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Entrenamiento
Había regresado a la ciudad donde me esperaba Alexei. Sin embargo, no todas las noches podía estar a su lado, siempre me alejaba y parecía molesto después de haberlo hecho. Era complicado, más que una chica. Yo no estaba hecho para una relación a ritmo de tango, así que decidí alejarme unas horas para despejar la mente y poder concentrarme. Me atraía, le quería y extrañaba su presencia a mi lado. Aunque no debía olvidar que yo era un lycan, un guerrero y un hombre que debía entrenarse a diario por más de dos horas.
Era de día, una mañana despejada aunque fría. No me importaba que la humedad me calara los huesos y el frío se pegara a mi piel. Podía soportarlo. Había estado en países donde no dejaba de nevar, mundos fríos como si la Reina de las nieves bailara su vals entre las calles vacías de sus ciudades. Rusia o Finlandia habían sido pisadas por mis destrozados pies durante varios días, o semanas, hasta seguir mi recorrido por el mundo. Un lobo necesita de su manada, pero yo había dejado a la mía para emprender un nuevo recorrido y con ello regresar con tácticas mejores a mi poblado.
Decidí ir al bosque. Allí entrenaría durante más de dos horas. Internado entre los altos árboles que parecían desear tocar el cielo, a pesar que el cielo estaba tan lejos como de costumbre y que ni siquiera los ángeles parecían desear estar en él. Había regresado al lugar donde me había refugiado durante unas semanas, casi dos meses completos, y ahora lo hacía con mejor aspecto. Tenía una pequeña fortuna gracias a un viejo amigo, no tenía problemas para alquilar en un barrio decente y sin embargo regresaba al bosque por instinto.
Llevaba ropa tradicional de mi país, una yukata oscura, así como unas sandalias hechas de cuero llamadas setta. Eran resistentes y cómodas, aunque mis pies se congelaban. Caminaba sobre las ramas caídas y la hojarasca. Lo hacía con la mente puesta en Alexei y eso no era bueno, más bien era peligroso. Sin embargo, tenía mis instintos despiertos como buen alfa dispuesto a defenderme de cualquier ataque.
Me coloqué sobre una gran piedra, primero oraría y después pondría a prueba mi cuerpo, así como mis armas, durante horas. Me coloqué en forma de loto y cerré los ojos visualizando el bosque, permitiendo que mi voz susurrara entre las ramas las palabras que una vez me enseñó mi padre. Era una oración a los espíritus de la naturaleza, a nuestra propia naturaleza, para hacernos uno con ella y luchar con garra. Un buen lycan debía saber aquello.
Noté una presencia pero no me moví ni un ápice, simplemente estuve atento a sus movimientos aunque presentía el mal girando dentro de su interior, danzando como una llama ocura en pleno día.
Era de día, una mañana despejada aunque fría. No me importaba que la humedad me calara los huesos y el frío se pegara a mi piel. Podía soportarlo. Había estado en países donde no dejaba de nevar, mundos fríos como si la Reina de las nieves bailara su vals entre las calles vacías de sus ciudades. Rusia o Finlandia habían sido pisadas por mis destrozados pies durante varios días, o semanas, hasta seguir mi recorrido por el mundo. Un lobo necesita de su manada, pero yo había dejado a la mía para emprender un nuevo recorrido y con ello regresar con tácticas mejores a mi poblado.
Decidí ir al bosque. Allí entrenaría durante más de dos horas. Internado entre los altos árboles que parecían desear tocar el cielo, a pesar que el cielo estaba tan lejos como de costumbre y que ni siquiera los ángeles parecían desear estar en él. Había regresado al lugar donde me había refugiado durante unas semanas, casi dos meses completos, y ahora lo hacía con mejor aspecto. Tenía una pequeña fortuna gracias a un viejo amigo, no tenía problemas para alquilar en un barrio decente y sin embargo regresaba al bosque por instinto.
Llevaba ropa tradicional de mi país, una yukata oscura, así como unas sandalias hechas de cuero llamadas setta. Eran resistentes y cómodas, aunque mis pies se congelaban. Caminaba sobre las ramas caídas y la hojarasca. Lo hacía con la mente puesta en Alexei y eso no era bueno, más bien era peligroso. Sin embargo, tenía mis instintos despiertos como buen alfa dispuesto a defenderme de cualquier ataque.
Me coloqué sobre una gran piedra, primero oraría y después pondría a prueba mi cuerpo, así como mis armas, durante horas. Me coloqué en forma de loto y cerré los ojos visualizando el bosque, permitiendo que mi voz susurrara entre las ramas las palabras que una vez me enseñó mi padre. Era una oración a los espíritus de la naturaleza, a nuestra propia naturaleza, para hacernos uno con ella y luchar con garra. Un buen lycan debía saber aquello.
Noté una presencia pero no me moví ni un ápice, simplemente estuve atento a sus movimientos aunque presentía el mal girando dentro de su interior, danzando como una llama ocura en pleno día.
Invitado- Invitado
Re: Entrenamiento
No solía ir al cementerio por las mañanas... pero aquel día hice una excepción. Me agradaban el frío, la humedad, y las nubes grises, así que no vi inconveniente en salir.
Tenía ya por costumbre ir al cementerio a cantarle a los muertos y los fantasmas, arreglar alguna lápida especialmente maltrecha, o simplemente disfrutar del silencio. Una costumbre curiosa para un demonio, que normalmente disfruta del caos y el ruido estruendoso, sin pararse a pensar en las demás cosas hermosas.
No estuve demasiado tiempo en el cementerio, porque me dio por metamorfosearme en águila negra, uno de mis animales favoritos, probablemente por mi mascota. Volando por el cielo vi, abajo, no muy lejos del cementerio donde se alineaban tristes lápidas, un hombre en una extraña posición.
Con curiosidad, bajé al suelo y recuperé mi forma original. Ya mucho más cerca del hombre, justo detrás, percibí su olor... era un licántropo. Dudé si matarle, marcharme, o divertirme un rato charlando con él. Por suerte para él, me decidí por la tercera opción. Noté al instante como sentía mi presencia, pero no se movió.
Sin avanzar más, con una gran sonrisa sádica que no podía ver, hablé con voz demasiado suave para ser real:
-Buongiorno, cavaliere.-saludé.
Tenía ya por costumbre ir al cementerio a cantarle a los muertos y los fantasmas, arreglar alguna lápida especialmente maltrecha, o simplemente disfrutar del silencio. Una costumbre curiosa para un demonio, que normalmente disfruta del caos y el ruido estruendoso, sin pararse a pensar en las demás cosas hermosas.
No estuve demasiado tiempo en el cementerio, porque me dio por metamorfosearme en águila negra, uno de mis animales favoritos, probablemente por mi mascota. Volando por el cielo vi, abajo, no muy lejos del cementerio donde se alineaban tristes lápidas, un hombre en una extraña posición.
Con curiosidad, bajé al suelo y recuperé mi forma original. Ya mucho más cerca del hombre, justo detrás, percibí su olor... era un licántropo. Dudé si matarle, marcharme, o divertirme un rato charlando con él. Por suerte para él, me decidí por la tercera opción. Noté al instante como sentía mi presencia, pero no se movió.
Sin avanzar más, con una gran sonrisa sádica que no podía ver, hablé con voz demasiado suave para ser real:
-Buongiorno, cavaliere.-saludé.
Invitado- Invitado
Re: Entrenamiento
Bajé mis párpados y dejé mis ojos completamente cerrados. Mis manos no se movieron, como tampoco el resto de mi cuerpo. Permanecí en cautela, igual que si fuera de piedra. Sus pasos fueron lo segundo que sentí, acercándose, para luego escuchar su voz con aquel saludo en lengua italiana.
-Konichiwa.-fue lo único que dije o hice.
Sabía que muchos demonios buscaban a Alexei, no comprendía bien porque motivo pero no importaba. Me preguntaba si ella era una de esos demonios, porque era voz de mujer y no de hombre. Al abrir los ojos la vi, lo hice contemplándola con cierta cautela.
-¿Qué desea?-pregunté con un tono de voz neutro.
-Konichiwa.-fue lo único que dije o hice.
Sabía que muchos demonios buscaban a Alexei, no comprendía bien porque motivo pero no importaba. Me preguntaba si ella era una de esos demonios, porque era voz de mujer y no de hombre. Al abrir los ojos la vi, lo hice contemplándola con cierta cautela.
