Baker Street (abierto)

por **William Madox** Sáb Jun 28, 2014 8:32 am

Después de tantos años de vagar por la tierra, el cansancio se nota. Estoy viejo y exhausto, a pesar de que he escuchado que hay más viejos que yo, me pregunto cómo hacen para no aburrirse, cómo hacen para no empezarse a marchitar y morir en vida. Estoy viejo, y como tal, estoy lleno de nostalgia y gracias a eso regreso a Gran Bretaña, a bordo de mi amada moto, la cual he tenido que modificar a lo largo de los años. Llegué a Londres el día veintiocho de agosto, pero no me quedé. Había escuchado que había unos vampiros cerca, incluso pude percibirlos pero no tenía ánimo de ir hacia allá y buscar bronca.

Me gusta, lo admito, pero necesitaba un descanso.

Llegué a Dublín un día después, estaba cansado y melancólico, por lo que compré un par de botellas de ron y busqué el departamento que había comprado unos veinte años antes. Dublin no es lo que lo que solía ser. No hay nada que hacer, todo me parecía aburrido y banal, por lo que después de una buena borrachera y dormir en una cama a la que no me acostumbraré nunca, decidí regresar.

Durante ciento treinta años me he encontrado con puertas cerradas. Los pocos vampiros a los que he dejado hablar antes de asesinarlos o ahuyentarlos no hay tenido la información que necesito y era de esperarse. Nunca pensé que sería fácil, es sólo que no creí que fuera tan difícil. Hay momentos en los que pienso si sería mejor tener compañía; alguien que me ayudara, alguien con quien hablar solamente para que al hacerlo mis cuerdas vocales no se sientan tan acartonadas y la voz no salga como de ultratumba cuando es necesario que hable . Después recuerdo cuánto me gusta mi soledad.

Londres es bonito. Llueve, no levemente pero tampoco fuerte y es cómodo manejar la moto en estas circunstancias. No hay mucha gente y el cielo esta gris, es como si todo en esta, tan antigua ciudad, se haya acostumbrado a la oscuridad. La gente no habla, no te voltea a ver, te sientes completamente solo y es agradable. Voy a través de las calles, paso el centro a una velocidad más bien moderada pues no quiero llamar mucho la atención. He levantado sospechas y no sé si es mi paranoia o alguien me ha estado observando ya por un tiempo.

El cabello se me pega en la cara y tengo que detenerme a agarrarlo en una coleta, noto el nombre de la calle en una plaquita en la esquina, reza "Baker St.". Es en ese momento que me percato de que alguien me mira, por lo que volteo en todas direcciones tratando de encontrar a mi admirador. “Soy atractivo, joder, pero no es para tanto”. Aprovecho aquella pausa para encender un cigarrillo y de paso pensar qué haré. Dicen que el territorio nórdico tiene dobles estándares y no sé si estoy listo para encontrarme de lleno con varios vampiros. Soy un “agente libre”, podría decirse. Estoy fuera del radar, o al menos es lo que quiero creer. Pero supongo que buscar a un vampiro por tantos años, pasando sobre otros cuantos ha llamado la atención de alguien.

Decido que iré a Escandinavia o Fenoscandia, cualquiera o las dos, tengo mucho tiempo que perder.

por **mariajoaquina** Sáb Jun 28, 2014 8:45 am

Y parece que nunca va a dejar de llover en Londres. La bolsa con manzanas que llevo se empapa y solo puedo exhalar con paciencia. Nunca he sido fanática de lavarme bajo la lluvia, por escasa que sea. La de Londres es un vil chiste, una llovizna que quiere ser diluvio pero que no se anima.

Las calles últimamente están llenas con más gente, muchos humanos claro, pero también muchos otros. Puedo ver sus exteriores, puedo ver su humor.
La mayoría se dedica a sus propios asuntos, uno que otro me esboza una pequeña sonrisa que yo procuro devolver. Londres nunca ha sido una ciudad cálida y fraternal.

