Re: Viaje a Finlandia

por **William Madox** Sáb Ago 16, 2014 3:21 pm

Parece tan confundida que por un instante siento pena pero después la incomodidad de que esté sobre mí es demasiada y la empujo un poco. Ella entiende enseguida y se levanta tambaleándose, de seguro no sólo por semejante revolcada que nos dimos, sino porque sigue sacudida por su visión.

Me levanto también y voy hacia la motocicleta que se apagó y está a un lado de la carretera, sobre el césped mojado. Una camioneta pasa a un lado de nosotros y los ocupantes nos observan con interés pero no se detienen. Carter se tira en el césped, respirando aprisa y la observo mientras me agacho a un lado de la moto.

Se le desprendió el amortiguador trasero y el estribo pero veo el primero a unos metros, hecho pedazos y al segundo ni siquiera lo encuentro. Coño, pienso. He tenido esta motocicleta por cuarenta años y me encanta pero no puedo repararla y no tengo cómo transportarla tampoco. Volteo a ver a Carter con enojo pero se me quita cuando veo que sigue trastornada.

Entonces me acerco. No sé cómo hablarle, no quiero preguntarle más sobre su hermana pero tengo mucha curiosidad. Ella se observa las rodillas y yo me pongo en cuclillas a su lado. Me observa, visiblemente afectada pero sonríe con delicadeza.

"Nos quedamos sin transporte" le digo "Vamos a tener que conseguir" me levanto y suspiro "Así que comienza por abrirte la blusa..."

Me mira escandalizada y me carcajeo.

por **mariajoaquina** Sáb Ago 23, 2014 5:24 am

Su risa me sorprende. Es solo una carcajada, si, pero suena genuina.
"Diablos, tu motocicleta", le digo y me pongo de pie, sacudiéndome la tierra de la ropa. No entiendo nada de mecánica y la moto se ve en muy mal estado. No creo poder repararla si no se bien qué estoy haciendo.
"Te debo una", le digo y me siento profundamente culpable.
Camino hacia donde están los restos de la moto y trato de ver qué puedo guardar de ella. Sé de alguien en Londres que trabaja con motocicletas, por lo que podría ser de ayuda.
Lo digo en serio, le debo la motocicleta. Le debo la vida.

por **William Madox** Mar Ago 26, 2014 4:38 pm

Vaya que si me la debe, joder. Me toma unos segundos darme cuenta de que he leído sus pensamientos sin querer y sé que piensa que me debe la vida, y así es. Sigue trastornada: lo veo en su sonrisa que más bien parece una mueca y sus ojos ausentes aunque sigue hablando de motocicletas y el conocido de su conocido que las arregla en Londres.

"Allá no nos sirve de nada" le suelto y ella asiente, después mirando alrededor.

El cielo está gris y parece que va a llover. No me molesta caminar en la lluvia, mi cuerpo no puede enfriarse más pero no sé cómo lo sentirá ella pues la sangre que corre por sus venas es aún caliente. La miro, agachada sobre mi moto, pero sé que no puede arreglarla y tampoco aparecer como por arte de magia la pieza que no logro encontrar.

La agarro del brazo y la levanto de un tirón, camino. Carter me sigue, aún disculpándose entre dientes pero yo me encojo de hombros, no importa. Lo que realmente me interesa en este momento es conseguir transporte y salir de la carretera; acabo de recordar que hay un precio por mi cabeza.

"¿Cuál es el problema con tu hermana?" inquiero distraídamente.

por **mariajoaquina** Lun Sep 01, 2014 7:51 am

A la mención de mi hermana dejo de murmurar disculpas y me quedo en silencio mientras camino junto a Dearg. La lluvia no es incómoda y sé que debo tener un paraguas entre todas mis cosas, pero no me molesto en sacarlo.
No sé como comenzar a explicarle sobre Angelique.
La última vez que vi a mi gemela tenía veintitantos. Angelique nunca fue de las que obedecían reglas, esa faceta cayó en mí. Luego de la muerte de nuestros padres y de mudarnos a casa de la abuela en Londres, Angelique no pudo resistir la disciplina de Nana, y se marchó unos meses después. Al morir mi abuela, que nos dejó la casa a ambas, intenté buscarla pero ella siempre ha sabido esconderse de mi.
La visión de hoy ha sido el primer contacto en años.