-¿Qué desea?-pregunté con un tono de voz neutro.
Invitado- Invitado
Re: Entrenamiento
El licántropo, aún sin moverse, pero evidentemente tenso por alguna razón... que probablemente no tuviera nada que ver con el hecho de que tenía un demonio a la espalda... saludó en japonés, una de las lenguas que yo más odiaba junto con el chino.
Yo suspiré con aburrimiento. Si no iba a darme juego, más me valía matarle; así al menos me divertiría un poco... pero entonces, él abrió los ojos y me miró con cautela, tras lo que quiso saber qué quería.
Sacudí la cabeza, molesta, mientras se deshacía la sonrisa burlona que mostraba unos segundos antes:
-Por favor, querido, no me llames de usted.-bufé.- Que tenga más años que el mundo, no quiere decir que sea un maldito vejestorio ajado.-mis ojos azules chispearon ligeramente... era curioso el color azul en los ojos de un demonio, lo normal era que fueran rojos o morados, o cualquier otro color impresionante e imposible.- Y respondiendo a tu pregunta... estaba volando tranquilamente, cuando de pronto... ¿qué veo? Un licántropo. Bueno, pienso, voy a bajar a ver si necesita algo...-sonreí burlonamente; era evidente que le estaba vacilando.- Y ahora que te he permitido echar un breve vistazo a mis pensamientos, quisiera saber a cambio tu nombre y el por qué de esa pregunta...
Yo suspiré con aburrimiento. Si no iba a darme juego, más me valía matarle; así al menos me divertiría un poco... pero entonces, él abrió los ojos y me miró con cautela, tras lo que quiso saber qué quería.
Sacudí la cabeza, molesta, mientras se deshacía la sonrisa burlona que mostraba unos segundos antes:
-Por favor, querido, no me llames de usted.-bufé.- Que tenga más años que el mundo, no quiere decir que sea un maldito vejestorio ajado.-mis ojos azules chispearon ligeramente... era curioso el color azul en los ojos de un demonio, lo normal era que fueran rojos o morados, o cualquier otro color impresionante e imposible.- Y respondiendo a tu pregunta... estaba volando tranquilamente, cuando de pronto... ¿qué veo? Un licántropo. Bueno, pienso, voy a bajar a ver si necesita algo...-sonreí burlonamente; era evidente que le estaba vacilando.- Y ahora que te he permitido echar un breve vistazo a mis pensamientos, quisiera saber a cambio tu nombre y el por qué de esa pregunta...
Invitado- Invitado
Re: Entrenamiento
¿Me tomaba por idiota? Parecía que así era. Yo era uno de los líderes de las escasas manadas de lycan en Japón. Había viajado durante varios años por el mundo librando algunas batallas, conociendo razas y tomando nota de todo lo que había ocurrido en mi entorno.
-No soy estúpido.-comenté serio sin mover ni un músculo.-Los demonios no merodean para colaborar, más bien sólo buscan desastre y muerte.-susurré clavando mis ojos en ella, para nada me parecía un ser viejo como el mundo. Siempre había pensado que los demonios jamás maduraban.-Tratar de usted es síntoma de respeto, algo que se merece sobretodo mis peores enemigos.-me levanté permaneciendo tranquilo aunque su presencia me molestaba, no sabía bien qué quería de mí.
-No soy estúpido.-comenté serio sin mover ni un músculo.-Los demonios no merodean para colaborar, más bien sólo buscan desastre y muerte.-susurré clavando mis ojos en ella, para nada me parecía un ser viejo como el mundo. Siempre había pensado que los demonios jamás maduraban.-Tratar de usted es síntoma de respeto, algo que se merece sobretodo mis peores enemigos.-me levanté permaneciendo tranquilo aunque su presencia me molestaba, no sabía bien qué quería de mí.
Invitado- Invitado
Re: Entrenamiento
El licántropo siguió sin moverse, comentando seriamente que no era estúpido, y clavó sus ojos en mí, susurrando que los demonios sólo traían destucción y muerte.
Yo sonreí divertida, y observé como él se levantaba tranquilamente añadiendo que sus peores enemigos merecían su respeto. Le mostré mis dientes de perla... a veces me gustaría tener los colmillos de los vampiros, sólo para que mi sonrisa diera aún más miedo.
-Oh, disculpa mi confusión. Nunca se sabe con qué clase de imbécil te puedes topar.-bufé, molesta.- Y aunque es un gran honor ser tan pronto de tus peores enemigos... en serio, no me trates de usted. Para mí eso no es respeto, sino insulto. Aunque puedes continuar con el resto de tus educadas tradiciones japonesas, o lo que diablos hagas normalmente.-sonreí burlonamente.- El caso es que no estaba mintiendo del todo... Sí que te vi mientras volaba, pero bajé sólo por pura curiosidad... A los demonios también les agradan a veces las cosas simples y no dañinas, ¿sabías? Me gusta el fuego, la lluvia, los animales, la poesía, el canto, el teatro, la lectura... ¿Ves acaso algún daño en eso?-sonreí de nuevo con falsa inocencia.- De todas formas, no podía esperar que te presentaras sin hacerlo yo. Verás, querido... Mi nombre es Jane Riccioli, la Soberbia, Nightmare, o como quieras llamarme...-me presenté calmadamente.- Y ahora, si pudieras decirme de una vez quién eres... Me gusta saber con quién estoy hablando.
Yo sonreí divertida, y observé como él se levantaba tranquilamente añadiendo que sus peores enemigos merecían su respeto. Le mostré mis dientes de perla... a veces me gustaría tener los colmillos de los vampiros, sólo para que mi sonrisa diera aún más miedo.
-Oh, disculpa mi confusión. Nunca se sabe con qué clase de imbécil te puedes topar.-bufé, molesta.- Y aunque es un gran honor ser tan pronto de tus peores enemigos... en serio, no me trates de usted. Para mí eso no es respeto, sino insulto. Aunque puedes continuar con el resto de tus educadas tradiciones japonesas, o lo que diablos hagas normalmente.-sonreí burlonamente.- El caso es que no estaba mintiendo del todo... Sí que te vi mientras volaba, pero bajé sólo por pura curiosidad... A los demonios también les agradan a veces las cosas simples y no dañinas, ¿sabías? Me gusta el fuego, la lluvia, los animales, la poesía, el canto, el teatro, la lectura... ¿Ves acaso algún daño en eso?-sonreí de nuevo con falsa inocencia.- De todas formas, no podía esperar que te presentaras sin hacerlo yo. Verás, querido... Mi nombre es Jane Riccioli, la Soberbia, Nightmare, o como quieras llamarme...-me presenté calmadamente.- Y ahora, si pudieras decirme de una vez quién eres... Me gusta saber con quién estoy hablando.
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Re: Entrenamiento
Su sonrisa no me daba miedo en absoluto, Lutho era más dañina que aquella niñita con dulce sonrisa. Parecía querer llamar la atención de todo el mundo como si fuera una Diosa, pero yo era de otro tipo de dioses más comunes y milenarios. Suspiré hastiado, cansado de tanta petulancia. Cuando dijo que era la Soberbia pensé que le quedaba como anillo al dedo, pero simplemente seguí mirándola con desgana.
-Aja, inofensivo.-susurré.-Por eso llevo una espada que puede incluso matarte, por supuesto.-dije bajando de mi posición para simplemente sentir la hierba aplastada por mis pies.-Gakupo
Yo al contrario que ella usaba mi apodo, dejaba atrás cualquier truco barato de feriante y prefería no hablarle de mis guerreros. Estaba solo en un bosque, un bosque frondoso que me recordaba a los buenos tiempos junto a mi manada.
-¿Deseas algo más que insultarme y creer que con ello eres superior a mí?-interrogué antes de echar a caminar, si quería seguirme y molestarme allá ella. Yo no pensaba soportar burlas y juegos infantiles, podía ser cortés como ser simplemente un muro al que se le hablaba y no respondía.