Me aproximo al edificio del departamento, el 221 de la calle Baker. Con toda la familia muerta y mi hermana desaparecida parece ser que soy la única heredera de propiedades, armas del ejército de Su Majestad, y muchos libros. Ya no sé donde meter tanta cosa que voy encontrando, pero algo se me ocurrirá.
Si algo tiene mi calle es que no pasan muchos desconocidos por ella, es un lugar por el que no desvían mucho los turistas.

Por lo que la motocicleta aparcada justo en frente de mi edificio resulta una total sorpresa. No recuerdo cuando fue la última vez que vi una de esas.
Y en ella hay un muchacho. Bueno, "muchacho" es una mera formalidad. Puedo sentir el peso de sus años, podría tocarlo si quisiera, pero eso ya sería un atrevimiento. Ni siquiera sé su nombre.

Me quedo viéndolo y se percata. Puedo ver como su espalda se tensa y su mano para a medio camino de atarse el cabello.

Y bueno.

Camino hacia él con paso decidido. Es mi calle, no? Es mi edificio. Seguramente anda buscando una dirección, a alguno de su clase.

"Disculpa, estás buscando una dirección? No pude evitar... ver que aparcaste justo frente a mi departamento", le digo sin que me haya volteado a ver, manteniendo la distancia.

por **William Madox** Sáb Jun 28, 2014 9:02 am

Cuando menos lo he esperado, una mujer se para a un lado de mí, preguntándose si busco una dirección con voz femenina y dulce. La volteo a ver y me percato de que la mujer es dulce en si; tiene una expresión amable aunque puedo percibir la desconfianza en su mirar de avellana. A pesar de eso tiene una pequeña sonrisa pero no puedo corresponderla aunque sienta ganas, es como si los músculos de la cara no me sirvieran. La miro de arriba hacia abajo, una costumbre que jamás se va, lleva medias, un vestido azul y encima un saco verde vistiendo su delgada figura. Tiene un paraguas azul agarrado fuertemente y una bolsa con manzanas en la otra mano. Puedo oler el dulzor.

“Qué perceptiva” le respondo, notó que se ha puesto colorada (no sé si de enojo o intimidación) y entonces si sonrío “Estoy buscando algo pero no es una calle” sacó el humo del cigarrillo por la nariz y termino de atarme el cabello en un moño despeinado “¿Me puedes ayudar con eso?”

por **mariajoaquina** Sáb Jun 28, 2014 9:06 am

Me escudriña. Es la única palabra que me viene a la mente, y han sido años desde que alguien hubo hecho algo semejante. Claro, me sonrojo. Mi cuerpo tiende a ser de lo más traicionero cuando menos lo necesito.
Pero no se ve agresivo. Exhalo lentamente y lo observo botar el humo de su cigarrillo.

"¿Qué buscas precisamente?", le digo, parada en medio de la llovizna. "Será mejor que sigas a mi casa, creo que una taza de té te caería bien".

por **William Madox** Sáb Jun 28, 2014 9:16 am

Y la tía me invita a su casa. Es imposible que no me sienta amenazado ante eso, cuando todas las otras personas, de su raza, de mi raza, de cualquier raza me han tratado como mierda. Frunzo el entrecejo sin pensarlo y al parecer ella lo nota porque me observa raro. No la culpo, no tengo aptitudes sociales desde que era un niño. No puedo confiar, no puedo dejarme sucumbir aunque si me apetece beber algo caliente, como no he hecho en años. Tiene magia también, puedo sentirla, es poderosa pero todo es demasiado rápido, ¿Quién invita a un desconocido que la mira lascivamente y le habla sarcásticamente a su hogar? Me veo tentado a decir que si pero después niego con la cabeza, soltando una risilla. Y me doy cuenta de que tenía más de cien años sin escuchar mi propia risa.

“No creo que sea buena idea” le digo y después viene el estallido en mi cabeza, ese que pasa cada vez menos y cada vez más estruendoso.

