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El Banquete . (Ámbar/Gabriel)
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El Banquete . (Ámbar/Gabriel)
Un día mas en las desoladas calles de los Ángeles.
Un día mas en el que vagaba en busca de pistas.
Un día mas, lleno de imprevistos y encuentros insospechados...
Mis pasos me llevaban aquel día por las frías y sucias calles de los bajos fondos.
Se nos había alertado de movimientos en la ciudad, muchos mas movimientos de lo habitual. Pues al parecer no solo había aumentado el vandalismo y los terribles asesinatos por parte de demonios y vampiros, sino que también se nos había alertado de que los nuestros estaban cayendo en terribles circunstancias. La precaución entre los celestiales era máxima, pues mis hermanos no solo estaban cayendo en combate, sino que... también estaban cayendo a manos del enemigo, corrompiéndose poco a poco hasta convertirse en caídos...
Mientras tanto yo caminaba a paso rápido, entrando por una calle, doblando en otra, continuando derecho para girar una vez mas y...
-"Quizás por aquí encuentre alguna pista…algún indicio… "Pensé. Sabia que si me adentraba en las calles mas peligrosas y desoladas podría encontrar alguna pista, pues mientras más pobreza existía, mas aparecían los entes sobrenaturales, era como si se sintiesen atraídos por la desgracia. Así que yo continué con ímpetu, caminando enérgicamente hasta que de pronto...
-Espera….que calle es esta?... OUCH! … Aquello parecía un laberinto, y al parecer me había perdido un poco. Aunque como tampoco llevaba un rumbo fijo no le tome importancia.
Continúe caminando mientras metia la mano a mi abrigo para tomar un caramelo que allí tenia. Lo observe un momento, con la intención de abrirlo, pero entonces un niño choco contra mi pierna y me miro con la cara sucia y los ojos muy brillantes de expectación al ver el caramelo. Sonreí con cierta tristeza al ver a aquel pequeño descalzo y vestido con apenas una camiseta larga y unos pantalones raídos. Le extendí el dulce con dulzura, mientras el niño veloz como un rallo lo tomaba de mi mano para salir después corriendo, como si yo me fuese a arrepentir de habérselo dado. Sonreí de medio lado y solté un suspiro.
Mi curiosidad me hacia querer saber que ocurría allí a donde se dirigía aquel pequeño, sabía que la pobreza de aquellas gentes en aquel barrio era grande, y aunque no era mi misión ni estaba destinada a ello, quería hacer algo, quería interceder aunque fuese de forma sutil para aliviar su sufrimiento.
Me quede en las sombras de aquel callejon, y observe algunas casas que estaban a unos cuantos metros, apartadas y medio derruidas. Algunas familias se acurrucaban o dormían sobre cartones mientras algunos niños enfermos tosían y jugueteaban con basura en lo que antes habían sido bellos jardines. Por otra parte algunos grupillos reducidos intentaban encender una hoguera con residuos.
Me fije en uno de aquellos grupos, dos chicas adolescentes y el pequeño niño al que había dado aquel caramelo intentaban encender algunas ramas, pero éstas estaban demasiado humedecidas y sus intentos se frustraban una y otra y otra vez.
Retrocedí un poco mas y me metí dentro del callejón donde me hallaba, tomé un poco de impuso y di un agil salto hasta situarme en el techo de una de aquellas casas abandonadas, camine con cuidado por ahí y me acuclillé en una de las esquinas para poder verles mejor y actuar sin ser observada desde las alturas.
Extendí mis brazos e hice un sutil movimiento con mis manos y dedos, haciendo que la humedad de aquella zona donde se hallaban comenzara a evaporarse. Las chicas no tardaron en crear una pequeña hoguera. Sonreí complacida al observar como sacaban algunos trozos crudos de carne y pescado, dispuestos a cocinarlos, algunos chicos se unieron a ellas pero de pronto la comida comenzó a tomar una tonalidad extraña, como si se pudriese.
-Pero qué?...Esa comida esta en mal….No pude acabar la frase porque el rugido de mi estomago me distrajo, me lleve las manos a mi abdomen y parpadee confusa. –Ah claro…comer…Olvidaba constantemente que en forma humana debía comer como mínimo 3 veces al día, pero es que estaba ocupada con cosas más importantes que esas! De pronto escuche un susurro, una suave risa se perdía entre el susurro del aire...Mire hacia todos lados poniéndome un poco alerta, es que alguien me observaba quizás?
-Juraría que escuche....Me estaré volviendo paranoico ya?...jejejeje Sera que porque me ha dado hambre y el rugido de mi estomago me distrae susurre algo ansioso, convencido casi por completo de que se trataba de una cosa de mi mente.
Un día mas en el que vagaba en busca de pistas.
Un día mas, lleno de imprevistos y encuentros insospechados...
Mis pasos me llevaban aquel día por las frías y sucias calles de los bajos fondos.
Se nos había alertado de movimientos en la ciudad, muchos mas movimientos de lo habitual. Pues al parecer no solo había aumentado el vandalismo y los terribles asesinatos por parte de demonios y vampiros, sino que también se nos había alertado de que los nuestros estaban cayendo en terribles circunstancias. La precaución entre los celestiales era máxima, pues mis hermanos no solo estaban cayendo en combate, sino que... también estaban cayendo a manos del enemigo, corrompiéndose poco a poco hasta convertirse en caídos...
Mientras tanto yo caminaba a paso rápido, entrando por una calle, doblando en otra, continuando derecho para girar una vez mas y...
-"Quizás por aquí encuentre alguna pista…algún indicio… "Pensé. Sabia que si me adentraba en las calles mas peligrosas y desoladas podría encontrar alguna pista, pues mientras más pobreza existía, mas aparecían los entes sobrenaturales, era como si se sintiesen atraídos por la desgracia. Así que yo continué con ímpetu, caminando enérgicamente hasta que de pronto...
-Espera….que calle es esta?... OUCH! … Aquello parecía un laberinto, y al parecer me había perdido un poco. Aunque como tampoco llevaba un rumbo fijo no le tome importancia.
Continúe caminando mientras metia la mano a mi abrigo para tomar un caramelo que allí tenia. Lo observe un momento, con la intención de abrirlo, pero entonces un niño choco contra mi pierna y me miro con la cara sucia y los ojos muy brillantes de expectación al ver el caramelo. Sonreí con cierta tristeza al ver a aquel pequeño descalzo y vestido con apenas una camiseta larga y unos pantalones raídos. Le extendí el dulce con dulzura, mientras el niño veloz como un rallo lo tomaba de mi mano para salir después corriendo, como si yo me fuese a arrepentir de habérselo dado. Sonreí de medio lado y solté un suspiro.
Mi curiosidad me hacia querer saber que ocurría allí a donde se dirigía aquel pequeño, sabía que la pobreza de aquellas gentes en aquel barrio era grande, y aunque no era mi misión ni estaba destinada a ello, quería hacer algo, quería interceder aunque fuese de forma sutil para aliviar su sufrimiento.
