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Tiene que terminar, para empezar.
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Tiene que terminar, para empezar.
Un día alejado de la escabrosa civilizacion lo volveria a conectar con la naturaleza. Necesitaba sumergirse en la penetrante selva, buscar un rinconcito del Edén aqui en la tierra, una porcion de tierra que no hubiese sido corrompida por los demonios ni por la codicia de los hombres. Zonas excasas a medida que los años avanzabas. La tierra tenia un limite y pronto estallaria, agotada de que los humanos la estrujasen sin piedad. Pero mientras tanto existian esos lugares. Una cascada que desembocaba en un lago de aguas cristalinas, rodeado de una extensa y profunda vegetación con una amplia gama cromatica entre verdes y marrones.
El sol se ocultaba por el horizonte lejano, apenas los rayos podian llegar entre la maraña de hojas, solo se filtraban excasamente.
Dejó la guitarra apoyada en un arbol de tronco grueso y empezó a desvestirse, retirando cada prenda y doblandola para colocarla escrupulosamente, una sobre otra en una de las ramas adyacentes. Una vez desnudo dejó que su anatomia musculada, de piel bronceada se expusiera a la ligera brisa que hizo estremecer su cuerpo.
Echó un breve vistazo a su guitarra y a sus ropas y luego a su alrededor. Ella estaba con el. Era su nueva y primera adquisicion. Ella estaba en su entorno, velandole, mantenia a raya cualquier animal que quisiera molestar a Sean pues ahora él era su amo. Una mujer-pantera que ahora descansaba en la otra rama, la que no aguantaba las ropas.
Mientras tanto el se lanzó de cabeza en ese lago, habiendo sopesado antes su profundidad, no era tan tonto como para tentar la suerte de golpearse la cabeza contra las rocas del fondo. Se hundio y hundió hasta que emergió lanzando un sonoro y sentido suspiro. El agua estaba fria, no obstante lo estimuló y sintió que se relajaba a pasos agigantados.
El sol se ocultaba por el horizonte lejano, apenas los rayos podian llegar entre la maraña de hojas, solo se filtraban excasamente.
Dejó la guitarra apoyada en un arbol de tronco grueso y empezó a desvestirse, retirando cada prenda y doblandola para colocarla escrupulosamente, una sobre otra en una de las ramas adyacentes. Una vez desnudo dejó que su anatomia musculada, de piel bronceada se expusiera a la ligera brisa que hizo estremecer su cuerpo.
Echó un breve vistazo a su guitarra y a sus ropas y luego a su alrededor. Ella estaba con el. Era su nueva y primera adquisicion. Ella estaba en su entorno, velandole, mantenia a raya cualquier animal que quisiera molestar a Sean pues ahora él era su amo. Una mujer-pantera que ahora descansaba en la otra rama, la que no aguantaba las ropas.
Mientras tanto el se lanzó de cabeza en ese lago, habiendo sopesado antes su profundidad, no era tan tonto como para tentar la suerte de golpearse la cabeza contra las rocas del fondo. Se hundio y hundió hasta que emergió lanzando un sonoro y sentido suspiro. El agua estaba fria, no obstante lo estimuló y sintió que se relajaba a pasos agigantados.
Invitado- Invitado
Re: Tiene que terminar, para empezar.
Había decidido tomarme unas vacaciones en mi trabajo, así me alejaría de la bulliciosa ciudad dejando su ritmo frenético atrás. Necesitaba mejorar mis técnicas de lucha, así como volver a ser libre sin tapujos ni tabúes. Deseaba desnudarme, convertirme en mi animal favorito y adentrarme en el frescor del bosque.
Cambiaría colosos de hormigón, hierro y cristal por enormes árboles centenarios que habían soportado el paso de la destrucción y desertificación. Dejaría la ropa de cuero, o el traje más almidonado, por mi propia piel. Entraría en el mundo mágico donde aún se podía creer en las hadas, princesas, dragones y seres bondadosos como extraños tras el final del arcoíris o viviendo entre las setas. Iría al mundo del cual habíamos surgido, al propio pulmón del mundo. Necesitaba pisar la hojarasca y sentir los tibios rayos del sol contra mi piel, fundiéndome sigilosamente entre los arbustos, ramas y plantas.
Había construído hacía varios años un escondrijo en una roca, una cueva hecha por culpa de la avaricia humana. Habían estado dinamitando aquella montaña buscando tesoros como oro o piedras preciosas, pero sólo encontraron roca y más roca inservible. Allí en un túnel de galerías bastante extenso había creado mi propia casa de vacaciones, un lugar cómodo con lo necesario, sin pecar de lujos.
Tenía un camastro cómodo, un escritorio hecho con maderas de la zona, una pequeña cocina rústica y simple, un frigorífico rudimentario hecho en la zona más fría de la cueva junto a piedras amontonadas, la cual me conservaba frías las bebidas de todo tipo, y por supuesto un baúl donde guardar mis ropas.
Había salido tras dos días descansando, después de abandonar mi moto en lugar seguro, a buen recaudo de cualquier imbécil, había caminado más de treinta kilómetros a pie con más de veinte kilos de peso a mi espalda. Cuando llegué a la cueva simplemente me quedé dormido y desperté sintiendo que algo, no humano, rondaba mi lugar de descanso.
-¿Vecinos?-murmuré entre gruñidos.-Me vengo hasta aquí para estar solo, no para que terminen viniendo como si fuera su lugar de recreo.
Salí de la cueva convertido en pantera. Mi pelaje negro contrastaba con el verdor de aquel lugar, un verde mágico e intenso. Recordaba los libros que una vez había devorado cuando era niño, ahora sólo eran míseros recuerdos que no se iban y que me hacían sentir mínimamente nostálgico.
Al descender el pequeño camino hacia el lago, el cual tenía una hermosa cascada que siempre me relajaba, noté mayor presencia de aquellos extraños. El sonido de aquel lugar era como el del manglar, su aroma como el de la lluvia, y todo eso mezclado me hacía sentir sosegado. Supuse que se habían aproximado hasta aquel lugar por su belleza, su tranquilidad y sus aguas cristalinas.
Me acerqué al lago imitando a una pantera sedienta, observando a un ser extraño parecido a una pantera en una rama y a un hombre entre las aguas. Ninguno era humano. Ella era un ser modificado, tal vez una mutación, y él me alertaba. Era como un animal salvaje, sentía las extrañas vibraciones aunque no estaba seguro de ellas. Sólo podía dejarme guiar por mi instinto.
"Felicidades, un día la curiosidad mató al gato y tú no dejas de ser un gato."
Cambiaría colosos de hormigón, hierro y cristal por enormes árboles centenarios que habían soportado el paso de la destrucción y desertificación. Dejaría la ropa de cuero, o el traje más almidonado, por mi propia piel. Entraría en el mundo mágico donde aún se podía creer en las hadas, princesas, dragones y seres bondadosos como extraños tras el final del arcoíris o viviendo entre las setas. Iría al mundo del cual habíamos surgido, al propio pulmón del mundo. Necesitaba pisar la hojarasca y sentir los tibios rayos del sol contra mi piel, fundiéndome sigilosamente entre los arbustos, ramas y plantas.
Había construído hacía varios años un escondrijo en una roca, una cueva hecha por culpa de la avaricia humana. Habían estado dinamitando aquella montaña buscando tesoros como oro o piedras preciosas, pero sólo encontraron roca y más roca inservible. Allí en un túnel de galerías bastante extenso había creado mi propia casa de vacaciones, un lugar cómodo con lo necesario, sin pecar de lujos.
Tenía un camastro cómodo, un escritorio hecho con maderas de la zona, una pequeña cocina rústica y simple, un frigorífico rudimentario hecho en la zona más fría de la cueva junto a piedras amontonadas, la cual me conservaba frías las bebidas de todo tipo, y por supuesto un baúl donde guardar mis ropas.
Había salido tras dos días descansando, después de abandonar mi moto en lugar seguro, a buen recaudo de cualquier imbécil, había caminado más de treinta kilómetros a pie con más de veinte kilos de peso a mi espalda. Cuando llegué a la cueva simplemente me quedé dormido y desperté sintiendo que algo, no humano, rondaba mi lugar de descanso.
-¿Vecinos?-murmuré entre gruñidos.-Me vengo hasta aquí para estar solo, no para que terminen viniendo como si fuera su lugar de recreo.
Salí de la cueva convertido en pantera. Mi pelaje negro contrastaba con el verdor de aquel lugar, un verde mágico e intenso. Recordaba los libros que una vez había devorado cuando era niño, ahora sólo eran míseros recuerdos que no se iban y que me hacían sentir mínimamente nostálgico.
Al descender el pequeño camino hacia el lago, el cual tenía una hermosa cascada que siempre me relajaba, noté mayor presencia de aquellos extraños. El sonido de aquel lugar era como el del manglar, su aroma como el de la lluvia, y todo eso mezclado me hacía sentir sosegado. Supuse que se habían aproximado hasta aquel lugar por su belleza, su tranquilidad y sus aguas cristalinas.
Me acerqué al lago imitando a una pantera sedienta, observando a un ser extraño parecido a una pantera en una rama y a un hombre entre las aguas. Ninguno era humano. Ella era un ser modificado, tal vez una mutación, y él me alertaba. Era como un animal salvaje, sentía las extrañas vibraciones aunque no estaba seguro de ellas. Sólo podía dejarme guiar por mi instinto.
"Felicidades, un día la curiosidad mató al gato y tú no dejas de ser un gato."
Invitado- Invitado
Re: Tiene que terminar, para empezar.
- Spoiler:
- (Genial, gracias por pasarte. No sabia que tu pj se convertia en pantera, es agradable encontrarse algo asi ^^ )
Si, todo estaba perfecto. Su cuerpo se habia acostumbrado a la temperatura, pese a que esos pezones le delataran. Yacia boca arriba, dejando que su cuerpo flotara sobre el agua y cerrando los ojos se deja llevar por la pequeña y minuscula corriente que provoca aquella agua al caer de la cascada. Sintio como a su alrededor todo se desvanecia, es decir, dejaba de tener importancia, solo estaban el agua y él.
Su felina alzó las orejas percibiendo un sonido ajeno aunque sutil. Posteriormente alzó la vista y olisqueó el ambiente, habia reconocido a un predador cerca, un animal de gran tamaño, en definitiva uno de los "suyos". Noo dejaba de ser el animal que era, pese a su aspecto. Arqueó su cuerpo, estiró los brazos y anclo las uñas en la corteza del arbol, desperezandose para luego bajar de un salto de aquella rama. Su movimiento alertó al hombre que conecto de inmediato con esos ojos felinos. No necesitaba palabras para entenderse entre ellos, ambos habian conectado muy bien. Para Sean era como una hijo, aun era una niña o mas bien un cachorro.
Las panteras eran cazadores solitarios, solo se relacionaban cuando necesitaban aparearse, asi que cuando Amber (asi la llamó Sean) se encontró con el otro ejemplar macho mas grande que ella, mostró sus pequeños dientes con intencion de intimidarlo. Sean se acercó nadando hacia donde estaba ella, fijandose en el otro ejemplar y sintiendo que habia algo raro en el animal, como un aroma muy humano. Descartó que fuera alguna presa que se hubiera comido recién, pues no olia precisamente sangre.
Alargó una mano y la puso sobre el lomo de la chica-pantera, calmandola, instandola a que se recostara en el suelo, ronroneando bajo sus caricias.
-Eres muy joven para pelearte Amber.- musito y se encontró mirando con muda fascinacion al otro animal -Vaya, pensé que las panteras estaban extintas...Si quieres darte un baño, hay sitio de sobra- dijo recargado, tranquilo en la orilla del lago. ¿Que escondia la pantera? Tenia curiosidad en saberlo y sus ojos celestes no dejaban de taladrar al animal.
Invitado- Invitado
Re: Tiene que terminar, para empezar.
- Spoiler:
- Sí, concretamente Pantera, Gato y Lobo. Me gustan los felinos, sobretodo las panteras y los gatos.
Estaba pensando como escapar sin ser atacado, no quería dañar al ser aquel que parecía ser una pantera pero con formas cercanos a una mujer. Desconocía bien que podía ser, sin embargo había escuchado de algunos como ella y si me quedé quieto era por como se movía. Sabía que me atacaría, pero aún así deseaba verla más de cerca aunque me llevara unos rasguños.
“Su pose me recuerda a Baset, una mujer con cabeza de gato. Una mujer que me hará trizas.”
Miraba mi reflejo y me veía mucho mayor que ella, un aspecto más imponente, si bien no me servía de nada si siempre evitaba enfrentamiento con los animales. No me importaba matar demonios menores, cuando tenía que hacerlo, o ver arder en llamas a un vampiro que me anteriormente me había atacado, pero una cosa eran depredadores crueles y otros los que hacían aquello por instinto.
“De acuerdo, dejemos que te acerques un poco más”
Me dije a mí mismo quedándome quieto, sin mover un músculo, y notando cada vez más cerca su figura. Podía contemplar su pelaje, notar cada mechón de este, así como sus breves rasgos humanos. Recordé entonces la película “Avatar” era muy vieja, pero ella parecía uno de aquellos seres azules que se movían por la pequeña pantalla de mi ordenador.
Las viejas películas tenían su encanto, incluso las que ya eran viejas para mis antepasados. Era un adicto a todo tipo de información, sobretodo el arte y la prensa digital, la cual se encontraba recopilada por completo en algunos servidores de Talamasca, de antes e inmediatamente después del Apocalipsis.
“Listo, cierra los ojos Junsu que te viene bofetada. Y pensar que esta vez ni te has acercado pidiendo fuego... definitivamente las chicas me odian, sea cual sea su raza.”
Quedé esperando su ataque, pero no ocurrió nada. El hombre que la acompañaba la dejó mansa con sólo unas palabras y unas caricias, debía ser su dueño. Me preguntaba dónde había conseguido un animal así, serían muy efectivos para entrenarlos como rastreadores, así como buenos compañeros para no sentirse tan solo.
“Y aquí tenemos al nuevo Tarzán hablándome, sólo falta la mona chita y ya podemos montar el show.”
Decidí que era mejor volver a mi forma, aunque me costara un sobresalto. Si tenía que salir pitando podía regresar a ser una pantera. Así que sin pensarlo más de dos veces me fui hacia el agua, caminé con calma para no despertar los instintos de aquella cosa, una cosa que fuera lo que fuese era hermosa e imponente.
Me hundí en el agua y al salir lo hice como humano. Sin embargo, sólo se veía mi nariz, mis ojos y mis cabellos empapados. Mi flequillo había quedado sobre mi frente, aunque se podían ver que contemplaba al ejemplar con curiosidad. El agua estaba algo fría, teniendo en cuenta la época del año, así que dudaba si salir o quedarme allí hasta que me atacaran uno de los dos.
-Bonito día.-terminé diciendo aquello sacando por completo mi cabeza.-Amber, porque creo que así te llamó tu dueño, lo siento cielo no soy tu tipo ni tengo ganas de atacarte.-aquella cosa se quedó mirándome, igual que él.-Vaya... esto... ¿he dicho que hace un buen día? los pájaros cantan, las nubes se levantan y...- estaba nervioso, no sabía que hacer en ese mismo instante. ¿Huir? ¿A dónde? Mejor me quedaba allí, si atacaban yo me defendería.
Invitado- Invitado
Re: Tiene que terminar, para empezar.
Se trataba de una pantera sumamente cautelosa. O quizas solo estaba viendo la forma de escapar o de atacar a los dos extraños que ahora eran Sean y Amber para él. En cualquier caso el hibrido no se movio, quedo a expensas de que el animal reaccionara pues tampoco queria que se fuera tan pronto, apenas se habían conocido. De alguna forma los pensamientos del animal llegaron a su mente, definitivamente no era un animal corriente, de hecho quizas su animalismo solo era un rasgo pronunciado de su condición humana.
"Tarzan". El simil destapo una risa varonil que repercutió en su ancho pecho y alzando la mano dejó de acariciar a la mujer pantera quien refunfuño, volteando su rostro felino de ojos rasgados y profundamente verdes. Se volteó y se recosto no muy lejos de la orilla, observando vagamente al individuo que llevó su transformacion bajo un agua realmente cristalina en donde se podia ver toda su figura.
Ojos rasgados y cabello negro. De no ser el agua transparente podria haber pasado por la mente de Sean que se trataba de una chica oriental. Pero no fue asi. No obstante tardo en decir nada, podia saborear el nerviosismo de esa criatura. Quizas creia que estaba en peligro, aunque Sean no habia dado muestras de hostilidad, tenia ese aura semi-demoniaco que alejaba a ciertas criaturas.
-A Amber no le interesan los machos...de momento.- respondió pausado, observando analitacamente al jovencito -¿Nervioso? No hay por que, eres una criatura sorprendente, ni se me pasaria por la cabeza herirte.- añadió para que relajase esos hombros tan tensos que se veian a simple vista y se impulso suavemente de la orilla, sumergiendose en el agua cristalina para emerger en la otra orilla. Meneó la cabeza dejando que las gotas escurrieran de su cabello.
-No es la primera vez que veo a un cambiaformas ¿Vives por aqui, chico?.- preguntó al tiempo que se volteaba y apoyaba sus fuertes brazos en el borde del lago.
"Tarzan". El simil destapo una risa varonil que repercutió en su ancho pecho y alzando la mano dejó de acariciar a la mujer pantera quien refunfuño, volteando su rostro felino de ojos rasgados y profundamente verdes. Se volteó y se recosto no muy lejos de la orilla, observando vagamente al individuo que llevó su transformacion bajo un agua realmente cristalina en donde se podia ver toda su figura.