"Angelique es la gemela rebelde", le digo a modo de chiste y suelto una risilla. "Se marchó de casa hace mucho tiempo y yo... dejé de buscarla. Ella no quiere que la encuentre, o bueno. Eso creí. La visión de hoy...", digo, y me quedo callada.

por **William Madox** Sáb Sep 06, 2014 8:29 am

Su explicación suena a disparate y siento que es porque sólo me está diciendo la mitad. Seguimos caminando a un costado de la carretera, no pasa ningún carro y se ha soltado la lluvia. Sigo repasando lo que me ha dicho en mi cabeza pero hay algo que no termina de cuadrar; ¿Para que buscar a alguien que no quiere ser encontrado? ¿Por qué aferrarse a la tal Angelique si al parecer no le importa lo que pase con Carter?

Irremediablemente pienso en mi hermana, aquella criatura indefensa y sedienta de sangre que dejé a morir en mi antigua casa en Dublin del norte. Puedo incluso escuchar sus berridos, los mismos que escuché al irme, al alejarme de la casa sin siquiera mirar atrás, con la firme consigna de asesinar al malnacido que desgració mi vida.

Volví a la realidad al escuchar el rugir de un motor atrás de mi y me vuelvo, levantando enseguida el dedo pulgar, pidiéndole un aventón. El tío de la camioneta ni siquiera nos mira, hijo de puta y le saco el dedo, lo suficientemente alto para que no se lo pierda. ¿Y ahora qué haremos?

Volteo a ver a Carter una vez más. Tiene la mirada en el piso y camina lentamente atrás de mí, sin siquiera percatarse de que me detengo. Cuando lo hace es porque está a punto de chocar conmigo, se resbala y la agarro con firmeza de los brazos. Suelta un gemido de dolor y la dejo enseguida. Está lastimada.

"¿Por qué sigues a tu hermana si en tantos años ha estado huyendo de ti? No tiene sentido" le digo, dándole un descanso "¿Por qué buscar a alguien que no quiere ser encontrado?" pregunto, porque me cuesta demasiado entenderlo.

Temo que Carter esté aquí solamente siguiendo el fantasma de la nostalgia.

por **mariajoaquina** Mar Sep 16, 2014 9:21 am

Le doy una tímida sonrisa a Dearg. A pesar de la gran extensión de años que ha pasado en esta tierra, hay nociones que simplemente se le escapan entre las manos.
Angelique huye. Esa es su naturaleza.
Desde que eramos pequeñas se escondía y trataba de pasar tiempo a solas, y es que es complicado no poder hacerlo cuando tu alma es la mitad de una completa.
El ser gemelas nos hace débiles en la distancia, y peligrosas cuando estamos juntas.

"Has sentido alguna vez que hay un vacío justo en medio de tu cuerpo?", le digo, y lo halo de su chaqueta para que se detenga.
Llueve copiosamente, estoy empapada hasta la médula, y hay un par de gotas de agua a punto de caer de sus largas pestañas.
"Aquí", le muestro, y pongo la palma extendida de mi mano justo en su diafragma. Siento un leve latido, como pausado. "Eso es lo que siento todo el tiempo desde que ella se marchó. No, no es nostalgia", sonrío, y me aparto de él.

"Tener la mitad de un alma funcional es un gran inconveniente", le digo, y suspiro.

por **William Madox** Mar Sep 16, 2014 3:02 pm

Sigue caminando después de su explicación y ahora es mi turno de seguirla. Está lloviendo y no ha habido un auto en la carretera en los últimos diez minutos, por lo que analizo la idea de refugiarnos cerca. En ambos lados tenemos bosque y desafortunadamente no conozco muy bien esta parte del globo, como para desestimar que seremos atacados por animales salvajes. No es una preocupación para mí, puedo defenderme perfectamente de un lobo pero prefiero evitarlo. He dado demasiada muerte en estos días.

Me le emparejo a Carter, que está metida en su cabeza y guardo silencio mientras caminamos. La lluvia no es extrema pero si fuerte, por lo que pronto estamos empapados y ella tirita de frío. Me quito la chaqueta y se la paso en un gesto tosco y ella la sujeta, sé que me sonríe pero no la miro, pues observo el asfalto ante nosotros. Tardaremos demasiado, necesitamos transporte.

Seguimos caminando, el cielo se oscurece. A lo lejos escucho el aullar de un lobo y miro a Carter, quien parece más despierta que unos minutos antes, quizás por el agua. Tiene el cabello pegado al cráneo y mi chaqueta puesta, y me sonríe con esa singular alegría que casi parece falsa si tiene unos ojos tan tristes.

Me hace preguntarme una vez más si el Destino no cometió un error al juntarnos.

Parece una perfecta receta para el fracaso. Sé que no soy buena compañía, que tiendo a ser rudo, insensato y grosero, y no es que me importe mucho sino que temo -y si, lo digo bien: temo- que Carter desista y se vaya. Me he acostumbrado en muy poco tiempo a tenerla cerca, aunque la mayoría del tiempo no hablemos y sólo nos veamos las caras. También temo por su vida, y eso sólo agrava mis pesares.

