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Huellas de sangre
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Huellas de sangre
Noches de vino y rosas, de sangre y clavos, la pasión desbordada sobre el lecho de un desheredado, el mío propio. Un mundo que parecía menos amargo, pero igualmente venenoso. Louise caminaba a mi lado, la sentía rodeándome con su presencia y sus susurros. Frente a mí tomaba el cuerpo de una bailarina de papel, una mariposa majestuosa que iluminaba el mundo con sus pies desnudos y sus labios sellados en una dulce sonrisa. Si bien, rogué que me dejara un día a solas porque necesitaba meditar.
Mis meditaciones constaban de beber hasta quedar exhausto. Mis labios eran los peores amantes que podían hallarse en las calles. Mis pies descalzos tocaban las baldosas y el cemento de cientos de calles. Mi capa negra cubría parte de mi rostro y mis ropas. Sólo llevaba un pantalón amplio de tela gruesa y negra, una camisa negra y un chaleco igualmente negro. En mis brazos llevaba brazaletes de plata, algunos habían pertenecido a mis víctimas. En mi espalda mis armas y frente a mí un destino sanguinario.
Buscaba a seres violentos, demonios de baja alcurnia, para beber de ellos hasta quedar agotado. Mis labios estaban cubiertos de sangre, la de mis pasadas víctimas, y mi rostro era un máscara veneciana de aspecto frágil como el papel de oro pero de un blanco deslumbrante, prácticamente un bloque de mármol. Mis ropas parecían las raídas velas de un galeón pirata, se mecían al aire dándome la imagen de un ángel caído.
Brinqué hacia un techo de tejas de una zona casi derruida. Me senté contemplando la noche moviendo mis manos hacia la luna. Generaba magia para los niños que dormían en sus cunas. En ocasiones, sólo en breves ocasiones, mi alma recordaba que ellos eran quienes menos culpa tenían. En otras eran mis presas más simples, los mataba hasta dejarlos sin una gota. Era mi forma de darles la despedida de un mundo que estaba a punto de morir, no debía de existir más seres si iban a sufrir. Lo mejor era acabar con la esperanza pues sólo nos hacían débiles.
Mis labios se movían entonando una vieja melodía, una canción de cuna triste, para aquellas criaturas que no tenían nada caliente que llevarse a la boca. Su madre desconsolada se inyectaba de nuevo una dosis casi letal de droga. Niños olvidados en sus camas que soñaban con tiovivos y juguetes que jamás poseerán, mariposas que danzaban a su alrededor y peces de colores como transporte por los ríos de la imaginación. Mis ojos estaban cerrados dejando que mis dedos dibujaran para ellos un cuento melancólico. Mis dientes aún estaban manchados del carmín de la vida, la sangre de un demonio que había engullido con la ansiedad de un pequeño frente a un pastel.
Mis meditaciones constaban de beber hasta quedar exhausto. Mis labios eran los peores amantes que podían hallarse en las calles. Mis pies descalzos tocaban las baldosas y el cemento de cientos de calles. Mi capa negra cubría parte de mi rostro y mis ropas. Sólo llevaba un pantalón amplio de tela gruesa y negra, una camisa negra y un chaleco igualmente negro. En mis brazos llevaba brazaletes de plata, algunos habían pertenecido a mis víctimas. En mi espalda mis armas y frente a mí un destino sanguinario.
Buscaba a seres violentos, demonios de baja alcurnia, para beber de ellos hasta quedar agotado. Mis labios estaban cubiertos de sangre, la de mis pasadas víctimas, y mi rostro era un máscara veneciana de aspecto frágil como el papel de oro pero de un blanco deslumbrante, prácticamente un bloque de mármol. Mis ropas parecían las raídas velas de un galeón pirata, se mecían al aire dándome la imagen de un ángel caído.