Me quede en las sombras de aquel callejon, y observe algunas casas que estaban a unos cuantos metros, apartadas y medio derruidas. Algunas familias se acurrucaban o dormían sobre cartones mientras algunos niños enfermos tosían y jugueteaban con basura en lo que antes habían sido bellos jardines. Por otra parte algunos grupillos reducidos intentaban encender una hoguera con residuos.
Me fije en uno de aquellos grupos, dos chicas adolescentes y el pequeño niño al que había dado aquel caramelo intentaban encender algunas ramas, pero éstas estaban demasiado humedecidas y sus intentos se frustraban una y otra y otra vez.
Retrocedí un poco mas y me metí dentro del callejón donde me hallaba, tomé un poco de impuso y di un agil salto hasta situarme en el techo de una de aquellas casas abandonadas, camine con cuidado por ahí y me acuclillé en una de las esquinas para poder verles mejor y actuar sin ser observada desde las alturas.
Extendí mis brazos e hice un sutil movimiento con mis manos y dedos, haciendo que la humedad de aquella zona donde se hallaban comenzara a evaporarse. Las chicas no tardaron en crear una pequeña hoguera. Sonreí complacida al observar como sacaban algunos trozos crudos de carne y pescado, dispuestos a cocinarlos, algunos chicos se unieron a ellas pero de pronto la comida comenzó a tomar una tonalidad extraña, como si se pudriese.
-Pero qué?...Esa comida esta en mal….No pude acabar la frase porque el rugido de mi estomago me distrajo, me lleve las manos a mi abdomen y parpadee confusa. –Ah claro…comer…Olvidaba constantemente que en forma humana debía comer como mínimo 3 veces al día, pero es que estaba ocupada con cosas más importantes que esas! De pronto escuche un susurro, una suave risa se perdía entre el susurro del aire...Mire hacia todos lados poniéndome un poco alerta, es que alguien me observaba quizás?
-Juraría que escuche....Me estaré volviendo paranoico ya?...jejejeje Sera que porque me ha dado hambre y el rugido de mi estomago me distrae susurre algo ansioso, convencido casi por completo de que se trataba de una cosa de mi mente.
Última edición por Gabriel el Vie Abr 06, 2012 10:17 am, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: El Banquete . (Ámbar/Gabriel)
Hacia horas que caminaba por las sucias calles del barrio bajo, mi viejo hotel abandonado no quedaba lejos, y ver esa luz apagada en sus miradas me hacia sentir un poco mejor.
Aquella tarde me sentía sola, no podía parar de recordar el cuerpo delgado y moribundo de aquella que me trajo al mundo… trajo al mundo este cuerpo en el que vivo ahora. Pensé en el Creador… porque me había castigado? No se sintió satisfecho con mi actuación en la Tercera Guerra Mundial? Los despojos humano caían a mis pies, me sentí plena, al menos por algunos minutos, cabalgando junto a mis hermanos, recogiendo aquello que los Hijos de Dios habían sembrado. Ellos se lo buscaron! Son crueles, egoístas… Pero tenían algo, algo tan fuerte que era digno de luchar por ello, la esperanza! Solo entonces me hacían ver que no era necesario actuar.
Mientras cavilaba sobre el bien y el mal, mi siempre rápido paso me llevo a la parte donde se solían reunir los niños huérfanos, esas criaturas me llevaban en si mas que ningún otro, y me sufrían mas que ningún ser. Ellos eran realmente los que necesitaban un milagro. Pero nunca les llegara, solo yo los miro.
Apreté la cazadora contra mi piel, estaba sintiendo escalofríos por toda la espalda, como si un fantasma atravesara mi cuerpo. En el descampado siguiente observe la causa de mis estremecimientos, dos jóvenes y un pequeño se apretaban contra un casi inexistente fuego, era tan triste, todo mi ser se retorcía con una extraña emoción en mi interior. Sentía una mezcla de placer y dolor, el gran vacío de mi interior solo se llenaba con el ajeno. Solo si hacia sufrir el hambre mas atroz a esos pequeños niños yo podría sentirme mejor…
Pero no me sentía mal, egoísta o cruel. Al fin y al cabo yo no era un ángel, ni siquiera un demonio, era un engendro… un simple desliz de aquel al que llaman Azazeal...
Acercándome un poco mas a los temblorosos huérfanos me sentí algo mejor… era extraño, como si algo me iluminara, me diera calor, pero solo estábamos ellos y yo…
-Oh no…
Me gire hacia los lados, nerviosa mordiéndome el labio inferior, mi cabeza pensaba rápidamente, quien podría estar allí? Tenía la respiración agitada y el corazón me golpeaba fuerte el pecho. Quizás fuera solo mi imaginación, estaba demasiado sola.
Cuando volvi a parar mi atención en los críos me quede perpleja, habían logrado encender un fuego digno de unas tristes ramas mojadas por la lluvia de la noche anterior.
-Imposible! Que pasa aquí!
La ira interior que sentí, mi frustración crecía a medida que crecía también esa sensación de calidez. Me concentre en mi poder, el vacío de un estomago, las lagrimas saladas de un bebe hambriento, las manos temblorosas de un anciano intentando morder un mendrugo de pan duro… Todo aquel dolor, solo por mi. Lo concentre todo en mi interior y con un suspiro lo lance contra aquellos tres chiquillos.
Sentí como sus estómagos se encogían y la comida que portaban alegremente en sus manos se deshizo.
-Sea quien sea que me estuviera manipulando ver de lo que soy capaz, no tengo nada que perder… ASI QUE VEN A POR MI!!! VEEN!!!
Dando vueltas sobre mi misma, mirando con velocidad hacia todos los lados, mi angustia crecía momento a momento.
Aquella tarde me sentía sola, no podía parar de recordar el cuerpo delgado y moribundo de aquella que me trajo al mundo… trajo al mundo este cuerpo en el que vivo ahora. Pensé en el Creador… porque me había castigado? No se sintió satisfecho con mi actuación en la Tercera Guerra Mundial? Los despojos humano caían a mis pies, me sentí plena, al menos por algunos minutos, cabalgando junto a mis hermanos, recogiendo aquello que los Hijos de Dios habían sembrado. Ellos se lo buscaron! Son crueles, egoístas… Pero tenían algo, algo tan fuerte que era digno de luchar por ello, la esperanza! Solo entonces me hacían ver que no era necesario actuar.
Mientras cavilaba sobre el bien y el mal, mi siempre rápido paso me llevo a la parte donde se solían reunir los niños huérfanos, esas criaturas me llevaban en si mas que ningún otro, y me sufrían mas que ningún ser. Ellos eran realmente los que necesitaban un milagro. Pero nunca les llegara, solo yo los miro.