Ojos rasgados y cabello negro. De no ser el agua transparente podria haber pasado por la mente de Sean que se trataba de una chica oriental. Pero no fue asi. No obstante tardo en decir nada, podia saborear el nerviosismo de esa criatura. Quizas creia que estaba en peligro, aunque Sean no habia dado muestras de hostilidad, tenia ese aura semi-demoniaco que alejaba a ciertas criaturas.
-A Amber no le interesan los machos...de momento.- respondió pausado, observando analitacamente al jovencito -¿Nervioso? No hay por que, eres una criatura sorprendente, ni se me pasaria por la cabeza herirte.- añadió para que relajase esos hombros tan tensos que se veian a simple vista y se impulso suavemente de la orilla, sumergiendose en el agua cristalina para emerger en la otra orilla. Meneó la cabeza dejando que las gotas escurrieran de su cabello.
-No es la primera vez que veo a un cambiaformas ¿Vives por aqui, chico?.- preguntó al tiempo que se volteaba y apoyaba sus fuertes brazos en el borde del lago.
Invitado- Invitado
Re: Tiene que terminar, para empezar.
Sus palabras deberían haberme tranquilizado, pero algo me decía que no era humano. Podía sentir con facilidad ese tipo de cosas por experiencia, no porque tuviera poderes especiales. Como pantera había notado ciertas vibraciones en él, además le acompañaba aquella especie de mutante. Cerré los ojos dejando mis pensamientos en claro, aceptando la invitación a una conversación que me había dado con su pregunta.
-No.-respondí antes de salir hacia la orilla, quedando entre unos arbustos.-Vengo aquí para liberarme del estrés de mi trabajo, así como librarme de vampiros y demonios. Estoy cansado de ellos, creen que porque eres humano pueden atacarte. Y la verdad sentirse hamburguesa con patas no es lindo, es más bien bastante molesto.-sacudí mi cabeza dejando que mis cabellos empapados tomaran algo de forma, revueltos eso sí.
Los arbustos tapaban algo mi cuerpo, sentía cierto pudor absurdo que acabé dejando atrás. Solía huir desnudo por la ciudad, corriendo como si mi alma la pudiera atrapar cualquier demonio y encerrarla en una botella cual genio de la lámpara.
-No sé que eres, pero no te veo de humano.-comenté sentándome en una de las piedras que había cerca de la cascada al lago.
Mi cuerpo era algo más pequeño que el suyo, pero no demasiado, y estaba bastante musculado. Me ejercitaba a diario para poder huir o luchar. Me quedé mirándole fijamente, sus rasgos y su pose. Parecía relajado, sin afán de inmiscuirse demasiado en mis asuntos y sentí que no me daría problemas. Tal vez tenía cierta curiosidad, pero yo también la tenía.
-¿Quién es tu compañera? ¿Dónde la has conseguido? ¿Es un mutante tipo X-Men?-pregunté antes de girar mi rostro hacia ella, se veía más relajada lamiéndose una de sus garras.-No parece mayor, sino joven. Tiene cierta agresividad como un cachorro, pero a la vez es dócil. ¿A medio domar?-solía hacer muchas preguntas, una tras otra sin parar.-Lo siento, si no quieres contestar estás en tu derecho.
Trabajar para Talamasca era interesante y me motivaba, gracias a sus archivos podía saciar mi espíritu curioso y también añadir información que yo mismo recaudaba. Si conseguía algo sobre aquella criatura podría añadirlo a "nuevas razas" y tal vez con sus rasgos podría generar nuevos informes, los cuales serían contestados por otros y de esa forma tal vez hallaría a más como ella. Yo también quería una compañera así, podía quitarme un poco la soledad y a la vez ser una buena compañía en las luchas.
-¿Y tú? ¿Vives por aquí?-pregunté antes de colocarme hacia el lado donde daba el sol, hacía algo de frío y aún más al salir del agua.
-No.-respondí antes de salir hacia la orilla, quedando entre unos arbustos.-Vengo aquí para liberarme del estrés de mi trabajo, así como librarme de vampiros y demonios. Estoy cansado de ellos, creen que porque eres humano pueden atacarte. Y la verdad sentirse hamburguesa con patas no es lindo, es más bien bastante molesto.-sacudí mi cabeza dejando que mis cabellos empapados tomaran algo de forma, revueltos eso sí.
Los arbustos tapaban algo mi cuerpo, sentía cierto pudor absurdo que acabé dejando atrás. Solía huir desnudo por la ciudad, corriendo como si mi alma la pudiera atrapar cualquier demonio y encerrarla en una botella cual genio de la lámpara.
-No sé que eres, pero no te veo de humano.-comenté sentándome en una de las piedras que había cerca de la cascada al lago.
Mi cuerpo era algo más pequeño que el suyo, pero no demasiado, y estaba bastante musculado. Me ejercitaba a diario para poder huir o luchar. Me quedé mirándole fijamente, sus rasgos y su pose. Parecía relajado, sin afán de inmiscuirse demasiado en mis asuntos y sentí que no me daría problemas. Tal vez tenía cierta curiosidad, pero yo también la tenía.
-¿Quién es tu compañera? ¿Dónde la has conseguido? ¿Es un mutante tipo X-Men?-pregunté antes de girar mi rostro hacia ella, se veía más relajada lamiéndose una de sus garras.-No parece mayor, sino joven. Tiene cierta agresividad como un cachorro, pero a la vez es dócil. ¿A medio domar?-solía hacer muchas preguntas, una tras otra sin parar.-Lo siento, si no quieres contestar estás en tu derecho.
Trabajar para Talamasca era interesante y me motivaba, gracias a sus archivos podía saciar mi espíritu curioso y también añadir información que yo mismo recaudaba. Si conseguía algo sobre aquella criatura podría añadirlo a "nuevas razas" y tal vez con sus rasgos podría generar nuevos informes, los cuales serían contestados por otros y de esa forma tal vez hallaría a más como ella. Yo también quería una compañera así, podía quitarme un poco la soledad y a la vez ser una buena compañía en las luchas.
-¿Y tú? ¿Vives por aquí?-pregunté antes de colocarme hacia el lado donde daba el sol, hacía algo de frío y aún más al salir del agua.
Invitado- Invitado
Re: Tiene que terminar, para empezar.
Al sentir que sus palabras no habian causado el efecto deseado pensó en aclarar sus pensamientos. Sabia que ese joven trataba de comprender lo que Sean era, ambas esencias tan contrarias y unidas en un mismo envase. No lo culpaba, no era la primera vez que le ocurria. Simpatizaba y a la vez los mantenia distantes. Su sincera respuesta arranco una sincera sonrisa al híbrido. La ciudad no era nada segura para aquellos de corazon debil o de piernas demasiado cortas. Gracias al paso de los años, Sean se habia hecho respetar y ya no lo perseguian tanto como en el pasado. Eso era ya, otra historia.
-Los demonios y los vampiros no solo son bestias de ciudad.- advirtió tenue -algunos prefieren el entorno natural y salvaje, pues su propio lugar de origen asi lo es, salvaje.- lo taladró con la mirada y se acercó al joven, nadando a grandes brazadas, quedando a uno metro excaso de el, manteniendose a flote.
-Soy un hibrido, una mezcla entre angel y demonio..- anuncio con total ntauralidad -Ella es una pantera modificada con rasgos humanos, sin embargo solo es su apariencia, es tan animal como usted cuando se transforma- fue diciendo, respondiendo calmado a cada una de sus preguntas, preguntas que parecian tipicas de un joven inquieto y desde luego nervioso -Es joven y orgullosa, aunque congeniamos bien.- asintió lanzando una complice mirada al animal, el cual le respondió con un ligero gruñido.
Hizo una pausa al sentir como uno de los pececillos que allí habitaban le rozaba el pie, dejando un ligero estremecimiento en el resto de su cuerpo -mmh...- movió su cuerpo hasta llegar al parte en donde menos cubria, es decir donde habia mas arena marina acumulada, dejando la altura del agua en torno a su cintura mas o menos.
-Queria relajarme, es mas, lo necesitaba y encontré este maravilloso lugar..- explico ladeando ligermaente el rostro -Lo que oliste de mi que lo inquietaba fue sin lugar a duda ese ligero aroma de azufre. Es mi stigma personal, parte de mi naturaleza. ¿Entiende ahora cuando le digo que no miento al decir que no quiero herirlo?- comento tan solo ofreciendo una media sonrisa al curvar sus labios.
-Los demonios y los vampiros no solo son bestias de ciudad.- advirtió tenue -algunos prefieren el entorno natural y salvaje, pues su propio lugar de origen asi lo es, salvaje.- lo taladró con la mirada y se acercó al joven, nadando a grandes brazadas, quedando a uno metro excaso de el, manteniendose a flote.
-Soy un hibrido, una mezcla entre angel y demonio..- anuncio con total ntauralidad -Ella es una pantera modificada con rasgos humanos, sin embargo solo es su apariencia, es tan animal como usted cuando se transforma- fue diciendo, respondiendo calmado a cada una de sus preguntas, preguntas que parecian tipicas de un joven inquieto y desde luego nervioso -Es joven y orgullosa, aunque congeniamos bien.- asintió lanzando una complice mirada al animal, el cual le respondió con un ligero gruñido.
Hizo una pausa al sentir como uno de los pececillos que allí habitaban le rozaba el pie, dejando un ligero estremecimiento en el resto de su cuerpo -mmh...- movió su cuerpo hasta llegar al parte en donde menos cubria, es decir donde habia mas arena marina acumulada, dejando la altura del agua en torno a su cintura mas o menos.
-Queria relajarme, es mas, lo necesitaba y encontré este maravilloso lugar..- explico ladeando ligermaente el rostro -Lo que oliste de mi que lo inquietaba fue sin lugar a duda ese ligero aroma de azufre. Es mi stigma personal, parte de mi naturaleza. ¿Entiende ahora cuando le digo que no miento al decir que no quiero herirlo?- comento tan solo ofreciendo una media sonrisa al curvar sus labios.
Invitado- Invitado
Re: Tiene que terminar, para empezar.
Había conocido a otros híbridos, pero todos mujeres y todas me habían terminado intentando golpear al preguntar cosas tan simples como su edad. Desconocía por ese entonces que preguntar la edad a una mujer, fuera cual fuese su raza, nunca iba a ser agradable. Muchas te mentían, otras te golpeaban y el silencio era el arma de las restantes. Me quedé observándolo como escuchando, cada una de sus palabras eran en un tono amable y para nada busco. Decidí entonces relajarme por completo, mis ojos recorrían su rostro quedándome con sus rasgos para realizar mi informe.
-Sé que hay vampiros aquí, pero en este lugar yo soy más ágil.-comenté antes de sentarme en modo flor de loto, mis piernas cruzadas y mis manos sobre mis rodillas.-Me siento un animal cuando me transformo, puedo ir sin ropa y percibir cada aroma de forma más intensa. No sabes lo agradable que puede ser tocar el pasto con tus patas, saber cuando la Tierra tiembla y tener cierto conocimiento de porque esto es así... el sol calentando leve tu cuerpo, acariciándote de forma dócil, y la lluvia empapándote sin importar nada.-miré mis manos y luego le miré a él a los ojos.-Los seres humanos construimos con nuestras manos grandes edificios, armas cada vez más crueles contra nosotros mismos y otros seres que quizás nunca nos atacarán, llenamos de basura el mundo y acabamos con los bosques. A veces, no siempre, doy gracias que existan seres que se alimentan de nosotros.-la última frase lo hice con un tono sosegado y lleno de dolor.
Yo había visto lo peor del mundo, personas avariciosas y estúpidos que se creen reyes. Era aún joven a pesar de mis ya cumplidos treinta años. Una vida dura, un pasado cruel y un presente vacío salvo por informes que rellenaba como si fueran a salvar mi alma. La verdad es que estaba tan condenado a los infiernos como todos los humanos, porque este mundo estaba convirtiéndose paso a paso en un infierno.
-Tengo treinta años y he visto mucho, supongo.-mis rasgos eran de una persona más joven, todo debido a mis rasgos raciales y al pueblo del cual provenía.-¿Puedo preguntarte qué edad tienes tú? Supongo que más de cien años, los seres como vosotros tenéis una apariencia joven pese a todo. Por muchos siglos que viváis, por mucho que os suceda, no tenéis marcas y no envejecéis. Estoy seguro que eres tan inmortal como un vampiro, aunque a los vampiros hay formas de matarlos con facilidad igual que a los lycan... pero estos últimos nunca me han atacado.-no me atacaban porque tomaba forma de lobo, sabía moverme como tal y eso lo respetaban. Ellos respetaban a los que amaban su raza, como yo lo hacía, así como amaba a todo tipo de animal.-Ella parece joven, casi un cachorro. ¿Hay machos como ella? Me gustaría ver como son las crías de estos seres, si ellos son más animales que sus padres o más humanos.-me miraba a lo lejos con su pose elegante, sin duda era una mujer que sabía imponerse en su territorio. Todas las hembras, de cualquier raza, me parecían imponentes salvo exceptuando algunos casos.-¿Se puede saber de qué huíais? Como te he dicho sois casi inmortales ¿no? ¿Tantos enemigos te has echado a la espalda?
-Sé que hay vampiros aquí, pero en este lugar yo soy más ágil.-comenté antes de sentarme en modo flor de loto, mis piernas cruzadas y mis manos sobre mis rodillas.-Me siento un animal cuando me transformo, puedo ir sin ropa y percibir cada aroma de forma más intensa. No sabes lo agradable que puede ser tocar el pasto con tus patas, saber cuando la Tierra tiembla y tener cierto conocimiento de porque esto es así... el sol calentando leve tu cuerpo, acariciándote de forma dócil, y la lluvia empapándote sin importar nada.-miré mis manos y luego le miré a él a los ojos.-Los seres humanos construimos con nuestras manos grandes edificios, armas cada vez más crueles contra nosotros mismos y otros seres que quizás nunca nos atacarán, llenamos de basura el mundo y acabamos con los bosques. A veces, no siempre, doy gracias que existan seres que se alimentan de nosotros.-la última frase lo hice con un tono sosegado y lleno de dolor.
Yo había visto lo peor del mundo, personas avariciosas y estúpidos que se creen reyes. Era aún joven a pesar de mis ya cumplidos treinta años. Una vida dura, un pasado cruel y un presente vacío salvo por informes que rellenaba como si fueran a salvar mi alma. La verdad es que estaba tan condenado a los infiernos como todos los humanos, porque este mundo estaba convirtiéndose paso a paso en un infierno.
-Tengo treinta años y he visto mucho, supongo.-mis rasgos eran de una persona más joven, todo debido a mis rasgos raciales y al pueblo del cual provenía.-¿Puedo preguntarte qué edad tienes tú? Supongo que más de cien años, los seres como vosotros tenéis una apariencia joven pese a todo. Por muchos siglos que viváis, por mucho que os suceda, no tenéis marcas y no envejecéis. Estoy seguro que eres tan inmortal como un vampiro, aunque a los vampiros hay formas de matarlos con facilidad igual que a los lycan... pero estos últimos nunca me han atacado.-no me atacaban porque tomaba forma de lobo, sabía moverme como tal y eso lo respetaban. Ellos respetaban a los que amaban su raza, como yo lo hacía, así como amaba a todo tipo de animal.-Ella parece joven, casi un cachorro. ¿Hay machos como ella? Me gustaría ver como son las crías de estos seres, si ellos son más animales que sus padres o más humanos.-me miraba a lo lejos con su pose elegante, sin duda era una mujer que sabía imponerse en su territorio. Todas las hembras, de cualquier raza, me parecían imponentes salvo exceptuando algunos casos.-¿Se puede saber de qué huíais? Como te he dicho sois casi inmortales ¿no? ¿Tantos enemigos te has echado a la espalda?
Invitado- Invitado
Re: Tiene que terminar, para empezar.
Sean busco avidamente el origen de la intensa curiosidad de aquel cambiaformas que manifestaba por su persona, pareciera que recopilaba sistematicamente datos, pero de forma tan sutil, que quizas respondió demasiado alegre a sus anteriores preguntas. La experiencia le habia confiado que no se fiase de nadie pese a lo inocente que pareciera dicha persona, que el interior de alguien podia ser completamente distinto al exterior. Su experiencia personal habia acertado en muchos casos y por ello habia sufrido varias decepciones, asi que no era de extrañar que guardase un largo silencio, limitandose solo a escuchar y a observar.
Conocia algunas organizaciones secretas entre los humanos, alguna de ellas lideradas para erradicar a "seres" como él y otras que tan solo trataban de conocer e identificar, como si fueran exoticas mariposas dificiles de alcanzar.
Invariablemente, desntenso los musculos, los cuales se habian agarrotado ligeramente al pensar en esas organizaciones. Hacia veinte años que no tenia un enfrentamiento directo con nada y ya se habia acomodado a la tranquilidad. Al menos hasta que le privaran de ella.
-Es cierto que la tierra se muere...y por mas evidencias que hay de ello, quiero pensar que mas que la estupidez, es la ambicion la que motiva al hombre a seguir destruyendo su propio hogar....mi hogar.- respondio con hastio y es que a lo largo de su existencia habia sido observador de como las civilizaciones se aniquilaban las unas a las otras mientras que la naturaleza permanecia inmutable. Habia sido la era de los avances tecnologicos donde la destruccion de todo se habia visto potenciada, en parte culpa tambien de los demonios que susurraban al oido.
