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Tokio; Rojo y Verde (Priv)
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Tokio; Rojo y Verde (Priv)
Aren jadeaba, el aliento salia expelido entre sus labios, entrecortadamente, mientras su pecho moreno, sobre el cual descansaba el escarabajo de oro y turquesa, subía y bajaba bajo la prenda de estilo japonés que vestía, una simple yukata negro que halló entre los restos de unas de las derruídas tiendas de Shibuya. Bajó los ojos, verdes, intensos, que variaban sutilmente de tonalidad como el revés de las hojas cuando son traspasadas por los rayos de sol. Y de la misma forma que el color de sus orbes variaban, lo hacía el aroma que desprendía, ahora a madreselva, entre excitación y cólera. Movió la mano, poco a poco y fue sacando la raiz que hundió en el cuerpo del demonio que estaba a sus pies, había atravesado el grueso caparazón de aquella criatura, de hecho de todas las criaturas que lo rodeaban, una selva había brotando en medio del corazón del antiguo barrio comercial japonés. Una explosión de magía de Aren, que se manifestaba de aquella forma viva.
Aren había viajado hasta aquella isla, de nuevo, cuando entró en contacto con la senda de Lilith, en uno de sus momentos de meditación profunda, le parecío sentir el latido de energía de su padre, su magía. Todos los hechiceros de la senda de la diosa estaban conectados los unos a los otros puesto que bebían de la misma fuente de poder. Por supuesto, tuvo que hacer uso de sus recursos, a veces le costaba centrar la mente, desde la muerte de su segunda esposa, sentía que cada vez estaba más disperso, le costaba centrarse en aquel mundo que se iba a la mierda. Demios y ángeles, humanos, cada vez más los veía como hierbajos a los cuales arrancar, se sentía menos mortal.
No usó la magía para viajar, se las arregló para que lo llevara un barco de contrabandistas, al capitán era adicto a las drogas y Aren tenía a disposición todo el mundo vegetal, fue sencillo hacer crecer una variante de la planta de cocaína pero más adictiva y que creaba ilusiones oníricas, el hombre se dio por satisfecho aunque intentó llevarse el hechicero a la cama, Aren se rió en su cara por su atrevimiento y le dobló la dosis, al paso que consumía moriría en unos meses. Lo dejaron en la bahía de Tokio. La ciudad estaba medía derruída, tampoco los japoneses escaparon a la guerra y aunque estaban intentando otra vez alzarse, aquello estaba infectado de demonios y otras criaturas.
Siguió el rastro de su padre..pero aquello solo lo condujo a un nido de demonios escorpión. Eran criaturas mitad hombre mitad insectos, los rostros con seis pares de pequeños ojos negros, mandíbulas salientes y una cola de escorpión que emergía de sus espaldas, la piel dura y negra. Aren solía evitar los enfrentamientos pero aquellos seres lo atacaron y entonces no hubo más remedio, se defendión. Invocó a las raíces que estaban bajo el mismo asfalto y estas emergieron como enormes tentáculos para atacar a los demonios, unas criaturas de bajo rango poco podían hacer contra él.
Ahora todo parecía un enorme bosque, flores exóticas que hacían manar perfumes densos en el aire, estaban brotando por todos lados y la hierba crecía en todas direcciones, llegando a cubrir las misma paredes de las casas. Aren posó los ojos en una de las criaturas, era el más grande, frunció el ceño, en una de las manos con garras, tenía un cofre oscuro y labrado. Se acercó al cadaver, iba descalzo como era su costumbre, se inclinó y lo cogió, observando los símbolos y su ceño se hundió más profundamente.
-Era un maldito mensajero.-aquel demonio muerto era el mensajero, seguramente de algún noble infernal-he matado a un maldito mensajero demoníaco-La curiosidad era más fuerte que él, demasiado para evitar la tentación. Abrio el pequeño arcón y extrajo algo que parecía un sello, observó la figura dibujada, una rata rodeada de cadáveres-Peste...-susurró, entre sus dedos, en aquel mismo momento, sostenía uno de los cuatro sellos de los jinetes del Apocalipsis.
Aren había viajado hasta aquella isla, de nuevo, cuando entró en contacto con la senda de Lilith, en uno de sus momentos de meditación profunda, le parecío sentir el latido de energía de su padre, su magía. Todos los hechiceros de la senda de la diosa estaban conectados los unos a los otros puesto que bebían de la misma fuente de poder. Por supuesto, tuvo que hacer uso de sus recursos, a veces le costaba centrar la mente, desde la muerte de su segunda esposa, sentía que cada vez estaba más disperso, le costaba centrarse en aquel mundo que se iba a la mierda. Demios y ángeles, humanos, cada vez más los veía como hierbajos a los cuales arrancar, se sentía menos mortal.
