las palabras que le había dicho se lo habían confirmado.
Tomó la mano que la diablesa le ofrecía y juntos comenzaron a bajar por aquellas hermosas escalinatas que conducían al jardín. Cuando le preguntó sobre Naamah, el Demonio soltó una suave carcajada, recordando el rato tan divertido que habían pasado en el cementerio de Los Angeles:
- No la vi durante muchas décadas... Pero hace no mucho me reencontré con ella en un cementerio en la Tierra... Y créeme... La frecuenté muy profundamente...- dijo con cierto brillo lascivo en sus ojos recordando aquellos excitantes y placenteros momentos vividos en el mausoleo, dicho esto agregó con una risa suave: - Dice que te extraña...

Saludos para mi ¿de parte de tu madre? ¿En serio?dije con incredulidad. Era demasiado extraño pensar en que mi hermanita se acordara de mi de manera tan calida. Sin duda que esos saludos eran todo menos cariñosos.Bien, Gracias por el presente. No se los voy a enviar de vuelta porque sé qué igual que todos los que suelen toparse con ella...me acerque y acaricie la polla del demonio.desperdiciaste una buena cantidad de semen en su hinchada vagina y pasaran otros tantos siglos para que vuelvas a verla-dije soltando su arma y me humedecí los labios llevando uno de mis dedos a mi boca de manera sensual.

Sabes que nadie se compara con la resistencia de un Lord o de una General. Aunque he de confesar que en mi existencia he saboreado todo tipo de trancas y aun así...los dedos de las manos me alcanzan para contar los buenos amantes.dije mientras me acomodaba en una improvisada cama de flores que había en el jardín sin invitarlo claro esta.

Si, sin duda Lilith quería poner a prueba el autocontrol del General... Sus toqueteos hicieron que su virilidad se excitase un poco y endureciese... Escuchó las palabras de la Reina Súcubo y vio como se acostaba en un lecho de flores que había hecho aparecer. El rubio sonrió y se recostó en el suelo también, fuera de los límites del lecho aún, pero cerca de ella, a su lado, de igual manera, sobre el verde césped de los jardines. Rió mientras decía en broma:
- Mmmm... Lilith... ¿no estarás celosa de que tu sobrino favorito esté con su madre verdad? De que sea su vagina hinchada y no tu sempiternamente húmeda cueva la que haya recibido mi semen...
Se relamió los labios sensualmente mientras la observaba y luego apoyó su codo en el suelo, sosteniendo su cabeza con una mano, este movimiento hizo que el bícep de ese brazo se mostrase en su firmeza y poder a través de la fina y delicada seda negra.
- Además... a mí no me cabe duda de que por muy buena que sea mi "madre" en esos asuntos... No se podría comparar a la Reina Súcubo...- estas palabras se las dijo susurradas al oído con un deje de sensualidad y erotismo para luego apartarse un poco mas y seguir observándola atentamente.

Celos. Si, porque no? Puedo sentir celos, después de todo soy una diablesa, es natural que la envidia, los celos, la lujuria y esas cosas alimenten mi alma, casi tanto o mas que el dolor, el odio y el rencor. Sed de venganza.dije después de echar un rápido vistazo a la anatomía de Asmodeus.

Agarre la espalda de él y la acaricie, suave como solo yo podía hacer mientras que mi gesto se relajaba por escuchar tan encantadoras pálabras. Quizas solo buscaba llevarme a la cama, le estaba dando resultado.
Dime mas...Oh si Asmodeus dime mas...-dije fingiendo un orgasmo de manera tan real que parecía que ahora mismo me estuviera poseyendo un ente imaginario y me senté en la cama con las piernas abiertas mostrando mi sexo cubierto apenas por una diminuta braga de color rojo y le mire con complicidad antes de acomodarme ahora si de rodillas para seguir lo que hacía con su espalda. Al parecer no me podía estar quieta cuando uno de mis amantes favoritos estaba en casa y por supuesto lejos de la presencia de Samael que siempre había sido tan...mejor menee la cabeza para no pensar en él.

