Scent of salt - Libre

La arena resultaba agradable bajo sus pies descalzos, fría y granulosa en ausencia del sol, el dominio de Selene ahora se hacia presente con su plateada luz cambiando los matices de los colores. La frisa marina hizo ondear sus rizos y refresco su dermis mientras el aroma a sal se filtraba en sus sentidos.

El paso de los días había hecho el vientre de Leviathan crecer, aun era un abultamiento apenas perceptible, una barriquita que no terminaba de combinar con el resto de su esbelta anatomía, pero no era el único cambio que noto, su humor era mucho más volátil, cualquier pequeña cosa lo irritaba, y luego empezaba a sentirse melancólico, incluso triste y nuevamente irritado.

Los aromas le aturdían, incluso experimentaba nauseas ante ciertos olores, en especial aquellos provenientes de los alimentos, y tenía ocasionales mareos en que todo parecía ponerse negro. Apenas entendió lo que le sucedía se había alejado de Caim y su círculo, no estaba en sus planes aquel “inconveniente” pero pese a ello se sentía protector con aquella presencia cada vez más notoria en su interior.

Acaricio con cuidado su vientre, podía sentir los vestigios de aquella oscuridad latiendo y aumentando, estaban conectados no solo físicamente, sino que sus energías también se rozaban y tomaba de la suya cada vez más a medida que crecía. Esto no peligraba su existencia, incluso se creía en condiciones de combatir si así lo necesitara, pero le causaba fatiga, dormía más de lo acostumbrado.

En alguna medida se había hecho vulnerable, una condición inadmisible puesto que ya había tenido bastante de vulnerabilidad unos meses atrás cuando Caim había saltado para cubrirle de unas balas venenosas. El pelinegro solo estaba protegiendo sus intereses por supuesto, sin embargo eso no hacía menos lacerantes las heridas a su orgullo. Que clase de guerrero era si debía ser protegido?

Ignoraba cuales podrían ser los planes de Caim para esa criatura si llegaba a conocer su existencia, pero sabía que aquel bello y letal demonio de ojos verdes no tenía siquiera una pizca de paternalismo, utilizaba a sus hijos como herramientas, algunos le servían como guerreros mientras otros eran cuerpos destinados al goce y placer de este y sus socios. Incluso el los había visto, bellos jóvenes y jovencitas con rostros angelicales y tentadoras figuras abocadas al placer carnal.

Frunció el seño, no existía modo en que permitiera que un destino similar le aguardase a su descendencia. Se mantendría alejado de su “socio” por tiempo indefinido, en tanto ideaba una solución que fuese satisfactoria, no tenía idea de cómo cuidaría de su hijo, ni siquiera imaginaba que clase de niño sería o a que ritmo crecería, jamás se le ocurrió preocuparse de los ciclos de los niños nacidos de demonios, menos aun de cómo cuidarlos.

Se recostó sobre la arena, dejando que esta le acogiera en su poroso lecho, metió la mano en su bolsillo extrayendo un monóculo fragmentado que levanto observando a través de su cuarteado cristal el firmemente plagado de estrellas. Conservo esa pieza debido a que la forma en que el cristal se había roto le recordaba a una tela de araña, el vidrio le fascinaba, podía adoptar tantas formas, e incluso era una de las escasas cosas que no podía doblegar con su electricidad.

Después de mi desesperación hacia Lucifer, y su parloteo como si fuera un dios y yo una mierda aparecí en la oscura playa. Me arreglé un poco el cabello y el pequeño vestido que había adquirido de mi alcoba en el infierno antes de desaparecer de este.

Desde mi encuentro con Angie en la playa no había regresado a esta, con ganas de dar un paseo por la arena, suspire cerrando los ojos y comencé a dar el paseo, mi caminar siempre era elegante y sin prisa.

Podía notar una presencia malvada lejos de mi, aunque tenia un toque diferente, por lo que por curiosidad me acerque a dicha presencia con suma tranquilidad. Al llegar a la mitad de mi camino, pude notar un fuerte olor a Caim mezclado con otro del cual hacía mucho tiempo que no veía o presenciaba.

Termine de llegar y vi su figura tumbada en la arena y como si se cogiera la tripa, un torrente de imágenes me lleno la cabeza, y su nombre por fin apareció.

Buenas noches Leviathan... Ya veo que Caim y tu habeís hecho... como decirlo... progresos? O juegos? - reí levemente y me senté a su lado.

