Alimentándome (Adam Crow)

Era una noche cerrada, el cielo estaba cubierto por un manto de nubes negras que no presagiaban buen tiempo en absoluto. De hecho a lo lejos se veía el fragor de una tormenta, rayos luminosos se veían en la lejanía presagiando con la tormenta no tardaría mucho en llegar a la ciudad. Había dejado a Angélica sola en casa, por una noche no iba a pasar nada supongo. Además había dejado claro una serie de normas que debía de seguir ante varias situaciones de peligro. Salí de casa algo preocupado, girando un momento para despedir a mi hija que estaba asomada a laventana. Me devuelve el saludo, cosa que es abstante rara, y vuelve al interior. Suspiro poniendo el casco en mi cabeza y subiendo a mi moto, hoy necesitaba la adrenalina que daba la velocidad.

Me gustaba la sensación del viento rápido, dando sobre mi cuerpoy ver como las cosas de mi alrededor pasaban a camara rápida, como si todo estuviese difuminado. Llego hasta la puerta del cementerio, dejando mi mato atada a la reja del lateral. Dar largos paseos por allí me gustaba, y además cerca había un vallado con ganado y...era mi forma de alimentación. Salto la valla escogiendo una cabra que descansaba cerca de allí, al verme intenta correr pero ha tenido un error. Ha clavado sus ojos en los míos, la tranquilizo con mi poder y hago que se acerque a mí. Acaricio su cuello y lo muerdo, clavando mis colmillos en lazona exacta, haciendo que el animal sufra lo más mínimo.

Cuando estaba en plana "comida" oígo unos pasos que se acercan a mi. Me giro con agilidad y me escondo tras un árbol cercano, dejando el cuerpo mal herido del animal donde yo estaba antes. Si primero veían el cuerpo ya sabían que se trataba de un vampiro, pero me daría tiempo a huir si era un grupo numeroso.

me había propuesto practicar mis poderes en un lugar con mucho poder. Desde hacía muchísimos siglos, se consideraba a los cementerios lugares sagrados, y era en estos lugares donde los poderes de los hechiceros se volvían totalmente puros y donde podían acceder a niveles de poder que no podían conseguir de forma natural. querían saber si eso era cierto, aun sabiendo todos los peligros que había en el exterior. Pero estaba preparado, había traído tanto mi vara como mi pistola, y ambas sabía usarlas muy bien.

Cuando estaba llegando, vi algo que me extraño mucho. Un grupo de cabra corría hacia donde yo me encontraba, totalmente asustadas, como si estuvieran huyendo de algo. ¿Que hacían esos animales aquí? No conocía muy bien la zona, pero no era un sitio muy normal de descanso de ganado, así que con pistola en mano me acerqué sigilosamente al lugar. Estaba preparado para usar tanto mis armas como mi magia, al igual que estaba listo para transformarme si debía huir rápidamente.

A medida que me iba acercando, iba sintiendo una extraña presencia. Era una parte de mi poder que aun no entendía, al igual que tampoco sabía de donde venía. Pero era capaz de sentir cosas que una persona normal nunca notaría, pero aun no sabía distinguirlas con claridad, y eso me asustaba. Tanto que tenía que controlarme mucho para no salir volando de allí. Entonces la señal fue cada vez más fuerte, hasta que localicé de donde venía. Muy cerca se encontraba el cuerpo de una cabra, con el cuello perforado y desangrándose por una herida localizada en el mismo sitio.

"Vampiros...no sabía que hubiese por esta zona. Espero que no sea más que uno" - pensé, cargando mi arma y comenzando a recitar mis hechizos.

Concentrándome y siendo rápido a la vez, descargué un hechizo sobre el lugar, haciendo que lo que estaba entre los matorrales saliese despedido. Corrí hacia donde cayó el extraño y le apunté con el arma. Cual fue mi sorpresa al ver la cara de ese ser, pues no me era extraña para nada.

- ¿Pero que narices...? ¿Que estás haciendo aquí Markus? ¡¡Me has dado un susto de muerte!! ¡¡Y casi te mato!! ¿Estás loco o que te pasa? - dije, guardando el arma y tendiéndole la mano para ayudarle a levantarse. ¿Has sido tu el que se ha alimentado de ese animal?

La verdad es que no entiendo porque me estoy escondiendo, no es algo que me guste hacer. Aunque siempre había que ser algo precavido y más en los tiempos que corren ahora mismo, demasiada gente haciendo cosas que no debían y con las que podías cruzarte teniendo malas consecuencias. Consecuencias que no quería pensar pero que era obvio cuales serían, como mínimo un combate o batalla, y todos sabemos cómo puede acabar eso. No había encontrado un sitio mejor para esconderme, aunque siempre puedo irme de aquel lugar volando sin salir de allí rasguñado o herido. Aquel arbusto al que me había tirado para esconderme, era espinoso y una de sus ramas se estaba clavando en mi espalda, seguro que ahí quedaría un pequeño arañazo que se curaría en un momento, pero ahora…dolía. Aquello era una situación incómoda y a la que no estaba muy acostumbrado.

No me atrevía a moverme, incluso mi respiración había bajado el ritmo para que el otro no pudiese escucharlo. Aunque si era otro vampiro o un licántropo, sería capaz de encontrarme en un segundo. Nuestros sentidos estaban más desarrollados que los del resto, haciendo que pudiésemos escuchar cualquier sonido por ínfimo que fuese, ver cualquier cuerpo en la oscuridad e incluso oler algo a una distancia enorme. Así fue como conseguí sobrevivir hace siglos, pudiendo oler las empanadas que las señoras ponían en el alféizar de las ventanas. Se me hace la boca agua de solo pensarlo, casi mejor que me quite la idea de la cabeza. Acababa de comer de una cabra, y aunque no me hayan dejado terminar, debería de servir, por lo menos para un rato. De hecho espero que con eso sirva por un par de días.

La persona por la que me estaba escondiendo, se había percatado del cuerpo mal herido de la cabra. Por lo que ya debía de saber que era el ser que estaba escondido en algún lugar cercano del cuerpo. Aquello era una mierda, no había pensado en acabar en una lucha esta noche. Hubiese preferido saciar mi hambre y volver a casa, no quiero dejar tanto tiempo a mi hija sola. Pero parece que iba a tener que esperar. De repente y sin saber muy bien porque, salgo disparado de mi escondite como si algo invisible estuviese empujando mi cuerpo con gran fuerza. Caigo un par de metros más allá, rodando un poco en el suelo lleno de barro.

- ¡Joder! – digo sacudiendo mi ropa. Y cogiendo la mano de Adam, para levantarme del suelo. – Creo que eso mismo podría preguntar yo. Soy vampiro…es de noche y…bueno tengo que comer algo ¿no? Pero en cambio tú…es raro. – digo encogiendo los hombros y sacudiendo mi ropa de nuevo. La verdad es que había quedado un poco manchada pero ya me ocuparía de eso luego. – Oye oye, que has sido tú el que me has atacado. Yo solo estaba siendo precavido. – me muerdo el labio inferior y me rasco la cabeza algo nervioso. La verdad es que no me gustaba que me viesen alimentándome y menos que esa persona fuese un amigo. – Si… he sido yo. ¿Puedes…curarlo? – ambos sabíamos lo que era el otro y aunque sea un hechicero joven a lo mejor aún puede hacer algo por ese animal indefenso.

No podía imaginarme que detrás de todos estos sucesos y de haberme asustado un poco por la criatura que podía estar atacando por la zona, saber que era de un amigo del qu se trataba era bastante tranquilizador. Aunque fuera un vampiro, desde el día en que Markus y yo nos conocimos, siempre supe que era totalmente inofensivo, al menos con los humanos. Hacía ya algún tiempo que nos conocíamos, y seguía asombrándome que no había cambiado nada en todo ese tiempo, claro que yo tampoco podría apreciarlo. Pero siendo lo que era, era de esperar que llevase muhos años sin envejecer absolutamente nada.

- Siento haber sido tan brusco, pero me has asustado. Y ya sabes como son las cosas hoy en día y que uno no sabe con que puede encontrarse a la vuelta de la esquina. Así que espero que me disculpes por lo que te he hecho. Al menos reconforta saber que yo no soy la comida - bromeé, dándole una amistosa palmada en el hombro como saludo. - ¿Como estas? Hacía tiempo que no sabía nada de ti. Vaya amigo estás hecho ¿no? - digo con tono de reproche, y entonces me dice que si puedo curar a la cabra. - Pues no lo sé, nunca he intentado curar heridas que no sean mias. Y nunca heridas tan grandes. Pero puedo intentarlo - dije, arrodillándome junto al animal.

Me concentré en el animal, en concreto en su herida. Comienzo a recitar mentalmente algunos de los hechizos que me había enseñado el abuelo, todos ellos destinados a la curación. No sabía si funcionaría en otro ser que no fuera yo, y tampoco cuales serían sus consecuencias para mi. Entonces sentí como la magía fluia de mi hacia el animal, haciendo que la zona de su herida brillase y, muy lentamente, empezara a cerrarse. A la vez sentía como me iba agotando, pero el esfuerzo era cada vez menor y me iba costando menos curar a la cabra. Cuando volví a abrir los ojos, la cabra se levantó de un salto y salió corriendo. Me levanté, apoyándome en Markus y me puse a su lado.

- Ya está. Nunca antes lo había intentado. Pero ha sido algo muy extraño, porque cuando me estaba concentrando en curar a la cabra. he sentido una fuerte conexión con ella. Bueno, con ella y con todos los animales de la zona. Tendré que preguntarle a mi abuelo a que se debe. Bueno, ¿y que haces tan tarde por aqui? ¿Qué pasa con tu hija? - pregunté, guardando tanto mi vara como la pistola.

