Distorsionando visiones

Era ya semana santa, tenía todo el asco acumulado de aquellos días en que vivir ya casi no significaba nada para mi. Odiaba semana santa por lo que decidí pasarla en el infierno, buscando almas que caían gracias a los trucos de Caim. Seguía sin encontrar alguna diversión capaz de entretenerme como hacía milenios.

Caminaba dando vueltas en la cuarta esfera sin pensar en nada, sin fijarme en nada, no quería nada. Suspire cerrando los ojos allí el tiempo no pasaba así que nada importaba. No sabía siquiera cual era mi misión en todo aquel desastre, aun no me había llamado Daichi para que fuera a la tienda por lo que me quedaría aquí un tiempo.

Sin dejar de caminar recordé aquel odio hacia Lilith pero no era ya algo que me atrajera como diversión o tal ve si.

Los chillidos agónicos de los rostros sin nombre alimentaban el sensible oído del demonio, tarareando gustoso cual si presenciara una sinfonía de aquellas que los seres humanos tanto pretendían alardear, sin saber que la mayoría fue compuesta bajo sus propias condiciones y favores.

Con un movimiento de muñeca, elevó la sangre fresca regada a escasos metros de él, dándole la forma de un espejo, regodeándose por su buen gusto al mirar el reflejo.

Cuerpo nuevo, apariencia nueva. Éste era uno de sus mejores contenedores: maduro y con marcas de severidad y sabiduría otorgadas por el tiempo; cabello largo y platinado, como en sus días en el paraíso, grande, masculino, pero sin llegar a ser tosco. La viva imagen de un hombre poderoso, un hombre manipulador y exitoso, un hombre como él.

La presencia de aquella furcia hizo que tuviera un escalofrío notando como se acercaba a mi, que no tenia otra cosa mejor que hacer?

Calla la boca zorra, no te importa una mierda lo que me pase así que sal de mi camino - sin mas ni pararme la empuje de mi camino con mis poderes y seguir mi camino.

No estaba interesada en sus palabras que siguiera cuidando de esos hijos suyos a los que tanto decía querer. Al pasar por al lado de una puerta me fije en un demonio mirándose al espejo, me recordó a Samael.

Que viejo te has vuelto - murmure quedando a su espalda con la cabeza ladeada con una mueca intentando ignorar a aquella zorra.

Indiferente, miró a la mujer por el reflejo del espejo, pasándola por alto al terminar de acomodarse y alisarse los pliegues del traje. Con un ajuste diminuto al cabello y otro más a su saco, se volvió a la demonio, desintegrando el espejo.

-Palabras como aquellas sólo reflejan la inmadurez de tu mente que acompaña a tu cuerpo, estimada mía. Con la edad vienen los defectos del cuerpo, pero las virtudes de la mente. Quién sea incapaz de verlo, no merece mi tiempo-la recorrió con desdén, sabiendo de quien se trataba. Envases físicos con una inocencia inexistente, belleza perpetua y juvenil. Clichés.

Desplazó su atención de la demonio con carcaza joven a la dama que se había metido en su conversación. Escuchó las palabras de Lilith con la misma indiferencia y frialdad que ocupó con Naamah, esperando a que la mujer terminara para elevar elegantemente una ceja y ladeara la cabeza, echándola ligeramente hacia atrás.

-Lilith, la estimada progenitora de varios de mis vástagos, flor pútrida caída del Edén, amada compañera en la destrucción...--recitó mientras esbozaba una sonrisa altanera y perversa, aunque la misma no llegara hasta sus ojos-Alguien no ha aprendido a controlar su preciosa y viperina lengua en todos estos años, por lo que logro apreciar-pausó, antes de enderezarse cual dicta su costumbre-Y temo recordarte que tu comportamiento tampoco es el digno de una mujer que presume su madurez.

Me quedé pálida a punto de contestar a Samael cuando este se fue a hablar con aquella zorra pasando de mi persona, estaba harta que todos me ignorasen. El suelo comenzó a temblar bajo nuestros pies, haciendo que cerrara los puños.

Estoy harta!!! Ya no voy a respetaros mas como os atrevéis?!! - grite asqueada con ellos era lo último que me faltaba ver como se halagaban entre ellos y a mi me dejaban de lado. Al final termine por desaparecer de allí.