Dirigió su mirada hacia la mujer, su esencia era la de un demonio, pero su energía no delataba intenciones destructivas, no de momento al menos, así que le permitió acercarse y sentarse junto a él, sus rasgos bellos y casi inocentes los conocía aunque no demasiado, en el pasado sus caminos se habían cruzado en diversos conflictos infernales, ambas veces como aliados, aun si no llegaron a pelear hombro con hombro. Sin embargo así como a ella le costo desentrañar su nombre de la multitud de rostros cuya mente conservaba.

- Buenas noches Naamah – devolvió el saludo – Sólo fue una vez – dijo y soltó un suspiro, para su desgracia Caim sólo le había dado el placer de compartir su lecho apenas una vez, el había deseado más, pero aquel demonio a más de provocar su deseo no lo volvió a tomar. – Pero como veo percibes… - hizo una pausa y su mano se presiono más contra su vientre – hubo resultados inesperados.

Existían antiguas leyendas judías que consideraban a Leviathan una criatura andrógina, macho y hembra a la vez, ante aquella gravidez solo podía deducirse que no estaban tan equivocadas. Pero el propio demonio había sido sorprendido por esa criatura que ahora habitaba en sus entrañas, el destino jugaba manos extrañas de difícil interpretación, sin embargo todo parecía apuntar a la creación de un nuevo Apocalipsis, siendo hijo de un ser despiadado y otro sumamente impulsivo, aquel niño solo podía resultar siendo un Mesías del caos.

Spoiler:

Si... Es raro que Caim repita plato - reí con lo que dijo.

Me puse a ronronear mirando las estrellas, se estaba bien en aquella playa, me preocupaba el futuro del mundo cuando creciera aquel demonio y los planes que tenían los dos para el bebe.

Sabes que si destruis la tierra y los humanos entre los tres será todo mas aburrido? Muchos van a querer matar a ese bebe que tienes. Y he de reconocer que yo la primera como Caim quiera terminar con la única diversión que tengo. - me quede sentada y le miré. -No creas que soy tonta por decirte que matare a ese bicho, solo quiero que me tengas en cuenta y que le digas a Caim esto. Voy a darle la peor vida del mundo a tu engendro como pongáis la tierra patas arriba de nuevo. Estoy harta de guerras Leviathan, estoy harta de vuestros caprichos.

Leviathan se le quedo mirando largamente pero luego se hecho hacía atrás riendo, su cuerpo se agitaba sobre la arena mientras su risa fluía alegremente. No estaba menospreciando la advertencia ajena, Naamah era poderosa y sumamente peligrosa, no dudaba que fuese a cumplir su amenaza pero no dejaba de tener gracia que luciendo tan candida fuese capaz de toda clase de horrores innombrables.

- Le diré de tu advertencia si un día vuelvo a verlo, no es mi intención acabar con tu diversión… - se alzo de hombros aun tirado sobre su espalda – supongo que yo también me aburriría sin los humanos y los negocios de Caim acabarían por quebrar sin clientes – se giro para poyarse en sus manos y levantarse hasta erguirse en su completa estatura, la luna brillaba detrás de el, creándole un alo luminoso al reflejar su luz en los extremos de sus rizos, ambos eran bellos y engañosamente angelicales en aspecto.

Camino hasta el borde del agua la cual acaricio sus pies descalzos y humedeció el borde de los pantalones que lo cubrían.

- Sin embargo este es un mundo que agoniza – reflexiono – es verdad que los demonios tenemos el poder de acabarlo, sin embargo quien destruye más al hombre que el mismo? Su especie ha durado bastante tiempo, pero ni siquiera un quinto de la existencia de este mundo, sucumbirán finalmente, demasiado pronto para seres como nosotros que vivimos eternamente

Me sorprendió y extraño que comenzara a reír, no le veía la gracia, muchos no tenían en cuenta que aunque no fuera oscuridad como Caim era poderosa casi como uno de ellos.

Escuche por fin sus palabras y cerré levemente los ojos, total pocos eran los que veían de nuevo a Caim.

Me encontré con su alteza lucero, al menos tu y Caim parecéis respetarme pese a lo que soy. En cambio aquel imbécil quería que dejara el negocio con Caim... - murmure viendo que estaba en la orilla por lo que me levante y camine hasta quedar a su lado.