Apreté la cazadora contra mi piel, estaba sintiendo escalofríos por toda la espalda, como si un fantasma atravesara mi cuerpo. En el descampado siguiente observe la causa de mis estremecimientos, dos jóvenes y un pequeño se apretaban contra un casi inexistente fuego, era tan triste, todo mi ser se retorcía con una extraña emoción en mi interior. Sentía una mezcla de placer y dolor, el gran vacío de mi interior solo se llenaba con el ajeno. Solo si hacia sufrir el hambre mas atroz a esos pequeños niños yo podría sentirme mejor…
Pero no me sentía mal, egoísta o cruel. Al fin y al cabo yo no era un ángel, ni siquiera un demonio, era un engendro… un simple desliz de aquel al que llaman Azazeal...
Acercándome un poco mas a los temblorosos huérfanos me sentí algo mejor… era extraño, como si algo me iluminara, me diera calor, pero solo estábamos ellos y yo…
-Oh no…
Me gire hacia los lados, nerviosa mordiéndome el labio inferior, mi cabeza pensaba rápidamente, quien podría estar allí? Tenía la respiración agitada y el corazón me golpeaba fuerte el pecho. Quizás fuera solo mi imaginación, estaba demasiado sola.
Cuando volvi a parar mi atención en los críos me quede perpleja, habían logrado encender un fuego digno de unas tristes ramas mojadas por la lluvia de la noche anterior.
-Imposible! Que pasa aquí!
La ira interior que sentí, mi frustración crecía a medida que crecía también esa sensación de calidez. Me concentre en mi poder, el vacío de un estomago, las lagrimas saladas de un bebe hambriento, las manos temblorosas de un anciano intentando morder un mendrugo de pan duro… Todo aquel dolor, solo por mi. Lo concentre todo en mi interior y con un suspiro lo lance contra aquellos tres chiquillos.
Sentí como sus estómagos se encogían y la comida que portaban alegremente en sus manos se deshizo.
-Sea quien sea que me estuviera manipulando ver de lo que soy capaz, no tengo nada que perder… ASI QUE VEN A POR MI!!! VEEN!!!
Dando vueltas sobre mi misma, mirando con velocidad hacia todos los lados, mi angustia crecía momento a momento.
Invitado- Invitado
Re: El Banquete . (Ámbar/Gabriel)
Definitivamente no era yo. No eran imaginaciones mias.
Allí había alguien…Alguien que parecía retar a lo invisible, y lo invisible ahora mismo era yo.
Mire hacia todos lados desde las alturas, quien habia? Quien se escondia?. De pronto casi como si se tratase de una sombra, algo se movio cerca de aquellos humanos que antes parecían ilusionados con comer y ahora se mostraban moribundos…
Quien les había hecho eso?. No lo sabia pero estaba claro que habia encontrado algo de lo que venia buscando.
Me puse en pie y camine por aquel tejado, tomando impulso poco a poco para dar un salto hacia el tejado de enfrente, corri por allí, agil y con sigilo, acercándome hacia la sombra. Contemple hacia abajo, intentando escuchar aquella voz que momentos antes se manifestaba sin miedo alguno.
Durante toda la eternidad, siempre habia obrado de forma tranquila, sin dudar cuando de un enemigo se trataba. Pero ahora era extraño, sentía ansiedad, sentía nervios…y aunque era extraño y ciertamente incomodo, se me hizo familiar.
De pronto una melena se mecio y le visualice. Di un salto desde el tejado al suelo y entonces contemple la figura que erguida se mostraba ante mi. El viento mecia sus cabellos azabaches y su mirada se fijo en la mia.
Me acerque a ella haciendo uso de mi agilidad para toparme con un rostro que no me esperaba en lo mas mínimo…pues la última vez que le había visto había sido hacia yaaa largos siglos. Ni siquiera mi aspecto en ese entonces era el que ahora tenia.
-Jinete!…Es posible que seas tu? Me acerque a ella, teniendo la osadía de acariciar su rostro, para percibir que era realmente ella y no una alucinación. Parpadee aun sin creérmelo y sonreí, pues no esperaba encontrarme un rostro familiar, pero entonces quite mi mano calida de su mejilla, retrocediendo un poco y haciendo un gesto de respeto con la cabeza, pues delante de mi se hallaba alguien que con su sola influencia había acabado con muchas vidas...No es que yo estuviese de acuerdo, pero era parte del equilibrio…Asi debía ser.
-Jinete, no sabía que erais vos…Supongo que no me reconoceréis. Una media sonrisa algo avergonzada salió de mis labios, pues habia tenido tantos aspectos en toda mi existencia que era más que normal que muchos no me reconocieran, aunque confiaba que viese en mis ojos algo familiar.
Fue entonces cuando un gruñido llego a mis oídos, Desvié la mirada y entonces contemple como uno de los niños, cercanos a aquella fogata de antes, caia desfallecido. Trague saliva,me aparte el pelo, me mordí los labios… Me sentía ansiosa, y era por influencia del jinete, lo cual dificultaba en muchas ocasiones el dialogo, lo sabia perfectamente.
-No sé si me recuerdas….Yo soy…Bueno… no es relevante…veo que estas trabajando…Comente mientras notaba como mi estomago rugía con fiereza a la vez que mis ojos contemplaban entristecidos el panorama de aquellos niños...
Allí había alguien…Alguien que parecía retar a lo invisible, y lo invisible ahora mismo era yo.
Mire hacia todos lados desde las alturas, quien habia? Quien se escondia?. De pronto casi como si se tratase de una sombra, algo se movio cerca de aquellos humanos que antes parecían ilusionados con comer y ahora se mostraban moribundos…
Quien les había hecho eso?. No lo sabia pero estaba claro que habia encontrado algo de lo que venia buscando.
Me puse en pie y camine por aquel tejado, tomando impulso poco a poco para dar un salto hacia el tejado de enfrente, corri por allí, agil y con sigilo, acercándome hacia la sombra. Contemple hacia abajo, intentando escuchar aquella voz que momentos antes se manifestaba sin miedo alguno.
Durante toda la eternidad, siempre habia obrado de forma tranquila, sin dudar cuando de un enemigo se trataba. Pero ahora era extraño, sentía ansiedad, sentía nervios…y aunque era extraño y ciertamente incomodo, se me hizo familiar.
De pronto una melena se mecio y le visualice. Di un salto desde el tejado al suelo y entonces contemple la figura que erguida se mostraba ante mi. El viento mecia sus cabellos azabaches y su mirada se fijo en la mia.
Me acerque a ella haciendo uso de mi agilidad para toparme con un rostro que no me esperaba en lo mas mínimo…pues la última vez que le había visto había sido hacia yaaa largos siglos. Ni siquiera mi aspecto en ese entonces era el que ahora tenia.
