Primera actuación (Libre)

Una pompa de chicle se formó sobre unos labios rosados, la pompa creció y creció hasta parecer que iba a explotar sobre el rostro del joven que la formaba pero tragó aquella pasta viscosa y verde en el último momento y continuo mascando tranquilamente mientras unos grandes ojos azules recorrían el cartel que estaba pegado sobre una pared de ladrillos, ya había sido pintando por algún artistan pop- -adolescente-hormonal pero todavía se podía ver la hora y lugar de la acutación. Se notaba que estaba hecho de forma personal y poco profesional pero eso era algo común en las bandas que comenzaban, no tenían casi dinero y todo salía de los propios bolsillos y de favores de amistades. Entrecerró los ojos, acercando el fino rostro, aparentaba quizás unos 17 años de edad, vestido de negro de pies a cabeza y con una camiseta que rezaba; "Fallen by dick". Los cabellos eran muy rubios, casi blancos y el piercing bajo su labio inferior destelló cuando volvió a mascar, pensativo y curioso. Era un cazatalentos y la música era su pasión, en aquellos momentos estaba acompañando a uno de sus clientes en una gira en Londres pero el pavo, mal agradecido, parecía que firmó a su espaldas con una discográfica que deseaba todos los derechos, lo cabreaba ese tipo de traciones pero era algo habitual en alquel mundillo.

Encaminó sus pasos hacia el local que estaba en el centro de Londres, cerca de Trafalgar Square, una de sus manos estaba metida en el bolsillo trasero de su pantalón, le gustaba mucho Londres a pesar de que no tenía el ambiente de hace varios siglos pero se iba recuperando poco a poco, suponía que en gran parte por la influencia de la Talamasca, cuya casa madre estaba en aquella ciudad. El viejo Londres y su nieble, sus callejuelas y ese ambiente entre bohemio y ese "no sé que" tan inglés. Cerberus torció en una esquina y se detuvo delante del umbral del local, alzó la cabeza y olisqueó el aire, sorprendido, un aroma muy dulce lo impregnaba todo, era simplemente dicioloso y atrayente, tanto que lo hizo dar varios pasos de forma inconsciente, olía a melocotenes y fresas, algo maravilloso y tan diferente a otros aromas.

Empujó la puerta y bajó los escalones, escuchando la música que comenzaba a llenar todo el lugar, continuó caminando y se detuvo en las sombras antes de llegar a la zona iluminada de la barra, no podía creer lo que estaba viendo justo en aquel momento, el joven que tocaba la guitarra y cantaba...poseía talento, lo notaba porque enseguida la calma y aquella extraña energía que parecía dominar su lado infernal, recorrió todo su ser...su voz, aquella voz se metió en su cuerpo, dentro de su cabeza, deslizándose como si fuera miel, atrayéndolo. Se acercó y pidió una pinta de cerveza negra, luego miró en torno suyo, no era amigo de estar al fondo del local, se encamino a las mesas que rodeaban la tarima y rodó una silla, se acomodó y puso las piernas sobre la mesa, mirando directamente al cantante, en sus ojos solo encontró una desconcertante inocencia y de sus labios manaba aquella deliciosa voz...era muy bueno aunque al resto de la banda le costara seguirlo, esta a otro nivel.

Dio un trago largo y no separó sus ojos de los suyos, el local estaba casi vacío pero estaba seguro que aquella voz podría llenar un estadio entero. Era moreno, mediano de estatura, muy guapo, con aquella cara podría ser la portada de un disco el solo, sí...y los ojos grandes, cristalinos y brillantes, la forma de mover su cueros, sinuoso y ligero como el aire que parecía condesarse en torno suyo.

Cerberus continuó escuchando toda la actuación e intercalando las pintas de cerveza, no era idiota, llevaba bastante en aquel mundo y además poseía un oído fuera de lo común. Aquella voz era realmente prodigiosa y fuera de lo común, también poseía algo sensual y aterciopelado pero no dejaba de ser completamente masculina. Sintió la vibracion de su celular, lo apagó, no había traido la tablet asi que su comunicación sería mínima y dudaba que allí dentro alguien hablara el lenguaje de signos aunque el no solía hacer uso del mismo. Se quedó acomodado, casi medio dormido por la música pero con los ojos entreabiertos, esperando que acabara la actuación pero al tiempo controlando la hora, tenía que recoger a aquel bastardo que lo había apuñalado por la espalda para irse con la discografica, decididamente los demonios no eran nadie comparados con los abogados y los directores de grandes compañias, estos daban miedo.