No usó la magía para viajar, se las arregló para que lo llevara un barco de contrabandistas, al capitán era adicto a las drogas y Aren tenía a disposición todo el mundo vegetal, fue sencillo hacer crecer una variante de la planta de cocaína pero más adictiva y que creaba ilusiones oníricas, el hombre se dio por satisfecho aunque intentó llevarse el hechicero a la cama, Aren se rió en su cara por su atrevimiento y le dobló la dosis, al paso que consumía moriría en unos meses. Lo dejaron en la bahía de Tokio. La ciudad estaba medía derruída, tampoco los japoneses escaparon a la guerra y aunque estaban intentando otra vez alzarse, aquello estaba infectado de demonios y otras criaturas.
Siguió el rastro de su padre..pero aquello solo lo condujo a un nido de demonios escorpión. Eran criaturas mitad hombre mitad insectos, los rostros con seis pares de pequeños ojos negros, mandíbulas salientes y una cola de escorpión que emergía de sus espaldas, la piel dura y negra. Aren solía evitar los enfrentamientos pero aquellos seres lo atacaron y entonces no hubo más remedio, se defendión. Invocó a las raíces que estaban bajo el mismo asfalto y estas emergieron como enormes tentáculos para atacar a los demonios, unas criaturas de bajo rango poco podían hacer contra él.
Ahora todo parecía un enorme bosque, flores exóticas que hacían manar perfumes densos en el aire, estaban brotando por todos lados y la hierba crecía en todas direcciones, llegando a cubrir las misma paredes de las casas. Aren posó los ojos en una de las criaturas, era el más grande, frunció el ceño, en una de las manos con garras, tenía un cofre oscuro y labrado. Se acercó al cadaver, iba descalzo como era su costumbre, se inclinó y lo cogió, observando los símbolos y su ceño se hundió más profundamente.
-Era un maldito mensajero.-aquel demonio muerto era el mensajero, seguramente de algún noble infernal-he matado a un maldito mensajero demoníaco-La curiosidad era más fuerte que él, demasiado para evitar la tentación. Abrio el pequeño arcón y extrajo algo que parecía un sello, observó la figura dibujada, una rata rodeada de cadáveres-Peste...-susurró, entre sus dedos, en aquel mismo momento, sostenía uno de los cuatro sellos de los jinetes del Apocalipsis.
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Re: Tokio; Rojo y Verde (Priv)
Ya tenia rondando diversos lugares el suficiente tiempo como para empezar a desesperarme pero decidi no hacerlo, hayaria una pronta solucion la cual nos beneficiaria a mas de uno maximizando nuestro logro en parte del poco mundo existente.
Me había movilizado desde los infiernos por toda la asquerosa tierra para al fin escuchar que el pedido que los caidos esperabamos se habia perpido en algun lugar, lo peor del caso no radicaba en eso si no que el mensajero habia sido un demonio de bajo rango santa cruces a quien se le ocurrio hacer semejante estupides, minimo un ejercito de estos u dos de medio nivel, seguramente al comerciante inicial lo veria en el infierno para pagar ese error que nos costaria mucho mas tiempo de lo estipulado.
Al saber la noticia me encamine siguiendo el rastro de su poder siendo este forjado especialmente en el hades desde sus inicios, pero al estar en su caja no podia sentirlo, la caja le brindaba una protección a cualquier magia u don, aun así no me rendi y segui el trayecto que para según muchos era el mensajero de una simple carta a algun ser inexistente.
El camino se volvia tosco lleno de penunbras y muertos -genial- gruñi para mi, el tiempo se agotaba y solo sentia almas en pena a mi espera para darle una liberación al mundo real, tenia que actuar rapido antes de dar mi retirada y empezar en la busqueda de otro sello que podria punto final al reino de dios.
Mi resignación empezaba a mostrarse cuando me incline por motivación propia revisar gran parte de asia, quizas una de las grandes potencias residenciadas allí tendría algo que ver. Me decline por tokio en donde las cosas tenian una cara mas aspera a las demas, negue para mi mismo caminando atraves de las ruinas cuando de repente senti un enorme torbellino de poder -la caja- musite ajilizando a localizarla estando seguro que no estaria muy lejos, algun idiota ozó a abrirla dejando gran parte de su energia fluir.
Al localizarla me desvanezi apareciendo entre las sombras carca del nuevo portador, lo mire con sopeso detallando la escena brevemente en cuestiones de segundo, el demonio muerto y un brujo con el sello en sus manos; me puse con la guardia alta; en estos tiempo nunca se sabria quien era quien -que lindo detalle has encotrado- pronuncie mis palabras en tono leve de seguridad a la espera de una respuesta concreta.
Me había movilizado desde los infiernos por toda la asquerosa tierra para al fin escuchar que el pedido que los caidos esperabamos se habia perpido en algun lugar, lo peor del caso no radicaba en eso si no que el mensajero habia sido un demonio de bajo rango santa cruces a quien se le ocurrio hacer semejante estupides, minimo un ejercito de estos u dos de medio nivel, seguramente al comerciante inicial lo veria en el infierno para pagar ese error que nos costaria mucho mas tiempo de lo estipulado.
