Comienza una nueva vida llena de peligros

Aquello había resultado mucho más sencillo de lo que había parecido en un principio. Lo que parecía una completa locura y un completo suicidio se había convertido en un verdadero juego de niños.
Los pobres de los guardias, hacían lo que fuera por una cara bonita después de todo, sin necesidad de excederme en mis encantos, mediante una actitud un tanto infantil y divertida me habían tomado por una simple humana.
Aquello me beneficiaba pues ser confundida con una niña humana era lo mejor que me podía pasar en aquellos momentos, y quien sabe cuantas oportunidades tendría para estar de nuevo en Londres.
Aun recuerdo las historias que me contaba papá, de los días en los que este lugar era completamente libre, sin murallas o porteros que lo custodiaran. 
Siempre decía que sus gentes admiraban a una Reina al son de un característico y conocido lema, el "¡Dios Salve a La Reina!"
Aquello me hizo soltar una tenue e insonora risa.
Seguí caminando por las empedradas calles con intención de buscar algún lugar donde tomar algo o simplemente alguien con quien conversar, pero la verdad era, que todo estaba completamente desierto...
- Vaya suerte la mía - Dije sarcástica. 
Esperaba que mi estancia allí, aun que fuera efímera, no se redujera a vagar sola por las calles de la centenaria ciudad... después de todo... odiaba la soledad.

Una noche más y no me sentía con el animo de seguir buscando, de indagar en la mente de aquellos mortales que fingían estar a gusto en aquel lugar, eso y el echo de que no sabia por donde mas buscar sin llamar tanto la atención, mas de la necesaria.

Así que tenia que aguardar a recibir ordenes, a que me indicaran el lugar y poder atacar si era necesario, pero de momento debía mantener la calma y fingir ser un mortal más.

-¡Vaya mierda! - murmure mientras encendía un nuevo cigarrillo, antes de tirar los restos del que hacia unos segundos permanecía entre mis labios.

Estaba en mi pequeña burbuja, pensando en como podría pasar los días que tenía intención de pasar en aquel lugar para conocer la cultura que ahora allí se imponía, cuando de repente, gracias a mi gran donde de no mirar por donde iba o lo que tenía frente a  mí, me choqué contra algo... mejor dicho alguien.
- ¡Ay! - Dije cuando noté el golpe de mi trasero contra el frío suelo. Levanté la vista, quedándome pasmada durante unos momentos por el joven que se encontraba frente a mi - Lo...lo...sien...to- Le dije algo avergonzada- No miraba por donde iba...
Me incorporé rápidamente, tan rápido, que para una patosa como yo, aquello significó tropezarme con mis propios pies y comenzar a tambalearme

Repentinamente sentí el golpe directo en mi cuerpo, no tan fuerte como si me hubiera tacleado un jugador de americano, pero era un golpe a final de cuentas. Volví la cara, bajando la mirada al suelo donde escuche la voz que se disculpaba.

Una joven, quizás de unos veinte años, no era mortal, era claro. Su esencia me lo decía, algo en ella era similar a lo que me había traído a la ciudad, esa aura angelical, era fácil distinguirla del resto de híbridos con los que había tratado.

-¿Estas bien? - pregunte estirando la mano para ayudarla a levantar.

Tomé la mano de aquel joven. Algo en mi interior me decía por un lado que echara a correr en la otra dirección, y por otra, que aquella era una oportunidad para hacer lo que había venido a hacer, descubrir el mundo, conocer gentes y crear su propia historia.
- Si... sólo que soy algo patosa - Sonreí- Muchas gracias por ayudarme. Mi nombre es Alexa. ¿Y el de mi salvador?
Tras soltar su mano me sacudí el polvo que se había acumulado tras la caída en mis pantalones de cuero negro, y recogí mi bolsa del suelo. 
Miré al joven con el que había tropezado. Estaba clara una cosa... no era humano, y en cierto modo me recordaba a papá.
- Perdona mi impertinencia... pero ¿No sabrías donde podría quedarme un par de noches verdad? Acabo de llegar... es la primera vez que vengo aquí, y ando algo perdida.

-Darius - respondí y encendí un nuevo cigarro, ya que el anterior había caído al piso. Sonreí ligeramente y observe a la joven, se veía demasiado inocente para ser hija de un caído.

Nada de malicia, aun que tampoco es que confiara en los rostros de aspecto inocente, ya me había topado con un rostro así antes y había intentado darme caza.

-El cementerio es un lugar cómodo, si no te importa tener que profanar algunas tumbas - comente y me acerque un poco mas a la mujer - O quizás debas buscar un hotel en el centro.