Demonios que van de ángeles - LIBRE

por Invitado Miér Abr 04, 2012 3:54 pm

Su último juguete desaparecía en las aguas negras del puerto abandonado, mientras sus ojos, oscuros, seguían todos sus movimientos. Había sido una chica de 17 años, bueno, lo que quedaba de ella, y ahora Angie estaba aburrido otra vez. Cuando el cuerpo terminó de hundirse, el chico sonrió levemente y siguió caminando, descalzo y con un bolso colgando de su hombro, por la orilla de la playa. Quería darse un baño en el mar, que la sal impregnara su piel como hacía horas la sangre del cuerpo de la chica lo había hecho en aquella bañera.
Cuando llegó a un buen lugar, se quitó la ropa y se cubrió la cintura con un pañuelo largo. De lejos y de espaldas, se veía como una chica con una falda larga, sin camiseta ni sujetador, mirando al mar, cual sirena que espera a su próximo marino, el cual sería su nueva víctima. Sus largos cabellos cubrían gran parte de su fina espalda, mientras él simplemente contemplaba todo con ojos serenos, tranquilos. Se encontraba satisfecho de su trabajo, de haber matado a la chica, de haberla violado y luego de haber comido parte de su carne, para terminar bañándose en su sangre. Se sentía feliz y tranquilo.
No se volteó cuando oyó pasos tras él, sabía que difícilmente sería alguien más peligroso. Además, su rostro aniñado y femenino era su perfecto disfraz de ángel, de princesa desamparada. No se giró, sino que continuó mirando al mar y la luna sobre éste, mientras el viento revolvía sus cabellos y hacía que su piel se estremeciera.

por Invitado Jue Abr 05, 2012 1:44 am

Y otra vez mi furia con todo el infierno me había llevado a aterrizar en la playa, como si fuera una antorcha en llamas, tenía los ojos rojos y podía percibir la muerte en aquella playa mas que todas las veces que había ido a aquella playa.

Comencé a caminar mientras el viento terminaba apagando mi cuerpo poco a poco, ya no tenia porque buscar a Samael, ya no me interesaba nada suyo, ahí se quedara con aquella zorra, tenía suficiente con serle fiel a Caim únicamente a él. Aquella marca que tenía que hacia sabedor a quien me mirase que pertenecía a Samael comenzaba a arder en mi piel, estaba dispuesta a hacerla desaparecer y el dolor no me importaba.

Seguí caminando hasta ver una figura masculina, cabello rubio y parecía presencia de ángel.

Vaya con el niño - dije tras de su espalda, a mi no podía engañarme, un humanito que mataba a otros humanos. - Dime... Eres el nuevo juguete de Caim? - ladee la cabeza quedando a su lado mientras mis ojos seguían rojos y mi cabello seguía en llamas pero ni siquiera me preocupaba. El brazo derecho igual seguía en llamas allí el fuego seguía luchando por borrar la marca de Samael.

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