Sea´s song (Adrian)

Era una tarde templada, pero cubierta de nubes grises que amenazaban con intensas lluvias y frío al anochecer.
Y yo estaba en la playa.

¿Qué demonios hacía en la playa? Bien, la respuesta a aquello era muy sencilla: nada. En un principio, estaba algo adormecida, y sólo quería dar una vuelta, por lo que supuse que la humedad y el olor a sal del mar me despejarían. Sí, funcionaba, pero nada más llegar, me vi atrapada por la canción que "cantaba" el mar.
Era una canción antigua, la misma que sin duda habría cantado milenios atrás, pero que al mismo tiempo, cambiaba un poquito cada día. El susurro de las olas me resultó extremadamente agradable, pero sólo consegía adormecerme de nuevo.

Me senté cuidadosamente en un banco de madera, que no armonizaba demasiado con el paisaje, si bien resultaba cómodo, y saqué la arena de mis manoletinas con cuidado, sin demasiado interés.

Entonces, sentí una presencia, un dhampir, no muy lejos... Ni siquiera me volví, no quería; me limité a esperar a que se acercara a mí... Tal vez una buena y, esperaba, amigable conversación, serviría para despertar de mi aletargamiento.

Permancia en un estado de extraño letargo, como si realmente nada de lo que me rodeaba tuviese interes, simplemente caminaba por inercia, de igual forma respiraba.

Habia dejado de alimentarme, tanto de sangre, como de comida humana, no tenia ganas, especialmente por que cada noche al dormir venian a mi mente todas las imagenes de mi pasado, mis recuerdos, uno a uno y esta vez en mas orden, dandome a entender que por mas que quisiera no podia aislarme, no podia cambiar el hecho de ser quien era y dolia, por que no podia tener tampoco lo que habia logrado antes.

Me dolia el que en ese pasado habia tantas personas que yo amaba y ahora habian desaparecido, entre ellos, mi mejor amigo.

Asi que en ese estado sali de casa y camine, dejando que el viento de la tarde me ayudara a digerir mejor todo, que el diario que llevaba en las manos me ayudara tambien a resolver dudas que no me quedaban claras, y llegue asi sin esperarlo a la playa, ironico, por que ahora sabia por que a Darius no le gustaba venir a la playa.

Me busque un lugar despejado, sentandome cerca de la orilla, con los ojos cerrados, sintiendo la briza golpear en mi rostro y los ultimos rayos del sol calentaran un poco mi rostro.

Observé como el dhampir se sentaba en la orilla, con los ojos cerrados, sin haber notado aparentemente mi presencia.

Me quedé pensando en silencio, dudando si acercarme o dejarle en paz. Realmente desprendía como un aura triste, deprimida, y no me apetecía molestarle. Pero por otra parte, tal vez le pudiera ayudar...

Me acerqué a paso lento a él, finalmente, aún sin estar muy segura de si había sido la decisión correcta, y le toqué suavemente el hombro, esperando no asustarle.
-Buenas tardes.-saludé con voz dulce.

Levante la mirada observando a la chica que estaba a un lado mio, sonriendo, y yo intente hacer lo mismo, esperando tranquilamente.

-Hola-salude aun intentando soreir, aun que realmente no tenia ganas, me sentia cansado, pesimista con respecto a todo, debia tomar muchas desiciones, y buscar una forma de sentirme valiente ante todo lo que se venia frente a mi.

El dhampir me saludó intentando sonreír, pero de forma poco creíble.

Yo sacudí la cabeza, preocupada. Tal vez, sencillamente, debía dejarle en paz. No parecía tener ánimo de hablar. Pero por desgracia, mi empatía y mis ganas para ayudar a las personas, heredadas de mi madre, ya habían decidido hacía rato por mí.
-¿Te ocurre algo?-inquirí con suavidad, preocupada.- Soy Sidney, Sidney NightRoo. Pero puedes llamarme Sid.-me presenté, cayendo en la cuenta de que aún no lo había hecho.