Ladeó el rostro cuando vio que hacían una pausa, no sabiendo que asi completaban o no la actuación, se puso en pie, viendo que el bajista se dirigía hacia la barra para pedirse algo y el cantante tomaba de una botellita de agua, parecía que estaba complemente consciente de sus actos, coherente, muchos cantantes solían estar colocados o borrachos para salir a escena, para vencer su miedo al público.

Cerberus no pudo hacer nada en el tiempo que el joven cantante se acercaba a él, aquello solo era un descanso en medio de la actuación, sacar su móvil y ponerse a teclear en dos minutos era demasiado trabajoso para todo lo que deseaba decirle, meramente esperaría a que terminara y entonces, quizás, estuviera preparado para "escuchar" todo lo que tuviera que proponerle. Ladeó el rostro cuando el bajista pasó al lado de ellos, el moreno le hizo el comentario acertado, era cierto que iba demasiado acelerado, fuera de tiempo. Se separó del escenario cuando parecía que iban a retomar de nuevo la actuación y su celular vibró en el bolsillo, lo sacó y vio el mensaje de su supuesto protegido.

-"¿Dónde cojones estás?"-eso era lo que ocurría a la larga con los manager, se convertían en madres, hermanos, jefes y todo a un tiempo, eran la persona que más tiempo pasaba con al artista, lo acompañaba a todos lados, estaba pendiente de él prácticamente las 24 horas del día, una manager no tenía demasiada vida privada y sabía que algunos de ellos terminaban hasta siendo amantes secretos de su pupilo, cosa no que era escandolasa, sobre todo en el mundo de rock donde el sexo libre era una especie de enseña entre algunos. No era el caso de Cerberus, a pesar de aquella apariencia juvenil sabía cuidar perfectamente su culo.

Los dedos se movieron rápidos sobre el teclado-"Muérete, Judas"-Cerberus no solía ser tan directo, extrañamente le gustaba que las cosas fluyeran pero que aquel capullo lo hubieran vendido no merecía mayor atención de su parte, ahora tenía otra cosa que estaba completamente atrayendo su interés y cuando un perro se centraba en algo no prestaba atención al mundo restante. Lo movía la pasión y aquel vendido ya era otro producto comercial al mejor postor, sabía que dentro de poco su música no valdría gran cosa. Alzó la vista cuando escuchó el sonido de la jarra de cerveza que se estrellaba contra el suelo, un gesto drámatico e innecesario, el bajista había decidido bajarse los calzones y dejar toda la banda con el culo al aire aquella noche crucial, sí, el mundo estaba lleno de idiotas.

Esperó que el cantante hiciera su anunció y se se subió el paqueño escenario, ignoró al resto de la banda y se acercó a él que comenzaba a guardar su guitarra dentro de su estuche, el tocó el hombro con sus pálidos dedos para llamar su atención y cuando el rostro de Nyx se giró hacia él, curioso, le tendió una tarjeta negra donde especificaba su nombre y profesión; "Alice. Manager y representante."
Le señaló una de las mesas y luego suspiró, no irían demasiado lejos si el cantante no terminaba de comprender que no podía hablar, extrajo el móvil y tecleó-"Soy mudo, ¿quieres tomarte algo conmigo? invito yo"-lo escrutó con sus brillantes ojos azules a la espera de respuesta,volvió teclear-"Me interesas mucho y creo que a ti te puede interesar lo que puedo proponerte"-esperaba que no tomara por un lado sexual, algunos humanos solo pensaban con la punta de la polla, sobre todo cuando creían que con cuatro canciones podían tirarse a quien quisieran.