-Jinete!…Es posible que seas tu? Me acerque a ella, teniendo la osadía de acariciar su rostro, para percibir que era realmente ella y no una alucinación. Parpadee aun sin creérmelo y sonreí, pues no esperaba encontrarme un rostro familiar, pero entonces quite mi mano calida de su mejilla, retrocediendo un poco y haciendo un gesto de respeto con la cabeza, pues delante de mi se hallaba alguien que con su sola influencia había acabado con muchas vidas...No es que yo estuviese de acuerdo, pero era parte del equilibrio…Asi debía ser.
-Jinete, no sabía que erais vos…Supongo que no me reconoceréis. Una media sonrisa algo avergonzada salió de mis labios, pues habia tenido tantos aspectos en toda mi existencia que era más que normal que muchos no me reconocieran, aunque confiaba que viese en mis ojos algo familiar.
Fue entonces cuando un gruñido llego a mis oídos, Desvié la mirada y entonces contemple como uno de los niños, cercanos a aquella fogata de antes, caia desfallecido. Trague saliva,me aparte el pelo, me mordí los labios… Me sentía ansiosa, y era por influencia del jinete, lo cual dificultaba en muchas ocasiones el dialogo, lo sabia perfectamente.
-No sé si me recuerdas….Yo soy…Bueno… no es relevante…veo que estas trabajando…Comente mientras notaba como mi estomago rugía con fiereza a la vez que mis ojos contemplaban entristecidos el panorama de aquellos niños...
Invitado- Invitado
Re: El Banquete . (Ámbar/Gabriel)
De golpe salto frente a mi, una gran luz, cálida, reconfortante me cegó unos instantes. Unos largos dedos rozaron mi mejilla, me quede aturdida y me aparte de un salto.
Era tan extraña esa sensación que sentía, me hacia querer gritar al cielo todo lo que sentía dentro, abrir mi corazón y querer sentir algo mas que ese inmenso vacío. Sabía mi nombre… por lo menos mi nombre en el mundo no terrenal, aunque ¿Quién seria? No reconocía aquel hermoso rostro, era una mujer que rozaba la ambigüedad… AMIGUEDAD! Solo podía ser…
-Un Ángel… pero quien?
Sabía que cambiaban de forma humana en muchas ocasiones, pero quien seria tan osado como para vagar por la tierra tan alegremente, además por un barrio como aquel. No es que los ángeles estuvieran indefensos… solo que solían esconderse en sus templos entre las nubes. Y nosotros cuatro éramos los que les hacíamos el trabajo sucio.
Por aquella sensación que sentía en el estomago, solo podía ser…
-Gabriel? Mensajero del Creador… eres tu?
Hacia mucho tiempo, cuando aun vivía como ser astral en el Reino del Cielo había mantenido una extraña relación cordial con aquel que hablaba por Dios. Era su mensajero y mas fiel Arcángel, pero ahí estaba, frente a mi, con esa figura de bella mujer, sonriendo encantadoramente.
La calidez se extendía por todo mi cuerpo, era como un virus invasor que iba ocupando cada rincón de mi ser, me hacia erizar el vello y no podía pensar con claridad. Estaba tan agitada que creí que saldría corriendo, me contuve, quería ver a alguien, alguien que no me temiera, o sufriera con solo mirarme.
Mire a los niños, y la expresión del rostro de Gabriel me lo dijo todo… Con un movimiento los deje libres del dolor.
-Ayúdalos… no me importa, solo me estaba… - estaba a punto de decir algo inapropiado, pero sabia cuan delicados solían ser esos asuntos- ya sabes… saciando algo de mi hambre…
Me sentí como una idiota, tartamudeaba, me trababa al hablar, era tan fuerte su poder sobre mí, nuestro parentesco lejano nos unía de tal manera que me ponía los nervios a flor de piel. Quise cambiar de tema, ya suficientemente incomoda me sentía.
-Cuéntame… vives por aquí? O estas en alguna misión especial?
Lo mire con franca curiosidad, no había nada que me gustara mas que una conversación interesante, incluso me olvide por un instante del sufrimiento de los tres pequeños.
Era tan extraña esa sensación que sentía, me hacia querer gritar al cielo todo lo que sentía dentro, abrir mi corazón y querer sentir algo mas que ese inmenso vacío. Sabía mi nombre… por lo menos mi nombre en el mundo no terrenal, aunque ¿Quién seria? No reconocía aquel hermoso rostro, era una mujer que rozaba la ambigüedad… AMIGUEDAD! Solo podía ser…
-Un Ángel… pero quien?
Sabía que cambiaban de forma humana en muchas ocasiones, pero quien seria tan osado como para vagar por la tierra tan alegremente, además por un barrio como aquel. No es que los ángeles estuvieran indefensos… solo que solían esconderse en sus templos entre las nubes. Y nosotros cuatro éramos los que les hacíamos el trabajo sucio.
Por aquella sensación que sentía en el estomago, solo podía ser…
-Gabriel? Mensajero del Creador… eres tu?
Hacia mucho tiempo, cuando aun vivía como ser astral en el Reino del Cielo había mantenido una extraña relación cordial con aquel que hablaba por Dios. Era su mensajero y mas fiel Arcángel, pero ahí estaba, frente a mi, con esa figura de bella mujer, sonriendo encantadoramente.
La calidez se extendía por todo mi cuerpo, era como un virus invasor que iba ocupando cada rincón de mi ser, me hacia erizar el vello y no podía pensar con claridad. Estaba tan agitada que creí que saldría corriendo, me contuve, quería ver a alguien, alguien que no me temiera, o sufriera con solo mirarme.
Mire a los niños, y la expresión del rostro de Gabriel me lo dijo todo… Con un movimiento los deje libres del dolor.
-Ayúdalos… no me importa, solo me estaba… - estaba a punto de decir algo inapropiado, pero sabia cuan delicados solían ser esos asuntos- ya sabes… saciando algo de mi hambre…
Me sentí como una idiota, tartamudeaba, me trababa al hablar, era tan fuerte su poder sobre mí, nuestro parentesco lejano nos unía de tal manera que me ponía los nervios a flor de piel. Quise cambiar de tema, ya suficientemente incomoda me sentía.
-Cuéntame… vives por aquí? O estas en alguna misión especial?
Lo mire con franca curiosidad, no había nada que me gustara mas que una conversación interesante, incluso me olvide por un instante del sufrimiento de los tres pequeños.
Invitado- Invitado
Re: El Banquete . (Ámbar/Gabriel)
Observe como el semblante de aquellos niños se relajaba. Y note que yo mismo volvia a respirar aliviado. Gire el rostro hacia ella.
Yo…Te lo agradezco jinete. De veras…Le comente con una sonrisa amable, agradecido de su acto.
Mire a aquellos niños e hice que la humedad del aire se concentrase en algunos de sus cuencos vacios. Quizas tuviesen que seguir buscando comida, pero al menos tendrían algo de agua limpia.
