Tomb Raider [Lucifer]

Me había encontrado este lugar nada despreciable y bastante genial que me recordaba a esos héroes de leyenda de videojuegos y películas: Lara Croft e Indiana Jones. Porque quién sería yo si no conociera estas cosas tan populares hace siglos para los humanos que aspiran a ser tan geniales. Y nunca lo lograrán porque justamente sólo son simples humanos. Me habían cautivado los dos en su momento, hace tanto tiempo, pero ahora sólo vengo como una especie de turista a conocer el mundo.

Vestía más sport que de costumbre y me alumbro con el celular mientras camino por aquí. No parece haber nadie y eso es malo a su modo porque no puedo molestar a nadie. Pero es bueno porque me parece mucho mejor estar solo que rodeado de estúpidos humanos. No los soporto, son demasiado tontos aunque admito que los utilizo a mi antojo.

Camino por ahí y me resbalo pero obvio que no me caigo porque soy genial. Me detengo de la pared y un trozo se desmorona. Me sacudo en el pantalón y me acerco para ver la roca. Me gusta este lugar.

La piedra esta parecía llevar siglos ahí, aunque en realidad, daba igual. No es algo importante para mí, porque no envidio a cosas materiales. Mucho menos a cosas materiales duraderas porque yo ya tengo eso: la inmortalidad. Escucho pasos pero no me muevo hasta que veo a quién pertenecen. De todos los que podría haberme topado ciertamente no esperaba al mismo rey del infierno. Sonrío ligero, divertido por mi buena suerte. Ciertamente envidio su posición en el infierno y nada pierdo con ser amable y ganarme su aprobación.

- Ciertamente no a usted, oh gran señor Lucifer.

Hago una reverencia, con gracia y elegancia, al estilo de ese país que he corrompido por milenios.

- Soy sólo la humilde envidia... Ryuu Senbō.

Mi apellido elegido es un poco extraño, pero creo que sueno muy interesante diciéndole al mismo Lucifer una palabra como "senbouo".

Para mi gran sorpresa, el mismo Lucifer me recuerda. La verdad es que en parte debería, sólo somos siete pecados capitales, el mundo debería recordarnos al menos por nombre de pecado. Yo simplemente había adaptado mi nombre a un idioma extranjero, en honor del lugar sobre la Tierra donde prefería operar. Y un nombre apropiado y con fuerza, pero es innegable que para muchos seré simplemente "Envidia". Lucifer se ganaba un punto muy bueno y elevaba mi ego: después de todo, ambos somos Chevaliers.

- Oh señor, no me haga hacer cuentas que me siento viejo. La verdad es que no lo sé, pero bastantes.

Sonrío un poco y termino riendo.

- Seguro no pensará que vivo aquí. Ya pasé algunos siglos viviendo entre la mugre, sólo por tener el placer de sembrar la envidia. En realidad sólo vine como de turista. ¿Y usted?

En realidad que cosas como saber mi edad exacta o cuánto tiempo llevo cometiendo fechorías por ahí simplemente no se me daba. Me atacaba la pereza y me sentía viejo, además de que confesar algo muy preciso podría ser contraproducente. Es por ello que prefiero contestar con algo ambiguo.

Lucifer me sopesa y me cruzo de brazos, no altivo, sino únicamente porque siento que es una buena pose. Sí, soy yo y soy genial, y sé que envidias algo de mí, todos lo hacen. La mención a la regeneración de mi Demonic Meter o como sea, mi poder me suena a reproche. Suena a que piensa que pierdo el tiempo.

- Hago eso todo el tiempo, también me merezco un descanso.

Noto que no me contesta, tal vez piense que no es apropiado que yo me entere de lo que hace en un lugar tan extraño.

- Yo no necesito un ejército formal, Lucifer-sama... logro que mis enemigos me dejen en paz o incluso peleen por mí. Tener un ejército bien organizado es de gente que no busca el cambio y la innovación y yo sí los busco. Prefiero operar solo y en este momento histórico tener un ahorda de humanos seguidores me parece un lastre.