-Si, tengo mas de unos cuantos siglos y dejé de envejecer a los 27, me pareció la edad idonea- aclaró con una ligera sonrisa -Aunque admito que sus genes son realmente maravillosos e intemporales, quizas 30 tambien hubiera sido una buena edad.- corroboro arqueando su ceja derecha y desistió de seguir en aquel agua mucho rato mas, se sentia incomodo cuando la piel empezaba a arrugarse y es que en algunos aspectos, eran tan humano como aquel hombre asiático.
-No se mucho sobre estos seres, me lo vendió un joven comerciante, una especie de...dragon de la fortuna, por asi decirlo. Me parece recordar que poseia dos especies mas, alguna macho y me propuso que volviese cuando quisiera para que Amber pudiera criar...pero de momento prefiero una sola acompañante.- explicó a medida que se impulsaba, anclando las manos a la tierra y roca, hasta que sacó la mayor parte de su cuerpo. Quedó sentado sin un ápice de rubor en su rostro de facciones marcadas, dejando que el aire nocturno secase las gotitas que bajaban por su esculpido pecho y vientre y unas carcajadas vibraron en su pecho ante las ultimas cuestiones que le planteaban.
-Todos huimos de algo al fin y al cabo...ademas la mezcla entre dos esencias tan opuestas no ha sido nunca bien visto, tanto por los ángeles mas estrictos, como por la mayoria de los demonios. Soy...como decirlo...un ejemplar en peligro de extincion, no deshechan la oportunidad de llevarme como trofeo...pero soy demasiado escurridizo para ellos.- comentó divertido repasando su cabello humedo con una de sus manos -¿Y a usted? ¿Le persiguen los vampiros por que su sangre es especialmente suculenta? Tengo entendido que la mayoria de los condenados, ultimamente prefieren no cansarse demasiado con sus presas y apuesto a que usted se lo pone bastante dificil.-
Conocia algunas organizaciones secretas entre los humanos, alguna de ellas lideradas para erradicar a "seres" como él y otras que tan solo trataban de conocer e identificar, como si fueran exoticas mariposas dificiles de alcanzar.
Invariablemente, desntenso los musculos, los cuales se habian agarrotado ligeramente al pensar en esas organizaciones. Hacia veinte años que no tenia un enfrentamiento directo con nada y ya se habia acomodado a la tranquilidad. Al menos hasta que le privaran de ella.
-Es cierto que la tierra se muere...y por mas evidencias que hay de ello, quiero pensar que mas que la estupidez, es la ambicion la que motiva al hombre a seguir destruyendo su propio hogar....mi hogar.- respondio con hastio y es que a lo largo de su existencia habia sido observador de como las civilizaciones se aniquilaban las unas a las otras mientras que la naturaleza permanecia inmutable. Habia sido la era de los avances tecnologicos donde la destruccion de todo se habia visto potenciada, en parte culpa tambien de los demonios que susurraban al oido.
-Si, tengo mas de unos cuantos siglos y dejé de envejecer a los 27, me pareció la edad idonea- aclaró con una ligera sonrisa -Aunque admito que sus genes son realmente maravillosos e intemporales, quizas 30 tambien hubiera sido una buena edad.- corroboro arqueando su ceja derecha y desistió de seguir en aquel agua mucho rato mas, se sentia incomodo cuando la piel empezaba a arrugarse y es que en algunos aspectos, eran tan humano como aquel hombre asiático.
-No se mucho sobre estos seres, me lo vendió un joven comerciante, una especie de...dragon de la fortuna, por asi decirlo. Me parece recordar que poseia dos especies mas, alguna macho y me propuso que volviese cuando quisiera para que Amber pudiera criar...pero de momento prefiero una sola acompañante.- explicó a medida que se impulsaba, anclando las manos a la tierra y roca, hasta que sacó la mayor parte de su cuerpo. Quedó sentado sin un ápice de rubor en su rostro de facciones marcadas, dejando que el aire nocturno secase las gotitas que bajaban por su esculpido pecho y vientre y unas carcajadas vibraron en su pecho ante las ultimas cuestiones que le planteaban.
-Todos huimos de algo al fin y al cabo...ademas la mezcla entre dos esencias tan opuestas no ha sido nunca bien visto, tanto por los ángeles mas estrictos, como por la mayoria de los demonios. Soy...como decirlo...un ejemplar en peligro de extincion, no deshechan la oportunidad de llevarme como trofeo...pero soy demasiado escurridizo para ellos.- comentó divertido repasando su cabello humedo con una de sus manos -¿Y a usted? ¿Le persiguen los vampiros por que su sangre es especialmente suculenta? Tengo entendido que la mayoria de los condenados, ultimamente prefieren no cansarse demasiado con sus presas y apuesto a que usted se lo pone bastante dificil.-
Invitado- Invitado
Re: Tiene que terminar, para empezar.
Empezó a contarme su visión del mundo, muy similar a la mía pese que yo sólo llevaba treinta años pisando la tierra baldía que había heredado. Pensé por unos instantes en campos de girasoles, amapolas silvestres y cientos de seres caminando por el mundo sin demasiadas restricciones. Ahora teníamos restringidas áreas, cultivábamos incluso las amapolas porque estaban prácticamente extintas y vivíamos prácticamente de microchips que procesaban cualquier recuerdo como si fuéramos auténticos robots. Recordé las palabras de un antepasado mío, el cual había escrito algunos libros sobre el mundo y su belleza, y simplemente suspiré decepcionado por no hallar en él cosas tan fascinantes como simples.
-El ser humano ha destrozado todo. Vivo para tomar datos de cualquier ser, de pequeño lo hacía por diversión y para asemejarme a un espeleologo del cual descendía. Después fue cosa de supervivencia y ha acabado siendo sin duda algo intrínseco en mí.-miré al animal recordando aquello del Dragón de la Suerte.-Un dragón oriental. Cuentan cientos de leyendas sobre esos seres que son bondadosos únicamente con aquellos de buen corazón, los que no les temen y aprecian aquello que admiran. Tal vez te vendió el animal estimando que sería oportuno, quizás simplemente se sintió halagado porque te interesaras en sus criaturas.-me incorporé unos segundos para contemplarla mejor.-Me gustaría dibujarla, aunque no soy bueno, para así recordar como es. Detesto aquello que hacen algunos ¿sabe? Toman a las criaturas y las encierran, como si fueran de su propiedad. Yo soy libre, así debería ser todo.
Contemplé un segundo su cuerpo, algo mayor que el mío pero sin duda apropiado para un ser como él. Supuse que debía tener un aspecto similar a un humano, pero con cierto toque divino e infernal. Había buscado el mundo en el cual el hombre empieza a cambiar, deja sus sueños y agarra sus pesadillas. Los treinta años eran la época de tortura, a mí me torturaban. Siempre estaba pensando qué hacía con mi vida y si era correcto el camino tomado.
-No sé si mi sangre es preciada o no.-sonreí de lado antes de tumbarme de nuevo sintiendo la brisa del lago, así como el sonido de la naturaleza apabullando mis sentidos. Parecía una orquesta de grillos, pequeñas luciérnagas que aguantaban el frío por las mutaciones y ranas que intentaban cazar alguna mosca.-Trato de no meterme en líos, aunque siempre termino en peleas jugándome la vida. Nunca he tenido problemas con seres como tú, normalmente doy media vuelta y me marcho. Sé que sois de naturaleza algo cambiante, al menos aquellos con los que he tratado.-suspiré antes de pasar mis manos tras la cabeza.-El peor ser de todos no es un vampiro, ni un mestizo sea cual sea su origen, tampoco un lycan... el peor de todos es un demonio. Un demonio puro no tiene piedad, no sabe qué es el temor y te inflige dolor sin la menor compasión. Sabe como matar todas tus esperanzas con una sola mirada. Sé que hay demonios menores, superiores y luego están sus líderes así como los demonios más antiguos que suelen ir por libre. La mayoría de ellos no fueron creados por Dios, ya existían desde antiguo.-le miré fijamente a los ojos, intentando que me comprendiera.-Yo a ti no te atacaría, sé que no sería sensato y tampoco es que me apetezca. Pareces agradable, claro que seguro que tienes tus defectos y virtudes como todos. No sé que ven en ti, tampoco sé que ven en mi. Yo creo que la verdadera belleza está aquí, rodeándonos, y seres como el que posees es parte de esa belleza.
Me gustaba hablar, aunque mi voz la detestaba porque me recordaba a mi hermano y yo por él no pude hacer nada. Me sentía dolido por mi ineficacia, por haber permitido que mataran al último ser que me ataba a los breves días en los cuales fui feliz. A pesar de todo, aunque las heridas a veces son muy profundas por culpa de momentos muy dolorosos, la vida junto a mi hermano había sido intensa y buena porque estaba él. Yo quería sobrevivir, no meterme en demasiados líos pese a mi carácter, por todos y cada uno de los días que él no pudo seguir viviendo.
-Yo sólo quiero vivir y dejar vivir al resto. Soy un observador como Dios pero no interfiero, me gusta ver como el mundo cambia aunque a veces sólo es para mal.-me levanté por completo y di un par de pasos hasta quedar sentado a su lado, lo hice con los mismos movimientos felinos que poseía como pantera.-¿Has pensado alguna vez que quizás debiste hacer algo y no hiciste? Yo sí, por eso a veces quiero dejar de observar e interferir. Sin embargo, siempre termino lastimado o abofeteado, lo segundo normalmente por chicas.
-El ser humano ha destrozado todo. Vivo para tomar datos de cualquier ser, de pequeño lo hacía por diversión y para asemejarme a un espeleologo del cual descendía. Después fue cosa de supervivencia y ha acabado siendo sin duda algo intrínseco en mí.-miré al animal recordando aquello del Dragón de la Suerte.-Un dragón oriental. Cuentan cientos de leyendas sobre esos seres que son bondadosos únicamente con aquellos de buen corazón, los que no les temen y aprecian aquello que admiran. Tal vez te vendió el animal estimando que sería oportuno, quizás simplemente se sintió halagado porque te interesaras en sus criaturas.-me incorporé unos segundos para contemplarla mejor.-Me gustaría dibujarla, aunque no soy bueno, para así recordar como es. Detesto aquello que hacen algunos ¿sabe? Toman a las criaturas y las encierran, como si fueran de su propiedad. Yo soy libre, así debería ser todo.
Contemplé un segundo su cuerpo, algo mayor que el mío pero sin duda apropiado para un ser como él. Supuse que debía tener un aspecto similar a un humano, pero con cierto toque divino e infernal. Había buscado el mundo en el cual el hombre empieza a cambiar, deja sus sueños y agarra sus pesadillas. Los treinta años eran la época de tortura, a mí me torturaban. Siempre estaba pensando qué hacía con mi vida y si era correcto el camino tomado.
-No sé si mi sangre es preciada o no.-sonreí de lado antes de tumbarme de nuevo sintiendo la brisa del lago, así como el sonido de la naturaleza apabullando mis sentidos. Parecía una orquesta de grillos, pequeñas luciérnagas que aguantaban el frío por las mutaciones y ranas que intentaban cazar alguna mosca.-Trato de no meterme en líos, aunque siempre termino en peleas jugándome la vida. Nunca he tenido problemas con seres como tú, normalmente doy media vuelta y me marcho. Sé que sois de naturaleza algo cambiante, al menos aquellos con los que he tratado.-suspiré antes de pasar mis manos tras la cabeza.-El peor ser de todos no es un vampiro, ni un mestizo sea cual sea su origen, tampoco un lycan... el peor de todos es un demonio. Un demonio puro no tiene piedad, no sabe qué es el temor y te inflige dolor sin la menor compasión. Sabe como matar todas tus esperanzas con una sola mirada. Sé que hay demonios menores, superiores y luego están sus líderes así como los demonios más antiguos que suelen ir por libre. La mayoría de ellos no fueron creados por Dios, ya existían desde antiguo.-le miré fijamente a los ojos, intentando que me comprendiera.-Yo a ti no te atacaría, sé que no sería sensato y tampoco es que me apetezca. Pareces agradable, claro que seguro que tienes tus defectos y virtudes como todos. No sé que ven en ti, tampoco sé que ven en mi. Yo creo que la verdadera belleza está aquí, rodeándonos, y seres como el que posees es parte de esa belleza.
Me gustaba hablar, aunque mi voz la detestaba porque me recordaba a mi hermano y yo por él no pude hacer nada. Me sentía dolido por mi ineficacia, por haber permitido que mataran al último ser que me ataba a los breves días en los cuales fui feliz. A pesar de todo, aunque las heridas a veces son muy profundas por culpa de momentos muy dolorosos, la vida junto a mi hermano había sido intensa y buena porque estaba él. Yo quería sobrevivir, no meterme en demasiados líos pese a mi carácter, por todos y cada uno de los días que él no pudo seguir viviendo.
-Yo sólo quiero vivir y dejar vivir al resto. Soy un observador como Dios pero no interfiero, me gusta ver como el mundo cambia aunque a veces sólo es para mal.-me levanté por completo y di un par de pasos hasta quedar sentado a su lado, lo hice con los mismos movimientos felinos que poseía como pantera.-¿Has pensado alguna vez que quizás debiste hacer algo y no hiciste? Yo sí, por eso a veces quiero dejar de observar e interferir. Sin embargo, siempre termino lastimado o abofeteado, lo segundo normalmente por chicas.
Invitado- Invitado
Re: Tiene que terminar, para empezar.
Sean conocia ciertas historias sobre aquellos dragones de fortuna, no habia nada que pudiera sorprenderlo, conocia la existencia de muchos seres de cuentos, el mismo formaba parte de los mismos. Percibio en aquel vendedor el recelo en su mirada, sus gelidas palabras que se tornaban amorosas para con Amber y volvian a la misma tesitura helada al tratarlo a él. Los dragones debian poseer un fino olfato que delatase cualquier oscuridad en el interior
de alguien. Sin embargo habia sido educado, lo cual Sean habia apreciado demasiado, y habia estado dispuesto a brindar realizar este especial y particular trato con el.
-Si tuviera material para ello le dejaria hacerlo ahora mismo.- respondió con cierto orgullo por ese ejemplar que poseia como compañera, ante la idea de que este peculiar historiador pudiera catalogarla o simplemente añadirla a los archivos seguramente extensos que tendria. Amber alzó las orejas y movió perezosamente la cabeza en direccion a ambos machos, abrió las fauces en un lento bostezo que torno aun mas felinos aquellos rasgos femeninos y volvio a acurrucarse sobre su brazo para cerrar las esmeraldas que tenia por ojos.
-Agradezco que te hayas fiado de mis palabras y no hayas dado media vuelta- advirtió el mestizo con una sonrisa curiosa, mirando la figura tendida del orienta despreocupada que contrarestaba con la verde y fresca hierba.
-Cuanto menos sepas sobre los demonios mejor Junsu, creeme. Conocer demasiado de ellos implica haber tenido algun tipo de contacto nada grato.Nunca...nunca se saca nada bueno de ellos.- susurro fijando sus claras orbes en el remanso de paz que era ahora el pequeño lago. En estas se podian atisvar ciertos recuerdos, ecos de luchas
pasadas, heridas de guerra. Hasta la fecha cualquier cruce con un demonio no habia propiciado nada positivo para el, solo dolor de cabeza y dolores de otras cosas. A veces le costaba pensar que tenia algo de demonio en su interior, a veces sentia que los genes de su madre habian ganado la batalla.
-Si, seguro...- miró de reojo al felino macho, esbozando una ligera sonrisa teñida de cierto sarcasmo comprendiendo que los objetivos de aquel joven no distaban mucho de los suyos -No siempre he actuado cuando debia hacerlo...no siempre he deseado implicarme en el curso de la historia que los seres como usted, debian hilar con sus acciones, decisiones y pensamientos en el telar del destino.- explico ciertamente pensativo -pues nunca me he sentido moralmente obligado a ello.- encogió sus hombros ligeramente mientras pensaba en todos los momentos cruciales de la historia en los cuales pudo haber intercedido cambiando el futuro. Pero Sean no podia cambiar el libre albedrio de los hombres, no podia interferir, no era quien. Era un demonio, era un ángel, no pertenecia a esa historia y sin embargo estaba intrinsecamente relacionado con ella.
De pronto rió, de nuevo una ristra de carcajadas que resonaban en esa amplia caja toracica que constituia su pecho. No queria enfrascarse en una conversacion tan espiritual y trivial, habia venido a dicho lugar a relajarse, no a encerrarse de nuevo en ese mar turbio de pensamientos.
-¿Que les haces a ellas para que quieran golpearte?- cambió de tema drasticamente, su mirada se volvió mas tenue, candorosa -Si necesitas algun consejo para tratar con señoritas estoy dispuesto a ofrecerlos gratuitamente. Es una lastima que alguien como tu, con tan buen material genetico, no se lleve algo mas que bofetones de las damas.-
de alguien. Sin embargo habia sido educado, lo cual Sean habia apreciado demasiado, y habia estado dispuesto a brindar realizar este especial y particular trato con el.
-Si tuviera material para ello le dejaria hacerlo ahora mismo.- respondió con cierto orgullo por ese ejemplar que poseia como compañera, ante la idea de que este peculiar historiador pudiera catalogarla o simplemente añadirla a los archivos seguramente extensos que tendria. Amber alzó las orejas y movió perezosamente la cabeza en direccion a ambos machos, abrió las fauces en un lento bostezo que torno aun mas felinos aquellos rasgos femeninos y volvio a acurrucarse sobre su brazo para cerrar las esmeraldas que tenia por ojos.