Brinqué hacia un techo de tejas de una zona casi derruida. Me senté contemplando la noche moviendo mis manos hacia la luna. Generaba magia para los niños que dormían en sus cunas. En ocasiones, sólo en breves ocasiones, mi alma recordaba que ellos eran quienes menos culpa tenían. En otras eran mis presas más simples, los mataba hasta dejarlos sin una gota. Era mi forma de darles la despedida de un mundo que estaba a punto de morir, no debía de existir más seres si iban a sufrir. Lo mejor era acabar con la esperanza pues sólo nos hacían débiles.
Mis labios se movían entonando una vieja melodía, una canción de cuna triste, para aquellas criaturas que no tenían nada caliente que llevarse a la boca. Su madre desconsolada se inyectaba de nuevo una dosis casi letal de droga. Niños olvidados en sus camas que soñaban con tiovivos y juguetes que jamás poseerán, mariposas que danzaban a su alrededor y peces de colores como transporte por los ríos de la imaginación. Mis ojos estaban cerrados dejando que mis dedos dibujaran para ellos un cuento melancólico. Mis dientes aún estaban manchados del carmín de la vida, la sangre de un demonio que había engullido con la ansiedad de un pequeño frente a un pastel.
- Spoiler:
Invitado- Invitado
Re: Huellas de sangre
¿Unirme a los Thorns? La idea me rondaba la cabeza, igual no era una mala opción, al menos no tenía nada que perder si accedía.
Los Thorns, aquel grupo que se dedicaba a sobrevivir y proteger a los suyos de amenazas externas. Amaury y Killian, aquella excéntrica pareja, ambos eran totalmente opuestos en carácter pero se complementaban a la perfección. Era extraño pero sentía que podía confiar en ellos.
Había sido atendido por Killian durante unos días, yo deseaba volver a mi refugio pero me fue imposible convencerle de modo que tuve que quedarme hasta curarme del todo. Y ahí estaba yo, volviendo a mi pequeño pero acogedor hogar, al refugio donde los libros se amontonaban en estanterías impovisadas y mi equipo informático me esperaba, tenía que averiguar más cosas sobre ellos y estaba dispuesto a hurgar lo posible a través de la red.
De repente noté una presencia poderosa y me giré creando por instinto en mi mano una bola de fuego. Al darme cuenta agité los dedos y ésta se desvaneció, mi rostro se puso pálido y comencé a temblar pero me serené, cerré los ojos y respiré profundamente para observar mejor mi entorno y tratar de localizarle, sin éxito.
El refugio no quedaba lejos, tan sólo a dos calles, si evitaba las zonas iluminadas podría llegar hasta allá ocultándome entre las sombras, no era la primera vez que lo hacía y hasta ahora había funcionado.
Los Thorns, aquel grupo que se dedicaba a sobrevivir y proteger a los suyos de amenazas externas. Amaury y Killian, aquella excéntrica pareja, ambos eran totalmente opuestos en carácter pero se complementaban a la perfección. Era extraño pero sentía que podía confiar en ellos.
Había sido atendido por Killian durante unos días, yo deseaba volver a mi refugio pero me fue imposible convencerle de modo que tuve que quedarme hasta curarme del todo. Y ahí estaba yo, volviendo a mi pequeño pero acogedor hogar, al refugio donde los libros se amontonaban en estanterías impovisadas y mi equipo informático me esperaba, tenía que averiguar más cosas sobre ellos y estaba dispuesto a hurgar lo posible a través de la red.
De repente noté una presencia poderosa y me giré creando por instinto en mi mano una bola de fuego. Al darme cuenta agité los dedos y ésta se desvaneció, mi rostro se puso pálido y comencé a temblar pero me serené, cerré los ojos y respiré profundamente para observar mejor mi entorno y tratar de localizarle, sin éxito.
El refugio no quedaba lejos, tan sólo a dos calles, si evitaba las zonas iluminadas podría llegar hasta allá ocultándome entre las sombras, no era la primera vez que lo hacía y hasta ahora había funcionado.
