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Sucio pecador (Libre)
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Sucio pecador (Libre)
Ocurrió cerca de la capilla, justo a las siete de la tarde cuando salió del seminario que se organizaba en uno de los edificios adyacentes, impartido por uno de los viejos obispos con sus blancas ropas y que prefirió da la clase entera en latín. Todos los integrantes de la Iglesia sabían latín, era una de las asignaturas que estudiaba a lo largo de los cinco años de teología. Pero era tan anciano que cuando hablaba, parte de su dentadura postiza asomaba, babeba, sorbía y la volvía a colocar antes de continuar hablando, de tal forma que Jakob solo entendió la mitad de lo que decía, la otra mitad estaba confundida con los sonidos de su lengua contra el paladar y la dentadura que se movía.
Todos le mostraban un profundo respeto al igual que Jakob pero a medida que transcurría las una corriente fría ascendió por su cuerpo, se removió en el incómodo asiento de madera, sus ojos negros y grandes fijos en el obispo, parpadeó, se iba deformando, demacrándose, los dientes se soltaorn de la boca, los ojos se hundieron en sus cuencas y el rostro se arrugó como un pasa. Jakob movió la mano y la guió dentro de su sotana, apretando la pequeña biblia con fuerza, orando en silencio. "Señor, señor no me abandones" Volvió la cabeza hacia ambos lados para ver si sus compañeros veían lo mismo que él pero todos estaban calmados, atendiendo. Volvió la vista y el obispo estaba igual que antes sin los signos de decadencia que Jakob había visto hace unos segundos. Había tenido una visión y sabía lo que significaba, no era la primera vez.
Apretó de nuevo la biblia, jadeando apenas, el obispo avanzó por el pasillo de la clase y se colocó cerca de Jakob, un olor a meados y bilis le golpeó el rostro, manando de aquellas prendas impolutas, asqueado viró el rostro pero una mano rugoso golpeó su mesa.
-¿Está atendiendo?-Jakob se sobresaltó y un leve rubor tiñó sus mejillas.
-Sí, mi señor. Lo siento.-sus dedos temblaron, contiendo el gesto de golpear aquella mano con fuerza, romperle los dedos como si fueran unos palitos secos, era un viejo, seguro que con dos patadas en su cuerpo lo rompería como un muñeco cascado por el uso. Cerró los ojos, se mordió los labios, de nuevo aquellos pensamientos repulsivos lo asaltaban con inusitada ferocidad-Por favor, déjeme ir al servicio-casi no esperó que le diera el consentimiendo y se puso en pie para salir rapidamente del aula.
El obispo termino la clase antes de las siete, frunciendo el ceño, el joven sacerdote que le pidió permiso para salir no había regresado, lo pondría en conocimiento para que fuera amonestado. Salió a las calles, retorcidas y pequeñas del Vaticano, caminando despacio, cuando pasó una esquina, una manos salieron de la oscuridad, lo halaron con brutalidad hacia un callejó y lo tirarón al suelo, antes de que supiera que ocurría, una patada le rompió la nariz y los labios, otra fue a su estómago y la última, la que paró su corazón, se asestó sobre su pecho. Tardó dos minutos exactos en morir, mirando el rostro aniñado y de ojos grandes de su asesino.
Jakob cayó de rodillas junto al cuerpo, cerró los ojos y aferró el crucifijo entre sus dedos, unas lágrimas de sangre brotaron, deslizándose por sus mejillas-soy un pecador, soy un sucio pecador.-se balanceaba de delante hacia atrás y comenzó a golpear su frente contra los adoquines, haciéndose sangre.-soy un pecador, un sucio pecador, señor castígame, quémame..-sus labios rosados y sedosos temblaban.
Todos le mostraban un profundo respeto al igual que Jakob pero a medida que transcurría las una corriente fría ascendió por su cuerpo, se removió en el incómodo asiento de madera, sus ojos negros y grandes fijos en el obispo, parpadeó, se iba deformando, demacrándose, los dientes se soltaorn de la boca, los ojos se hundieron en sus cuencas y el rostro se arrugó como un pasa. Jakob movió la mano y la guió dentro de su sotana, apretando la pequeña biblia con fuerza, orando en silencio. "Señor, señor no me abandones" Volvió la cabeza hacia ambos lados para ver si sus compañeros veían lo mismo que él pero todos estaban calmados, atendiendo. Volvió la vista y el obispo estaba igual que antes sin los signos de decadencia que Jakob había visto hace unos segundos. Había tenido una visión y sabía lo que significaba, no era la primera vez.