-Agradezco que te hayas fiado de mis palabras y no hayas dado media vuelta- advirtió el mestizo con una sonrisa curiosa, mirando la figura tendida del orienta despreocupada que contrarestaba con la verde y fresca hierba.
-Cuanto menos sepas sobre los demonios mejor Junsu, creeme. Conocer demasiado de ellos implica haber tenido algun tipo de contacto nada grato.Nunca...nunca se saca nada bueno de ellos.- susurro fijando sus claras orbes en el remanso de paz que era ahora el pequeño lago. En estas se podian atisvar ciertos recuerdos, ecos de luchas
pasadas, heridas de guerra. Hasta la fecha cualquier cruce con un demonio no habia propiciado nada positivo para el, solo dolor de cabeza y dolores de otras cosas. A veces le costaba pensar que tenia algo de demonio en su interior, a veces sentia que los genes de su madre habian ganado la batalla.
-Si, seguro...- miró de reojo al felino macho, esbozando una ligera sonrisa teñida de cierto sarcasmo comprendiendo que los objetivos de aquel joven no distaban mucho de los suyos -No siempre he actuado cuando debia hacerlo...no siempre he deseado implicarme en el curso de la historia que los seres como usted, debian hilar con sus acciones, decisiones y pensamientos en el telar del destino.- explico ciertamente pensativo -pues nunca me he sentido moralmente obligado a ello.- encogió sus hombros ligeramente mientras pensaba en todos los momentos cruciales de la historia en los cuales pudo haber intercedido cambiando el futuro. Pero Sean no podia cambiar el libre albedrio de los hombres, no podia interferir, no era quien. Era un demonio, era un ángel, no pertenecia a esa historia y sin embargo estaba intrinsecamente relacionado con ella.
De pronto rió, de nuevo una ristra de carcajadas que resonaban en esa amplia caja toracica que constituia su pecho. No queria enfrascarse en una conversacion tan espiritual y trivial, habia venido a dicho lugar a relajarse, no a encerrarse de nuevo en ese mar turbio de pensamientos.
-¿Que les haces a ellas para que quieran golpearte?- cambió de tema drasticamente, su mirada se volvió mas tenue, candorosa -Si necesitas algun consejo para tratar con señoritas estoy dispuesto a ofrecerlos gratuitamente. Es una lastima que alguien como tu, con tan buen material genetico, no se lleve algo mas que bofetones de las damas.-
Invitado- Invitado
Re: Tiene que terminar, para empezar.
Si me fiaba de él era porque estaba calmado, podía percibir que su sosiego no traía otras intenciones que conversar. Aquella charla me invitaba a pensar, así como imaginar. Había recorrido parte de este mundo acaparando sabiduría, igual que muchos vampiros, y sólo para poder tener la certeza de todo lo que había en él. Recordé a los viejos historiadores griegos que se hacían a la mar, ibas a otros mundos y contaban asombrados en sus papiros todo lo que veían. Por eso le escuchaba, sabía que podía escribir sobre un mestizo con cierto talento para la conversación, tan hastiado como muchos por la destrucción del medio y por supuesto con un animal asombroso acompañándolo. ¿Por qué lo haría? Tal vez para recordarlo, no sólo para comentarlo con mis compañeros teniendo la certeza que aún había esperanza.
Iba a comentar que todos habíamos cometido errores, estaba intrínseco. Estaba seguro que incluso Dios había cometido sus errores, pero era tan testarudo que seguro que los obviaba. A veces, no siempre, lo veía como un niño pequeño que castigaba a sus juguetes porque no funcionaban como deberían, los mismos que él había creado y que no tenía derecho a castigar. Sin embargo, empecé a reír por sus palabras sobre las chicas.
-Digamos que soy demasiado sincero, no busco una relación estable porque no me han mostrado que pueda funcionar. Desde que recuerdo puedo afirmarte que todas las mujeres se han acercado a mí por interés. Han querido sacar de mí más de todo lo que yo estaba dispuesto a dar.-recordé a las que deseaban salir conmigo porque era San Valentín, esas que quería que las llevara al cine sólo por conseguir una entrada gratis y cuando fui mayor me volví tan receloso que jamás las creí.-Sé que hay buenas mujeres, pero esas no son para mí. Sinceramente ¿saldrías con un loco de la velocidad, los misterios y las artes ocultas? Dudo que así sea. Además cuando se enteran de lo mío empiezan a poner mala cara pensando que son zoofilicas.-me senté bien y le miré directamente a los ojos.-¿Consejos? Necesito un milagro. Aunque tengo suerte, al menos soy bisexual y puedo conocer algún chico interesante.-hacía unas noches había tenido un encuentro fugaz con un hechicero, sabía que lo era pese a que se guardó su secreto. Sólo había que ver su forma de ser, su forma de mirarme, para conocer que dentro de él había algo más que un alma común.
Varios peces se movían en el lago, era tan cristalino que podía ver su fondo. Los animales allí habían descubierto un pequeño paraíso, una parcela de terreno ajena a los desastres que azotaban al mundo. Me encogí unos instantes contemplando aquella maravilla, me recordaba a los estanques de carpas y a los festivales donde podía conseguirse peces de llamativos colores.
-Supongo que un día encontraré mi lugar en este mundo, si lo hay, y habrá alguien que me espere cuando llegue medio muerto después de un enfrentamiento... por que sí, me he enfrentado a demonios menores y todo por información. Quiero saber cómo es el mundo, no sólo por lo que muestra sino por los secretos que oculta. Deseo tanto conocer todo... saber porqué estoy vivo y para qué... es uno de esos misterios que tanto me llevan a buscar a otros, analizar sus almas y cualquier cosa que me ofrezcan. Las mujeres no comprenden eso, sólo ven a un idiota balbuceando palabras aún más idiotas que él mismo.-me giré hacia él y esbocé una sonrisa algo melancólica.-Mis genes no son buenos, te equivocas, mi hermano debió vivir y yo morir en su lugar. Él sí tenía grandes metas, metas que a cualquier mujer u hombre le hubiera gustado.
Iba a comentar que todos habíamos cometido errores, estaba intrínseco. Estaba seguro que incluso Dios había cometido sus errores, pero era tan testarudo que seguro que los obviaba. A veces, no siempre, lo veía como un niño pequeño que castigaba a sus juguetes porque no funcionaban como deberían, los mismos que él había creado y que no tenía derecho a castigar. Sin embargo, empecé a reír por sus palabras sobre las chicas.
-Digamos que soy demasiado sincero, no busco una relación estable porque no me han mostrado que pueda funcionar. Desde que recuerdo puedo afirmarte que todas las mujeres se han acercado a mí por interés. Han querido sacar de mí más de todo lo que yo estaba dispuesto a dar.-recordé a las que deseaban salir conmigo porque era San Valentín, esas que quería que las llevara al cine sólo por conseguir una entrada gratis y cuando fui mayor me volví tan receloso que jamás las creí.-Sé que hay buenas mujeres, pero esas no son para mí. Sinceramente ¿saldrías con un loco de la velocidad, los misterios y las artes ocultas? Dudo que así sea. Además cuando se enteran de lo mío empiezan a poner mala cara pensando que son zoofilicas.-me senté bien y le miré directamente a los ojos.-¿Consejos? Necesito un milagro. Aunque tengo suerte, al menos soy bisexual y puedo conocer algún chico interesante.-hacía unas noches había tenido un encuentro fugaz con un hechicero, sabía que lo era pese a que se guardó su secreto. Sólo había que ver su forma de ser, su forma de mirarme, para conocer que dentro de él había algo más que un alma común.
Varios peces se movían en el lago, era tan cristalino que podía ver su fondo. Los animales allí habían descubierto un pequeño paraíso, una parcela de terreno ajena a los desastres que azotaban al mundo. Me encogí unos instantes contemplando aquella maravilla, me recordaba a los estanques de carpas y a los festivales donde podía conseguirse peces de llamativos colores.
-Supongo que un día encontraré mi lugar en este mundo, si lo hay, y habrá alguien que me espere cuando llegue medio muerto después de un enfrentamiento... por que sí, me he enfrentado a demonios menores y todo por información. Quiero saber cómo es el mundo, no sólo por lo que muestra sino por los secretos que oculta. Deseo tanto conocer todo... saber porqué estoy vivo y para qué... es uno de esos misterios que tanto me llevan a buscar a otros, analizar sus almas y cualquier cosa que me ofrezcan. Las mujeres no comprenden eso, sólo ven a un idiota balbuceando palabras aún más idiotas que él mismo.-me giré hacia él y esbocé una sonrisa algo melancólica.-Mis genes no son buenos, te equivocas, mi hermano debió vivir y yo morir en su lugar. Él sí tenía grandes metas, metas que a cualquier mujer u hombre le hubiera gustado.
Invitado- Invitado
Re: Tiene que terminar, para empezar.
Escuchó afable y con atención lo que aquel oriental le decia, sus relaciones, su forma de ligar, los desafortunados encuentros con personas aprovechadas... No habia tenido mucha suerte en verdad, pero el amor era esto, sentir decepcion, engaños, toda parte negativa tenia su positiva. Hablaba y hablaba con soltura y fluidez y Sean se entretenia escuchandolo mientras se incorporaba hacia atras, apoyando los codos en la fresca hierba.
-No seas tan pesimista, las mujeres no son tan complicadas como uno piensa, incluso las mas duras y frias ocultan un corazon sensible que se derrite si sabes tocar los puntos correctos.- esbozo una sonrisa el rubio negando suavemente con el rostro -Habras de tocar muchos corazones hasta que traten de capturar el tuyo...ademas eres joven y como has dicho, estas abierto a todo lo cual dobla las posibilidades.- inclinó su rostro hacia atras dejando que el aire meciera sus cabellos ya secos, su flequillo se formo de forma practicamente natural sobre su frente, cubriendo la mayor parte de la misma.
Abrió los ojos y miró al joven, su evidente pena, ese semblante melancolico al haber evocado su perdida, emociones intrinsecas que no desvelaba a primera vista.
-Te equivocas Junsu, estas en este mundo por una razon que aun desconoces... al igual que lo estoy yo o cualquier criatura de la creación..- entornó su mirada celeste -entiendo que te sientas triste, perder a un familiar es una tragedia que no se olvida con el paso del tiempo... seguramente tu hermano te este escuchando y reprendiendo...allá donde este..- en verdad hablaba evocando esas palabras que solian decirse a alguien que perdia un ser querido pues Sean nunca habia tenido tal sentimiento. Habia perdido a amigos, conocidos, muchas personas que le caian bien y a las cuales les habia tomado cierto aprecio, pero nunca familia, no, pues no la habia tenido...
Amber alzó ambas orejas de pronto y se levantó entera, toda ella, sobre sus cuatro extremidades. Parecia olisquear algo que habia llamado su atención y con movimientos felinos camino alejandose del lago, no sin antes estirarse en el tronco de aquel arbol.
Recientemente Sean la habia enseñado a cazar animalillos pequeños, o mas bien pequeños roedores tal y como el comerciante le habia aconsejado, asi que cuando la vio internarse en la eventual jungla no se preocupo demasiado, sabiendo que volveria tarde o temprano.
El tiempo pasaba rapido y cuando uno estaba a gusto los minutos se transformaban en segundos. El sol descendia notablemente, se podia ver como por el amasijo de hojas que lo rodeaban no pasaba toda esa cantidad de luz que iluminaba casi mágicamente la laguna.
Sean sabia que no podria quedarse en ese bosque todo el tiempo que desease, le aguardaba una vida al otro lado, un trabajo que el mismo se habia autoimpuesto, pero...solo un poco mas.
Se levantó tras estirar un poco los musculos, las piernas y los brazos y fue hacia la rama en donde habia doblado pulcramente su ropa para comenzar a ponersela sin prisa. Empezaba a sentir un ligero frio desagradable.
-¿Cuanto tiempo te vas a quedar por aqui Junsu?- pregunto mientras se abrochaba los botones del pantalon y subia la cremallera, para posteriormente colocarse el cinturon.
-No seas tan pesimista, las mujeres no son tan complicadas como uno piensa, incluso las mas duras y frias ocultan un corazon sensible que se derrite si sabes tocar los puntos correctos.- esbozo una sonrisa el rubio negando suavemente con el rostro -Habras de tocar muchos corazones hasta que traten de capturar el tuyo...ademas eres joven y como has dicho, estas abierto a todo lo cual dobla las posibilidades.- inclinó su rostro hacia atras dejando que el aire meciera sus cabellos ya secos, su flequillo se formo de forma practicamente natural sobre su frente, cubriendo la mayor parte de la misma.
Abrió los ojos y miró al joven, su evidente pena, ese semblante melancolico al haber evocado su perdida, emociones intrinsecas que no desvelaba a primera vista.
-Te equivocas Junsu, estas en este mundo por una razon que aun desconoces... al igual que lo estoy yo o cualquier criatura de la creación..- entornó su mirada celeste -entiendo que te sientas triste, perder a un familiar es una tragedia que no se olvida con el paso del tiempo... seguramente tu hermano te este escuchando y reprendiendo...allá donde este..- en verdad hablaba evocando esas palabras que solian decirse a alguien que perdia un ser querido pues Sean nunca habia tenido tal sentimiento. Habia perdido a amigos, conocidos, muchas personas que le caian bien y a las cuales les habia tomado cierto aprecio, pero nunca familia, no, pues no la habia tenido...
Amber alzó ambas orejas de pronto y se levantó entera, toda ella, sobre sus cuatro extremidades. Parecia olisquear algo que habia llamado su atención y con movimientos felinos camino alejandose del lago, no sin antes estirarse en el tronco de aquel arbol.
Recientemente Sean la habia enseñado a cazar animalillos pequeños, o mas bien pequeños roedores tal y como el comerciante le habia aconsejado, asi que cuando la vio internarse en la eventual jungla no se preocupo demasiado, sabiendo que volveria tarde o temprano.
El tiempo pasaba rapido y cuando uno estaba a gusto los minutos se transformaban en segundos. El sol descendia notablemente, se podia ver como por el amasijo de hojas que lo rodeaban no pasaba toda esa cantidad de luz que iluminaba casi mágicamente la laguna.
Sean sabia que no podria quedarse en ese bosque todo el tiempo que desease, le aguardaba una vida al otro lado, un trabajo que el mismo se habia autoimpuesto, pero...solo un poco mas.
Se levantó tras estirar un poco los musculos, las piernas y los brazos y fue hacia la rama en donde habia doblado pulcramente su ropa para comenzar a ponersela sin prisa. Empezaba a sentir un ligero frio desagradable.
-¿Cuanto tiempo te vas a quedar por aqui Junsu?- pregunto mientras se abrochaba los botones del pantalon y subia la cremallera, para posteriormente colocarse el cinturon.
Invitado- Invitado
Re: Tiene que terminar, para empezar.
Sabía que muy en el fondo tenía razón, pero tampoco es que me muriera por tener pareja. Sin embargo, era agradable ver como a otros los cuidaban sus novias o esposas, pero yo no podía soñar con eso ni de lejos. Mi mundo no era de vino y rosas, realmente nadie poseía una vida tranquila salvo algunos magnates de los negocios, los mismos que pactaban con demonios y doblegaban al mundo. No era tiempos de amor, más bien era para estar alerta como su criatura. Teníamos que evitar ser cazados y cazar al resto antes de ser engullidos como aperitivo.
-Pues no lo sé.-respondí antes incorporarme.-Tal vez unos días, puede que un poco más de una semana.-eché varios mechones de mi pelo hacia atrás, dejando bien visibles mis ojos. Sabía que era una descortesía tener la cara oculta, así como la boca, cuando se hablaba.-Tengo una cueva, víveres y pocas ganas de marcharme.-añadí.
Ese lugar era el refugio de mi alma solitaria, porque eso era a pesar de tener cierto carisma para entablar conversaciones. Me alejaba de todos, del ruido del tráfico y de los seres más cruentos. Se pensaba que en los bosques podías encontrar criaturas perversas, pero en realidad sólo tenías una calma absoluta rodeado de criaturas primitivas. Sabía inspeccionar el territorio como cualquier animal, así como tener cierto sexto sentido ante el peligro.
-Acerca de todo lo que has dicho te diré que tienes razón, pero seamos sinceros tú tienes más posibilidades que yo.-comenté estirazando mi espalda, igual que si fuera un felino, para contemplarme de nuevo en las aguas cristalinas de aquel lago.-Tienes cierta inmortalidad, mejor cuerpo y carisma. Bueno, y tú puedes sacar a pasear a tu mascota para que las mujeres se acerquen a decir.. “oh pero mira que mona, ¿cómo se llama?”-dije moviendo las caderas como una chica, incluso imité la voz de una y su ligero pestañeo.-De mí lo único que pueden pensar es que soy un chulo estúpido con una moto demasiado grande, tal vez por falta de tamaño de mi miembro viril.-Había escuchado tantas veces cosas así sobre mi que ya incluso comenzaba a creerlo, aunque ni falta me hacía mejorar para aquellas arpías.
La noche se acercaba mientras se levantaba vientos de tormenta. Aquello se estaba volviendo un microclima tropical debido al calentamiento global, en cuanto menos lo esperabas tenías una tromba de agua encima. Observé el cielo a duras penas, pues algunas ramas me quitaban la visibilidad. Podía notar como se aproximaban las nubes, presentir que en unos minutos llovería.
-Al menos lloverá.-susurré con una leve sonrisa en mis labios.