Al saber la noticia me encamine siguiendo el rastro de su poder siendo este forjado especialmente en el hades desde sus inicios, pero al estar en su caja no podia sentirlo, la caja le brindaba una protección a cualquier magia u don, aun así no me rendi y segui el trayecto que para según muchos era el mensajero de una simple carta a algun ser inexistente.
El camino se volvia tosco lleno de penunbras y muertos -genial- gruñi para mi, el tiempo se agotaba y solo sentia almas en pena a mi espera para darle una liberación al mundo real, tenia que actuar rapido antes de dar mi retirada y empezar en la busqueda de otro sello que podria punto final al reino de dios.
Mi resignación empezaba a mostrarse cuando me incline por motivación propia revisar gran parte de asia, quizas una de las grandes potencias residenciadas allí tendría algo que ver. Me decline por tokio en donde las cosas tenian una cara mas aspera a las demas, negue para mi mismo caminando atraves de las ruinas cuando de repente senti un enorme torbellino de poder -la caja- musite ajilizando a localizarla estando seguro que no estaria muy lejos, algun idiota ozó a abrirla dejando gran parte de su energia fluir.
Al localizarla me desvanezi apareciendo entre las sombras carca del nuevo portador, lo mire con sopeso detallando la escena brevemente en cuestiones de segundo, el demonio muerto y un brujo con el sello en sus manos; me puse con la guardia alta; en estos tiempo nunca se sabria quien era quien -que lindo detalle has encotrado- pronuncie mis palabras en tono leve de seguridad a la espera de una respuesta concreta.
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Re: Tokio; Rojo y Verde (Priv)
(Lamento la tardanza, estudio para el examen del carnet de conducir)
Aren estaba estudiando el sello que tenía entre sus dedos, no era ningún idiota, se percataba que de no ser por la magía que ahora mismo envolvía todo su cuerpo, aquel objeto lo habría pulverizado al instante de tocarlo, no estaba hecho para ser tocado por simples manos mortales. Cada jinete tenía su sello pero lo curioso de todos ellos es que adoptaban formas diferente, podría ser desde una simple pulsera hasta una espada, el sello adaptaba al depositario final, a quien sería su amo y despertaba el poder en él, uniéndose al jinete. Ahora poseía aquella forma pero pudiera ser que variara en cuanto encontrara a su elegido. ¿Qué hacia el sello de peste en manos de los demonios? no eran reliquias ni del cielo ni de la tierra aunque algunos ángeles en tiempos pasados se encargaron de ocultarlos, era evidente que semejante esfuerzo no fue suciente, alli estaba la prueba.
Sabía que dos de los jinetes ya estaban despiertos, cosncientes, sentía su presencia en el mundo, si los otros dos se despertaban o se reencarnaban estaría más cerca del Apocalipsis. Pudiera ser que aquel sello estuviera en manos de los demonios por esa misma razón, buscaban al tercer jinete. Frunció el ceño, apretando apenas sus labios, él no había tomado partido por nadie pero tampoco deseaba el fin de aquel mundo, en realidad lo único que ansiaba en el fondo de su corazón es que toda forma de vida que contaminaba a la misma naturaleza fuera erradicada.
Un leve vapor comenzó a elevarse de sus dedos, aquel sello quemaba, quemaba mucho y parecia latir entre sus dedos. Sintió una perturbación de poder, dentro de aquella enorme catedral verde de ramas y flores exóticas que lo rodeaban, algo estaba acercándose. Se giró cuando escuchó la voz, despacio, parte de su yukata negro estaba abierto, mostrando su pecho moreno y terso, sus ojos emeraldas, brillantes e intensos se posaron en el hombre que estaba apenas unos metros. Que su apareciencia no lo engañara, poseía poder...mucho.
Jugó con el sello entre sus dedos aunque le estuviera ardiendo la piel a cada segundo-¿Te gusta?-lo escrutó, midiéndolo-No eres un jinete, el sello habría cambiado de forma en tu presencia..-meditó.-sacia mi curiosidad, desconocido, ¿qué hacía un demonio con esto?-maldita fuera la curiosidad de todos los hechiceros, quizás de sus pocos ragos humanos que no habia logrado cambiar ni suprimir.
Aren estaba estudiando el sello que tenía entre sus dedos, no era ningún idiota, se percataba que de no ser por la magía que ahora mismo envolvía todo su cuerpo, aquel objeto lo habría pulverizado al instante de tocarlo, no estaba hecho para ser tocado por simples manos mortales. Cada jinete tenía su sello pero lo curioso de todos ellos es que adoptaban formas diferente, podría ser desde una simple pulsera hasta una espada, el sello adaptaba al depositario final, a quien sería su amo y despertaba el poder en él, uniéndose al jinete. Ahora poseía aquella forma pero pudiera ser que variara en cuanto encontrara a su elegido. ¿Qué hacia el sello de peste en manos de los demonios? no eran reliquias ni del cielo ni de la tierra aunque algunos ángeles en tiempos pasados se encargaron de ocultarlos, era evidente que semejante esfuerzo no fue suciente, alli estaba la prueba.