Apretó de nuevo la biblia, jadeando apenas, el obispo avanzó por el pasillo de la clase y se colocó cerca de Jakob, un olor a meados y bilis le golpeó el rostro, manando de aquellas prendas impolutas, asqueado viró el rostro pero una mano rugoso golpeó su mesa.
-¿Está atendiendo?-Jakob se sobresaltó y un leve rubor tiñó sus mejillas.
-Sí, mi señor. Lo siento.-sus dedos temblaron, contiendo el gesto de golpear aquella mano con fuerza, romperle los dedos como si fueran unos palitos secos, era un viejo, seguro que con dos patadas en su cuerpo lo rompería como un muñeco cascado por el uso. Cerró los ojos, se mordió los labios, de nuevo aquellos pensamientos repulsivos lo asaltaban con inusitada ferocidad-Por favor, déjeme ir al servicio-casi no esperó que le diera el consentimiendo y se puso en pie para salir rapidamente del aula.
El obispo termino la clase antes de las siete, frunciendo el ceño, el joven sacerdote que le pidió permiso para salir no había regresado, lo pondría en conocimiento para que fuera amonestado. Salió a las calles, retorcidas y pequeñas del Vaticano, caminando despacio, cuando pasó una esquina, una manos salieron de la oscuridad, lo halaron con brutalidad hacia un callejó y lo tirarón al suelo, antes de que supiera que ocurría, una patada le rompió la nariz y los labios, otra fue a su estómago y la última, la que paró su corazón, se asestó sobre su pecho. Tardó dos minutos exactos en morir, mirando el rostro aniñado y de ojos grandes de su asesino.
Jakob cayó de rodillas junto al cuerpo, cerró los ojos y aferró el crucifijo entre sus dedos, unas lágrimas de sangre brotaron, deslizándose por sus mejillas-soy un pecador, soy un sucio pecador.-se balanceaba de delante hacia atrás y comenzó a golpear su frente contra los adoquines, haciéndose sangre.-soy un pecador, un sucio pecador, señor castígame, quémame..-sus labios rosados y sedosos temblaban.
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Re: Sucio pecador (Libre)
Sintió el olor de la sangre como un cosquilleo en la punta de la nariz.Sangre, en el Vaticano. Su excursión en aquél lugar no podría haber sido más divertida, definitivamente.
Se preguntó si debería aparentar ser algo menos inofensivo y rió ligeramente, de todas formas cualquiera que lograse verla se moriría de un susto, probablemente. Llevaba puesto un vestido rojo que delineaba sus curvas y bajaba por sus largas piernas, aunque tenía una ligera abertura en uno de sus lados, permitiéndole más movilidad en caso de que tuviese que huir de algún peligro inesperado…
Caminó deprisa entre las sombras, siguiendo el aroma de la muerte flotando en el aire cuadras abajo. ¿Qué habría ocurrido? ¿Un demonio quizás?
Se paró de pronto caminando sin hacer ruido, acerándose los últimos metros. Había un cuerpo manchado de sangre en el suelo, había sido golpeado hasta la muerte. A su lado había un joven sacerdote sollozando. No era un ser cualquiera, eso era obvio solo viéndolo pero parecía muy afectado.
-¿Tú lo hiciste? –preguntó susurrando, saliendo de entre las sombras, con los labios rojos y los ojos turquesa brillando en las sombras. Se inclinó hacia él y lo observó.
Se preguntó si debería aparentar ser algo menos inofensivo y rió ligeramente, de todas formas cualquiera que lograse verla se moriría de un susto, probablemente. Llevaba puesto un vestido rojo que delineaba sus curvas y bajaba por sus largas piernas, aunque tenía una ligera abertura en uno de sus lados, permitiéndole más movilidad en caso de que tuviese que huir de algún peligro inesperado…
Caminó deprisa entre las sombras, siguiendo el aroma de la muerte flotando en el aire cuadras abajo. ¿Qué habría ocurrido? ¿Un demonio quizás?