Me gustaban las tormentas, ver los relámpagos y escuchar los truenos ensordecedores. Todo se iluminaba como en una película de terror, podías sentir como la tierra temblaba bajo tus pies y la naturaleza se desataba siendo la reina y señora del mundo. Sabía que había personas que morían en días de tormenta, pero eso no quitaba esa belleza que se desataba en cuestión de segundos.
-Pues no lo sé.-respondí antes incorporarme.-Tal vez unos días, puede que un poco más de una semana.-eché varios mechones de mi pelo hacia atrás, dejando bien visibles mis ojos. Sabía que era una descortesía tener la cara oculta, así como la boca, cuando se hablaba.-Tengo una cueva, víveres y pocas ganas de marcharme.-añadí.
Ese lugar era el refugio de mi alma solitaria, porque eso era a pesar de tener cierto carisma para entablar conversaciones. Me alejaba de todos, del ruido del tráfico y de los seres más cruentos. Se pensaba que en los bosques podías encontrar criaturas perversas, pero en realidad sólo tenías una calma absoluta rodeado de criaturas primitivas. Sabía inspeccionar el territorio como cualquier animal, así como tener cierto sexto sentido ante el peligro.
-Acerca de todo lo que has dicho te diré que tienes razón, pero seamos sinceros tú tienes más posibilidades que yo.-comenté estirazando mi espalda, igual que si fuera un felino, para contemplarme de nuevo en las aguas cristalinas de aquel lago.-Tienes cierta inmortalidad, mejor cuerpo y carisma. Bueno, y tú puedes sacar a pasear a tu mascota para que las mujeres se acerquen a decir.. “oh pero mira que mona, ¿cómo se llama?”-dije moviendo las caderas como una chica, incluso imité la voz de una y su ligero pestañeo.-De mí lo único que pueden pensar es que soy un chulo estúpido con una moto demasiado grande, tal vez por falta de tamaño de mi miembro viril.-Había escuchado tantas veces cosas así sobre mi que ya incluso comenzaba a creerlo, aunque ni falta me hacía mejorar para aquellas arpías.
La noche se acercaba mientras se levantaba vientos de tormenta. Aquello se estaba volviendo un microclima tropical debido al calentamiento global, en cuanto menos lo esperabas tenías una tromba de agua encima. Observé el cielo a duras penas, pues algunas ramas me quitaban la visibilidad. Podía notar como se aproximaban las nubes, presentir que en unos minutos llovería.
-Al menos lloverá.-susurré con una leve sonrisa en mis labios.
Me gustaban las tormentas, ver los relámpagos y escuchar los truenos ensordecedores. Todo se iluminaba como en una película de terror, podías sentir como la tierra temblaba bajo tus pies y la naturaleza se desataba siendo la reina y señora del mundo. Sabía que había personas que morían en días de tormenta, pero eso no quitaba esa belleza que se desataba en cuestión de segundos.
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Re: Tiene que terminar, para empezar.
Sintio el tacto de esa ropa suave y fresca sobre su piel renovandola. Sus musculos se encontraban relajados, seguramente de no haber estado acompañado habria hecho algunos estiramientos o quizas algo de yoga. Posturas que podia ejercer con un cuerpo flexible y entrenado como el suyo, pero sentia un poco de cohibicion al estar Junsu, no seria de buena educacion dejar de prestarle atencion para hacer esos ejercicios. Ladeo su rostro y cuerpo hacia el oriental deslizando la mirada sutilmente por esa desnudez que mostraba impunemente. Se notaba que ese cuerpo se ejercitaba, estaba fibroso. Seguramente tambien seria flexible. En el rostro de Sean aparecio una media sonrisa que termino en aflorar del todo tras escuchar esas palabras.
-Ja ja ja ja- rio con intensidad, las carcajadas resonando en su caja toracica. Aquella imitacion lo hubo sorprendido, lo hubo divertido y de pronto sintio que tenia mas ganas de seguir charlando con aquel joven. Se acercó a este mientras se abrochaba la camisa boton a boton hasta quedar frente a el, le sacaba aproximadamente 10 cm de estatura -No te infravalores. La apariencia no lo es todo y si no saben apreciar lo que hay dentro de ti, simplemente no merecen la pena. Sigue tu camino.- hablo sereno y alargando la mano acaricio la mejilla contraria en un sutil roce. Alejó la mano y ladeo el rostro para emitir un largo y afinado silbido. Estaba llamando a su pantera, ya se habia recreado suficiente en la caza. Asi mismo decidio meter la mano en el bolsillo trasero del pantalon para sacer el Iphone y observar todas esas llamadas perdidas. Las ignoró y volvio a guardar el movil.
-He de volver, tengo unos asuntos que atender- comento mientras esperaba a que Amber volviera -Pero me gustaria regresar con algunas bebidas y seguir charlando. Se donde encontrarte...¿Que me dices Junsu?- añadio el hibrido escrutando con su celeste mirada al contrario, oscura y profunda.
Entre la espesura de aquel bosque surgio la femenina figura de la pantera que contoneandose llego hasta su dueño y se froto cariñosa contra sus piernas reclamando atencion. Sean acaricio, inclinandose levemente, el lomo de esta y luego la tomo del menton para observar que por la comisura de sus labios tenia restos de sangre y piel. Se los retiro con los dedos recibiendo algun lenguetazo extra y emitio un dulce ronroneo.
-Esta muy comoda aqui y lo entiendo, es su habitat natural..- murmura mientras queda ligeramente arrobado por la criatura -Quizas abuse un poco de ti al pedirte que te quedes con ella mientras vuelvo a la civilizacion. No se cuando podre volverla a traer de nuevo..-
-Ja ja ja ja- rio con intensidad, las carcajadas resonando en su caja toracica. Aquella imitacion lo hubo sorprendido, lo hubo divertido y de pronto sintio que tenia mas ganas de seguir charlando con aquel joven. Se acercó a este mientras se abrochaba la camisa boton a boton hasta quedar frente a el, le sacaba aproximadamente 10 cm de estatura -No te infravalores. La apariencia no lo es todo y si no saben apreciar lo que hay dentro de ti, simplemente no merecen la pena. Sigue tu camino.- hablo sereno y alargando la mano acaricio la mejilla contraria en un sutil roce. Alejó la mano y ladeo el rostro para emitir un largo y afinado silbido. Estaba llamando a su pantera, ya se habia recreado suficiente en la caza. Asi mismo decidio meter la mano en el bolsillo trasero del pantalon para sacer el Iphone y observar todas esas llamadas perdidas. Las ignoró y volvio a guardar el movil.
-He de volver, tengo unos asuntos que atender- comento mientras esperaba a que Amber volviera -Pero me gustaria regresar con algunas bebidas y seguir charlando. Se donde encontrarte...¿Que me dices Junsu?- añadio el hibrido escrutando con su celeste mirada al contrario, oscura y profunda.
Entre la espesura de aquel bosque surgio la femenina figura de la pantera que contoneandose llego hasta su dueño y se froto cariñosa contra sus piernas reclamando atencion. Sean acaricio, inclinandose levemente, el lomo de esta y luego la tomo del menton para observar que por la comisura de sus labios tenia restos de sangre y piel. Se los retiro con los dedos recibiendo algun lenguetazo extra y emitio un dulce ronroneo.
-Esta muy comoda aqui y lo entiendo, es su habitat natural..- murmura mientras queda ligeramente arrobado por la criatura -Quizas abuse un poco de ti al pedirte que te quedes con ella mientras vuelvo a la civilizacion. No se cuando podre volverla a traer de nuevo..-
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Re: Tiene que terminar, para empezar.
Hacía mucho tiempo que no bebía con alguien, charlaba durante toda la noche sin prestar atención a la hora o a todo lo que me contara. Eran cosas que hacía con viejos amigos que ya no vivían, todos los que había querido o apreciado estaban muertos. Habían muerto accidentalmente entrenándose o a manos de demonios, vampiros u otros seres a los cuales no podía darles siquiera especie. Me dejé acariciar la mejilla observándole, notando su cercanía bastante agradable. Realmente se veía confiable, alguien con quien se podía entablar una conversación y quizás contarle en qué estaba metido.
-Claro.-dije a lo de la bebida, para luego mirarle con asombro.-¿Qué?! ¿Me puedo quedar con ella a cuidarla?-pregunté contemplándola fijamente, sus ojos me parecían una especie de mezcla de animal salvaje y refinada dama que pasaba un día de campo.-Si la dejas en mi cueva podría dejarle algo de ropa para que se acomode en la roca, aunque supongo que no le importa la rugosidad del sitio.-deseaba acariciarla sólo para sentir la suavidad de su pelaje espeso y fuerte, un pelaje hermoso como oscuro.-Puedo cuidarla, yo antes cuidaba algunos animales en un trabajo. Los aseaba, sacaba a pasear y después los llevaba con sus dueños. Era como una especie de canguro de mascotas, algunos eran perros de vampiros. De ellos aprendí bastante, tengo varias historias que puedo pasarte. Tanto de los perros como de los vampiros.-esbocé una sonrisa al ver que ella me contemplaba, pero no como una amenaza.
Si había algo que me gustara era la presencia de otros animales, fueran salvaje o domesticados. Me sentía como en casa, pues algo de mí era salvaje. Tal vez en su presencia podía observar su comportamiento cuando descansara, tenía una teoría y era que todos los animales soñaban con aquello que más deseaban, que podían vivir mundos ocultos para nosotros. Sin embargo, era incapaz de ponerlo en práctica más allá de dibujarlos y explicar si se movían como si corrieran, movían la lengua como si bebieran o sus zarpas se abrían igual que en un momento de enfrenamiento o caza. Quizás podría brindarle a Sean una caricatura suya con su descripción, podía conservarlo como regalo por las bebidas y su amabilidad.
-No está lejos, pero no sé si sería bueno que me convirtiera frente a ella. Podrías darle la orden de seguirme y quedarse conmigo, yo no le haré daño jamás. Me encantan los animales, por eso quería saber quién te vendió semejante animal. Tal vez no pueda conseguir una, pero si otro que sea adecuado para mi.
Una mascota como un águila, al cual pudiera dejar en libertad y llamar para que viniera a por mí. Tal vez un halcón, amaba la belleza de esas criaturas a punto de la extinción. Pero ambos estaban prácticamente en museos cuidados y mantenidos lejos de la vista de la mayoría. Sin embargo, un lobo sí podría conseguirme el dueño de aquella tienda. Un enorme lobo como el que yo era cuando me convertía. Podría ser mi compañero idóneo para algunas misiones, adiestrarlo para ayudarme a conseguir alguna información valiosa para acabar con los demonios y poder clasificar los otros seres, por si desaparecían tener constancia de ellos.
-Claro.-dije a lo de la bebida, para luego mirarle con asombro.-¿Qué?! ¿Me puedo quedar con ella a cuidarla?-pregunté contemplándola fijamente, sus ojos me parecían una especie de mezcla de animal salvaje y refinada dama que pasaba un día de campo.-Si la dejas en mi cueva podría dejarle algo de ropa para que se acomode en la roca, aunque supongo que no le importa la rugosidad del sitio.-deseaba acariciarla sólo para sentir la suavidad de su pelaje espeso y fuerte, un pelaje hermoso como oscuro.-Puedo cuidarla, yo antes cuidaba algunos animales en un trabajo. Los aseaba, sacaba a pasear y después los llevaba con sus dueños. Era como una especie de canguro de mascotas, algunos eran perros de vampiros. De ellos aprendí bastante, tengo varias historias que puedo pasarte. Tanto de los perros como de los vampiros.-esbocé una sonrisa al ver que ella me contemplaba, pero no como una amenaza.
Si había algo que me gustara era la presencia de otros animales, fueran salvaje o domesticados. Me sentía como en casa, pues algo de mí era salvaje. Tal vez en su presencia podía observar su comportamiento cuando descansara, tenía una teoría y era que todos los animales soñaban con aquello que más deseaban, que podían vivir mundos ocultos para nosotros. Sin embargo, era incapaz de ponerlo en práctica más allá de dibujarlos y explicar si se movían como si corrieran, movían la lengua como si bebieran o sus zarpas se abrían igual que en un momento de enfrenamiento o caza. Quizás podría brindarle a Sean una caricatura suya con su descripción, podía conservarlo como regalo por las bebidas y su amabilidad.
-No está lejos, pero no sé si sería bueno que me convirtiera frente a ella. Podrías darle la orden de seguirme y quedarse conmigo, yo no le haré daño jamás. Me encantan los animales, por eso quería saber quién te vendió semejante animal. Tal vez no pueda conseguir una, pero si otro que sea adecuado para mi.
Una mascota como un águila, al cual pudiera dejar en libertad y llamar para que viniera a por mí. Tal vez un halcón, amaba la belleza de esas criaturas a punto de la extinción. Pero ambos estaban prácticamente en museos cuidados y mantenidos lejos de la vista de la mayoría. Sin embargo, un lobo sí podría conseguirme el dueño de aquella tienda. Un enorme lobo como el que yo era cuando me convertía. Podría ser mi compañero idóneo para algunas misiones, adiestrarlo para ayudarme a conseguir alguna información valiosa para acabar con los demonios y poder clasificar los otros seres, por si desaparecían tener constancia de ellos.
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Re: Tiene que terminar, para empezar.
Al obtener la respuesta afirmativa de Junsu, Sean relajo el semblante. El tiempo le habia enseñado a no confiar en cualquiera, pero ya no era ningun crio, podia ver el aura de las personas, ver sus intenciones, por asi decirlo y asegurarse un contacto evitando problemas que posteriormente, por las situaciones pudieran darse. Confio en que no se atreviese a traicionar su confianza, dicho gesto le heria demasiado y no lo llevaba con demasiada deportividad. Esta seria la primera vez que dejaria a la pantera al cuidado de un extraño, aunque esta se mostro predispuesta y curiosa ante aquel chico-pantera.
-¿Con quien iba a estar mejor, cierto? Al fin y al cabo compartis genes de la misma especie. Eso si, antes de irme y dejarla a tu cargo te advierto de que suele mostrarse a veces caprichosa e infantil, es un cachorro aun. Aunque ahora...- volvio a acariciar el lomo del animal -despues de haber comido, seguramente quiera descansar y reposar la ingesta.- luego alzo el rostro y su cuerpo por entero para contemplar a Junsu y tras escucharle asintió.
-Seguro.- se inclinó de nuevo y sostuvo el rostro del pseudo animal entre sus calidas manos -Amber, se buena y no busques problemas al joven Junsu. Siguelo hasta donde te lleve, te prometo que volvere a por ti.- su cariño se vio reflejado en la mirada, adoraba estos animales y la adoraba a ella. Jamas penso que pudiera quedar tan unido a un animal y mucho menos que dicho animal pudiese aguantar su ritmo diario de vida. Asi pues la dejo partir y ella se acerco a Junsu con discreción, oliendo cerca de las piernas de el.
Sean metió la mano en el bolsillo interno de su chaqueta y saco su cartera, de la misma estrajo una tarjeta en donde se podia leer el nombre del comerciante asi como el numero para ponerse en contacto con el. Se la habia dado en el ultimo momento de la transacción, con la intención de ponerse en contacto algun día y que el pudiera contemplar a su creación para no sentir añoranza alguna.
Se la otorgó a Junsu mientras le sonreia taimado.
-La necesitare de vuelta...asi que...grabate el numero, él te podra ayudar si buscas a un animal de compañia ciertamente especial.- añadió volviendo a guardar la cartera en el interior de la chaqueta y sin mas que añadir me dispuse a abandonar el lugar con la rapidez de un ser de su condicion. Pero antes de dar un paso mas reparó en su guitarra, la cual ni siquiera habia tocado, con los deseos que sentia de pulsar las cuerdas.
Suspiró tedioso, tendria que pedirle otro favor a aquel joven. No podia o mas bien no queria llevarse la guitarra de vuelta y quizas mas a la noche, con algunas cervezas en el cuerpo le gustase ejecutar alguna melodia.
-Por favor, ¿Podria hacerse cargo de mi guitarra? Sera el ultimo favor que te pido, disculpame.- la funda que englobava al instrumento descansaba apoyada en un grueso arbol, señaló con un movimiento ligero de cabeza dicho instrumento y caminó al fin, directo a la espesa jungla.
-Regresare en unas horas.- añadió antes de desaparecer entre el verdor que oscurecia al carecer de rayos solares que lo iluminasen.
-¿Con quien iba a estar mejor, cierto? Al fin y al cabo compartis genes de la misma especie. Eso si, antes de irme y dejarla a tu cargo te advierto de que suele mostrarse a veces caprichosa e infantil, es un cachorro aun. Aunque ahora...- volvio a acariciar el lomo del animal -despues de haber comido, seguramente quiera descansar y reposar la ingesta.- luego alzo el rostro y su cuerpo por entero para contemplar a Junsu y tras escucharle asintió.
-Seguro.- se inclinó de nuevo y sostuvo el rostro del pseudo animal entre sus calidas manos -Amber, se buena y no busques problemas al joven Junsu. Siguelo hasta donde te lleve, te prometo que volvere a por ti.- su cariño se vio reflejado en la mirada, adoraba estos animales y la adoraba a ella. Jamas penso que pudiera quedar tan unido a un animal y mucho menos que dicho animal pudiese aguantar su ritmo diario de vida. Asi pues la dejo partir y ella se acerco a Junsu con discreción, oliendo cerca de las piernas de el.
