Palacio de Placeres (Red) [+18]

Mis palabras sirvieron de estimulo para que Asmodeus dejara de tratarme como a una florecilla en peligro de extencion. Pronto experimente el tan conocido ardor en el recto, como la carne se rasga y acoje algo mas voluminoso que se abre camino con determinacion. Mis uñas se enterraron en la tierra y la hierba con la que habian regado con tales pecados, la arrancaron, se hundieron mas mientras se arqueaba espasmodicamente por el dolor.

Sin embargo no saco quejido alguno, sino un gemido de gozo. Demasiados años siendo torturador y torturado, el ritual que empezo siendo doloroso y humillante, con el paso del tiempo se convirtio en un agradable pasatiempo.

Cuando la punta de su miembro presionó con tanta fuerza mi prostata y en base del masaje que me estaba dando un chorro de esperma baño mi vientre de forma repentina.
-Mggh....no me gusta el dulce.- gruñí entrecortado, entre roncos jadeos, enfocando la mirada brillante en el demonio de piel palida -Eres del demonio de la lujuria....ahh...se que no me decepcionaras.- sisee enlazando mis largas piernas a su cintura para presionar su trasero con los talones -Adelante...hazlo...muevete- sisee tremulo -destrozalo..- jadee estirando hacia atras mi cuello, mi rostro, cerrando los ojos.

El General Infernal sonrió ante esas palabras alentadoras de Red... Alentadoras a más... A más lujuria, a más pasión... El rubio Demonio se mordió levemente el labio inferior... El interior del hechicero era tan delicioso... Sí, sin duda podría acostumbrarse a "pagarle" sus servicios de ésta manera, no creía que al mortal le molestara ¿o sí?.
Clavó profundamente sus uñas en la carne de las caderas del joven para sostenerlo de mejor manera y mas fuertemente... Una vez que hizo esto, redobló sin piedad y con mucha fuerza su entrada y salida del recto ajeno... No tenía ninguna compasión o consideración, guiándose exclusivamente por el placer como se guiaba ese General Infernal que para muchos representaba el pecado de la Lujuria, la mesura en ese aspecto era lo que menos tenía... Todo su ser parecía exudar un aura excitante, demoníaca, que incluso podría mojar a la monja más santa y excitar al sacerdote más devoto, y a pesar de que el esperma de Red ya había bañado en parte su vientre, estaba seguro de que podría darle muchos más orgasmos como ese...
Continuó penetrándolo, de manera profunda y concisa, excitando brutalmente su próstata, a pesar de la manera salvaje en que lo hacía... Sabía como moverse... Asmodeus no era un idiota principiante, él que había sido capaz de satisfacer ampliamente a la insaciable Reina Súcubo Lilith durante siglos sí sabía lo que hacía, y por más fuerte y más animal que se comportara y por más dolor que causara, aparte del dolor, quien fuese penetrado por él, debido a los movimientos tan precisos y maestros que hacía, sentiría prácticamente el doble o el triple de placer... Y esperaba que Red fuese uno de esos casos... Hundió su miembro hasta en el recoveco más profundo de su ano, lo clavó de una forma prodigiosa y sumamente intensa mientras sus manos acariciaban su pecho y pellizcaban sus pezones de manera sumamente fuerte e intensa... Sus ojos destilaban lujuria... Lujuria y poder... Una enorme lascivia demoníaca e insaciable... Se inclinó y hundió su boca en el cuello ajeno para besarlo y morderlo con fuerza, casi clavando sus dientes en la piel.