Se paró de pronto caminando sin hacer ruido, acerándose los últimos metros. Había un cuerpo manchado de sangre en el suelo, había sido golpeado hasta la muerte. A su lado había un joven sacerdote sollozando. No era un ser cualquiera, eso era obvio solo viéndolo pero parecía muy afectado.
-¿Tú lo hiciste? –preguntó susurrando, saliendo de entre las sombras, con los labios rojos y los ojos turquesa brillando en las sombras. Se inclinó hacia él y lo observó.
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Re: Sucio pecador (Libre)
Jakob estaba encorvado en el suelo, su sotana negra se comenzaba a manchar de sangre en los bordes, el rojo líquido corría entro los adoquines, haciendolos relucientes y el aire comenzaba a impregnarse con el aroma a hierro y mierda, sí, mierda. No era anormal que el momento de la muerte, se aflojaran los efínteres y en este caso el viejo asqueroso se había manchado de marrón su impoluto atuendo mientras agonizaba. No había nada de gloria en la muerte, nada de dignidad, todos morían por igual. Y él, él cuando fallaciera como un perro al que matan por tener la rabia, iría al Infierno, su alma estaba cubierta de pecados, sucios pecados que se arremolinaban una y otra vez. La sola idea de que iría al Hades lo aterrorizaba hasta casi rozar la locura.
-Señor, señor...por favor, perdóname..-la sangre brotaba bajo sus parpados cerrados, coronados de espesas y negras pestañas. Estaba tan ensemismando en su ritual de arrepentimiento que no escuchó los tacones de la mujer que se iba aproximando, guiada por el sutil aroma a muerte que sería un hedor cuando el cuerpo se comenzara a pudrir.
Cuando esuchó la voz que parecía tan dulce como la de un ángel pero a la vez perversa, deliciosa, llena de pecado. Alzó bruscamente su rostro, los ojos eran muy negros, no se distinguia la pupila en ellos, eran brillantes y aterciopelados. El rostro tan juvenil que parecía un muchacho, sus labios rosados se entreabrieron, jadeando, con el pecho estrujado y una mueca de terror y rabia, de desesperación y depravación arrugo sus rasgos finos durantes unos instantes.
-No..no lo maté...no...-pero estaba allí, negó con la cabeza-solo fue mi mano..sola, no mi voluntad..Dios me perdonará, tiene que hacerlo..-de repente se abrazó a una de las largas piernas de ella y apoyó su rostro contra su aterciopelado muslo, aquel que asomaba por la raja del vestido-mátame si eres un ángel, mátame, líberame de este pecado..líberame de mi mismo..mátame..-sus labios tibios, su aliento caliente le recorrió la piel blanca y sedosa, perfumada-te lo suplico..-besó su muslo de forma inconsciente pero al tiempo sus dedos alzaron el crucifijo y lo apretó entre sus dedos con tal fuerza que se hizo sangre, desgarrando la palma de la mano.
-Señor, señor...por favor, perdóname..-la sangre brotaba bajo sus parpados cerrados, coronados de espesas y negras pestañas. Estaba tan ensemismando en su ritual de arrepentimiento que no escuchó los tacones de la mujer que se iba aproximando, guiada por el sutil aroma a muerte que sería un hedor cuando el cuerpo se comenzara a pudrir.
Cuando esuchó la voz que parecía tan dulce como la de un ángel pero a la vez perversa, deliciosa, llena de pecado. Alzó bruscamente su rostro, los ojos eran muy negros, no se distinguia la pupila en ellos, eran brillantes y aterciopelados. El rostro tan juvenil que parecía un muchacho, sus labios rosados se entreabrieron, jadeando, con el pecho estrujado y una mueca de terror y rabia, de desesperación y depravación arrugo sus rasgos finos durantes unos instantes.
-No..no lo maté...no...-pero estaba allí, negó con la cabeza-solo fue mi mano..sola, no mi voluntad..Dios me perdonará, tiene que hacerlo..-de repente se abrazó a una de las largas piernas de ella y apoyó su rostro contra su aterciopelado muslo, aquel que asomaba por la raja del vestido-mátame si eres un ángel, mátame, líberame de este pecado..líberame de mi mismo..mátame..-sus labios tibios, su aliento caliente le recorrió la piel blanca y sedosa, perfumada-te lo suplico..-besó su muslo de forma inconsciente pero al tiempo sus dedos alzaron el crucifijo y lo apretó entre sus dedos con tal fuerza que se hizo sangre, desgarrando la palma de la mano.