Sean metió la mano en el bolsillo interno de su chaqueta y saco su cartera, de la misma estrajo una tarjeta en donde se podia leer el nombre del comerciante asi como el numero para ponerse en contacto con el. Se la habia dado en el ultimo momento de la transacción, con la intención de ponerse en contacto algun día y que el pudiera contemplar a su creación para no sentir añoranza alguna.
Se la otorgó a Junsu mientras le sonreia taimado.
-La necesitare de vuelta...asi que...grabate el numero, él te podra ayudar si buscas a un animal de compañia ciertamente especial.- añadió volviendo a guardar la cartera en el interior de la chaqueta y sin mas que añadir me dispuse a abandonar el lugar con la rapidez de un ser de su condicion. Pero antes de dar un paso mas reparó en su guitarra, la cual ni siquiera habia tocado, con los deseos que sentia de pulsar las cuerdas.
Suspiró tedioso, tendria que pedirle otro favor a aquel joven. No podia o mas bien no queria llevarse la guitarra de vuelta y quizas mas a la noche, con algunas cervezas en el cuerpo le gustase ejecutar alguna melodia.
-Por favor, ¿Podria hacerse cargo de mi guitarra? Sera el ultimo favor que te pido, disculpame.- la funda que englobava al instrumento descansaba apoyada en un grueso arbol, señaló con un movimiento ligero de cabeza dicho instrumento y caminó al fin, directo a la espesa jungla.
-Regresare en unas horas.- añadió antes de desaparecer entre el verdor que oscurecia al carecer de rayos solares que lo iluminasen.
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Re: Tiene que terminar, para empezar.
Noté como hablaba a la hermosa Amber como si fuera una niña pequeña. Sentí deseos de acariciar su pelaje y contemplarla durante horas, sin embargo iba a llover y sabía que se sentiría incómoda con tanta humedad. La guitarra, también me dejó una guitarra, que podía estropearse con una climatología adversa. Sin embargo, cerré mis ojos para fundirme en el recuerdo de la tarjeta. Tenía unos dibujos selváticos muy atractivos.
-Un animal especial, eso estaría bien.-me dije observando la dirección en mi cerebro como si aún la tuviera en mis dedos.-Nunca he querido una mascota, pero si es especial como ella podría ser mi compañero de viaje. ¿Tendrá lobos?-pregunté antes de mirarla.-¿Has vivido o visto lobos?-interrogué antes de reír al ver que me miraba ansiosa por seguirme como le habían dicho.-Sé que has comido, por eso cuando leguemos te pondré agua.
Tomé la guitarra colocándomela a la espalda mientras notaba como el viento iba parando lentamente, en cuanto dejara de correr comenzaría la tempestad. Mis pies se movieron rápidos, ella también lo hizo. Tenía habilidades de pantera, casi idénticos a los suyos, y me movía elegante pese a todo. No podía transformarme si tenía que llevar aquel instrumento a buen recaudo.
-¡Eso es! ¡Una carrera!-se notaba que era un cachorro, tenía energía de sobra igual que yo.
Mi madre siempre tardaba horas en hacerme dormir cuando era un niño, estaba siempre convertido en pantera o gato corriendo en libertad por los campos cercanos a nuestra vivienda. Cuando iba con mi hermano era un lobo, un enorme lobo negro con ojos dorados y orejas enormes algo caídas.
No tardamos ni cinco minutos en entrar en la cueva, pero fuera empezó a chispear. Se escuchaba como los animales se callaron comenzando a susurrar bajo, mientras el tintineo de cada gota marcaba un nuevo ritmo. Ella me siguió hasta dentro.
-Bien, te pondré unas mantas para que estés cómoda.-dije recordando donde había puesto la caja de las mantas.-¡Ah! ¡Ya sé!
Fui hacia unos cuantos cojines que poseía, los usaba para estar tirado en el suelo. Tomé estos amontonándolos, echando una de las mantas que estaban cerca de estos, acomodé todo para que ella se echara. Por instinto lo hizo, porque sin duda era una chica lista y sabía que yo la mimaría como si fuera una hermana.
-Espera, te dejaré un plato con agua.-busqué uno de los cuencos que había tallado en madera, me gustaba la artesanía y había aprendido a tallar en mis tiempos libres.
Dejé aquel cuenco frente a ella, agua de mis botellas que estaban apiladas para un par de días. Me quedé frente a ella observándola hasta que comencé a tener frío, las puntas de mis dedos se congelaron. Así que busqué algo de ropa interior, un pantalón algo amplio vaquero y una camisa negra junto a una sudadera del mismo color.
La guitarra la había dejado cerca de la entrada, pero el agua no le daba en absoluto. La tarjeta estaba aún en mi mente. Recordaba cifras, letras y cualquier nombre en mi cabeza porque era como un ordenador con patas.
-Si te quedas quieta...-murmuré buscando con la vista mi libreta, hasta que terminé levantándome para ir a por ella y colocarla sobre mis piernas.
Comencé a dibujarla, una caricatura estilo manga de ella. Sin embargo, sus rasgos de pantera sólo estarían en sus ojos, los mismos que ella, mientras el resto del cuerpo lo asemejaba a como debería de ser si fuera una chica, igual que sus rasgos del rostro. Cantaba bajo mientras lo hacía, no era muy bueno con mi voz pero me gustaba hacerlo cuando dibujaba. Mi hermano me había enseñado a dibujar, bailar y a concentrarme para que en un momento de nerviosismo no me convirtiera en gato, pantera o lobo. También me había enseñado a tocar la guitarra, aunque sólo algunas canciones y era bastante patoso. Aunque me tentaba abrirla para sentir sus cuerdas y recordar a mi hermano seguí dibujando, lo hice con miedo a romper alguna cuerda o desafinarla.
-Es una lástima que no tenga buenos lápices aquí, sólo esto.-dije mostrando mi lápiz.-Pero creo que te pondré ropa sencilla que pueda colorear en blanco y negro... ¿qué te parece unos pantalones de cuero? Tal vez una camiseta blanca de tirantes y una chupa a medio poner...
No sé cuanto pasó, pero la tormenta seguía. Mi lápiz continuó acariciando el papel con dedicación. Ella se quedó dormida y yo aún así la contemplaba de vez en cuando.
-Un animal especial, eso estaría bien.-me dije observando la dirección en mi cerebro como si aún la tuviera en mis dedos.-Nunca he querido una mascota, pero si es especial como ella podría ser mi compañero de viaje. ¿Tendrá lobos?-pregunté antes de mirarla.-¿Has vivido o visto lobos?-interrogué antes de reír al ver que me miraba ansiosa por seguirme como le habían dicho.-Sé que has comido, por eso cuando leguemos te pondré agua.
Tomé la guitarra colocándomela a la espalda mientras notaba como el viento iba parando lentamente, en cuanto dejara de correr comenzaría la tempestad. Mis pies se movieron rápidos, ella también lo hizo. Tenía habilidades de pantera, casi idénticos a los suyos, y me movía elegante pese a todo. No podía transformarme si tenía que llevar aquel instrumento a buen recaudo.
-¡Eso es! ¡Una carrera!-se notaba que era un cachorro, tenía energía de sobra igual que yo.
Mi madre siempre tardaba horas en hacerme dormir cuando era un niño, estaba siempre convertido en pantera o gato corriendo en libertad por los campos cercanos a nuestra vivienda. Cuando iba con mi hermano era un lobo, un enorme lobo negro con ojos dorados y orejas enormes algo caídas.
No tardamos ni cinco minutos en entrar en la cueva, pero fuera empezó a chispear. Se escuchaba como los animales se callaron comenzando a susurrar bajo, mientras el tintineo de cada gota marcaba un nuevo ritmo. Ella me siguió hasta dentro.
-Bien, te pondré unas mantas para que estés cómoda.-dije recordando donde había puesto la caja de las mantas.-¡Ah! ¡Ya sé!
Fui hacia unos cuantos cojines que poseía, los usaba para estar tirado en el suelo. Tomé estos amontonándolos, echando una de las mantas que estaban cerca de estos, acomodé todo para que ella se echara. Por instinto lo hizo, porque sin duda era una chica lista y sabía que yo la mimaría como si fuera una hermana.
-Espera, te dejaré un plato con agua.-busqué uno de los cuencos que había tallado en madera, me gustaba la artesanía y había aprendido a tallar en mis tiempos libres.
Dejé aquel cuenco frente a ella, agua de mis botellas que estaban apiladas para un par de días. Me quedé frente a ella observándola hasta que comencé a tener frío, las puntas de mis dedos se congelaron. Así que busqué algo de ropa interior, un pantalón algo amplio vaquero y una camisa negra junto a una sudadera del mismo color.
La guitarra la había dejado cerca de la entrada, pero el agua no le daba en absoluto. La tarjeta estaba aún en mi mente. Recordaba cifras, letras y cualquier nombre en mi cabeza porque era como un ordenador con patas.
-Si te quedas quieta...-murmuré buscando con la vista mi libreta, hasta que terminé levantándome para ir a por ella y colocarla sobre mis piernas.
Comencé a dibujarla, una caricatura estilo manga de ella. Sin embargo, sus rasgos de pantera sólo estarían en sus ojos, los mismos que ella, mientras el resto del cuerpo lo asemejaba a como debería de ser si fuera una chica, igual que sus rasgos del rostro. Cantaba bajo mientras lo hacía, no era muy bueno con mi voz pero me gustaba hacerlo cuando dibujaba. Mi hermano me había enseñado a dibujar, bailar y a concentrarme para que en un momento de nerviosismo no me convirtiera en gato, pantera o lobo. También me había enseñado a tocar la guitarra, aunque sólo algunas canciones y era bastante patoso. Aunque me tentaba abrirla para sentir sus cuerdas y recordar a mi hermano seguí dibujando, lo hice con miedo a romper alguna cuerda o desafinarla.
-Es una lástima que no tenga buenos lápices aquí, sólo esto.-dije mostrando mi lápiz.-Pero creo que te pondré ropa sencilla que pueda colorear en blanco y negro... ¿qué te parece unos pantalones de cuero? Tal vez una camiseta blanca de tirantes y una chupa a medio poner...
No sé cuanto pasó, pero la tormenta seguía. Mi lápiz continuó acariciando el papel con dedicación. Ella se quedó dormida y yo aún así la contemplaba de vez en cuando.
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Re: Tiene que terminar, para empezar.
Sean se movio rapido, desenvuelto en aquel bosque salvaje, labrandose su propio camino sin necesidad de dejar rastro visible, tal y como habia llegado y encontrado el lugar. Sus pies no tardaron en tocar el asfalto, la primera señal de que se acercaba a la civilizacion y avanzó por el caminando a las orillas de la carretera, aunque no por mucho tiempo. Hizo una llamada perdida con su movil y unos treinta minutos despues aproximadamente un coche vino a recogerlo. En el interior, acomodado en el asiento trasero volvio a tomar el movil para efectuar unas llamadas. Sean no esperaba algun resultado positivo de la busquedad que hacia ya cinco años que llevaba a cabo y había optado por no enfadarse si no encontraban nada. Y así fue. Otra busqueda fracasada.
Suspiró y miró por la ventana, echando la vista hacia atras, observando que tan lejos quedaba ya, aquel hermoso paraje natural. Surcaron grandes avenidas hasta finalmente llegar a un hotel en donde se encontraba registrado y descansaba actualmente. Al salir del coche este se volvió a marchar. Sean entró al hall y subio por el ascensor hasta que este llego al ultimo piso. La puerta se abrió directamente a su amplia alcoba que disponia de un salon, baño propio con jacuzzi y una habitacion con vistas a la ciudad. Pero no estaba solo, habian cuatro hombres allí vestidos con sobrios trajes, rigidos como velas que destaparon su mirar oculto por gafas oscuras para recibirle.
-Bien chicos, habeis hecho un buen trabajo- dijo primeramente con tranquilidad. Mas de uno arqueo las cejas con incredulidad. No era cierto que hubieran hecho un buen trabajo, pero ya daba igual -Tomaos un descanso. La busqueda queda suspendida por ahora.- añadió mientras se retiraba la chaqueta y la lanzaba sobre uno de los sofás. Ante esas palabras se fueron retirando uno tras uno sin decir nada, a excepto de un hombre de pelo canoso que se volteó y abrió los labios para decir algo.
-¿Podria hacerme un ultimo trabajo Eduardo?- el hombre asintio, tenia un rubor en sus mejillas, avergonzado por haber fracasado despues de haberlo intentado con tanto ahinco -Lleva una buena botella de vino y algunas mas de cerveza al coche, dile que este preparado en la puerta...y añade algo de comida..lo que tu veas mas apetitoso pero sin llegar a ser pesado. Gracias- sonrió finalmente, pero al ver que sus palabras lo extrañaron se acercó a él y puso una mano sobre su hombro derecho -Vamos hombre...no se culpe de nada, ademas...asi tendra mas tiempo para pasarlo con su familia. Dele recuerdos a Elisa de mi parte.- esas palabras lo dejaron mas tranquilo, listo para llevar a cabo su ultima tarea.
Finalmente Sean se quedo solo. Aprovechó para tomar una ducha quedando bajo el agua mas tiempo del debido y se cambió de atuendo, algo mas ligero e informal. Una vez se despojo del movil y de los demas dispositivos tecnologicos que lo conectaban con la sociedad, bajó por el ascensor hasta pisar nuevamente la calle. Volvio a montar en el coche y pidio al conductor que lo llevara de vuelta al punto en donde lo habia encontrado. Sonrie al comprobar que en el otro asiento hay unas bolsas que contienen lo que habia requerido.
Llovia, pero aquel hecho añadia mas magia a la noche. A Sean le encantaba la lluvia, caminar bajo ella mucho mas si cabe. Pidio al conductor que se detuviese antes para hacer el camino mas largo y salió del coche, pero antes de que este se marchara se acerco a la ventanilla del chofer y le dijo -Gracias por haber sido mi conductor por tanto tiempo. Tomate un descanso.- añadió sonriendo y se alejo del vehiculo. Habia dejado generosas sumas para todos ellos, habian dedicado cinco años de su vida ayudando a Sean y aunque no hubo resultados, lo habian hecho bien.
Asi que se interno nuevamente sintiendo como sus ropas se mojaban, sus cabellos, su rostro, aunque mantenia la bolsa entre sus brazos protegiendola de la lluvia. Cuando se encontró dentro de la espesura sacó un pequeño silvato del bolsillo y soplo por el aflorando un silbido suave y dudasamente escuchado por alguien mas que no fuera Amber. Era su reclamo el que sonaba, le serviria de guia hacia el lugar en donde se alojaba Junsu.
Suspiró y miró por la ventana, echando la vista hacia atras, observando que tan lejos quedaba ya, aquel hermoso paraje natural. Surcaron grandes avenidas hasta finalmente llegar a un hotel en donde se encontraba registrado y descansaba actualmente. Al salir del coche este se volvió a marchar. Sean entró al hall y subio por el ascensor hasta que este llego al ultimo piso. La puerta se abrió directamente a su amplia alcoba que disponia de un salon, baño propio con jacuzzi y una habitacion con vistas a la ciudad. Pero no estaba solo, habian cuatro hombres allí vestidos con sobrios trajes, rigidos como velas que destaparon su mirar oculto por gafas oscuras para recibirle.
-Bien chicos, habeis hecho un buen trabajo- dijo primeramente con tranquilidad. Mas de uno arqueo las cejas con incredulidad. No era cierto que hubieran hecho un buen trabajo, pero ya daba igual -Tomaos un descanso. La busqueda queda suspendida por ahora.- añadió mientras se retiraba la chaqueta y la lanzaba sobre uno de los sofás. Ante esas palabras se fueron retirando uno tras uno sin decir nada, a excepto de un hombre de pelo canoso que se volteó y abrió los labios para decir algo.
-¿Podria hacerme un ultimo trabajo Eduardo?- el hombre asintio, tenia un rubor en sus mejillas, avergonzado por haber fracasado despues de haberlo intentado con tanto ahinco -Lleva una buena botella de vino y algunas mas de cerveza al coche, dile que este preparado en la puerta...y añade algo de comida..lo que tu veas mas apetitoso pero sin llegar a ser pesado. Gracias- sonrió finalmente, pero al ver que sus palabras lo extrañaron se acercó a él y puso una mano sobre su hombro derecho -Vamos hombre...no se culpe de nada, ademas...asi tendra mas tiempo para pasarlo con su familia. Dele recuerdos a Elisa de mi parte.- esas palabras lo dejaron mas tranquilo, listo para llevar a cabo su ultima tarea.
Finalmente Sean se quedo solo. Aprovechó para tomar una ducha quedando bajo el agua mas tiempo del debido y se cambió de atuendo, algo mas ligero e informal. Una vez se despojo del movil y de los demas dispositivos tecnologicos que lo conectaban con la sociedad, bajó por el ascensor hasta pisar nuevamente la calle. Volvio a montar en el coche y pidio al conductor que lo llevara de vuelta al punto en donde lo habia encontrado. Sonrie al comprobar que en el otro asiento hay unas bolsas que contienen lo que habia requerido.
Llovia, pero aquel hecho añadia mas magia a la noche. A Sean le encantaba la lluvia, caminar bajo ella mucho mas si cabe. Pidio al conductor que se detuviese antes para hacer el camino mas largo y salió del coche, pero antes de que este se marchara se acerco a la ventanilla del chofer y le dijo -Gracias por haber sido mi conductor por tanto tiempo. Tomate un descanso.- añadió sonriendo y se alejo del vehiculo. Habia dejado generosas sumas para todos ellos, habian dedicado cinco años de su vida ayudando a Sean y aunque no hubo resultados, lo habian hecho bien.
