Semblance of Confusion

¿Que hacia alli? ¿Como habia llegado? ¿Que esperaba obtener de alli?

Eran las mismas preguntas de siempre, las mismas que mi mente formulaba cuando llegaba a un lugar nuevo.

Como sea, hoy estaba alli sentado en una de las pequeñas salientes de las escaleras de aquella plaza, tranquilo y disfrutando del recien abierto paquete de cigarrillos que ahora descanzaba a un costado mio.

Era tarde, lo sabia por la oscuridad del cielo y el frio de la noche, pero a ciencia cierto desconocia la hora exacta, mi reloj se habia parado hacia dias atras.

A esas elevadas horas pocas almas se atrevían a vagabundear en el exterior, incluso en un sitio como aquel dentro de los límites del vaticano, la muerte siempre estaba al asecho, detrás de cada esquina en ocasiones portando el rostro de un ángel tras el cual podía esconderse la más retorcida y maléfica criatura, que realizaría su carnicería sin el menor atisbo de compasión.

Giorgio llego allí a pie para no verse obligado a prescindir de sus ropas, incluso después de los sucesos que habían cambiado radicalmente su vida, conservaba los principios que había aprendido en la calidez del hogar. Sus padres le habían hablado de la belleza de aquella plaza mientras le prometían un día acompañarlo en vuelo para que viese el mismo esa maravilla.

Ahora estaba allí, en soledad, adentrándose con pasos vacilantes mientras vigilaba a los santos en la cumbre de las columnas, como si aguardase que alguno le fulminara, pues la magia de Samael le acompañaba, magia demoníaca capaz de sanar su cuerpo y privarlo de la muerte, un estigma delatando sus pecados y su cobardía.

Pero no hubo ningún rayo mortal, ni siquiera ardió en llamas mientras moría agónicamente por su ser contaminado. Hubo un momento de alivio que no tardo en convertirse en decepción, allí no había poder, no había nada de divino que impidiera el avance del mal.

Apretó los puños recordando las oraciones que su madre elevaba cada noche, las mismas que le enseño a decir y en las que creer, ninguna pudo salvar a Marieta de ser sometida a todo tipo de vejámenes y morir gritando mientras su carne era consumida por el fuego, ningún ángel oyó sus propias suplicas, su dolor o desesperación, en lugar de ello un demonio acudió a el salvándole a cambio de su eterna condena.

El eco de unos pasos le advirtió que ya no estaba sólo, se giro rápidamente viendo una figura moverse en la penumbra, no parecía tener un rumbo fijo, apenas caminando mientras echaba un vistazo alrededor. Aun así su cuerpo se tenso, lo que vio y experimento en los últimos días le había enseñado a no subestimar la cercanía de nadie.

Pero entonces la brisa le trajo el aroma del caminante misterioso, su olfato no era tan desarrollado como el de un vampiro o un licántropo, de hecho era apenas superior al de un humano, sin embargo entre las diversas lecciones que su padre le dio, aprendió a diferenciar los sutiles matices que poseía una esencia de la otra.

No era prudente para un humano moverse en la noche, ellos no tenían cuerpos que sanaran mágicamente, ni poderes que los hicieran letales, así que se apresuro a darle alcance.

- Spiacente, non è sicuro di essere fuori in questo momento (Disculpa, no es seguro estar en el exterior a estas horas) – le dijo a escasos pasos, fijándose que se trataba de alguien joven, quizás incluso más que el – Ti sei perso? Necessità di aiutare a tornare a casa? (¿estás perdido? ¿Necesitas que te ayude a llegar a tu casa?)

El joven que hasta poco tiempo atrás vivía en un alejado pueblo rural cuidando de cultivos de olivas, contando los días en espera de las rusticas festividades, el arribo de las campesinas que llegaban a ayudar en la cosecha, los besos robados, el vino probado a escondidas, no tenía modo de conocer otra lengua que no fuese aquella con la que intercambiaba a diario conversaciones, pero dado que en los últimos días se había cruzado con muchos extranjeros empezaba a plantearse el aprender otros idiomas.

- mi spiace, non capisco quello che dici (perdona, no entiendo lo que dices) – dijo el joven, salvo el saludo no comprendió una sola palabra – è troppo tardi (es muy tarde) – dijo señalando su muñeca como si tuviese un reloj allí, hablando despacio por si lograba hacerse entender de esa manera – vi è pericolo, grande pericolo per la strada (hay peligro, mucho peligro en la calle) – siguió explicando – bisogno di tornare al vostro hotel (necesita regresar a su hotel) – acompañaba todas sus palabras con gestos para intentar darse a entender.