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Re: Sucio pecador (Libre)
Lo observó tendido en el suelo como un ángel recién caído. Observó también la sangre cayendo, eran lágrimas de sangre. Pero ese chico no era un vampiro, ¿por qué sangraba? Serían… lo averiguaría más tarde.
-¿Deseas que te mate? –susurró acariciando uno de sus mechones, podía imaginar la sangre brotando por todos lados si le clavaba uno de sus puñales en el pecho, haciendo estallar ese delicado órgano que bombeaba la vida. Lo miró sujetándose de ella, clamando piedad por la muerte como si ella pudiese salvarlo del infierno, que irónico, ella era parte de aquello.
Era atractivo y muy joven pero tenía poder aunque él aún no se había dado cuenta de ello. El horrible olor del cuerpo hizo que arrugara la nariz y atraparían a ese chico en cualquier momento.
Suspiró, lo que estaba pensando era una locura.
-No voy a matarte querido –susurró y le sonrió ligeramente-. Vamos, comenzarán a buscarte. –Lo sostuvo con firmeza para ponerlo de pie, debía darse prisa.
-Escúchame niño, cierra los ojos ¿bueno? –le obligó a permanecer quieto mientras se concentraba en buscar el hotel donde había estado parando sus días de visita allí. Sostuvo al chico sin soltarlo mientras una fuerza invisible los golpeaba al aparecerse en su habitación de hotel. Se recompuso enseguida, ya estaba acostumbrada aunque siempre prefería moverse por otros medios.
La habitación era lujosa, tapizada de rojo oscuro con grandes ventanales que dejaban ver toda la ciudad. Habían dos sillones grandes y una mesa de estar, también una habitación con una cama amplia cubierta de sábanas de seda y un cuarto de baño con una tina bastante grande como para que dos personas pudiesen bañarse allí sin problemas.
Observó a su acompañante, ¿por qué lo había salvado? Porque era un chico interesante y le gustan los misterios. Incluso quizás le haya caído bien.
-¿Deseas que te mate? –susurró acariciando uno de sus mechones, podía imaginar la sangre brotando por todos lados si le clavaba uno de sus puñales en el pecho, haciendo estallar ese delicado órgano que bombeaba la vida. Lo miró sujetándose de ella, clamando piedad por la muerte como si ella pudiese salvarlo del infierno, que irónico, ella era parte de aquello.
Era atractivo y muy joven pero tenía poder aunque él aún no se había dado cuenta de ello. El horrible olor del cuerpo hizo que arrugara la nariz y atraparían a ese chico en cualquier momento.
Suspiró, lo que estaba pensando era una locura.
-No voy a matarte querido –susurró y le sonrió ligeramente-. Vamos, comenzarán a buscarte. –Lo sostuvo con firmeza para ponerlo de pie, debía darse prisa.
-Escúchame niño, cierra los ojos ¿bueno? –le obligó a permanecer quieto mientras se concentraba en buscar el hotel donde había estado parando sus días de visita allí. Sostuvo al chico sin soltarlo mientras una fuerza invisible los golpeaba al aparecerse en su habitación de hotel. Se recompuso enseguida, ya estaba acostumbrada aunque siempre prefería moverse por otros medios.
La habitación era lujosa, tapizada de rojo oscuro con grandes ventanales que dejaban ver toda la ciudad. Habían dos sillones grandes y una mesa de estar, también una habitación con una cama amplia cubierta de sábanas de seda y un cuarto de baño con una tina bastante grande como para que dos personas pudiesen bañarse allí sin problemas.
Observó a su acompañante, ¿por qué lo había salvado? Porque era un chico interesante y le gustan los misterios. Incluso quizás le haya caído bien.
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Re: Sucio pecador (Libre)
Jakob tembló como un ciervo delante de los faros de un coche cuando los dedos de aquella desconocida se metieron entre los sedosos cabellos oscuros que se arremolinaron en torno a sus dedos, cerró los ojos, escuchando sus palabras, escuchando el timbre oscura que había en ella. Estaba acostumbrando a mostrarse dócil con las mujeres porque toda su infancia había transcurrido en un convento de monjas donde se le castigaba físicamente por cualquier minúculo erros, se acostumbró a mostrarse servil, a agachar la cabeza una y otra vez hasta que creían haber doblegado su orgullo o la mácula que lo marcaba desde su nacimiento. Pero percibía algo en ella, algo que lo asqueaba y al tiempo lo atraia, tentacion y repulsión, siempre iban de la mano para él.