Sabía que dos de los jinetes ya estaban despiertos, cosncientes, sentía su presencia en el mundo, si los otros dos se despertaban o se reencarnaban estaría más cerca del Apocalipsis. Pudiera ser que aquel sello estuviera en manos de los demonios por esa misma razón, buscaban al tercer jinete. Frunció el ceño, apretando apenas sus labios, él no había tomado partido por nadie pero tampoco deseaba el fin de aquel mundo, en realidad lo único que ansiaba en el fondo de su corazón es que toda forma de vida que contaminaba a la misma naturaleza fuera erradicada.
Un leve vapor comenzó a elevarse de sus dedos, aquel sello quemaba, quemaba mucho y parecia latir entre sus dedos. Sintió una perturbación de poder, dentro de aquella enorme catedral verde de ramas y flores exóticas que lo rodeaban, algo estaba acercándose. Se giró cuando escuchó la voz, despacio, parte de su yukata negro estaba abierto, mostrando su pecho moreno y terso, sus ojos emeraldas, brillantes e intensos se posaron en el hombre que estaba apenas unos metros. Que su apareciencia no lo engañara, poseía poder...mucho.
Jugó con el sello entre sus dedos aunque le estuviera ardiendo la piel a cada segundo-¿Te gusta?-lo escrutó, midiéndolo-No eres un jinete, el sello habría cambiado de forma en tu presencia..-meditó.-sacia mi curiosidad, desconocido, ¿qué hacía un demonio con esto?-maldita fuera la curiosidad de todos los hechiceros, quizás de sus pocos ragos humanos que no habia logrado cambiar ni suprimir.
Invitado- Invitado
Re: Tokio; Rojo y Verde (Priv)
Los jinetes bagaban sin condición alguna me habia tocado con uno pero parecia no tener especial interes en cumplir la funsión por la cual fueron creados y liberados en esta epoca tan importante de la tierra, que ineptos, haria lo que ellos no habian mientras buscaba obtener algunos sellos, el restante de ellos vendria pronto y el caos seria el final de esta asquerosa tierra decierta de las verdaderas importancias se habia desvanecido haciendo complaciencia a cada ser que se creia superior al otro. El infierno tendria nuevo lugar sin humanos ni raza debil alguna, algunas cosas mejorarian y otras serian perfectas.
Todo se volvia tosco con gran osadia el brujo tenia el sello en sus manos y sin un jineete a la vista tendria que utilizar algo mas que solo las leyendas o verdades para poder obtenerlo en su respectivo lugar.
-Claro que me gusta, me pertenece hechicero y lo deseo de regreso- sopese mis palabras sin quitarle la vista de encima, ahora cualquier cosa se podria decir por el solo hecho que la caja estaba encantada no con el mismo nivel de magia que poseia el anilo pero lo volvia inestable -Veras no hace falta ninguna magia para hacerlo cambiar y no cambia a su forma orijinar por que lo desestabilizas con tu campo de fuerza personal mas la energia que no regula la caja, eso no es un juguete asi que regresamelo -fruncí el seño mirandole empezaba a ser molesto preguntando lo que quizas ya sabria. -no has escuchado que la curiosidad mato al gato, los tiempos cambian pero las lecciones perduran, son.. trasnsendentales o eso dicen los ineptos humanos -rei burlonamente no iba a responder su pregunta retorica, era evidente que deseaba saber mas de lo que le convenia por su seguridad -entonces por lo menos me diras tu nombre hechizero?- pregunte asechando a mi adversario de forma distinta.
Todo se volvia tosco con gran osadia el brujo tenia el sello en sus manos y sin un jineete a la vista tendria que utilizar algo mas que solo las leyendas o verdades para poder obtenerlo en su respectivo lugar.
-Claro que me gusta, me pertenece hechicero y lo deseo de regreso- sopese mis palabras sin quitarle la vista de encima, ahora cualquier cosa se podria decir por el solo hecho que la caja estaba encantada no con el mismo nivel de magia que poseia el anilo pero lo volvia inestable -Veras no hace falta ninguna magia para hacerlo cambiar y no cambia a su forma orijinar por que lo desestabilizas con tu campo de fuerza personal mas la energia que no regula la caja, eso no es un juguete asi que regresamelo -fruncí el seño mirandole empezaba a ser molesto preguntando lo que quizas ya sabria. -no has escuchado que la curiosidad mato al gato, los tiempos cambian pero las lecciones perduran, son.. trasnsendentales o eso dicen los ineptos humanos -rei burlonamente no iba a responder su pregunta retorica, era evidente que deseaba saber mas de lo que le convenia por su seguridad -entonces por lo menos me diras tu nombre hechizero?- pregunte asechando a mi adversario de forma distinta.