-Aja, inofensivo.-susurré.-Por eso llevo una espada que puede incluso matarte, por supuesto.-dije bajando de mi posición para simplemente sentir la hierba aplastada por mis pies.-Gakupo
Yo al contrario que ella usaba mi apodo, dejaba atrás cualquier truco barato de feriante y prefería no hablarle de mis guerreros. Estaba solo en un bosque, un bosque frondoso que me recordaba a los buenos tiempos junto a mi manada.
-¿Deseas algo más que insultarme y creer que con ello eres superior a mí?-interrogué antes de echar a caminar, si quería seguirme y molestarme allá ella. Yo no pensaba soportar burlas y juegos infantiles, podía ser cortés como ser simplemente un muro al que se le hablaba y no respondía.
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Re: Entrenamiento
El licántropo replicó que llevaba una espada que podía matarme, pero me dijo que se llamaba Gackupo.
Yo fruncí intensamente el ceño, mientras se formaba en mi boca un rictus de desprecio. No soportaba aquel descaro insultante; simplemente me ponía de mal humor. Barajé de nuevo la opción de matarle, pero lo cierto era que el lobito estaba resultando bastante entretenido...
-Oh, disculpa, pero jamás he dicho que fueras inofensivo...-sonreí ariscamente.- Estoy segura de que podrías ser un combatiente... interesante... Pero lo creas o no, no es luchar lo que deseo. Y respecto a tu fantástica espada...-bufé con cierto desprecio.- No te hablaré de mis armas, porque no soy de mostrar todas mis cartas a la primera jugada.-reí falsamente por pura precaución.- Aunque es amable por tu parte decirme, a pesar de tus recelos, tu nombre... o lo que viene siendo un apodo...-añadí claramente... si creía que podía engañarme, es que estaba loco.
Gackupo comenzó a andar, preguntando si quería algo más que insultarle y creerme superior.
Mis ojos, normalmente de un tono azul suave, pasaron a toda velocidad a un azul, tan oscuro que casi parecía negro, con vetas rojizas. Y mi rostro se transformó en el de una criatura espantosa, o al menos así parecía por culpa de aquella horrible mueca de rabia que se había formado en él.
Oh, sí, un demonio podía dar mucho miedo si quería. Una verdadera pena que aquel estúpido lobito estuviera de espaldas y no me viera.
Cogí aire hondamente, y conseguí calmarme, volviendo a mi rostro anterior, si bien mis ojos, ya sin vetas rojizas, continuaron siendo de un azul algo más oscuro de lo normal.
-No veo de que forma te estoy insultando, querido. Semplicemente non capisco. Así que si me haces el favor de explicármelo...-dije con voz tan suave que daba miedo... omitiendo el hecho de que había dicho que me creía superior, por su propia seguridad.
Yo fruncí intensamente el ceño, mientras se formaba en mi boca un rictus de desprecio. No soportaba aquel descaro insultante; simplemente me ponía de mal humor. Barajé de nuevo la opción de matarle, pero lo cierto era que el lobito estaba resultando bastante entretenido...
-Oh, disculpa, pero jamás he dicho que fueras inofensivo...-sonreí ariscamente.- Estoy segura de que podrías ser un combatiente... interesante... Pero lo creas o no, no es luchar lo que deseo. Y respecto a tu fantástica espada...-bufé con cierto desprecio.- No te hablaré de mis armas, porque no soy de mostrar todas mis cartas a la primera jugada.-reí falsamente por pura precaución.- Aunque es amable por tu parte decirme, a pesar de tus recelos, tu nombre... o lo que viene siendo un apodo...-añadí claramente... si creía que podía engañarme, es que estaba loco.
Gackupo comenzó a andar, preguntando si quería algo más que insultarle y creerme superior.
Mis ojos, normalmente de un tono azul suave, pasaron a toda velocidad a un azul, tan oscuro que casi parecía negro, con vetas rojizas. Y mi rostro se transformó en el de una criatura espantosa, o al menos así parecía por culpa de aquella horrible mueca de rabia que se había formado en él.
Oh, sí, un demonio podía dar mucho miedo si quería. Una verdadera pena que aquel estúpido lobito estuviera de espaldas y no me viera.
Cogí aire hondamente, y conseguí calmarme, volviendo a mi rostro anterior, si bien mis ojos, ya sin vetas rojizas, continuaron siendo de un azul algo más oscuro de lo normal.
-No veo de que forma te estoy insultando, querido. Semplicemente non capisco. Así que si me haces el favor de explicármelo...-dije con voz tan suave que daba miedo... omitiendo el hecho de que había dicho que me creía superior, por su propia seguridad.
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Re: Entrenamiento
Como era de esperarse se descontrolaba por unas simples palabras. Yo era un hombre con una templanza extrema ante mis enemigos, sabía cuando atacar si ellos lo hacían. Guardaba mis cartas bien ocultas hasta lanzarme en estado de frenesí. No era un lobo común y corriente, provenía de una de las estirpes más fuertes de Japón. Si me atacaba no saldría huyendo como un cobarde, simplemente me enfrentaría a ella con la humildad y la fiereza de siempre.
Mis dedos acariciaban el musgo de los vetustos y centenarios árboles que allí daban sombra. Las yemas de mis dedos estaban frías por el invierno, el cual aún nos acogía entre sus helados brazos. Mis ojos se cerraron mientras notaba como seguía parloteando. Los demonios eran como niños, si no les hacías caso se molestaban y si eras demasiado curioso podían llevarte a su terreno.
Mis labios comenzaron a moverse porque tarareaba una vieja canción, aunque lo hacía a un ritmo más sosegado. Amaba aquel tema, en ocasiones lo tarareaba mientras mi hermano cantaba para mí. Él tenía buena voz, yo sólo era bueno con las armas. En esos momentos eché en falta el tenerlo a mi lado, pero teniendo a un demonio a pocos metros era mejor que estuviera a cientos de kilómetros.
-Insultas a mi inteligencia, cuando yo no lo he hecho contigo. Pero como todos los demonios eres algo infantil, necesitas que te atiendan como si fueras una niña.-me giré mirándola sosegado, aunque simplemente era mi apariencia antes de atacar. Si ella me hacía algo se las vería con mi espada.-Idéntica a la hija de mi pareja.-Lutho era más que un demonio inferior, era uno de los jinetes del Apocalipsis y la hija de aquel vampiro rubio engreído. Dos gotas de agua, sin duda.-Soberbia, pecas de impaciencia y necesitas divertirte constantemente. Sin embargo, estoy seguro que sufres como todos dentro de ese pequeño cuerpo con ojos retorcidos.-comenté completamente apoyado en uno de los troncos, contemplándola sin miedo alguno.-Tanta ira que desatas no será sólo porque no sigo tu juego, debe haber mucho más.
Se cruzó una mariposa de invierno frente a nosotros, una hermosa de color carmesí y negro. El batir de sus alas se acabó pocos metros más allá, acababa su vida y había regresado al bosque sólo para fenecer. Suspiré pesado y la miré a ella, directamente a los ojos. Esperaba sus respuestas.
( song: https://www.youtube.com/watch?v=X8ruetwgMCs )
Mis dedos acariciaban el musgo de los vetustos y centenarios árboles que allí daban sombra. Las yemas de mis dedos estaban frías por el invierno, el cual aún nos acogía entre sus helados brazos. Mis ojos se cerraron mientras notaba como seguía parloteando. Los demonios eran como niños, si no les hacías caso se molestaban y si eras demasiado curioso podían llevarte a su terreno.
Mis labios comenzaron a moverse porque tarareaba una vieja canción, aunque lo hacía a un ritmo más sosegado. Amaba aquel tema, en ocasiones lo tarareaba mientras mi hermano cantaba para mí. Él tenía buena voz, yo sólo era bueno con las armas. En esos momentos eché en falta el tenerlo a mi lado, pero teniendo a un demonio a pocos metros era mejor que estuviera a cientos de kilómetros.
-Insultas a mi inteligencia, cuando yo no lo he hecho contigo. Pero como todos los demonios eres algo infantil, necesitas que te atiendan como si fueras una niña.-me giré mirándola sosegado, aunque simplemente era mi apariencia antes de atacar. Si ella me hacía algo se las vería con mi espada.-Idéntica a la hija de mi pareja.-Lutho era más que un demonio inferior, era uno de los jinetes del Apocalipsis y la hija de aquel vampiro rubio engreído. Dos gotas de agua, sin duda.-Soberbia, pecas de impaciencia y necesitas divertirte constantemente. Sin embargo, estoy seguro que sufres como todos dentro de ese pequeño cuerpo con ojos retorcidos.-comenté completamente apoyado en uno de los troncos, contemplándola sin miedo alguno.-Tanta ira que desatas no será sólo porque no sigo tu juego, debe haber mucho más.