Estaba algo contrariado por lo que acababa de suceder aquí. Me podía haber esperado encontrar a cualquier persona menos a Adam, el ataque de cualquier ser que se pensase que aquello que estaba haciendo no estaba bien o hubiese sobrepasado su límite e invadido el terreno o algo por el estilo. ¿Pero a Adam? era demasiado bueno y...nose como explicarlo, pero creo que este no es un lugar adecuado para alguien como él que aún no sabe usar bien sus poderes y menos para venir solo de noche. A veces, ni yo mismo me sentía seguro viniendo aquí pero no me quedaba otra. No era fácil alimentarse de sangre de animales sin ser visto ni levantar sospechas. Y aunque hubiese sido Adam el que ha visto esto, no me gusta y menos mal que el acto en sí nolo ha visto. Es algo desagradable visto desde fuera y no quiero que él tenga esa imágen de mi, aunque ya sepa lo que soy.

Intenta justificarse por lo que ha pasado hace solo un momento, cuando ha usado un hechizo para atacarme aunque no sabía que era yo. La verdad es que no importaba que lo hubiese hecho, casi mejor. Había descubierto que Adam podía defenderse solo, aunque sabía que cierto ángel le cubría las espaldas y seguro que anda por aquí cerca. Hago un gesto con mi mano para quitarle importancia al tema.

- Nah tranquilo,no pasa nada. De hecho me alegra verte, es cierto que no nos vemos hace bastante. Culpa mía, no volverá a pasar. - me da una pequeña palmada en el hombro en broma y yo hago lo mismo, poniéndome a su lado. - Sabes que no como humanos, aunque...tú no eres uno de ellos. - añado guiñando un ojo.

Cuando le pido curar al animal, parece dudoso a hacerlo porque nunca antes lo ha hecho. Pero al final accede, ya me acerco hasta el animal y me quedo observando a su lado en silencio. Nunca había visto usar la magia para curar y era algo...bonito de ver.Al momento el animal se levanta de un salto y se aleja de allí a todo correr. Al parecer se le da mejor hacer estas cosas de lo que él pensaba, y la cabra está sana y salva. Se levanta y se apoya en mi, algo agotado pero fascinado por lo que acaba de conseguir. Sonrío, rodeando su cintura para que no se caiga.

- Bien hecho colega, seguro que la cabra estará agradecida. ¡Vamos allí anda! -digo andando y empujando con delicadeza a mi amigo, hacia una lápida que estaba fuera del cementerio. Supongo que será una de las antiguas o algo por el estilo. - Sientaté. - casi le ordeno.- Mi hija está en casa, sola. Ya se lo que me vas a decir pero...necesito comer y no me parece el mejor lugar para traer a mi hija de excursión. - digo encogiendo los hombros. Miro la cara cansada de Adam,me palpo los bolsillos de la chaqueta recordando que llevaba una chocolatina en uno de ellos. La encuentro y se la ofrezco. - Puede que vaya bien ¿no? para recuperar fuerzas y eso. -digo preocupándome por mi amigo. A que esa no se le ocurría al angelito. - Además aún no has contestado a que haces tú por aquí.

Por suerte, después de lo que le había hecho, Markus no parecía molesto o enfadado conmigo, sobre todo por haberle lanzado por los aires y haberle restregado por todo el suelo. Me sentí avergonzado por ello pues, aunque fuese un vampiro, sabía que nunca le haría daño a una persona. Y solo se alimentaba de animales cuando era estrictamente necesario. Era un vampiro "vegetariano" por así decirlo.

Al parecer, tiene el mismo sentimiento que yo, y echaba de menos verme. Nos conocíamos hace bastante, y aunque antes manteníamos más contacto, ahora hacía algun tiempo que nos habíamos distanciado. Probablemente fuera a raiz de descubrir mis raices: hechicero por parte de padre y metamorfo de madre. Había pasado tanto tiempo entrenándome que había cortado un poco mis relaciones personales. De hecho, de todas las personas a las que conocía, Markus había sido al que más había extrañado. Se debía a que había sentido algo por el al conocerle, aun sabiendo que era un vampiro. Pero la distancia había disminuido ese sentimiento...aunque no descartaba que pudiera resurgir.

- Espero que sea verdad. Pues sé donde vives e iré a darte el coñazo cada día hasta que me recibas - dije, bromeando y dándole un amistoso golpe en el pecho con el puño. - Y si yo no soy humano ¿que soy para ti entonces? - dije, dándole con el codo en las costillas, un poco extrañado por ese comentario.

Cuando me incorporo algo agotado por el uso de la magia. Markus me ayuda a levantarme. Pero lo hace de una forma que no me esperaba: a parte de usar su mano para que me apoye, rodea mi cintura con sus manos. Sin que me vea, mi cara cambia totalmente de expersión, a una de asombro y nerviosismo a la vez. Justo acababa de pensar en lo que había sentido por él hace tiempo...y ahora iba a conseguir que volviese a sentir lo mismo.

- Gracias por la ayuda, y no me tienes que agradecer nada. La verdad es que prefiero ayudarte en esto, dejar que te alimentes de los animales y, cuando ya no aguanten más, curarlos para que no mueran. Así amgos salen ganando ¿no? - dije, dándome la vuelta para mirarlo, sin que quite sus manos de mi cuerpo. Acto seguido me ayuda a sentarme, echando de menos su contacto. - Ya sé que no es el mejor lugar, pero no puedes dejarla sola por la noche. ¿Por que no me llamas mientras cazas y así no se quede sola? Seguro que estarás tranquilo sabiendo que está conmigo.

No recordaba a Markus tan amable conmigo. Me ofrecía un poco de chocolate para recuperar fuerzas. Le sonreí, aceptando lo que me daba y lentamente lo abrí comencé a comerla. Se lo agradecí con una sonrisa.

- ¿Que hago yo aqui? Pues había venido a practicar mis poderes. Había oido que los cementerios eran bases antigüas de mucho poder, lugares donde los magos eran más poderosos. Y hace escasos minutos que he podido comprobarlo, pues nunca imaginé que podría curar algo tan grave. ¿Crees que podré hacer más cosas? Porque aun no he descubierto que elemento puedo controlar ni nada - dije, dándo pequeños bocados a la chocolatina y mirando fijamente a Markus.

Aquella situación era un tanto extraña, no mucha gente se atrevía a venir a un cementerio por la noche y menos aún quedarse a hablar con un amigo, como si nada. Este sitio solía dar algo de miedo y repelús a la gente, por lo menos para la mayoría. En cambio para mi era un lugar tranquilo y con mucha paz, donde poder alimentarme, y para Adam era un sitio lleno de energía y magia donde poder canalizar todo su poder interior. Supongo que las cosas siempre difieren del punto de vista de quien lo mira. Aunque es cierto que había un halo de misterio que rodeaba este lugar, y algo siniestro que hacía que prestase atención a cualquier ruido u olor extraño que entre de repente en el ambiente. Por el momento no había captado nada, aquí solo estábamos Adam y yo, bueno y aquellos animales que habían huido de nuestro lado. Pero nada "sospechoso".

Después de usar su magia se queda algo de bajón energético, cosa que es normal o eso creo. Ahora estamos sentados él en una pequeña lápida solitaria y yo en un tocón, justo enfrente de donde se encuentra él para poder mirar su cara cuando habla. La verdad es que con Adam siempre me he sentido muy a gusto siempre, y...bueno nose si es mi imaginación o que, pero hay veces que me siento algo atraído por él. Hago un gesto para quitarle importancia al asunto, sacando un poco mi lengua. La verdad es que no tiene porque darme las gracias, estoy seguro de que él haría lo mismo si me ve mal o algo. Para eso estamos los amigos ¿no?.

- No tienes porque darlas Adam, si estás así es porque yo te he pedido que me ayudes. Además, somos amigos ¿no? - pregunto encogiendo los hombros y respirando profundamente. Me saco un pequeño porro que tenía liado, se que a Adam no le hará ninguna gracia pero...me apetece. Lo enciendo y doy una calada, echando el humo hacia el otro lado. - Por cierto, en cuanto a lo de tú no eres humano, me refiero a que eres como yo. Algo...especial, por decirlo de alguna manera. - digo contestando a su pregunta anterior, aunque no estoy seguro de si él quería esta respuesta u otra. Pongo los ojos en blanco, cuando me dice que puedo llamarle para que él cuide a Angélica, cuando yo salga de casa para hacer mis cosas. No me gusta tener que pedir favores y menos de ese tipo, además seguro que ella se enfadaría más todavía. - No hace falta Adam, tiene que aprender a cuidarse sola, aunque...me cueste aceptarlo. Además, si quiero que cures a mis "víctimas" y tú practicar con ello, no podrás estar con Angélica. - digo con una sonrisa me medio lado.

Doy otra calada a aquel porro, la verdad es que me gustaba la sensación que me dejaba y al final no podría afectarme de forma negativa ¿no? porque...ya estoy muerto, al menos de alguna manera. Por fin me cuenta la historia del porque anda por estos sitios, y aunque no me hace gracia que ande solo por aquí de noche, le entiendo. Al parecer su abuelo le ha dicho que esto es un lugar lleno de energía y así puede practicar su don. Más que su don, su habilidad. Tiene que molar tener esa clase de poderes y poder hacer miles de cosas con ellos. Aunque yo no me quejo de lo que soy, ser vampiro tiene sus ventajas. Asiento con la cabeza ante su historia.

- ¡Mola! y es algo que no sabía. Es decir, sabía que eran lugares donde magos y brujas hacían sus reuniones hace...siglos. Pero no entendía muy bien el porque. Supongo que siempre se aprende algo nuevo. - añado con una sonrisa. - ¡Claro que podrás hacer más cosas! Yo te ayudaré si quieres, puedes practicar conmigo y...nose. Ver que sale de todo eso. - hago una pausa, mirando como se termina la chocolatina. - Y...- me quedo callado escuchando atentamente. Se oyen pasos lejanos, que vienen hacia el punto donde nos encontramos y lo sigue un olor a sangre. Un vampiro, un igual, aunque estando con un humano aquel se convierte en un enemigo. Pongo un dedo sobre mis labios, haciendo callar a Adam. - Escóndete, viene un vampiro y no quiero que te vea. Pase lo que pase, no salgas ¿entendido? - susurro mirando a Adam con preocupación y dando la última calada a mi porro, ¿es que nunca dejan a nadie tranquilo?. Me quedo quieto, observando el camino por donde va a venir el vampiro.