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Re: Huellas de sangre
Mi voz entonaba aquel canto concentrado en manipular los sueños amargos de aquellas criaturas, hoy tendrían una nana mañana quizás mis colmillos. Era un ser de carácter variable, me dejaba llevar por las emociones que me provocaba. La moral humana estaba descolorida, era una bandera que ya no la recordaba nadie y una palabra que jamás fue usada con buen fin.
Percibí una débil presencia en las calles aledañas, eso hizo que mi instinto se activara y lo buscara con la mente. Podía encontrarlo con facilidad, podía ver en la noche mejor que muchos demonios. Era una sombra, la propia oscuridad, y nada ni nadie se movía por ella sin yo saberlo. Bajé de un salto limpio tocando la calzada con mis cansados pies.
Mi túnica me envolvió por completo mientras rozaba los débiles muros de las casas más humildes. Cada paso que daba más cerca estaba de él y nuestro encuentro. Mis pies se movían rápidos, sigilosos y concretos. Él parecía dejar un rastro de su alma temblorosa por el pánico que sentía. Parecía temerme, al menos eso había alcanzado a sentir y leer en su mente.
Cuando faltaban pocos metros para encontrarnos desaparecí ocultando mi presencia, para nuevamente aparecer frente a él justo en el inicio de la vía. Mis pies se movieron cansados como los de un espectro. Mi túnica se movía haciéndose una con la oscuridad. Destapé mi rostro mostrándolo sin piedad alguna. Mis labios tenían sangre seca y mi piel clara parecía un trozo de rayo lunar.
-¿Quién viaja por mis calles? ¿Quién interrumpe mi melodía?
Amaury me había pedido que vigilara la zona, algunos de mis muchachos se habían dispersado como si fueran una muralla. Nada ni nadie entraría, no sabía como él caminaba por mi laberinto sin que hubiera sido apresado por mis discípulos. Quedé bajo el único farol que estaba encendido, iluminaba todo como un hada valiente que deseaba disipar la noche sin ayuda.
Percibí una débil presencia en las calles aledañas, eso hizo que mi instinto se activara y lo buscara con la mente. Podía encontrarlo con facilidad, podía ver en la noche mejor que muchos demonios. Era una sombra, la propia oscuridad, y nada ni nadie se movía por ella sin yo saberlo. Bajé de un salto limpio tocando la calzada con mis cansados pies.
Mi túnica me envolvió por completo mientras rozaba los débiles muros de las casas más humildes. Cada paso que daba más cerca estaba de él y nuestro encuentro. Mis pies se movían rápidos, sigilosos y concretos. Él parecía dejar un rastro de su alma temblorosa por el pánico que sentía. Parecía temerme, al menos eso había alcanzado a sentir y leer en su mente.
Cuando faltaban pocos metros para encontrarnos desaparecí ocultando mi presencia, para nuevamente aparecer frente a él justo en el inicio de la vía. Mis pies se movieron cansados como los de un espectro. Mi túnica se movía haciéndose una con la oscuridad. Destapé mi rostro mostrándolo sin piedad alguna. Mis labios tenían sangre seca y mi piel clara parecía un trozo de rayo lunar.
-¿Quién viaja por mis calles? ¿Quién interrumpe mi melodía?
Amaury me había pedido que vigilara la zona, algunos de mis muchachos se habían dispersado como si fueran una muralla. Nada ni nadie entraría, no sabía como él caminaba por mi laberinto sin que hubiera sido apresado por mis discípulos. Quedé bajo el único farol que estaba encendido, iluminaba todo como un hada valiente que deseaba disipar la noche sin ayuda.
Invitado- Invitado
Re: Huellas de sangre
Aquel ser apareció de repente ante mi, su rostro pálido contrastaba con los restos de sangre seca que manchaban sus labios. En esos momentos maldecía mentalmente el vampirismo, ¿por qué no podían dejarme en paz?