Malinterpreto a Lucifer, pero supongo que es algo normal. Después de todo, aunque somos de razas distintas él es una persona en extremo inteligente y ciertamente mucho más poderosa que yo. Su poder lo envidio, no voy a negarlo, pero también admito que es probable que me aburriera. Voy saltando de persona en persona mientras voy sintiéndome poderoso, eso de manejar a tanta gente no se me da. Prefiero controlar al que coordina más gente.

Camino a su lado, ahora balanceando los brazos al lado de mi cuerpo y pese al lugar, imprimiendo mi andar con un toque de elegancia principesca.

- Hai, sou desu. Así es justamente. Solo es más fácil desaparecer si las cosas no salen como lo planeado dejando que otro pague las consecuencias, y también es más fácil otorgarte todo el crédito. Prefiero controlar a quien se encargue de eso, ya me ha funcionado. Me ha gustado operar en Japón y me he organizado algunas guerras ahí. Desde peleas hasta intrigas por ejemplo entre compañías. He descubierto las ventajas.

Sonrío cuando pregunta por mis planes. Era un poco extraño para mí hablar de planes con el mismo Lucifer, pero después de todo, es el líder de los Chévaliers.

- Me posiciono, digamos, en un sitio ventajoso. Busco gente de poder y que tenga envidia, lo admita o no y mientras me alimento de ella doy ventajas a cambio de ventajas. También busco sembrar el camino para poder crear mucha envidia en humanos. Ambas cosas me dan poder. No subestimo la envidia humana, es... altamente nutritiva.

Honestamente jamás me habían hecho una pregunta así. He trabajado solo por milenios, porque me da aprensión compartir lo que tengo. Y ciertamente no lo comparto a menos que yo gane también algo, de otra forma no sería un negocio. Y ahora presiento que esto no es una casualidad: es una cacería. Lucifer es como un cazador de talentos y parece mucho mejor informado de lo que supuse. Lo subestimé pensando que debería estar muy ocupado como para saberlo todo de todos. Incluso la mención a Caim no fue algo al azar. Me detengo, colocándome frente a él.

- Honestamente nunca he trabajado en equipo cediendo como ángel caritativo mis beneficios sin obtener nada a cambio. Mi propia naturaleza me obliga a obtener algo pero sé que usted es muy inteligente y sabe que lo que envidio es muy distinto a lo que codiciaría si yo fuera Avaricia.

Suavizo mi expresión con una sonrisa... Me ganó el asalto, y lo envidio por ello.

- He pensado, y puedo estar equivocado, que si hago bien mi trabajo personal como pecado, sobrará oscuridad en el mundo para que los demás puedan servirse a su antojo de mis sobras, por decirlo de algún modo. Seguro sabe que me uní a su grupo, los Chévaliers de L'Enfer y no fue por nada. Envidio a la gente que trabaja bien en equipo y quiero probarlo. Así que la respuesta es sí, estoy dispuesto a poner mis talentos al servicio de gente que tenga metas parecidas o iguales a las mías, respetando las diferencias de personalidad que podamos tener.

Río un poco.

- En cuanto a Caim, lo conozco. Es una persona con poder en el bajo mundo y una envidia digna de nutrirme y lo acepto, hago negocios con él pero mantendré mi libertad a toda costa, siguiendo un esquema de trabajo por honorarios. De momento, lo considero ventajoso para mí, para la Envidia. No le debo lealtad fuera de algo de negocios. La lealtad es algo que me tomo tan en serio que no lo regalo como si fuera un dulce, ¿me entiende?

Escuchar la mención a los sellos me trae recuerdos de los noventa, cuando CLAMP escribió esta maravillosa historia llamada X.

- ¿Los Dragones del Cielo? Ah, perdón... sí, claro, he escuchado sobre ello. Los protectores del mundo...

