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Mordiste la manzana (Priva)
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Mordiste la manzana (Priva)
Aren resistió al lazo mágico cerca de dos meses enteros, lo cual era algo que no tenia paragón, normalmente cuando se establecia el hechizo que enlazaba un ser a otro, era inevitable perseguir al otro, acosarlo, cazarlo, convertirse en su sombra, en su segunda respiración, velar por su sueño, convertirse en su escudo y en su espada contra todo mal. Tal era el poder había en aquella unión pero Aren se había opuesto a esa llamada que resoban dentro de su corazón, a cada latido, a cada segundo que parecía decir dentro de su pecho; "síguelo, síguelo, síguelo". Pero Aren hizo caso omiso usando su voluntad y su orgullo, sobre todo cuando se percató de la forma que huyó de él, como si fuera un bandido aunque no quiso sentirse damisela a la cual roban su virginidad aunque el simil se le pasó por la cabeza.
En vez de ello se acomodó en la gran ventana de su habitacion, mirando las grandes montañas, durante varios dias, sin decir nada aunque en el momento de saber de su escapada, encolerizó y floreció un jardín de flores carnívoras cerca del templo, pero fue leve brote de furia que se aplacó muy pronto. Guardó silencio, algo extraño en Aren, aquellas semanas estuvo pensando en todo su pasado, en su posición de neutralidad y todos los lazos que tuvo alguna vez con otras personas y que ya no estaa en aquel mundo. Ahora tenía un lazo con Sean, tras muchos años, una enlace...la magía tenía sus propias leyes, sus normas y si quisiera romper ese lazo...no podría hacerlo, eso seria decision de Sean. ¿Qué hacer ahora? ¿ir tras él? sí, lo admitía, lo ansiaba, ir en pos suya...estúpidamente creía que alguien podría dañarle, herirlo o matarlo. Esos pensamientos lo torturaban junto con imágenes de la mañana que ..se propuso violarlo y terminó siendo tomado por él.
Sean combatía con demonios, lo sabía, se lo había demostrado, Sean tomó partido hace siglos...quizás era el momento que él también tomara partido, un lado...no podía seguir yendo a la deriva, debía tener una finalidad. Por fin, se puso en pie, decidió coger las escasas posesiones que tenía, en realidad eran pocas, Aren era vagabundo de corazón, nunca sintió la necesidad de asentarse y llamar a algo hogar, él era feliz cuando había verde bajo sus pies y sobre su cabeza...eso le bastaba, nunca estaba lejos de la tierra ni de la magía porque ella estaba en él...a su manera. Y notaba la gravedad, la gravedad que tiraba de él hacia Sean y aunque Sean jamás la sintiera, él era ahora la luna que se precipitaba, no importaba cuan largo fuera el camino, la gravedad tiraba de él, halaba y la seguiria.
El destino era los Ángeles, tenía otras razones para ir hasta allí, los demonios eran cada vez más numerosos y algunos de ellos, incluso se habían atrevido a adentrarse en las tierras de Aren, aquellas que estaban en el Nepal, donde encontraba relativa paz. Y también se habían vuelto unos ladrones, robando, expoliando antiguos templos, llevándose con ellos secretos de incalculable valor y algunos ...artefactos mágicos, varios de ellos relacionados con la rama de la magía que practicaba Aren. Quizás era el momento devolver el golpe. Aren llegó al caer la tarde en la ciudad, vestido con ropas sencillas, vaqueros y camiseta aunque descalzo, sintiendo el latido de la tierra bajo sus pies, se encaminó a la zona de lujo de las colinas...debía buscar un lugar donde pasar la noche y sabía donde encontrarlo, notaba el latido de la vida de Sean.
En vez de ello se acomodó en la gran ventana de su habitacion, mirando las grandes montañas, durante varios dias, sin decir nada aunque en el momento de saber de su escapada, encolerizó y floreció un jardín de flores carnívoras cerca del templo, pero fue leve brote de furia que se aplacó muy pronto. Guardó silencio, algo extraño en Aren, aquellas semanas estuvo pensando en todo su pasado, en su posición de neutralidad y todos los lazos que tuvo alguna vez con otras personas y que ya no estaa en aquel mundo. Ahora tenía un lazo con Sean, tras muchos años, una enlace...la magía tenía sus propias leyes, sus normas y si quisiera romper ese lazo...no podría hacerlo, eso seria decision de Sean. ¿Qué hacer ahora? ¿ir tras él? sí, lo admitía, lo ansiaba, ir en pos suya...estúpidamente creía que alguien podría dañarle, herirlo o matarlo. Esos pensamientos lo torturaban junto con imágenes de la mañana que ..se propuso violarlo y terminó siendo tomado por él.
Sean combatía con demonios, lo sabía, se lo había demostrado, Sean tomó partido hace siglos...quizás era el momento que él también tomara partido, un lado...no podía seguir yendo a la deriva, debía tener una finalidad. Por fin, se puso en pie, decidió coger las escasas posesiones que tenía, en realidad eran pocas, Aren era vagabundo de corazón, nunca sintió la necesidad de asentarse y llamar a algo hogar, él era feliz cuando había verde bajo sus pies y sobre su cabeza...eso le bastaba, nunca estaba lejos de la tierra ni de la magía porque ella estaba en él...a su manera. Y notaba la gravedad, la gravedad que tiraba de él hacia Sean y aunque Sean jamás la sintiera, él era ahora la luna que se precipitaba, no importaba cuan largo fuera el camino, la gravedad tiraba de él, halaba y la seguiria.
El destino era los Ángeles, tenía otras razones para ir hasta allí, los demonios eran cada vez más numerosos y algunos de ellos, incluso se habían atrevido a adentrarse en las tierras de Aren, aquellas que estaban en el Nepal, donde encontraba relativa paz. Y también se habían vuelto unos ladrones, robando, expoliando antiguos templos, llevándose con ellos secretos de incalculable valor y algunos ...artefactos mágicos, varios de ellos relacionados con la rama de la magía que practicaba Aren. Quizás era el momento devolver el golpe. Aren llegó al caer la tarde en la ciudad, vestido con ropas sencillas, vaqueros y camiseta aunque descalzo, sintiendo el latido de la tierra bajo sus pies, se encaminó a la zona de lujo de las colinas...debía buscar un lugar donde pasar la noche y sabía donde encontrarlo, notaba el latido de la vida de Sean.
Invitado- Invitado
Re: Mordiste la manzana (Priva)
Sean se habia volcado en una causa justa y solidaria. Alentado por el afan de su amigo Rafael de proteger a los niños que no tenian hogar ni familia, puso en disposicion gran parte de su fortuna para fortalecer los lugares en donde se hospedaban los niños. Dichos hogares no solo albergaban niños sobrenaturales, tambien habian otros orfanatos menos afortunados en donde las condiciones insalubres enfermaban a menudo a los infantes mortales. La guerra habia dejado muchas huellas y a menudo los mas pequeños eran los que sufrian. Por ello y pese a que sintio que esta accion borraria gran parte de su pecado, invirtió su dinero en nuevas tecnologias defensivas asi como ancestrales magias convocando a algunos antiguos conocidos.
Sin embargo sintio que en donde debia poner mas afán era en el camuflaje de los edificios, en crear un entorno seguro mas que nada por que la defensa seguramente acabaria siendo burlada por algun demonio de poder superior. Para ello pidio muchos favores y debia otras tantas cosas a cambio, pero merecia la pena..y aunque no se dejaba ver demasiado entre los niños de algun orfanato, esas sonrisas que desprendian era la mayor recompensa. Sentrise como una buena persona a menudo te hace una buena persona.
Volcandose en el proyecto Sean pasó dias completos encerrados en al suite del carisimo hotel llamado "Chateau de la messardiere" sopesando entre otras cosas la posibilidad de llamar a un hechicero que podria solventar su problema para disimular dichos edificios....pero la huida no fue la m ejor opcion. Salir corriendo...Sean entenderia y aceptaria que ese hombre no quisiera hablarle en la vida. Tampoco encontraba las palabras adecuadas para mandarle un mensaje...¿Como empezar? "Estimado señor Payens. Lamento haberle faltado al respeto....¿Lamento haberlo violado y haberme esfumado aquella mañana?" A Sean le rompia la cabeza expresar ese tipo de disculpas.
Tras tantisimas horas en vela, incluso un cuerpo como el suyo, mal alimentado -pues ni a cazar habia salido- necesitaba descanso. Tenia la mente embotada y apagó el movil para evitar que lo contactasen. Solo unas horas, se dijo. Solo unas horas para descansar.... Se puso una ropa mas comoda, un batin de seda oscura y cayó practicamente como peso muerto sobre la amplia y lujosa cama. Las sabanas olian a fragantes rosas, cerró los ojos e incluso pudo imaginarlas en su mente, los colores de los petalos, el rojo en todas sus gradaciones. Se centró en las rosas, se vió a si mismo en un campo de ellas, descansando en la vasta extension, clavandose las pequeñas espinas pero sin inmutarse por ello. Gracias a eso, consiguio relajarse.
Sin embargo sintio que en donde debia poner mas afán era en el camuflaje de los edificios, en crear un entorno seguro mas que nada por que la defensa seguramente acabaria siendo burlada por algun demonio de poder superior. Para ello pidio muchos favores y debia otras tantas cosas a cambio, pero merecia la pena..y aunque no se dejaba ver demasiado entre los niños de algun orfanato, esas sonrisas que desprendian era la mayor recompensa. Sentrise como una buena persona a menudo te hace una buena persona.
Volcandose en el proyecto Sean pasó dias completos encerrados en al suite del carisimo hotel llamado "Chateau de la messardiere" sopesando entre otras cosas la posibilidad de llamar a un hechicero que podria solventar su problema para disimular dichos edificios....pero la huida no fue la m ejor opcion. Salir corriendo...Sean entenderia y aceptaria que ese hombre no quisiera hablarle en la vida. Tampoco encontraba las palabras adecuadas para mandarle un mensaje...¿Como empezar? "Estimado señor Payens. Lamento haberle faltado al respeto....¿Lamento haberlo violado y haberme esfumado aquella mañana?" A Sean le rompia la cabeza expresar ese tipo de disculpas.
Tras tantisimas horas en vela, incluso un cuerpo como el suyo, mal alimentado -pues ni a cazar habia salido- necesitaba descanso. Tenia la mente embotada y apagó el movil para evitar que lo contactasen. Solo unas horas, se dijo. Solo unas horas para descansar.... Se puso una ropa mas comoda, un batin de seda oscura y cayó practicamente como peso muerto sobre la amplia y lujosa cama. Las sabanas olian a fragantes rosas, cerró los ojos e incluso pudo imaginarlas en su mente, los colores de los petalos, el rojo en todas sus gradaciones. Se centró en las rosas, se vió a si mismo en un campo de ellas, descansando en la vasta extension, clavandose las pequeñas espinas pero sin inmutarse por ello. Gracias a eso, consiguio relajarse.
Invitado- Invitado
Re: Mordiste la manzana (Priva)
Chateau de la messardiere era un hotel caro y lujoso que imitaba parte de la arquitectura barroca francesa pero con toques futuristas perfectamente camuflados en toda aquella opulencia. Por supuesto, solo albergaban a los clientes más selectos, aquellos que no se escandalizaban por ver en su factura una larga ristra de ceros, aquellos que sacaban la billetera y entregaban una tarjeta de oro sin esperar un comprobante. Personas a las cuales el dinero no les preocucapaba, que exigian un nivel de exquisitez por encma de la media, que poseían manías y caprichos que debían ser satisfechos sin regateos ni excusas. Querian lujos y quería discrecion.
Es por ello que cuando Aren entró por las grandes puertas acristaladas, Robert, el gerente de turno en aquel momente y que estaba tras el mostrador de mármol rosa alzo la mirada y luego una ceja con claro repreche, "un vagabundo". Aren caminaban por la alfombra roja que estaba lo largo del gran vestíbulo blanco con argos y suelo de baldosas blancas y negras. Robert frunció el ceño, aquel hombre vestía como un harapiendo pero en cambio se movía como si fuera un príncipe y luego estaba su físico, increiblemente atractivo, sobre todo los verdes ojos que destellaban en su rostro. Las plantas que se encontraban parecieron destellar y las flores se abrieron, disimuladamente, dejando escapar su aroma al aire.
Aren se aproximó al mostrado y colocó sus largos y ligeramente oscuros sobre el mostrador, mirando al gerente que lo observaba fijamente y solo para molestar le dio varias veces a la campanilla.
-Deseo una habitacion-y antes que el hombre pudiera abrir la boca, cogió el registro que estaba entre las manos de Robert, era un registro meramente símbolico porque todo estaba informatizado y allí firmaban los clientes como una especie de detalle educado. Vio enseguida un nombre-al lado de suite presidencial, gracias.
Robert gruño y se apresuro a recuperar el libro con gesto cortante y frío-¿Tiene dinero, señor?
Aren sonrió y depositó delante de él una bolsita entera de cuero-algo mejor.
Su habitación era lujosa y grandes, Aren se paseó en torno a ella, calmadamente pero sintiendo que tras la pared vibraba la energía de Sean, aquelló lo hacía vibrar y sentir que deseaba echar la puerta abajo de su habitación y decirle...bien, aun no sabía si echarle un maldición o robarle un beso, ya lo decidiría. Había sobornado al botones y le había dicho que Sean cenaba en el exclusivo restaurante del hotel, todos los dias a la misma hora, en una mesa, solo. Perfecto.
Es por ello que cuando Aren entró por las grandes puertas acristaladas, Robert, el gerente de turno en aquel momente y que estaba tras el mostrador de mármol rosa alzo la mirada y luego una ceja con claro repreche, "un vagabundo". Aren caminaban por la alfombra roja que estaba lo largo del gran vestíbulo blanco con argos y suelo de baldosas blancas y negras. Robert frunció el ceño, aquel hombre vestía como un harapiendo pero en cambio se movía como si fuera un príncipe y luego estaba su físico, increiblemente atractivo, sobre todo los verdes ojos que destellaban en su rostro. Las plantas que se encontraban parecieron destellar y las flores se abrieron, disimuladamente, dejando escapar su aroma al aire.
Aren se aproximó al mostrado y colocó sus largos y ligeramente oscuros sobre el mostrador, mirando al gerente que lo observaba fijamente y solo para molestar le dio varias veces a la campanilla.
-Deseo una habitacion-y antes que el hombre pudiera abrir la boca, cogió el registro que estaba entre las manos de Robert, era un registro meramente símbolico porque todo estaba informatizado y allí firmaban los clientes como una especie de detalle educado. Vio enseguida un nombre-al lado de suite presidencial, gracias.
Robert gruño y se apresuro a recuperar el libro con gesto cortante y frío-¿Tiene dinero, señor?
Aren sonrió y depositó delante de él una bolsita entera de cuero-algo mejor.