Se cruzó una mariposa de invierno frente a nosotros, una hermosa de color carmesí y negro. El batir de sus alas se acabó pocos metros más allá, acababa su vida y había regresado al bosque sólo para fenecer. Suspiré pesado y la miré a ella, directamente a los ojos. Esperaba sus respuestas.
( song: https://www.youtube.com/watch?v=X8ruetwgMCs )
Invitado- Invitado
Re: Entrenamiento
Observé como Gackupo acariciaba el musgo mientras tarareaba una canción que yo conocía, aunque no lograba recordar.
Él se giró y replicó que insultaba su inteligencia, y que necesitaba estar atendida igual que una niña pequeña, igual que la hija de su pareja, además de que era impaciente y necesitaba divertirme, pero que a pesar de todo seguro que sufría como todos.
Yo no respondí al instante, como las otras veces. Estaba demasiado ocupada pensando en si debería tomarme todo aquello como un insulto, o como un halago. Seguí con la vista a una mariposa que de pronto cruzó por delante y al poco murió, y me di cuenta de que el licántropo me miraba a los ojos.
Ignorándole por completo, le di la espalda sin el menor temor, acercándome a aquella mariposa. Casi sin darme cuenta, tal vez incitada inconscientemente por el licántropo, de mis labios salió, tenuemente, con más lentitud de la que la correspondía, una canción más que adecuada, en tributo a aquel ser frágil y hermoso:
-La casualidad,
se puso el disfraz
de una mariposa
que al vuelo se entregó,
soltando su efecto...
nos acarició.
Al darme cuenta de lo que estaba haciendo, mi voz se apagó al instante, esperando que ni Gackupo me hubiera oído, ni nadie que rondara por los alrededores hubiera sido atraido por mi voz, como sucedía a veces a pesar de no tener intención de utilizar mi don.
-¿Cómo no voy a pecar? Soy un pecado.-repliqué burlonamente, para distraer su atención, aprovechando un inconsciente juego de palabras suyo.- Y por supuesto que yo también sufro, eso es algo que nadie puede negar...-bufé molesta.- Todos los seres tienen sentimientos, digan lo que digan. Ángeles, vampiros, demonios, humanos, hechiceros, híbridos... incluso esa mariposa.-indiqué suavemente.- Pero sean cuales sean mis razones para caer en la ira, no son de tu incumbencia.-suspiré melancólicamente; aquel estúpido me había hecho pensar en Alec... otra vez.
Él se giró y replicó que insultaba su inteligencia, y que necesitaba estar atendida igual que una niña pequeña, igual que la hija de su pareja, además de que era impaciente y necesitaba divertirme, pero que a pesar de todo seguro que sufría como todos.
Yo no respondí al instante, como las otras veces. Estaba demasiado ocupada pensando en si debería tomarme todo aquello como un insulto, o como un halago. Seguí con la vista a una mariposa que de pronto cruzó por delante y al poco murió, y me di cuenta de que el licántropo me miraba a los ojos.
Ignorándole por completo, le di la espalda sin el menor temor, acercándome a aquella mariposa. Casi sin darme cuenta, tal vez incitada inconscientemente por el licántropo, de mis labios salió, tenuemente, con más lentitud de la que la correspondía, una canción más que adecuada, en tributo a aquel ser frágil y hermoso:
-La casualidad,
se puso el disfraz
de una mariposa
que al vuelo se entregó,
soltando su efecto...
nos acarició.
Al darme cuenta de lo que estaba haciendo, mi voz se apagó al instante, esperando que ni Gackupo me hubiera oído, ni nadie que rondara por los alrededores hubiera sido atraido por mi voz, como sucedía a veces a pesar de no tener intención de utilizar mi don.
-¿Cómo no voy a pecar? Soy un pecado.-repliqué burlonamente, para distraer su atención, aprovechando un inconsciente juego de palabras suyo.- Y por supuesto que yo también sufro, eso es algo que nadie puede negar...-bufé molesta.- Todos los seres tienen sentimientos, digan lo que digan. Ángeles, vampiros, demonios, humanos, hechiceros, híbridos... incluso esa mariposa.-indiqué suavemente.- Pero sean cuales sean mis razones para caer en la ira, no son de tu incumbencia.-suspiré melancólicamente; aquel estúpido me había hecho pensar en Alec... otra vez.
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Re: Entrenamiento
-Ni quiero saberlo.-respondí sentándome una roca llena de musgo.-No me gusta involucrarme en las vidas ajenas, con la mía tengo suficiente.-dije cruzándome de brazos quedando en silencio de nuevo, esperando que el bosque hablara para sentir incluso las ramas crujiendo, algún árbol cediendo.
Podía escuchar aún el batir de la mariposa, el aroma de las flores silvestres que permanecían acariciando mis pies, a pesar que era invierno. Era un mundo pequeño que parecía congelado en el tiempo, una estopa de cielo.
-¿Estás acostumbrada a que se metan en tu vida?-interrogué antes de mirarla fijamente sin perder detalle de sus rasgos aniñados.
Podía escuchar aún el batir de la mariposa, el aroma de las flores silvestres que permanecían acariciando mis pies, a pesar que era invierno. Era un mundo pequeño que parecía congelado en el tiempo, una estopa de cielo.
-¿Estás acostumbrada a que se metan en tu vida?-interrogué antes de mirarla fijamente sin perder detalle de sus rasgos aniñados.
Invitado- Invitado
Re: Entrenamiento
Gackupo replicó, sentándose con los brazos cruzados, que no quería saberlo, porque no le gustaba involucrarse en vidas ajenas.
Yo escuché con agrado el silencio. Era evidente que aquel lobito, que al principio se había resistido, estaba cayendo ya en mis redes. De todas formas, era sólo una forma de hablar. Ni que tuviera ganas de engañarle de ninguna forma, faltaría más. Me refería a que al fin comenzaba a confiar un poquito en mí... bueno, más bien no, pero al menos no se comportaba de forma tan desagradable, cuando yo no le había hecho nada... aún.
-Eso es lo que todos deberían pensar.-dije calmadamente.- Si cada cual estuviera pendiente de su propia vida, en lugar de meter las narices en las de los demás, el mundo iría mucho mejor... Y digo esto aunque, siendo demonio, que ocurriera tal hecho no sería bueno para mí.-añadí suspicazmente.
Gackupo me miró fijamente de nuevo, iquiriendo si estaba acostumbrada a que se metieran en mi vida.
Yo dudé un instante, jugueteando con un mechón de cabello.
-Siempre hay algún imbécil que se mete donde no le llaman.-comenté.- Pero por fortuna no suele ocurrir, si eres un demonio. Todos temen demasiado acabar chamuscados, por husmear en el lugar equivocado.-de pronto, sonreí divertida.- Y ya sé que soy hermosa, no hace falta que me mires tan fijamente para confirmármelo.-aquello era un hecho evidente, no lo podría negar.
Me moví apenas del sitio, de forma pausada, y me volví repentinamente hacia él de nuevo:
-Y así, tu hostilidad y desconfianza desaparecieron.-sonreí burlonamente.- En realidad, casi lo lamento. Estaba bien tener a alguien que fuera lo suficientemente valiente, como para tratarme de esa forma. Aunque...-añadí, con mi mirada brillando levemente.- He de darte un consejo que probablemente me perjudique. Nunca confíes en un demonio. En serio. Es de lo más simple, pero hay quien no lo comprende.-aseguré.- Tú lo estabas haciendo bien hasta hace un momento. Si bien ya comenzabas a pasar al terreno de lo insensato...-reí ligeramente.- De todas formas, olvídalo. Hablaba en serio cuando dije que no quería pelear.
Yo escuché con agrado el silencio. Era evidente que aquel lobito, que al principio se había resistido, estaba cayendo ya en mis redes. De todas formas, era sólo una forma de hablar. Ni que tuviera ganas de engañarle de ninguna forma, faltaría más. Me refería a que al fin comenzaba a confiar un poquito en mí... bueno, más bien no, pero al menos no se comportaba de forma tan desagradable, cuando yo no le había hecho nada... aún.