"A este paso vamos a llegar en tres días" le digo levantando un poco la voz, por la lluvia. Ella me mira y hace una mueca de disgusto, supongo que tengo una parecida en mi cara.

Entonces escuchamos un coche y nos volvemos deprisa. Ambos nos apresuramos a sacar los dedos para pedir el aventón y a propósito la echo hacia adelante, porque si fuera yo la persona conduciendo, sentiría más pena por una mujer indefensa que por un tío malencarado. Aparte Carter tiene un encanto difícil de dejar pasar.

La camioneta se detiene y una familia va dentro. El hombre, delgado, de cabello rubio y ojos verdes lleva una gorra de camionero y sonríe con amabilidad, su esposa, de cabello castaño y ojos de un azul muy claro parece de mal genio, y en el asiento de atrás van una adolescente y un muchacho de la edad que yo aparento, ambos muy parecidos a la mujer.

Le doy otro ligero empujón a Carter.

por **mariajoaquina** Miér Oct 29, 2014 9:40 am

El auto se queda aparcado junto a nosotros y la señora baja la ventanilla. Trae el cabello castaño en una coleta y sus ojos azules son expresivos, me sonríen. Me transmite una sensación de calma y serenidad. El hombre sonríe también y los chicos del asiento trasero replican el gesto de sus padres. Son personas genuinamente buenas, puedo sentir su calidez, y mi cuerpo comienza a sentirse menos frío y empapado.

"Buenas noches, están sin transporte?", pregunta la mujer y yo comienzo a tiritar, por lo que Dearg asiente. "Vamos, suban al auto. Vamos a parar en el pueblito que está a un par de horas, podríamos dejarlo allí, verdad Riste?", le dice al hombre y él asiente.

"Claro, hay un pequeño hostal en el que podríamos dejarlos. No podemos dejar que la señorita se enferme!", dice con una gran sonrisa y su hijo abre la puerta. El espacio dentro es algo estrecho por lo que Dearg entra primero y me hace sentar sobre sus piernas. Cierra la puerta y Riste enciende la calefacción.

Seguramente creerán que somos una parejita perdida en un viaje.

La radio está en una emisora que no reconozco, aunque las canciones son más bien familiares y la mujer mueve la cabeza al compás de las canciones. Yo sonrío.

"Yo soy Jalo", nos dice el chico y ofrece su mano para estrecharla. Yo lo hago y el se ríe, diciéndome que estoy congelada. No puedo hablar a riesgo de comenzar a castañetear mis dientes. La mujer se ríe y voltea a vernos.
"Mi nombre es Mirja, ella es Taimi", dice señalando a la jovencita junto a la otra ventanilla, ella nos sonríe. "Encantada en conocerlos. Van muy lejos?"

por **William Madox** Miér Oct 29, 2014 10:51 am

Emprendemos la marcha entre el barullo en cuanto apenas perceptible de la música y charla ligera a cargo de las dos mujeres mayores, que son Carter y la mujer del camionero. En cuanto nos subimos le doy un repaso a la mente de todos y no me sorprendo al saber que son gente humilde y de buen corazón, aunque presiento cierta aura oscura que no puedo comprender muy bien.

Carter se ve muy cómoda sobre mí, platicando sobre el clima y el hecho de que venimos desde Inglaterra, mientras yo sigo investigando a nuestros salvadores. Le aprieto ligeramente el brazo al notar que se le está yendo la lengua y de inmediato cambia de tema. No está acostumbrada a estar mintiendo, la comprendo complemente.

Tanto el señor como la señora tienen cuarenta años ya y poseen una granjita sin animales a donde se dirigen después de haberse abastecido de algunas cosas en la ciudad más cercana. Jalo, a un lado mío tiene la edad que yo aparento y la chiquilla que no deja de mirarme con una expresión que pretende ser coqueta no tiene más que dieciséis. Ellos están un poco más maleados que los padres, pero de todas maneras son inocentes, hasta cierto punto.

La lluvia no hace más que aumentar pero Riste ha manejado por esta carretera más veces de las que puede recordar, aunque sujeto a Carter contra mi envolviendo su cintura con mi brazo cuando comienza a granizar. Carter está roja hasta las orejas y me río internamente, después notando que Jalo la observa de la misma manera que su hermana me mira a mí. Deberían salir más, joder.

Después de media hora Riste y yo concordamos con que lo mejor es detenernos, pues la lluvia empeora y a esta altura las calles están llenas de hielo también. Conduce veinte minutos más, hasta llegar a un pequeño motel que parece abandonado, aunque la gasolinera con letrero luminoso a un lado sugiere lo contrario.