Asi que se interno nuevamente sintiendo como sus ropas se mojaban, sus cabellos, su rostro, aunque mantenia la bolsa entre sus brazos protegiendola de la lluvia. Cuando se encontró dentro de la espesura sacó un pequeño silvato del bolsillo y soplo por el aflorando un silbido suave y dudasamente escuchado por alguien mas que no fuera Amber. Era su reclamo el que sonaba, le serviria de guia hacia el lugar en donde se alojaba Junsu.
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Re: Tiene que terminar, para empezar.
Había acabado mi dibujo, tan sólo quedaba guardarlo en una funda para que no se ensuciara o arrugara. Me levanté hacia el escritorio buscando algunas carpetas, algo que sirviera para poder entregarselo en buenas condiciones, cuando alzó la cabeza y en un abrir y cerrar de ojos salió corriendo. Dejé el dibujo sobre el escritorio y corrí tras ella, era muy ágil, pero yo también lo era a pesar que no me había transformado en pantera.
-¡Ámber! ¡Te vas a perder!-grité aterrado porque se perdiera, quizás no regresaba y Sean terminaría molesto conmigo como consecuencia.
Ya no era porque él me pudiera dañar al sentirse estafado por mis palabras, sino porque pensara que yo le había hecho daño o no había sabido cuidar de ella pese a haber dado mi palabra de honor. Por ese motivo corría tras ella con el rostro desencajado y los ojos llenos de lágrimas, pero pronto pude sentir su presencia entre la espesura del lugar.
Me quedé de pie sobre una roca relajado, aunque empapado de pies a cabeza, con los ojos fijos en él. Ella había corrido hacia su dueño, sólo era eso. Sin embargo, temí que le ocurriera algo. Ese temor, ese mismo temor, era el que evitaba que yo tuviera mascotas. Siempre había pensado que yo dañaba a todos, que no tenía tiempo para hacer que alguien, cualquier ser, se quedara a mi lado y por supuesto mi escasa paciencia para ciertas cosas.
-¡Hola!-exclamé esbozando una de mis mejores sonrisas, creo que el alivio de saber que no se perdía y que sólo corría por instinto hacia él, me había hecho el hombre más feliz por unos segundos.-¡Pensé que se escapaba!-salé como lo haría un felino y me moví como uno acercándome a ambos.-La cueva no está lejos, vamos.-me giré para subir de nuevo sobre la roca y comenzar el ascenso hasta la cueva, en un lugar elevado de aquella pequeña montaña cubierta por plantas selváticas.
Era un hermoso lugar, el idóneo para perderse del mundo y sentir que todo iba bien, o al menos parecía estarlo. Se podía olvidar uno incluso del nombre que nos había puesto nuestra madre, de las lágrimas derramadas, y del estrés por el trabajo duro. Ese lugar parecía el paraíso.
En unos minutos estábamos allí, frente a la cueva, nada más entrar me sacudí un poco el agua y busqué una toalla para él, así como una para mi. Al menos que nos secáramos el rostro y el cabello mientras encendía un fuego fuerte para entrar en calor. Había olvidado incluso el fuego y todo por dibujar.
-¡Ámber! ¡Te vas a perder!-grité aterrado porque se perdiera, quizás no regresaba y Sean terminaría molesto conmigo como consecuencia.
Ya no era porque él me pudiera dañar al sentirse estafado por mis palabras, sino porque pensara que yo le había hecho daño o no había sabido cuidar de ella pese a haber dado mi palabra de honor. Por ese motivo corría tras ella con el rostro desencajado y los ojos llenos de lágrimas, pero pronto pude sentir su presencia entre la espesura del lugar.
Me quedé de pie sobre una roca relajado, aunque empapado de pies a cabeza, con los ojos fijos en él. Ella había corrido hacia su dueño, sólo era eso. Sin embargo, temí que le ocurriera algo. Ese temor, ese mismo temor, era el que evitaba que yo tuviera mascotas. Siempre había pensado que yo dañaba a todos, que no tenía tiempo para hacer que alguien, cualquier ser, se quedara a mi lado y por supuesto mi escasa paciencia para ciertas cosas.
-¡Hola!-exclamé esbozando una de mis mejores sonrisas, creo que el alivio de saber que no se perdía y que sólo corría por instinto hacia él, me había hecho el hombre más feliz por unos segundos.-¡Pensé que se escapaba!-salé como lo haría un felino y me moví como uno acercándome a ambos.-La cueva no está lejos, vamos.-me giré para subir de nuevo sobre la roca y comenzar el ascenso hasta la cueva, en un lugar elevado de aquella pequeña montaña cubierta por plantas selváticas.
Era un hermoso lugar, el idóneo para perderse del mundo y sentir que todo iba bien, o al menos parecía estarlo. Se podía olvidar uno incluso del nombre que nos había puesto nuestra madre, de las lágrimas derramadas, y del estrés por el trabajo duro. Ese lugar parecía el paraíso.
En unos minutos estábamos allí, frente a la cueva, nada más entrar me sacudí un poco el agua y busqué una toalla para él, así como una para mi. Al menos que nos secáramos el rostro y el cabello mientras encendía un fuego fuerte para entrar en calor. Había olvidado incluso el fuego y todo por dibujar.
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Re: Tiene que terminar, para empezar.
Guardó nuevamente el silbato y esperó pacientemente cerca de un arbol de robusto tronco que destacaba sobre los demas. Su altura era considerable, tanto que se podria decir que era el rey vegetal de aquel entorno. Apoyo en esas cortezas su espalda captando todo movimiento a su alrededor. Ya los roedores se habian alejado de su camino ante la presencia de algo desconocido y con un aura peligrosa, la naturaleza de la pantera aunque esta no deseara cazar en esos momentos era realmente poderosa. Pronto las hojas se movieron revelando la figura del animal que se acercaba a su dueño. Sean se inclino y abrazó a su compañera con los brazos desnudos, rodeandole el cuello, esta en respuesta lamió su mejilla. Alzó entonces la vista hacia el joven que la habia seguido, pese a que estaba lloviendo pudo vislumbrar el enrojecimiento en sus ojos, su corazon acelerado y su pulso inquieto.
-Gracias por cuidar de ella...esta mas relajada y alegre que cuando la dejé contigo.- añadió sereno siguiendo al joven cuyos nervios iban amainando. Sintio ternura hacia el joven, se habia preocupado mucho por ella y tan solo la conocia de unas horas. En definitiva era un buen chico y a Sean le encantaba rodearse de ese tipo de seres amables por naturaleza.
Sin ningun tipo de traba ascendió por ese camino montañoso en donde la intensa vegetacion se iba perdiendo tornandose mas baja, arraigada a las rocas, pero igual de bella. Cualquier paisaje tenia su encanto incluso las dunas solitarias de los desiertos que simulaban los cráteres de la luna. Su pantera iba delante, como siempre tomando la iniciativa.
Encontró aquella cueva como un lugar muy pintoresco y agradable. Dejó las bolsas en el suelo y agarró la toalla que le tendia Junsu para secarse el rostro y un poco los cabellos.
Poco despues se quitó la cazadora y la deposito doblada en una de las rocas que conformaban el lugar. Era mucho mas profunda de lo que parecia, aunque la oscuridad tapaba los caminos que seguramente se hundirian en las entrañas de la montaña.
La unica pega era el frio natural que albergaban las paredes de piedra, pero estaba convencido de que Junsu solucionaria el problema. Su amiga volvio a recostarse en ese improvisado lecho y los ojos del hibrido recorrieron el suelo observando los utiles de pintura ahi desparramados. Se acercó hasta el pequeño lienzo en donde el oriental habia plasmado a su amiga.
-Tienes talento chico.- se acuclilló para observarlo mas de cerca, habia logrado captar gran parte del espiritu de ella -¿Cuando la acabes me proporcionaras una copia?- ah si, Sean era un amante peculiar del arte, de cualquier arte. A menudo encontraba mas talento en bocetos de espiritus desconocidos que en los mas famosos artistas.
-Veras....he traido vino y he traido cerveza...no conocia bien tus gustos, pero si el mio.- añadió con una sonrisa, el vino habia sido su particular capricho -También algo de comida por si te encuentras hambriento, aunque se que no es un gran problema para una pantera como tu.- se terminó por acomodar en el suello, arrodillado.
-Gracias por cuidar de ella...esta mas relajada y alegre que cuando la dejé contigo.- añadió sereno siguiendo al joven cuyos nervios iban amainando. Sintio ternura hacia el joven, se habia preocupado mucho por ella y tan solo la conocia de unas horas. En definitiva era un buen chico y a Sean le encantaba rodearse de ese tipo de seres amables por naturaleza.
Sin ningun tipo de traba ascendió por ese camino montañoso en donde la intensa vegetacion se iba perdiendo tornandose mas baja, arraigada a las rocas, pero igual de bella. Cualquier paisaje tenia su encanto incluso las dunas solitarias de los desiertos que simulaban los cráteres de la luna. Su pantera iba delante, como siempre tomando la iniciativa.
Encontró aquella cueva como un lugar muy pintoresco y agradable. Dejó las bolsas en el suelo y agarró la toalla que le tendia Junsu para secarse el rostro y un poco los cabellos.
Poco despues se quitó la cazadora y la deposito doblada en una de las rocas que conformaban el lugar. Era mucho mas profunda de lo que parecia, aunque la oscuridad tapaba los caminos que seguramente se hundirian en las entrañas de la montaña.
La unica pega era el frio natural que albergaban las paredes de piedra, pero estaba convencido de que Junsu solucionaria el problema. Su amiga volvio a recostarse en ese improvisado lecho y los ojos del hibrido recorrieron el suelo observando los utiles de pintura ahi desparramados. Se acercó hasta el pequeño lienzo en donde el oriental habia plasmado a su amiga.
-Tienes talento chico.- se acuclilló para observarlo mas de cerca, habia logrado captar gran parte del espiritu de ella -¿Cuando la acabes me proporcionaras una copia?- ah si, Sean era un amante peculiar del arte, de cualquier arte. A menudo encontraba mas talento en bocetos de espiritus desconocidos que en los mas famosos artistas.
-Veras....he traido vino y he traido cerveza...no conocia bien tus gustos, pero si el mio.- añadió con una sonrisa, el vino habia sido su particular capricho -También algo de comida por si te encuentras hambriento, aunque se que no es un gran problema para una pantera como tu.- se terminó por acomodar en el suello, arrodillado.
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Re: Tiene que terminar, para empezar.
Solía ser serio en apariencia, siempre tenía el ceño fruncido mientras indagaba en los libros de Talamasca. Hundía mis narices en cada uno de los archivos, me dejaba las pestañas en los documentos de mi ordenador, y sólo hablaba para pedir nuevos libros de ciertas bibliotecas especializadas. En las librerías me perdía, como lo hacía en los parques con mi cámara fotográfica. Sin embargo, cuando alguien me caía bien, mi lengua se volvía suelta y mi rostro se desentumecía. Lejos del trabajo, del estrés de todos los días, y de la ciudad tan gris como fría, me volvía un hombre muy distinto. Era desenfadado y lleno de vida, con ciertas necesidades y curiosidades.
Me sentí muy halagado por lo que dijo de Ámber, aunque seguía confuso y preguntándome si debería tener una mascota. Si tenía una, como pensé, sería mi compañero de equipo. Sus palabras me dieron fuerzas de pensar nuevamente en tener un amigo de cuatro patas y muy pelaje. Sin embargo, con las que me sentí incluso cortado y sin saber qué responder fueron las segundas.
-Yo no soy tan bueno.-respondí.-Mi hermano lo era, él me enseñó. Sólo hay que entintarlo, pero he pensado que en lapicero quedó bien.-comenté quedando frente a él a pesar que estaba ya en el suelo.-En sí, es un regalo para ti por dejarme cuidar a tu ejemplar y por conversar conmigo. Pocas veces me siento cómodo con las personas, suelo ser algo arisco y creo que está en mis genes. Siempre estoy pendiente de todo, como un animal asustado deseando atacar, y bueno contigo me he logrado relajar. No he sido un robot codificando datos para crear un archivo donde memorizar nombres, lugares y rasgos así como poder... para así hacer un recuento de cuantos quedan aún vivos y cuántos hay que proteger. Me he olvidado de archivar algunas plantas y de dibujarlas, había pensado hacerlo tras un paseo, pero has logrado que olvide y vuelva a ser un humano, no un programa de ordenador.
Siempre ofrecía mi mejor trabajo a la organización. Era de los que más archivos enviaba al cabo del mes. Por cada uno tenía ciertas bonificaciones, pero lo importante era sentirme apreciado por mi labor. Yo amaba el mundo, como lo amaba quería conocerlo y con ello reproducirlo en mis descripciones, dibujos y fotografías.
-Sobre la comida, muchas gracias. Aún no he salido a cazar, traje algo para preparar ramen casero, pero terminé sacando uno de los botes del ya preparado. Eso para mi estómago es nada.-para mi estómago algo era comer lo que tres, porque mi entrenamiento me hacía gastar un exceso de energía escasamente habitual en un humano, aunque fuera joven y atlético.-No sólo soy pantera, aunque es de los tres animales mi favorito, también soy un lobo y un gato. Creo que me gusta la pantera porque puedo parecer elegante sin serlo.-esbocé una sonrisa antes de mirar a mi alrededor.-En la bolsa de allí.-dije señalando una verde de papel.-Hay pasteles de judías dulces, puedo ofrecerte si quieres probar.
Él me invitaba a comer, también a beber un poco, y me ofrecía su compañía. Yo tenía al menos darle algún dulce típico asiático. Porque sí, solía comer comida asiática en mayoría. Era como estar en casa a cientos de kilómetros. Amaba la comida japonesa y coreana, pero también comía china y tailandesa.
Me sentí muy halagado por lo que dijo de Ámber, aunque seguía confuso y preguntándome si debería tener una mascota. Si tenía una, como pensé, sería mi compañero de equipo. Sus palabras me dieron fuerzas de pensar nuevamente en tener un amigo de cuatro patas y muy pelaje. Sin embargo, con las que me sentí incluso cortado y sin saber qué responder fueron las segundas.
-Yo no soy tan bueno.-respondí.-Mi hermano lo era, él me enseñó. Sólo hay que entintarlo, pero he pensado que en lapicero quedó bien.-comenté quedando frente a él a pesar que estaba ya en el suelo.-En sí, es un regalo para ti por dejarme cuidar a tu ejemplar y por conversar conmigo. Pocas veces me siento cómodo con las personas, suelo ser algo arisco y creo que está en mis genes. Siempre estoy pendiente de todo, como un animal asustado deseando atacar, y bueno contigo me he logrado relajar. No he sido un robot codificando datos para crear un archivo donde memorizar nombres, lugares y rasgos así como poder... para así hacer un recuento de cuantos quedan aún vivos y cuántos hay que proteger. Me he olvidado de archivar algunas plantas y de dibujarlas, había pensado hacerlo tras un paseo, pero has logrado que olvide y vuelva a ser un humano, no un programa de ordenador.
Siempre ofrecía mi mejor trabajo a la organización. Era de los que más archivos enviaba al cabo del mes. Por cada uno tenía ciertas bonificaciones, pero lo importante era sentirme apreciado por mi labor. Yo amaba el mundo, como lo amaba quería conocerlo y con ello reproducirlo en mis descripciones, dibujos y fotografías.
-Sobre la comida, muchas gracias. Aún no he salido a cazar, traje algo para preparar ramen casero, pero terminé sacando uno de los botes del ya preparado. Eso para mi estómago es nada.-para mi estómago algo era comer lo que tres, porque mi entrenamiento me hacía gastar un exceso de energía escasamente habitual en un humano, aunque fuera joven y atlético.-No sólo soy pantera, aunque es de los tres animales mi favorito, también soy un lobo y un gato. Creo que me gusta la pantera porque puedo parecer elegante sin serlo.-esbocé una sonrisa antes de mirar a mi alrededor.-En la bolsa de allí.-dije señalando una verde de papel.-Hay pasteles de judías dulces, puedo ofrecerte si quieres probar.
Él me invitaba a comer, también a beber un poco, y me ofrecía su compañía. Yo tenía al menos darle algún dulce típico asiático. Porque sí, solía comer comida asiática en mayoría. Era como estar en casa a cientos de kilómetros. Amaba la comida japonesa y coreana, pero también comía china y tailandesa.
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Re: Tiene que terminar, para empezar.
Sean ya se habia acomodado en el suelo, cerca de aquella ilustración que aun sus ojos seguian observando, fijandose en los detalles, en las ropas que le habia puesto a su compañera. Si alargaba la mano el híbrido podia llegar hasta ella para acarariciarle la cabeza mientras descansaba medio adormilada, aunque sus orejas seguian alzadas, escuchando con atención.
Sus palabras le hicieron fijar los ojos en el chaval que se desprestigiaba enardeciendo el recuerdo de su hermano muerto. Era devoción lo que el chico tenia con ese familiar, su mirada se iluminaba cuando hablaba de él, ya fuera de pena o alegria.. un fulgor a veces imperceptible, mas no para Sean quien gustaba de grabarse esos pequeños detalles. Este chico jamas dejaria de recordarle. Era algo envidiable. Amar tanto a alguien que te negases a olvidarle pese a no estar fisicamente a tu lado nunca más. El rubio sintio que un ardor, un picotazo corrosivo como el veneno de la serpiente mas letal. La envidia se presentaba en forma de un dolor punzante, clavada en la nuca. Bajó las orbes celestes al retrato ocultando tras ellas ese pecado vanal y disipandolo entre los delicados trazos de la figura.