Mientras recupero las fuerzas tras el esfuerzo que he tenido que hacer curando al animal, seguimos conversando. Era bueno volver a hablar con alguien conocido, y más con Markus. Había echado de menos nuestras conversaciones y nuestras salidas nocturnas, siempre que él podía encontrar a alguien con quien dejar a su hija. No hacíamos nada del otro mundo, solo dar una vuelta...siempre y cuando la situación lo permitiera y no tuviéramos que salir pitando del lugar. Tampoco sería la primera vez que teníamos que luchar juntos contra alguna criatura para salvarnos. Y era en esos momentos cuando sentía algo especial hacia él. Pero de momento no quería darle más importancia de la que tenía. Él era mi amigo y le tenía mucho aprecio.

Pero a veces no podía evitar pensar en él como algo más que un amigo. Para nadie era ningún secreto mi orientación sexual, ni siquiera para Markus, y no se sentía incomodo a mi lado en ningún momento, y eso me agradaba porque si ya era difícil tener una amistad con un vampiro, aun podía imaginar menos que los vampiros toleraran a los homosexuales. Pero a veces había pasado que, cuando me había visto con algún chico o le había presentado a alguno de mis ligues, se había comportado de forma extraña. ¿Significaría eso que existían por su parte sentimientos hacia mí? No era el momento de darle vueltas...quizá más adelante.

- Claro que somos amigos, pero aun así te doy las gracias por ser tan amable conmigo. Todavía hoy, si muchos supieran que somos amigos, nos matarían a los dos. Sería mucho mejor ser pareja y todo - digo, con tono de broma pero sintiéndome nervioso a la vez. - Gracias por decir que soy alguien especial. Es lo más bonito que me han dicho...ah si, nunca - dijo, riéndome a carcajadas. - ¡¡Pero si aun es demasiado pequeña para cuidarse sola!! Yo te lo he ofrecido, sabes que puedes pedírmelo cuando quieras. Pero tienes razón, si voy a ayudarte deberemos estar juntos. Así que, a partir de ahora, cuando salgas a cazar ven a buscarme antes ¿de acuerdo? - dije, terminandome de un bocado el último trozo de la chocolatina que Markus me había ofrecido.

Había empezado a fumar mientras hablábamos. Sabía que no me gustaba que lo hiciera, pero no era nadie para impedírselo. Además, intentando mirarle el lado positivo, los efectos negativos de cualquier tipo de droga no tenían efecto en él, ni siquiera la gran cantidad de sustancias adictivas que llevaban todas esas cosas. Por ese motivo me preguntaba por que lo tomaba, si no tenía necesidad física o mental de ello. Quizá le gustase el sabor...

Escucha atentamente lo que le cuento sobre los cementerios y como están conectados con los hechiceros y, por lo tanto, con una parte de mi. Me alegra ver que alguien está igual de entusiasmado que yo sobre lo que soy capaz de hacer con mis poderes. Aun no había experimentado con ninguna de las habilidades que mi especie me permitía hacer. Sabía que era hechicero pero aun no había hecho más que hechizos defensivos. Sabía que era metamorfo pero aun no me había transformado. Entonces dice que puedo practicar con él.

- Tú estás mal de la cabeza. El vampiro que te mordió debió de llevarse toda tu inteligencia y dejarte solo con ese cuerpazo. ¿Como voy a practicar contigo? Que seas un vampiro no significa que seas inmortal. Además, hasta que no descubra cual es mi senda y mi elemento podré hacer poco más que defenderme con pequeños escudos. De ahí que haya venido... - dije, sin terminar la frase, cuando Markus me dijo que me escondiera.

Sin rechistar, lo hice, sacando mi arma y cargándola con balas de plata para los vampiros. Nunca había tenido que enfrentarme a ninguno de los congéneres de Markus...y esperaba salir vivo de esta. Apuntando a la maleza, espero a que salga de entre las sombras y nos ataque. Pero para mi sorpresa, fueron dos vampiros los que se abalanzaron sobre Markus. En todo momento intentó mantenerlos alejados de mi escondite, pero no conseguía que se quedaran quietos lo suficiente para poder dispararlos. Y encima, estaban reduciendo a mi amigo. Ese debe de ser el motivo por el que son tan fuertes: la sangre humana es la más poderosa de todas.

- ¡¡ Soltadlo ahora mismo u os mataré!! - dije, saliendo de mi escondite y apuntándoles con las pistolas, mientras recitaba hechizos defensivos y ofensivos, que esperaba que pudieran contenerlos el máximo tiempo posible para que Markus se recuperara.

Poco a poco, el color iba volviendo a las mejillas de Adam e iba recuperando todas las fuerzas que había perdido en su hechizo. Y eso me hacía relajarme un poco, no quería que acabase agotado y tener que cargar con él hasta casa, porque sería peligroso y encima no podría defenderme fácilmente cargando con un cuerpo. Pero no hace falta que piense en eso, su recuperación gracias a la chocolatina es casi inmediata. Seguro que una calada de lo que estoy fumando yo, también le vendría de maravilla pero no voy a ofrecerle. Seguro que si lo hago se pone a gritarme y esa clase de cosas, le conozco demasiado bien para hacer esto.

Hay veces que estando con Adam he sentido algo que nunca había sentido por un chico, nunca me había atraído ninguna persona del género masculino, bueno persona ni ser. Solo había estado con chicas, y no muchas la verdad, pero la idea de que me gusten los chicos nunca queda descartada. Para la edad que tengo creo que soy más moderno que alguno de los humanos de ahora. Y estoy seguro al cien por cien que el también se sentía así, por sus comentarios y algunos de sus gestos. Además estaba de que yo tenía la ventaja de saber que le gustaban los chicos. Frunzo el ceño de nuevo, cuando le oigo decir que sería más fácil ser pareja que amigos...aquella frase...¿significa algo?

- Si...bueno...no creo que fuese sencillo tampoco. Puedes preguntar a Ángélica, a ver que le parece. - añado en broma, aunque algo nervioso. Llevaba demasiado tiempo sin ligar o coquetear con nadie, y no estaba seguro de si esto era un comienzo de lo otro. - Venga Adam no seas modesto, seguro que algún chico te ha dicho algo bonito, y esa clase de cosas que te gustan a ti. - digo con ritintín, y sacando un poco mi lengua. - Tampoco es tan cría, y...está que es medio vampiro. Debe de aprender cosas, por...si las moscas. - digo dando a entender que a mi me podía pasar algo. Parece que no le ha hecho mucha gracia la idea de ponerse a entrenar sus poderes conmigo. Tampoco creo que sea tan mala idea, mis heridas sanan rápido y sino, siempre puede ayudarme él a que sanen. Es cierto que no soy inmortal, aunque algunos dirían lo contrario. Incluso yo, después de tantos años. Sonrío y doy un pequeño golpe en mi pierna. - Aquel vampiro como tú dices, era una mujer. Y se llevó mi cerebro y...muchas cosas más, pero creo que puedo vivir sin él. Lo hecho durante mucho tiempo. - demasiado tiempo de hecho. - Bueno, ya hablaremos sobre como practicas juntos. Buscaré el modo.

Cuando noto la presencia, que resulta no ser una sino dos, Adam obedece mi orden y se esconde tal como le he dicho. Aunque oigo como carga su arma, cabezota. Espero que no haga ninguna heroicidad. Al momento aparecen las dos figuras, una en por mi espalda y otra el frente. Saco la katana y me quedo quieto, esperando el primer paso de alguno de los dos oponentes. Por fin, los dos saltan a la vez con un pequeño grito agudo, hago un pequeño corte a uno en el brazo pero no sirve de mucho. Me quitan la espada y la lanzan lejos de mi posición, ruedo por el suelo, intentando alejarlos más de Adam. Son demasiado fuertes, tal vez sean más mayores que yo o sean "carnívoros", eso puede correr en mi contra. Siento un corte en el muslo y otro en el tobillo, lo que me hace caer. Tengo a los dos justo a mi lado, preparados para matarme, cuando oigo la voz de Adam.

- Mierdas Adam, te he dicho que te escondas. - gracias a mi telequinesis, consigo atraer mi katana. Pero no es sencillo luchar desde el suelo. Me pongo de pie cojeando, y corto el cuello de uno de ellos. El otro va deprisa hacia Adam. - ¡Adam, cuidado! - digo intentando correr lo máximo posible, lo que hacía que mis heridas no pudiesen curarse con el roce y el movimiento.

Parece que Adam se ha quedado petrificado y no puede ni moverse, si no me doy prisa será hechicero muerte y no puedo permitirlo.

Markus intentaba ser amable conmigo, y se tomaba bastante bien mis frases de doble sentido, aunque yo no las decía con ninguna intención oculta, pero no podía saber que era lo que pensaba este amistoso vampiro. Solo sabía que me caía bien y que, pasara lo que pasara, no quería que nuestra relación, fuera la que fuera, se acabara.

- ¿Que quieres que le pregunte a tu hija? ¿Qué que le parece que su padre salga con otro hombre? No gracias, aprecio demasiado mi vida como para ser asesinado por la hija de un vampiro - dije bromeando, aunque noté que tanto él como yo nos pusimos nerviosos ante esta situación. - Y creerme, si me han dicho algún piropo, o no me acuerdo o ha sido en algún momento en el que no me importaba lo que pudiera decirme. No se si me explico - digo, sacándole la lengua yo también en respuesta a su actitud. - Ya sé que tu hija es medio vampiro, pero eso no significa que tengas que liberarla tan pronto. Además ¿no habría que controlarla para que no se alimente de humanos?