"Tiene que haber habitaciones, ya casi nadie recorre estas carreteras" dice la señora.

"Es imposible ya" agrega el tío "Espero que no los estemos atrasando"

Nos estacionamos afuera del motel y tenemos que correr cubriéndonos las cabezas para que las rocas de hielo no nos descalabren. Adentro es muy diferente a como se ve por fuera; con un aura cálida, casi hogareña, limpio y decorado con buen gusto. Todos sueltan suspiros de alivio en cuanto entramos y Mirja y Riste se acercan al mostrador donde está un viejecillo quedándose dormido.

"Oye, tienes..." me llama la atención la joven Taimi, quien me observa con una expresión más que curiosa, suspicaz.

Carter voltea a verme y abre mucho los ojos dirigiéndose a mi frente. Me toco y percibo algo más pegajoso que simple agua.

"Debió golpearte una roca" intercede Jalo, con la misma mirada de su hermana.

Me saco el pañuelo de tela que siempre llevo en el pantalón y cubro la herida enseguida, porque sé que es sólo cuestión de un momento que se sane.

por **mariajoaquina** Vie Oct 31, 2014 7:28 am

Riste hace sonar una pequeña campanilla en el mesón de la recepción mientras reviso la herida de Dearg. Rápidamente la herida ha cerrado y paso mis dedos por su frente. Le sonrío. El anciano que está sentado en la recepción se despierta de un sobresalto y presenta sus disculpas ante nosotros mientras describe las habitaciones que están disponibles. Riste y Mirja piden un par de habitaciones dobles para ellos y sus hijos, y yo dejo a Dearg solo un momento para pedir una para nosotros.

Cuando me acerco al mostrador, Mirja sigue allí y me hace compañía mientras lleno el papeleo del motel. La observo y me sonríe, y veo que quiere hacerme una pregunta pero no sabe como elaborarla.
Vuelvo al formato y acabo de poner mi nombre, y ella se aclara la garganta.

"Llevan mucho tiempo juntos, ustedes dos?", me pregunta y volteo a verla algo confundida.
"...Mucho tiempo?", repito, y caigo en cuenta. Me sonrojo hasta las orejas y volteo a los papeles con rapidez. "Oh no, no, unas semanas ya. No es... -solo unas semanas", respondo rápido.
Mirja se ríe y se da la vuelta.
"Pues, debo decirte que se ven bien juntos, ustedes. Como si se complementaran", concluyó, y con un guiño fue hacia su esposo, dejándome entregar el papeleo al anciano para recibir la llave de la habitación.

por **William Madox** Vie Oct 31, 2014 8:02 am

Cuando por fin llegamos a nuestra habitación me doy cuenta de que Carter está sonrojada y seria pero no le digo nada. Nuestro dormitorio es sorpresivamente agradable: Piso de madera y paredes cubiertas con un sobrio tapiz color verde menta-esmeralda. Hay una cama matrimonial en el centro de la habitación, con un edredón esponjoso en colores de otoño. Del lado derecho, cerca de la ventana hay una mesita circular y dos sillas, y enfrente, a un lado de la puerta que debe conducir al baño un sofá-cama.

Miro a Carter y notó su turbación, me río.

"Yo dormiré en el sofá" le digo resueltamente y ella asiente, después dirigiéndose al cuarto de baño con todo y su mochila. Poco después de que se mete escucho la regadera y yo voy a la ventana para observar la lluvia. Está tan oscuro afuera que no veo nada, excepto los relámpagos y el viento se escucha como un eco diabólico, envolviéndonos, atrapándonos ahí.

Regreso la mirada a la habitación y me percato del pequeño y obsoleto televisor y de que a un lado de este hay una mini nevera, sobre la que hay una botella de lo que parece licor, sin etiqueta y unos vasos. Voy enseguida hacia allá, percibiendo un escozor en la lengua y me sirvo rápidamente un trago; dos medidas de lo que identifico como ron corriente, un chorrito de soda de cola y un par de hielos.

Me siento en una de las raquíticas sillas y bebo el primer sorbo, recordando las expresiones de Jalo y Taimi, la sospecha en sus rostros me da una mala sensación. Es obvio que los humanos temen de los seres como yo y tienen razón en hacerlo; desde este momento tomo la decisión de que si en el camino nos ponen en riesgo, voy a matarlos. Pensar de una manera tan fría no me altera en absoluto pero ahora tengo que pensar en Carter también.

Cuando por fin sale del baño, ya lleva puesta su pijama y me sonríe como siempre.

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