Retrocedí un par de pasos, oteando y observando a mi alrededor. Mis ojos cambiaron de color a un tono rojizo, como si hubiera fuego en ellos, pero yo no podía saberlo. No, no podía usar mi magia, los miedos aún eran fuertes en mi. Debía superarlos, realmente deseaba hacerlo pero no de manera tan repentina.
Lo que yo no sabía era que a veces la magia en mi interior se abría camino por si misma y la empleaba instintivamente, sin ser consciente. recisamente la parte de mi que más me aterraba, el no poder controlar mi poder. Y volvió a ocurrir, en la calle de enfrente había un barril en llamas que habían usado los mendigos para calentarse, de repente se agitó y del fuego surgió una masa de llamas que adquirió forma de lobo y se encaró al vampiro, colocándose entre nosotros.
- ¡Qué cojo...! - exclamé asustado, aquello era algo que no me había ocurrido antes, ¿había invocado yo a aquella criatura? Era un ser de puro fuego, un elemental. Mi rostro se volvió pálido del miedo, estaba paralizado ante la escena.
Retrocedí un par de pasos, oteando y observando a mi alrededor. Mis ojos cambiaron de color a un tono rojizo, como si hubiera fuego en ellos, pero yo no podía saberlo. No, no podía usar mi magia, los miedos aún eran fuertes en mi. Debía superarlos, realmente deseaba hacerlo pero no de manera tan repentina.
Lo que yo no sabía era que a veces la magia en mi interior se abría camino por si misma y la empleaba instintivamente, sin ser consciente. recisamente la parte de mi que más me aterraba, el no poder controlar mi poder. Y volvió a ocurrir, en la calle de enfrente había un barril en llamas que habían usado los mendigos para calentarse, de repente se agitó y del fuego surgió una masa de llamas que adquirió forma de lobo y se encaró al vampiro, colocándose entre nosotros.
- ¡Qué cojo...! - exclamé asustado, aquello era algo que no me había ocurrido antes, ¿había invocado yo a aquella criatura? Era un ser de puro fuego, un elemental. Mi rostro se volvió pálido del miedo, estaba paralizado ante la escena.
Invitado- Invitado
Re: Huellas de sangre
Entré en su mente buceando en sus más recientes recuerdos. Acariciaba aquellas imágenes sin perder contacto con todo lo que sucedía a nuestro alrededor. El fuego era purificador, un elemento que dominaba al igual que yo mismo. Me quedé quieto sin mover siquiera mi túnica, ni el viento lograba mover aquellas pesadas telas o mis largos cabellos. Bajé los párpados dejando que nuestras mentes conectaran y luego caminé hacia su animal, sabía que no atacaría porque no sabía darle movimiento.
-Thorns, general Atsushi Sakura líder de los Krusnik.
Fueron mis únicas palabras antes de observar su criatura más de cerca. Hice aparecer frente a él mi lanza, la cual saqué de mi espalda para apoyar mi cuerpo cansado. Si bebía grandes ingestas de sangre me sentía aturdido, como aquella noche, pero tan apaciguado como consciente de todo como si fuera otra noche más. Mis ojos escrutaban los del animal en llamas mientras de mi mano izquierda apareció una bola de fuego, una más intensa en colores debido a su poder mágico.
-Faolan, mi líder me habló de ti.
Amaury no me había dicho nada sobre él, ni siquiera lo había mencionado en las últimas órdenes. Él había dejado que el muchacho actuara a su libre albedrío, aceptando de esta forma su destino o simplemente alejándose de nuevo para huir como un cobarde. Había visto en él las conversaciones mantenidas, escuchado sus palabras y notado sus temores jugando conmigo.
-Permita que le haga saber, que no encontrará nada sobre nosotros entre microchips y la gran red de redes. Evítese molestar al Dios Oscuro, no tiente a la suerte.