Cuando observe que todos los recipientes vacios que tenían se llenaban hasta desbordar desvié la mirada. Me quede un momento observando a la mujer que tenía delante, quedándome en silencio. Sus bellos rasgos asiáticos no habían cambiado ni un solo ápice, su mirada seguía siendo fuerte, pero a la vez con aquella ansiedad que como un sutil tormento le carcomía, impidiéndole tener paz. La sensación que tenía a su lado era extraña, me agradaba su compañía, era como si de algún modo, quisiese aliviar aquella sensación a veces angustiante que ella irradiaba.
-No te preocupes, no debería inmiscuirme en tus asuntos jinete…Debeis disculparme. Comente con un gesto de cabeza, en señal de humildad.
Asentí con una sonrisa tímida ante su pregunta.
Si…Soy Gabriel, aunque ya sabes que tengo muchos nombres…en este aspecto me hago llamar Nél…y vos jinete?...yo ahora, bueno…Simplemente investigaba, no vivo cerca, en realidad no vivo en ninguna parte. ..Es decir…No sabía cómo explicarle, mis misiones me hacían ir de aquí para allá, pero no tenía ningún lugar al que llegar nunca. Así que cuando simplemente tenía que descansar en el mundo terrenal, buscaba algún lugar confortable, a ser posible con algo de verde. Y simplemente me sentaba intentando meditar para saber si ocurría alguna cosa de la que debía ser informado, o si por el contrario se requería de mi en alguna parte. Aunque si no ocurría nada de eso, simplemente cerraba los ojos, disfrutando del frio viento,que terminaba siendo casi siempre, mi única compañía…
Tu…mmm . A pesar de que conocía a aquella joven desde tiempos inmemorables, y a pesar del lazo que nos unía, aun me sentía algo nervioso, pero no por ella, pues su compañía era siempre grata -a pesar de su cometido y su función- lo que me incomodaba es que ella transmitía esa sensación de ansiedad, y la empatía a que tenia con ella veces era demasiado fuerte.
Intente serenarme, y relaje un poco mi respiración. Pues no pensaba permitir que aquella ansiedad me evitase tener contacto con ella, largos siglos habían pasado desde la última vez que le había visto, y me intrigaba saber de ella. Pues a diferencia de sus hermanos, tenía la sensación de que de alguna forma podría razonar y dialogar mucho mejor con aquella jinete.
Yo buscaba, venia buscando algo…Los humanos me causan curiosidad, y al parecer a todos los seres de las tinieblas también…Comente con cierta nostalgia, pues nuestra labor seguía siendo la misma con el pasar de los años. Finalizaría algún día?...Solo nuestro padre lo sabía con certeza. -Pero diría que hoy he tenido suerte, y en vez de toparme con aquellas criaturas os he encontrado a vos...Note como mi estomago comenzaba a rugir con fiereza, produciéndome cierto malestar. Te…te gustaría que fuésemos a pasear?...Podríamos salir de aquí…tu si vives aquí?? …tal vez ir a comer algo por ahí…En mi cabeza la idea del chocolate rondaba una y otra vez. Desde que lo hubiese probado en el Medievo, prácticamente había perdido el sentido por aquellos dulces. Contemple a la joven vislumbrando como sus cabellos eran movidos por el viento con sutileza, mostrándole como una joven grácil y delicada, cuando en realidad podía ser mortal si tan solo lo deseaba… Me acerque unos pasos hacia ella, y alargue la mano con suavidad hacia su rostro, teniendo la osadía de quitar los mechones de cabello que cruzaban su rostro. ¿Qué decís?
Espere su respuesta aun intentando relajar mi respiración, sabía que con el transcurso del tiempo se haría más fácil. Trague saliva.
Lo que más deseaba era moverme, pues sabía que de esa forma podría distraerme y a la vez continuar con tan preciada compañía, pero dependía de ella. ¿Querría ella que alguien como yo le acompañase? ...
Yo…Te lo agradezco jinete. De veras…Le comente con una sonrisa amable, agradecido de su acto.
Mire a aquellos niños e hice que la humedad del aire se concentrase en algunos de sus cuencos vacios. Quizas tuviesen que seguir buscando comida, pero al menos tendrían algo de agua limpia.
Cuando observe que todos los recipientes vacios que tenían se llenaban hasta desbordar desvié la mirada. Me quede un momento observando a la mujer que tenía delante, quedándome en silencio. Sus bellos rasgos asiáticos no habían cambiado ni un solo ápice, su mirada seguía siendo fuerte, pero a la vez con aquella ansiedad que como un sutil tormento le carcomía, impidiéndole tener paz. La sensación que tenía a su lado era extraña, me agradaba su compañía, era como si de algún modo, quisiese aliviar aquella sensación a veces angustiante que ella irradiaba.
-No te preocupes, no debería inmiscuirme en tus asuntos jinete…Debeis disculparme. Comente con un gesto de cabeza, en señal de humildad.
Asentí con una sonrisa tímida ante su pregunta.
Si…Soy Gabriel, aunque ya sabes que tengo muchos nombres…en este aspecto me hago llamar Nél…y vos jinete?...yo ahora, bueno…Simplemente investigaba, no vivo cerca, en realidad no vivo en ninguna parte. ..Es decir…No sabía cómo explicarle, mis misiones me hacían ir de aquí para allá, pero no tenía ningún lugar al que llegar nunca. Así que cuando simplemente tenía que descansar en el mundo terrenal, buscaba algún lugar confortable, a ser posible con algo de verde. Y simplemente me sentaba intentando meditar para saber si ocurría alguna cosa de la que debía ser informado, o si por el contrario se requería de mi en alguna parte. Aunque si no ocurría nada de eso, simplemente cerraba los ojos, disfrutando del frio viento,que terminaba siendo casi siempre, mi única compañía…
Tu…mmm . A pesar de que conocía a aquella joven desde tiempos inmemorables, y a pesar del lazo que nos unía, aun me sentía algo nervioso, pero no por ella, pues su compañía era siempre grata -a pesar de su cometido y su función- lo que me incomodaba es que ella transmitía esa sensación de ansiedad, y la empatía a que tenia con ella veces era demasiado fuerte.
Intente serenarme, y relaje un poco mi respiración. Pues no pensaba permitir que aquella ansiedad me evitase tener contacto con ella, largos siglos habían pasado desde la última vez que le había visto, y me intrigaba saber de ella. Pues a diferencia de sus hermanos, tenía la sensación de que de alguna forma podría razonar y dialogar mucho mejor con aquella jinete.