Sintió que lo alzaba, con facilidad, para ser una simple femina poseía fuerza. No se atrevió a abriri sus ojos, no quería ver como el rostro de ella se desfiguraba ante su vista porque entonces...porque entonces tendría que sacrificarla como había sacrificado a aquel obispo, su muerte estaba señalada desde que Jakob entró en el seminario. Su mente estaba nublada, rezaba salmos, palabras incoherentes y sintió que todo su cuerpo era mecido cuando ella ejerció su poder, aquella vibración que lo sacudió, lo puso de nuevo de rodillas en el suelo, los oscuros cabellos se apretaron contra su rostro y poco a poco abrió los ojos para mirar en torno suyo.
Sus labios estaban blancos, su rostro ensangrentado, sus dedos aun apretaban el crucifijo-señor..díos mío..-poco a poco se puso en pie, mareado, quería abrirse la piel con su látigo, quería azotarse a si mismo. No sabía que era ella, era hermosa, quizás un delirio como otros tanto que tenía o quizás una oscura realidad. Dio un paso hacia ella mientras se volvía a colocar el crucifijo en torno a su cuello donde destacaba su alzacuellos que lo señalaba como cura.
-¿No vas a castigarme?-había anhelo, anhelo en su voz-debes...debo...-estiró sus manos y cogió las suyas, mirando sus ojos de tan extraño color-por favor...debo...-no podía seguir sin su ritual de expiación de pecado. Alzó los dedos que estaban manchados de rojo y se quitó el alzacuellos, luego comenzó a abrirse la sotana, mostrando su pecho terso y lampiño-azótame....-no sabía si era demonio o no..no sabía nada de ella.
Sintió que lo alzaba, con facilidad, para ser una simple femina poseía fuerza. No se atrevió a abriri sus ojos, no quería ver como el rostro de ella se desfiguraba ante su vista porque entonces...porque entonces tendría que sacrificarla como había sacrificado a aquel obispo, su muerte estaba señalada desde que Jakob entró en el seminario. Su mente estaba nublada, rezaba salmos, palabras incoherentes y sintió que todo su cuerpo era mecido cuando ella ejerció su poder, aquella vibración que lo sacudió, lo puso de nuevo de rodillas en el suelo, los oscuros cabellos se apretaron contra su rostro y poco a poco abrió los ojos para mirar en torno suyo.
Sus labios estaban blancos, su rostro ensangrentado, sus dedos aun apretaban el crucifijo-señor..díos mío..-poco a poco se puso en pie, mareado, quería abrirse la piel con su látigo, quería azotarse a si mismo. No sabía que era ella, era hermosa, quizás un delirio como otros tanto que tenía o quizás una oscura realidad. Dio un paso hacia ella mientras se volvía a colocar el crucifijo en torno a su cuello donde destacaba su alzacuellos que lo señalaba como cura.
-¿No vas a castigarme?-había anhelo, anhelo en su voz-debes...debo...-estiró sus manos y cogió las suyas, mirando sus ojos de tan extraño color-por favor...debo...-no podía seguir sin su ritual de expiación de pecado. Alzó los dedos que estaban manchados de rojo y se quitó el alzacuellos, luego comenzó a abrirse la sotana, mostrando su pecho terso y lampiño-azótame....-no sabía si era demonio o no..no sabía nada de ella.
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Re: Sucio pecador (Libre)
Lo observó por un momento antes de sonreír con diversión, deseaba ser castigado. Alzó una ceja y sin decir palabra lo tomó por las muñecas haciendo que caminara tras ella hacia la habitación.
Las sábanas rojas de la cama eran una tentación irresistible, pero esta vez ella le daría un uso mejor. Chasqueó los dedos y con una sonrisa apareció un reluciente juego de esposas para sujetarlo al marco de la cama.
Él quería un castigo y ella le daría ese placer.
-Cumpliré tus deseos cariño –susurró con voz grave y profunda mientras hacía aparecer un látigo negro. Observó su pecho desnudo y el resplandor de aquella cruz que pronto estaría manchada de sangre.