Ante el razonamiento de que los celos formaban parte de su esencia, el Demonio sonrió. Tenía razón, pero era extraño que una mujer como ella, que con un chasquido de sus dedos podía tener al hombre que desease, celase a un individuo. Sin embargo eso es lo que lo hacía sentir más orgulloso de sí mismo.
Notó las caricias de ella en su espalda y sonrió, la sonrisa se ensanchó ante aquel "orgasmo" que Lilith parecía estar experimentando, es más se relamió al oírla gemir y verla retorcerse de esa manera. Le parecía sumamente divertido y sensual ver a la diablesa en ese estado... Se acercó un poco más a ella entrando en la zona delimitada por el lecho de flores rojas que formaban aquella cama... Se recostó en la zona e hizo que ella también se acostara a su lado, frente a frente. Le dijo:
- Mmm... Casi había olvidado lo satisfactorios que pueden ser tus gemidos... - le mordió el labio inferior con suavidad para decirle: - Y lo que digo es totalmente sincero... Tu hermana, mi madre, es simplemente una diablesa. Tú eres más que eso... Eres la reina de los Demonios sexuales, de íncubos y súcubos, la diosa a la que los hechiceros adoran y rinden culto... Pocos se pueden comparar a tu excelencia en lo sexual y en múltiples otros ámbitos.
Con picardía, el General extendió la mano y acarició el sexo de ella por encima de las bragas que se notaban algo mojadas. Retiró luego el dedo mientras le sonreía traviesamente para luego recoger la poca humedad que habia empapado la yema de su dedo y lamerla, centrándose en degustar su sabor, al hacer esto el aroma del la intimidad ajena invadió sus fosas nasales y se relamió:
- Delicioso, como siempre. - dicho esto soltó una pequeña risa y se acomodó en la cama de flores a un lado, observando el cielo rojizo del Infierno.

Mis cabellos sueltos al viento comenzaron a hondear cuando él se sentó en la cama después de haber hecho aquella caricia que me hizo morderme los labios, y relamerlos después al escuchar todo aquello. Puras verdades. Ninguna demonio, por mas hermosa que fuera se comparaba conmigo, la mas hermosa de todas, la mas bella y la mejor amante. El mejor trofeo que un demonio podría desear, lástima que yo no estaba por la labor de adornar a uno en especial habiendo tantos hombres.

Asmodeus...cariñito, yo sé perfectamente lo que valgo, eres tu quien debe demostrar pronto su valía, se que puedes llegar a ser muy grande pero hace demasiado tiempo que no escucho tu nombre en el infierno. La verdad es que deseo volver a los tiempos de gloria en que uno de mis mejores amantes era temido por todo el infierno y sembrabas el terror en la tierra. Haz que los cielos vuelvan a llorar lágrimas de sangre al ver el mundo perdido en nuestras garras, los infernales...-dije con cierto halo de maldad. Mis ojos parecían mas azules de lo habitual y mi boca se movía rápido pero las palabras salían fuertes y claras para que se grabaran en la mente del General.

Las palabras de Lilith lo hicieron sonreír... Eso le indicaba que seguramente podía contar con su ayuda en los planes que tenía, por lo menos en lo referente al mundo mortal, ya que lo que había acordado con Abaddon para el mundo infernal era una tarea que debía realizar solo. Sonriendo le dijo:
- Mi querida y estimadísima tía y amante... Estoy trabajando en ello... En ambas cosas de hecho, por un lado tengo grandes planes para la Tierra y por el otro, también para el Infierno...
Se acercó un poco más a ella y al oído le susurró:
- Y tu participación en los planes para la Tierra sería más que útil y agradable para mí... Tendrías grandes beneficios... Sin contar que podrías implantar todo el miedo y el terror en los corazones humanos que desees... - le mordisqueó el labio inferior, para luego mirarla intensamente a los ojos: - Hay lugar en mis planes contra la Tierra para ti, si lo deseas...

Eso suena increiblemente demoniaco...dije con los dientes apretados y los ojos azules mirandole sin perder ni un solo detalle de su rostro. Rasgos Masculinos, dignos de un adonis como probablemente seria considerado en el mundo mortal quien lo viera.

Y que es lo que tengo que hacer para ayudar a mi amante favorito a reinar sobre la tierra y sobre el infierno. Porque esos son tus deseos finales, no cariño?-me separe suavemente y le acaricie los hombros acomodandome esta vez en su regazo como niña pequeña pero todo era solo un pretexto para lucir mis largas piernas desnudas.

Tu sabes perfectamente que si lo deseo...casi tanto como deseo seguir viendo crecer estos rios de...-la sonrisa picara se formo en mi rostro y levante una ceja para mirarle de frente y besarle de la barbilla al cuello.