Hay una luz cegadora y me pierdo. Doy vueltas dentro de mi propia cabeza, inconsciente de lo que pasa afuera (aunque sospecho que me veo como un idiota) y por fin se ajusta la imagen, como en un televisor de esos increíblemente viejos que un vampiro de New Orleans poseía. Y la veo a ella, justo enfrente de mí, con una expresión de miedo y hablando aprisa pero no escucho lo que dice. Hay sangre en su frente, escurriendo desde su cabeza y me quedo ahí, observando sus ojos castaños sin poder reaccionar. Hasta que vuelvo al presente y todo está normal.

por **mariajoaquina** Sáb Jun 28, 2014 9:26 am

Se queda a medio camino de mandar mi invitación por la borda, se va. Una vez en Italia vi a una bruja hacer lo mismo, pero nunca quiso contarme de que se trataba aquello. No creo que sea prudente preguntarle a él también, menos si siente mi presencia como una amenaza. Pero realmente siento que necesita entrar y sentarse a la mesa, y tomar una taza de té.
No es simple amabilidad, no es mera cortesía mía. No es un hábito mío el ofrecer techo y reposo a todo el que estaciona en frente de mi casa.
Los vecinos les dirán que soy, más bien, una mujer amargada.

Sus ojos se posan sobre mi y su semblante ha cambiado por completo. Me mira con dureza.

"No preguntaré qué te acaba de pasar", comienzo, y me acerco a él, "Pero insistiré en que subas al departamento, te seques, y bebas algo caliente", le dije.

por **William Madox** Sáb Jun 28, 2014 10:19 am

La manera en la que toma mi súbito telele me hace saber que ya lo ha presenciado antes. Me cuesta unos minutos más sentirme “despierto” por completo y sé que de tener un pulso, este estaría acelerado. La miro nada más, hay sabiduría y dulzura en sus facciones a pesar de que sé que la vida la ha tratado mal, se nota en el brillo distante del iris marrón.

Me doy cuenta después de que dejé caer el cigarrillo y saco otro enseguida, refugiándome en el calor y el sabor de este para poder ganar la compostura que he perdido con la premonición. La chica está en peligro, pero no sé si se debe a que yo me iré o a que me quedaré. Una arma de doble filo, eso soy, pero me siento cansado y necesito regalarme un minuto de calma. La vuelvo a mirar y sé que en este punto, aunque quiera, no puedo recomponer mi expresión ladina, no puedo recuperar la máscara y que parezco vulnerable con una completa extraña cuando por años he sido como un fantasma. Frío, gris.

“Sólo una taza y me iré” le digo.

Ella esboza una pequeña sonrisa y yo tiro el pitillo en el pavimento mojado para después seguirla.

por **mariajoaquina** Sáb Jun 28, 2014 10:24 am

Subimos por las escaleras de madera. Llevan siglos allí, supongo que por algún encantamiento familiar. Siempre fueron cuidadosos con las posesiones materiales. El departamento está tal como cuando salí en la mañana: el sofá de la sala tiene varias cobijas sobre él, la televisión sigue encendida y suena bajito, las cortinas de flores de una de tantas tías cuelgan como lo han hecho por años.

"Sigue, deja la chaqueta y los zapatos junto a la puerta por favor", le indico mientras dejo el paraguas en la cocina y pongo las compras sobre la mesada.
Busco en los gabinetes el té de lavanda y pongo a calentar agua en la estufa, mientras lo miro sentarse en mi casa, observando a su alrededor, no creo que antes haya estado en una casa tan cargada de historias diferentes.