Mi bola de fuego se evaporó, para terminar así girándome cubriendo nuevamente mi cabeza con la capucha. Aquellas ropas no eran sólo pesadas, también eran ignífugas. Mis pasos eran lentos y podían verse mis pies descalzos, así como un rastro de sangre pues evitaba mentalmente su sanación. Siempre prefería sufrir para recordar que estaba vivo y la vida que poseía tenía un destino, unas huellas y de esas huellas un legado.
-Thorns, general Atsushi Sakura líder de los Krusnik.
Fueron mis únicas palabras antes de observar su criatura más de cerca. Hice aparecer frente a él mi lanza, la cual saqué de mi espalda para apoyar mi cuerpo cansado. Si bebía grandes ingestas de sangre me sentía aturdido, como aquella noche, pero tan apaciguado como consciente de todo como si fuera otra noche más. Mis ojos escrutaban los del animal en llamas mientras de mi mano izquierda apareció una bola de fuego, una más intensa en colores debido a su poder mágico.
-Faolan, mi líder me habló de ti.
Amaury no me había dicho nada sobre él, ni siquiera lo había mencionado en las últimas órdenes. Él había dejado que el muchacho actuara a su libre albedrío, aceptando de esta forma su destino o simplemente alejándose de nuevo para huir como un cobarde. Había visto en él las conversaciones mantenidas, escuchado sus palabras y notado sus temores jugando conmigo.
-Permita que le haga saber, que no encontrará nada sobre nosotros entre microchips y la gran red de redes. Evítese molestar al Dios Oscuro, no tiente a la suerte.
Mi bola de fuego se evaporó, para terminar así girándome cubriendo nuevamente mi cabeza con la capucha. Aquellas ropas no eran sólo pesadas, también eran ignífugas. Mis pasos eran lentos y podían verse mis pies descalzos, así como un rastro de sangre pues evitaba mentalmente su sanación. Siempre prefería sufrir para recordar que estaba vivo y la vida que poseía tenía un destino, unas huellas y de esas huellas un legado.
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Re: Huellas de sangre
Aquel vampiro estaba con los Thorns, al escuchar aquello resoplé, calmándome, haciendo que la energía mágica volviera a su cauce. La criatura de fuego que acudió en mi ayuda comenzó a extinguirse dejando unas pocas cenizas en el pavimento.
Comencé a pensar, pensar sobre mi poder y mis miedos, momentos antes a punto estuve de entrar en pánico pero pude superarlo, ¿por qué me bloqueé entonces al pretender defenderme?
- ¡Espera! - grite, no deseaba que se marchara - Deseo unirme a los Thorns, quiero enfrentarme a mis miedos, superarlos. Estoy cansado de correr y ocultarme, si quiero encontrar las respuestas que busco tengo que plantar cara. - le miré directamente, sin apartar la mirada, estaba seguro de mis palabras y éstas sonaron con fuerza.
- Pero no puedo hacerlo solo - proseguí - el fuego me aterra pero al mismo tiempo es parte de mi naturaleza, yo... quiero aceptar mi poder.
Comencé a pensar, pensar sobre mi poder y mis miedos, momentos antes a punto estuve de entrar en pánico pero pude superarlo, ¿por qué me bloqueé entonces al pretender defenderme?
- ¡Espera! - grite, no deseaba que se marchara - Deseo unirme a los Thorns, quiero enfrentarme a mis miedos, superarlos. Estoy cansado de correr y ocultarme, si quiero encontrar las respuestas que busco tengo que plantar cara. - le miré directamente, sin apartar la mirada, estaba seguro de mis palabras y éstas sonaron con fuerza.
- Pero no puedo hacerlo solo - proseguí - el fuego me aterra pero al mismo tiempo es parte de mi naturaleza, yo... quiero aceptar mi poder.