Lilith se acomodó en el regazo del General... Y éste sonrió lasciva y perversamente al ver esas esbeltas piernas desnudas y todo ese magnífico cuerpo sobre él... Se relamió de gusto mientras le decía:
- En breve, lanzaré un ataque sobre diversos poblados pequeños humanos... Ya sabes... para implantar el miedo en los corazones de esos estúpidos. Para hacerlo es necesario confundirlos, que cada ataque en cada lugar sea radicalmente distinto al otro y, en apariencia, inconexo, ellos temen a lo que no pueden comprender... Podrías encargarte de algunos de esos pueblos una vez el ataque comience... Y luego de los pueblos vendrá lo más divertido... Las grandes ciudades... Del asunto en el Infierno he de encargarme yo solo.
Se relamió nuevamente de gusto al imaginarse la destrucción y el caos que sembraría en el mundo humano... Era algo tan magnífico... Incluso podría decirse que esa idea era tan jodidamente excitante y hermosa que su miembro se endureció fuertemente bajo el cuerpo de la diablesa.
- Cuando los mortales vuelvan a temer, y a continuación, se entreguen absolutamente al pecado.. Tus ríos de cálido semen crecerán y tendrán un caudal inimaginable...

La idea del General hizo que mis ojos brillaran con malicia y porque no, con maldad, si, una maldad creciente y un deseo que iba en aumento de la misma forma, así como la propia exitación palpable debajo de mi cuerpo. Una montaña erecta se alzaba dentro de las ropas del general y una sonrisa complice se formo enseguida en mi rostro.
Los rios desbordando semen....y todo gracias a ti y a tus planes con el mundo mortal, eso si que suena encantador. Puedes contar conmigo Asmodeus, yo haré todo lo que tu quieras y necesites...siempre y cuando yo tenga mas beneficios a cambio...puesto que nada es gratis, ni siquiera el placer-dije moviéndome un poco para acomodarme en torno a sus caderas y calentar su sexo desnudo bajo aquella bata con el mio apenas cubierto por las húmedas bragas rojas.

El Demonio escucho las palabras de la Reina Súcubo... Por supuesto que sabía que nada era gratis, y mucho menos entre seres Infernales como ellos, y tampoco pretendía que le diese su ayuda gratuitamente. Intensificó su media sonrisa mientras sentía como ella se refregaba contra su entrepierna, haciendo que esas húmedas bragas jugasen en su entrepierna, poniéndola cada vez más erecta... Más dura y notable... Como siguiese así iba a terminar en verdad erecto y nadie sabía mejor que Lilith que una vez excitado totalmente el General buscaba saciar sus deseos de la manera más intensa posible, incluso si debía violar. Dijo a la diablea:
- Sé que nada es gratuito y menos entre seres como nosotros... Pon un precio para tu ayuda... Y lo pagaré de buena gana.

Las palabras del general de los infiernos me tentaron, casi tanto como me estaba tentando su entrepierna que esta creciendo debajo de mi, por mi causa y que simplemente me hacía retorcer con lujuria, pero tampoco demasiada, no quería acabar perdiendo el control de la situación y vejada por el general cuando estábamos haciendo negocios de este tipo.
Ahora mismo mi propio calor no me deja pensar, quizás debería tomar un baño antes de tomar una decisión.-me referí a los ríos de semen que habían alrededor pero tampoco esperaba que el quisiera bañarse ahí, el preferiría regarme así que seguí con mi jugueteo paseando la lengua por su cuello como una sensual y cruel serpiente que se regodea de poder enroscarse hasta asfixiar a su victima.

El General Infernal no pudo evitar reír ligeramente ante aquellas palabras de la Reina de los Súcubos... La situación se saliría de control como siguieran así... Aunque, pensándolo bien, eso no sería en perjuicio de absolutamente nadie, por el contrario, sería muy... placentero. Pero, por propia experiencia y por haber pasado tantas noches en el lecho junto a Lilith sabía muy bien que, para la Reina de los Demonios Lujuriosos no había nada más divertido que jugar un poco antes del acto con aquellos que cayesen en sus redes de tentación y pecado... Y Asmodeus estaba más que dispuesto a caer aunque él también se daría el lujo de "jugar" un poco con ella de ser necesario... Asintió ligeramente y le dijo:
- Refréscate, mi reina... Me excusarás que no te acompañe pero me conoces... Generalmente prefiero que sea mi esencia la que impregne los cuerpos, ya sean masculinos o femeninos, a que esencia de un hombre ajeno manche mi piel.
Dicho esto la tomó de la mano y con lentitud ambos se acercaron a la orilla de aquellos ríos de simiente, el General se sentó en la hierba mientras observaba a la diablesa que parecía más hermosa que nunca a sus ojos.