Su habitación era lujosa y grandes, Aren se paseó en torno a ella, calmadamente pero sintiendo que tras la pared vibraba la energía de Sean, aquelló lo hacía vibrar y sentir que deseaba echar la puerta abajo de su habitación y decirle...bien, aun no sabía si echarle un maldición o robarle un beso, ya lo decidiría. Había sobornado al botones y le había dicho que Sean cenaba en el exclusivo restaurante del hotel, todos los dias a la misma hora, en una mesa, solo. Perfecto.
Invitado- Invitado
Re: Mordiste la manzana (Priva)
No fue un sueño relajado como al principio parecia. Los pensamientos se habian tornado insidiosos cuando revoloteaban por su mente cuestionandolo a cada momento. Recientemente habia descubierto algo tan asombroso como escalofriante. Tenia descendencia y esa descendencia lo odiaba a muerte. Sin quererlo, sin desearlo, se habia convertido en aquel al que mismamente habia odiado. Eran factores atenuantes, factores que impedian que el descanse se completase..Treinta minutos antes de que la cancion Moon rivers lo avisara para la cena, tenia los ojos abiertos como platos, fijos en un punto invisible.
Suspiró pesadamente y se levanto preso de la pereza. Como todas aquellas noches, salia una unica vez y era para cenar. Tampoco queria perder el contacto con la realidad. Asi que cuando salia de aquella suite lo hacia impecablemente vestido. Tras una rapida ducha, en esta ocasion llevaba puesto un traje gris oscuro, de suave tela y algo ligera. Sobre la blanca camisa, ceñia su cintura un chaleco de raso de un tono mas claro a juego con la corbata. En el bolsillo de la chaqueta asomaba un pañuelo blanco bordado en plata con unos dibujos geometricos. Se calzó sus lustrosos zapatos y peinó sus cabellos con los dedos hasta quedar convencido con su propia imagen. Si, pecaba tambien de vanidad en ciertas ocasiones.
Una vez listo pulsó el ascensor que daba directamente a la suite y se dirigio a la segunda planta en donde se encontraba el elegante y selecto restaurante. Siempre ocupaba la misma mesa, relegado a un rincon en donde se alimentaba discretamente. No frecuentaba compañias y si se acercaban con intencion de entablar algun tipo de conversacion, solia disuadirlos de ello con las mejores palabras y las mejores maneras de todo un caballero de forma que estas personas, chicos y flamantes mujeres, no se sentian ofendidas de ser rechazadas. Comia poco, pero las raciones eran exquisitas. Disfrutaba mas del vino y de los demás licores, aunque era mas bien para aclarar sus ideas y enturbiar tantas otras.
Aquella noche seria igual que las sucesoras. Cenaria, intercambiaria algunos cumplidos y regresaria a su habitacion en donde habia dejado el movil que deberia encender para contactar con sus chicos. Mañana le esperaba un largo dia...ni tan siquiera sentia animos de pensar en ello.
Asi pues dobló pulcramente la servilleta y la colocó en su regazo, antes de tomar la carta para echarlo un vistazo.
Suspiró pesadamente y se levanto preso de la pereza. Como todas aquellas noches, salia una unica vez y era para cenar. Tampoco queria perder el contacto con la realidad. Asi que cuando salia de aquella suite lo hacia impecablemente vestido. Tras una rapida ducha, en esta ocasion llevaba puesto un traje gris oscuro, de suave tela y algo ligera. Sobre la blanca camisa, ceñia su cintura un chaleco de raso de un tono mas claro a juego con la corbata. En el bolsillo de la chaqueta asomaba un pañuelo blanco bordado en plata con unos dibujos geometricos. Se calzó sus lustrosos zapatos y peinó sus cabellos con los dedos hasta quedar convencido con su propia imagen. Si, pecaba tambien de vanidad en ciertas ocasiones.
Una vez listo pulsó el ascensor que daba directamente a la suite y se dirigio a la segunda planta en donde se encontraba el elegante y selecto restaurante. Siempre ocupaba la misma mesa, relegado a un rincon en donde se alimentaba discretamente. No frecuentaba compañias y si se acercaban con intencion de entablar algun tipo de conversacion, solia disuadirlos de ello con las mejores palabras y las mejores maneras de todo un caballero de forma que estas personas, chicos y flamantes mujeres, no se sentian ofendidas de ser rechazadas. Comia poco, pero las raciones eran exquisitas. Disfrutaba mas del vino y de los demás licores, aunque era mas bien para aclarar sus ideas y enturbiar tantas otras.
Aquella noche seria igual que las sucesoras. Cenaria, intercambiaria algunos cumplidos y regresaria a su habitacion en donde habia dejado el movil que deberia encender para contactar con sus chicos. Mañana le esperaba un largo dia...ni tan siquiera sentia animos de pensar en ello.
Asi pues dobló pulcramente la servilleta y la colocó en su regazo, antes de tomar la carta para echarlo un vistazo.
Invitado- Invitado
Re: Mordiste la manzana (Priva)
Un murmulo se extendió por el lujoso y cálido restaurante cuando un hombre entró en él, caminando con calma pero silenciosamente como lo haría un felino, elegante, soberbio pero tan natural que nadie podría culparlo, solo admirarlo. Por una vez, Aren se había preocupado en vestirse adecudamente, se había comprando el traje hace tan solo unos minutos en la misma tienda del hotel, era blanco, impuluto, haciendo resaltar la tonalidad de su piel y bajo la chaqueta una camisa verde esmeralda que no hacía más que destacar sus asombros ojos verdes a pesar de su intento de formalidad, los pies desnudos rompían todo el conjunto...Aren se podía permitir esa frivolidad, había pagado por ello y además el doble del precio que toda la planta del hotel.
Sus orbes destellante se posaron en el atractivo hombre que estaba en un rincón, consultando la carte. La sonrisa de Aren desapareció por unos segundos, dudando unos instantes de sus propias acciones, podía dar media vuelta e irse, no seguir adelante...la sonrisa volvió sus labios de nuevo, la huída no era posible, no había posibilidad alguna de retirarse, ahora solo cabía ir hacia delante, ya el camino estaba a sus espaldas y no volvería sobre sus pasos, no podía, ya no. El corazón se aceleró en su pecho mientras se aproximaba, cada vez más cerca de Sean, cada paso, de nuevo aquella tormenta de emociones dentro de él, aquella ráfaga de fuego que subía y bajaba por su cuerpo, casi arrandole un jadeo.
Alargó su mano y sus dedos rozaron la nuca de Sean, levemente , sin tocar sus cabellos, una caricia apenas fugaz y se rodeó la mesa, tiró de la silla y se sentó delante de él, cruzando las largas piernas, mirándolo-Ni una carta, ni una llamada...ni siquiera una notita con una carita arrepentida. Comienzo a pensar que me has olvidado, señor pantera.-lo escrutó-Buenas noches, Sean.
Sus orbes destellante se posaron en el atractivo hombre que estaba en un rincón, consultando la carte. La sonrisa de Aren desapareció por unos segundos, dudando unos instantes de sus propias acciones, podía dar media vuelta e irse, no seguir adelante...la sonrisa volvió sus labios de nuevo, la huída no era posible, no había posibilidad alguna de retirarse, ahora solo cabía ir hacia delante, ya el camino estaba a sus espaldas y no volvería sobre sus pasos, no podía, ya no. El corazón se aceleró en su pecho mientras se aproximaba, cada vez más cerca de Sean, cada paso, de nuevo aquella tormenta de emociones dentro de él, aquella ráfaga de fuego que subía y bajaba por su cuerpo, casi arrandole un jadeo.
Alargó su mano y sus dedos rozaron la nuca de Sean, levemente , sin tocar sus cabellos, una caricia apenas fugaz y se rodeó la mesa, tiró de la silla y se sentó delante de él, cruzando las largas piernas, mirándolo-Ni una carta, ni una llamada...ni siquiera una notita con una carita arrepentida. Comienzo a pensar que me has olvidado, señor pantera.-lo escrutó-Buenas noches, Sean.
Invitado- Invitado
Re: Mordiste la manzana (Priva)
Se abstrajo, con todo el sentido de dicha palabra. Escucho algunos suspiros sofocados, cuchicheos varios, voces femeninas en su mayoria. Ocurria como en esta ocasion, que los señores/as adinerados/as realizaban un pequeño concurso de ostentosidad a ver quien era el que se llevaba la ovacion mas profunda a la par que sutil. Sean estaba acostumbrado a ese tipo de espectaculos. Se pavoneaban como aves del paraiso, exhibiendo sus plumas, a mas dorado y plateado, mas alto era el capital. En momentos como esos sentia adversion por ese ambiente...claro que el gustaba de lujos, no de las compañias que lo frecuentaban. Hipocritas con relojes de oro y pulseras de perlas autenticas, con sus gastadas sonrisas, consumiendo el dinero antes de que le dinero los consumiera a ellos.
Por estos y por muchos otros motivos sus ojos no se desviaban y seguian fijos en la carta mientras dudaba entre probar las ostras al vapor bañadas en una fina salsa marinera o la ventresca de fugu con guarnicion de verduras variadas. Lo unico que habia decidido era el vino, no de muy antigua cosecha, pero exquisito al fin y al cabo. Para cuando cerró la carta Sean percibio un intenso escalofrio originado en su nuca que lo hizo suspirar, segundos despues vió quien habia sido el artifice de tal sensacion. Vestido con ropas elegantes y resplandecientes por su blanco color, destacaba entre los trajes oscuros de los demas acomodados, aunque sin duda el color verde en sus ropas asi como en su rostro era el que se llevaba la mayoria de los suspiros de esas señoras ricachonas. Sean admiraba ese vestuario, pero habia visto al hechicero desnudo solo cubierto en ciertas zonas por la madre naturaleza y ese era el entorno que potenciaba ese salvaje atractivo.
Asi que Aren habia sido el provocador de tantos cuchicheos. Estaba sorprendido por encontrarselo aunque esas palabras no lo pillaron desprevenido. Si estaba ahí era para pedir algun tipo de explicación. Si estaba ahi no era coincidencia no, se habia molestado en buscarle. Sean lo examinó escrupulosamente sin molestarse en ser incisivo. Su mirada viajo por ese cuerpo musculado de piel morena, suave como los petalos de las rosas silvestres, que ya conocia mas intimamente quedando finalmente en aquel detalle de la carencia de zapato alguno.
Regresó la mirada al rostro del hechicero y alzó nuevamente la carta para fijarse en ella.
-¿Que va a tomar? Creo que me decantare por las ostras al vapor. Las he probado antes y son exquisitas.- dijo en un tono sereno, tan tenue como siempre. En su cabeza estaba buscando las palabras adecuadas para decirselas. Quizas un simple lo siento no seria suficiente. No lo habia sido en aquella ocasion en donde habia coincidido con su hijo recien aparecido.
-Por favor....yo invito.- volvió a bajar la carta cerrandola y dejandola a un lateral de la mesa y tomó aire llenandose los pulmones -Disculpe mi lamentable huida de aquel tiempo. Comprenda que es inusual que me vea en esa situación y que la confusion que creó la misma me animo a buscar la soledad a fin de entenderme amparado en ella.- habia mantenido la gentileza desde el principio hasta el final....la caballerosidad ya iba de la mano.
Por estos y por muchos otros motivos sus ojos no se desviaban y seguian fijos en la carta mientras dudaba entre probar las ostras al vapor bañadas en una fina salsa marinera o la ventresca de fugu con guarnicion de verduras variadas. Lo unico que habia decidido era el vino, no de muy antigua cosecha, pero exquisito al fin y al cabo. Para cuando cerró la carta Sean percibio un intenso escalofrio originado en su nuca que lo hizo suspirar, segundos despues vió quien habia sido el artifice de tal sensacion. Vestido con ropas elegantes y resplandecientes por su blanco color, destacaba entre los trajes oscuros de los demas acomodados, aunque sin duda el color verde en sus ropas asi como en su rostro era el que se llevaba la mayoria de los suspiros de esas señoras ricachonas. Sean admiraba ese vestuario, pero habia visto al hechicero desnudo solo cubierto en ciertas zonas por la madre naturaleza y ese era el entorno que potenciaba ese salvaje atractivo.
Asi que Aren habia sido el provocador de tantos cuchicheos. Estaba sorprendido por encontrarselo aunque esas palabras no lo pillaron desprevenido. Si estaba ahí era para pedir algun tipo de explicación. Si estaba ahi no era coincidencia no, se habia molestado en buscarle. Sean lo examinó escrupulosamente sin molestarse en ser incisivo. Su mirada viajo por ese cuerpo musculado de piel morena, suave como los petalos de las rosas silvestres, que ya conocia mas intimamente quedando finalmente en aquel detalle de la carencia de zapato alguno.
Regresó la mirada al rostro del hechicero y alzó nuevamente la carta para fijarse en ella.
-¿Que va a tomar? Creo que me decantare por las ostras al vapor. Las he probado antes y son exquisitas.- dijo en un tono sereno, tan tenue como siempre. En su cabeza estaba buscando las palabras adecuadas para decirselas. Quizas un simple lo siento no seria suficiente. No lo habia sido en aquella ocasion en donde habia coincidido con su hijo recien aparecido.
-Por favor....yo invito.- volvió a bajar la carta cerrandola y dejandola a un lateral de la mesa y tomó aire llenandose los pulmones -Disculpe mi lamentable huida de aquel tiempo. Comprenda que es inusual que me vea en esa situación y que la confusion que creó la misma me animo a buscar la soledad a fin de entenderme amparado en ella.- habia mantenido la gentileza desde el principio hasta el final....la caballerosidad ya iba de la mano.
Invitado- Invitado
Re: Mordiste la manzana (Priva)
Aren guardó silencio unos segundos mientras escuchaba sus palabras, de nuevo allí estaba aquella jodida cabellorosidad, aquella formalidad, aquella armadura rígida de hielo que usaba Sean para conectarse con el resto del mundo. No se parecía en nada el hombre con el cual tuvo un sexo muy salvaje, placentero, doloroso y ensangrentado. No, no parecía el mismo allí sentado con su caro traje de chaqueta, brillante y ajustado a su musculoso cuerpo, la servilleta sobre sus muslos y el pañuelo pulcramente doblado para asomor elegantemente por encima del borde del bolsillo. Se preguntaba si aquella gelidez que manaba de aquel hombre bastaría para cortar el lazo de magía entre ellos, Sean estaba tan abstraído en otras cosas que no se había percatado del ancla que los unía ahora mismo a ambos.
-Básicamente me estás diciendo que lamentas haberte comportado como un cobarde, como un adolescente que se acostó con la persona equivocada y que después de correrse comprendió la magnitud de su error y decidió huir para no tener que afrontar la vergüenza..¿me equivoco?-el tono de Aren no fue alto, sino cuidado encanjando las palabras una por una, tenía pensado otra forma de comenzar aquel encuentro pero en vez de ello...tenía aquella disculpa que más disculapa sonaba a burla.