Alice alzó el rostro hacia el camarero cuando le preguntó qué deseaba beber, cuando propuso la cerveza, asintió con la cabeza y esperó que los dejara de nuevo a solas, se percató que Nyx o Christian no pidió nada con alcohol, aquello le sorprendió y la pareció divertido, al tiempo que aquel nombre, tan diferente del que usaba para sus actuaciones y que era griego, Nyx significaba noche y le encantaba, de hecho era un nombre artístico genial. Al parecer estaba lleno de sorpresas, sus ojos azules se posaron en la libreta y el bolígrafo sin hacer además todavía de cogerlos, con el tiempo se percató que ser mudo le otorgaba cierta ventaja, las personas se ponían nerviosas porque no hablaba para llenar los vacíos en la conversación y entonces es cuando hablaban de más y sus gestos revelaban mucho de ellos, sobre todo de lo que pasaba por sus cabezas.

Observó su rostro con detenimiento, Christian era increiblemente transparente, todo se traslucía en los atractivos ragos, en el tono de la voz, en sus manera de apretar los jugosos labios y cambiar la postura de su cuerpo, un perro no entendía de palabras, comprendía mejor las posturas corporales, los ojos, aquel chico destilaba ingenuidad, sinceridad e inocencia. Alice se inclinó hacia delante y estiró sus manos, apartando algunos de los mechones completamente negros, sí, poseía una faz apuesta, varonil pero dulce. Una cara bonita no era lo importante a la hora de vender la música pero ciertamente ayudaba algunos aspectos. Retiró los dedos y ahora sí cogió la libreta y el bolígrafo entre sus dedos, era muy rápido escribiendo aunque si había suerte y él aceptaba su proposición, con el tiempo no necesitaría escribir mucho, puede que fuera capaz de interpretarlo pero eso era adelantarse demasiado al futuro.

Les sirvieron las bebidas, dio un largo trago y luego se inclinó para comenzar a escribir, parecía un niño haciendo los deberes porque no levantó en momento algun la cabeza. Cuando terminó, giró la libreta para que pudiera leer-"Soy representante, me especializo sobre todo en rock. Tienes una gran voz y me gustado los dos temas de esta noche, creo que podría llegar lejos con mi ayuda. Pero sería firmando un contrato exclusivo conmigo y si lo hicieras, lo primera que haría sería lograr que fueron telonero de un grupo famoso."-añadió unas frases más-"¿Te interesa conservar ese grupo"?-después de lo ocurrido estaba más por la labor de despecharlos directamente pero todavía tenía que escuchar lo que él quería decir.

Frunció levemente su fino entrecejo, notando algo, se sentía atraído por él. seguramente era esa maravillosa voz, la codiciaba. No solía mostrar interés en aspecto personal, era un perro, se cruzaba cuando necesitaba asegurar una descendencia, de resto, cuando soltaban su cadena, subía a la tierra y hacía aquello. Puede que no fuera lo que uno esperara de un demonio pero su función era guardar las puertas y obedecer para corromper ya existían otros demonios de mayor rango que sin duda poseían más labia.

Alice lo observó mientras hablaba, escrutándolo y al tiempo inhalando su aroma, poseía un olor tan prodigioso como su voz, le traía a la mente cosas mortales, de aquel mundo, sobre todo del verano que tanto amaban los humanos, esa época del año donde hacia un calor agradable y todas las criaturas parecían enloquecidas, épocas de celos y de coqueteos, de mucha vida. Notaba que estaba incómodo, puede que fuera por el mero hecho que él no podía hablar o su aspecto de adolescente, bueno, era algo que no podía cambiar, invariablemente cuando adoptaba un cuerpo humano era aquel cuerpo en concreto, quizás fuera el que correspondiera con su edad de demonio, después de todo era el más joven de los generales, el cachorro, el niño del Infierno. Le gustaba su aspecto, poseía un ligero tono angelical, quizás una burla a todo lo celestial aunque él no tuviera nada de santo a pesar de su rostro delicado y fino.

Sus ojos azules se posaron en los otros dos miembros del grupo, sabía lo que ocurriría tarde o temprano, muchos no estaban acostumbrados a la fama, se echaban a perder nada más entrar en un mundo donde todo estaba a su alcance, frunció el ceño apenas, Christian parecía leal a sus colegas, de entrada no podía plantear la condición que se apartara de ellos pero todo iría cayendo por su propio peso.