Pero la conversación amigable y que podría haber desencadenado en algo más profundo se ve interrumpida por dos vampiros con ansias de sangre. Han debido oler la sangre de la cabra o, lo que es peor, la mía. Pero al parecer consigo camuflarme bien con la ayuda de Markus, que intenta enfrentarse a ellos como puede, pero lo derriban fácilmente. Cuando vi a Markus contra la cuerdas decidí hacerlos frente, saliendo de mi escondrijo y apuntando a cada uno con una de mis armas, con la esperanza de asustarlos lo suficiente como para obligarlos a marcharse e ir a otro sitio.

Pero no consigo que ninguna parte de mi cuerpo se mueva. Veo como Markus consigue usar su habilidad con su katana para acabar con la vida de uno de los vampiros, pero el otro corre velozmente hacia mí, sin nada ni nadie que pueda frenarlo. Entonces empiezo a sentir como la magia estalla en mi interior, como si todas las energías del lugar se reunieran dentro de mi para proporcionarme un empujón extra de poder. Entonces, al abrir los ojos, los tengo iluminados como si de fuego se tratase y, sin saber como, extiendo la mano y lanzo una densa llamarada que quema instantáneamente al vampiro, eliminándolo de la faz de la tierra.

Cuando abro los ojos y soy consciente de lo que acaba de pasar, aun sigo paralizado. Pero pasó de estar paralizado a sentir como si tuviera el cuerpo muerto. Las pistolas caen de mis manos y yo caigo, inconsciente, al suelo, sin terminar de comprender que es lo que acababa de pasar, y sintiéndome totalmente cansado. Lo último que vi antes de caer fue a Markus correr hacia mi, gritando mi nombre.

Me gustaba mantener aquel tipo de conversaciones con Adam, había gente que cuando encontraba el doble sentido de las frases se mosqueaban o algo por el estilo. A mi me gustaba seguir de esa manera, e incluso intentar que el otro no se diese cuenta de que yo me había percatado del doble sentido de las cosas. Era divertida esta clase de cosas, aunque el lugar no era muy idóneo para hablar. Había algo en él que me llamaba la atención, nose que era, pero me atraía hacía que me sintiese muy a gusto. No me atrevía a hacer nada más, de momento estábamos bien como estábamos. Y estaba claro que él tampoco iba a darlo, era demasiado reservado y tímido para hacerlo. Además seguro que le daba miedo hacer algo más.

- Más que le parece a ella, sería si nos da el visto bueno para estar juntos. Si la molesta que dos ojos la vigilen, imagínate cuatro. - digo con tono jocoso pero sin poner una sonrisa en mi rostro. - Venga Adam, yo te diría alguno pero...no quiero que se te suba a la cabeza. - hago un pequeño resoplido, cuando volvemos a hablar de mi hija. No es un tema que me guste pero de vez en cuando hablar de ello, no era malo del todo. - Si no es liberarla, es...dejarla algo de espacio. Así aprenderá varias cosas, y si tiene miedo...pedirá ayuda, cosa que aún no ha hecho nunca.

La lucha iba a costar un poco, y más si Adam se mantenía parado sin hacer nada y sin ayudarme, sería peor todavái. Es cierto que uno de los vampiros estaba muerto y no iba a molestarnos más pero el otro...Cada vez estaba más cerca de Adam que seguía sin conseguir hacer nada, tenía la pistola en la mano que dispare a cualquier zona de su cuerpo y listo. Ya luego me encargaré de matar a aquel cabronazo que nos estaba atacando. Pero entonces algo ocurre que no soy capaz de saber que es.

El cuerpo de Adam empieza a temblar y me quedo parado, sabiendo que su magia iba a salir por cada poro de su cuerpo. Sus ojos se abren y se tornan en un color rojizo y desprenden bastante luz. Fuego, de él va a salir fuego. Salto a un lado, antes de que aquel chorro de fuego impacte en el otro vampiro. Mi igual había caído al suelo, convertido en un manto de ceniza. Miro con sorpresa a Adam, que se está cayendo al suelo inconsciente después del duro esfuerzo que ha hecho.

Me levanto con dificultad, cogiendo un palo cercano, para poder ir hasta donde esta mi amigo. Llego con algo de esfuerzo, y me dejo caer a su lado, estirando la pierna dolorida. Estaba con los cortes de las armas de aquellos dos vampiros. Pronto estarán curados, pero el que me preocupa fue Adam, que aún no reacciona. Le cojo la cara, y la pongo entre mis rodillas, zarandeando su cuerpo. Sigue sin reaccionar, le doy un leve tortazo y veo que abre los ojos de forma confusa.

- Ey, tranquilo pequeño, ya ha pasado todo ¿vale? - digo con una sonrisa y acariciando su cara de forma dulce. - Ya pasó. Y gracias a ti...estamos vivos. Yo solo nunca hubiese podido con ellos solos, y encima has conseguido usar tu poder de verdad. - aquello es algo que el quería averiguar y lo había hecho, sin darse cuenta.

Definitivamente, Markus y yo no habíamos perdido nuestra complicidad, a pesar de haber estado sin vernos algún tiempo. Me sentía con él como antes de que tuviera que marcharse, y eso me gustaba. con algunas personas pasaba exactamente lo contrario, que con la distancia la relación se enfriaba. Pero en este caso era distinto, pues no solo estábamos muy a gusto hablando el uno con el otro, sino que ambos nos decíamos cosas con doble sentido y ninguno de los dos nos molestábamos de ello. Pero eso me hacía pensar en el verdadero motivo de no sentirnos ofendido. ¿Habría algo detrás, ya fuera por mi parte, por la suya o por los dos, de esos comentarios? Siempre me lo había planteado, pero nunca el llegar más allá, seguramente porque él tenía una hija y no tendría nada que hacer con él. Pero Markus, vampiro a parte, era tremendamente atractivo, con esos ojos azules que me volvían loco cada vez que los miraba fijamente, y un cuerpo que era casi perfecto. Ya tendría tiempo de descubrir si estaba en lo cierto o no...pero sería mi primera relación con un hombre...o con un vampiro...bueno, con alguien de mi mismo sexo.

- Pero pueden vigilarla sin que lo sepa. Ya sabes que cuentas con mi ayuda y compañía para lo que quieras, así que solo tienes que llamarme o venir a buscarme a casa y estaré encantado de ayudarte. Sé que tiene que aprender a cuidarse sola, pero creo que hay tiempo para todo ¿no? En cuanto a los piropos, estaría por la primera vez que me dices uno de verdad. Así que no se me subiría a la cabeza, tenlo claro - digo, guiñándole un ojo.

Pero eso ocurrió antes de lo que jamás pensé que ocurriría o, al menos, algo que pensé que tardaría en llegar. Sin saber como lo había hecho, quemé totalmente al vampiro que quedaba de pie, y estuve durante unos segundos más ardiendo pero sin quemarme, hasta que mis fuerzas se agotaron y caí al suelo. Lo que ocurre a partir de ahí es confuso, pues sé que estoy inconsciente, pero oigo en mi cabeza la voz de mi abuelo, diciéndome que se siente orgulloso de mi porque no pensaba que fuera a encontrar mi elemento tan pronto. Entonces, un golpe en la cara me despierta poco a poco.

Cuando abro los ojos, veo la borrosa figura del atractivo vampiro, que me mira con cara de preocupación. Después de varios intentos, consigo abrir del todo los ojos y poco a poco se acostumbra mi vista. Me encuentro tumbado, recostado sobre Markus mientras me recupero. su rostro cambia totalmente cuando despierto, dándome una de las mejores sonrisas que me ha dado nunca. No puedo evitar sonreirle y sentirme tremendamente afortunado por estar en esa situación.

Estaba claro. Markus me gustaba. Pero, ¿sería correspondido?

- Vaya dolor de cabeza. bueno, de cabeza, cuerpo y de todo. ¿Que ha pasado exactamente? ¿Y por que hay cosas quemadas a mi alrededor? ¿Eso...eso lo he hecho yo? - señalando al montón de cenizas, que me temía que fueran los vampiros. - Sí, al parecer he descubierto que mi elemento es el Fuego. ¿Que guay no? - dije, intentando incorporarme, quedando nuestros rostros aun más cerca.

La verdad es que aún no estoy seguro de lo que siento hacia mi amigo Adam, hay una lucha interna de sentimientos en el interior de mi corazón. Me daba miedo lo que pudiesen pensar de esta clase de relaciones, aunque la verdad es que hay bastante gente así y la gente no suele mirarle diferente que a los demás pero aún así… Y por otro lado, aquel chico era un buen amigo, uno de los mejores, y no quería que todo se fuese a la mierda por intentar tener una relación amorosa entre ambos. Había muchas consecuencias para una relación que acabase mal, ¿y sí al hacer algo con él nuestra relación se acaba? Quiero decir, si nuestra relación acaba de forma errónea o mal, nuestra amistad puede quebrarse. Y todo solo por intentar tener algo más con un chico que…bueno, supongo que podía decir que me gusta. Nunca había estado con alguien de mi mismo sexo, aunque la verdad me llamaba la atención como muchas cosas que no había probado nunca. Se podría decir que era demasiado curioso, y me gustaba investigar sobre ciertas cosas. Como por ejemplo, un chico. Tal vez, cuando acabemos con la situación que hay aquí ahora mismo, pueda intentar tener algo con él.