El primer latigazo llegó sin aviso, lamiendo la piel suave y dejando una marca rojiza que pronto sería morada. El segundo aumentó en fuerza e intensidad marcando lado a lado su piel. Continuó azotan una y otra vez, observándolo sin inmutarse, dejando que él probara un poco de su oscuridad.
Hilos de sangre recorrieron su pecho dejando la piel al rojo vivo, pero dio unos latigazos más observando su resistencia, dejando que se calmara antes de soltar las esposas y dejar que cayese sobre la suavidad de la seda roja que ahora se mezclaba con su sangre.
Las sábanas rojas de la cama eran una tentación irresistible, pero esta vez ella le daría un uso mejor. Chasqueó los dedos y con una sonrisa apareció un reluciente juego de esposas para sujetarlo al marco de la cama.
Él quería un castigo y ella le daría ese placer.
-Cumpliré tus deseos cariño –susurró con voz grave y profunda mientras hacía aparecer un látigo negro. Observó su pecho desnudo y el resplandor de aquella cruz que pronto estaría manchada de sangre.
El primer latigazo llegó sin aviso, lamiendo la piel suave y dejando una marca rojiza que pronto sería morada. El segundo aumentó en fuerza e intensidad marcando lado a lado su piel. Continuó azotan una y otra vez, observándolo sin inmutarse, dejando que él probara un poco de su oscuridad.
Hilos de sangre recorrieron su pecho dejando la piel al rojo vivo, pero dio unos latigazos más observando su resistencia, dejando que se calmara antes de soltar las esposas y dejar que cayese sobre la suavidad de la seda roja que ahora se mezclaba con su sangre.
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Re: Sucio pecador (Libre)
El castigo no era algo que hubiera surgido en su vida adulta, de hecho había estado presente toda su vida, desde su más tierna infancia, ser castigado había pasado a ser parte de la rutina, no podía proseguir si no sufría dolor de alguna de las maneras. Una mala acción llevaba aparejada una mala consecuencia, eso estaba grabado a fuego en su cerebro y provocaba la reacción que lo llevaba a purificarse vertiendo la sangre. Pero algo que no estaba previsto mientras su cuerpo maduraba, pasando de la niñez a la adolescencia, mientras sufría, mientras su cuerpo agonizaba bajo el peso de los azotes o del látigo, él comenzó a disfrutar aun sintiendo dolor...¿un mecanismo de defensa de su cerebro? lo cierto es que no lo sabía, simplemente ocurría igual que cuando mataba.
El látigo abría la carne de su pecho, tierna, firma, los pectorales con sus pezones erectos se agitaron cuando fueron sacudidos por la punta de aquella arma o instrumento del placer, segun se mirara. Jakob se sostuvo sobre sus pies, mirando a aquella mujer con sus negros ojos, las pupilas estaban muy dilatadas pero era imposible apreciarlo en la oscuridad de sus orbes. Jadeos cada vez más acariciantes fueron manando de sus labios hasta que la sangre salpicó su rostro, sus tersos hombros y el plano y marcado vientre.
Cerró los ojos y movió sus perfilados labios-señor...señor...-susurró, no había ni principio ni final para su perversidad, para su mal...y él deseaba tanto ser inocente pero era imposible, llevaba la marca de su nacimiento. Y aquella mujer dudaba que fuera una santa, ha Díos, por qué ponías todas aquellas pruebas en su camino pero ahora no podía pensar que estuviera con una pecadora mayor que él mismo, ahora solo importaba su castigo.
Cuando abrió las esposas, cayó entre las sábanas rojas que simulaban un mar de sangre sedosa. Jadeaban, con la cabeza echada hacia atrás y sus labios entreabiertos, notando que los regueros de sangre corrían por su pecho, ensuciando la tela que lo rodeaba como un nicho escarlata-era esto justo lo que necesitaba, el pecado debe lavarse con sangre..-ladeó el rostro hacia ella, el perfil era fino y así se veía más juvenil todavía, con los oscuros cabellos adhiriendose a sus mejillas.-¿Quién eres?-era indudable que había algo en ella...algo perverso, peligroso.
