Mariposas de fuego {Priv +18}

Spoiler:

Me había dado cuenta que había llegado tarde, nada mas pisar aquel jardín de flores violetas. Me arrodillé en donde notaba aun su perfume y esencia casi desaparecer. Había llegado tarde al nacimiento del hijo de Lauren, pero bien sabía que si naamah aparecía Agramon nos atacaría.

Aparte un mechón de mi cabello negro, ser Dom hacía que pasara algo desapercibido, no quería que me relacionaran con ella aunque fuéramos la misma persona. Suspire levemente quedando sentado delante de aquellas flores marchitas por la presencia de su hijo. Comencé a jugar con los piercings de mi labio inferior como si tratara de averiguar la imagen de mi "bisnieto".

Mis ojos comenzaron a brillar de color rojo y unas mariposas de fuego aparecieron a mi alrededor como si festejaran aquel nacimiento al que no estuve presente por follar con aquel general infernal. Asmodeo.

Maldita sea llegue tarde.

Volver a aquel lugar era… extraño, pero sin saber muy bien por qué me encontraba de nuevo allí. Los restos de la energía que una nueva vida traía consigo se podía encontrar y, en parte, porque se sentía bien saber que todo había ido bien, que a pesar de no habernos encontrado en el lugar más adecuado para ello —si es que existía un lugar adecuado para traer a la vida a un demonio— no había habido complicaciones. Sabía de historias en las que el crío destrozaba el vientre materno buscando salir, mostrando de esa manera la maldad intrínseca en esos seres. Una media mueca apareció en mis labios mientras sacudía brevemente las manos sobre la fina tela oscura que me cubría.

Ni siquiera me había molestado en cambiarme, así estaba mi estado de ánimo. Miré brevemente hacia arriba como si pudiera ver un cielo que en realidad allí abajo no existía, no tal y como se podía ver en la Tierra al menos y fue entonces cuando noté otra presencia en el jardín que provocó que mis labios se fruncieran en una pequeña mueca mientras hacía finalmente acto de presencia en el claro donde el hijo de Lauren y Agramon había nacido. Fijé mis ojos entonces en la figura solitaria que se encontraba allí, arqueando brevemente una ceja en un gesto puramente interrogativo al escuchar sus palabras que habían sido traídas por el viento.

— Así parece… Se han ido hace ya un tiempo.

Al escuchar una voz me levante de golpe y me gire para ver de quien se trataba, ladee la cabeza con cierta curiosidad, era una mujer bella que tenía cierto toque de perversión como la que tuvo una vez Semyazza. Sonreí y me acerque a ella intentando no parecer desesperado por saber como había ido el parto.

Entonces Lauren y el bebé están bien? - murmure algo nervioso moviendo los dedos mirándola, parecía un niño pequeño con curiosidad y nerviosismo.

Negué con la cabeza y los ojos cerrados suspirando, claro que estaban bien era hija de Semyazza joder. Me quede con la cabeza agachada por unos segundos y luego la mire de nuevo sonriendo.

Soy Dom... Soy un amigo de Lauren - lamí mi labio inferior y le robe un beso, no quería de momento decir quien era de verdad por lo que evite pensar mucho en ello.