Spoiler:

Samael la vio desaparecer hecha una furia, tan sólo elevando una ceja al notar que no había cambiado en nada.

Clavó su bastón en el suelo y esperó a que el temblor pasara, pasando de las palabras berrinchudas y las acciones celosas de Naamah, pensando para su fuero interno que tal vez 'envidia' hubiera sido su mejor descripción'.

-Al parecer, ese dicho mortal de 'un perro viejo no aprende trucos nuevos' no se limita a los humanos-opinó, sacando con elegancia el bastón de la tierra y volviéndose a Lilith mientras acomodaba su cabello.

-De hecho, Lilith, decir malvado es un halago que se queda corto-le contestó-Además, el enfado iracional de Naamah no lo provoqué yo, son sus celos los que la descontrolan-el demonio se alzó de hombros, ignorando las risas descontroladas de Lilith con cejas arqueadas y negaciones con la cabeza-por cierto, mi estimada; alguna idea de lo que se está desarrollando en tierras humanas? fue tanta mi ausencia que creo haberme perdido de mucho

Así que los polluelos estaban involucrados, pensó para sí, ignorando las acciones coquetas de la demonio, volviéndose a contemplarla y avanzando hasta Lilith, tomando asiento en uno de esos tronos de piedra con la espalda recta y la mirada seria, interesada.

-Cuéntame todo lo que sepas, Lilith. ¿Cómo seré capaz de sembrar el caos sino se a lo que me enfrento?-alzó una mano y tomó el mentón ajeno con firmeza, obligando a que la mujer dejara de contemplar sus manos para que cruzara miradas con él-se lo más específica posible. Si sabes detalles, mucho mejor, necesito que me digas todo.

-Endeble?-citó, arqueando una ceja-querida, me ofendes. El que no sea tan físicamente agresivo como tu, no significa que me he contagiado de esa debilidad propia de los que poseen sentimientos. Me decepciona más el que no puedas diferenciar la elegancia y clase de 'ser bueno'. Además...-afiló la mirada, pero no se liberó de las garras de la demonio-información es poder, cariño. Causar caos, miedo y destrucción son labores sencillas para alguien como yo; pero obtener el control y el poder implica paciencia y movimientos astutos. Es como un juego de ajedrez.

El demonio la enfrentó, mostrándose más escéptico que molesto. Tratar de obtener información de alguien tan elegantemente orgullosa como Lilith no había surtido el menor de los efectos.

El demonio se permitió sonreír ante las acciones y palabras de Lilith, elevando ligeramente una de sus comisuras y alzando una ceja elegantemente, examinándola a ella y todo lo que decía sin necesidad de pronunciarlo.

Se acercó a ella con movimientos lentos, elegantes, serpenteantes, cual si se tratara de una sigilosa y letal víbora, dejando que su traje se contonearse a cada paso que daba, dejando que la mujer hablara. Por supuesto que no había olvidado el precio que Lilith cobraba por sus servicios, ya fueran por información ó colaboración; y sinceramente, su comportamiento de femme fatale, cual si fuere la diosa de la muerte, le resultaba imposible de ignorar.

La tomó firmemente por detrás, dejando que uno de sus brazos rodease la esbelta cintura y su mano libre rozara con seductora paciencia el mentón del rostro de la mujer. Arrimando los labios al largo cuello, besó su nuca, dibujando una sonrisa traviesa y cínica al depositar un mordisco lo suficientemente fuerte para dejar en él la marca de su dentadura.

-Por supuesto, Lilith. He requerido tantas veces tus servicios, tu ayuda, tus 'dotes', como para ignorar que debo de pagar por ellos-exhaló pasito, directo en la oreja de la mujer-Planeo comprobar con mis propios ojos el tamaño descomunal de su desastroso juego infantil, pero los grandes logros necesitan una planificación adecuada, un proceso, no se si me explico...-afianzó el agarre de su mano, cepillando con su nariz la piel del hombro de la demonio-Así que, Lilith...¿qué es lo que requieres de esta 'humilde'-escupió con sarcasmo-criatura, hija del caos, el terror y el pecado?-