-Eso es lo que todos deberían pensar.-dije calmadamente.- Si cada cual estuviera pendiente de su propia vida, en lugar de meter las narices en las de los demás, el mundo iría mucho mejor... Y digo esto aunque, siendo demonio, que ocurriera tal hecho no sería bueno para mí.-añadí suspicazmente.
Gackupo me miró fijamente de nuevo, iquiriendo si estaba acostumbrada a que se metieran en mi vida.
Yo dudé un instante, jugueteando con un mechón de cabello.
-Siempre hay algún imbécil que se mete donde no le llaman.-comenté.- Pero por fortuna no suele ocurrir, si eres un demonio. Todos temen demasiado acabar chamuscados, por husmear en el lugar equivocado.-de pronto, sonreí divertida.- Y ya sé que soy hermosa, no hace falta que me mires tan fijamente para confirmármelo.-aquello era un hecho evidente, no lo podría negar.
Me moví apenas del sitio, de forma pausada, y me volví repentinamente hacia él de nuevo:
-Y así, tu hostilidad y desconfianza desaparecieron.-sonreí burlonamente.- En realidad, casi lo lamento. Estaba bien tener a alguien que fuera lo suficientemente valiente, como para tratarme de esa forma. Aunque...-añadí, con mi mirada brillando levemente.- He de darte un consejo que probablemente me perjudique. Nunca confíes en un demonio. En serio. Es de lo más simple, pero hay quien no lo comprende.-aseguré.- Tú lo estabas haciendo bien hasta hace un momento. Si bien ya comenzabas a pasar al terreno de lo insensato...-reí ligeramente.- De todas formas, olvídalo. Hablaba en serio cuando dije que no quería pelear.
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Re: Entrenamiento
-¿Quién te dijo que me fiaba de ti?-pregunté contemplando como una flor invernal se abría lentamente esperando capturar algunos rayos de sol que penetraban entre las frondosas ramas.-Y lamento decirle que no es de mi agrado, prefiero a mi hechicero ante cualquier mujer.
Durante años había buscado a una mujer para que formara conmigo familia, tener a alguien importante a quien cuidar. Deseaba tener hijos con ella, caminar por la vida atados de la mano sintiendo que el fuerte lazo rojo del destino no nos destrozaba los dedos, más bien nos hacía sentir reconfortados, y de ese modo llegar al momento en el cual ambos feneciéramos. Era algo que deseaba, pero cuando conocí a Alexei supe que era él y no otro.
Sus cabellos oscuros algo largos, los cuales rozaban parte de su espalda y sus hombros, sus rasgos parecidos a los míos al tener algunos orígenes asiáticos, sus labios dulces y llenos de rabia como su mirada. Era pequeño, frágil, completamente dulce y necesitado de atenciones aunque lo negara.
-Sólo contemplo a una posible enemiga, nada más.
Nunca bajaba la guardia, por pequeña y tonta en apariencia que fuera una criatura. Parecía una adolescente, todos los adolescentes son estúpidos, pero era un demonio y sabía que estaba ahí desde la creación del mundo. ¿Qué podía hacer? Nada, sólo esperar cualquier triquiñuela.
Durante años había buscado a una mujer para que formara conmigo familia, tener a alguien importante a quien cuidar. Deseaba tener hijos con ella, caminar por la vida atados de la mano sintiendo que el fuerte lazo rojo del destino no nos destrozaba los dedos, más bien nos hacía sentir reconfortados, y de ese modo llegar al momento en el cual ambos feneciéramos. Era algo que deseaba, pero cuando conocí a Alexei supe que era él y no otro.
Sus cabellos oscuros algo largos, los cuales rozaban parte de su espalda y sus hombros, sus rasgos parecidos a los míos al tener algunos orígenes asiáticos, sus labios dulces y llenos de rabia como su mirada. Era pequeño, frágil, completamente dulce y necesitado de atenciones aunque lo negara.
-Sólo contemplo a una posible enemiga, nada más.
Nunca bajaba la guardia, por pequeña y tonta en apariencia que fuera una criatura. Parecía una adolescente, todos los adolescentes son estúpidos, pero era un demonio y sabía que estaba ahí desde la creación del mundo. ¿Qué podía hacer? Nada, sólo esperar cualquier triquiñuela.
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Re: Entrenamiento
Gackupo contempló una flor y replicó que no me fiaba de mí, y que él ya tenía a un hechicero.
Yo alcé las cejas, y suspiré cansinamente:
-Oh, así que eres homosexual... Últimamente sólo me encuentro con homosexuales.-le observé críticamente.- No es que tenga nada en contra, pero el último era más amable... y además era un vampiro. Una verdadera delicia de hombre. Sádico, inteligente, humorístico, y definitivamente agradable.-reí levemente.- Y tu pareja... ¿cómo es?-inquirí con curiosidad, distraídamente.
El licántropo aseguró que sólo observaba a una posible enemiga.
Yo sonreí burlonamente. Aquello me divertía enormemente, porque en parte tenía razón.
-Bien, no diré que no es cierto...-dije calmadamente.
Yo alcé las cejas, y suspiré cansinamente:
-Oh, así que eres homosexual... Últimamente sólo me encuentro con homosexuales.-le observé críticamente.- No es que tenga nada en contra, pero el último era más amable... y además era un vampiro. Una verdadera delicia de hombre. Sádico, inteligente, humorístico, y definitivamente agradable.-reí levemente.- Y tu pareja... ¿cómo es?-inquirí con curiosidad, distraídamente.
El licántropo aseguró que sólo observaba a una posible enemiga.
Yo sonreí burlonamente. Aquello me divertía enormemente, porque en parte tenía razón.
-Bien, no diré que no es cierto...-dije calmadamente.
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Re: Entrenamiento
-¿Ah sí? Felicidades, al último vampiro que tuve que soportar era un engreído estúpido que hizo un drama terrible, aunque mayor lo hizo su hija. Ambos tal para cual, dos rubios insolentes y estúpidos que se creían el ombligo de este desgraciado mundo.-dije dejando que la naturaleza me envolviera nuevamente, sintiéndome en paz con la madre natura.-No soy homosexual, en realidad él simplemente es mucho más atractivo que cualquier mujer.
No sólo era más hermoso que una mujer, también poseía dos sexos en su propio cuerpo. Él podía darme hijos en un futuro, igual que cualquier hembra, e incluso podía disfrutar de esa parte femenina suya. El único defecto que le encontraba eran sus "días". Se ponía histérico, no paraba de gritar que le dolía y no permitía que me acercara ni dos metros.
No sólo era más hermoso que una mujer, también poseía dos sexos en su propio cuerpo. Él podía darme hijos en un futuro, igual que cualquier hembra, e incluso podía disfrutar de esa parte femenina suya. El único defecto que le encontraba eran sus "días". Se ponía histérico, no paraba de gritar que le dolía y no permitía que me acercara ni dos metros.
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Re: Entrenamiento
Gackupo replicó que el último vampiro que había soportado era un rubio engreido que montó un drama con su hija, y añadió que no era homosexual pero que él era más atractivo que cualquier mujer.
Yo sacudí la cabeza, sonriendo burlonamente:
-Tal vez fuera el mismo. Mi vampiro también era rubio, y según la información que fui recolectando después, también tenía una hija... Si bien, en caso de que sea el mismo, diferimos en cuanto a su personalidad. Aunque no se puede esperar que un licántropo diga nada bueno de un vampiro.-le mostré una sonrisa llena de dientes blancos.- Hmmm... así que sales con un hombre, pero aseguras que no eres homosexual. Bien.-dije con diversión.- No te molestes en intentar explicarme lo que pasa por tu cabeza... creo que prefiero no saberlo.
Yo sacudí la cabeza, sonriendo burlonamente:
-Tal vez fuera el mismo. Mi vampiro también era rubio, y según la información que fui recolectando después, también tenía una hija... Si bien, en caso de que sea el mismo, diferimos en cuanto a su personalidad. Aunque no se puede esperar que un licántropo diga nada bueno de un vampiro.-le mostré una sonrisa llena de dientes blancos.- Hmmm... así que sales con un hombre, pero aseguras que no eres homosexual. Bien.-dije con diversión.- No te molestes en intentar explicarme lo que pasa por tu cabeza... creo que prefiero no saberlo.