Recogió de nuevo la libreta para escribir de nuevo en ella-"Pertenezo a Sony Music. Digamos que actuo bajo el nombre de ellos y puede pactar las condiciones, tengo cierta independencia"-de hecho durante varios siglos se había ido apropiando poco a poco de la compañía mediante la compra de acciones hasta el punto de crear una especie de ente fantasma que lo recomendó, Cerberus no era estúpido, una vez que entendía bien las reglas del juego era un buen jugador, todo se reducía a perseguir la pelota o el alma. Bebió otro trago de cerveza, largo y terminó la jarra, dejándola sobre la mesa de nuevo, relamiéndose sus rosados labios, sobre la piel blanca de su cuello destacaba un collar de perro.

-"En mi tarjeta está el número de teléfono pero si piensas que solamente te ando tomando el pelo puedes venir mañana a una grabación de uno de los grupos, escribiré su dirección"-lo hizo-"mándame un mail si están interesado e iré yo mismo a buscarte a tu casa"-se puso en pie, sonriéndole y pasó los dedos por su espeso flequillo rubio, se acercó a el joven y se inclinó de repente, besó su mejilla derecha a modo de despedida y luego dejó dinero sobre la mesa, de sobra para pagar las copas y dejar propina. Se giró y se encaminó hacia la salida del local, ahora la pelota estaba en la cancha de Nyx, de él dependía el partido.

Alice sintió como vibraba su celular mientras conducía su mini plateado con una franja negra en la mitad, extendió la mano hasta el asiento del copiloto, sus dedos agarraron el pequeño aparato y lo miró de reojo, sus rosados labios se separaron en una leve sonrisa, al parecer a Nyx no le costó tomar una decisión y además rápida, puede que comenzara a tener muy claro que los trenes se debían coger cuando pasaban y no observar como ser perdían en la lejanía. Leyó que también le dejaba su dirección, Alice tecleó con aquella velocidad que solo daba la experiencia de mucho, mucho tiempo haciendo aquello; "Ok". Lo volvió a dejar en el asintio y enfiló hacia el hotel donde se estaba alojando, Alice no dormía demasiado, no porque no le gustara, los perros son muy amigos de la siestas, pero aquella profesión le restaba casi todo el descanso pero lo hacía con placer, ya descansaría cuando volvieran a llevarlo a rastras al Infierno, debía aprovechar su tiempo.

A la mañana siguiente el mini se abrió paso por las atestadas calle del shojo, era sábado y todo el mundo estaba comprando o paseando, un ambiente lúdico a pesar que varios edificios estaban derruídos y de la presencia encubierta de una fuerza policial que vigilaba a las criaturas sobrenaturales, Alice que sabía que aquel cuerpo había sido fundado por uno de los miembros de la Talamas, anonimamente y con mucho dinero, tenía la sospecha que era cierto vampiro pero eran eso, solo sospechas pero lo tendría presente para mencionarlo en su informe sobre las actividades en Londres. Viró en una de las esquinas, todo el barrio tenía tiendas de todo tipo, muchas de estilo alternativo y restaurantes chinos que proveían a los artistas que buscaban refugio en aquel lugar. Aparcó en un callejón, bajó del coche, vistiendo de negro como siempre con una camiseta que decía; "Busco demonio personal que no lleve bragas", unas gafas de cristal violeta y una bolsa donde llevaba un desayuno para dos, le gustaba comenzar así el día.

El pisito de Nyx estaba en uno de los viejos edificios que soportaron el embate de los demonios, de solo tres plantas, seguramente muy pequeño. Entró, no había ascendosor, solo una escalera que ascendía en espiral hasta la última planta, Alice ascendió ligero, casi parecía que flotara hasta plantarse delante de una puerta cochambrosa, ni se molestó en tocar, sus dedos rozaron el picaporte y ésta se abrió. Entró, el piso disponía de un salón con la cocina comunicada por medio de una barra americana, minuscula, dos puertas más, una a un baño y otra al dormitorio. Alice fue hasta una pequeña mesa redonda y depositó sobre ella dos grandes vasos de cafe con leche, naranjada, donuts, croisants calentitos. Fue hasta el dormitorio y entró, era pequeño también, en la cama cuadrada en la que sus pies se salían, reposaba Nyx de forma inocente.