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Re: Huellas de sangre
Paré mi peregrinaje quedándome en mitad de la calle. Mis ropas estaban cubriendo mi cuerpo maltrecho por una emboscada días atrás, me libré de dos demonios menores y les arranqué el corazón tras beber de ellos. Su sangre me había ayudado a mejorar mis heridas, pero seguía convaleciente. Mi aspecto era imponente quizás por mi piel de cera, mis ropas y la sangre que me manchaba.
-Aceptarse a uno mismo es trabajo difícil, ni siquiera yo lo he conseguido pese a mis años.
Todavía muchas noches al despertar me preguntaba dónde estaba, al descubrir mis manos frías y la sed de mi garganta me decía a mí mismo que regresaba a la pesadilla. En las últimas noches no había sido pesadilla, sino un vals de luciérnagas y mariposas en un bosque encantado y recóndito.
-Debes preguntarte por qué deseas sobrevivir, qué quieres conseguir y dónde deseas estar.
Me giré lentamente quedando frente a frente, a pocos centímetros. Mis ojos café se veían calmos, lejos de la ira que algunos desprendían. No me sentía culpable de mis víctimas, sólo de los niños y en ocasiones era para evitar mayor sufrimiento. Mi aspecto era el de un hombre maduro y a la vez un joven guerrero, jugaba con mi apariencia y mis siglos. Ni siquiera cuando era humano aparentaba mis más de cuatro décadas.
-Puedo inducirte a un sueño y que luches en él con tus peores pesadillas, pero sería mejor que fuera en terreno árido donde no pudieras causar daños. Es lo único que puedo ofrecerte. Tú descubrirías tu poder, tal vez algo de ti, y yo jugaría con mis dones.
-Aceptarse a uno mismo es trabajo difícil, ni siquiera yo lo he conseguido pese a mis años.
Todavía muchas noches al despertar me preguntaba dónde estaba, al descubrir mis manos frías y la sed de mi garganta me decía a mí mismo que regresaba a la pesadilla. En las últimas noches no había sido pesadilla, sino un vals de luciérnagas y mariposas en un bosque encantado y recóndito.
-Debes preguntarte por qué deseas sobrevivir, qué quieres conseguir y dónde deseas estar.
Me giré lentamente quedando frente a frente, a pocos centímetros. Mis ojos café se veían calmos, lejos de la ira que algunos desprendían. No me sentía culpable de mis víctimas, sólo de los niños y en ocasiones era para evitar mayor sufrimiento. Mi aspecto era el de un hombre maduro y a la vez un joven guerrero, jugaba con mi apariencia y mis siglos. Ni siquiera cuando era humano aparentaba mis más de cuatro décadas.
-Puedo inducirte a un sueño y que luches en él con tus peores pesadillas, pero sería mejor que fuera en terreno árido donde no pudieras causar daños. Es lo único que puedo ofrecerte. Tú descubrirías tu poder, tal vez algo de ti, y yo jugaría con mis dones.
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Re: Huellas de sangre
Su aspecto era realmente extraño, los pies descalzos y sangrando y manchas de su rostro le daban un aspecto que me inquietaba pese a que sabía que no me haría daño.
Evité su mirada, pensativo, la oferta era interesante pero podía ser demasiado intenso, una terapia de choque era un arma de doble filo aunque bien pensado ya estaba demasiado atormentado por el pasado y, además, estaba el incidente con aquel demonio días atrás. Tan sólo de pensarlo me estremecí, a veces podía sentir su esencia quemarme por dentro. La cosa es, ¿qué podía perder?
- De acuerdo - dije devolviendo la mirada - merece la pena intentarlo.
Evité su mirada, pensativo, la oferta era interesante pero podía ser demasiado intenso, una terapia de choque era un arma de doble filo aunque bien pensado ya estaba demasiado atormentado por el pasado y, además, estaba el incidente con aquel demonio días atrás. Tan sólo de pensarlo me estremecí, a veces podía sentir su esencia quemarme por dentro. La cosa es, ¿qué podía perder?