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Re: Entrenamiento
-Tampoco me interesa explicártelo.-comenté con una sonrisa fría.
Alexei era hermafrodrita, tenía la fortuna de tener ambos sexos. Sin embargo, para mí era un hombre delicado que iba a cuidar como si se tratara de salvar mi alma.
-Si se llama Lestat te aseguro que es estúpido, puesto que montó todo un drama por una hija que ni ha criado él. Además, ¿qué vas a saber tú? Lo juzgas por una noche, yo lo juzgo por todo lo que he podido leer de él en varios libros. Así como todo lo que ha vivido Alex.-acortaba su nombre, porque llamaba la atención cuando uno de los hechiceros más poderosos, aquel que custodiaba a uno de los jinetes, era nombrado.-No digo que le odie, pero no tiene razón. Él mismo después lo atestiguó y lloró.
Lloró como niño frente a Alexei, así como frente a mi, pidiendo disculpas. Él no era quien para decir que Alexei estaba enfermo, no era nadie para comentar sus pactos con demonios y mucho menos era quien para enfrentar a Lutho con Alex. No era nadie, sólo un tonto y terco que en vez de pedir ayuda para domar a la criatura se dedicó a obrar como él creía mejor, lo cual siempre era lo peor.
Alexei era hermafrodrita, tenía la fortuna de tener ambos sexos. Sin embargo, para mí era un hombre delicado que iba a cuidar como si se tratara de salvar mi alma.
-Si se llama Lestat te aseguro que es estúpido, puesto que montó todo un drama por una hija que ni ha criado él. Además, ¿qué vas a saber tú? Lo juzgas por una noche, yo lo juzgo por todo lo que he podido leer de él en varios libros. Así como todo lo que ha vivido Alex.-acortaba su nombre, porque llamaba la atención cuando uno de los hechiceros más poderosos, aquel que custodiaba a uno de los jinetes, era nombrado.-No digo que le odie, pero no tiene razón. Él mismo después lo atestiguó y lloró.
Lloró como niño frente a Alexei, así como frente a mi, pidiendo disculpas. Él no era quien para decir que Alexei estaba enfermo, no era nadie para comentar sus pactos con demonios y mucho menos era quien para enfrentar a Lutho con Alex. No era nadie, sólo un tonto y terco que en vez de pedir ayuda para domar a la criatura se dedicó a obrar como él creía mejor, lo cual siempre era lo peor.
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Re: Entrenamiento
Gackupo replicó sonriendo fríamente que no le interesaba explicármelo.
Yo sacudí la cabeza, sin interés, observándome las uñas. Me comenzaba a aburrir aquella conversación; estaba por sacar un pintauñas y pintármelas, pero siempre me había parecido vano e inútil, así que tampoco iba a cambiar ahora.
-Entonces todos contentos.-repliqué con aburrimiento.
Gackupo aseguró que si se llamaba Lestat era estúpido, y que montó un drama por una hija que ni siquiera él había criado.
Yo escuché, mordiéndome los labios, aquella enrevesada historia que comentó por encima, y acabé sacudiendo la cabeza:
-Sí, mi vampiro se llamaba Lestat... Y desde luego, debió ser todo un espectáculo; me hubiera gustado verlo, Lestat no me pareció el tipo de persona que llora por nada.-sonreí burlonamente, pero acabé frunciendo el ceño; al fin de al cabo, el licántropo estaba insultando a alguien a quien consideraba... un amigo... o casi, al menos, y nadie, absolutamente nadie, hacía algo parecido.- Bueno, de todas formas, los libros están enrevesadamente trastocados, nunca son completamente ciertos... Por ejemplo, la Biblia.-sonreí burlonamente; tampoco era el caso de enfadarme con tonterías.- Y además, cada persona tiene dentro de sí un mundo, no se puede resumir en unos cuantos encuentros...
Yo sacudí la cabeza, sin interés, observándome las uñas. Me comenzaba a aburrir aquella conversación; estaba por sacar un pintauñas y pintármelas, pero siempre me había parecido vano e inútil, así que tampoco iba a cambiar ahora.
-Entonces todos contentos.-repliqué con aburrimiento.
Gackupo aseguró que si se llamaba Lestat era estúpido, y que montó un drama por una hija que ni siquiera él había criado.
Yo escuché, mordiéndome los labios, aquella enrevesada historia que comentó por encima, y acabé sacudiendo la cabeza:
-Sí, mi vampiro se llamaba Lestat... Y desde luego, debió ser todo un espectáculo; me hubiera gustado verlo, Lestat no me pareció el tipo de persona que llora por nada.-sonreí burlonamente, pero acabé frunciendo el ceño; al fin de al cabo, el licántropo estaba insultando a alguien a quien consideraba... un amigo... o casi, al menos, y nadie, absolutamente nadie, hacía algo parecido.- Bueno, de todas formas, los libros están enrevesadamente trastocados, nunca son completamente ciertos... Por ejemplo, la Biblia.-sonreí burlonamente; tampoco era el caso de enfadarme con tonterías.- Y además, cada persona tiene dentro de sí un mundo, no se puede resumir en unos cuantos encuentros...
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Re: Entrenamiento
-Querida, los escribió él bajo pseudónimo.-comenté notando que no se daba cuenta de todo el daño que podía hacer Lestat.-¿Harías daño a alguien amado? Aunque seas demonio, debes saber lo que es el amor ¿No? Pues piensa como te sentaría que alguien hiciera daño a alguien amado, para colmo que también lo sea para esa persona. Se pasó, se pasó mucho y no es momento para discutir de esto. Sacas tu don de la soberbia a pasear y no escuchas.-dije levantándome.-Eres de los peores demonios inferiores, porque incluso te hace daño a ti tu propio castigo. Te ciega el bosque y no eres capaz de ver los pájaros.
Eché a caminar regresando a mi calma habitual, en mi corazón sólo estaba Alexei dormido en nuestra cama con esa expresión dulce en sus labios. Era la imagen que más me tranquilizaba, el pensar que estaba protegido y cuidado entre mis brazos.
Eché a caminar regresando a mi calma habitual, en mi corazón sólo estaba Alexei dormido en nuestra cama con esa expresión dulce en sus labios. Era la imagen que más me tranquilizaba, el pensar que estaba protegido y cuidado entre mis brazos.
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Re: Entrenamiento
Gackupo replicó que los libros estaban escritos por él mismo, y comentó que hasta yo, siendo demonio, debía saber lo que era el amor, pero que Lestat se pasó mucho, si bien no era el momento de discutir sobre aquello.
Yo escuché toda su perorata sin interrumpir, a pesar de que no era más que un continuo sinsentido cuyo único objetivo era dejar mal a Lestat, y sacudí la cabeza. Nada de lo que un lobito testarudo dijera me haría cambiar de opinión.
-Por supuesto, lo sé, no soy estúpida, ¿pero de verdad crees que él pondría toda su alma, o lo que le quedara, en un maldito libro? Mentiría, como el que más y el que menos.-resoplé cansinamente.- He de avistarte de que no todos los demonios, ni mucho menos, saben lo que es el amor... Pero te has venido a encontrar con uno de los que sí.-hice una pequeña mueca triste.- Lo que yo sé del amor no sirve para nada; por mucho que lo conozcas, no podrás librarte de él ni hacerlo más llevadero. Lo que yo sé del amor es que duele; el que supuestamente es el mejor sentimiento del mundo, sólo me ha traído dolor y desgracia. Así que no me vengas a decir que soy una estúpida insensible que no sabe de sentimientos, porque podría estar aquí toda la eternidad contándote mis muchas penas y mis pocas alegrías, ¡maldito licántropo cabezota!-estallé, de los nervios.
Aquel estúpido me había sacado de quicio de la peor forma posible: tocando inconscientemente el tema de Alec, que era el que más me dolía. Y para colmo, continuó asegurando que sacaba la soberbia a pasear y no escuchaba, y que era de los peores demonios inferiores porque mi castigo me auto-dañaba, añadiendo una estupidez sobre un bosque y unos pájaros.
Oh, maldito fuera mil veces aquel licántropo desgraciado. No se había conformado con tocar el tema de Alec, sino que había usado la palabra prohibida: inferior, y además había continuado insultándome de aquella forma tan estúpida.