Alice frunció el ceño cuando sintió algo extraño al verlo en esa postura desvalida, vulnerable, una sensación apremiante lo invadió, se aproximó despacio y se sentó en el borde de la cama, sus dedos se alzaron y despacio toco su rostro, delicadamente para luego colar los dedos entre sus cabellos, eran sedosos y brillantes. Y aquel aroma que emitia el masculino cuerpo era más evidente entre las paredes, impregando todo, Alice se inclinó apenas y olió su cuello, se separo cuando vio que se removía, aquello de olerlo asi fue poco profesional, fue más un acto animal.

Cerberus observó divertido como el joven saltaba practicamente de la cama para ir hasta la puerta de salida y averiguar como se había colado dentro del piso, estuvo a punto de escribir en movil; "magia demoniaca, Nyx". Pero contuvo ese gesto infantil y lo dejó corrotear alborotado mientras el examinaba el cuarto impregnado por el aroma del cantante, aquel aroma tan agradable y al tiempo extrañamente tentado, hacia mucho que no sentía aquel tirón en su interior, no sabía bien describirlo pero quizás la palabra más aproximada era "apetito". Pero podía ocurrir, sobre todo con los mortales que mostraban un talento especial para algo, parecía estar bendecidos de alguna forma y lo que estaba impregando en sus almas se exteriorizaba de diferentes maneras. Fuera lo que fuera casi lo hacia mover su cola.

Ladeó el rostro cuando el joven entró de nuevo en el dormitorio, sus azules ojos lo repasaron cuando se estiró como un gato y se puso en pie, acercándose, le cogió de la muñeca derecha y haló de él, llevándolo tras se si a modo de cometa, los dedos de Alice poseían fuerza a pesar de ser delgados y elegantes, las uñas estaban pintadas de negro mate. Lo condujo hacia el saloncito donde ya estaba dispuesto el desayuno, rodó una silla e hizo que se sentara delante de la mesa, sacó su tablet y movio los dedos a una gran velocidad y se la mostró-"Desayuna, yo elegiré tu ropa, te duchas y te vistes"-le dio un leve toque en el hombro para animarlo a que comenzara a mover sus manos.

Ingresó nuevamente en el dormitorio, comenzó a registrar en todo el caos que estaba allí, cogiendo las prendas cómodas, vaqueros, camiseta y una chaqueta, no era el momento para estar con florituras pero tenía pensado acudir a algun estilista y diseñador para el vestuario de Nyx. Le parecía asombroso a la velocidad que estaban rodando, Nyx lo estaba inspirando y le encantaba esa sensación era como cuando perseguía una pelota de colores chillones, frunció el ceño, no. una pelota no, mejor no hablar de pelotas, se sentía rídiculo cuando no podía refrenar el impulso de salir tras de una y atraparla, estaba en su naturaleza cazar las cosas brillantes y las almas lo eran y mucho. Fue hasta un aparador y abrió los cajones hasta encontrar la ropa interior, cogió unos calzoncillos. Regresó con Nyx y dispuso todo en la silla menos los calzoncillos que Alice se encasquetó en la cabeza y cogio uno de los donuts cubierto de azúcar glaseada que crujió cuando lo dio un mordisco, se acomodó al lado de Nyx.

-"Dúchate y salimos, si quieres te froto la espalda"-le sonrió con su cara de adolescente. Aun con los calzoncillos sobre la cabeza que como estaban levemente estirados parecían las orejas negras de un gato.