Yo buscaba, venia buscando algo…Los humanos me causan curiosidad, y al parecer a todos los seres de las tinieblas también…Comente con cierta nostalgia, pues nuestra labor seguía siendo la misma con el pasar de los años. Finalizaría algún día?...Solo nuestro padre lo sabía con certeza. -Pero diría que hoy he tenido suerte, y en vez de toparme con aquellas criaturas os he encontrado a vos...Note como mi estomago comenzaba a rugir con fiereza, produciéndome cierto malestar. Te…te gustaría que fuésemos a pasear?...Podríamos salir de aquí…tu si vives aquí?? …tal vez ir a comer algo por ahí…En mi cabeza la idea del chocolate rondaba una y otra vez. Desde que lo hubiese probado en el Medievo, prácticamente había perdido el sentido por aquellos dulces. Contemple a la joven vislumbrando como sus cabellos eran movidos por el viento con sutileza, mostrándole como una joven grácil y delicada, cuando en realidad podía ser mortal si tan solo lo deseaba… Me acerque unos pasos hacia ella, y alargue la mano con suavidad hacia su rostro, teniendo la osadía de quitar los mechones de cabello que cruzaban su rostro. ¿Qué decís?
Espere su respuesta aun intentando relajar mi respiración, sabía que con el transcurso del tiempo se haría más fácil. Trague saliva.
Lo que más deseaba era moverme, pues sabía que de esa forma podría distraerme y a la vez continuar con tan preciada compañía, pero dependía de ella. ¿Querría ella que alguien como yo le acompañase? ...
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Re: El Banquete . (Ámbar/Gabriel)
Sentía la presión de Gabriel, estando tan cerca de él, era como una gran manta caliente que te envolvía y te reconfortaba. Era tan amable y dulce como habitualmente, y lo vi sonreír con verdadera alegría cuando los niños bebieron su agua, seguro que la mas deliciosa que jamás habían probado.
El ángel había creído que estaría allí por asuntos importantes, pero lo cierto es que hacia mucho tiempo que no veía a nadie especial, solo humanos tristes y sucios del barrio bajo.
-No, no… no tenia ningún asunto especial… desde que… bueno, aquello de la Tercera Guerra Mundial…- todos nos sentíamos incomodos al hablar del tema, fueron tiempos de caos y destrucción- ando algo perdida, y sola.
Reí alborotándome el cabello entre los dedos intentando calmar mis nervios, a su lado era mucho mas fácil, ejercía en mi el poder contrario del que solían ejercer mis hermanos Jinetes, que les encantaba alimentar mi parte obsesiva y irritable.
Aquella nueva apariencia enseguida me entro por los ojos, una joven de cabellos claros y ojos calmados. Era hermosa de verdad, no tena aquel toque lujurioso que solían adoptar los demonios, todos parecían decirte con la mirada lo mucho que desearían corromperte, no sabían disimular, al fin y al cabo eran simples en sus ideas.
-Nél… es bonito, yo aquí me hago llamar Ámbar… como el mineral fosilizado… siempre me gustaron las cosas antiguas, eran mejores tiempos, no crees?
Que estúpida podía llegar a ser, los ángeles no eran como yo, eran nómadas del aire que viajaban de un lugar a otro, nunca se paraban, tan solo en el cielo. El cual hacia mucho que no visitaba, y tampoco lo deseaba.
-Asi que veíais buscando demonios! Ups!- baje la voz mirando a mi alrededor, y luego suspire aliviada- este es mi territorio… supongo que al sentir mi presencia no encontraremos muchos por aquí…
Mientras hablaba las tripas del cuerpo mortal del ángel rugían sin cesar, me retorcí las manos en un gesto de culpabilidad. Debía estar sintiendo mi poder a pesar de que me retenía todo lo que podía. Eche una última mirada a los pequeños y agarrando a Gabriel del brazo le indique el camino.
-Conozco una pastelería muy agradable, esta un poco lejos… si no te molesta andar…- estúpida de nuevo, seguro que tenia tanta o mas resistencia que yo.- quiero decir… eeh… esta en otra zona… una menos pobre, mas arriba… sígueme.
Desee con todas mis fuerzas que me hiciera callar, pero era tan gentil que si estuviera hablando dos mil años seguidos seguiría escuchándome con la sonrisa amable de siempre.
-Cuéntame… que tipo de demonios buscas? Tal vez pueda ayudarte…
La curiosidad me podía mas que la prudencia, además de la soledad que me producía estar lejos de las únicas personas que solían estar conmigo.
El ángel había creído que estaría allí por asuntos importantes, pero lo cierto es que hacia mucho tiempo que no veía a nadie especial, solo humanos tristes y sucios del barrio bajo.
-No, no… no tenia ningún asunto especial… desde que… bueno, aquello de la Tercera Guerra Mundial…- todos nos sentíamos incomodos al hablar del tema, fueron tiempos de caos y destrucción- ando algo perdida, y sola.
Reí alborotándome el cabello entre los dedos intentando calmar mis nervios, a su lado era mucho mas fácil, ejercía en mi el poder contrario del que solían ejercer mis hermanos Jinetes, que les encantaba alimentar mi parte obsesiva y irritable.
Aquella nueva apariencia enseguida me entro por los ojos, una joven de cabellos claros y ojos calmados. Era hermosa de verdad, no tena aquel toque lujurioso que solían adoptar los demonios, todos parecían decirte con la mirada lo mucho que desearían corromperte, no sabían disimular, al fin y al cabo eran simples en sus ideas.
-Nél… es bonito, yo aquí me hago llamar Ámbar… como el mineral fosilizado… siempre me gustaron las cosas antiguas, eran mejores tiempos, no crees?
Que estúpida podía llegar a ser, los ángeles no eran como yo, eran nómadas del aire que viajaban de un lugar a otro, nunca se paraban, tan solo en el cielo. El cual hacia mucho que no visitaba, y tampoco lo deseaba.
-Asi que veíais buscando demonios! Ups!- baje la voz mirando a mi alrededor, y luego suspire aliviada- este es mi territorio… supongo que al sentir mi presencia no encontraremos muchos por aquí…
Mientras hablaba las tripas del cuerpo mortal del ángel rugían sin cesar, me retorcí las manos en un gesto de culpabilidad. Debía estar sintiendo mi poder a pesar de que me retenía todo lo que podía. Eche una última mirada a los pequeños y agarrando a Gabriel del brazo le indique el camino.
-Conozco una pastelería muy agradable, esta un poco lejos… si no te molesta andar…- estúpida de nuevo, seguro que tenia tanta o mas resistencia que yo.- quiero decir… eeh… esta en otra zona… una menos pobre, mas arriba… sígueme.
Desee con todas mis fuerzas que me hiciera callar, pero era tan gentil que si estuviera hablando dos mil años seguidos seguiría escuchándome con la sonrisa amable de siempre.
-Cuéntame… que tipo de demonios buscas? Tal vez pueda ayudarte…
La curiosidad me podía mas que la prudencia, además de la soledad que me producía estar lejos de las únicas personas que solían estar conmigo.
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Re: El Banquete . (Ámbar/Gabriel)
Observe con calma a la jinete. Fijándome en sus rasgos, sus gestos, y aquellos ojos profundos.