La verdad es que al principio estaba muy nervioso y algo confuso, y no era por la presencia inicial de los dos vampiros que nos habían atacado. No habían conseguido salirse con la suya, pero habíamos salido un tanto heridos ambos. Mi cuerpo se había quedado rasguñado con pequeños cortes por culpa de sus espadas largas. Mi tobillo seguía sangrando y la pantorrilla, había comenzado a curarse, haciendo que una ligera capa de color marrón-rojizo. Es una de las ventajas que tiene ser vampiro. Pero no me había puesto nervioso por mis heridas, estaba nervioso y asustado por Adam. Ese momento en el que le había visto caer lentamente al suelo, había hecho que mi corazón sufriese un vuelco. Pero gracias a Di…lo que sea, poco a poco comienza a abrir los ojos y a recuperar la conciencia. Menos mal, si le pasase algo grave estando conmigo nunca me lo perdonaría.

Mi gesto de miedo y confusión se había borrado dando paso a una gran sonrisa triunfal. No solo porque Adam estuviese bien, sino que además habíamos conseguido que usase su poder y supiese el elemento o como se llame eso. Bueno, y la verdad es que yo no había hecho nada para que desatase toda su furia o todo su poder. O tal vez si, puede que ella hecho eso solo porque yo estaba en peligro, y de esa forma ha conseguido hacer todo eso.

- Si Adam, ese montón de cenizas de ahí es uno de los vampiros. – digo girando un poco mi cabeza para ver a lo que había quedado reducido. – Creo que no nos molestará más. – añado aumentado mi sonrisa, y ayudando a que Adam se incorpore, pero sin levantarnos ninguno del suelo. Nos quedamos sentados. – Una cosa menos en la que tenemos que pensar, ahora solo falta el resto de los hechizos. Y todo será pan comido. – digo haciendo un último movimiento para ayudarle a sentarse del todo, y haciendo que nuestras caras queden muy pegadas. Mi corazón comienza a latir a mil por hora, cada vez más rápido. Acerco lentamente mis labios a los suyos, pero con un movimiento rápido me separo en el último momento. - ¿Te encuentras bien? No veo ninguna herida pero…- digo mirando sus extremidades y su cabeza. – Y por cierto, sobre lo de mi hija…lo tendré en cuenta. Supongo – digo encogiendo los hombros e intentando cambiar de tema.

¿En qué estaba pensando? había intentado besarle en un puñetero cementerio, cuando había acabado inconsciente por un combate. Parece mentira que sea yo, no suelo hacer estas cosas ni meter tanto la pata. Solo espero, que no se haya dado cuenta de lo que intentaba hacer.

Aun estaba algo aturdido por lo que acababa de pasar. Primero, hace unos días había conocido a mi ángel guardián y había conseguido transformarme voluntariamente y durante el tiempo que quise en mi avatar a nimal, y ahora había descubierto que mi elemento era el Fuego. No terminaba de creermelo, pues al parecer muy pocos había como yo, pero los que existían no habían tardado tan poco en descubrir los poderes otorgados por ambas naturalezas. Pero esto me había gustado, pues había descubierto mi elemnto mágico ayudando a mi amigo, un amigo por el que daría mi vida y mucho más. ¿Significaba eso que para mi era algo más que eso? Yo conocía la respuesta, pero necesitaba seguir la suya para poder seguir adelante, fuera de la forma que fuera.

Lo primero que vi al abrir los ojos fue su sonrisa, esa sonrisa que me cautivó el día que lo conocí, antes de saber que era vampiro. Pero creo que siempre había tenido esa sonrisa, al menos para mi. No me susté cuando supe lo que era, porque en ningún momento mostro actitud asesina en mi contra, de ahí nuestra buena relación. Pero no sé si estaba dispuesto a conformarme solo con ser amigos.

- No sé como ha podido pasar...me ha salido solo. Al verte ahí, indefenso y a punto de ser atacado por uno, no he tenido más que haverlo...y ha salido. Así que creo que debo darte las gracias, pues me has ayudado al descubrir mi poder. Gracias...- dije, mirándolo fijamente y sonriendo.

Es entonces cuando sucede la señal que estaba esperando. Me ayuda a sentarme y, cuando nuestros rostros se quedan tan juntos, veo como se acerca lentamente para besarme. Al fin. después de tanto tiempo, había sabido cuales eran en realidad sus sentimientos hacia mi. Sin poder ni querer contenerme, fui yo el que me lanzé a él y mis labios rozaron los suyos, haciendo que nos dieramos un pequeño y dulce beso. Cuando nos separamos, intenté hacer como si no hubiese pasado nada.

- Pues me voy encontrando mucho mejor. Cuando esté con algo más de fuerza nos curaré las heridas que no se hayan curado todavía. No te preocupes por mi, estoy más impactado por lo que acaba de pasar que por la batalla. Pero me pondré bien, asi que estate tranquilo.

No sabía si había hecho lo correcto al besarlo, pero llevaba demasiado tiempo aguantando mis sentimientos hacia él, así que lo había hecho para quitarmelo de encima. Estaba preparado para ser rechazado y que no quisiera volver a verme...pero eesperaba que hubiese una posibilidad, aunque fuera mínima, de llevar eso a algo más.

Mi cabeza no paraba de funcionar, la maquinaria interna que lo forma trabajaba de una forma acelerada como si aquello tuviese que acabar ya. Como si de una fábrica se tratase y debe hacer que su mercancía salga de allí lo antes posible. Aquello que estaba pasando en mi cabeza, no era más que lo que sentía por Adam. No solo que sintiese esa atracción por él y que no me atreviese a dar el primer paso. Además estaba el temor a una relación, había mantenido dos relaciones importantes en mi vida, y ambas habían acabado mal para mi pareja. Las dos habían muerto, y creo que tengo parte de culpa por ello. Una murió a manos de la inquisición, mientras yo me escondía de ellos y la veía morir. La última murió durante el parto de mi hija. Desde entonces solo he tenido relaciones esporádicas, encuentros fortuitos en bares y en camas ajenas, de las que desaparecía a la mañana siguiente. Yo no solía comportarme así pero me niego a ver morir más a mis parejas, y la única manera de que esto no ocurra es: no tener pareja.

Cuando abre los ojos y le explico lo que ha pasado hace unos instantes, se pone algo nervioso por lo que ha hecho pero eufórico a la vez. Creo que ni él mismo se imaginaba lo que podría llegar a hacer con su poder. Ha sido magnifico ver como ese fuego salía de él para matar a nuestro agresor. La verdad es que ni yo mismo me esperaba tanta demostración de poder, no pensaba que aquel mestizo fuese capaz de crear aquel torrente de fuego y menos sin haber practicado antes. Para ser la primera vez, había salido bastante bien.

- Bueno digamos que estamos en paz. Tú me has salvado y yo te he ayudado a descubrir tu potente poder ¿no? Además, para eso estamos los colegas, para ayudarnos unos a otros. - digo con una sonrisa y colocando mi mano sobre su hombro, dando un leve golpe.

Cuando había echado mi cabeza hacia atrás, no había surtido el efecto que esperaba. Al final Adam había conseguido darme ese beso, ese beso que intentaba por todos mis medios esquivar. ¿porqué ha tenido que hacerlo? no se si estoy preparado para hacer esto con él. No es lo mismo que con el resto de...chicas, porque solo he estado con ellas, no puedo estropear las cosas que tenemos entre nosotros por esto ¿no?, creo que nunca me lo perdonaría. Me pongo algo tenso y me separo un poco de él, intentando ponerme de pie. Me rasco la cabeza algo nervioso.

- Me alegro...quiero decir...que...menos mal que estamos bien ¿no? - idiota. Markus eres un idiota, buena manera de hacer que no se note que estas preocupado y confuso por lo que ha pasado. - Creo...que...creo que debería llevarte a casa. - digo haciendo una pausa, y dando un golpe al suelo con mi pie que no estaba herido. - Será la mejor si...¿vamos? - digo señalando el camino donde tengo la moto con la cabeza.

Probablemente acabara de cometer la mayor estupidez de mi vida. Había visto que Markus iba a hacer lo mismo, pero si en el último momento se había apartado, por algo habría tenido que ser. Pues no, yo había tenido que hacerme el chulo y había tenido que dar el primer paso sin importarme las consecuencias. Markus no solo era la única persona a la que podía llamar de verdad amigo, sino que encima él tenía media vida hecha por su hija, a la que quería con locura pero que a veces no comprendía su forma de criarla. Pero eso no era asunto mio.

El caso era que podía haber echado a perder toda nuestra amistad por un simple beso, un beso que podría haberse dado en cualquier otro sitio en unas condiciones algo más idóneas. Pero como siempre, dejé de pensar y actué, cosa que sabía que no siempre traía buenas consecuencias, y ésta es una de ellas. toda la felicidad que había sentido al salvarlo la vida y al descubrir mi poder se habían visto contrarrestadas por la reacción de Markus ante mi beso. Me sentía terriblemente mal por lo que acababa de hacer, y aun así él intentaba mostrarse lo más normal posible, ofreciéndose para llevarme a casa.

- Si si, los dos estamos bien y nos hemos ayudado mutuamente. Eso es lo que hacen los amigos ¿verdad? - digo, mientras me levanto apoyándome en un árbol cercano. - No te preocupes por mi en serio, no quiero ser una molestia para ti más de lo que ya he sido. Puedo volver andando a casa, no está lejos. Markus, - digo, mirándolo con cara de arrepentimiento - siento mucho lo que acabo de hacer de verdad. no sé que me ha pasado pero no volverá a suceder te lo prometo.

Recogí las cosas que había traído y que, a causa de la pelea con los vampiros, las había tirado al suelo. Pasé por delante del montículo de cenizas que hace escasos minutos era un vampiro y no pude pensar en lo que me había convertido.