Alice se puso en pie sin molestarse en acomodar sus rubios cabellos, bebió un poco de zumo y luego lo cogió todo, lo metió dentro de una bolsa y fue hasta la minúscula cocina para depositarlo dentro del pequeño frigo. Se irguió y se ajustó mejor su chaqueta, esperó que Nyx tomara las llaves del apartamento antes de colocarse sus lentes violetaba sobre los ojos y bajar la escalera rumbo a la calle. Lo guió hasta el mini que estaba aparcado en una esquina, sobre el parabrisas había una multa, Alice la cogió, la leyó, hizo una bolita con ella y se la comió. Subió en el asiento del piloto, esperó que Nyx se colocara su cinto y se inclinó hacia delante, cogió un cd de la guantera y se lo mostró; era la maqueta que hace tanto envió Nyx a la discográfica. Alice no estuvo la noche ocioso, estuvo buscando el nombre de Nyx en el banco de datos y dio con el cd. Subió el volumen y arrancó mientras escuchaba la voz del joven inundar el pequeño habítaculo.

Alice conducía de una forma precisa, se metía entre los demas coches como si fuera un tiburón, abriéndose paso entre el denso tráfico. Sus dedos blancos y delgado aferraban con firmeza el volante y cambiaba de marcha rapidamente. A los quince minutos ya estaba justo en el centro de Londres, en Trafalgar Square. Aparcó en el primer hueco que encontró con total descaro, total, se comía las multas. Pero no abrió la puerta de inmediato sino que se quedó escuchando un poco más la canción que estaba sonando en ese mismo momento mientras, cogió su table pequeña y escribió-"Suena bien, pero hay que pulir mucho todavía"-y lo apagó.

Bajaron del auto y Alice lo cerró con el mando a distancia, se encaminaron a un edificio de varias plantas, recientemente construido, parecía que la vieja Londres, taban veces arrasada y quemada, estaba saliendo de la crisis con aquel estoicismo tan inglés de seguir adelante aunque el mundo se detuviera sobre su eje. Alice mostró su indentificación a los seguritas de la entrada, el vestíbulo era enorme y modernes, en las paredes se veían las fotografías de cantantas famosos y de grupos de varias épocas. Entraron en el ascensor de cristal y subieron. Los ojos de Alice se posaron en la vista de la ciudad que podían divisar a través de las paredes de cristal e inspiró despacio, quitándose las lentes violetas...¿cuánto tiempo duraría aquella paz tan relativa? aquella calma era tan frágil, tan delicada como los mortales, volvió la vista hacia Nyx...otro joven que se desvanecería en la bruma pero ahora era su momento, una vida entera se podía definir por unos instantes.

Las puertas se abrieron y ante ellos una gran escena de caos organizado, todo el mundo corriendo de un lado a otro, en el fondo, grandes focos apuntando a un escenario negro y plateado, percheros con ruedas y llenos de ropa, rodando de un sitio a otro, maquilladores, fotografos y el director del video clip estaba dando las instrucciones al grupo. Alice le tomó de la mano a Nyx para guiarlo hacia delante, la gente pasaba al lado de ellos y los evitaba en el último instante para no chocar. Se escuchaba todo el tiempo; "Hola, Alice". Alice devolvía los saludos con la mano y luego hizo que Nyx se sentara en una de las sillas para que viera todo en primera fila.

Alice permitió que el cantante tomara confianzar con él, revolviendo sus pálidos y rubios cabellos con los dedos, sonriendo y luego haciendo la pregunta con naturalidad mientras posaba los ojos en Nyx, Alice sonrió, haciendo relucir su piercing, todos aquellos que llevaban un tiempo trabajando con él se acostumbraban a no escuchar sus palabras nunca pero aprendían a interpretar sus gestos y sus muecas faciales, era sencilla saber cuando Alice estaba contento o cuando digustado con algo, lo transmitía perfectamente, otra cosa era tener la paciencia de mantener una conversación entera con él, desgraciadamente poco sabían el lenguaje de signos y para ellos siempre usaba su tablet.

El joven representante se deshizo de la mano del artista y ladeó la cabeza, posando sus orbes celestes en Nyx, sonriendo, escribió de una forma muy rápida-"Es mi próximo protegido, se llama Nyx. Es un gran admirador tuyo"-percibió la emoción del joven cuando aferró con fuerza sus dedos al escucharlo cantar y no le costaba nada hacer cumplir aquella fantasia.

