Lluvia que limpia mi alma... [Libre]

Había despertado temprano, por una pesadilla que no terminaba de entender. Veía fuego y escuchaba gente gritando… y luego desperté para descubrir que estaba lloviendo. Las noches de lluvia siempre me traían esas pesadillas, que más que pesadillas eran recuerdos atrapados en mi cabeza y que no lograban escapar. Cuando mire el reloj, no marcaba más de las 6 am. Me levante y pase tres horas tratando de recordar detalles del sueño para escribir en mi diario. Tenia dos diarios: el de los sueños, que era en el que escribía cada vez que despertaba, tratando de descubrir detalles de mi pasado ocultos en mi subconsciente, y el diario en el que escribía todo lo que me pasaba cada día, por esa fobia que tenia de perder nuevamente la memoria. Ya tenia unos cuantos completos y aun seguía sin saber nada de mi.

A eso de las 9 de la mañana, me prepare el desayuno y un par de sándwiches para el almuerzo, y luego salí a caminar bajo la lluvia. No tenia rumbo fijo, simplemente iba a donde mis pies me llevaran. Caminar bajo la lluvia me relaja. Ni siquiera llevo paraguas o alguna capa. Simplemente salgo con lo que tenga puesto y dejo que el agua helada me empape.
Las calles estaban desiertas. Ni siquiera se veía gente en autos, pero era un domingo a la mañana. Igualmente, era un poco extraña tanta soledad. No me molestaba, mejor así que rodeada de gente que me mira como si estuviera loca por caminar lento y con una sonrisa.

Casi sin darme cuenta, llegue a la plaza San Pedro. También estaba desierta. Estaba sintiendo un poco de hambre, y me di cuenta que habían pasado horas desde que había desayunado en mi casa. Me senté en una de las galerías y desenvolví los sándwiches que llevaba en mi mochila. La última vez que había salido a caminar casi se me había hecho de noche y cuando logre regresar a mi casa estaba famélica, por eso esta vez me había prevenido. Con los días lluviosos, me dejaba llevar y siempre perdía la noción del tiempo. Comí tranquila, saboreando el queso fundido aunque ya estuviera frio. Cuando termine, hice un bollito con la bolsa y la metí en el bolsillo de la mochila. Dentro de la mochila solo quedaba una blusa de abrigo por si se me hacia de noche. Tampoco era cuestión de enfermarse.

Me levante del suelo y me acerque al monumento central de la plaza. No por un motivo en especial, pero allí siempre me sentía en paz, y paz era lo que necesitaba después de esa pesadilla tan extraña. Apoye mi mano contra el cemento, por el que corrían pequeños hilos de agua de lluvia y mire hacia arriba.

Estaba así, tratando de reconciliarme con mis pensamientos, cuando una voz que no era la mía inundo mi mente. Di un salto hacia atrás por la sorpresa y mire a los alrededores. No se veía a nadie. Sacudí la cabeza y me disponía a volver a lo mío cuando la voz estallo de nuevo en mi cabeza, ahora mas clara. Trate con todas mis fuerzas de apagar esa especie de antena que tenía en mí, todavía no podía controlar la telepatía. Aun así, me sentía un poco insegura, y di la vuelta al monumento para arrodillarme del otro lado y espiar para el lugar de donde yo suponía que venia la voz, sin darme cuenta de que si mi radar había fallado, quien sea que apareciera podía encontrarme de espaldas, en una posición ridícula, espiando a la nada…

Hacia días había terminado mi visita en la gran cuidad, mas sin embargo no conseguí propósito alguno por el cual marcharme, la ciudad en particular me parecía sumamente interesante sin contar a los residentes de dicho lugar, unos mas especiales que y no estando tan distante podría sacar provecho de ello.