Me gustaba su modo de hablar y sus gestos enérgicos, parecía que tenía muchas historias que contar y yo las habría escuchado todas sin cansarme! pues ella tenía cierto magnetismo que me asombraba. ¿Sería parte de sus habilidades? Los jinetes siempre me sorprendían, asi que siempre me esperaba cualquier cosa. Quizás por eso siempre había querido conocerle mejor.
-Oh entiendo! Asi que esta es tu zona… Ámbar. Sonreí, es un nombre muy bonito. Comente mientras pensaba en ello, aquello era una buena noticia, implicaba que si era su zona de una forma u otra aquella gente se veía más o menos a salvo. Pues ella les necesitaría vivos, muertos de poco le servirían.
Fue entonces cuando Ámbar me tomo del brazo y me condujo, cosa que me fue inesperada. La verdad es que pensaba que intentaría marcharse, o alegar que tenia mejores cosas que hacer que acompañar a un “emplumado” como yo...Pues así catalogaban sus hermanos a los seres celestiales. Negué con la cabeza al recordar los malos modales de Týr, pero entonces me fije en mi acompañante, y me alegre profundamente de que ella no se pareciese a éste.
-Oh! Pues yo buscaba pistas sobre algunos demonios con habilidades metamorfas, se están camuflando con los humanos, corrompiéndoles…pero no solo a ellos…Sus habilidades se han desarrollado muchísimo, algunos pueden pasar inadvertidos a nuestros ojos y muchos de mis hermanos han caído…Comente con cierto pesar, pues con demasiada brevedad ya había perdido a muchos de mis hermanos. Teniendo ahora que considerarle enemigos, pues sus actos les deshonraban.
Contemple rápidamente el cartel de la pastelería mientras entrabamos, Ambar guiaba de mi con rapidez, y la verdad es que yo me apresure a su lado, pues aun sentía un enorme vacio en el estomago y un enorme deseo de llenarlo.
Nos paramos frente a un mostrador lleno de dulces donde tartas, biscochos, brownies, ademas de diversos manjares, parecían esperar con ansia que alguien se los llevase. Me quede encandilada al ver los cupcakes.
-oh dios mío! Esto se ve delicioso! De pronto me gire hacia Ámbar y le contemple asombrada,
Pues mientras ella tiraba de mi hacia una mesa, indicaba al dependiente que nos los pusieran todo.
Me senté frente a ella en una pequeña mesita redonda, miré hacia todos lados.
Me sentia intrigada, y aun algo ansiosa, estaba asombrada pues mi dia a dia no tenia nada que ver con el de los humanos, y me atrevia a decir, que esta era la primera vez que entraba en una tienda especifica de dulces.
Quería preguntar a mi acompañante más cosas! Cosas sobre ella, sobre que hacía, sobre como había encontrado aquella pastelería tan encantadora, pero mis labios solo pudieron gesticular y ninguna palabra salió de ellos, pues uno de los camareros se acerco con un gran carrito lleno de diversos niveles, y estos albergaban dulces de diversos tipos en cada uno. Deposito la bandeja que yo me había quedado mirando momentos antes sobre la mesa y marcho dejando el carrito allí.
En serio?...Puedo? Pregunte casi infantílmente ante la mirada de Ámbar -que estaba concentrada en los manjares-.
Tome uno de los cupcakes y le di un buen mordisco, quedándome con algunas migas en las comisuras de los labios, fue en aquel momento casi pleno de felicidad en el que cai en un pequeño detalle.
-Ámbar…Yo no tengo dinero…Como vamos a pagar esto?... Que yo supiese los jinetes tampoco tenían posesiones materiales...¿o si?
Me gustaba su modo de hablar y sus gestos enérgicos, parecía que tenía muchas historias que contar y yo las habría escuchado todas sin cansarme! pues ella tenía cierto magnetismo que me asombraba. ¿Sería parte de sus habilidades? Los jinetes siempre me sorprendían, asi que siempre me esperaba cualquier cosa. Quizás por eso siempre había querido conocerle mejor.
-Oh entiendo! Asi que esta es tu zona… Ámbar. Sonreí, es un nombre muy bonito. Comente mientras pensaba en ello, aquello era una buena noticia, implicaba que si era su zona de una forma u otra aquella gente se veía más o menos a salvo. Pues ella les necesitaría vivos, muertos de poco le servirían.
Fue entonces cuando Ámbar me tomo del brazo y me condujo, cosa que me fue inesperada. La verdad es que pensaba que intentaría marcharse, o alegar que tenia mejores cosas que hacer que acompañar a un “emplumado” como yo...Pues así catalogaban sus hermanos a los seres celestiales. Negué con la cabeza al recordar los malos modales de Týr, pero entonces me fije en mi acompañante, y me alegre profundamente de que ella no se pareciese a éste.
-Oh! Pues yo buscaba pistas sobre algunos demonios con habilidades metamorfas, se están camuflando con los humanos, corrompiéndoles…pero no solo a ellos…Sus habilidades se han desarrollado muchísimo, algunos pueden pasar inadvertidos a nuestros ojos y muchos de mis hermanos han caído…Comente con cierto pesar, pues con demasiada brevedad ya había perdido a muchos de mis hermanos. Teniendo ahora que considerarle enemigos, pues sus actos les deshonraban.
Contemple rápidamente el cartel de la pastelería mientras entrabamos, Ambar guiaba de mi con rapidez, y la verdad es que yo me apresure a su lado, pues aun sentía un enorme vacio en el estomago y un enorme deseo de llenarlo.
Nos paramos frente a un mostrador lleno de dulces donde tartas, biscochos, brownies, ademas de diversos manjares, parecían esperar con ansia que alguien se los llevase. Me quede encandilada al ver los cupcakes.
-oh dios mío! Esto se ve delicioso! De pronto me gire hacia Ámbar y le contemple asombrada,
Pues mientras ella tiraba de mi hacia una mesa, indicaba al dependiente que nos los pusieran todo.
Me senté frente a ella en una pequeña mesita redonda, miré hacia todos lados.
Me sentia intrigada, y aun algo ansiosa, estaba asombrada pues mi dia a dia no tenia nada que ver con el de los humanos, y me atrevia a decir, que esta era la primera vez que entraba en una tienda especifica de dulces.
Quería preguntar a mi acompañante más cosas! Cosas sobre ella, sobre que hacía, sobre como había encontrado aquella pastelería tan encantadora, pero mis labios solo pudieron gesticular y ninguna palabra salió de ellos, pues uno de los camareros se acerco con un gran carrito lleno de diversos niveles, y estos albergaban dulces de diversos tipos en cada uno. Deposito la bandeja que yo me había quedado mirando momentos antes sobre la mesa y marcho dejando el carrito allí.
En serio?...Puedo? Pregunte casi infantílmente ante la mirada de Ámbar -que estaba concentrada en los manjares-.
Tome uno de los cupcakes y le di un buen mordisco, quedándome con algunas migas en las comisuras de los labios, fue en aquel momento casi pleno de felicidad en el que cai en un pequeño detalle.