- De acuerdo - dije devolviendo la mirada - merece la pena intentarlo.
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Re: Huellas de sangre
-¿Deseas que sea esta noche? ¿O mañana?
Mi voz sonaba mucho más gruesa y varonil que la suya, tenía un deje de hombre curtido en mil batallas mucho antes de ser convertido en un vampiro. Suspiré pesado contemplando la luna, llena y en todo lo alto. Era media noche, aún era temprano.
-Podemos ir a las ruinas, allí no importaría si destruyes aún más la abandonada ciudad.
El aire transportaba miedo y rabia, era un perfume que él conocía bien. Mi mano izquierda se posó sobre su hombro contemplándolo más intensamente. Mi lanza me ayudaba a seguir apoyado y no caer por el dolor de mis heridas.
-Permite que vaya a mi apartamento, uno que poseo aquí, para lavar mi cuerpo y tomar unas ropas menos pesadas. Hace unas noches tuve un encuentro con demonios, estoy algo agotado por ello pero es físicamente y no mentalmente. En unas horas estaré sanado.
No me importaba hacerlo esa misma noche, pero quería estar sin tanta tela a pesar del frío. Podría moverme más rápidamente por los cielos con él en mis brazos. Sería una experiencia intensa para ambos.
Mi voz sonaba mucho más gruesa y varonil que la suya, tenía un deje de hombre curtido en mil batallas mucho antes de ser convertido en un vampiro. Suspiré pesado contemplando la luna, llena y en todo lo alto. Era media noche, aún era temprano.
-Podemos ir a las ruinas, allí no importaría si destruyes aún más la abandonada ciudad.
El aire transportaba miedo y rabia, era un perfume que él conocía bien. Mi mano izquierda se posó sobre su hombro contemplándolo más intensamente. Mi lanza me ayudaba a seguir apoyado y no caer por el dolor de mis heridas.
-Permite que vaya a mi apartamento, uno que poseo aquí, para lavar mi cuerpo y tomar unas ropas menos pesadas. Hace unas noches tuve un encuentro con demonios, estoy algo agotado por ello pero es físicamente y no mentalmente. En unas horas estaré sanado.
No me importaba hacerlo esa misma noche, pero quería estar sin tanta tela a pesar del frío. Podría moverme más rápidamente por los cielos con él en mis brazos. Sería una experiencia intensa para ambos.
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Re: Huellas de sangre
Me crucé de brazos, pensativo y analizando su propuesta. Aquella noche no, era demasiado repentino y, además, tenía ganas de llegar a mi refugio, mi hogar. Descansar en aquel colchón mullido al que llamaba cama, darme una ducha y cambiarme de ropa; no es que las ropas que me prestó Killian tuvieran nada de malo pero no eran mías, de hecho pensaba devolvérselas en cuanto pudiera.
- Pienso que es mejor mañana, he pasado una mala semana y necesito reposar esta noche - dije torciendo el gesto pero sin evitar la mirada a sus ojos - ¿has dicho las ruinas, las ruinas del Este? Pero están.. bastante lejos, habría que cruzar cientos de kilómetros para ir a la costa Este.
- Pienso que es mejor mañana, he pasado una mala semana y necesito reposar esta noche - dije torciendo el gesto pero sin evitar la mirada a sus ojos - ¿has dicho las ruinas, las ruinas del Este? Pero están.. bastante lejos, habría que cruzar cientos de kilómetros para ir a la costa Este.
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Re: Huellas de sangre
Moví mi cuerpo lentamente como si él estuviera en un sueño y yo sólo parte de su amarga imaginación. Una mariposa de invierno se cruzó frente a nosotros dibujando un recorrido al azar para nosotros, concienzudo para ella, buscando quizás un rincón para acabar muriendo. Las luces de una farola cercana tintineó unos segundos hasta fundirse, pero había otras cercanas que nos iluminaban el paso.