-Mucho gusto Sid.-sonrei estirando la mano para tomar la suya.-Soy Adrian, Adrian Be.. Lioncourt.

Dije suspirando largamente, mirando a la chica.

-No sucede nada, solo que... estoy confundido, es todo.-comente, no queria ahondar en el tema, y medio sonrei soltando su mano, quedandome ahi sentado mirandola con algo de curiosidad.

El dhampir se presentó como Adrian Lioncourt, tendiéndome la mano, aunque tras dudar un instante, pues al principio pareció decir otra cosa. Entonces suspiró, y comentó que sólo estaba confundido.

Yo sacudí la cabeza, y le cogí suavemente la mano, sonriendo con dulzura ante su curiosidad:
-Bueno, no te preguntaré por qué estás confuso. Cuéntamelo sólo si así lo deseas.-le mostré una tierna sonrisa.- Todos estamos un poco confundidos, supongo. Pero aparte de eso, ¿va todo bien?-me interesé, a pesar de que era prácticamente un desconocido... aunque en Talamasca también teníamos información sobre él.

-Supongo que me pasa de todo y no se como resolverlo.-murmure, sacando de mi sudadera una paleta de caramelo.-Y eso me tiene asi, no se que hacer y no se si lo que pretendo hacer, sea correcto o no.

Estire las piernas, recargandome en la palma de mis manos, hechado el cuerpo hacia atras para mirar el cielo azul, ese azul que me recordaba a sus frios ojos.

-Creo que estoy enamorado de una persona de la cual debo tener mucho cuidado.

Adrian replicó, sacando una piruleta de la sudadera, que no sabía qué hacer, ni cómo resolver nada, y observando el cielo añadió que estaba enamorado de alguien con el que debería tener mucho cuidado.

Yo lo pensé calmadamente.
Bien, aquel dhampir parecía realmente confuso y triste. Lamenté en silencio, de nuevo, la empatía de mi madre; no quería sentir su dolor, quería curarlo. Dudaba de que hubiera algo que pudiera hacer, pero pretendía intentarlo todo.
Me senté a su lado, bastante más cerca de lo que la prudencia indicaba con extraños, pero dejándole espacio.
-Prueba a resolverlos uno a uno.-aporté, sonriendo suavemente.- Todos a la vez sólo harán que te duela la cabeza.-observé el rastro que dejaban mis pies en la arena, y comenté.- Al menos tú estás enamorado. A mí me bastaría con encontrar a alguien a quien amar; ya sé que se sufre, pero puedo soportarlo. Ya he soportado muchas otras cosas.-le miré de nuevo con una ternura que no siempre me salía del alma, y deslicé levemente la mano por su mejilla, apartándola con rapidez por si le había molestado.- Debería haber momentos en los que apartaras todos los malos pensamientos, y te concentraras en los buenos. Yo lo hago a menudo; sirve, pero luego tienes que volver a los malos y resolverlos.

Suspire escuchando a la chica que ahora se encontraba sentada a mi lado y volvi el rostro cuando acaricio mi mejilla.

Me sonroje ligeramente, mirandola.

-el problema es que dudo que el me ame-murmure, recostandome totalmente en la arena, dejando que los granitos se pegaran en mis ropas y cabellos- Y no es tan facil deshacerme de las cosas malas, aun que quisiera, creo que lo mejor seria que me borraran la memoria por completo.

Adrian se sonrojó y se tumbó en la arena, replicando que dudaba que él le amara, tras lo que añadió que no era fácil desacerse de las cosas malas, por lo que sería mejor que le borraran la memoria.

Yo le observé con una tierna sonrisa.
Aquel dhampir era dulce, y tal vez algo frágil, pero estaba segura de que en el fondo era más fuerte de lo que nadie pudiera imaginar.
-Tonto...-le dije cariñosamente con confianza, riendo levemente.- ¿Cómo no iba a hacerlo?-dudé un instante, y sacudí la cabeza.- ¿No has pensado que, si te borraran la memoria, ya no serías tú? Las personas son como son por los recuerdos, las experiencias, todo lo que han vivido... si no recordaras nada, no serías nadie...-suspiré con cierta tristeza.- He visto algunos fantasmas así; es triste.-por suerte, a mi madre no le había tocado aquel destino.