Empezaba el día con un extraño y nublado color de lluvia pura inundando las calles de la Plaza San Pedro, no era gato pero tampoco paraguas para mojarme mi día se basaba en dar largas caminatas en busca de lo que creía poder encontrar me topaba con algunos humanos ilusionados con fe, que asco y repulsión causaban en mi al parecer era lo único que podía encontrar de momento, me refugie en una esquina mirando el agua caer a cantaron pasando el resto del día como un rayo de luz incandescente en cuestión de segundo, pero obviamente tendría algo por encontrar, en medio de la lluvia que al final de la tarde empezó a ser tenue apareció ante mi un aura inestable pero blanca e iluminada se movilizaba con pasos de duda y temor llenos de ansias de saber, sonreí de lado fijando mi vista en su dirección penetrando en sus pensamientos detallando sus miedos pocos comunes, era apenas una niña rubia, joven y con notoria inocencia, tendría que presentarme ante ella y "ayudarla" ser su guía celestial. De momento solamente murmure en su mente -¿por que tan sola y perdida pequeña?- mire sus movimientos tratando de hallar a su acompañante desconocido -¿te han dejado sola otra vez?- al escucharme una segunda vez se puso alerta tratando de esconderse detrás de la estatua alta y esbelta en medio de la plaza, seguramente ya su comida había hecho digestión nada mas por el susto que le proporcionaba sin mas intensión que confundirla lo necesario antes de verla a escasos metros de mi.

||(Espero no te moleste haber tomado el tema sin consultarte)

Seguía sin ver a nadie cerca, pero ahora ya sentía una presencia. No era solo por la voz en mi cabeza, sino que había un aura oscura alrededor. Me ponía nerviosa y hacia que me diera dolor de estomago. No me animaba a moverme de lo que yo creía que era un buen refugio, pero un viento frio a mi espalda me hizo reaccionar. No era un buen lugar, podían tomarme por sorpresa de atrás y no sabría que hacer. No tenía mis armas, las había dejado en mi habitación por miedo a que el agua de lluvia las arruinara, y me sentía muy desprotegida sin ellas.

Me levante de pie lentamente, tratando de cubrir la mayor parte de la plaza con miradas rápidas que solamente me confundían más porque veía todo borroso. No tenia motivo para estar tan asustada, seguramente la pesadilla había dejado mis nervios algo alterados. Me pase una mano por la cara, donde pequeñas gotas de sudor se mezclaban con el agua de lluvia, y eche a correr hacia la galería, con la mochila rebotando en el hombro derecho. Tan desesperada iba, que la mochila resbalo de mi hombro y apenas alcance a tomarla con la mano, pero la tira que quedaba suelta se enredo en mi pie y fui a parar al suelo de la galería con un patinazo sobre mi estomago.

Logre ponerme de pie rápidamente, y me escondí en una esquina oscura, tratando de respirar pausadamente, pero mi pequeña carrera me había agotado y mis pulmones exigían que respirara con mas rapidez. Cuando el chillido de mi garganta logro calmarse, me di un segundo para revisar donde estaba y note que no era la única que estaba en esa esquina.

Contuve la respiración al darme cuenta que había huido hacia el sitio equivocado.

Se volvia mas tensa la sutuación definitivamente el pequeño ángel tenia serios problemas lastima que padre no los hubiera solventado para darle a ella un poco de paz interna y por lo menos dejarla vivir sin tantos ajites, siendo humana ya hubiera muerto de paranoia pero seguramente tendria un "mejor plan" como para todas aquellas criaturas debiles.
Seguí cada uno de sus movimientos viendola caer a raiz de su desespero, negue para mi dejando de urjar en su mente y solamente observarla si que estaba perturbada y veriamos que tanto confiaza en su raices celestiales.

Nuevamente la vi de cerca pero no hizó falta ninguno de mis movimientos dado que estaba decidida por huir de quien fuera que la seguía hasta el punto de correr al lugar menos adecuado, sentia su fuerte respiración sucumbir en mis oidos agudos, vaya... Minutos despúes cuando se calmo lo necesario se dispuso a mirar su entorno buscando quizas una nueva salida pero esta vez me dia a conocer dando un par de pasos mirandole con presición -¿sigues huyendo?- musite en una pregunta en un solo susurro estando seguro de que me escucharia con toda claridad, esperando que corriera nuevamente volvi a dar otro paso dejandome mostrar por un rayo de luz tenue que invadia mi rostro mostrando mi clara serenidad aun con aspecto serio y tenebroso llevando conmigo mi jabardina negra de costumbre, recorri todo el trecho sin mover mi rostro viendo cada lugar por donde podria llegar a huir, mis intensiones no eran dañarle pero me agradaba el solo hecho de causarle un mayor temor del esperado por cualquier otra causa.