-¿Y crees que esa invitación a ostras lo perdonará todo? quizás son tan fabulosas que borren los recuerdos de ese encuentro...supongo que eso te encantaría-sonrió, los ojos verdes destellaron, en múltiples facetas esmeraldas-acepto esa invitación ya que la haces de todo corazón.-no apartaba los ojos de sus rostro, buscando alguna mueca o gesto pero Sean no revelaba nada, cuando más expresivo fue es el momento en copartieron las sábanas aunque viéndolo ahora todo parecía una ilusión.
Esperó que se acercara el camarero y alzó la vista hacia él-Un martini por favor-volvió la vista hacia Sean-Y esas ostras de orgasmo que tienen en su carta y que mi amigo me recomienda.
-Básicamente me estás diciendo que lamentas haberte comportado como un cobarde, como un adolescente que se acostó con la persona equivocada y que después de correrse comprendió la magnitud de su error y decidió huir para no tener que afrontar la vergüenza..¿me equivoco?-el tono de Aren no fue alto, sino cuidado encanjando las palabras una por una, tenía pensado otra forma de comenzar aquel encuentro pero en vez de ello...tenía aquella disculpa que más disculapa sonaba a burla.
-¿Y crees que esa invitación a ostras lo perdonará todo? quizás son tan fabulosas que borren los recuerdos de ese encuentro...supongo que eso te encantaría-sonrió, los ojos verdes destellaron, en múltiples facetas esmeraldas-acepto esa invitación ya que la haces de todo corazón.-no apartaba los ojos de sus rostro, buscando alguna mueca o gesto pero Sean no revelaba nada, cuando más expresivo fue es el momento en copartieron las sábanas aunque viéndolo ahora todo parecía una ilusión.
Esperó que se acercara el camarero y alzó la vista hacia él-Un martini por favor-volvió la vista hacia Sean-Y esas ostras de orgasmo que tienen en su carta y que mi amigo me recomienda.
Invitado- Invitado
Re: Mordiste la manzana (Priva)
Al poco despues de lanzar su disculpa supo que no seria bien recibida por Aren, un hombre impulsivo, inmaduro, caprichoso, directo y altivo no seria capaz de desglutinar dichas palabras y encajarlas como lo que para Sean eran, unas sinceras disculpas. Esas palabras eran falsas, pero el modo de decirlas provoco un acaloramiento en su rostro aunque su ceño no se fruncio de la ira. Aren no sabia lo que para Sean significaba desatar su lado mas oscuro, precarias consecuencias la ultima vez que ocurrió, tampoco entendia lo mucho que debia controlarse, mas cuando habia esa atraccion tan molesta como intensa para el ente ajeno. Por lo general ignoraba palabras necias, pero viniendo de Aren le molestaron el doble, incluso el triple, sintio deseos de perder los nervios atraparlo por el cuello y....
-Es desagradable que ponga esas palabras en mi boca.- susurro una vez el camarero se marcho a por el pedido un tanto confundido por los terminos empleados, "orgasmo" dijo, nadie les habia atribuido dicho adjetivo a la comida de ese hotel. -En verdad odio cuando piensan por mi, hablan por mi, sienten por mi...- su mirada brillo como dos luceros, clavados en esas esmeraldas, su rostro se endureció y su ceño se contrajo ligeramente -Actua como una mujer despechada... ¿Se habria sentido mejor si le hubiera dejado un ramo de rosas a la salida?- musito, con especial cinismo. Aquellos comentarios lo habian molestado, habian dañado ese orgullo fuerte que poseia.
Alzó la mano ligeramente llamando al camarero de nuevo, pues el no habia pedido lo que deseaba, asi que le encomendó el vino y otra ración de ostras, todo aquello sin despegar la mirada de Aren.
-No me conoce...- dijó cuando este se marcho nuevamente, inclinado un poco hacia adelante para que su voz solo fuera audible por el -No sabe quien soy....ni sabe lo que he hecho...solo ha visto esa parte de mi, esa rabia, esa ira...esos deseos de causar dolor... parte de la cual no estoy orgulloso...- se inclinó nuevamente hacia adetras -Asi que no tolerare juicio alguno....- relajó su semblante segundos despues incluso mostro una ligera sonrisa de sus labios carnosos curvados.
-Dese la tarea de conocerme antes lanzar afirmaciones a ciegas, Aren. Dudo que este aqui solo por las orgiasticas ostras. ¿No es eso?.- alzó ligeramente el menton asi como la ceja castaña clara izquierda. Afortunadamente la tension fue ligeramente rota por el camarero que ya trajo las bebidas. Al señor moreno un martini y al castaño claro la botella de vino y la copa la cual sirvio ceremoniosamente.
-Es desagradable que ponga esas palabras en mi boca.- susurro una vez el camarero se marcho a por el pedido un tanto confundido por los terminos empleados, "orgasmo" dijo, nadie les habia atribuido dicho adjetivo a la comida de ese hotel. -En verdad odio cuando piensan por mi, hablan por mi, sienten por mi...- su mirada brillo como dos luceros, clavados en esas esmeraldas, su rostro se endureció y su ceño se contrajo ligeramente -Actua como una mujer despechada... ¿Se habria sentido mejor si le hubiera dejado un ramo de rosas a la salida?- musito, con especial cinismo. Aquellos comentarios lo habian molestado, habian dañado ese orgullo fuerte que poseia.
Alzó la mano ligeramente llamando al camarero de nuevo, pues el no habia pedido lo que deseaba, asi que le encomendó el vino y otra ración de ostras, todo aquello sin despegar la mirada de Aren.
-No me conoce...- dijó cuando este se marcho nuevamente, inclinado un poco hacia adelante para que su voz solo fuera audible por el -No sabe quien soy....ni sabe lo que he hecho...solo ha visto esa parte de mi, esa rabia, esa ira...esos deseos de causar dolor... parte de la cual no estoy orgulloso...- se inclinó nuevamente hacia adetras -Asi que no tolerare juicio alguno....- relajó su semblante segundos despues incluso mostro una ligera sonrisa de sus labios carnosos curvados.
-Dese la tarea de conocerme antes lanzar afirmaciones a ciegas, Aren. Dudo que este aqui solo por las orgiasticas ostras. ¿No es eso?.- alzó ligeramente el menton asi como la ceja castaña clara izquierda. Afortunadamente la tension fue ligeramente rota por el camarero que ya trajo las bebidas. Al señor moreno un martini y al castaño claro la botella de vino y la copa la cual sirvio ceremoniosamente.
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Aren soportó la lluvia de hielo, el gélido salpicar de las palabras de Sean que como dagas fueron lanzadas, directas a matar, por lo visto era capaz de usar aquella lengua suya ten educada para joderte sin moverse de su asiento, apuntaba al corazón y no se contenía, tiraba a matar. Aren estuvo en la disyuntiva de si echarse a reír por aquel giro de los acontecimientos en menos de dos segundo o hacer arder la mesa y transformar a todos lo que estaban en aquella sala en unos caniches y relagárselos a Sean como muestra de su gran "aprecio". Lo de las rosas lo hizo entrecerrar los ojos peligrosamente, bastante tuvo con ser el que pusiera el trasero como para recordárselo, golpeó su orgullo de hombre hasta los cimientos.
Se inclinó hacia adelante para escuchar sus palabras, silbando entre sus dientes, puede que se hubiera equivocado, puede que Sean no fuera una pantera, puede que fuera una cobra, algún tipo de serpiente porque ahora mismo le estaba inyectando veneno a pequeños mordiscos y Aren se contuvo para no agarrar un tenedor y dejarle si ese orgullo que tanto mostraba. La tensión entre ambos comenzó a arremolinarse palpablemente, despues de todo ambos eran criaturas de poder y estaban comenzando a saltar las chispas. Al camarero le tembló ligeramente los dedos mientras servía el vino a Sean y se apreseró a retirarse, empapado en sudor.
-Tú, tú, tú...ya veo.-Aren cogió la copa de martinia y bebió un sorbo-Claro que no te conozco, solo estuvimos unas horas juntos aunque admito que fueron muy intensas. Pero ya que te encanta llenarte la boca de palabras te diré que tampoco tú me conoces a mi, no sabes nada de mi, ni de mi pasado, ni de lo que he vivido...así que lo que a ti te parece un disculpa de rodillas a mi me puede parecer que prefieres pasar página en dos segundos con los menos efectos colaterales posibles. Y si no quieres que te juzguen, desde luego no me juzgues a mi porque sé que eso has hecho, en tu soberbia de creer que puedes ya conocerme o predecir todos mis movimientos.
Sonrió y el verde de sus ojos se arremolinó-Y las rosas no son mis flores preferidas y preferirías que no me compararas con una mujer, ya pudiste comprobar que no lo soy.-bebió otro sorbo-obvio que quieres olvidar esto cuanto antes y son varias las razones que me han traído a esta ciudad tan...repulsiva en ciertos aspecto, aquí la corriente de magía está pervertida pero eso no lo sientes tú, claro. Una de las razones eres tú, Sean.-el camarero se acercó y sirvió las otras en los platos de ambos-y otra los demonios, ando de caza.-se inclinó sobre su plato-probemos el manjar que me hará olvidar que perdí mi virginidad..-y rió suavemente, en el fondo, era un estúpido anacronismo lo de su virginidad pero eso provocó efectos no esperados por él.
Se inclinó hacia adelante para escuchar sus palabras, silbando entre sus dientes, puede que se hubiera equivocado, puede que Sean no fuera una pantera, puede que fuera una cobra, algún tipo de serpiente porque ahora mismo le estaba inyectando veneno a pequeños mordiscos y Aren se contuvo para no agarrar un tenedor y dejarle si ese orgullo que tanto mostraba. La tensión entre ambos comenzó a arremolinarse palpablemente, despues de todo ambos eran criaturas de poder y estaban comenzando a saltar las chispas. Al camarero le tembló ligeramente los dedos mientras servía el vino a Sean y se apreseró a retirarse, empapado en sudor.
-Tú, tú, tú...ya veo.-Aren cogió la copa de martinia y bebió un sorbo-Claro que no te conozco, solo estuvimos unas horas juntos aunque admito que fueron muy intensas. Pero ya que te encanta llenarte la boca de palabras te diré que tampoco tú me conoces a mi, no sabes nada de mi, ni de mi pasado, ni de lo que he vivido...así que lo que a ti te parece un disculpa de rodillas a mi me puede parecer que prefieres pasar página en dos segundos con los menos efectos colaterales posibles. Y si no quieres que te juzguen, desde luego no me juzgues a mi porque sé que eso has hecho, en tu soberbia de creer que puedes ya conocerme o predecir todos mis movimientos.
Sonrió y el verde de sus ojos se arremolinó-Y las rosas no son mis flores preferidas y preferirías que no me compararas con una mujer, ya pudiste comprobar que no lo soy.-bebió otro sorbo-obvio que quieres olvidar esto cuanto antes y son varias las razones que me han traído a esta ciudad tan...repulsiva en ciertos aspecto, aquí la corriente de magía está pervertida pero eso no lo sientes tú, claro. Una de las razones eres tú, Sean.-el camarero se acercó y sirvió las otras en los platos de ambos-y otra los demonios, ando de caza.-se inclinó sobre su plato-probemos el manjar que me hará olvidar que perdí mi virginidad..-y rió suavemente, en el fondo, era un estúpido anacronismo lo de su virginidad pero eso provocó efectos no esperados por él.
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Sin pretenderlo, mientras Aren emponzoñaba mas la situación que el ya habia envenenado, la copa que contenia su vino estalló. Asi de simple. Los cristales se desperdigaron y el liquido mancho parte del mantel, por suerte no su traje. Atrajo las miradas en cuestion de milisegundos. Muchos ojos observando como el híbrido estaba a punto de perder el control. Otra vez.
Sean no era esa persona. ¿Que me estaba pasando? se pregunto. ¿Que justificación tenia para estar tan cabreado con ese hombre? La tension acumulada, aquel reencuentro, la mision en la que estaba embarcado, todo...todo estaba acumulandose sobre sus hombros, que se sentian mas pesados cada vez. Y ahora él, Aren, de cuyas palabras enfrentadas a las mias podian recoger dosis de veneno...no podia mantener su distancia mucho mas tiempo...no podia permitirse tener otro enemigo. Desvió la mirada y cerró los ojos. Escuchó al camarero llegar apresurado para recoger el estropicio, aquel carisimo vino derramado tan alegremente. Escuchó los susurros de esas viejas cotorras, aventurando las posibles causas de tal discusion.
Ambos se recriminaban practicamente lo mismo. No se conocen y hablaban por el otro. Sean tenia sus problemas y Aren seguramente los suyos propios. No habia sido el momento mas idoneo para que ambos se encontraran. Asi que la capa de hielo se fue derritiendo poco a poco...simplemente no podia jugar a esa pequeña guerra.
-Lo siento- volvió a abrir sus parpados, ladeando el rostro parar mirarlo de frente -Lamento si te he molestado y lamento haberme marchado de esa forma tan ruin. Lamento mis palabras, pero no lamento el placer que te provoque y el que me regalaste.- su rostro estaba algo languido, un tanto palido, quizas por la luz que influia en los claro-oscuros de su faz -No...fue liberador en verdad por mucho que me torture la idea de volver a caer...- alzó la mano para impedir que el camarero fuese de nuevo a llevarle otra botella, ya no le apetecia nada el vino.
-Estoy muy cansado, estresado, iracundo, diabolico, frenetico....- una mano repaso sus cabellos castaños -he tenido una semana malisima, y mi error ha sido pagarla contigo...aunque si no lo comprendes no pasa nada.- se encogio ligeramente de hombros, sonrió y lanzó su mano a fin de estrechar la contraria.
-Empecemos de nuevo, mi nombre es Sean O'connor-
Sean no era esa persona. ¿Que me estaba pasando? se pregunto. ¿Que justificación tenia para estar tan cabreado con ese hombre? La tension acumulada, aquel reencuentro, la mision en la que estaba embarcado, todo...todo estaba acumulandose sobre sus hombros, que se sentian mas pesados cada vez. Y ahora él, Aren, de cuyas palabras enfrentadas a las mias podian recoger dosis de veneno...no podia mantener su distancia mucho mas tiempo...no podia permitirse tener otro enemigo. Desvió la mirada y cerró los ojos. Escuchó al camarero llegar apresurado para recoger el estropicio, aquel carisimo vino derramado tan alegremente. Escuchó los susurros de esas viejas cotorras, aventurando las posibles causas de tal discusion.