Los hijos de Adán tan idiotas como siempre, aunque desde hace poco se han dejado influenciar por nosotros y los pecados. Tanto que decían amar a Padre - solté una carcajada sin ninguna gracia y me quede mirando de nuevo aquel bulto que portaba. Te gustaría dar un paseo con un ser menospreciable como yo? - pregunte con la cara de niña buena que me caracterizaba.

No había razón para negarse, el por supuesto no confiaba en los suyos, sin embargo negarse seria un signo de temor y debilidad, una invitación a ser atacado ya que en la naturaleza de los demonios estaba el exterminar a sus pares más débiles.

- Será un placer – dijo ofreciendo el brazo, como alguna vez había visto a los machos humanos hacer, la noche se mostraba agradable para un paseo, el aroma del mar relajaba la inquieta presencia haciendo que por lo mismo Leviathan pudiese disfrutar de un instante de paz sin que sus entrañas insistieran en mostrar su vida propia.

Mientras aguarda la reacción de la mujer sus pies se hunden más en la arena humedecida, dejando que esta se metiera entre sus dedos causándole una sensación chistosa.

Sonreí al ver como ponía su brazo y puse mi mano en este tomándolo desde dentro. Comencé a caminar con tranquilidad, recordando que había dicho que mataría a ese bicho.

No te preocupes, de momento no me interesa atacarte, aunque sería fácil no tengo intención que de momento Caim se enfurezca conmigo - reí levemente y mire hacia el mar sin dejar de caminar, luego volví a mirarle y sonreí. Este recipiente siempre me a hecho mucha utilidad hacia los humanos, ya sabes que arden en deseos de algo bello - comenté e hice aparecer una hamburguesa. - Gustas?

Leviathan se apresuro a negar mientras hacia uso de su altura para apartar su olfato lo más que pudo del alimento, no soportaba el aroma de nada frito o grasoso, su estomago se resentía, pero curiosamente si gustaba de la carne cruda.

- Mi estomago esta un poco delicado – explico, ambos avanzaban dejando atrás una estela de huellas en la arena, marcas que el viento y la creciente marea se llevarían en horas – a donde deseas ir? O esta bien para ti solo si dejamos que los pies nos guíen?

La playa mostraba un extenso camino de apenas arena granulosa y agua salada, aun así resultaba relajante sentir ese áspero terreno bajo los pies y el susurro de las olas rompiendo en la orilla

Suspire cuando negó no querer la hamburguesa por lo que la hice desaparecer y mirar hacia el mar negro por la noche.

Me da igual a donde ir, aunque me gustaría conocerte un poco mas - murmure y le mire con media sonrisa

Un poco de viento hizo que mi cabello se revolviera y salieran unas pocas llamitas de fuego en las puntas. Reí levemente un poco divertida hacía tiempo que no me pasaba aquello. Volví a suspirar y volví a mirarle.

Te gusta Caim?

Tras oír su pregunta se tropezó con los propios pies trastrabillando algunos pasos antes de recuperar el equilibrio. La pregunta de Naamah daba vueltas en su cabeza y se repetía con un eco casi burlón, era una interrogante que el mismo se había hecho repetidas veces desde que aquel niño se había manifestado en su interior, pero seguía sin una respuesta que lo convenciera, “gustar” era un termino demasiado amplio.

- Bueno… el tiene diversas cualidades – empezó diciendo – es atractivo y peligroso… y están esas enormes manos – se estremeció mientras inconcientemente se le dibujaba una sonrisa ladina, Caim sabía dar un buen momento aun cuando fuese egoísta incluso en el lecho – supongo que me gusta, tiene muchas cosas agradables aunque también tenga esa manía de controlar todo a su alrededor, nunca nadie me ha llamado “Estupido” tantas veces en un tiempo tan corto como cuando estoy con él…

Intenté no reí cuando perdió el equilibrio casi pisando sus propios pies, sin embargo me quede en silencio escuchando su visión hacia Caim, haciendo que alzara las cejas por la sorpresa. Ladee la cabeza sin entender muy bien porque era aquello lo que le gustaba de Caim, suspire cerrando los ojos.

Al menos tendrás en cuenta que Caim no se rebaja a amar a alguien cierto? - volví a mirarle con cierta curiosidad, yo siempre le había visto como un demonio cruel y egoísta, fin de toda su descripción.
Suspire con resignación e hice aparecer un helado de chocolate comenzando a dar algunas lamidas a este.