-¡¿Que no escucho?! ¡¿Que no escucho?!-exclamé.- Llevo aquí un buen rato escuchando como te lamentas, tildas de estúpidos a mis amigos, y me insultas, cuando yo no te he hecho nada.-apreté los labios, tratando de calmarme sin conseguirlo; o lo soltaba todo, o estallaba.- ¡Aunque debería habértelo hecho! No haces más que meter el dedo en la llaga todo el tiempo. Afirmas que crees que hasta los demonios tienen sentimientos, y sin embargo, aquí estás, haciéndome recordar cosas que hace tiempo que debería de haber olvidado. ¡¿Por qué no te miras a ti mismo y dejas de mirarme a mí?! Empiezo a pensar que eres tú la Soberbia, y no yo. ¡Y malditos sean mil veces tus estúpidos pájaros metafóricos!
Me dejé caer en el suelo, odiando a aquel licántropo con una intensidad que normalmente reservaba para los poderosos. Mi mente gritaba: Alec, Alec, Alec. Y también oía más nombres, gente que me había hecho daño, gente a la había apreciado hasta que me traicionaron... Demasiadas voces en la cabeza. En un instante, mi furia se había pasado, y dentro de mí sólo quedaba una fría y agotada indiferencia. Me preguntaba qué había ocurrido para aquel estallido estúpido de rabia, que ya comenzaba a avergonzarme.
-Tú no sabes nada, Gackupo. Nada.-susurré cansadamente.- Me agotas. No sé ni para qué me acerqué a hablar contigo.
Yo escuché toda su perorata sin interrumpir, a pesar de que no era más que un continuo sinsentido cuyo único objetivo era dejar mal a Lestat, y sacudí la cabeza. Nada de lo que un lobito testarudo dijera me haría cambiar de opinión.
-Por supuesto, lo sé, no soy estúpida, ¿pero de verdad crees que él pondría toda su alma, o lo que le quedara, en un maldito libro? Mentiría, como el que más y el que menos.-resoplé cansinamente.- He de avistarte de que no todos los demonios, ni mucho menos, saben lo que es el amor... Pero te has venido a encontrar con uno de los que sí.-hice una pequeña mueca triste.- Lo que yo sé del amor no sirve para nada; por mucho que lo conozcas, no podrás librarte de él ni hacerlo más llevadero. Lo que yo sé del amor es que duele; el que supuestamente es el mejor sentimiento del mundo, sólo me ha traído dolor y desgracia. Así que no me vengas a decir que soy una estúpida insensible que no sabe de sentimientos, porque podría estar aquí toda la eternidad contándote mis muchas penas y mis pocas alegrías, ¡maldito licántropo cabezota!-estallé, de los nervios.
Aquel estúpido me había sacado de quicio de la peor forma posible: tocando inconscientemente el tema de Alec, que era el que más me dolía. Y para colmo, continuó asegurando que sacaba la soberbia a pasear y no escuchaba, y que era de los peores demonios inferiores porque mi castigo me auto-dañaba, añadiendo una estupidez sobre un bosque y unos pájaros.
Oh, maldito fuera mil veces aquel licántropo desgraciado. No se había conformado con tocar el tema de Alec, sino que había usado la palabra prohibida: inferior, y además había continuado insultándome de aquella forma tan estúpida.
-¡¿Que no escucho?! ¡¿Que no escucho?!-exclamé.- Llevo aquí un buen rato escuchando como te lamentas, tildas de estúpidos a mis amigos, y me insultas, cuando yo no te he hecho nada.-apreté los labios, tratando de calmarme sin conseguirlo; o lo soltaba todo, o estallaba.- ¡Aunque debería habértelo hecho! No haces más que meter el dedo en la llaga todo el tiempo. Afirmas que crees que hasta los demonios tienen sentimientos, y sin embargo, aquí estás, haciéndome recordar cosas que hace tiempo que debería de haber olvidado. ¡¿Por qué no te miras a ti mismo y dejas de mirarme a mí?! Empiezo a pensar que eres tú la Soberbia, y no yo. ¡Y malditos sean mil veces tus estúpidos pájaros metafóricos!
Me dejé caer en el suelo, odiando a aquel licántropo con una intensidad que normalmente reservaba para los poderosos. Mi mente gritaba: Alec, Alec, Alec. Y también oía más nombres, gente que me había hecho daño, gente a la había apreciado hasta que me traicionaron... Demasiadas voces en la cabeza. En un instante, mi furia se había pasado, y dentro de mí sólo quedaba una fría y agotada indiferencia. Me preguntaba qué había ocurrido para aquel estallido estúpido de rabia, que ya comenzaba a avergonzarme.
-Tú no sabes nada, Gackupo. Nada.-susurré cansadamente.- Me agotas. No sé ni para qué me acerqué a hablar contigo.
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Re: Entrenamiento
Permanecí frío ante su estallido. No era más que una adolescente, no sólo físicamente sino mentalmente. Una niña que intentaba llamar la atención y molestar al resto porque había sido herida. En Lestat parecía haber encontrado apoyo, quizás por eso se enfurecía de esa forma. No decía que él fuera el peor de todos, pero sus actos frente a mí habían sido de los peores. Después de aquella noche leí sobre él, lo hice saboreando cada línea y comprobando que no era más que un rubio estúpido, aunque buscaba amor y respeto y sólo encontraba que todos se alejaban de él por su tremenda tontería. Él no debió decir cosas tan dolorosas frente a Alexei, pero yo tampoco tuve porque dañar al demonio que tenía frente a mí.
-Yo también he sufrido por amor, todos hemos sufrido por amor salvo los demonios que suelo conocer. Son seres que no saben lo que es amor, sólo el capricho.-comenté acercándome a ella con aquella serenidad compleja que en ocasiones tomaba gracias a mis oraciones, el estar con los espíritus de la naturaleza me daba una fuerza temperamental impresionante.-No soy soberbio, sólo estoy calmado. Deberías conocer la calma para no caer como ahora, la ira no trae nada bueno.-coloqué mis manos sobre sus hombros levantándola.-No eres más que una niña, por mucho que te esfuerces no has crecido demasiado. Creo que no has tenido maestros para ello, ni siquiera te han explicado en qué consiste la vida. La has vivido, te han dañado y no comprendes siquiera porque.
Tomé aire cansado antes de rodearla entre mis brazos. Me había enseñado mi madre que cuando alguien sufría, sin importar quién, debía de darle mi apoyo aunque jamás debería bajar la guardia.
-Lo siento si te hice daño, pero yo no conozco tu pasado para saber si te haría daño o no.-dije finalmente apartándome de ella.-Deberías aprender, como he dicho, el como calmar tu espíritu te vendrá bien cualquier momento, no sólo cuando te sientas frustrada.
-Yo también he sufrido por amor, todos hemos sufrido por amor salvo los demonios que suelo conocer. Son seres que no saben lo que es amor, sólo el capricho.-comenté acercándome a ella con aquella serenidad compleja que en ocasiones tomaba gracias a mis oraciones, el estar con los espíritus de la naturaleza me daba una fuerza temperamental impresionante.-No soy soberbio, sólo estoy calmado. Deberías conocer la calma para no caer como ahora, la ira no trae nada bueno.-coloqué mis manos sobre sus hombros levantándola.-No eres más que una niña, por mucho que te esfuerces no has crecido demasiado. Creo que no has tenido maestros para ello, ni siquiera te han explicado en qué consiste la vida. La has vivido, te han dañado y no comprendes siquiera porque.
Tomé aire cansado antes de rodearla entre mis brazos. Me había enseñado mi madre que cuando alguien sufría, sin importar quién, debía de darle mi apoyo aunque jamás debería bajar la guardia.
-Lo siento si te hice daño, pero yo no conozco tu pasado para saber si te haría daño o no.-dije finalmente apartándome de ella.-Deberías aprender, como he dicho, el como calmar tu espíritu te vendrá bien cualquier momento, no sólo cuando te sientas frustrada.
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Re: Entrenamiento
Gackupo se acercó, comentando que la mayoría habían sufrido por amor, y añadió que debería conocer la calma como él, porque no era más que una niña, y no sé qué historias más...