Ambos se recriminaban practicamente lo mismo. No se conocen y hablaban por el otro. Sean tenia sus problemas y Aren seguramente los suyos propios. No habia sido el momento mas idoneo para que ambos se encontraran. Asi que la capa de hielo se fue derritiendo poco a poco...simplemente no podia jugar a esa pequeña guerra.
-Lo siento- volvió a abrir sus parpados, ladeando el rostro parar mirarlo de frente -Lamento si te he molestado y lamento haberme marchado de esa forma tan ruin. Lamento mis palabras, pero no lamento el placer que te provoque y el que me regalaste.- su rostro estaba algo languido, un tanto palido, quizas por la luz que influia en los claro-oscuros de su faz -No...fue liberador en verdad por mucho que me torture la idea de volver a caer...- alzó la mano para impedir que el camarero fuese de nuevo a llevarle otra botella, ya no le apetecia nada el vino.
-Estoy muy cansado, estresado, iracundo, diabolico, frenetico....- una mano repaso sus cabellos castaños -he tenido una semana malisima, y mi error ha sido pagarla contigo...aunque si no lo comprendes no pasa nada.- se encogio ligeramente de hombros, sonrió y lanzó su mano a fin de estrechar la contraria.
-Empecemos de nuevo, mi nombre es Sean O'connor-
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Cuando el fino cristal se astilló entre los dedos y luego saltó al aire en una llovizna brillante, Aren no se alteró pero sí cambió ligeramente de postura y su mano derecha abandonó la mesa para bajar y comenzar a colocar los dedos en la postura adecuada para lanzar un ataque elemente en el caso de que Sean se descontrolara por completo. No podía darle el benefecio de la duda si el híbrido decidía usar la fuerza, sabía lo tremendamente poderoso que era, un golpe lo podría reducir a un amasijo de huesos rotos, Sean tenía un físico de vampiro, una enorme resistencia pero él era meramente un humano y su cuerpo era frágil pese a la magía que corría por sus venas.
El vino manchó el impoluto mantel pero Aren no se permitió ninguna distracción, sus ojos no se apartaban de aquel rostro masculino, cincelado como el de una escultura griega, una belleza viril y clásica. Y así pudo asistir al cambio, aquello lo maravillo, pudo ever como Sean se relajaba, el hielo que parecía tenerlo congelado, aprisionado, se derritió, permtiendo que Aren viera al hombre que estaba bajo él, que se desnudara delante de él sin quitarse la ropa, mostrando la piel del corazón. Aren relajó los dedos, despacio y se inclinó levemente para escuchar sus palabras, ahora había sinceridad, era completamente diferente, apartó su fomalidad y se dirigió directamente a él, solo a él. Revelando que lo que sintió con él fue algo...maravilloso a su manera y eso lo conmovió, logrando que la acidez que guardaba dentro se fuera diluyendo.
Los ojos de Aren destellaron con fuerza, de forma antinatural, los posó en la mano que se alargaba hacia él en un gesto de confianza, la promesa de otro principio para ellos dos. Aren suspiró silenciosamente y sonrió.
-Sean, lamento haberte dicho algunas cosas, otras no tanto..-sonrió ampliamente-pero quiero que sepas que no he venido a perdir que me compenses nada porque yo disfruté esos momentos que me diste y no los olvidaré.-entonces extendió su mano derecha y cogió la de Sean, apretándola con firmeza-Me llamo Aren Payens.-sus dedos eran largos y cuando los apartó, acarició la palma de Sean, luego sus dedos hasta las yemas y volvió a colocarlos sobre la copa, mirándolo profundamente.
-¿Qué lo que turba tu sueño y te tiene en este estado?-al parecer su híbrido tenía problemas pero no le diría que era "suyo" con una copa rota era más que suficiente.
El vino manchó el impoluto mantel pero Aren no se permitió ninguna distracción, sus ojos no se apartaban de aquel rostro masculino, cincelado como el de una escultura griega, una belleza viril y clásica. Y así pudo asistir al cambio, aquello lo maravillo, pudo ever como Sean se relajaba, el hielo que parecía tenerlo congelado, aprisionado, se derritió, permtiendo que Aren viera al hombre que estaba bajo él, que se desnudara delante de él sin quitarse la ropa, mostrando la piel del corazón. Aren relajó los dedos, despacio y se inclinó levemente para escuchar sus palabras, ahora había sinceridad, era completamente diferente, apartó su fomalidad y se dirigió directamente a él, solo a él. Revelando que lo que sintió con él fue algo...maravilloso a su manera y eso lo conmovió, logrando que la acidez que guardaba dentro se fuera diluyendo.
Los ojos de Aren destellaron con fuerza, de forma antinatural, los posó en la mano que se alargaba hacia él en un gesto de confianza, la promesa de otro principio para ellos dos. Aren suspiró silenciosamente y sonrió.
-Sean, lamento haberte dicho algunas cosas, otras no tanto..-sonrió ampliamente-pero quiero que sepas que no he venido a perdir que me compenses nada porque yo disfruté esos momentos que me diste y no los olvidaré.-entonces extendió su mano derecha y cogió la de Sean, apretándola con firmeza-Me llamo Aren Payens.-sus dedos eran largos y cuando los apartó, acarició la palma de Sean, luego sus dedos hasta las yemas y volvió a colocarlos sobre la copa, mirándolo profundamente.
-¿Qué lo que turba tu sueño y te tiene en este estado?-al parecer su híbrido tenía problemas pero no le diría que era "suyo" con una copa rota era más que suficiente.
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Suspiró largamente, mas tranquilo en cuanto Aren recapacito y acepto sus sinceras disculpas. Ciertamente no lo conocia, pero si lo suficiente como para saber que las formalidades con el eran mas molestas que muestras de educación. Fruncia el ceño si Sean le hablaba de usted y se tensaba si usaba complicadas palabras ornamentales. El hibrido en cambio estaba acostumbrado, pero por ahora, y para evitar mas controversias, deberia hacer un esfuerzo. Estrechó la mano con firmeza, coincidian en que aquella experiencia habia sido mas enriquecedora de lo que el hibrido pensaba. Tras la tormenta llegó la calma y Aren pregunto por los problemas que arrastraba el castaño.
Por donde empezar, pensó. Su preocupacion mas potente era aquella que aun no habia asimilado, esa situacion que no podia manejar y que le superaba. Era una cuestion demasiado personal asi que, quizas si ambos terminaban confiando el uno en el otro pudiera explicarle. La cuestion mas urgente era el tema de los orfanatos. Que Aren apareciera así de repente, fue algo positivo, pues ahora que parecian entenderse un poco mejor, podria pedirle sin sentirse un gran capullo lo que le diria a continuacion.
-Necesito tu ayuda Aren. Necesito tu magia para colaborar en un proyecto en el que me he volcado.- su voz sonó tan tranquila como solia, llena de ricos matices varítonos y graves -Deseo prorpocionar una oportunidad de superviviencia a niños huerfanos. Algunos son hijos de seres sobrenaturales, poseen poderes que aun duermen, pero que son gran reclamo para viles demonios. He invertido mucho capital en constuir para ellos un lugar seguro...pero ambos sabemos que no hay muro que puedan detener a esos seres....y me preocupa...- hizo una pausa sintiendo la garganta seca, asi que alargo la mano y tomó la copa de martini que aun Aren no habia probado. Fue algo atrevido sin duda, pero intuyó que no le molestaria demasiado, asi que tomó un trago, suficiente como para aclarar la voz.
-Me he pasado noches enteras pensando, sopesando pros y contras...por cada solucion, salen mil problemas. Comienzo a pensar que mi esfuerzo esta resultando inutil.- añadió con un deje melancólico, silenciandose en cuanto el camarero se acerco con los platos de ostras. Lucian verdaderamente exquisitos, aunque a Sean se le habia mermado el hambre. Eran lustrosas, enormes y gelatinosas. La salsa que las cubria tenia un tinte dorado, seguramente contendria particulas de oro, en pocas cantidades, lo justo para no ser toxicas al cuerpo humano. Desde luego era una exquisitez...seria una seria falta de respeto no probarlas al menos.
Por donde empezar, pensó. Su preocupacion mas potente era aquella que aun no habia asimilado, esa situacion que no podia manejar y que le superaba. Era una cuestion demasiado personal asi que, quizas si ambos terminaban confiando el uno en el otro pudiera explicarle. La cuestion mas urgente era el tema de los orfanatos. Que Aren apareciera así de repente, fue algo positivo, pues ahora que parecian entenderse un poco mejor, podria pedirle sin sentirse un gran capullo lo que le diria a continuacion.
-Necesito tu ayuda Aren. Necesito tu magia para colaborar en un proyecto en el que me he volcado.- su voz sonó tan tranquila como solia, llena de ricos matices varítonos y graves -Deseo prorpocionar una oportunidad de superviviencia a niños huerfanos. Algunos son hijos de seres sobrenaturales, poseen poderes que aun duermen, pero que son gran reclamo para viles demonios. He invertido mucho capital en constuir para ellos un lugar seguro...pero ambos sabemos que no hay muro que puedan detener a esos seres....y me preocupa...- hizo una pausa sintiendo la garganta seca, asi que alargo la mano y tomó la copa de martini que aun Aren no habia probado. Fue algo atrevido sin duda, pero intuyó que no le molestaria demasiado, asi que tomó un trago, suficiente como para aclarar la voz.
-Me he pasado noches enteras pensando, sopesando pros y contras...por cada solucion, salen mil problemas. Comienzo a pensar que mi esfuerzo esta resultando inutil.- añadió con un deje melancólico, silenciandose en cuanto el camarero se acerco con los platos de ostras. Lucian verdaderamente exquisitos, aunque a Sean se le habia mermado el hambre. Eran lustrosas, enormes y gelatinosas. La salsa que las cubria tenia un tinte dorado, seguramente contendria particulas de oro, en pocas cantidades, lo justo para no ser toxicas al cuerpo humano. Desde luego era una exquisitez...seria una seria falta de respeto no probarlas al menos.
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Aren se rescotó ligeramente hacia atrás, escuchando pero no tanto sus palabras como leyendo en su rostro, palpando su energía, su aura y sus emociones a través del lazo que ahora estaba entre ellos y que Sean no sabía que existía, de momento eso lo guardaría en secreto de momento, no tenía por qué saber que no había habido opciones para él por mucho que aparentera que estaba allí por libre albedrío algo que el mundo de la magía era una mera ilusión y aferrarse a ella podría costarte la vida. Aren vivía conforme a las normas de la hechiceria y sabía que por todo poder, se pagaba un gran precio, sobre todo los mortales como él que aspiraban a ser como los dioses pero que jamás podrían alcanzarlos. Delante de él tenia a uno, Sean era poderoso, nació así a pesar de que su herencia parecía acarrearle dolor.
Sus palabras los sorprendieron, al parecer estaba intentando arreglar el mundo, ayudar a los más desfavorecidos. Estrechó sus ojos ante la mención de los demonios y no hizo gesto alguno de impedir que bebiera de su copa, solo observó como la nuez de adam se movía en aquel cuello y apartó la vista, no era momento de distracciones, de sentirse tentado a hacer algo, de olvidarse de las palabras y las preocupaciones para hacer algo que deseaba desde hace dos meses, se contuvo aunque el aroma que manó de su cuerpo cambió, sutilmente, ahora era vainilla pero una vainilla picante. Niños...Aren ladeó el rostro ahora, desde que el lazo se había establecido entre ellos, se sentía más humano de nuevo y volvía a tener más afinidad con su especie, especialmente con aquellos que no podían protegerse a si mismos y que aun no eran culpables de nada.
Posó los ojos en plato de ostras, mirándolas, Aren era vegetariano, no comía casi nada animal aunque de vez en cuando se saltara ese régimen de comidas. No hizo gesto alguno, cavilaba, Sean necestaba su ayuda, se lo pedía, él no era un altruiste, nunca lo fue pero tampoco era un ser cruel o sádico...y Sean se lo estaba pidiendo, deseaba aquello y estaba al alcance de su mano proporcionárselo.
-Necesitas una magía poderosa, no la de un simple hechicero de doscientos años, sino la de alguien como yo con más de mil años a sus espaldas.-sonrió y cogió una de las ostras con los dedos, no le interesaba usar los cubiertos-La magía de un vejestorio..-se rió suavemente-de acuerdo, Sean, tendrás mi ayuda. Una defensa activa contra esas criaturas es inútil, la resistencia agresiva solo hace que se obcesionen con el objetivo, se debe ser más astuto y sutil.-la llevó a sus labios y la metió en su boca, masticando despacio, cerró los ojos, saboreando y tragó-deliciosa como decías..-observó que no tocaba las suyas, se estiró sobre la mesa y cogió una entre sus dedos, la acercó a sus labios-come, mañana iremos a los orfanatos de tus protegidos y necesito que estés fuerte, cuando haga esa hechicería no podré protegerme a mi mismo, come.-lo miró a los ojos, no le importaban las miradas sobre ellos dos, ni los cuchicheos, uno no se pasaba tres mil años por el mundo si no aprendía a desprenderse de la dependencia de la mera oponión de los demas cuando algo no era aprobado socialmente.
Sus palabras los sorprendieron, al parecer estaba intentando arreglar el mundo, ayudar a los más desfavorecidos. Estrechó sus ojos ante la mención de los demonios y no hizo gesto alguno de impedir que bebiera de su copa, solo observó como la nuez de adam se movía en aquel cuello y apartó la vista, no era momento de distracciones, de sentirse tentado a hacer algo, de olvidarse de las palabras y las preocupaciones para hacer algo que deseaba desde hace dos meses, se contuvo aunque el aroma que manó de su cuerpo cambió, sutilmente, ahora era vainilla pero una vainilla picante. Niños...Aren ladeó el rostro ahora, desde que el lazo se había establecido entre ellos, se sentía más humano de nuevo y volvía a tener más afinidad con su especie, especialmente con aquellos que no podían protegerse a si mismos y que aun no eran culpables de nada.
Posó los ojos en plato de ostras, mirándolas, Aren era vegetariano, no comía casi nada animal aunque de vez en cuando se saltara ese régimen de comidas. No hizo gesto alguno, cavilaba, Sean necestaba su ayuda, se lo pedía, él no era un altruiste, nunca lo fue pero tampoco era un ser cruel o sádico...y Sean se lo estaba pidiendo, deseaba aquello y estaba al alcance de su mano proporcionárselo.
-Necesitas una magía poderosa, no la de un simple hechicero de doscientos años, sino la de alguien como yo con más de mil años a sus espaldas.-sonrió y cogió una de las ostras con los dedos, no le interesaba usar los cubiertos-La magía de un vejestorio..-se rió suavemente-de acuerdo, Sean, tendrás mi ayuda. Una defensa activa contra esas criaturas es inútil, la resistencia agresiva solo hace que se obcesionen con el objetivo, se debe ser más astuto y sutil.-la llevó a sus labios y la metió en su boca, masticando despacio, cerró los ojos, saboreando y tragó-deliciosa como decías..-observó que no tocaba las suyas, se estiró sobre la mesa y cogió una entre sus dedos, la acercó a sus labios-come, mañana iremos a los orfanatos de tus protegidos y necesito que estés fuerte, cuando haga esa hechicería no podré protegerme a mi mismo, come.-lo miró a los ojos, no le importaban las miradas sobre ellos dos, ni los cuchicheos, uno no se pasaba tres mil años por el mundo si no aprendía a desprenderse de la dependencia de la mera oponión de los demas cuando algo no era aprobado socialmente.