Volvi la mirada hacia la chica que me hacia compañia, sonriendo ligeramente.

-Si realmente me amara, provablemente no estaria aqui.-comente mirando el cielo.-No lo se, hay tantas cosas que me duele recordar, cosas que no deberia guardar, iniciando con su recuerdo y la forma tan despota con la que me ha tratado siempre.

Adrian sonrió ligeramente, y observando el cielo comentó que si le amara él no estaría allí, tras lo que aseguró que había muchas cosas que le dolía recordar.

Yo sacudí la cabeza levemente:
-Bien, algo bueno tendría que tener todo esto.-sonreí dulcemente; al menos así nos habíamos conocido.- Olvida las cosas que duelen... Sólo te harán más daño.-me posicioné frente a él, observándole a los ojos con ternura.- ¿Acaso no tienes ningún buen recuerdo suyo? Si tanto daño te ha hecho, no te merece...-bufé levemente, y sacudí la cabeza con diversión.- Esa mala costumbre de amar a personas que no nos corresponden, o que nos hacen daño, ¿eh?

-Recuerdos bonitos-murmure mordiéndome los labios- Si hay unos recuerdos bellos, pero el no recuerda nada de eso...

Dije, dejando escapar el aire, escuchando lo ultimo que decia sonriendole.

-Supongo que soy muy masoquista y patetico para dejar que me trate asi.-comente, cerrando los ojos, pues el sol me lastimaba.

Adrian se mordió los labios y aseguró que él no recordaba los recuerdos bellos, tras lo que me sonrió y comentó que era muy masoquista y patético.

Yo alcé las cejas, pero no pregunté:
-Mal vamos.-hice una pequeña mueca y le sonreí.- No tiene por qué. Aunque supongo que yo también soy un poco masoquista; a veces me regodeo en mi propio dolor, y lloro por llorar...-hice un mohín.- Creo que necesitas un ángel que te guíe... No, mejor dicho, un simple protector... Alguien que te ayude. Yo te ayudo.-exclamé de pronto, ilusionada, tras lo que me eché a reír levemente por mi propia estupidez, y al oírle llamarse patético, sacudí la cabeza, casi enfadada.- ¿Patético? Cariño, da la sensación de que has hecho alguna mudanza grande últimamente... porque has perdido completamente la autoestima.-sonreí levemente, divertida por mi chistecillo tonto.- No, en serio, nunca debes insultarte a ti mismo... para eso ya están los demás.-le sonreí dulcemente, y observé como parecía molestarle el sol.- Me gustaría hacer algo para ayudarte, pero me temo que mis poderes sólo lo empeorarían en ese sentido...-evidentemente, con mi control del fuego no le ayudaría.- Aunque...-pensé un instante, calmadamente.

-Eres agradable-murmure abriendo los ojos, dejandolos entornados, medio sonriendo-Pero no hyan nada que se pueda hacer.

Dije, era verdad, preferia estar asi, a hacer algo deshonesto, algo que le molestara mas y a la larga resultara mal.

-Hay gente que me ha dicho que deberia dejarlo, que si me hace daño es mejor que me aleje de él, que no me merece, pero...-murmure.- Lo amo demaciado que el simple hecho de saber que no lo volvere a ver de nuevo me daña.

Adrian murmuró que era agradable pero que no había nada que pudiera hacer.

Yo sacudí la cabeza y le observé, pensando de todas formas en opciones; me agradaba ayudar a las personas. A pesar de que trataba a menudo con vampiros, nunca me los encontraba cuando daba el sol, por lo que no había necesitado desarrollar ningún conjuro para curar los daños que les producía la luz. Y utilizar hechizos avanzados me agotaba enormemente; ya bastante raro era que pudiera hacer alguno de vez en cuando.
-Bien, esa es la mala suerte de ser tan joven... además de que nadie te toma en serio.-sonreí levemente de lado.- Aunque tal vez sirva un conjuro simple de curación.-murmuré pensativamente.- No te ayudará con el sol, pero te sentirás un poco mejor.