Esto es claramente una muestra de confianza que no puedo dejar pasar por alto. Él sigue siendo el legendario Lucifer y me pide ayuda. Por si fuera poco, acepté pertenecer a su grupo. Cierto que no he jurado lealtad con un pacto de demonio oriental pero lo acepté como líder desde que me uní a los Chévaliers.

- Sí... cuenta con mi ayuda. Es una misión importante, no pienso quedarme fuera. Aprecio que me lo pida, es algo importante para un humilde demonio menor como yo.

Inclino la cabeza respetuoso, pero es obvio que me encantó que me lo pidiera.

Digo la verdad, y por muchas razones. La más obvia es que Lucifer es una persona de poder, líder del movimiento que apoyo y no le miento a quien sea importante. No hay razones. La verdad soltada incluso con cinismo es ciertamente mejor a una mentira. Esta forma de honestidad es mi estilo característico. Y también está el hecho de que para pedir confianza, debes darla. No soy estúpido, no quiero que Lucifer desconfíe de mí, quiero subir de estatus de un sólo salto.

Funciona... obtengo valiosa información de primera mano y ya mi mente empieza a maquinar porque es algo que siempre me pasa. La mención de algo me hace quererlo, aunque en este caso lo que quiero es ser quien lo encuentre o quien ayude a encontrarlo.

- Uno de los arcángeles ¿no? Aunque... cuenta la leyenda que usted mismo solía ser el más amado por Dios.

Reanudamos la marcha y sonrío ligero al apreciar cuán hermoso es escuchar de palabras de alguien poderoso lo que debo hacer.

- Espía, me encanta ser espía.

Verdad absoluta, me sentía como un James Bond más cool versión oriental y yaoi. Creo que empezaré a beber martinis más seguido.

Lucifer intenta tentarme con diversiones, asegurándome que las tendré. Niego divertido.

- Esto es en sí divertido. Envidio al legendario James Bond de Ian Fleming y me dará la oportunidad de tenerlo, la diversión de los sentidos es algo sin lo que puedo vivir un tiempo o conseguirla por otro lado. Para mí hay muchas de diversión y envidia seguro que todos los que lo siguen la tienen, en mayor o menor grado. El simple hecho de estar ahí ya es nutritivo y agradable para mí, sin dañar a nadie. Estoy con usted porque creo en su causa, esto es más serio que una simple diversión.

Recibo mi primera paga sin dilación. Soy llamado "estimado socio", lo que eleva mi ego y aún más, estaré justo en medio de todo, y no al margen por mi estatus de demonio menor. Amo esas cosas, porque siempre quiero ser el más genial de todos y tener lo de todos. Estrecho su mano, sin poder evitar que mi soberbia se note, aunque no dejo que me domine. No soy la dulce Jane.

- Lo tenemos.

Justo por cosas así busqué posicionarme en el bajo mundo. Aunque ciertamente no es el único lugar donde busco tener un cierto control o al menos estar en la posición correcta para enterarme de cosas.

Mi mención al hecho de que Lucifer fue alguna vez, hace milenios, el preferido de Dios me da la información que quería conseguir. Es un chisme, sí, no es algo por lo que el mundo colapsaría pero escucharlo de viva voz del mismo involucrado me da un placer extremo, simplemente porque poseo el conocimiento que otros no tienen.

- Supuse que sería un arcángel, Dios los ama tanto...

Pongo los ojos en blanco. Dios es un idiota y los que lo siguen lo son aún más. Él sólo los engaña y les da miserias a cambio de hacer lo que a él se le dé la gana. Y luego va y escoge a alguno, lo mima hasta el cansancio y no entiende las consecuencias.

- Supongo que el resto de ángeles y arcángeles sobre todo, tendrán muchos problemas para controlar la envidia que sienten. Porque la sienten, de eso estoy más que seguro. Se flagelarán y tonterías así para evitar sentir algo que ciertamente es un pecado, pero todos caen.

Si lo sabré yo.