-Ámbar…Yo no tengo dinero…Como vamos a pagar esto?... Que yo supiese los jinetes tampoco tenían posesiones materiales...¿o si?
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Re: El Banquete . (Ámbar/Gabriel)
Las paredes pintadas de colores pastel, las sillas y mesas blancas, las cortinas con pequeñas flores silvestres, todo aquel decorado servía para tapar la pobreza que realmente reinaba en todo el barrio, aun que aquel fuera uno de clase obrera siempre había problemas económicos. La pequeña pastelería era un negocio familiar, la había encontrado un día que caminaba frenéticamente en busca de cualquiera que se me interpusiera por delante. La primera vez que entre, abriendo de una patada la puerta creyeron que venia a robar, pero solo me quede allí de pie respirando tan fuerte que se me podía oír por todo el vecindario, a los clientes les empezó a entrar un hambre voraz y los dueños se pusieron mas que contentos.
Volví al tema que estábamos tratando con Gabriel, que parecía algo cabizbajo al explicarme como sus hermanos habían sido corrompidos. Siempre pensé que eran mucho mas fuertes, pero veía que el equilibro se estaba rompiendo, eso solo podía significar una cosa, que muy pronto yo y mis hermanos pasaríamos a la acción. Una sonrisa de satisfacción se pinto en mi rostro, cuando me percate la borre en seguida, no querría ofender al ángel con mis malos modales, todo por culpa de Guerra, Peste y Muerte…
-Entiendo… debes sentirte algo sola- comprendía lo que significaba estar lejos de tus seres queridos.- es terrible que los demonios se estén haciendo tan fuertes, supongo que gracias a mi los barrios bajos estarán algo protegidos, pero no siempre estoy por aquí… además si como tu dices ahora incluso a mi se me podría escapar alguno…
Sentí un alivio algo extraño cuando vi a Nél devorando aquellos cupcakes tan deliciosamente decorados, eran unos de los más famosos de allí. No tardo ni dos minutos en terminarse los que le habían traído, y un aroma familiar salía ya de la cocina interior. Una señora madura, entrada en carnes y de piel rosada traía una bandeja humeante, sonreía ampliamente con el cabello algo alborotado, se acercó a nosotras con un gesto de sorpresa.
-Mi niña!- dejo la bandeja sobre la mesa y me abrazo aplastándome entre sus carnes blanditas.- cuanto tiempo sin verte! Anda! Si has traído a una amiguita! Hola guapa! Esta tan delgaducha como tu, no, no… esto no puede ser…
Mientras murmuraba lo peligroso que era ser delgada la señora iba colocando mas pastelitos sobre el plato rosado de Gabriel, que sonreía y no paraba de dar las gracias. Por un momento pensé… no seria esto pecar de gula? Pero luego recordé que estando yo allí, nadie podía hacer tal cosa.
-Gracias por todo señora Poor, es muy amable!- ella se alejó con una sonrisa- No te preocupes por nada, nos invitan, tenemos una relación simbiótica, cuando vengo la cafetería se llena de clientes, ella no sabe porque, pero esta encantada, así que siempre me da dulces gratis. Come todo lo que quieras!
Una pareja entro haciendo sonar las campanillas, la camarera saludo y fue a tomar nota. Los observe mientras dejaba que el celestial se saciara tanto como quisiera. Ella era delgada, con aspecto enfermizo, tal vez por mi presencia se veía así… en cambio el era rollizo, incluso desagradable a la vista, sudaba como un cerdo y escupía al hablar. Desde aquella distancia no oía exactamente la conversación, pero no parecían muy agradables, la joven camarera se apartó de ellos con lágrimas en los ojos. Y la chica rio como una autentica bruja de cuento, incluso a mi se me pusieron los cabellos de punta.
-Nél… mira a esos dos…- antes de acabar la frase el gordo y al bruja ya nos estaban mirando fijamente, desafiándonos con una pizca de miedo.- que demonios…
Volví al tema que estábamos tratando con Gabriel, que parecía algo cabizbajo al explicarme como sus hermanos habían sido corrompidos. Siempre pensé que eran mucho mas fuertes, pero veía que el equilibro se estaba rompiendo, eso solo podía significar una cosa, que muy pronto yo y mis hermanos pasaríamos a la acción. Una sonrisa de satisfacción se pinto en mi rostro, cuando me percate la borre en seguida, no querría ofender al ángel con mis malos modales, todo por culpa de Guerra, Peste y Muerte…
-Entiendo… debes sentirte algo sola- comprendía lo que significaba estar lejos de tus seres queridos.- es terrible que los demonios se estén haciendo tan fuertes, supongo que gracias a mi los barrios bajos estarán algo protegidos, pero no siempre estoy por aquí… además si como tu dices ahora incluso a mi se me podría escapar alguno…
Sentí un alivio algo extraño cuando vi a Nél devorando aquellos cupcakes tan deliciosamente decorados, eran unos de los más famosos de allí. No tardo ni dos minutos en terminarse los que le habían traído, y un aroma familiar salía ya de la cocina interior. Una señora madura, entrada en carnes y de piel rosada traía una bandeja humeante, sonreía ampliamente con el cabello algo alborotado, se acercó a nosotras con un gesto de sorpresa.
-Mi niña!- dejo la bandeja sobre la mesa y me abrazo aplastándome entre sus carnes blanditas.- cuanto tiempo sin verte! Anda! Si has traído a una amiguita! Hola guapa! Esta tan delgaducha como tu, no, no… esto no puede ser…
Mientras murmuraba lo peligroso que era ser delgada la señora iba colocando mas pastelitos sobre el plato rosado de Gabriel, que sonreía y no paraba de dar las gracias. Por un momento pensé… no seria esto pecar de gula? Pero luego recordé que estando yo allí, nadie podía hacer tal cosa.
-Gracias por todo señora Poor, es muy amable!- ella se alejó con una sonrisa- No te preocupes por nada, nos invitan, tenemos una relación simbiótica, cuando vengo la cafetería se llena de clientes, ella no sabe porque, pero esta encantada, así que siempre me da dulces gratis. Come todo lo que quieras!
Una pareja entro haciendo sonar las campanillas, la camarera saludo y fue a tomar nota. Los observe mientras dejaba que el celestial se saciara tanto como quisiera. Ella era delgada, con aspecto enfermizo, tal vez por mi presencia se veía así… en cambio el era rollizo, incluso desagradable a la vista, sudaba como un cerdo y escupía al hablar. Desde aquella distancia no oía exactamente la conversación, pero no parecían muy agradables, la joven camarera se apartó de ellos con lágrimas en los ojos. Y la chica rio como una autentica bruja de cuento, incluso a mi se me pusieron los cabellos de punta.
-Nél… mira a esos dos…- antes de acabar la frase el gordo y al bruja ya nos estaban mirando fijamente, desafiándonos con una pizca de miedo.- que demonios…
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