Yo me mordí levemente los labios, y sacudí la cabeza, aún agotada:
-Déjame con mi ira... con la mayoría de los demonios, la calma no les sirve para nada.-aparté con demasiada suavidad sus manos de mis hombros.- ¿Una niña?-repetí, molesta.- Olvídalo, en serio, sólo lo estás empeorando.-advertí.- Estoy aquí desde que nació el mundo. No soy una niña.-expliqué calmadamente, mirándole fijamente a los ojos, con aquella "calma" que él parecía adorar.
Gackupo cogió aire y me abrazó, disculpándose, y añadiendo que no conocía mi pasado y no podía evitar dañarme.
Inmediatamente, por pura inercia, todo mi cuerpo se tensó. Hacía bastante que nadie me abrazaba; la gente no solía hacerlo, no sólo por falta de ganas, sino por falta de coraje. Sólo Alec lo había hecho a menudo, y había sido bien recibido.
Dudé un instante; aquella era una situación a la que no estaba acostumbrada, pero acabé por relajarme y permitírselo, apoyando levemente la cabeza en su hombro.
-Está bien...-susurré suavemente.- De todas formas, el daño ya estaba hecho; sólo lo has vuelto a sacar a la luz... Y supongo que son peores los que lo hacen a sabiendas...
El licántropo se apartó, y repitió que debería calmar mi espíritu.
Yo me encogí de hombros con desinterés, sentándome lentamente en el suelo, aún cansada.
-Ya veremos...
Yo me mordí levemente los labios, y sacudí la cabeza, aún agotada:
-Déjame con mi ira... con la mayoría de los demonios, la calma no les sirve para nada.-aparté con demasiada suavidad sus manos de mis hombros.- ¿Una niña?-repetí, molesta.- Olvídalo, en serio, sólo lo estás empeorando.-advertí.- Estoy aquí desde que nació el mundo. No soy una niña.-expliqué calmadamente, mirándole fijamente a los ojos, con aquella "calma" que él parecía adorar.
Gackupo cogió aire y me abrazó, disculpándose, y añadiendo que no conocía mi pasado y no podía evitar dañarme.
Inmediatamente, por pura inercia, todo mi cuerpo se tensó. Hacía bastante que nadie me abrazaba; la gente no solía hacerlo, no sólo por falta de ganas, sino por falta de coraje. Sólo Alec lo había hecho a menudo, y había sido bien recibido.
Dudé un instante; aquella era una situación a la que no estaba acostumbrada, pero acabé por relajarme y permitírselo, apoyando levemente la cabeza en su hombro.
-Está bien...-susurré suavemente.- De todas formas, el daño ya estaba hecho; sólo lo has vuelto a sacar a la luz... Y supongo que son peores los que lo hacen a sabiendas...
El licántropo se apartó, y repitió que debería calmar mi espíritu.
Yo me encogí de hombros con desinterés, sentándome lentamente en el suelo, aún cansada.
-Ya veremos...
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Re: Entrenamiento
-Las heridas hay que conocerlas, abrirlas de vez en cuando y sanarlas con cuidado. Si dejas que se eche pus encima de esta, olvidándote de irlas revisando, un día se abren con mayor dolor aún y sientes como tu alma se va a través de esas cicatrices invisibles que tienen nuestro cuerpo.-comenté sentándome frente a ella, contemplándola con la misma serenidad que momentos atrás.-Yo he aprendido a cargar con la muerte de mis padres, aún así duele. Como también duele tener lejos a mi hermano gemelo, duele tener a mi hermana pequeña sin poder verla a menudo y provoca rabia que aquellos que admiraste te den la espalda porque no eres lo que pretendían. Sin embargo, hay que saber buscar la fuerza suficiente, el ingenio oportuno y el optimismo necesario para continuar.
Tenía 300 años, no era un chiquillo. Había crecido en medio del claro de un bosque, en una reserva natural cerca de Tokyo. Luché contra la tecnología, pues esta hacía la vida demasiado fácil. Mis padres se alejaron de todo, dándole la espalda a la modernidad que sólo había traido miseria, junto a un buen grupo de lobos. Nosotros éramos considerados valientes y valiosos, pero las penalidades con poca electricidad y nulos aparatos nos hacían sufrir, sin embargo yo conocía las estrellas y podía verlas porque estaba en un lugar menos luminoso y más cercano a lo que una vez fue el mundo.
Era reflexivo, en ocasiones demasiado callado, y mi hermano preguntaba una y otra vez cuestiones que me provocaba responder con cautela. Desde niños habíamos conocido las heridas en nuestro cuerpo, las invisibles que pertenecen a nuestras almas, y sanado estas reflexionando, buscando pisar mejor la próxima vez.
Tenía 300 años, no era un chiquillo. Había crecido en medio del claro de un bosque, en una reserva natural cerca de Tokyo. Luché contra la tecnología, pues esta hacía la vida demasiado fácil. Mis padres se alejaron de todo, dándole la espalda a la modernidad que sólo había traido miseria, junto a un buen grupo de lobos. Nosotros éramos considerados valientes y valiosos, pero las penalidades con poca electricidad y nulos aparatos nos hacían sufrir, sin embargo yo conocía las estrellas y podía verlas porque estaba en un lugar menos luminoso y más cercano a lo que una vez fue el mundo.
Era reflexivo, en ocasiones demasiado callado, y mi hermano preguntaba una y otra vez cuestiones que me provocaba responder con cautela. Desde niños habíamos conocido las heridas en nuestro cuerpo, las invisibles que pertenecen a nuestras almas, y sanado estas reflexionando, buscando pisar mejor la próxima vez.
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Re: Entrenamiento
Gackupo se sentó frente a mí, y comenzó a darme otra de sus laaargas charlas.
Yo ladeé la cabeza y le escuché pacientemente; ya me había acostumbrado a su parloteo, de forma que no sólo no me molestaba, sino que tal vez podría serme incluso útil.
-Yo ya no tengo alma, Gackupo.-repliqué con una pequeña mueca.- Al menos eso dicen de los demonios.-bufé, molesta.- Mmm... realmente no pensé que llevaras tanta desgracia encima.-admití.- Normalmente la gente tiene a maximizar los problemas.-le observé con una mueca amarga.- Yo jamás tuve nada parecido a una familia, salvo un hermano gemelo al que hace siglos que no veo por mi propia estupidez, amo a alguien a quien no debería, y para colmo todos piensan que por ser un demonio sólo me interesa pelear.
Yo ladeé la cabeza y le escuché pacientemente; ya me había acostumbrado a su parloteo, de forma que no sólo no me molestaba, sino que tal vez podría serme incluso útil.
-Yo ya no tengo alma, Gackupo.-repliqué con una pequeña mueca.- Al menos eso dicen de los demonios.-bufé, molesta.- Mmm... realmente no pensé que llevaras tanta desgracia encima.-admití.- Normalmente la gente tiene a maximizar los problemas.-le observé con una mueca amarga.- Yo jamás tuve nada parecido a una familia, salvo un hermano gemelo al que hace siglos que no veo por mi propia estupidez, amo a alguien a quien no debería, y para colmo todos piensan que por ser un demonio sólo me interesa pelear.
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Re: Entrenamiento
-Creo que los demonios sois energía, por lo tanto tenéis alma aunque sea inversa a la nuestra.-comenté antes de mirarla fijamente.-Tengo mi carga, como todos tenemos la nuestra. En estos tiempos todos tenemos lastres, pesadas cadenas que nos hacen daño y nos condenan a seguir sufriendo aunque sea en silencio.
No había nadie en este mundo, nadie en absoluto, que no hubiera sufrido y al parecer incluso los demonios, a quienes culpaban de todo el daño. Yo jamás los culpé de todo, pues era el ser humano quien había echado a perder los bosques, no sólo las guerras con los demonios.
-El mundo se hunde pero siempre tenemos a esa persona que nos salva, quizás deberías buscar a esa persona... a tu hermano.
No había nadie en este mundo, nadie en absoluto, que no hubiera sufrido y al parecer incluso los demonios, a quienes culpaban de todo el daño. Yo jamás los culpé de todo, pues era el ser humano quien había echado a perder los bosques, no sólo las guerras con los demonios.
-El mundo se hunde pero siempre tenemos a esa persona que nos salva, quizás deberías buscar a esa persona... a tu hermano.
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