Apoyé delicadamente las manos en su rostro; no era imprescindible, pero me ayudaba a concentrarme y a gastar menos energía, además de que así era un poco mejor. El poder fluyó suavemente por mis manos, y llegó hasta él, tras lo que escuché como decía que le amaba demasiado para olvidarle.
-Así es el amor, ¿no? Asquerosamente incomprensible.-me encogí de hombros, apartando las manos de su rostro.- Bastará con que sigas al corazín, pero escuchando de vez en cuando a la cabeza.

Suspire, mirando directo las palmas de las manos de la chica, sonriendo al sentir una especie de frescor en el rostro.

-Gracias.-dije- Y bueno, supongo que siempre me dejo guiar por mi corazon.-comente.-tu te has enamorado alguna vez?

Pregunte, mirandola fijamente.

Adrian me lo agradeció sonriendo, y comentó que siempre se dejaba guiar por su corazón, tras lo que quiso saber si yo me había enamorado alguna vez.

Yo le sonreí dulcemente:
-No es nada, cielo.-aseguré.- Sí, más o menos... Pero no era exactamente amor verdadero, de ese que te hace sentir que quieres pasar toda tu vida con una persona... sólo el típico enamoramiento.-fruncí el ceño.- Supongo que no tenía tiempo de amar... Y además, nadie me ha amado nunca...-comenté con tristeza.- Me pregunto qué hay de malo en mí.

-Yo amo asi a esa persona-comente sonriendole, incorporandome un poco.-Me duele tanto estar tan perdidamente enamorado y con el riesgo de perder a mi familia, aun asi no quiero dejarlo.

Dije, suspirando.

-Oh, veras que ya encontraras a quien te aprecie, eres linda, realmente bonita.-dije acercandome para darle un beso en la mejilla.

Adrian me sonrió y aseguró que él amaba así a aquella persona, y suspirando añadió que le dolía pero que no podía dejarlo.

Yo sacudí la cabeza levemente, observando el mar frente a nosotros:
-Oh, de todas formas tienes suerte... Amas.-comenté, sonriendo con ligereza.- No te preocupes; en algún momento, el dolor acabará, y serás taaan feliz.-aseguré, con tono algo soñador.

Sonreí dulcemente cuando él me besó en la mejilla, diciendo que era realmente bonita, así que encontraría a alguien.
Reí levemente, devolviéndole el beso sencillamente porque me apetecía:
-Gracias, Adrian. Nadie me había dicho nada parecido, al menos no mirándome a la cara.-añadí con perversidad, sacudiendo la cabeza, y sonriéndole de nuevo por la ternura que me provocaba.

Solte una carcajada ligera, mirando a la chica, sin dejar de sonreir.

-Eso es casi imposible, pero bueno, conociendo como conosco a la gente-comente.-Imagino que si ha de haber gente realmente tonta y ciega.

Indique, comenzando a jugar con la arena, haciendo figuras con los dedos en ella, formas sin sentido, simplemente para dejar el estres a un lado.

Suspire ligeramente, volviendo el rostro hacia Sidney, sonriendo.

-Mi familia-comente.-A mi abuelo, el era un gran hombre, un hombre de la mafia, con mucho honor y glorias, no habia nadie en la ciudad que no sintiera respeto hacia el, Don Derek Leone.-murmure su nombre con melancolia.-Yo siempre quise ser como el, pero bueno, supongo que voy por muy mal camino.

Indique.

-Y bueno, el es el unico miembro de mi familia que ya no existe.-indique.-Bueno, mi madre como tal... como la humana que me dio a luz en mi pasada vida, ella tampoco es asi... ahora existe, pero ya ha tomado su verdadera forma, su verdadero poder... ella es Belial.-dije.-Y mi padre, el no lo se... realmente me parece que aun existe en algun lugar, solo que no recuerdo claramente su rostro como para ir a buscarlo, pero estoy seguro de que aun existe.