Invitado- Invitado
Re: Tokio; Rojo y Verde (Priv)
El sello continuaba ardiendo entre los dedos de Aren parecía que la presencia de aquel demonio avivaba su poder, los dedos del hechicero humeaban, volutas de humo se desprendían de sus dedos y sus uñas comenzaron a ennegrecer. Aren no estaba en el mundo por ser más poderoso o más inteligente que los otros practicantes del arte, esta allí porque sabía cuando luchar y cuando retirarse aunque admitían la mitad de las veces era estúpidamente suicida. En el fondo era como un gato, sentía una curiosidad desmesura por todo, buscaba una pareja, alguien que lo controlara pero luego bufaba o se erizaba cuando alguien pretendía darle algún tipo de orden o indicarle como debía de hacer las cosas, arañaba sin movito y los dos segundos se dormía encima de quien había arañado pero hasta los gatos son supervivientes natos.
De nuevo posó los ojos en el rostro de aquel hombre, parecía especialmente hermoso pero esa belleza se veía empañada por el aire malévolo de sus ojos, todo su cuerpo gritaba; peligro. Su apaente indolencia era una trampa, la menor provocación seguramente desencadenaría otro tipo de comportamiento menos cortés y con más riegos para la vida de Aren.
Le habría encantado quedarse con el sello, ¿para qué mentir?, a todos los hechiceros le gustaba el poder, los atraía pero no era tan imbécil como para entrar en batalla ahora. No habia tomado partido por ninguno de los bandos hasta ahora, la muerte de aquellos demonios no fue premeditada, si aquellos estúpidos no lo hubieran atacado, ahora estarían con vida.
-Tómalo..-lo lanzó a su pies con un elegante movimiento de su muñeca. -Estamos en paz..-no quería decirle su nombre por el simple hecho que una vez que lo revelara, sería capaz de encontrarlo en cualquier lugar del planeta, los nombres tenían poder, daban poder sobre todo cuando era el nombre de nacimiento de un hechicero, su nombre definía su naturaleza-Estos demonios me amenazaron, no debieron cruzarse en mi caminio, tal vez debieras preocuparte a que Lord iban a darle el sello en vez de perder el tiempo con un humilde hechicero como yo.
Luego sonrió encantadoramente para quitarle hierro a sus palabras-buen día..-comenzó a darse media vuelta para irse, tener tratos con demonios no era la mejor idea de todas.
De nuevo posó los ojos en el rostro de aquel hombre, parecía especialmente hermoso pero esa belleza se veía empañada por el aire malévolo de sus ojos, todo su cuerpo gritaba; peligro. Su apaente indolencia era una trampa, la menor provocación seguramente desencadenaría otro tipo de comportamiento menos cortés y con más riegos para la vida de Aren.
Le habría encantado quedarse con el sello, ¿para qué mentir?, a todos los hechiceros le gustaba el poder, los atraía pero no era tan imbécil como para entrar en batalla ahora. No habia tomado partido por ninguno de los bandos hasta ahora, la muerte de aquellos demonios no fue premeditada, si aquellos estúpidos no lo hubieran atacado, ahora estarían con vida.
-Tómalo..-lo lanzó a su pies con un elegante movimiento de su muñeca. -Estamos en paz..-no quería decirle su nombre por el simple hecho que una vez que lo revelara, sería capaz de encontrarlo en cualquier lugar del planeta, los nombres tenían poder, daban poder sobre todo cuando era el nombre de nacimiento de un hechicero, su nombre definía su naturaleza-Estos demonios me amenazaron, no debieron cruzarse en mi caminio, tal vez debieras preocuparte a que Lord iban a darle el sello en vez de perder el tiempo con un humilde hechicero como yo.
Luego sonrió encantadoramente para quitarle hierro a sus palabras-buen día..-comenzó a darse media vuelta para irse, tener tratos con demonios no era la mejor idea de todas.
Invitado- Invitado
Re: Tokio; Rojo y Verde (Priv)
A pesar de lo sucedido el hechicero parecia duda de si mismo me observava con cautela pense para mis adentro que se trazaba un plan de emergencia para urir o eso creia el pobre ingrato. Mientras tanto seguia en su meditación movia el sello en sus dedos cual juguete no negaré me causaba desesperación ver esa actitud tan complicada y dudosa en cualquier ser. Opte por relajarme y esperar diera su primer ataque a fin de todo su magia no podria dañarme de alto rango aun que asi lo deseara, empeze a detalals su escultura su fsico y toda la relación que pudiera sentir desde su escencia, no aprecia amenaza y en sus ojos intenso verdes solamente veia una leve duda, si daba un pazo hacia mi me podria llegar a arriesgar en tomarlo y darle una mejor oferta en lugar de apartar sus raices e impulsos de primera.