"Creo que no nos hemos presentado", le digo desde la cocina. "Soy Joaquina, pero puedes llamarme Carter".

por **William Madox** Sáb Jun 28, 2014 10:27 am

"¿Por qué me tuve que quitar las botas?" pregunto, confundido, mientras observó el piso. Está cargado de vibras, buenas y malas.

por **mariajoaquina** Sáb Jun 28, 2014 10:28 am

"Porque tus botas están llenas de lodo y agua y el piso se daña", le respondo como si fuera la cosa más obvia del mundo. Lo miro y voy a la sala, buscando dentro del baúl que hace las veces de mesa de centro un par de pantuflas. "Ten, ésto debería mejorar la sensación", le digo, extendiéndole las zapatillas.

por **William Madox** Sáb Jun 28, 2014 10:37 am

Miro las pantuflas rosas que me extiende y la observó con una ceja levantada. Ella no quita la expresión y las tomo por pura cortesía pero no me las pongo. Ella se va a la cocina de nuevo y toma dos tazas pequeñas y de apariencia frágil del estante más cercano, para después ponerle los sobres de infusión dentro. La sigo observando, en eso se me va la vida normalmente. No sé qué decir, no soy bueno conversando pero me preguntó si algo bueno saldrá de que haya escogido quedarme. Mi vida es recta, cuadrada, como quieran llamarle, pero nunca hago este tipo de cosas, nunca hay nada espontáneo, no me arriesgo tanto como debería.

Ella se queda en la cocina, dándome la espalda, en lo que el agua termina de calentarse. Aprovecho para mirar el piso una vez más y no hay nada fuera de su lugar. Decido tranquilizarme un poco, porque parece que me he encontrado (por fin) con alguien más aburrido que yo. Al cabo de unos minutos regresa con las tazas, me pone una enfrente y se sienta en la silla de al lado. Sé que me mira, pero yo observó el contenido amarillento de la taza. Vaya momento para que me salga la timidez de la adolescencia.

por **mariajoaquina** Sáb Jun 28, 2014 10:43 am

Recibe las pantuflas y me doy la vuelta, hacia la estufa. La tetera ya suena y la quito del calor, busco un par de tazas limpias y sirvo el té en ambas. Pienso en buscar un par de galletas, algo para que coma, pero además de las manzanas que compré, no hay mucho en las gavetas. Sería prudente mercar mañana, y trato de hacer una nota mental. Ya casi no recuerdo bien aquellas cosas triviales.

Sigue mirando el suelo y yo exhalo porque siempre ha sido complicado tener a un Otro en casa. Los humanos no perciben nada, solo hablan de lo antigua que es la casa, y lo peculiar de la biblioteca y la colección de música junto al tocadiscos. Los Otros perciben la historia de la casa, la energía que entra y que sale, las presencias que permanecen en ella.

El piso tiene todo el récord de ello.

Me siento en mi sillón y lo observo, y él traslada la mirada a la taza que he puesto frente a él.

"Y bien?", le pregunto. "Sé que el té es mucho más interesante que yo", le digo y sonrío.
"Te dije que puedes llamarme Carter. Cual es tu nombre?"

por **William Madox** Sáb Jun 28, 2014 3:51 pm

Cuanta insistencia, pienso después de que la vocecilla me obligue a mirarla de nuevo. Sin embargo, debido al cansancio y a la premonición no estoy en un mi estado normal, por lo que tengo que rendirme, recargarme en la silla y darme el respiro que necesito. Rodeo la taza de té con las manos.

“Dearg” respondo, sin intensiones de revelarle mi nombre verdadero, aunque tiene tantos años que no lo uso que no siento la necesidad “Rojo, en irlandés… No sé de dónde salió, no tengo ninguna historia al respecto” me encojo de hombros, mirando la taza otra vez porque la mirada fija de “Carter” me fastidia “¿Sabes que no puedo beber té?” la escudriño una vez más porque la paranoia nunca se va. Nunca descansa.

por **mariajoaquina** Dom Jun 29, 2014 3:50 am

"Dearg", repito en mi mente y me aseguro de ponerlo en un lugar donde realmente lo recuerde. Está cansado, su cuerpo, su rostro me lo dicen. Y su energía también. Puedo sentir el peso de sus viajes, aunque no trato de percibir en dónde ha estado. Hace tanto que no tengo el espacio para realmente ver a alguien más que me doy cuenta que estoy pasando por grosera. Por todos los cielos, dónde están mis modales?