Cerramos el trato con un apretón de manos. Tampoco hay un pacto y eso me gusta, hay bastante libertad. Eso me permite hacer lo que se me da la gana y ciertamente se me da la gana hacer esto. De este modo, trabajo mucho mejor. Soy honesto y le hago ver que me nutriré de la envidia presente en nuestro grupo. No le hago daño a nadie, no voy a provocar el caos porque sería estúpido y encima traería demasiados problemas. Pero aprovechar lo que ya está ahí no es más que sentido común. Pero habrá otro beneficio. Me brillan los ojos, no puedo evitarlo.

- ¿Está diciendo que nos repartiremos el mundo? Después de destruirlo, obvio.

Luego escucho lo de que un demonio, osea, no sólo un hombre humano imbécil, sino un demonio masculino (al menos en cuanto a sexo), tendría un hijo me da ganas de vomitar. Pongo cara de asco y hasta me rasco un poco el brazo derecho.

- Uzo darou! Debe ser mentira, ¡qué repulsivo! ¡Dejar que te crezca un parásito dentro!

Y no uno cualquiera, un parásito de ojos verdes como los tantos hijos de Caim que he visto.

- ¿Le soy honesto? No lo va a proteger. He... pues... visto a bastantes de los hijos de Caim. Todos tienen sus ojos y él no muestra el mínimo sentido de la paternidad en el plan humano de "oh amo a mi hijo". Le agrada tenerlos, creo que piensa que así vivirá por siempre o conquistará el mundo o qué sé yo. Cualquiera de las razones estúpidas que puede tener un hombre para reproducirse y que yo no comparto ni compartiré jamás. Caim es famoso por sus conquistas y por su libertad, neh? No creo que se ponga a proteger a alguien que sólo le dio un acostón ni a un pequeño parásito que puede recuperar de otra persona simplemente con una cogida. Vamos, yo no lo haría.

Escucho la sabiduría de Lucifer y de repente sólo quiero eso que me propone: corromper un arcángel. De nuevo ese brillo en mis ojos cuando estoy planeando tener algo que me haga ser más genial que antes y admirado y envidiado por todos.

- Ya está, será una de mis metas prioritarias a partir de ahora: corromper a un arcángel. Mínimo a un angel para practicar.

Lucifer me pide ayuda para encontrar a una "chiquilla". Bueno, hay formas ciertamente y cosas que haré sólo si es estrictamente necesario.

- Dígame quién... Soy bueno encontrando gente, justo por eso intento moverme en todos los planos sociales. Es muy ventajoso. Sólo espero que no quiera que la corrompa por completo o entonces tendré que psicoanalizarme porque las chicas no son muy de mi agrado, pero uno hace sacrificios.

Me sorprende comprender que nos repartiremos el mundo y entendí bien.

- Atari mai darou! ¡Pero por supuesto que sí! Ah, usted bien sabe cómo tentarme.

Sonrío de lado, divertido con eso de llamar "querida" a ese tipo justo porque se embarazó. Yo detesto que me hablen en femenino justo porque soy hombre y no hago cosas de mujer.

- ¿Qué piensa enseñarle?

Insinúa que yo podría querer un-un-un... ¡guácala!

- ¡Para nada, qué horror, qué asco! Soy demasiado genial como para compartir pedazos de mí que luego podrían ser más geniales que yo. Bueno, no de verdad, pero podrían querer ser más geniales. Y prefiero el método tradicional y sólo cojo con mujeres si el beneficio es demasiado grande. Y créame, tal vez soy un demonio menor pero tengo el suficiente control de mi cuerpo como para poder hacerme estéril si se me da la gana. Y en cuanto a que alguien ose proponerme ir por todo ese desastre que hay que pasar para que un hombre se embarace, antes lo mato por imbécil. Soy único e irreproducible, y considero que los hijos son parásitos internos nueve meses y externos toda su vida. Es preferible reclutar gente o incluso trabajar solo. No me ha fallado en milenios.