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Si alejaba un poco esa preocupacion podria percatarse del dulce aroma que manaba del hechicero. Como la primera vez que se vieron, aquel aroma polivalente, captador de tantas esencias cada cual mas embaucadora y agradable que la anterior, llego a el como una fresca corriente de primavera. Trajo recuerdos esas esencias, el sabor de la sangre, el placer de hundir los dientes en tan suave y calida piel....podria desviarse, mandar al cuerno todos aquellos artifices, pero seria demasiado egoista, no podia permitirselo ahora mismo. Sin embargo Aren lo tentaba, de una manera o de otra, tomandose unas confianzas mas propias de una pareja que de dos seres que establecian algun tipo de acuerdo.
Suspiro una vez Aren accedió a su propuesta, suspiro de alivio y sintio que la tension de sus hombros se disipaba un poco asi como el embotamiento de su cabeza. Esbozo una sonrisa, abrió los labios y se inclino hacia adelante para captar aquella ostra de los morenos dedos del hechicero, rozando la yema de estos al tiempo. Degusto el manjar, la suave carne con ese aroma de mar y la salsa dorada que le daba un punto picante, justo para hacer de la comida una exquisitez.
-Gracias- susurro una vez habia tomado el bocado -Aunque para fortalecerme de veras, necesitaria algo mas..fuerte.- indicó con sutileza, claro, la sangre era lo que realmente lo fortalecia, lo que lo hacia brillar, aunque no literalmente.
-Como podira agradecer tu ofrecimiento...significa mucho para mi.- relame sus labios furtivamente, aun tenian impregnados ese sabor exotico. Unos cosquilleos de placer que se originaron en el paladar descienden por la garganta y confluyen a otras terminaciones traduciendose en un placentero escalofrio.
-Aren..te pedire algo mas.- susurro en voz baja inclinando nuevamente un poco hacia adelante. Sus ojos conectaron, brillaban por la humedad que contenian las orbes aguamarinas -Necesito que vengas conmigo, esta noche. Buscare aquello que realmente me fortalezca y deberas impedir que pierda los papeles. Se que sabras como hacerlo- se acomoda nuevamente en el sillon. Hablaba con sutilezas, pero el mensaje estaba claro. Necesitaba canalizar toda aquella tensión, expulsarla, pues un hombre con dudas y pesares, era tan solo la mitad de si mismo.
Suspiro una vez Aren accedió a su propuesta, suspiro de alivio y sintio que la tension de sus hombros se disipaba un poco asi como el embotamiento de su cabeza. Esbozo una sonrisa, abrió los labios y se inclino hacia adelante para captar aquella ostra de los morenos dedos del hechicero, rozando la yema de estos al tiempo. Degusto el manjar, la suave carne con ese aroma de mar y la salsa dorada que le daba un punto picante, justo para hacer de la comida una exquisitez.
-Gracias- susurro una vez habia tomado el bocado -Aunque para fortalecerme de veras, necesitaria algo mas..fuerte.- indicó con sutileza, claro, la sangre era lo que realmente lo fortalecia, lo que lo hacia brillar, aunque no literalmente.
-Como podira agradecer tu ofrecimiento...significa mucho para mi.- relame sus labios furtivamente, aun tenian impregnados ese sabor exotico. Unos cosquilleos de placer que se originaron en el paladar descienden por la garganta y confluyen a otras terminaciones traduciendose en un placentero escalofrio.
-Aren..te pedire algo mas.- susurro en voz baja inclinando nuevamente un poco hacia adelante. Sus ojos conectaron, brillaban por la humedad que contenian las orbes aguamarinas -Necesito que vengas conmigo, esta noche. Buscare aquello que realmente me fortalezca y deberas impedir que pierda los papeles. Se que sabras como hacerlo- se acomoda nuevamente en el sillon. Hablaba con sutilezas, pero el mensaje estaba claro. Necesitaba canalizar toda aquella tensión, expulsarla, pues un hombre con dudas y pesares, era tan solo la mitad de si mismo.
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Aren se quedó casi hipnotizado cuando Sean se inclinó a coger la ostra de sus dedos, percibió sus labios, tocando la yema de sus dedos, sintió la tentación de acariciar su boca despacio, comprobar de nuevo la suavidad de aquellos gajos tentadores y adentrar entre ellos su dedo para que se lo lamiera con la lengua...esa fantasía fue tan real que logró que se estremeciera en su asiento cuando una corriente erótica resbaló por su toca su columna. Pero en vez de hacerla realidad, retiró los dedos, mirándo como masticaba, como se apretaban aquellas masculina mandíbulas, sonrió y se lamió los dedos despacio para volver a acomodarse en su asiento, escuchándolo, sabía a que se refería, Sean necesitaba sangre, ese era su alimento real, lo demás era lo más parecido a un juego.
Volvió a coger otra ostra, la llevó a sus labios, masticándola de nuevo, suspirando de placer, estrechó sus ojos ante su petición. Dejó de comer, le resultaba curioso que le pidiera eso, estando él delante, podría haberselo pedido a él, beber de su sangre mágica pero prefería ir a cazar fuera, buscar alguna presa anónima y que él controlara que no se volviera un monstruo. Casi rió, ser su niñera durante unas horas cuando podrían haber hecho el amor de nuevo en pocos minutos, era evidente que Sean deseaba comenzar de cero, que el trato entre ellos fuera meramente amistoso parecido al que tenían dos hombres de negocio que mantenían buenas relaciones.
-De acuerdo aunque podrías haber pedido que te diera yo mi sangre.-sonrió, alzó la copa en un gesto, pidiendo otro martini-pero si te atormente perder el control...puedo entenderlo, te acompañaré.-realmente deseaba verlo cazar como el depredador que era en el fondo, a pesar de sus elengates trajes y en el ambiente donde se movía, Sean era una pantera de corazón y las panteras cazaban.
-¿Quieres terminar ese plato o prefieres ir ahora? creo que lo necesitas..-se comió otra más y se bebió de un solo trago toda la copa de martini, dando un profundo suspiro. Volvió a posar los ojos en el rostro atractivo de Sean, echo la silla atrás y se puso en pie, alto y elegante, rodeó la mesa, posó una mano sobre su hombro-vamos...tengo ganas de salir y verte...-el aroma de Aren se hizo más intenso, aroma a madreselva-me llevo otra ostra, me encanta la sensación en el paladar.-la cogio directamente del plato de Sean y se la metió entre sus labios.
Volvió a coger otra ostra, la llevó a sus labios, masticándola de nuevo, suspirando de placer, estrechó sus ojos ante su petición. Dejó de comer, le resultaba curioso que le pidiera eso, estando él delante, podría haberselo pedido a él, beber de su sangre mágica pero prefería ir a cazar fuera, buscar alguna presa anónima y que él controlara que no se volviera un monstruo. Casi rió, ser su niñera durante unas horas cuando podrían haber hecho el amor de nuevo en pocos minutos, era evidente que Sean deseaba comenzar de cero, que el trato entre ellos fuera meramente amistoso parecido al que tenían dos hombres de negocio que mantenían buenas relaciones.
-De acuerdo aunque podrías haber pedido que te diera yo mi sangre.-sonrió, alzó la copa en un gesto, pidiendo otro martini-pero si te atormente perder el control...puedo entenderlo, te acompañaré.-realmente deseaba verlo cazar como el depredador que era en el fondo, a pesar de sus elengates trajes y en el ambiente donde se movía, Sean era una pantera de corazón y las panteras cazaban.
-¿Quieres terminar ese plato o prefieres ir ahora? creo que lo necesitas..-se comió otra más y se bebió de un solo trago toda la copa de martini, dando un profundo suspiro. Volvió a posar los ojos en el rostro atractivo de Sean, echo la silla atrás y se puso en pie, alto y elegante, rodeó la mesa, posó una mano sobre su hombro-vamos...tengo ganas de salir y verte...-el aroma de Aren se hizo más intenso, aroma a madreselva-me llevo otra ostra, me encanta la sensación en el paladar.-la cogio directamente del plato de Sean y se la metió entre sus labios.
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Alzo ambas cejas sorprendido por su aclaracion y se pregunto hasta que punto tenia influencia sobre Aren y ¿Viceversa?. Desde que lo vió entrar el comedor supo que habia algo extraño entre ambos, algo mas alla de una evidente atracción. Era como un tira y afloja entre ambos seres. Uno avanzaba, el otro frenaba...Sean era el que frenaba., de forma inconsciente, pero lo hacia. Aren mas atrevido despedia ese aroma, su mirada mas insidiosa, tentandolo una y otra vez. Puede que la comida ayudase a que el hibrido viera la situacion de una manera equivocada. Resistirse jamas le habia resultado tan dificil.
La sangre afrutada y dulce del hechicero podria ser un buen postre y no descartaria la opcion de pegarse un homenaje, cuando su hambre inicial hubiera sido saciada. Lo cierto es que si bebia ahora de él, puede que sus acciones fueran demasiado fatales y por ello la precaucion. Apoyo el codo en la mesa y acaricio con la mano su barbilla suave y sin bello, se ocupaba todas las mañanas de rasurarsela y de acondicionar la piel. Sin apartar la mirada del hechicero acaricio sus labios con el pulgar, observando como comia las ostras, una tras otra. Para un mortal tenian un fuerte afrodisiaco, algo que en definitiva no le hacia falta al moreno. Para Sean el afrodisiaco era la sangre y se relamia ya, pensando en probarla, pese a que le daba espacio y tiempo a Aren para que cenase tranquilo.
Una vez termino, el moreno fue hacia Sean y tomó otra ostra del plato de este en donde quedaban dos mas. Apenas si se habia comido una. Antes de que retirase la mano por completo sujeto la muñeca e inclino su rostro acercandolo muy despacio. Degusto visualmente las venillas azules que contenian tan grato elixir y rozo con la nariz la piel, absorviendo aquel olor natural. La antesala del frenesí de la caza. Alzó los ojos, un brillo peligroso bullia en ellos y se levanto poco despues.
-Vamos.- dijo unicamente con algo de ronquedad, aunque aun tenia aquella muñeca aferrada.
Tomó la ultima ostra y la llevo a los labios del hechicero, presionando la humeda suavidad contra la otra suavidad mas candente -Es de mala educacion tirar la comida- susurro mientras Aren masticaba. Inspiró profundamente y solto el agarre para tomar la cartera que tenia bajo la chaqueta. Sustrajo una elevada cantidad de dinero y la dejó sobre el platillo plateado.
Caminar hasta la puerta que daba a la salida del hotel jamas le resulto tan excitante. Tras dias encerrado, siendo él un espiritu aventurero y nomada, salir al exterior era como una liberación de si mismo. Los problemas quedaron puertas para dentro, mas tarde se los echaria encima. Ahora la noche era del cazador y la pantera necesitaba su ración de carne.
La sangre afrutada y dulce del hechicero podria ser un buen postre y no descartaria la opcion de pegarse un homenaje, cuando su hambre inicial hubiera sido saciada. Lo cierto es que si bebia ahora de él, puede que sus acciones fueran demasiado fatales y por ello la precaucion. Apoyo el codo en la mesa y acaricio con la mano su barbilla suave y sin bello, se ocupaba todas las mañanas de rasurarsela y de acondicionar la piel. Sin apartar la mirada del hechicero acaricio sus labios con el pulgar, observando como comia las ostras, una tras otra. Para un mortal tenian un fuerte afrodisiaco, algo que en definitiva no le hacia falta al moreno. Para Sean el afrodisiaco era la sangre y se relamia ya, pensando en probarla, pese a que le daba espacio y tiempo a Aren para que cenase tranquilo.
Una vez termino, el moreno fue hacia Sean y tomó otra ostra del plato de este en donde quedaban dos mas. Apenas si se habia comido una. Antes de que retirase la mano por completo sujeto la muñeca e inclino su rostro acercandolo muy despacio. Degusto visualmente las venillas azules que contenian tan grato elixir y rozo con la nariz la piel, absorviendo aquel olor natural. La antesala del frenesí de la caza. Alzó los ojos, un brillo peligroso bullia en ellos y se levanto poco despues.
-Vamos.- dijo unicamente con algo de ronquedad, aunque aun tenia aquella muñeca aferrada.
Tomó la ultima ostra y la llevo a los labios del hechicero, presionando la humeda suavidad contra la otra suavidad mas candente -Es de mala educacion tirar la comida- susurro mientras Aren masticaba. Inspiró profundamente y solto el agarre para tomar la cartera que tenia bajo la chaqueta. Sustrajo una elevada cantidad de dinero y la dejó sobre el platillo plateado.
Caminar hasta la puerta que daba a la salida del hotel jamas le resulto tan excitante. Tras dias encerrado, siendo él un espiritu aventurero y nomada, salir al exterior era como una liberación de si mismo. Los problemas quedaron puertas para dentro, mas tarde se los echaria encima. Ahora la noche era del cazador y la pantera necesitaba su ración de carne.
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Aren no había previsto aquel movimiento de Sean, sintió sus fuertes dedos que agarraban su muñeca y lo obligaban a inclinarse hacia delante, los cabellos castaños del hechicero se apretaron contra su rostro donde sus ojos destellaron al ver como Sean acercaba la nariz y acariciaba la tersa piel con la nariz, un suspiro bajo, trémulo manó de los labios de Aren cuando hizo eso, el aliento del híbrido rodó por todo su antebrazo, logrando que los pezones se pusieran duros bajo camisa. Inspiró profundamente, Sean volvía a cambiar ante sus ojos, ahora, pasional, controladamente intenso pero muy peligroso, el depredador estaba despertando, la pantera bosteza, se estiraba y abría sus ojos, ya había llegado su momento, tras muchos días dormida, en el fondo del ser de Sean, ahora volvía a estar en libertad y aprovecharía la noche. El lazo mágico olbigó a Aren a quedarse quieto mientras el híbrido se ponía en pie, a su lado, notó el calor que desprendía el musculoso cuerpo.