Ya la tensión baja de tono hasta el punto que el dio su paso, tiro el sello a mis pies en apiz de no desear peleas u otras acciones, pero tampoco correspondio a mis intensiones dandose a conocer de forma alguna -¿Eso es lo que buscas hechicero? ¿Paz?- pregunte teniendo en cuenta sus palabras manteniendo mi firmesa y seriedad para guirarse e intentar marcar su rumbo sin ponen ningun vinculo en juego -se a quien iba destinado, solo no dieron con el mensajero correcto y enviaron a uno de bajo rango debil a simple vista, ya ves lo que sucede cuando las cosas no se hacen con la medida justa de precausión- añadi siguiendole sus pasos de cerca -buen dia para ti quizas hasta de suerte, ¿no te interesa saber nada mas?- tendi mi primera red todo deseaban siempre algo mas allá que no lograban ver o averiguar en un lapso de tiempo determinado.
Ya la tensión baja de tono hasta el punto que el dio su paso, tiro el sello a mis pies en apiz de no desear peleas u otras acciones, pero tampoco correspondio a mis intensiones dandose a conocer de forma alguna -¿Eso es lo que buscas hechicero? ¿Paz?- pregunte teniendo en cuenta sus palabras manteniendo mi firmesa y seriedad para guirarse e intentar marcar su rumbo sin ponen ningun vinculo en juego -se a quien iba destinado, solo no dieron con el mensajero correcto y enviaron a uno de bajo rango debil a simple vista, ya ves lo que sucede cuando las cosas no se hacen con la medida justa de precausión- añadi siguiendole sus pasos de cerca -buen dia para ti quizas hasta de suerte, ¿no te interesa saber nada mas?- tendi mi primera red todo deseaban siempre algo mas allá que no lograban ver o averiguar en un lapso de tiempo determinado.
Invitado- Invitado
Re: Tokio; Rojo y Verde (Priv)
Aren detuvo sus pasos, aun sin girarse, los verdes ojos del hechicero recorrieron los cadáveres de los demonios que se apilaban sobre la fragante hierba, algunas de sus plantas carnívoras ya comenzaban a devorar la carne, segregando jugos gástricos sobre ellos y engulléndolos con sus rojos pétalos cargados de espinas como dientes. En realidad, lo que le encantaría es cualquier forma de vida que se moviera sobre dos pies desapareciera de la faz de la tierra, arrancar las malas hierbas que estaban plagando toda la maldita superficie, eso es lo que haría un buen jardinero y ese jardinero se suponía que era Dios. Pero al parecer, estaba decidido a darle libre albedrío a todos hasta el final, libre elección y atenerse a las consecuencias de las elecciones. Los demonios también eran hierbajos y además, pinchaban.
Ladeó el rostro, las esmeraldas de sus orbes se posaron en el rostro de aquel demonio, indudablemente perfecto, una perversa maravilla era aquel rostro pero las apariencias con los demonios, cuanto menos, eran engañosas, como sus palabras, no eran sinceros,de hecho eran unos excelentes mentirosos, Aren no solía mentir pero prefería eludir las preguntas demasiado directas, los puntos débiles eran mostrados cuando contabas demasiado de ti mismo. Alzo su morena mano derecha, para colocar bien el yukata que se había desplazado, mostrando parte de su moreno hombro.
Era curioso por naturaleza, inquisitivo por ser hechicero, el conocimiento era poder, un hecho indudable. Se volvió despacio hacia aquel hombre, posando los ojos de nuevo en el sello, un sello de un Jinete, malo...reamente pésimo, de todos los lugares del puñetero planeta tenían que lo demonios chocarse con él, allí.
-¿Y me darás esa información tan solo por la bondad de tu corazón?--bajó la mano y sus dedos se comenzaron a mover, despacio, bajo Lucifer, bajo la superficie de la tierra, las raíces se comenzaron a mover, a crecer, siguiendo las ordenes de Aren- Quieres mi nombre pero bien sabes que los nombres dan poder, dame primero el tuyo, sire.-no había bajado la guardia en ningún momento.
Ladeó el rostro, las esmeraldas de sus orbes se posaron en el rostro de aquel demonio, indudablemente perfecto, una perversa maravilla era aquel rostro pero las apariencias con los demonios, cuanto menos, eran engañosas, como sus palabras, no eran sinceros,de hecho eran unos excelentes mentirosos, Aren no solía mentir pero prefería eludir las preguntas demasiado directas, los puntos débiles eran mostrados cuando contabas demasiado de ti mismo. Alzo su morena mano derecha, para colocar bien el yukata que se había desplazado, mostrando parte de su moreno hombro.
Era curioso por naturaleza, inquisitivo por ser hechicero, el conocimiento era poder, un hecho indudable. Se volvió despacio hacia aquel hombre, posando los ojos de nuevo en el sello, un sello de un Jinete, malo...reamente pésimo, de todos los lugares del puñetero planeta tenían que lo demonios chocarse con él, allí.
-¿Y me darás esa información tan solo por la bondad de tu corazón?--bajó la mano y sus dedos se comenzaron a mover, despacio, bajo Lucifer, bajo la superficie de la tierra, las raíces se comenzaron a mover, a crecer, siguiendo las ordenes de Aren- Quieres mi nombre pero bien sabes que los nombres dan poder, dame primero el tuyo, sire.-no había bajado la guardia en ningún momento.