El látigo abría la carne de su pecho, tierna, firma, los pectorales con sus pezones erectos se agitaron cuando fueron sacudidos por la punta de aquella arma o instrumento del placer, segun se mirara. Jakob se sostuvo sobre sus pies, mirando a aquella mujer con sus negros ojos, las pupilas estaban muy dilatadas pero era imposible apreciarlo en la oscuridad de sus orbes. Jadeos cada vez más acariciantes fueron manando de sus labios hasta que la sangre salpicó su rostro, sus tersos hombros y el plano y marcado vientre.
Cerró los ojos y movió sus perfilados labios-señor...señor...-susurró, no había ni principio ni final para su perversidad, para su mal...y él deseaba tanto ser inocente pero era imposible, llevaba la marca de su nacimiento. Y aquella mujer dudaba que fuera una santa, ha Díos, por qué ponías todas aquellas pruebas en su camino pero ahora no podía pensar que estuviera con una pecadora mayor que él mismo, ahora solo importaba su castigo.
Cuando abrió las esposas, cayó entre las sábanas rojas que simulaban un mar de sangre sedosa. Jadeaban, con la cabeza echada hacia atrás y sus labios entreabiertos, notando que los regueros de sangre corrían por su pecho, ensuciando la tela que lo rodeaba como un nicho escarlata-era esto justo lo que necesitaba, el pecado debe lavarse con sangre..-ladeó el rostro hacia ella, el perfil era fino y así se veía más juvenil todavía, con los oscuros cabellos adhiriendose a sus mejillas.-¿Quién eres?-era indudable que había algo en ella...algo perverso, peligroso.
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Re: Sucio pecador (Libre)
Sus ojos turquesa refulgieron y sonrió con suavidad observándolo. El cuerpo bien formado del muchacho estaba cubierto de sangre, junto con las sábanas y su cabello se pegaba a su piel dándole el aspecto de un querubín. Un ángel recién caído.
Ignoró la pregunta y apartó un mechón de su cabello con suavidad.
-Me pareces terriblemente interesante –susurró sensual tan cerca de él que sus narices casi se rozaban-. Podría matarte o simplemente haber dejado que te encontraran, pero creo que me simpatizas, niño y eso no ocurre muy seguido –exhaló un suspiro con los ojos clavados en los suyos.
-No quiero hacerte daño, dime ¿cómo te llamas? –desvió la mirada solo un momento para observar sus heridas, solo eran superficiales así que podía dejar la curación para un rato más.
Ignoró la pregunta y apartó un mechón de su cabello con suavidad.
-Me pareces terriblemente interesante –susurró sensual tan cerca de él que sus narices casi se rozaban-. Podría matarte o simplemente haber dejado que te encontraran, pero creo que me simpatizas, niño y eso no ocurre muy seguido –exhaló un suspiro con los ojos clavados en los suyos.
-No quiero hacerte daño, dime ¿cómo te llamas? –desvió la mirada solo un momento para observar sus heridas, solo eran superficiales así que podía dejar la curación para un rato más.
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Re: Sucio pecador (Libre)
Jakob se tocó el pecho, las yemas de sus dedos se cubrieron de rojo, de su sangra, sus aterciopelados ojos se quedaron fijos en ella, olvidando la presencia de ella por unos segundos, la sangre siempre estaría presente a lo largo de toda su vida, le recordaba todos los pecados que pesaban a su espalda, que los lastrarían hasta el mismo Infierno, en el fondo lo sabía, sabía que tarde o tempreno estaría en el Hades, más miedo y terror que se acumulaban dentro de su mente inestable.
La voz aterciopela y endulzuda de la mujer se coló en su cabeza y logró que alzara la vista para de nuevo centrarce en ella, comprediendo sus palabras aunque a veces todo dejaba de tener sentido para él después de recibir sus azotes. Era cierto que podría habler entregado pero en vez de ello lo había llevado hasta aquel lugar, escondiéndolo temporalmente, esperando que pasaran los problemas y además lo azotó con placer...no, no era un ángel, un estremecimiento entre placer y repulsión lo recorrió cuando ella se aproximó, pudo oler su perfume.
-Jakob, Jakob Volkob-su voz fue suave y de repente sintió pudo, se subió la sotana para cubru su pecho desnudo, aunque la tela se manchó con la sangre, empapandose-y usted...?-inclinó la cabeza, rezando quizás, puede que fuera un ángel, tontamente quería creer eso.