Sus ojos se encontraron, quedándose prendados el uno del otro, Aren abrió sus labios y permitió que colara entre ellos la última ostra, ahora sentía mucho más calor que antes y el perfume que desprendía su morena piel era más y más intenso,más exótico y sensual, algo que no podía controlar por mucho que quisiera o lo hubiera intentado. Masticó despacio, a posta, para no romper aun el contacto entre ellos dos, sintiendo los dedos que aun lo aferraban como si no quisieran dejarlo escapar. Sean aflojó la presa, Aren echó la mano hacia atrás, aun escrutándolo, sin escuchar las voces que se habian alzado en torno a ellos como un rumor de agua, evidente que la acción entre ambos no paso desapercibida, varias damas mostraban los colores en el rostro y se abanicaban.
Aren lo siguió, tranquilamente, de hecho antes de salir por las puertas acristaladas, se despojó de la chaqueta y la lanzó sobre el mostrador de la recepción haciendo que Robert gruñera pero sin atraverse a replicar. Cuando se encontró fuera, respiró profundamente, sintiendo el aire de la noche que acariciaba su rostro, la camisa de seda verde ondeó en torno a su torso y abrió los dos primeros botones para mostrar su cuello y su clavícula, el inicio de su pecho.
Bajó las escaleras con ligereza y se puso al lado de Sean, sus ojos verdes ahora parecían iluminados desde dentro como los de un gato.-¿Buscas una presa en particular?..-ladeó el rostro hacia él-porque siento varias presencias a dos manzanas...tienen algo de poder si eso deseas, quizás algún demonio menor o quizás un metamorfo..-no creía que la mera sangre humana bastara para saciar a Krusnik, debía ser algo más poderoso que satisfaciera ese apetito abismal, ese ansía tan oscura como temible.
Aren sonrió y se adelantó a él, no caminó de repente pareció moverse mas deprisa, corriendo entre los callejones que medida que se apartaban del hotel se volvian menos luminosos, había muchas mansiones en aquella colinas y no sería extraño que alguna de ellas se estuviera dando alguna fiesta depravada, lujosa y decadente, por supuesto, allí habría seres sobrenaturales, abundanban, incluso algún que otro vampiro. Aren se detuvo cerca de un muro, escuchando la alta música al otro lado, la muralla rodeaba una gran casa.
Sus ojos se encontraron, quedándose prendados el uno del otro, Aren abrió sus labios y permitió que colara entre ellos la última ostra, ahora sentía mucho más calor que antes y el perfume que desprendía su morena piel era más y más intenso,más exótico y sensual, algo que no podía controlar por mucho que quisiera o lo hubiera intentado. Masticó despacio, a posta, para no romper aun el contacto entre ellos dos, sintiendo los dedos que aun lo aferraban como si no quisieran dejarlo escapar. Sean aflojó la presa, Aren echó la mano hacia atrás, aun escrutándolo, sin escuchar las voces que se habian alzado en torno a ellos como un rumor de agua, evidente que la acción entre ambos no paso desapercibida, varias damas mostraban los colores en el rostro y se abanicaban.
Aren lo siguió, tranquilamente, de hecho antes de salir por las puertas acristaladas, se despojó de la chaqueta y la lanzó sobre el mostrador de la recepción haciendo que Robert gruñera pero sin atraverse a replicar. Cuando se encontró fuera, respiró profundamente, sintiendo el aire de la noche que acariciaba su rostro, la camisa de seda verde ondeó en torno a su torso y abrió los dos primeros botones para mostrar su cuello y su clavícula, el inicio de su pecho.
Bajó las escaleras con ligereza y se puso al lado de Sean, sus ojos verdes ahora parecían iluminados desde dentro como los de un gato.-¿Buscas una presa en particular?..-ladeó el rostro hacia él-porque siento varias presencias a dos manzanas...tienen algo de poder si eso deseas, quizás algún demonio menor o quizás un metamorfo..-no creía que la mera sangre humana bastara para saciar a Krusnik, debía ser algo más poderoso que satisfaciera ese apetito abismal, ese ansía tan oscura como temible.
Aren sonrió y se adelantó a él, no caminó de repente pareció moverse mas deprisa, corriendo entre los callejones que medida que se apartaban del hotel se volvian menos luminosos, había muchas mansiones en aquella colinas y no sería extraño que alguna de ellas se estuviera dando alguna fiesta depravada, lujosa y decadente, por supuesto, allí habría seres sobrenaturales, abundanban, incluso algún que otro vampiro. Aren se detuvo cerca de un muro, escuchando la alta música al otro lado, la muralla rodeaba una gran casa.
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Cerró los ojos y lleno de aire sus pulmones. Hacia una humedad nocturna, habria llovido recientemente. Podia percibir el olor de la naturaleza del parque mas cercano asi como otros tantos olores entremezclados, unos mas agradables que otros, pero entre ellos predominaba la sangre. El frio era tal que calaba los huesos y aun caian pequeñas gotitas del cielo oscuro indicando que posiblemente lloviznara otra vez. Particularmente disfrutaba de ese fenómeno atmosferico, ya fuera contemplandola a través de los cristales de la suite como empapandose el rostro y el cuerpo con ella. Ladeó el rostro para encontrarse a su acompañante. Ambos habian divisado lo mismo, no mucho mas lejos de donde se encontraban habia una acumulacion importante, que no llamo demasiado su atencion. Sean preferia cazar a una presa en concreto y no entrar en un buffet libre en el cual pudiera salir mal parado si se enfrentaba a algun demonio de casta superior.
No debia olvidarse de que Aren lo acompañaba, asi que la idea de entrar en una fiesta privada fue rechazada de inmediato mucho antes de que el hechicero tomara la iniciativa y se acercara movido por la curiosidad tipica de un felino. Sean lo siguió de cerca deteniendose a su lado de nuevo, afilando la mirada para discernir las figuras que se encontraban en el interior de esa alejada mansion, una de las tantas en aquellas colinas.
Apretó el hombro de Aren y lo acercó a el. -No- negó con el rostro inclusive e hizo un movimiento con la cabeza indicando la dirección contraria -Mi presa es un vampiro relativamente joven y se encuentra en la otra direccion. Se mueve deprisa...vamos- aclaró dando media vuelta, caminando un par de pasos antes de desaparecer amparado por una velocidad altisima. En lugar de correr o levitar parecia que fluia conforme el entorno se presentaba frente a él y se detuvo cerca de unos residenciales decrepitos en donde solo moraban vagabundos, drogadictos y prostitutas, la carne selecta de todo vampiro.
Cerro los ojos y se centro en su olfato, captando de inmediato la esencia de la presa. Cuando abrió los ojos la localizo tambien con la vista. Esta se encontraba entretenida, succionandole el cuello a un mendigo, ignorando que era vigilada, totalmente extasiada en su particular frenesi. Rondaria por el siglo y era una persona deleznable, como los vampiros que nacian en este siglo. Parecian mas alimañas que caminantes nocturnos y Sean no guardaba respeto alguno por ellos.
Esperó a que Aren llegara a su lado y cuando lo hizo señalo la situacion de la criatura, de la mujer de rubios cabellos y oscuras vestimentas.
-No me pierdas de vista.- susurro, sugerió, para luego darle la espalda y caminar hacia la joven rubia. Esta apenas se percato de una presencia non grata se despojó de la victima, jadeó expantada y emprendió la rapida huida. Como la clásica escena de dibujos animados, queria ser el rato...asi que a Sean no le quedó mas remedio que ser el gato. El gato que se movia veloz, sorteando obstaculos con elegancia y agilidad, un gato que ya asomaba los colmillos, cuyo rostro se encontraba ligeramente deformado por el ansia.
No debia olvidarse de que Aren lo acompañaba, asi que la idea de entrar en una fiesta privada fue rechazada de inmediato mucho antes de que el hechicero tomara la iniciativa y se acercara movido por la curiosidad tipica de un felino. Sean lo siguió de cerca deteniendose a su lado de nuevo, afilando la mirada para discernir las figuras que se encontraban en el interior de esa alejada mansion, una de las tantas en aquellas colinas.
Apretó el hombro de Aren y lo acercó a el. -No- negó con el rostro inclusive e hizo un movimiento con la cabeza indicando la dirección contraria -Mi presa es un vampiro relativamente joven y se encuentra en la otra direccion. Se mueve deprisa...vamos- aclaró dando media vuelta, caminando un par de pasos antes de desaparecer amparado por una velocidad altisima. En lugar de correr o levitar parecia que fluia conforme el entorno se presentaba frente a él y se detuvo cerca de unos residenciales decrepitos en donde solo moraban vagabundos, drogadictos y prostitutas, la carne selecta de todo vampiro.
Cerro los ojos y se centro en su olfato, captando de inmediato la esencia de la presa. Cuando abrió los ojos la localizo tambien con la vista. Esta se encontraba entretenida, succionandole el cuello a un mendigo, ignorando que era vigilada, totalmente extasiada en su particular frenesi. Rondaria por el siglo y era una persona deleznable, como los vampiros que nacian en este siglo. Parecian mas alimañas que caminantes nocturnos y Sean no guardaba respeto alguno por ellos.
Esperó a que Aren llegara a su lado y cuando lo hizo señalo la situacion de la criatura, de la mujer de rubios cabellos y oscuras vestimentas.
-No me pierdas de vista.- susurro, sugerió, para luego darle la espalda y caminar hacia la joven rubia. Esta apenas se percato de una presencia non grata se despojó de la victima, jadeó expantada y emprendió la rapida huida. Como la clásica escena de dibujos animados, queria ser el rato...asi que a Sean no le quedó mas remedio que ser el gato. El gato que se movia veloz, sorteando obstaculos con elegancia y agilidad, un gato que ya asomaba los colmillos, cuyo rostro se encontraba ligeramente deformado por el ansia.
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Aren se detuvo cuando sintió la mano de Sean sobre su hombro, al parecer prefería que su presa estuviera en solitario, prefería una caza a la vieja uzansa. Siguió sus pasos, notnado que la temperatura comenzaba a bajar más deprisa, sus ojos verdes se alzaron al cielo nocturno, dentro de poco comenzaría a llover, a los gatos no les gustaba mojarse innecesariamente y Aren tampoco, la lluvía en si no era algo molesto, era el frío que se instalaba en todo su cuerpo, tuvo que apartar esos pensamientos a un lado cuando el híbrido de puso de nuevo en movimiento, Sean era rápido a pesar de su altura y gran musculatura, Aren se percató de otro detalle, no hacía ruido, era completamente sigiloso, solo un oído extremedamente fino o sobrenaturla podría captar el roce de la tela sobre la piel, la respiración que no se aceleraba a pesar de estar corriendo, los cabellos que aleteaban contra su rostro.
En los retorcidos callejones ya había localizado a su presa, a Aren ya le estaba costando mantenerse a su ritmo, el hambre volvía más veloz al híbrido, insaciable y ansioso de tener su cuota de sangre. Aren pudo percibir el cambio de la energía de Sean, ahora es más oscura y descontrolada, casi formaba un aura visible en torno a su cuerpo pero todavía mantenía el control, el deseo de sangre comenzaba a apoderarse de todo. Se frenaron bruscamente y Aren vio a la mujer, un vampiro joven, ahora los vampiros no eran lo que fueron, pocos eran antiguos, pocos tenían aquel aura elegante, decadente y poderosa. Actualmente eran vulgares, aburridos, ignorantes y poco sutiles. Sean se aproximó pero ella, con el instinto propio de la especia debió sentir que estaba siendo acechada porque emprendió la huída.
Aren tuvo que hacer uso de su magía para poder ir tras Sean que corría entre los callejones como otra sombra, apenas lo distinguía pero el nexo que unía a él lograba que no lo perdiera de vista. Torció en una esquina cuando escuchó un chillido escalofriante, se detuvo a unos pocos metros, Sean la había atrapado, ella se retorcía, moviendo los brazos espamódicamente, Aren notó que se le aceleraba el corazón, justo en ese momento comenzó a llover. La imagen casi era de pesadilla, las blancas manos se estremecáin y las uñas rojas dejaban estelas escarlatas en el aire, los cabellos rubios alborotados, eran una nube fantasmal y Aren escuchó el gruñido de Sean cuando se inclinó a beber sangre de una forma casi brutal. Aren inspiró...despacio, el frío se fue instalando sobre su cuerpo a medida que se empapaba su camisa de seda, escuchando los sonidos de succión...casi apartó la vista, se sentía violento viendo aquello, era como ver a otro Sean..pero continuaba siendo él, debía creerlo.
En los retorcidos callejones ya había localizado a su presa, a Aren ya le estaba costando mantenerse a su ritmo, el hambre volvía más veloz al híbrido, insaciable y ansioso de tener su cuota de sangre. Aren pudo percibir el cambio de la energía de Sean, ahora es más oscura y descontrolada, casi formaba un aura visible en torno a su cuerpo pero todavía mantenía el control, el deseo de sangre comenzaba a apoderarse de todo. Se frenaron bruscamente y Aren vio a la mujer, un vampiro joven, ahora los vampiros no eran lo que fueron, pocos eran antiguos, pocos tenían aquel aura elegante, decadente y poderosa. Actualmente eran vulgares, aburridos, ignorantes y poco sutiles. Sean se aproximó pero ella, con el instinto propio de la especia debió sentir que estaba siendo acechada porque emprendió la huída.
Aren tuvo que hacer uso de su magía para poder ir tras Sean que corría entre los callejones como otra sombra, apenas lo distinguía pero el nexo que unía a él lograba que no lo perdiera de vista. Torció en una esquina cuando escuchó un chillido escalofriante, se detuvo a unos pocos metros, Sean la había atrapado, ella se retorcía, moviendo los brazos espamódicamente, Aren notó que se le aceleraba el corazón, justo en ese momento comenzó a llover. La imagen casi era de pesadilla, las blancas manos se estremecáin y las uñas rojas dejaban estelas escarlatas en el aire, los cabellos rubios alborotados, eran una nube fantasmal y Aren escuchó el gruñido de Sean cuando se inclinó a beber sangre de una forma casi brutal. Aren inspiró...despacio, el frío se fue instalando sobre su cuerpo a medida que se empapaba su camisa de seda, escuchando los sonidos de succión...casi apartó la vista, se sentía violento viendo aquello, era como ver a otro Sean..pero continuaba siendo él, debía creerlo.
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Cuando la capturo poco mas podia hacer la vampira para salvarse. Sean la retenia con fuerza, alimentandose de su sangre, aprisionandola contra una pared de ese sucio y mal iluminado callejon. Una parte de su mente seguia conteniendo el ansia, a sabiendas de que Aren observaba, impulsandole a beber mas pausadamente, a disfrutar de la sangre mientras la extraia, pero la otra parte, la mas demandante deseaba mas sangre y una sola vampiresa no era suficiente. Una vez al mes, debia saciarse de esta manera. Al estar solo, no se desataba, escrupuloso, vaciaba a un vampiro y retenia sus anhelos y deseos hasta la proxima vez. Al mes siguiente el ansia era mayor y era mas dificil contenerse. Ahora que le habia pedido a aquel hechicero que lo "vigilase" sintió que pudo soltarse en mas de un sentido.