-Puedo recorrer grandes distancias en minutos.
Mi voz seguía sonando gruesa y envolvente, era como un miserere y mezclado con una canción de cuna. Mis ojos fueron directos a los suyos, sabía que los evitaba y no había nada más tentador que ofrecer lo que no se deseaba.
-Por supuesto, no había contado en tu reparo hacia mi persona.
Sonreí como únicamente lo haría un gato, justo antes de girarme para proseguir mi camino. Mi elegancia contrastaba con la sangre que mis pasos dejaban tras mis espaldas.
-Puedo recorrer grandes distancias en minutos.
Mi voz seguía sonando gruesa y envolvente, era como un miserere y mezclado con una canción de cuna. Mis ojos fueron directos a los suyos, sabía que los evitaba y no había nada más tentador que ofrecer lo que no se deseaba.
-Por supuesto, no había contado en tu reparo hacia mi persona.
Sonreí como únicamente lo haría un gato, justo antes de girarme para proseguir mi camino. Mi elegancia contrastaba con la sangre que mis pasos dejaban tras mis espaldas.
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Re: Huellas de sangre
- Eh, un momento, ¿dónde nos encontraremos? - comenté queriendo impedir que se marchara, quizá él pueda llegar a las ruinas pero yo ni siquiera sabría llegar hasta allí - si vamos a ir a esas ruinas imagino que tendremos que concretar algún punto de encuentro.
Las ruinas estaban en la otra punta de lo que fue Estados Unidos, la teleportación quedaba fuera de mi alcance, al menos de momento así que tendría que depender del vampiro para llegar hasta allí. Cierto era que tenía un aspecto extraño y parecía un ser peligroso, pero estaba con los Thorns y eso implicaba estar del lado de Amaury y Killian. No creí que lo hiciera por puro altruismo pues los dos podríamos sacar provecho de lo que haríamos la noche siguiente.
Las ruinas estaban en la otra punta de lo que fue Estados Unidos, la teleportación quedaba fuera de mi alcance, al menos de momento así que tendría que depender del vampiro para llegar hasta allí. Cierto era que tenía un aspecto extraño y parecía un ser peligroso, pero estaba con los Thorns y eso implicaba estar del lado de Amaury y Killian. No creí que lo hiciera por puro altruismo pues los dos podríamos sacar provecho de lo que haríamos la noche siguiente.
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Re: Huellas de sangre
-En esta misma calle, tras caer el sol.
Odiaba dejar a Louise sola, a veces pensaba que ella podía creer que tenía cientos de amantes, cuando no era de ese modo. Yo no era un vulgar conquistador, no me gustaba jugar a los besos en los balcones y las camas desechas. Yo era un hombre de honor, por ello hacía todo aquello e inclusive la respetaba.
-Trae ropa cómoda.
Fue lo último que surgió de mis labios mientras acomodaba mi capucha. Mis pasos eran más lentos que cuando nos encontramos, pues meditaba. Buscaba un recorrido que me llevara junto a ella para hacerle comprender que tenía mucho que hacer en la noche siguiente. Sopesé entonces que debía encontrarme con Amaury, habíamos acordado que el quince de cada mes nos veríamos.
Odiaba dejar a Louise sola, a veces pensaba que ella podía creer que tenía cientos de amantes, cuando no era de ese modo. Yo no era un vulgar conquistador, no me gustaba jugar a los besos en los balcones y las camas desechas. Yo era un hombre de honor, por ello hacía todo aquello e inclusive la respetaba.
-Trae ropa cómoda.
Fue lo último que surgió de mis labios mientras acomodaba mi capucha. Mis pasos eran más lentos que cuando nos encontramos, pues meditaba. Buscaba un recorrido que me llevara junto a ella para hacerle comprender que tenía mucho que hacer en la noche siguiente. Sopesé entonces que debía encontrarme con Amaury, habíamos acordado que el quince de cada mes nos veríamos.
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