"Si, pero ya sabes como somos los ingleses. Una taza de té bien puede arreglarlo todo", le contesto, y le doy un sorbo a la mía.
"Puedes descansar acá un rato, se nota que te hace falta. Hay toallas secas en el baño por si quieres darte un baño", le respondo y me levanto de mi silla para sentarme en mi escritorio.

Abro mi laptop (un poco en desuso pero me doy mis mañas para mantenerla funcionando) y reviso un par de mapas que recién han llegado a mi correo. Los marcadores rojos me hacen exhalar, mi hermana no ha podido quedarse quieta en un solo lado por más de un par de semanas.

por **William Madox** Dom Jun 29, 2014 6:18 am

Me quedó mirando la taza. La verdad es que nunca he probado líquido humano después de la catástrofe de haber comido coddle cuando era un vampiro neófito. Fue, probablemente el peor dolor físico que haya experimentado y no me quedaron ganas de probar nada.

Es el colmo, en realidad. Odio tener hambre pero no poder comer lo que quiero, lo que me gusta, lo que me recuerda a mi niñez sin complicaciones. Obsevó el contenido amarillento una vez más, tan apetitoso. Huele a flores y se que se sentirá caliente en la garganta, casi puedo saborearlo.

La mujer está agachada frente a su laptop y me da curiosidad lo que esté viendo, pues me ofreció su hogar, demostrando tener modales pero un segundo después me dejó solo. Qué confianza la suya. Fácilmente podría alcanzarla y desangrarla, con el hambre que me cargo. Fácilmente podría matarla, no me costaría nada.

Sigue observando lo que parece un mapa y yo vuelvo al té. Estoy cansado, es cierto y me gusta ducharme, por el contraste del agua caliente contra mi cuerpo frío pero también estoy analizando la posibilidad de irme y ya, no me siento cómodo siendo tratado con tanta confianza.

En última instancia, decido arriesgarme y le doy un sorbo al té. Me sabe a gloria, está dulce pero no demasiado y caliente, tanto que lo siento pasar por mi garganta hasta perderse en el estómago. Es probablemente lo más reconfortante que he tenido y oh sorpresa, no hay dolor. No puedo evitar sonreír para mí mismo y sumirme en el mundo en el que sólo estamos el té y yo.

por **mariajoaquina** Dom Jun 29, 2014 6:25 am

Escucho a mi espalda un pequeño suspiro de contento. Sonrío.
Claro que no le voy a ir dando cualquier cosa de beber, por favor. Sé bien que su cuerpo no podría tolerar lo que come la mayoría de la gente, ya he tenido buena experiencia con esas situaciones. Me alegra saber que puede disfrutar una taza de té, es lo mínimo que alguien podría esperar en la vida.

Me doy la vuelta en la silla, con la taza en la mano, y lo observo un momento.

"¿Qué haces en Londres, Dearg? No veo a muchos extranjeros últimamente", le pregunto y trato de retirar de mi voz la hostilidad que frecuentemente la acompaña cuando de extraños se trata.

por **William Madox** Dom Jun 29, 2014 6:43 am

Es directa y no se encuentra mucho de eso por doquier. Sigo bebiendo el té, porque al parecer he desarrollado una adicción a el en dos minutos, tratando de ignorarla pero me está mirando directamente, con esos ojos tan profundos y dulces. Es horrible, la verdad es que es horrible. Siento una ansiedad poderosa vapuleando mi cerebro y bloqueando mi lengua, porque tengo años sin hablar con una persona, no de una manera tan normal. No sinceramente.

"Estoy buscando a alguien" digo por fin, inmediatamente después bebiendo más delicioso té y me doy cuenta de que se ha acabado "Estoy buscando venganza de un vampiro que se metió donde no debía" exclamo, sintiendo inmediatamente la ira que duerme bajo mi exterior pasivo.