Aquella situación se había vuelto un tanto incómoda y en parte era por mi culpa. En realidad, creo que la mayoría de la culpa sobre esto era solo mía. Es cierto que el beso lo ha dado él y ha roto ese pequeño muro invisible que se había levantado entre nosotros. Pero yo había reaccionado de una forma poco correcta, tal vez tendría que haber intentando hablar con él de una forma razonable antes de ponerme tan nervioso sin poder explicarme ante aquella acción. No estaba acostumbrado a ese tipo de contactos con chicos y menos todavía con gente que consideraba mi amigo, gente que ya era importante para mi y formaba parte de mi vida. Supongo que en realidad lo que pasaba es que estaba cagado de miedo por lo que pudiese pasar después entre nosotros, si todo aquello acababa mal podría perder a una de las personas más importantes en mi vida después de mi hija. Y aquello hacía que mi cabeza no dejase de hacer un run run pensando lo que pudiese suceder, poniendo en la cabeza todas las posibilidades.

Ahora solo quedaba tragar con todo aquello, y ponerme a hablar con él sobre lo que había pasado. Soy el mayor de los dos, y por mucho así que supongo que este paso si que lo debería de dar yo. Por lo menos para apaciguar los ánimos y conseguir que Adam no se vaya solo a casa. Por mucho que diga que está aquí cerca, después de lo que ha pasado. Al soltar todo aquel poder está cansado y sus fuerzas habían menguado mucho, si se producía otro ataque no estaría en condiciones para defenderse. Yo tampoco estaba al cien por cien de mis fuerzas, pero los dos juntos podíamos hacer las cosas bien y podíamos librarnos de nuestros atacantes. Además...no quiero que se vaya a casa tocado por lo que ha pasado aquí, y las cosas se fastidiasen haciendo que no seamos amigos como antes.

- Oye Adam...espera por favor. - digo cogiendo su brazo, cuando comienza a andar para marcharse de allí y volver a su casa. Le atraigo hacia donde yo estoy, poniendo una leve sonrisa triste. Me rasco la cabeza pensativo, para ver como seguir con la conversación. - No tienes por que disculparte enserio. Solo es que... me has pillado desprevenido y no se muy bien como reaccionar. Soy idiota. - digo poniendo una expresión seria en mi cara. Tenía que decir todo lo que pensaba ahora mismo, no podía seguir alargando esto. - Me gustas vale, ya lo he dicho. - digo alzando mi voz y haciendo aspavientos con mis brazos, dando vueltas sin dejar de moverme. - Pero...pero tengo miedo de lo que pueda pasar entre nosotros. Ya he perdido dos parejas y... - digo encogiendo los hombros. Me quedo callado sin decir nada más sobre aquello, y esperando a que él diga algo.

No me había molestado su reacción para nada. Es más, el principal motivo de comportarme así y no querer que me llevase de vuelta a casa era la vergüenza que sentía ahora mismo y lo arrepentido que estaba de haber hecho lo que acababa de hacer, pues quizá hubiese fastidiado una gran amistad entre dos hombres. Pero ¿qué culpa tenía yo si me gustaba? ¿Qué culpa tenía yo...si le quería? Nadie salvo él se dirigía a mi de esa manera, tan amable, tan dulce, tan normal. Nunca me había importado que fuera un vampiro, pues para mi siempre a sido un chico corriente, aunque tenga cinco veces mi edad. Y cuando le conocí solo había amistad, pero estábamos tanto tiempo juntos, de hecho solo me juntaba con él, que empecé a tener sentimientos por él, hasta tal punto de pensar que le quería. y así fue hasta que desapareció, por causas que aun desconozco y que, cuando llegue el momento, preguntaré.

Ahora aquí estábamos, tiempo después él había vuelto y yo me había convertido en un hombre que había descubierto su doble naturaleza sobrenatural y que, después de un combate contra dos vampiros, había descubierto que su elemento era el fuego, para después besar a su mejor amigo en un ataque de pasión y adrenalina. No me arrepentía de haberlo besado, pues era algo que me moría por hacer. Pero ojala lo hubiera hecho en otro momento. Porque estaba convencido que, de haber sido así, habría sido correspondido. Pero él me había rechazado y había hecho como que no había pasado nada, y eso me había sentado peor que me hubiese parado en mitad del beso. Pero me lo tenía merecido por ser tan impulsivo.

Estaba cogiendo mis cosas y dirigiéndome hacia el camino por el que había llegado hasta allí desde casa cuando su dulce y varonil voz y su fuerte mano me detuvieron, y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Escuché atento lo que me tenía que decir. Sé que esto es difícil para él, pues sé que nunca ha estado con un chico. Pero siempre hay una primera vez para todo. Y yo doy gracias de que haya sido él y no un completo desconocido. Pero me pregunto que opinará Shamuel de todo esto...

- Si, tengo que disculparme. Llevaba mucho tiempo queriendo hacerlo, pero nunca había sabido si debía hacerlo porque nunca veía ninguna señal por tu parte que me indicara que podía hacerlo. Y la primera que tengo desde que te conozco ha sido hoy, cuando me desmayé y vi como te inclinabas para ello...así que no lo pensé y lo hice. Así que por favor, perdóname por esto ¿vale? Ven a mi casa cuando salgas de casa. Ya sabes donde vivo - dije, separándome de él.

Pero entonces empieza a hablar con una sincerado que nunca me la hubiera imaginado de él. O quizá era que me estaba diciendo lo que siempre había querido oír de él pero siempre pensaba que no lo oiría nunca. Me acerqué a él de nuevo y, temiendo su reacción, lo cogí de la mano.

- No eres idiota, estas confuso por lo que acaba de pasar y por lo que sientes. Tu también me gustas...y mucho - dije, con una sonrisa tonta que no pude ocultar - pero el miedo que tienes a perder a la gente no puede estar por encima de tu propia felicidad. Te mereces ser feliz Markus. No solo por ti, sino por tu hija. Te necesita ahora que empieza a crecer y que descubrirá lo que es. No tienes que preocuparte por mi. Sé que me protegerás con tu vida si hace falta y no permitirás que me pase nada. Y yo sé defenderme. Además ahora tenemos esto - dije, convocando una bola de fuego en la mano que tenía libre - así que estamos a salvo. ¿De acuerdo? Solo déjame ayudarte a que seas feliz - dije, disolviendo la bola de fuego, cogiendo con fuerza sus dos manos y pegando mi frente a la suya sin dejar de mirarlo, esperando que llegara el segundo primer beso.

Aquello me había pasado un par de veces en la vida, me costaba bastante admitir lo que sentía por alguien y acabar dando aquel primer paso que lleva a una relación. Me había pasado con la primera chica de la que me enamoré, aquella por la que dejé de ser mortal y me convertí en lo que soy hoy, un vampiro. Tan solo hizo todo aquello por estar a su lado, por poder pasar una vida juntos. Una vida que nadie nos dejaba vivir, pero que al final conseguimos tener juntos. No el tiempo que a mi me hubiese gustado pasar pero...fue bonito mientras duró. Pasé demasiado tiempo solo después, vagando de un sitio a otro sin más compañía que la propia. Hubo alguna mujer más en mi vida, pero solo pasaba un par de horas con ella y luego me marchaba, ninguna era capaz de llenar aquel vacío de mi corazón. Hasta que por fin, conocí Carola. Con su sonrisa y su cabello rubio, me dejó fascinado. En aquel momento entendí que tenía que ser mía. Pero otra vez el destino se volvió en mi contra, haciendo que muriese durante el parte de nuestra hija. Dos de dos...¿Cómo esperan que pueda volver a tener una relación de pareja con alguien?

Y allí me encontraba al lado de un cementerio con Adam, una persona que consideraba uno de los mejores amigos que he tenido nunca. Pero encima sentía algo especial por él, lo que había llegado a sentir por mis dos únicas amantes. Las dos únicas personas que habían conseguido abrir mi corazón eran dos mujeres y en cambio ahora... se trataba de un chico. Aquello podía complicar un poco más las cosas, nose como podrá responder mi hija ante esta situación. Aunque me la imagino dando voces y gritos como siempre que voy a contarle algo importante o debo castigarle. La cuestión es que debo pensar bien lo que hago y digo ahora mismo, puedo tener demasiadas consecuencias en mi vida. No quiero perder a un amigo, y tampoco quiero más problemas con mi hija de los que ya tengo.

Cuando por fin suelto todo aquello, intentando que no se vaya él comienza a hablar de nuevo pero sigue pensando en marcharse. Lo veo en sus ojos, aunque intente que todo parezca que va genial, se que no es así. Tengo que intentar arreglar esto como sea. Aunque no sabía que más decir, de lo que ya había dicho y cuando comento que me gusta se gira de nuevo hacia mi y me toma la mano con fuerza, haciendo que vuelva a poner una leve sonrisa en mi rostro.

- Si soy idiota Adam, porque tendría que haber actuado de otra forma ante ese beso, pero... es superior a mis fuerzas. - digo con algo de rabia en mi voz. - No es fácil superar la muerte de tus dos parejas, y... me da miedo lo que pueda pasar entre nosotros. ¿Y si las cosas no salen bien? - ladeo la cabeza y encojo un poco los hombros. No podía permitir perder su amistad por una relación, lo siento no puedo. - Y hay más cosas en contra en todo esto. Soy un vampiro y tengo...más de mil años. Tú te mereces otra cosa, alguien de tu edad que sea como tú. - digo dando un leve golpe en el pecho de Adam con uno de mis dedos. Escucho lo que dice que debo ser feliz y que quiere intentar hacerme feliz. Pongo una sonrisa triste en los labios, cuando se acerca dejando la frente pegada a la mía y sin apartar sus ojos de los míos. Mi corazón latía a mil por hora y algo me decía que le diese un beso y olvidase todos mis miedos. Suspiro y bajo la vista al suelo. - Nose Adam...tengo un cacao enorme en la cabeza. En mi interior se debate una batalla entre mis miedos y mis impulsos, cada uno da razones convincentes pero... - encojo los hombros de nuevo y clavo mis ojos en los suyos, coloco una mano sobre su nuca. - Por intentarlo... - voy despacio acercando mis labios a los suyos, dando un leve beso.