Terminó por arrancar parte del cuello de la victima, dejandola caer como una muñequita rota y alejandose un par de pasos contemplo su hazaña. Su rostro estaba surcado por esas venas rojizas casi negras, que descendian por su fuerte cuello llegando a su corazon y su cuerpo preso de un sin fin de estremecimientos de placer, exigia mas. Volteó el rostro parar mirar al hechicero, su mirada estaba borrosa, las pupilas le temblaban y se habian teñido de negro. Ua mirada, unico enfoque al rostro de Aren para hacerle saber que no pararia tan facilmente.
Impulsivo y voraz, se movió rapido desapareciendo de la escena. Era casi invisible para el ojo humano, dejandose guiar por el olfato que buscaba otro vampiro al cual devorar. Su corazon latia con tanta fuerza y su velocidad era tan grande, una vez habia nutrido sus musculos y sus articulaciones, que sentia que las piernas se le irian por un lado y el cuerpo por otro. De un brincó llegó a los tejados y fue saltando uno a uno hasta descender y caer directamente encima de su presa la cual estaba a su vez devorando el cuello de un mortal.
Arranco al vampiro de su victima lanzandola contra una pared en donde cayo inconsciente y se propino otro festín con aquel macho. Los gritos del vampiro fueron estridentes, tanto que Sean optop por arrancarle las cuerdas vocales a mordiscos. Cuando no podia hacer mas que gemir estupidamente, privado de las fuerzas y cuando sus uñas no podian ya descarnar la espalda de Sean, quedo exánime, languido, medio muerto.... Lo dejó caer y le pisó el pecho, hundiendo la caja toracica bajo el peso de su bota, hasta que sus ojos se tornaron blancos.
Jadeó fuertemente, inclinandose hacia adelante, apoyando las manos sobre sus rodillas flexionadas.
-Arff...arggg...ghhh....- gruñe mientras asimila esa sangre sintiendose ahora lleno, repleto, euforico...pero no calmado. La maldad que habia desatado esa gula no se saciaria con mas sangre vampirica. Estaba excitado, su pene abultaba en buena medida sus pantalones y ahora miraba a esa joven desvanecida en el suelo, aunque con vida, con ojos lujuriosos y asesinos. Se irgió y se acercó a ella despacio, sus piernas parecian dudar de su destino, o quizas era esa estupida parte bondadosa quien las estaba frenando.
"Aren....Aren detenme. Haz algo, detenme!!!"
Esa estupida parte...que echaba a perder su diversion cuando estaba en un punto algido. Sus labios se curvaron en una sonrisa maliciosa y de entre ellos se podian atisbar esos colmillos ensangrentados. Puede que su mente hubiera ahora abandonado aquel cuerpo que ahora estaba descontrolado. Agarró a la joven de los cabellos para levantarla, para despertarla y lo consiguio, sus gritos inundaron el callejon.
Terminó por arrancar parte del cuello de la victima, dejandola caer como una muñequita rota y alejandose un par de pasos contemplo su hazaña. Su rostro estaba surcado por esas venas rojizas casi negras, que descendian por su fuerte cuello llegando a su corazon y su cuerpo preso de un sin fin de estremecimientos de placer, exigia mas. Volteó el rostro parar mirar al hechicero, su mirada estaba borrosa, las pupilas le temblaban y se habian teñido de negro. Ua mirada, unico enfoque al rostro de Aren para hacerle saber que no pararia tan facilmente.
Impulsivo y voraz, se movió rapido desapareciendo de la escena. Era casi invisible para el ojo humano, dejandose guiar por el olfato que buscaba otro vampiro al cual devorar. Su corazon latia con tanta fuerza y su velocidad era tan grande, una vez habia nutrido sus musculos y sus articulaciones, que sentia que las piernas se le irian por un lado y el cuerpo por otro. De un brincó llegó a los tejados y fue saltando uno a uno hasta descender y caer directamente encima de su presa la cual estaba a su vez devorando el cuello de un mortal.
Arranco al vampiro de su victima lanzandola contra una pared en donde cayo inconsciente y se propino otro festín con aquel macho. Los gritos del vampiro fueron estridentes, tanto que Sean optop por arrancarle las cuerdas vocales a mordiscos. Cuando no podia hacer mas que gemir estupidamente, privado de las fuerzas y cuando sus uñas no podian ya descarnar la espalda de Sean, quedo exánime, languido, medio muerto.... Lo dejó caer y le pisó el pecho, hundiendo la caja toracica bajo el peso de su bota, hasta que sus ojos se tornaron blancos.
Jadeó fuertemente, inclinandose hacia adelante, apoyando las manos sobre sus rodillas flexionadas.
-Arff...arggg...ghhh....- gruñe mientras asimila esa sangre sintiendose ahora lleno, repleto, euforico...pero no calmado. La maldad que habia desatado esa gula no se saciaria con mas sangre vampirica. Estaba excitado, su pene abultaba en buena medida sus pantalones y ahora miraba a esa joven desvanecida en el suelo, aunque con vida, con ojos lujuriosos y asesinos. Se irgió y se acercó a ella despacio, sus piernas parecian dudar de su destino, o quizas era esa estupida parte bondadosa quien las estaba frenando.
"Aren....Aren detenme. Haz algo, detenme!!!"
Esa estupida parte...que echaba a perder su diversion cuando estaba en un punto algido. Sus labios se curvaron en una sonrisa maliciosa y de entre ellos se podian atisbar esos colmillos ensangrentados. Puede que su mente hubiera ahora abandonado aquel cuerpo que ahora estaba descontrolado. Agarró a la joven de los cabellos para levantarla, para despertarla y lo consiguio, sus gritos inundaron el callejon.
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Aren llegó apenas por unos segundos, quizás unos instantes más tarde y las manos se Sean se habrían empapado en sangre inocente, su corazón habría cargado con la culpabilidad de deleitarse con la esencia vital de un víctima pero por suerte, el destino, quiso que estuviera en aquel tejado justo a tiempo, a veces las casualiadades encajaban de esa forma perfecta y no quedaba espacio para las dudas. Aren alzó las morenas manos y la muchacha que estaba gritando entre los brazos del híbrido se desvaneció de repente, cambiando de forma, conviertiéndose en una golondrina que alzó el vuelo y se perdió en el cielo nocturno, el hechizo duraría hasta el amanecer pero por suerte, para ella, las golondrinas siempre regresaban a su nido, la chica despertaría en casa, a salvo, desnuda y sin recordar que ocurrió.
El hechicero no se detuvo a contemplar su obra, de sus dedos escaparon unas semillas que golpearon el pecho de Sean, unos brotes de enredaderas lo cubrieron de pies a cabeza, atándolo, reteniédolo para que no se moviera de ese lugar. La raíces se alargaron, afianzándose en el tejado y descendiendo hasta agarrarse a las paredes de la edificación. Aren inspiró, más profundamente, se fue aproximando despacio, lentamente para situarse delante de Sean, la lluvía los estaba empapando a ambos, desdibujando todo el paísaje de la ciudad, solo brillaban algunas luces fantasmales.
El rostro moreno de Aren parecía una máscarado dorada y pulida, con sus ojos verdes destellando en ella, la vida de los otros dos vampiros no le importaron gran cosa, eran algo parecido a alimañas y que Sean se diera un festín con ellos y les diera incluso muerte no fue algo que lo conmoviera pero ver como se disponía a acabar con la muchacha, eso sí le chocó porqu sabía que Sean, en uso de facultades mentales, jamás haría algo tan vil. Estiró la mano, sus dedos acariciaron el rostro del híbrido aunque éste le gruñó.
-Cálmate...-las enredaderas comenzaro a aflojar su agarre, esperaba que estuviera ya controlando a esa bestia que rugía dentro de él. Se aproximó un paso más, viendo su cuerpo bajo la roja mojada que se pegaba a él, a su pecho, a su vientre plano y su abultada entrepierna. Aren notó que el deseo lo sacudía al verlo así, completamente excitado, sería de bastardos aprovecharse en un momento como ese..¿verdad? Estiró la mano y la metió entre sus muslos, apretando aquel bulto con sus dedos.-...centrate mejor en esto ..-le susurró, su mente apartaría las ansías de sangre si recibía otro estimulo completamente diferente.
El hechicero no se detuvo a contemplar su obra, de sus dedos escaparon unas semillas que golpearon el pecho de Sean, unos brotes de enredaderas lo cubrieron de pies a cabeza, atándolo, reteniédolo para que no se moviera de ese lugar. La raíces se alargaron, afianzándose en el tejado y descendiendo hasta agarrarse a las paredes de la edificación. Aren inspiró, más profundamente, se fue aproximando despacio, lentamente para situarse delante de Sean, la lluvía los estaba empapando a ambos, desdibujando todo el paísaje de la ciudad, solo brillaban algunas luces fantasmales.
El rostro moreno de Aren parecía una máscarado dorada y pulida, con sus ojos verdes destellando en ella, la vida de los otros dos vampiros no le importaron gran cosa, eran algo parecido a alimañas y que Sean se diera un festín con ellos y les diera incluso muerte no fue algo que lo conmoviera pero ver como se disponía a acabar con la muchacha, eso sí le chocó porqu sabía que Sean, en uso de facultades mentales, jamás haría algo tan vil. Estiró la mano, sus dedos acariciaron el rostro del híbrido aunque éste le gruñó.
-Cálmate...-las enredaderas comenzaro a aflojar su agarre, esperaba que estuviera ya controlando a esa bestia que rugía dentro de él. Se aproximó un paso más, viendo su cuerpo bajo la roja mojada que se pegaba a él, a su pecho, a su vientre plano y su abultada entrepierna. Aren notó que el deseo lo sacudía al verlo así, completamente excitado, sería de bastardos aprovecharse en un momento como ese..¿verdad? Estiró la mano y la metió entre sus muslos, apretando aquel bulto con sus dedos.-...centrate mejor en esto ..-le susurró, su mente apartaría las ansías de sangre si recibía otro estimulo completamente diferente.
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Su presa escapó alzando el vuelo y Sean se quedo observando como la estela de su aleteo se desvanecia en la noche. Quedo apesadumbrado sin aquel delicioso manjar... ¿Y ahora que? Se encontraba confundido y sus ojos dieron con los del hechicero. Su mirada se tornó furiosa, el habia sido el culpable de que ella huyera. Apretó los puños, su ira despertó latiendo en ese corazon furioso y sanguinario, su rostro estaba tenso y sus ahoras palidos labios apretados. Entonces.. ¡Oh! Algo lo detuvo, lo atrapo y lo apreso con fuerza incluso alzandolo. Trato de liberarse en vano, moviendo piernas, moviendo brazos, gruñendo como animal embrabecido, pero parecia inutil toda oposicion a esa enredadera que lo apretaba mas cuanto mas resistencia ponia.
Escruto los ojos del ser que se acercaba y mostro sus colmillos cuando le rozo la mejilla, ladeando el orstro para tratar de alcanzarlo. Debia calmarse, pero Sean andaba en un estado de dificil comprension en estos momentos. Necesitaba soltarse de ahí, odiaba sentirse amarrados.
-Sueltame- gruñó trantando otra vez de usar la fuerza para lograrlo inutilmente, pero no fue hasta que la mano del hechicero tocó su entrepierna que Sean pareció relajarse. Sofoco un intenso gemido, cerrando los ojos y echando hacia adelante la cadera para hacer de aquel contacto mas intenso y tentador..
-Aren...- su mirada se torno aguamarina, habitualmente tranquila, aunque aun existia ese brillo de peligrosidad, de lujuria. Su sexo palpitó respondiendo al toque de tan expertos dedos humedeciendo ligeramente la tela. Todas sus acciones eran ahora por puro impulso, sin pensarlas siquiera. Creó de la nada tres espadas curvas que sesgaron acertadamente las ramas que lo sostenian liberandolo de su prision y en cuanto sintio la movilidad den sus manos y en sus piernas, Sean atrapó al hechicero en su propia y particular enredadera, apretandolo por la cintura. Avído y sediento de algo muy diferente, pues se encontraba reestablecido de energia desde los pies a la cabeza, buscó esa boca, atacandola con sus carnosos labios, mordisqueando el inferior con sus dientes mientras llevaba al moreno hacia una de las paredes del callejon, lo mantenia en peso y lo apretaba contra su cuerpo totalmente dispuesto para la copula.
Escruto los ojos del ser que se acercaba y mostro sus colmillos cuando le rozo la mejilla, ladeando el orstro para tratar de alcanzarlo. Debia calmarse, pero Sean andaba en un estado de dificil comprension en estos momentos. Necesitaba soltarse de ahí, odiaba sentirse amarrados.
-Sueltame- gruñó trantando otra vez de usar la fuerza para lograrlo inutilmente, pero no fue hasta que la mano del hechicero tocó su entrepierna que Sean pareció relajarse. Sofoco un intenso gemido, cerrando los ojos y echando hacia adelante la cadera para hacer de aquel contacto mas intenso y tentador..
-Aren...- su mirada se torno aguamarina, habitualmente tranquila, aunque aun existia ese brillo de peligrosidad, de lujuria. Su sexo palpitó respondiendo al toque de tan expertos dedos humedeciendo ligeramente la tela. Todas sus acciones eran ahora por puro impulso, sin pensarlas siquiera. Creó de la nada tres espadas curvas que sesgaron acertadamente las ramas que lo sostenian liberandolo de su prision y en cuanto sintio la movilidad den sus manos y en sus piernas, Sean atrapó al hechicero en su propia y particular enredadera, apretandolo por la cintura. Avído y sediento de algo muy diferente, pues se encontraba reestablecido de energia desde los pies a la cabeza, buscó esa boca, atacandola con sus carnosos labios, mordisqueando el inferior con sus dientes mientras llevaba al moreno hacia una de las paredes del callejon, lo mantenia en peso y lo apretaba contra su cuerpo totalmente dispuesto para la copula.
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Aren retrocedió un paso cuando aquellas afiladas hojas se materializaron en el aire y atacaron los troncos de sus enredaderas, éstas eran jóvenes y fueron cercenadas con facilidad en varios tajos, sus dedos se desprendieron de la entrepierna de Sean pero no huyó porque escuchó como pronunciaba su nombre de aquella forma que lo clavó al suelo, quedándose completamente quieto y a su merced. Jadeó cuando aquellos poderosos brazos rodearon su estrecha cintura, atrayendolo, arrastrándolo y se encontró apretado al cuerpo de Sean, sin posibilidad de que el aire circulara entre sus dos anatomías, completamente pegadas. Un quejido ronco manó de sus labios mojados por las gotas de aguas que descendían del plomizo cielo cuando la boca de Sean apreseó la suya, en beso caliente, ardiente y empapado de deseo. Aren rodeó el cuello del híbrido con sus brazos, devolviendo aquella batalla de boca, sus lenguas se encontraron y se enredaron la una con la otra, se dejó llevar hacia la pared del callejó con la cual se apoyó su espalda.