Tengo que dejar de mirarla, me siento mareado y molesto. ¿Qué diablos le importa mi vida a esta maldita hechicera? Quiero levantarme pero también quiero más té. ¿Y si puedo confiar en ella? ¿Y si puedo permitirme descansar esta noche en su hogar, en lugar de continuar manejando? Finalmente, lo único que hago es sorber lo último que queda del preciado líquido.

"Se acabó el té" murmuro sin mirarla otra vez.

por **mariajoaquina** Dom Jun 29, 2014 6:46 am

Asiento y me levanto, camino hacia él y tomo la taza de sus manos. Queda algo más de agua caliente y preparo otra taza que espero no haga a un lado.

"Respira profundo", le digo mientras le dejo el té en la mesa. "Puedo sentirte agitado y furioso y eso no te va a ayudar", continúo, sentándome junto a él.

por **William Madox** Dom Jun 29, 2014 6:55 am

Me río, súbitamente más enojado porque es toda compasiva y... Maternal. No puedo hacer nada por el momento, porque si exploto querré herirla y no quiero eso.

"Si pudiera controlarme, lo haría" exclamo aunque mi voz suena apagada.

Agarro la taza con las dos manos, pero la fuerza es tal que se hace añicos entre mis dedos y lleno la mesa de té. Ella se sorprende y se levanta inmediatamente para no ensuciarse y yo hago lo mismo, aunque voy a ponerme mis botas y la chaqueta para irme lo más pronto posible.

por **mariajoaquina** Dom Jun 29, 2014 7:03 am

"Hey, ¡espera!", le digo cuando veo que va por sus cosas.

Sin pensarlo, no realmente, pongo una mano en su espalda y logro detenerlo.
Han pasado años desde la última vez que hice algo como ésto y cierro los ojos, inhalo profundo. Me concentro y trato de pasar algo de mi calma (algo escasa) a él, trato de acallar su mente. Es difícil.
Hay mucho en él, y es como una niebla densa, espesa. Hay murmullos por doquier, hay punzadas de dolor aquí y allá, y parece ser demasiado para mi, pero me concentro e insisto.
Su espalda se va relajando y no sé que pensar. Podría bien darse la vuelta y matarme.

"Tú puedes hacerlo Dearg, no te ayudará el continuar tu búsqueda con tanto malestar porque nublará tu camino", susurro.

por **William Madox** Dom Jun 29, 2014 7:22 am

No tiene ni idea de lo que hace, la tonta. Me saco de su agarre con fuerza y percibo que tiene miedo, por lo que aprovecho una pequeña pausa en la que ninguno sabe qué decir para meterme las botas. Agarro la chaqueta y abro la puerta, pero la insensata vuelve a decir mi nombre con una vocecilla tímida, casi tierna.

No quiero quedarme, pero tampoco quiero irme.

No dejo de darle la espalda pero no me voy, trato de tranquilizarme y sé que ella está tratando de ayudarme. Así que cierro la puerta otra vez, dejo la chaqueta, me quito las botas y me quedo quieto. Hay tantas cosas en mi cabeza que no lo tolero. Quizás es mejor que me quede, quizás debo descansar.

La volteo a ver por fin y ella sigue ahí, con los ojos muy abiertos y los labios apretados. Es extraño, cómo logra hacer que me calme con esa expresión. Estoy acostumbrado a que me vean con miedo, especialmente cuando estoy por alimentarme, contra mi voluntad. Tengo que comer.

"¿Puedo usar el baño?" le pregunto y ella asiente, señalando la puerta que está inmediatamente a la derecha "Gracias".

por **mariajoaquina** Dom Jun 29, 2014 7:32 am

Lo veo entrar en el cuartillo y me reclino sobre la puerta. Eso estuvo cerca, muy cerca. Más de lo que quisiera admitir. No sé si la mitad de las cosas que hago son para acabar mi vida o para sentir algo de emoción en ella.
Su chaqueta y sus botas están en un ovillo junto a la entrada, por lo que cuelgo la chaqueta y pongo las botas junto al radiador, por lo menos para que se sequen.