Afortunadamente el pelinegro lo distrajo con sus palabras, regresandolo al presente.
-Necesitas relajarte Junsu- respondió escueto con una sonrisa -Si lo deseas, luego puedo ir contigo a catalogar esas plantas. Juntos seguramente las encontraremos antes.- añadió y estiró el cuerpo hacia atras para acercar la bolsa de las bebidas -Si te soy sincero no se que comida he traido...se lo pedi a un amigo mio mientras organizaba algunos asuntos y finalizaba tantos otros.- comentaba mientras ojeaba lo que habia dentro de las bolsas. En su interior habian dos bandejas de bento complaciendo a Sean el cual agradeció mentalmente a Eduardo que se hubiera esmerado en cumplir su ultimo trabajo. Le gustaba ese tipo de comida ordenada, arroz por un lado, pescado por otro, carne y verduras separadas, todo racionado y empaquetado con encanto. El que Junsu fuera oriental y tambien la comida, habia sido pura coincidencia. En el fondo Sean tenia afinida con los japoneses en su forma de ser, correcta, ordenada y seria, claro que él, a veces lo llevaba hasta los extremos.
-No soy gran amigo de los dulces, pero no pudo rechazar tal oferta. Me gusta probar platos nuevos.- comentó mientras sacaba lo que las bolsas contenian, dejandolo en el suelo ordenado, una racion para el joven y otra para si mismo, una frente a la otra. Colocó los palillos chinos sobre la bandeja tapada, justo en el centro, ni un milimetro mas arriba y ni un milimetro mas abajo. Sacó las botellas, en total tres, una de un vino de buena cosecha y dos de cervezas, cuya temperatura ambiente mantenia frescas. Las alineo perpendicularmente una tras la otra y movió su mano elegantemente haciendo una pequeña floritura para crear un par de copas de fino cristal, nacidas de las palmas de sus manos. Coloca con la misma pulcritud ambas copas y alza el rostro mirando finalmente a Junsu.
Parecia que estaba haciendo alguna clase de ritual al "poner la mesa" de forma tan meticulosa.
-Perdoname...me gusta ordenar los instrumentos, copas y comida antes de disfrutar de ellas, me sientan mejor.- soltó unas suaves carcajadas, seguro que lo habria catalogado como "raro" de diccionario". Le dió pie a que probara el primer bocado mientras el descorchaba con la mano el vino y habria la cerveza sin necesidad de herramienta alguna.
-¿Vino o cerveza?.- preguntó predispuesto a servirle en la copa recien creada.
Sus palabras le hicieron fijar los ojos en el chaval que se desprestigiaba enardeciendo el recuerdo de su hermano muerto. Era devoción lo que el chico tenia con ese familiar, su mirada se iluminaba cuando hablaba de él, ya fuera de pena o alegria.. un fulgor a veces imperceptible, mas no para Sean quien gustaba de grabarse esos pequeños detalles. Este chico jamas dejaria de recordarle. Era algo envidiable. Amar tanto a alguien que te negases a olvidarle pese a no estar fisicamente a tu lado nunca más. El rubio sintio que un ardor, un picotazo corrosivo como el veneno de la serpiente mas letal. La envidia se presentaba en forma de un dolor punzante, clavada en la nuca. Bajó las orbes celestes al retrato ocultando tras ellas ese pecado vanal y disipandolo entre los delicados trazos de la figura.
Afortunadamente el pelinegro lo distrajo con sus palabras, regresandolo al presente.
-Necesitas relajarte Junsu- respondió escueto con una sonrisa -Si lo deseas, luego puedo ir contigo a catalogar esas plantas. Juntos seguramente las encontraremos antes.- añadió y estiró el cuerpo hacia atras para acercar la bolsa de las bebidas -Si te soy sincero no se que comida he traido...se lo pedi a un amigo mio mientras organizaba algunos asuntos y finalizaba tantos otros.- comentaba mientras ojeaba lo que habia dentro de las bolsas. En su interior habian dos bandejas de bento complaciendo a Sean el cual agradeció mentalmente a Eduardo que se hubiera esmerado en cumplir su ultimo trabajo. Le gustaba ese tipo de comida ordenada, arroz por un lado, pescado por otro, carne y verduras separadas, todo racionado y empaquetado con encanto. El que Junsu fuera oriental y tambien la comida, habia sido pura coincidencia. En el fondo Sean tenia afinida con los japoneses en su forma de ser, correcta, ordenada y seria, claro que él, a veces lo llevaba hasta los extremos.
-No soy gran amigo de los dulces, pero no pudo rechazar tal oferta. Me gusta probar platos nuevos.- comentó mientras sacaba lo que las bolsas contenian, dejandolo en el suelo ordenado, una racion para el joven y otra para si mismo, una frente a la otra. Colocó los palillos chinos sobre la bandeja tapada, justo en el centro, ni un milimetro mas arriba y ni un milimetro mas abajo. Sacó las botellas, en total tres, una de un vino de buena cosecha y dos de cervezas, cuya temperatura ambiente mantenia frescas. Las alineo perpendicularmente una tras la otra y movió su mano elegantemente haciendo una pequeña floritura para crear un par de copas de fino cristal, nacidas de las palmas de sus manos. Coloca con la misma pulcritud ambas copas y alza el rostro mirando finalmente a Junsu.
Parecia que estaba haciendo alguna clase de ritual al "poner la mesa" de forma tan meticulosa.
-Perdoname...me gusta ordenar los instrumentos, copas y comida antes de disfrutar de ellas, me sientan mejor.- soltó unas suaves carcajadas, seguro que lo habria catalogado como "raro" de diccionario". Le dió pie a que probara el primer bocado mientras el descorchaba con la mano el vino y habria la cerveza sin necesidad de herramienta alguna.
-¿Vino o cerveza?.- preguntó predispuesto a servirle en la copa recien creada.
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Re: Tiene que terminar, para empezar.
Sus palabras y sus actos me recordaban a varias personas que había conocido en mi vida. Una era mi madre. Siempre habíamos tenido problemas para conseguir el mejor confort y la comida suficiente, sin embargo no había día que no colocaba de forma pulcra la comida. Esbocé una sonrisa con cierta melancolía, aunque sin dolor alguno. Mi madre me había demostrado a adorarla, recordarla, quererla y admirarla sin dolor en mis ojos. Simplemente extrañaba encontrar a personas como ella que me diera cierto orden. La otra persona era un viejo conocido de la organización. Era un hombre de aspecto serio, alto, y rasgos europeos que normalmente me invitaba mientras dialogábamos sobre alguna extraña presencia, alguna nueva planta o nuevas conversaciones con seres que antes solían rehuir. El hombre era un licántropo, amaba su forma de lobo tan formidable. Aún vivía, pero nuestras charlas se habían ido olvidando y relegándose a meros e-mails cordiales donde me rogaba que tuviera cuidado. A veces lo veía como un padre más que como un compañero.
-Sí, sí.-dije observando la comida, mi estómago rugió como si fuera un león.-Mierda, parezco ese viejo león que salía antes de las películas.-murmuré tomando los palillos.-Sí a la cerveza, el vino me gustaría para después. Estoy acostumbrado a tomar refresco, agua o cerveza con la comida. El vino lo uso para relajarme escuchando música.-movía los palillos con rapidez entre mis dedos mientras lo contemplaba. Parecían un arma dispuesta a ser lanzada, para luego acabar como debía ser para tomar la comida que me ofrecía.-Yo tenía un amigo que siempre me invitaba a comer, me daba reparo porque sentía como si se viera obligado. Sé cocinar, pero lo básico, me gusta comer fuera y la comida preparada.-preparé la comida para llevármela a la boca tomando una buena cantidad con mis palillos.-Itadakimasu.-susurré antes de comenzar a comer.
Tomaba un poco de todo. Comía con tranquilidad. A pesar de ser un manojo de nervios tenía los valores tradicionales bien metidos en mi cabeza. Masticaba con calma observándolo, esbocé una sonrisa antes de hablar tras tragar todo mi alimento. Odiaba a las personas que hablaban con la boca llena.
-Me gustaría caminar contigo, buscar esas nuevas plantas. Creo que hay varios hechiceros que usan estas plantas para sanar, quiero saber qué curan realmente. Llevaré muestras a los laboratorios, así como semillas.-esbocé una profunda sonrisa.-No sólo clasifico, tengo un par de amigos en diversos laboratorios y ellos podrían salvar vidas con ellas... creo que es importante ayudar a los demás, aunque ni los conozcas. Los humanos estamos desapareciendo, disipándonos como si jamás hubiéramos existido y eso es triste. Hemos acabado con tantas plantas, tantas formas de vida y ahora nos toca a nosotros. Pero siempre ha existido el tipo distinto de humano, el que cuida todo y yo bueno... yo quiero colaborar. Si clasifico todo y califico todo, si tengo cierta curiosidad, es porque quiero un mundo mejor. Yo no voy a tener hijos, pero sí otros que quizás agradezcan mi esfuerzo.
No me veía con pareja, no me veía formando nada, a pesar que siempre quería a alguien a mi lado. Odiaba estar tan solo, pero sabía que si tenía una pareja no toleraría mis riesgos. Siempre me estaba exponiendo. Quería algún romance con alguna chica, o quizás algún chico, algo que no fuera demasiado serio y finalmente morirme sabiendo que había dado todo por mis ideas y principios. Por eso no tendría hijos, pero todos podrían disfrutar de las cosas que yo había logrado... ese era uno de mis grandes sueños.
-Está muy bueno.-comenté siguiendo con la comida, porque realmente estaba sabrosa.
-Sí, sí.-dije observando la comida, mi estómago rugió como si fuera un león.-Mierda, parezco ese viejo león que salía antes de las películas.-murmuré tomando los palillos.-Sí a la cerveza, el vino me gustaría para después. Estoy acostumbrado a tomar refresco, agua o cerveza con la comida. El vino lo uso para relajarme escuchando música.-movía los palillos con rapidez entre mis dedos mientras lo contemplaba. Parecían un arma dispuesta a ser lanzada, para luego acabar como debía ser para tomar la comida que me ofrecía.-Yo tenía un amigo que siempre me invitaba a comer, me daba reparo porque sentía como si se viera obligado. Sé cocinar, pero lo básico, me gusta comer fuera y la comida preparada.-preparé la comida para llevármela a la boca tomando una buena cantidad con mis palillos.-Itadakimasu.-susurré antes de comenzar a comer.
Tomaba un poco de todo. Comía con tranquilidad. A pesar de ser un manojo de nervios tenía los valores tradicionales bien metidos en mi cabeza. Masticaba con calma observándolo, esbocé una sonrisa antes de hablar tras tragar todo mi alimento. Odiaba a las personas que hablaban con la boca llena.
-Me gustaría caminar contigo, buscar esas nuevas plantas. Creo que hay varios hechiceros que usan estas plantas para sanar, quiero saber qué curan realmente. Llevaré muestras a los laboratorios, así como semillas.-esbocé una profunda sonrisa.-No sólo clasifico, tengo un par de amigos en diversos laboratorios y ellos podrían salvar vidas con ellas... creo que es importante ayudar a los demás, aunque ni los conozcas. Los humanos estamos desapareciendo, disipándonos como si jamás hubiéramos existido y eso es triste. Hemos acabado con tantas plantas, tantas formas de vida y ahora nos toca a nosotros. Pero siempre ha existido el tipo distinto de humano, el que cuida todo y yo bueno... yo quiero colaborar. Si clasifico todo y califico todo, si tengo cierta curiosidad, es porque quiero un mundo mejor. Yo no voy a tener hijos, pero sí otros que quizás agradezcan mi esfuerzo.
No me veía con pareja, no me veía formando nada, a pesar que siempre quería a alguien a mi lado. Odiaba estar tan solo, pero sabía que si tenía una pareja no toleraría mis riesgos. Siempre me estaba exponiendo. Quería algún romance con alguna chica, o quizás algún chico, algo que no fuera demasiado serio y finalmente morirme sabiendo que había dado todo por mis ideas y principios. Por eso no tendría hijos, pero todos podrían disfrutar de las cosas que yo había logrado... ese era uno de mis grandes sueños.
-Está muy bueno.-comenté siguiendo con la comida, porque realmente estaba sabrosa.
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Re: Tiene que terminar, para empezar.
Sirvió una generosa cantidad de cerveza en la copa de Junsu y tras elló se sirvio vino en la propia. Antes de tomar los palillos y degutar aquellas exquisiteces, quiso deleitarse el paladar con aquel ebriagante liquido. Percibio un leve gusto a grosella que le agradó al punto de tomar un breve trago más, aunque ya el aroma del mismo le habia hechizado, en definitiva era un producto de una buena cosecha.
Rió discretamente al escuchar el rugido interno de su león, tomé los palillos mientras él hablaba un poco mas de su vida y asintio, juntando las manos, haciendo una leve reverencia mientras Junsu entonaba la alegre palabra que daba comienzo al festín, repitiendola con una encantadora tonalidad. Con habilidad sujetando un poco de sushi en ellos, masticó con boca cerrada, saboreando el pescado y el arroz hasta fundir los sabores.
-Las plantas se usaron desde los principios de la humanidad por sus cualidades curativas - habló tras ingerir el bocado-Es una lastima que esas costumbres se hayan perdido al no ser muy efectivas debido a las agresivas enfermedades que han ido evolucionando a lo largo de la historia. Sin embargo es de alabar, que en estos tiempos se haya vuelto un poco a los origenes, la naturaleza en sí tiene mucho que ofrecer sin necesidad de ser afixiada y destruida.- tomó otro bocado, ahora un poco de carne con soja por encima, masticó y prosiguió hablando -Desgraciadamente Junsu, el ser humano se ha buscado su propia desgracia, pero no se les puede culpar por sus decisiones, mas si salvarlos de si mismos antes de que sea tarde. No soy tan pesimista como para pensar que ya no tenemos remedio. Todo lo tiene excepto la implacable muerte.- hizo una pausa, dejando los palillos en el plato para tomar otro trago de vino.
-Tienes razon, esta realmente bueno.- correspondió sonriendo -Trabajas para Talamasca. ¿Cierto?.- preguntó volviendo a tomar los palillos, pero antes de coger algo con ellos, lo miró a los ojos -Conocí hace algun tiempo al señor Haskins..¿Sigue en la organización?.- ahora sí, tomó un poco de aquella verdura salteada al estilo oriental, mientras esperaba la respuesta de Junsu.
Había coincidido con Peter una vez, a finales de los 90, aunque en un cuerpo ajeno. Sean habria presentido un aura diferente, no acorde con su fisico y la curiosidad le habia llevado a entablar una conversacion con él, que en algunos puntos se tornó acalorada debido a distintos pareceres. Él le propusó la entrada a Talamasca, pero Sean la rechazó, en esos momentos, en esa epoca, su fidelidad estaba con el Vaticano. No volvió a coincidir con él, pero por lo que habia investigado de su persona, habia llegado a ser lider unico de esa orden. Los tiempos habian cambiado, mucho, ya nada era seguro. Por ello mostraba la reciente curiosidad.
Rió discretamente al escuchar el rugido interno de su león, tomé los palillos mientras él hablaba un poco mas de su vida y asintio, juntando las manos, haciendo una leve reverencia mientras Junsu entonaba la alegre palabra que daba comienzo al festín, repitiendola con una encantadora tonalidad. Con habilidad sujetando un poco de sushi en ellos, masticó con boca cerrada, saboreando el pescado y el arroz hasta fundir los sabores.
-Las plantas se usaron desde los principios de la humanidad por sus cualidades curativas - habló tras ingerir el bocado-Es una lastima que esas costumbres se hayan perdido al no ser muy efectivas debido a las agresivas enfermedades que han ido evolucionando a lo largo de la historia. Sin embargo es de alabar, que en estos tiempos se haya vuelto un poco a los origenes, la naturaleza en sí tiene mucho que ofrecer sin necesidad de ser afixiada y destruida.- tomó otro bocado, ahora un poco de carne con soja por encima, masticó y prosiguió hablando -Desgraciadamente Junsu, el ser humano se ha buscado su propia desgracia, pero no se les puede culpar por sus decisiones, mas si salvarlos de si mismos antes de que sea tarde. No soy tan pesimista como para pensar que ya no tenemos remedio. Todo lo tiene excepto la implacable muerte.- hizo una pausa, dejando los palillos en el plato para tomar otro trago de vino.
-Tienes razon, esta realmente bueno.- correspondió sonriendo -Trabajas para Talamasca. ¿Cierto?.- preguntó volviendo a tomar los palillos, pero antes de coger algo con ellos, lo miró a los ojos -Conocí hace algun tiempo al señor Haskins..¿Sigue en la organización?.- ahora sí, tomó un poco de aquella verdura salteada al estilo oriental, mientras esperaba la respuesta de Junsu.
Había coincidido con Peter una vez, a finales de los 90, aunque en un cuerpo ajeno. Sean habria presentido un aura diferente, no acorde con su fisico y la curiosidad le habia llevado a entablar una conversacion con él, que en algunos puntos se tornó acalorada debido a distintos pareceres. Él le propusó la entrada a Talamasca, pero Sean la rechazó, en esos momentos, en esa epoca, su fidelidad estaba con el Vaticano. No volvió a coincidir con él, pero por lo que habia investigado de su persona, habia llegado a ser lider unico de esa orden. Los tiempos habian cambiado, mucho, ya nada era seguro. Por ello mostraba la reciente curiosidad.
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