Invitado- Invitado
Re: Tokio; Rojo y Verde (Priv)
Con el corto paso del tiempo lograba ver que no era cualquier rustico hechicero avaricioso de solamente poder, sus adquisiciones parecían obtener verdadero valor, el que se gana con las grandes enseñanzas de la vida no con leer un par de hechizos y cubrirse las espaldas a cuesta de trucos baratos. A simple vista lograda dar un asomo de curioso solo con el hecho de pensar en poder quedarse con el sello, los pensamientos eran ideas desarrolladas y predispuestas a realizar teniendo en cuenta si se pueden o no ejecutar indistintamente.
De repente estando concentrado en su forma de actuar y su físico exquisito siente una energía mas fluir de si mismo creando un campo de energía mucho mas amplio del que tenia en un inicio, rodeándolo completamente tomando el control de todo el entorno natural, las plantas parecían retomar sus vidas alimentándose de los restos muertos dejando el lugar mas putrefacto de lo que podría estar por suerte todo volvería a su lugar.
Sus palabras resonaron con recelo y algo de rabia recargada de un momento a otro sin motivo aparente mas que mis palabras -¿Corazón?- no contuve una carcajada resonante salir de mis labios –eso no existe en mi desde hace muchas décadas- murmure mirándole cautelosamente vigilante de sus movimientos y del incremento de su aura mágica. –por ese motivo me desterraron de los grandes cielos dejándome una gran condena en los infiernos, siendo mencionado por todas las culturas conocidas en el mundo como Luzbel, El Demonio, Satanás..Y otras mas pero mi preferido y único es Lucifer, para servirte y ayudarte siempre y cuando lo necesites- baje mi cabeza en un leve asentir demostrándole que deseaba seguir su tregua –no todos vivimos siempre en la guerra estimado guerrero, ahora debes decirme tu nombre portador de información- asentí con calma pronunciando mi aura en caso alguno de una fatal traición de su persona, debía de cuidar mis espaldas tal y como el lo hacia consigo mismo.
De repente estando concentrado en su forma de actuar y su físico exquisito siente una energía mas fluir de si mismo creando un campo de energía mucho mas amplio del que tenia en un inicio, rodeándolo completamente tomando el control de todo el entorno natural, las plantas parecían retomar sus vidas alimentándose de los restos muertos dejando el lugar mas putrefacto de lo que podría estar por suerte todo volvería a su lugar.
Sus palabras resonaron con recelo y algo de rabia recargada de un momento a otro sin motivo aparente mas que mis palabras -¿Corazón?- no contuve una carcajada resonante salir de mis labios –eso no existe en mi desde hace muchas décadas- murmure mirándole cautelosamente vigilante de sus movimientos y del incremento de su aura mágica. –por ese motivo me desterraron de los grandes cielos dejándome una gran condena en los infiernos, siendo mencionado por todas las culturas conocidas en el mundo como Luzbel, El Demonio, Satanás..Y otras mas pero mi preferido y único es Lucifer, para servirte y ayudarte siempre y cuando lo necesites- baje mi cabeza en un leve asentir demostrándole que deseaba seguir su tregua –no todos vivimos siempre en la guerra estimado guerrero, ahora debes decirme tu nombre portador de información- asentí con calma pronunciando mi aura en caso alguno de una fatal traición de su persona, debía de cuidar mis espaldas tal y como el lo hacia consigo mismo.
Invitado- Invitado
Re: Tokio; Rojo y Verde (Priv)
Los verdes ojos del hechicero de posaron en los labios de aquel hombre, que hipnoticamente se movían con el aleteo de una mariposa sensual mientras pronuncia aquellas palabras, cargadas de un terrible peso, de una historia que era más vieja que el mismo mundo, más antigua que la tierra, era un ser, una criatura que estaba fuera de todo lo que podría abarcar con sus poderes, sus morenos dedos cesaron de moverse, interrumpiendo el hechizo de invocación. Aren cerró los ojos, se permitió hacerlo durante unos breves segundos, todavía las palabras estaban rebotando dentro de su cráneo, alzo la mano derecha y sus dedos se colocaron contra la sien, un agudo dolor se alargaba por el cuerpo, parecía que una puerta dentro de él se abriera, dolorosamente, inspiró aire y contuvo auquella energía.
-Lucifer...-susurró.-el primer caído, el señor de la soberbia. El pastor de soles.-fue abriendo sus ojos, ahora parecían más claros, inspiró despacio. Ahora que sabía su nombre casi rompió a reír por la ironía de la situación. Ninguna atadura mágica podría retenerlo, ningún círculo protegerlo, nada que él supiera podría hacerle mella, como mucho confundirlo o quizás paralizarlo por unos segundos, su poder podría ser barrido con un gesto de los dedos.