Lo había hecho, aunque seguía sin estar anda segur de todo esto. No quería tener una relación seria ahora mismo, no creo que esté preparado todavía para ello y tampoco quiero lastimar a Adam por esto.

Aun no consigo ver el problema de que dos personas se gusten no puedan estar juntos por miedo a lo que le pueda pasar al otro. Entiendo que Markus, por eso de ser un vampiro, tenga miedo de perder a los que tiene a su lado mientras él a penas envejece. Pero ¿que sentido tiene la vida si no arriesgas un poco para conseguir las cosas que quieres? ¿Por qué ha de ser uno infeliz solo para seguir vivo y sentirse protegido? Yo tengo claro que me gusta Markus, más de lo que me había gustado nadie antes, y pensaba hacer todo lo que estuviera en mi mano para que él se diera cuenta de que, juntos, podíamos encontrar esa felicidad que a ambos nos faltaba.

Lo que si entendía era el cambio que podía suceder en su vida de dar el paso para estar conmigo. Sabía que Markus había tenido más parejas, pero todas mujeres y, para colmo, había tenido una hija con una de ellas, y la madre había muerto en el parto. Sabía que por la que más sentía era por ella, y nunca querría desplazar su recuerdo ni ocupar en el corazón de su hija el lugar de su madre. Pero no había nada de malo en sentir lo que él estaba sintiendo ahora. Además, con su hija me llevaba muy bien y, aunque al principio le costaría entenderlo, estoy seguro de que podría llegar a aceptarme. Pero eso es algo decisión de Markus, no mia.

- Actuaste como te salió en ese momento, así que deja de disculparte porque no estoy enfadado. Sé que da miedo cuando sientes algo por alguien por el que hasta hace solo un momento solo sentías amistad. Pero tu para mi eras más que un amigo desde hace ya tiempo, y no podía seguir ocultando mis sentimientos por ti. Me gustas mucho Markus - dije, mirándolo a los ojos - y me gustaría estar contigo. Y eso de que merezco a alguien mejor que tu no es verdad. Deja que yo decida eso ¿vale?

Poco a poco nuestros rostros se juntan para volver a besarse, en un beso que ahora si que era consentido y deseado por los dos. Con mis manos cogí su rostro y pegué mi cuerpo al suyo para poder sentirlo mucho mejor. Era el mejor momento de mi vida...con el que quizá podía ser el hombre de mi vida. Pero no quería precipitarme y quería ayudar a Markus a aceptar esto poco a poco. Tenía que conseguir que se enamorara de mi...igual que yo lo estaba de él.

- Vaya...besas de una forma increíble Markus. Normal que todas vayan detrás de ti. Ahora mismo soy muy feliz... - dije, cogiendo con fuerza su mano y apoyando mi cabeza en su hombro. - Quiero que estés tranquilo ¿vale? Iremos todo lo despacio que quieras y nos tomaremos el tiempo que quieras para cada cosa. Pero solo quiero decirte que haré lo que sea para hacerte feliz. ¿Significa esto que vamos a intentar tener algo juntos?

Aquel momento con Adam tenía que ser algo mágico y bonito, pero creo que no lo había sido, por lo menos tanto como esperaba. Llevaba tiempo sin sentir esta clase de cosas por nadie, y no esperaba llegar a sentir eso por él. Para mi ya era una persona importante, como para encima convertirle en algo más. Ese algo al que todos se intentan aferrar y que buscan desesperadamente, yo me he cansado hace tiempo de buscar el “amor” verdadero. Cuando uno ha tenido la desgracia de perder a dos seres queridos. No quiero tener que volver a pasar por todo aquello de nuevo, tener que andar pendiente de los pasos y acciones de la otra persona, recordar fechas importantes y todo ese rollo de las relaciones. Pero por si todo aquello fuera poco, allí estaba mi hija de nuevo. No se que podría pensar de todo eso. Siempre dice que tengo que ser feliz, pero no creo que le haga gracia la idea de tener a alguien más en casa. Alguien más que pueda protegerla o vigilarla como dice ella.

Hacía tiempo que había decidido tomarme la vida de otra manera, ser uno de esos tíos que van picando de flor en flor, y si no te he visto no me acuerdo. Vivir la vida y el presente, sin pensar en las consecuencias. Pero nunca dar un paso más allá que pueda llevar a algo serio, aquello podría acabar de nuevo como siempre. Y es posible que pasar una tercera vez por esto, consiga que no pueda volver a recuperarme nunca. Vamos, que mi gélido y frío corazón se haría añicos. Me habla de sus sentimientos, esos sentimientos que llevaban en su interior desde hace bastante tiempo. No solo era amistad, ya desde entonces sentía esa atracción por mi y ese algo más, del que yo intuía.

- No es solo todo eso que he dicho, hay más cosas que me hacen…sentirme raro con todo esto. – digo con un tono de voz dulce para no herir sus sentimientos. Eso no lo quería en absoluto. – Y no es porque seas un chico, aunque he de admitir que serás el primero. – añado con una sonrisa y acariciando con dulzura su mejilla, en un gesto protector y cariñoso. – A mi también me gusta estar a tu lado, y creo, que tú también me gustas. Pero a lo que me refería con alguien mejor, es que tengo más de mil años, y tú…bueno tú… no durarás para siempre. Puedo perderte y…no puedo perder a más parejas.

Nuestros labios han vuelto a juntarse, haciendo que se produzca un beso más pasional y largo que el anterior. La verdad es que es una sensación agradable que me reconforta pero aún sigo teniendo esas dudas que reinaban en mi mente. Me sonrojo, cuando le oigo decir que beso de una forma increíble, y arqueo las cejas al saber que hay otros que van detrás de mi. Aunque supongo que es broma, le doy un pequeño empujón en el hombro por el comentario.

- Son siglos de experiencia… pero tú tampoco lo haces nada mal, que lo sepas. – sonrío y asiento con la cabeza. Me muerdo el labio inferior algo nervioso, pero al final me decido y rodeo la cintura de Adam con mis brazos. Él apoya su cabeza en mi hombro y seguimos hablando. – Si…supongo que si. No sé mi cabeza me dice no lo hagas ¿estás loco? Y mi corazón chilla vamos, sigue adelante. – digo soltando una carcajada al final. – Cuando termine la lucha te lo digo. No ahora enserio, quiero intentarlo, pero tienes que prometerme que no me vas a dejar…quiero decir, que… bueno déjalo. – tampoco puedo decir, prométeme que tú no vas a morirte.

No sabía a donde nos iba a llevar todo esto, pero no pensaba rendirme tan fácilmente, al menos de que Markus no dijese nada. Quería intentar algo con él, y para ello tenía que ayudarle a afrontar toda esta situación que era nueva para él. Lo tenía más complicado que yo, pues su mentalidad era algo más antigua que la mía, así que le ayudaría lo máximo posible a afrontar esta nueva relación.

Sabía que era algo dificil, sobre todo sabiendo como le había ido a él con sus anteriores parejas. No quería obligarle a nada, pero necesitaba sentir que él podía darlo todo por estar conmigo para poder darlo yo todo por él. Esta vez era distinta...porque por Markus estoy sintiendo cosas que no había sentido nunca.

- Entiendo como te sientas en serio. Yo pasé por eso hace no mucho...y sé que para tí tiene que ser más dificil, teniendo en cuenta los valores con los que te has criado y todo eso. Pero solo quiero hacerte ver que no hay nada malo, que puedo hacerte igual de feliz que una mujer. Y me da igual que tengas mil años, no aparentas eso para nada. Además, debido a que soy un híbrido, también duraré más años que un humano normal - dije, sonriendole de forma dulce mientras aceptaba la caricia que me estaba haciendo. - Sé que cuidarás de mi, igual que yo cuidaré de ti...déjame demostrarte que aun puedes encontrar el amor - No te preocupes, no me perderás. - dije, cogiendole la mano con fuerza.

El beso que nos damos dice más que todas nuestras palabras juntas. Nuestros sentimientos están claros, y queremos intentar que pasa con nosotros, pero no quiero presionar a Markus. Que él sea un vampiro no es ingún problema para mi, espero que él piense lo mismo que yo. Acepto con gusto sus palabras de aprecio a mis besos, a lo que respondo con un gesto con algo de verguenza, y vuelvo a mirarle sin derjar de sonreirle. Al final, y después de desear que lo hiciera, coge con sus manos mi cintura y me atrae hacia él, haciendo que nuestros cuerpos se junten y empiece a sentir otro tipo de cosas...pero me contengo y apoyo mi cabeza en su hombro.

- Pues te diría que me encantaría que hicieras caso a tu corazón y así demostrarte que puedo hacerte feliz. Pero tienes que hacer lo que creas que tienes que hacer. Yo solo quiero que encuentres a alguien que te haga feliz y con quien puedas compartir tu vida...y que ojalá sea yo esa persona...pero eso es algo que debes decidir tu - dije, acariciando su torso. - No puedo prometerte que no me moriré, pero si puedo decirte que disfrutaré cada minuto de mi vida a tu lado. Ven aqui - dije, y cogiendo su cabeza con mi mano, le atraje lentamente a mi para volver a besarlo dulcemente.

La verdad es que seguía sin estar seguro del todo con estas cosas, me daba miedo dar el paso importante. Aquel siguiente paso que tenías que dar para mantener una relación amorosa con alguien. ¿Porqué? demasiadas cosas que me venían a la mente para no hacerlo. Mis mujeres fallecidas, mi hija, pero además de todo eso, mi naturaleza. Es cierto que no me alimentaba de sangre humana, y que por eso Adam tenía que estar tranquilo, pero aún así me alimentaba de sangre y...no era algo muy agradable de ver ni de contar. Y se supone que cuando tienes una pareja no puede haber secretos entre nosotros, y Adam es una persona muy curiosa. Espero que en ningún momento se "atreva" a preguntar sobre mi forma de alimentarme, hace unos días tuve que hablar sobre ese tema y no fue agradable, aunque la cosa no salió mal.