La voz aterciopela y endulzuda de la mujer se coló en su cabeza y logró que alzara la vista para de nuevo centrarce en ella, comprediendo sus palabras aunque a veces todo dejaba de tener sentido para él después de recibir sus azotes. Era cierto que podría habler entregado pero en vez de ello lo había llevado hasta aquel lugar, escondiéndolo temporalmente, esperando que pasaran los problemas y además lo azotó con placer...no, no era un ángel, un estremecimiento entre placer y repulsión lo recorrió cuando ella se aproximó, pudo oler su perfume.
-Jakob, Jakob Volkob-su voz fue suave y de repente sintió pudo, se subió la sotana para cubru su pecho desnudo, aunque la tela se manchó con la sangre, empapandose-y usted...?-inclinó la cabeza, rezando quizás, puede que fuera un ángel, tontamente quería creer eso.
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Re: Sucio pecador (Libre)
-Jacob –pronunció cada letra de su nombre y sonrió. No sabía por qué hacía esto, salvar a un humano era una tontería, especialmente para alguien como ella, pero estaba acostumbrada a hacer lo que le pareciese más interesante-. Puedes llamarme Angie.
Observó cómo se cubría y lo contrariado que parecía.
-No voy a violarte –dijo con voz divertida y suspiró-. ¿Vas a aceptar mi ayuda? ¿O prefieres ser torturado por el Vaticano? –lo observó con seriedad y se sentó sobre la cama a su lado-. Ya no perteneces allí, en realidad creo que nunca lo hiciste, ¿por qué sigues negándote a tu naturaleza? –observó sus ojos y su juventud.
Vio las manchas rojas de la sangre traspasar la tela de su antigua sotana y negó con la cabeza.
-Vamos, necesitas un baño ¿está bien? –le ayudó a ponerse de pie, podía caminar así que lo dejó en el umbral de la puerta mientras abría las llaves de la gran bañera que se encontraba en medio de un baño bastante grande. Pronto todo se llenó de vapor haciendo que el cabello se pegara a su frente el agua olía suavemente a flores, su cabello suelto onduló sobre su espalda mientras caminaba hacia él.
Es probable que el chico le tuviese miedo, en otras circunstancias se hubiese burlado, pero no conseguiría nada bueno de eso, así que se limitó a ayudarle a acercarse a la bañera. Le quitó con suavidad la tela de la sotana que ahora estaba cubierta de sangre. Arrugó la nariz al ver la cruz en medio de su pecho, no terminó de sacarle la ropa pero sí se llevó la sotana y la dejó en un canasto pequeño a un lado de la puerta y salió de la habitación sin decir nada más.
Observó cómo se cubría y lo contrariado que parecía.
-No voy a violarte –dijo con voz divertida y suspiró-. ¿Vas a aceptar mi ayuda? ¿O prefieres ser torturado por el Vaticano? –lo observó con seriedad y se sentó sobre la cama a su lado-. Ya no perteneces allí, en realidad creo que nunca lo hiciste, ¿por qué sigues negándote a tu naturaleza? –observó sus ojos y su juventud.
Vio las manchas rojas de la sangre traspasar la tela de su antigua sotana y negó con la cabeza.
-Vamos, necesitas un baño ¿está bien? –le ayudó a ponerse de pie, podía caminar así que lo dejó en el umbral de la puerta mientras abría las llaves de la gran bañera que se encontraba en medio de un baño bastante grande. Pronto todo se llenó de vapor haciendo que el cabello se pegara a su frente el agua olía suavemente a flores, su cabello suelto onduló sobre su espalda mientras caminaba hacia él.
Es probable que el chico le tuviese miedo, en otras circunstancias se hubiese burlado, pero no conseguiría nada bueno de eso, así que se limitó a ayudarle a acercarse a la bañera. Le quitó con suavidad la tela de la sotana que ahora estaba cubierta de sangre. Arrugó la nariz al ver la cruz en medio de su pecho, no terminó de sacarle la ropa pero sí se llevó la sotana y la dejó en un canasto pequeño a un lado de la puerta y salió de la habitación sin decir nada más.
Invitado- Invitado
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Jue Mayo 24, 2018 10:09 am por Kenneth Shaw
» Disenchanted [Adrian]
Jue Mayo 24, 2018 7:15 am por Kenneth Shaw
» Links caídos.
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