Había deseado que sucediera aquello, ¿para que mentirse a su mismo?, desde que lo vio sentado en la impoluta mesa del restaurante, rodeado de copas brillantes, de cubiertos de plata, con la servilleta pulcramente doblada sobre sus rodillas...entonces ya sintió deseo por él, aquel que llevaba conteniendo desde hacía dos meses, tratándose de resistirse al lazo que lo unía a aquel hombre y ahora volvía a estallar la pasión entre ambos. Se había aprovechado de su estado, pobrablemente mañana, Sean, hiciera como si nada hubiera pasado o quizás lo mirara con malos ojos pero justo en ese momento no le importaba en absoluto. Emitió otro suspiro de placer y abrió las piernas para rodear la cintura de Sean con ellas, sentía su celo, ahora era más animal que hombre y Aren estaba más que dispuesto a ser arrastrado por aquella corriente feral que manaba de cada poro del híbrido.
Le mordió los labios en respuesta a sus mordiscos, sus manos acariciaron su cuello y le abrieron la camisa a la fuerza, los botones saltaron, destellos nacarados entre la llovizna plateada, rodaron por el suelo a los pies de ambos. Los dedos morenos acariciaron el ancho pecho, luego clavó las uñas, marcándolo y tirando de sus pezones erectos, mientras sus bocas se buscaban la una a la otra, todo rastro de civilización se había desvanecido, ahora solo eran dos hombres que se besaban y acariciaban sexualmente en un callejón perdido, entre qujidos y manos que tocaban el otro cuerpo como si quisieran marcarse a fuego.
Aren gimió de nuevo cuando sus sexos se restregaron el uno contra el otro, movió sus caderas con fuerza, embistiendo, ya estaba duro, su pene se apretaba con urgencia dentro de su pantalón, hinchado y trazado de venas, parecía que quería estallar dentro de sus pantalones.-Sean..-gimió su nombre muy alto, con clara urgencia sexual en su voz. Volvió a restregarse, jadeando, ahora sentia que lo necitaba dentro aunque fuera algo salvaje y brutal. Bajó una de sus manos y comenzó a abrirse el mismo el pantalón.
Había deseado que sucediera aquello, ¿para que mentirse a su mismo?, desde que lo vio sentado en la impoluta mesa del restaurante, rodeado de copas brillantes, de cubiertos de plata, con la servilleta pulcramente doblada sobre sus rodillas...entonces ya sintió deseo por él, aquel que llevaba conteniendo desde hacía dos meses, tratándose de resistirse al lazo que lo unía a aquel hombre y ahora volvía a estallar la pasión entre ambos. Se había aprovechado de su estado, pobrablemente mañana, Sean, hiciera como si nada hubiera pasado o quizás lo mirara con malos ojos pero justo en ese momento no le importaba en absoluto. Emitió otro suspiro de placer y abrió las piernas para rodear la cintura de Sean con ellas, sentía su celo, ahora era más animal que hombre y Aren estaba más que dispuesto a ser arrastrado por aquella corriente feral que manaba de cada poro del híbrido.
Le mordió los labios en respuesta a sus mordiscos, sus manos acariciaron su cuello y le abrieron la camisa a la fuerza, los botones saltaron, destellos nacarados entre la llovizna plateada, rodaron por el suelo a los pies de ambos. Los dedos morenos acariciaron el ancho pecho, luego clavó las uñas, marcándolo y tirando de sus pezones erectos, mientras sus bocas se buscaban la una a la otra, todo rastro de civilización se había desvanecido, ahora solo eran dos hombres que se besaban y acariciaban sexualmente en un callejón perdido, entre qujidos y manos que tocaban el otro cuerpo como si quisieran marcarse a fuego.
Aren gimió de nuevo cuando sus sexos se restregaron el uno contra el otro, movió sus caderas con fuerza, embistiendo, ya estaba duro, su pene se apretaba con urgencia dentro de su pantalón, hinchado y trazado de venas, parecía que quería estallar dentro de sus pantalones.-Sean..-gimió su nombre muy alto, con clara urgencia sexual en su voz. Volvió a restregarse, jadeando, ahora sentia que lo necitaba dentro aunque fuera algo salvaje y brutal. Bajó una de sus manos y comenzó a abrirse el mismo el pantalón.
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Lo volvia a hacer. Abusaba de su poder, de su inmensa energia obtenida de forma reprochable, para tomar el cuerpo del hechicero en aquel lugar carente de gusto y vulgar. Y Aren no oponia resistencia, si no que tentaba mas, exponiendose, dejandose besar por los labios del hibrido, dejando que este le arrancara un sin fin de pecadores gemidos. Un lugar tan publico...al descubierto, con la lluvia que parece intensificarse con las acciones del krusnik el cual no sentia frio alguno por esas heladas gotas, no, su cuerpo no estaba frio precisamente, era un volcan, puro, al borde de la erupcion. No le importaba nada mas que el cuerpo moreno y vigoroso; el aroma que manaba de él dulce como el nectar y picante a la vez...esa voz que jadea su nombre, su nombre saliendo de esos carnosos labios que debora una y otra vez sin mesura.
Aquel hombre podia hacer con el cuerpo de Sean lo que deseara y de hecho lo hacia, paseando sus manos por su amplia musculatura, pellizcando sus pezones despertando gemidos roncos y tremulos cuyos cosquilleos desembocan en el mismo musculo que erecto se golpea con las suculentas nalgas. El agua resbalaba por sus rostros, pero Sean se empeñaba en que su boca se humedeciera unicamente con la saliva ajena. La pasion de Aren era desmedida, sin embargo el hibrido no se quedaba atras y ante el intento del primero de retirarse el pantalon en aquella complicada postura, Sean vió la mas facil solucion, arrancar la tela, desnudar la carne, sentirla contra su piel y hundirse en ella hasta los cimientos.
Al menos aquel castaño no era el demonio que lo tomo por vez primera, era Sean, era el hombre correcto, obsesivo, elegante, educado y caballeroso, que relegaba esa fachada para tornarse pasional y desmedido y sin embargo amoroso, aunque en esta situacion no pudiera percibirlo el hechicero. Rapido, urgia, se deshizo de su correa tanteando con los dedos temblorososos y bajó la cremallera...solo un poco el pantalon, lo sujo para liberar ese sexo palpitante, endurecido y fuerte que ahora fluia entre esas carnes apretadas.
Busco sus labios antes de penetrarlo, los lamio delicadamente, tanto el inferior como el superior y se alejo para verle la faz en ese justo momento en el cual entro en él. Como la primera vez sintio la habia metido en una trampa carnal. Su carne se estremecia horadando, abriendo la estrechez con fuerza y el rostro de Aren se contorsiono de placer y dolor. Una sinfonia de placeres imbuida por la friccion entre ambos cuerpos, pegados y completamente empapados. Sean gimió tremulo sobre esos labios en el momento en el que alzo su cadera para embestirlo con certeza.
La ultima vez que compartio cama por segunda vez con alguien se habia perdido a si mismo, habia creado algo que ahora escapba a su control...pero al compañia era adecuada, Aren era noble, pese a sus egocentrismos y caprichos, era un buen hombre, pese a su impulsividad y terco caracter...era la mejor pareja sexual que hasta el momento habia tenido.
Aquel hombre podia hacer con el cuerpo de Sean lo que deseara y de hecho lo hacia, paseando sus manos por su amplia musculatura, pellizcando sus pezones despertando gemidos roncos y tremulos cuyos cosquilleos desembocan en el mismo musculo que erecto se golpea con las suculentas nalgas. El agua resbalaba por sus rostros, pero Sean se empeñaba en que su boca se humedeciera unicamente con la saliva ajena. La pasion de Aren era desmedida, sin embargo el hibrido no se quedaba atras y ante el intento del primero de retirarse el pantalon en aquella complicada postura, Sean vió la mas facil solucion, arrancar la tela, desnudar la carne, sentirla contra su piel y hundirse en ella hasta los cimientos.
Al menos aquel castaño no era el demonio que lo tomo por vez primera, era Sean, era el hombre correcto, obsesivo, elegante, educado y caballeroso, que relegaba esa fachada para tornarse pasional y desmedido y sin embargo amoroso, aunque en esta situacion no pudiera percibirlo el hechicero. Rapido, urgia, se deshizo de su correa tanteando con los dedos temblorososos y bajó la cremallera...solo un poco el pantalon, lo sujo para liberar ese sexo palpitante, endurecido y fuerte que ahora fluia entre esas carnes apretadas.
Busco sus labios antes de penetrarlo, los lamio delicadamente, tanto el inferior como el superior y se alejo para verle la faz en ese justo momento en el cual entro en él. Como la primera vez sintio la habia metido en una trampa carnal. Su carne se estremecia horadando, abriendo la estrechez con fuerza y el rostro de Aren se contorsiono de placer y dolor. Una sinfonia de placeres imbuida por la friccion entre ambos cuerpos, pegados y completamente empapados. Sean gimió tremulo sobre esos labios en el momento en el que alzo su cadera para embestirlo con certeza.
La ultima vez que compartio cama por segunda vez con alguien se habia perdido a si mismo, habia creado algo que ahora escapba a su control...pero al compañia era adecuada, Aren era noble, pese a sus egocentrismos y caprichos, era un buen hombre, pese a su impulsividad y terco caracter...era la mejor pareja sexual que hasta el momento habia tenido.
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Re: Mordiste la manzana (Priva)
Los dedos morenos del hechicero se agarraron a los fuertes hombros de Sean, clavando las uñas sin control, Aren cerró los ojos y gimió quedamente cuando sintió que aquella verga se abría paso por el estrecho orificio y se abrí paso en su interior hasta lo más profundo, hasta el tope que le daban las caderas de Sean, afianzando dentro de él, aclándose por completo, encajando su falo perfectamente como la primera vez que lo penetró de una sola embestida. Aren sintó dolor, estaba muy apretado, se había cerrado después de aquel encuentro donde perdió su virginidad a manos del híbrido, pero aquella vez, Sean fue muy violento y rápido, ahora se controló, fue más despacio, entrando poco a poco, dando tiempo a Aren a relajarse a pesar de las punzadas iniciales para que luego una ola de placer caliente lo recorriera por completo, hirviendo, por unos instantes creyó que las gotas de lluvia se evaporarían al contacto con su piel.
Inspiró despacio, su pecho subía y bajaba, no le importaba estar medio desnudo en aquel oscuro y sucio callejón, su pantalón hecho jirones estaba en el suelo, unos retazos de tela blanca que se hundieron en los charcos. Entreabrió sus labios para gemir de nuevo cuando su boca se encontró con la de Sean, ambos jadeaban emintras las gotas empapaban sus cuerpos, ahora aquel era su mundo, el mundo del calor, de bocas hambrientas que se encontraban la una a la otra, de manos anhelantes que tocaban al otro como si creyeran que el fin del mundo se iba avecinar pronto sobre ambos y en los tiempos oscuros que corrían, puede que fuera así.
-Sean...ahh-Aren gimió el nombre con fuerza cuando sintió que embestía dentro de él, el aroma que manaba de su cuerpo fue apabullante, envolviéndolos a ambos. Aquel pene se comenzaba a deslizar en su interior con una cadencia rítimica, maravillosa, bombeando con impetu, apretando aquel punto dentro de él, sucesivas desgarcas de placer sacudieron a Aren que se abrazaba a Sean, arañando sus hombros y luego acariciando su rostro. Sus frentes quedaron apoyadas la una sobre la otra, mirandose a los ojos, los de Aren eran muy verdes, del tono de una manzana, relucientes y le sonrió mientras sus labios se rozaban entre los quejidos.
No había esperado que volvieran a tener sexo tan rápido pero lo deseaba, maldito fuera si lo negaba, lo deseaba, deseaba a aquel hombre y el sexo era lo más natural cuando había deseo, habia algo que descargar, cuando la tensión no podía ser resuelta mediante la fuerza, acudían al sexo.-ahh..ahhh..-puede que lo normal fuera comenzar de cero, otra vez pero no pudo evitarlo, provocarlo para que lo tomara allí, no era un santo, tampoco un mojigato o un estrecho, era Aren, hechicero y hombre y como hombre quería tener el cuerpo de Sean pegado al suyo, dentro de él-Diosa...así..Sean..ahh..sigue..sigue...-una de las manos se elevó y tiró de los cabellos de Sean con fuerza cuando un poco de esperma fue escupido por su glande que se mecía por las embestidas-Ohh..joder...-no aguantaría mucho, aquella era la segunda vez para ambos.
Inspiró despacio, su pecho subía y bajaba, no le importaba estar medio desnudo en aquel oscuro y sucio callejón, su pantalón hecho jirones estaba en el suelo, unos retazos de tela blanca que se hundieron en los charcos. Entreabrió sus labios para gemir de nuevo cuando su boca se encontró con la de Sean, ambos jadeaban emintras las gotas empapaban sus cuerpos, ahora aquel era su mundo, el mundo del calor, de bocas hambrientas que se encontraban la una a la otra, de manos anhelantes que tocaban al otro como si creyeran que el fin del mundo se iba avecinar pronto sobre ambos y en los tiempos oscuros que corrían, puede que fuera así.
-Sean...ahh-Aren gimió el nombre con fuerza cuando sintió que embestía dentro de él, el aroma que manaba de su cuerpo fue apabullante, envolviéndolos a ambos. Aquel pene se comenzaba a deslizar en su interior con una cadencia rítimica, maravillosa, bombeando con impetu, apretando aquel punto dentro de él, sucesivas desgarcas de placer sacudieron a Aren que se abrazaba a Sean, arañando sus hombros y luego acariciando su rostro. Sus frentes quedaron apoyadas la una sobre la otra, mirandose a los ojos, los de Aren eran muy verdes, del tono de una manzana, relucientes y le sonrió mientras sus labios se rozaban entre los quejidos.
No había esperado que volvieran a tener sexo tan rápido pero lo deseaba, maldito fuera si lo negaba, lo deseaba, deseaba a aquel hombre y el sexo era lo más natural cuando había deseo, habia algo que descargar, cuando la tensión no podía ser resuelta mediante la fuerza, acudían al sexo.-ahh..ahhh..-puede que lo normal fuera comenzar de cero, otra vez pero no pudo evitarlo, provocarlo para que lo tomara allí, no era un santo, tampoco un mojigato o un estrecho, era Aren, hechicero y hombre y como hombre quería tener el cuerpo de Sean pegado al suyo, dentro de él-Diosa...así..Sean..ahh..sigue..sigue...-una de las manos se elevó y tiró de los cabellos de Sean con fuerza cuando un poco de esperma fue escupido por su glande que se mecía por las embestidas-Ohh..joder...-no aguantaría mucho, aquella era la segunda vez para ambos.
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