¿En qué estoy pensando, realmente, al meterlo en mi casa?

Pero es que parece un pajarillo herido, un cervatillo perdido, y mi corazón no puede verlo partir en semejantes condiciones, aunque su exterior parezca estar totalmente en pie. Si Angelique no se hubiese marchado sería a ella a quien protegería de cualquier cosa.

Oigo la ducha abrirse y por un momento es el único sonido que llena mi apartamento. Voy hacia el tocadiscos y pongo algo de música, y de repente todo se siente familiar y hogareño.

por **William Madox** Dom Jun 29, 2014 8:19 am

Escucho la música proveniente de la mientras me observó en el espejo. Me veo justo como cuando tenía veinte años, con un dejo infantil todavía y las mejillas ligeramente sonrojadas, como era típico que me pasara en vida. Escucho que Carter se sienta frente al ordenador otra vez y me meto a la ducha, esperando que el agua caliente me relaje.

Y así sucede. El agua está tan caliente que el baño se llena de vaho enseguida. Disfruto tanto estos simples placeres como nadie más. Me quedo bajo el potente chorro del agua por bastante tiempo, hasta que no puedo ver nada por culpa del vapor, entonces cojo la botella de shampoo y lo huelo, es de manzana. Creo que a Carter le gustan mucho.

Cuando salgo del baño, la música sigue y no escucho otro movimiento en el piso. Me miro otra vez en el espejo, ya vestido con mis ropas húmedas y analizo la posibilidad de que Carter esté tratando de engatuzarme para matarme. A veces me gustaría poder confiar en alguien pero mis protecciones están demasiado fuertes para eso.

Me sigue pareciendo rara tanta amabilidad y después me pregunto si quiere seducirme. Me ha pasado muchas veces, a decir verdad. Mujeres solas y tontas, humanas en su mayoría, que se dejan seducir por el encanto de un muchacho aparentemente inocente y perdido, solo en la vida. Estoy acostumbrado a ser "el niño malo" que les gusta y me pregunto si Carter es así, aunque no lo parece.

Un par de golpes en la puerta me hacen reaccionar.

por **mariajoaquina** Dom Jun 29, 2014 8:24 am

"Dearg, hay una pijama seca junto a la puerta", le digo al golpear suavemente en la puerta.
Puedo sentir el olor a manzana de mi shampoo y no puedo evitar sonrojarme, y ajusto mi suéter largo alrededor de mi cuerpo.

por **William Madox** Dom Jun 29, 2014 10:33 am

Me pongo la pijama que consiste en pantalones grises y una sudadera azul. Ambas prendas me quedan anchas pero ligeramente cortas y me pregunto a quién le pertenecían. Me siento tonto vestido con pijama cuando siempre duermo desnudo e intimidado porque siempre estoy solo.

Asumo que previamente decidí quedarme y me hago a la idea. Después de todo, no tiene nada de malo que necesite un respiro tras tantos años sin parar. Una vez más trato de recordar el rostro del vampiro al que busco pero las memorias de antes de mi "contagio" están demasiado borrosas. Lo único que recuerdo de todo es el aroma de mi propia sangre y frío.

Salgo del cuarto de baño y Carter sigue en el ordenador, mirándolo fijamente. Estoy descalzo y eso por alguna razón hace que me sienta más vulnerable, así que me siento en el sillón más próximo, haciendo a un lado la ropa que ahí reposaba.

Ella no me ha notado al parecer y me recargó en el sillón. Lo vampiros no mueren si no duermen pero es un placer que beneficia los poderes y la concentración. No he podido dormir en demasiado tiempo, no más de una o dos horas cada tres días más o menos y supongo que por eso me siento tan débil.

Siento que se me empiezan a cerrar los ojos pero no sucumbo. En lugar de eso me enderezo y me aclaro la garganta fuertemente, lo que hace que ella pegue un brinquito y voltee a verme.

"¿Qué estás haciendo?" le pregunto casualmente, sintiendo ganas de irme otra vez.

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