Había muchas cosas que se me escapaban, creo que el refrán ese de más sabe el diablo por viejo que por diablo, no es muy verídico del todo. Al final soy yo el que es más...mayor, no me gusta usar otro termino para referirme a mi mismo, pero en cambio es Adam el que me está intentando ayudar a poner mi mente en orden. No llego a comprender porque todo esto es tan difícil, se supone que el amor y los sentimientos deben ser cosas maravillosas, como si el mundo fuese de color de rosa. Pues el mío había dejado de ser negro para ser de un tono grisáceo, y todo solo porque ni yo mismo me dejaba seguir adelante con esto.

- Mira, lo acepto ¿vale?. - digo asintiendo con la cabeza. - No me importa que seas un tío, y menos que seas el primero. He de admitir que ya me había fijado en alguno pero... - digo haciendo un gesto con las manos, como si estuviese sopesando algo. - Nunca me atrevía a hacer nada con ellos. Contigo...iré poco a poco, y a ver si es verdad que duras tantos años como dices. Porque... - digo girando un poco mi cabeza, mirando levemente al cementerio. Allí estaba la tumba de mi último amor, la última persona que había sido capaz de abrir mi corazón. Beso la frente de Adam de forma cariñosa, y doy otro leve beso en la punta de su nariz. Y me separo sin poder parar de sonreir. - Ten por seguro que no te dejaré ni un segundo, vamos, que yo me encargaré de protegerte siempre. ¿Entendido? - correspondo a su apretón de mano.

Encojo los hombros y me separo de él, para tomar su mano. Si ahora mismo pudiese ver mi cara, vería una estúpida sonrisa en ella. Como si en lugar de tener siglos y siglos de edad, no fuese más que un simple adolescente después de que alguien le confiese su amor. Siempre me ha parecido tonto, demasiado para ser claros, esas cosas que les sucede a las personas en estas situaciones. Pero al parecer yo soy igual que los demás. Señalo con la cabeza el camino por donde ambos hemos venido, y empiezo a andar sin soltar la mano de Adam, entrelazando nuestros dedos.

- Bueno...ya te lo he dicho hace un momento. Pero...te lo diré otra vez, para que nos quede claro a ambos. - digo sonriendo, justo en el momento en el que llegamos al camino. Me quedo parado allí de nuevo, buscando cualquier presencia que allí no debiera estar. - Daremos el primer paso, y...ya veremos como van las cosas. Pero si no funciona o algo... se acabó, y listo. Aunque siguiendo con nuestra amistad. - digo besando de nuevo sus labios. Le miro con una gran sonrisa en mi cara. - ¿Te apetece dar una vuelta o...? - pregunto. La verdad es que aquel seguía siendo el mismo sitio tétrico que antes, pero...no quería marcharme ya a casa. Claro que si él no quería no habría más remedio. - Te puedo llevar a casa en la moto.

Según estaban sucediendo las cosas, y aunque viese dudar a Markus, creía que esto podría funcionar. Sabía que lo tenía difícil, pues para él sería su primera relación con un hombre, sumado a su mentalidad pues, al ser alguien bastante moderno, aun tenía conceptos de hacía muchísimo tiempo. A lo que se sumaba el hecho de que tenía miedo de que yo pudiese morir y él no. Pero en eso se equivocaba, pues ambos podíamos morir, solo que matarlo a él era más complicado. Pero yo ahora momento no pensaba en nada de eso, ni siquiera en lo que pudiera pensar u opinar su hija, que eso en parte si que era importante. Pero ahora mismo solo pensaba en nosotros, en lo felices que podríamos llegar a ser si esto funcionara. A mi Markus me gustaba mucho, me volvía loco...y estaba casi seguro de que era mutuo, pero no podía obligarlo a nada que no quisiera hacer.

Había michas cosas que desconocíamos el uno del otro y, la verdad, no sabía si estaba preparado para saberlo todo sobre él y los vampiros, pero quería conocerlo todo sobre él y sus costumbres, por poco que me gustaran. si quería compartir mi vida con él me gustaría saberlo todo o, por lo menos, todo lo que el quiera que yo sepa, sin presionarle y que me lo cuente cuando crea que deba hacerlo. Por mi parte, no tengo ningún secreto guardado, pues él sabe mi origen, la naturaleza de mis padres y más o menos casi toda mi vida. No tenía secretos para él pues, a pesar de mis sentimientos hacia él, era mi mejor amigo y siempre le había contado todo. Pero quería ser más que su mejor amigo...mucho más.

- Tómate el tiempo que necesites ¿vale? No quiero que te sientas presionado. Yo ya te he dicho lo que siento porque no podía seguir guardándomelo más tiempo porque sino iba a estallar. Si quieres que intentemos algo iremos todo lo despacio que tu quieras y vemos si funciona la cosa ¿de acuerdo? Aunque viendo la relación que tenemos como amigos no veo porqué no va a funcionar - dije, cogiéndole de la mano y acariciándola. - Y estate tranquilo, haré todo lo que pueda para mantenerme vivo. Entrenaré tanto mi parte hechicero como mi parte metamorfo. Ahora que te he confesado mi amor y que sé que será corresponido no pienso marcharme tan pronto - dije, juntando de nuevo mi frente con la suya y, cuando le miré a los ojos, le sonreí como un adolescente. - Y me gusta eso de sentirme protegido por ti. Eso te hace el doble de sexy y atractivo de lo que ya eres - dije, mordiéndome el labio y aguantándome las cabas de besarle apasionadamente.

Caminamos lentamente y cogidos de la mano hasta el camino por el que había venido yo andando desde casa. No cambiaría todo esto por nada del mundo. Ahora mismo era tremendamente feliz, más de lo que había sido en cualquier otro momento de mi vida. No sabía como pero, por fin, había encontrado al que podría ser el hombre de mi vida. Me encantaba la personalidad y la forma de ser de Markus, y por su puesto, su increíble físico me volvía loco. Pero me sentía bien a su lado, siempre era atento conmigo y me protegía de absolutamente todo. Ahora que tenía poderes necesitaría menos su protección, pero me alegraba saber que estaría ahí, vigilándome.

- Pues sinceramente ahora solo me apetece estar contigo...y hacer esto - dije, y con mucho cuidado le apoyé en el árbol más cercano y, acercándome lentamente a él, comencé a besarle suavemente y con besos muy dulces para, poco a poco, ir aumentando la intensidad para acabar besándolo apasionadamente.

La verdad es que Adan tenía razón en muchas cosas que estaba diciendo, como que merecía volver a ser feliz en los brazos de alguien. Todos merecemos otra oportunidad cuando hemos cometido un error o nos han dado una batacazo. Yo no puedo pasarme el resto de mi vida, de mi larga vida, solo. Es obvio que necesito a alguien a mi lado, y aunque me crea que con los amigos me vale, no es cierto. Ellos no pueden darte ese cariño que solo puede darte tu pareja, un cariño especial que estaba echando de menos. Así que...¿porqué no darle una oportunidad a esto? tendría que hablar con Angélica, aunque ella no me cuente las cosas, creo que está en su derecho de opinar sobre esto. Solo espero que no se enfade y me de el visto bueno, porque sino...mal vamos.

Cuando cojo su mano de forma dulce, siento el tacto caliente de su piel con la mía. No estaba acostumbrado a ese calor corporal rozando mi cuerpo, ya casi había olvidado como era. Era una sensación reconfortante y cálida, aunque supongo que el otro no pensará lo mismo. De un momento a otro su mano se quedará helada como la mía, debido a tanto contacto aunque luego volverá a la normalidad. En cambio para la mía, no es el caso. Caminábamos uno al lado del otro, sin soltar nuestras manos. Parece que él ahora mismo era feliz, su sonrisa le delataba aunque supongo que yo también tengo que tener cara de lerdo. Pero bueno...así es el amor.

- Pues ya está todo hablado y solucionado. Habrá que ir pasito a pasito y...esperar a que mi hija no nos mate por esto. - digo ladeando la cabeza para poder ver mejor su rostro sonriente. La verdad es que hace una noche preciosa para dar un paseo bajo la luz de la luna. - Así me gusta, que seas obediente. - digo riendo. - Eso espero de verdad, y...espero poder ayudarte a encontrar el resto de tus poderes. - junta su frente con la mía y le veo morderse el labio inferior, evitando hacer algo. Besarme supongo, pero...creo que me haré el tipo duro y esperaré a que él vuelva a hacerlo. - Pues... prepárate porque no podrás volver a alejarte de mi. - digo acercando un poco más mis labios a los suyos pero evitando que lleguen a rozarse.

Me separo de él, mientras que seguimos andando por el camino del cementerio que lleva de vuelta a la ciudad. No voy a dejarle volver solo a su casa, y menos después de lo que ha pasado. Además, así podré pasar más tiempo con él. Al fin y al cabo, esto es como si fuese una cita ¿no? algo desastrosa, pero una cita. Me apoya con delicadeza en el árbol más cercano, mientras sus labios pronuncian que solo quiere hacer esto. Y hace que nuestros labios se junten con pasión. Introduzco mi lengua en el interior de su boca, jugueteo con la suya de forma divertida. Meto una mano por debajo de su camiseta, subiendo mi mano por su espalda un par de veces y sintiendo el contacto de su suave piel. La otra mano la coloco sobre su cabeza, entrelazándola con su pelo. Me separo del beso mordiendo su labio inferior, para después pasar a su oreja y darle un leve mordisco. Quito la mano de su pelo, acariciando su cara.

- Volvamos a por la moto, creo que...no es buena idea andar por aquí. - digo separandome de él con cuidado. - Podemos volver a la ciudad y seguir cerca de tu casa.