El cantante se acercó, extendió la mano derecha hacia Nyx-Encantado. Tienes suerte, colega. Alice es de los mejores, él me descubrió-y aunque no quería hacer demasiadas preguntas al respecto, de aquello ya habían pasado sus buenos años pero Alice no parecía crecer ni envejecer, continuaba siendo un eterno adolescente. Que él supiera, Alice no era un vampiro ni un hechicero o algo así pero también aprendió que era mejor no hacer ciertas preguntas en aquel mundillo y Alice lo llevó hasta la cima.

Se escuchó un enorme alboroto y un tipo enorme, con greñas rubias y gafas de sol se abrió paso entre los seguritas y el personal que estaba allí, vociferando y moviendo los manos.

-Es Alan, Alice se despidió de él como representante-cuchicheó el cantante sin parecer realmente preocupado por los gritos de amenaza.

-¡TÚ, CABRONAZO, ¡¿QUIÉN COÑO TE CREES QUE ERES PARA MANDARME A LA MIERDA?!-Alan cogió el pectoral de la camiseta de Alice, el joven se veía pequeño y delicado en comparación con el hombre. Alice dejó que lo zarandeara un poco mas y luego movio los dedos de la mano derecha de una forma inocente y le dio con dos dedos en mitad de la frente, Alan soltó un grito de dolor y cayó hacia atrás, sobándose la frente donde tenía ya una clara marca roja, las gafas salieron disparadas y se vio claramente unas lágrimas en sus ojos-tio, no hacia falta esto.

Alice se encogió de hombros, mirándolo con tranquilidad casi tiernamente, luego escribió en su tablet-"Búscate otro representante que te aguante tus llantinas y tu estupidez. Nosotros hemos terminado, no vengas a joderme"-los seguritas ya se estaban acercando-"Lárgate, aquí estamos trabajando"

Alice observó como se lo llevaban por la puerta, entrecerrando los ojos azules que por unos instantes relucieron bajo su flequillo rubio platino, esperaba que aquel imbécil no le diera demasiado problemas, en su momento fue divertido tratar con él, cantaba bien y poseía talento pero la fama tendía a volver a los mortales completamente estúpidos y caprichosos, en su momento no le importó ayudarle a ascender y tocar la cima del mundo pero si las cosas se torcían, bueno, en Londres siempre te podía ocurrir cualquier tipo de desgracia...mortal. Ladeó su fino rostro cuando sintó la mano de Nyx sobre su hombro, se había olvidado por completo de su presencia, centrado como estaba en su antiguo protegido, el aroma afrutado del joven lo envolvió y frunció algo el ceño, a veces notaba cierto extraño presentimiendo pero lo achacó a las emociones de la mañana. Saludó con la mano al cantante que se marchaba con su grupo, observó que todo el comité de ayudantes se iban tras ellos, rodeándolos como moscas.

Alzó la vista hacia Nyx viendo como se guardaba cuidadosamente la foto como un niño, sonrió divertido por eso gesto infantil e inocente en parte. Le tiró de la chaqueta para que lo suguiera hacia los ascensores, entrando los dos entras las paredes transparentes, ascendiendo hasta la última planta del mismo, las puertas se abrieron a un gran despacho lleno de poster de bandas de roch, en tonos negros y plateados, sobre un sofá de cuero estaba un enorme peluche de conejo de color estupidamente rosa, del tipo que se ganaba en cualquier puestillo en una feria, vestía una chupa vaquera.

Alice se acomodó en el sillón que le venía grande y se le quedó mirando, sonriendo levemente y le hizo un gesto para que se acercara, observándolo y luego abrió el cajón de la mesa y sacó un contrato, se lo tendió. Luego tecleó en su tablet-"Leelo con calma y todavía estás a tiempo de convencer a los otros integrantes de tu banda para ello"-aunque el prefería que solo fuera Nyx quien firmara, no creía que aquellos dos tuvieran la suficiente ambición para nada más, además que serían un lastre para el joven, tarde o temprano tendría que deshacerse de ellos completamente. Cuando Nyx tendió la mano hacia los papeles, el mismo se inclinó y le rozó los dedos pero solo unos insntantes, luego se echó atrás-"Tienes mi número, llámame cuando quieras. Te llevo a tu casa"-se puso en pie de nuevo.