Leviathan se quedo en silencio y pensativo, sabía muy bien que Caim era incapaz de amar, pero el había esperado su existencia entera por conocer ese sentimiento, sentir que tu existencia es atraída por otra, compartir el deseo, la necesidad de estar juntos… tener un compañero, sin embargo solo había obtenido la mitad del paquete, sólo el experimentaba el anhelo y la necesidad mientras el otro demonio ni se inmutaba.

- Lo se – se limito a decir, guardando para si mismo sus reflexiones, no esperaba obtener algún consejo o cosa similar, simplemente era una victima de su caprichoso corazón, su esperanza residía en que así como ocurría entre los humanos ese sentimiento acabase por morir y marcharse, no quería pasar el resto de su existencia sintiendo esa miseria de querer algo y saber que no se puede obtener.

Parpadee levemente con su respuesta, y le di un beso en la mejilla, a veces me salía un instinto maternal el cual depende de quien fuera lo controlaba o no. Le tendí el helado antes de hacer desaparecer mi ropa.

Espera aquí se me antojó un baño - murmure mirándole con una sonrisa y corrí hacia dentro del agua terminando por comenzar a nadar por el agua.

Aunque estuviera fría a mi no me importaba necesitaba un baño fresco si o si, nade hasta bien lejos de la orilla para luego terminar por bucear hasta pocos metros de la orilla para terminar por salir caminando con el cuerpo y cabello mojados, mientras de mi cuerpo comenzó a evaporarse el agua por aquel poder mio que tenía, hice aparecer de nuevo mi ropa y me recogí el cabello en una simple cola alta.

Le mire y sonreí de nuevo volviendo a tomar su brazo.

Seguimos?

Las acciones de Naamah le sacaron una sonrisa, era una criatura impulsiva que realizaba cualquier cosa que deseara sin importar el donde o el cuando, mostrando siempre esa picardía de niña traviesa que resultaba interesante en tanto no fuese victima de la misma.

- Sigamos – le dijo mientras retomaba sus pasos, la noche mostraba una innegable belleza bajo la cual ambos lucían como seres etéreos demasiado perfectos para este mundo, claro aquello era apenas una impresión, el resultado de sus perfectas fachadas, pero por debajo de toda esa reunión de cualidades físicas había deseos, anhelos, dolor y rabia, cada cual poseía la propia. – Me agradas Naamah, tu compañía a resultado mucho más placentera de lo que pudiese imaginar – le confesó el demonio – preferiría que en el futuro permaneciésemos de esta manera… como amigos si hay algún modo de llamarlo – con aquello lo que el demonio realmente había dicho es que no se metiera con su criatura, pues la única certeza que conservaba en su interior es que defendería a su cría de cualquier amenaza.

Escuche lo que decía haciendo que riera levemente por aquello, era de los pocos con los que podía estar sin siquiera haber tenido sexo, solo un simple paseo y una conversación de algo banal como lo era para mi tener una criatura, hacia tiempo que yo no tenía.

Eres de los pocos con los que no termino acostándome - sonreí mirándole levemente. -Tienes algo mejor que hacer? Últimamente me aburro, todos pasan de mi y ni siquiera llego a tener sexo con los mortales porque me aburren sobremanera - me queje hundiendo mis dedos en la arena notando como el agua se llevaba la arena de debajo mis pies haciendo que me hundiera también.

- Tengo mil cosas por hacer, vidas que reclamar, venganzas que saborear – respondió el con un brillo extraño en sus ojos, era una belicosidad que fundía sus pupilas en un mar de plata derretida – pero no es el momento más propicio – dijo con un leve fruncimiento de cejas, mostrando su frustración por no poder moverse con la libertad que acostumbraba.

Lo que Leviathan quizás aun no contemplaba es que así como ahora se veía obligado a desistir de meterse en conflictos por la seguridad del feto, no sería muy diferente cuando este naciera, seguiría siendo una pequeña criatura dependiente de su protección y cuidados.

- Se puede decir que soy todo tuyo por el resto de la noche y quizás más – declaro con otra de sus amplias sonrisas.

Sonreí levemente por sus palabras, así que tampoco tenía gran cosa por hacer. Me puse delante de él, puse mis manos en sus mejillas acariciándolas, con algo de suavidad.

Me da algo de pena no poder acostarme contigo, me daba curiosidad - puse un puchero de niña pequeña y le di un leve beso en los labios. Me aparte volviendo a tomarlo del brazo. Bueno tu dirás a donde ir o que hacer porque no tengo ni idea, Levi