-Soy Aren.-se presentó, calmado, de repente se sentía agotado, de aquel mundo, de todo aquello...y pensar que hubo un momento en su vida que pensó en pactar con un demonio a cambio de devolverle a su esposo, pero de eso ya hacia ciento de años-Servidor de Lilith.-se preguntaba si aquel ser mataría rápido, como de rápido sería desvanecerse en un estallido de luz blanca. De nuevo tenía aquellos pensamientos de muerte que lo aturdian-Dime, soberano del Infierno, ¿a que esperas para barrernos a todos?-sí, cada vez se sentía menos humano, más desencantado y su corazón se cubría una patina de hielo, haciendose de piedra en su pecho. Ladeó el rostro, si su cuerpo moría quizás su consciencia se uniera a toda la corrienvte vital verde, no tenia hijos..no tenía nada que esperar.
-Lucifer...-susurró.-el primer caído, el señor de la soberbia. El pastor de soles.-fue abriendo sus ojos, ahora parecían más claros, inspiró despacio. Ahora que sabía su nombre casi rompió a reír por la ironía de la situación. Ninguna atadura mágica podría retenerlo, ningún círculo protegerlo, nada que él supiera podría hacerle mella, como mucho confundirlo o quizás paralizarlo por unos segundos, su poder podría ser barrido con un gesto de los dedos.
-Soy Aren.-se presentó, calmado, de repente se sentía agotado, de aquel mundo, de todo aquello...y pensar que hubo un momento en su vida que pensó en pactar con un demonio a cambio de devolverle a su esposo, pero de eso ya hacia ciento de años-Servidor de Lilith.-se preguntaba si aquel ser mataría rápido, como de rápido sería desvanecerse en un estallido de luz blanca. De nuevo tenía aquellos pensamientos de muerte que lo aturdian-Dime, soberano del Infierno, ¿a que esperas para barrernos a todos?-sí, cada vez se sentía menos humano, más desencantado y su corazón se cubría una patina de hielo, haciendose de piedra en su pecho. Ladeó el rostro, si su cuerpo moría quizás su consciencia se uniera a toda la corrienvte vital verde, no tenia hijos..no tenía nada que esperar.
Invitado- Invitado
Re: Tokio; Rojo y Verde (Priv)
Sentia un peso de su mirada mAs sin ebargo mas de eso no pasaba una mirada, la portadora de las puertas del alma, mi tema favorito pero al no ser humano no podia asomarme a su grandiosa inmencidad sin que él me diera acceso directo a su magica escencia. En tiempos antiguos los hechiceros se resguardaban entre ellos preveendo peligros algunos, se ocultaban entre los humanos aprendiendo cada día mas sin importar costo alguna en su amyoria los mas sabios/antiguos/viejos tenian pupilos de generación tras en generación por ese motivo aun pisaban la desolada tierra.
Asenti ante sus palabras de grandes razones tomadas de mi nombre, que inteligente el muchacho -Un gusto conocerte gran portador de magia natural.. y grandesa destinado a mucho mas.- correspodi a su información la cual solo necesite entornar los ojos para que la brisa que golpeaba su morena piel me revelara sus secretos mas superficiales llenos de dolor y pena -lamento todo lo ocurrido en tus vidas- hice una pausa dibujando una sonrisa en mis labios -la paciencia es una vitud que arraza muchos mundo y deberias preservarla en tu camino seguidor de Lilith, quizas te ayude al igual que me puedes ayudar a mi- fije nuevamente mi mirada en el dandole una ojeada corta a el ambiente ligero que se empezaba a crear sin dejar cabos sueltos -Espero la ocacaión, el dia y la hora oportuna, no todos los seres de ahora son iguales y deberias saberlo, unos viven de otros y otros de ningunos, la cadena es alrga y se extiende pero no deseo darte detalles aburrido de eso.. por el contrario me gustaria saber mas de ti, de tu interior- señale en la zona que debia de estar su corazón palpitante.
Asenti ante sus palabras de grandes razones tomadas de mi nombre, que inteligente el muchacho -Un gusto conocerte gran portador de magia natural.. y grandesa destinado a mucho mas.- correspodi a su información la cual solo necesite entornar los ojos para que la brisa que golpeaba su morena piel me revelara sus secretos mas superficiales llenos de dolor y pena -lamento todo lo ocurrido en tus vidas- hice una pausa dibujando una sonrisa en mis labios -la paciencia es una vitud que arraza muchos mundo y deberias preservarla en tu camino seguidor de Lilith, quizas te ayude al igual que me puedes ayudar a mi- fije nuevamente mi mirada en el dandole una ojeada corta a el ambiente ligero que se empezaba a crear sin dejar cabos sueltos -Espero la ocacaión, el dia y la hora oportuna, no todos los seres de ahora son iguales y deberias saberlo, unos viven de otros y otros de ningunos, la cadena es alrga y se extiende pero no deseo darte detalles aburrido de eso.. por el contrario me gustaria saber mas de ti, de tu interior- señale en la zona que debia de estar su corazón palpitante.
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