This Hunger

por **Bianca Stoica** Mar Jul 15, 2014 4:08 pm

Parece una constante que nuestra vida esté sujeta a la sangre. Después de todo, somos vampiros, aunque realmente es injusto. Podría vivir mi vida de una manera normal, lo puedo hacer por bastante tiempo, pero sólo basta con que capte el olor (aunque esté MUY lejos) y ahí estoy, babeando como un perro, sedienta y hambrienta al mismo tiempo, de algo que realmente nunca me deja satisfecha.

No muchos comprenden lo que es y no es igual para todos. Alguna vez mi tutora me dijo que nuestra sed depende de nuestra línea de sangre, es decir, de quién nacimos. No sé quién fue mi madre. Mi padre nunca la ha mencionado y yo no he preguntado, porque sé que no dirá nada. Es cálido, pero reservado y preferimos hablar de cosas interesantes cuando nos vemos.

El pasado no es interesante, está enterrado y muerto. El presente y los que vivimos en él es lo único que importa.

Mi padre es... Bueno, es un asesino muy conocido. Es un Upir y creo que con eso basta para describirlo, pues son conocidos especialmente por su letalidad, estén entrenados o no, aunque en el caso de mi padre así es. Nos vemos una o dos veces al año, viene a Finlandia y me lleva a algún lugar cercano: A acampar, a una cabaña, a esquiar. Me trata bien, pero me gustaría que estuviera más cerca...

Aunque me desvié del tema.

La noche de la que quiero hablar, es la noche en la que supe que tengo un hermano. Es extraño, cómo algunas cosas pueden alterar tanto tu vida. Sólo unos cuantos hechos y todo está de cabeza, nada está como lo habías dejado. En este caso, particularmente, se trata de que no estoy tan sola como pensaba, aunque no sé nada de él y parece que él no sabe nada de mí.

Esa noche tenía demasiada hambre. No acostumbro dejar de comer pero había sido una semana especialmente dura y yo me encontraba vagando por la calle después de una fiesta. Estaba con una amiga humana, Iris y un amigo como yo, Serge. Soy amiga de Iris porque es cool. Es difícil encontrar gente así, y aunque no está bien visto, no me importa. Los vampiros me respetan por mi padre y la verdad es que lo disfruto. Nadie dice nada, nadie se mete conmigo.

En fin, íbamos caminando por la calle principal de nuestro vecindario. Era una de las noches más frías del año, aunque yo no llevaba abrigo. Iris sabe de nuestra naturaleza, mía y de Serge y no le importa, ni le da miedo. Vaya cojones. Íbamos caminando por ahí, cuando sentí un picor conocido en la nariz. Alguien sangraba, y no era un poco, sino bastante. Voltée a ver a Serge y él también parecía haber captado el aroma, por lo que nos apuramos más hacia la casa de Iris. La dejamos e inmediatamente Serge me sonrió enormemente, mostrándome los colmillos.

"Una competencia, para estirar los músculos" y acepté.

Corrimos como locos, sintiendo ese furor que sólo se obtenía de una cacería. Pasamos varias calles, nos subimos a los techos de las casas y los autos, buscando como sabuesos al pobre desafortunado. Una parte de mi cabeza se preguntaba qué diantres le había pasado, porque por el olor sabíamos que sangraba mucho, pero había otra parte, mucho más pesada, que aplastaba completamente la curiosidad y sólo quería comer.

Finalmente di con el susodicho pero me decepcioné enormemente al notar que era un vampiro. Era un tipo de cabello oscuro y piel muy blanca, con facciones muy masculinas y una expresión de dolor. Su piel se estaba poniendo gris y jadeaba, mientras trataba de mantener las tripas dentro de su abdomen. Me acerqué, sin temer ensuciarme de sangre y cuando me vio, abrió mucho los ojos, como si hubiera visto un fantasma.

"¿Alguna última palabra? ¿Algún mensaje para alguien amado?" le sonreí, aunque en el fondo me preocupó su expresión.

No dijo nada, sólo me miraba con extrañeza, así que procedí a tomar lo que deseaba; lo sujeté con fuerza del cabello, echándole la cabeza hacia atrás y le hinqué los dientes en la carne. Oh, la sublimidad. Me dejé hundir en aquella sensación, en la que sólo la deliciosa sangre y yo estábamos, hechos una sola cosa. Y tan pronto como había llegado el rush, se fue, pues es sangre de vampiro y no es tan buena como la otra.

Pero después pasó algo todavía más raro. Las manos del sujeto hicieron contacto con mis brazos y después de un tremendo mareo me encontré forcejeando, luchando por mi vida, huyendo de un muchacho pelirrojo y alto, con una expresión de locura y al mismo tiempo en blanco. Joder, pensé. Joder, está mostrándome lo que paso. Y fue así de simple como supe que tengo un hermano. Una monstruo sanguinario como yo, alguien que había estado justo donde yo sólo unos minutos antes.

Me separé del tipo y cayó al piso, muerto. Me limpié enseguida y me propuse preguntarle a mi Padre sobre esto. Aunque sé que no dirá nada. Nunca dice nada.

Y precisamente me lo recuerda esta noche. Esta luna llena y el olor, muy a lo lejos de una suculenta víctima. Estoy sola en esta ocasión, y pienso en comerme al mundo. Suspiro y aspiro el frío aire de Helsinki, mientras observo la ciudad desde un edificio especialmente alto, y decido que esta noche será una buena noche.

por **Jukka** Jue Jul 24, 2014 9:07 am

La ciudad parecía no haber cambiado en absoluto, pese al tiempo transcurrido, pese a las guerras, quizás se debía a que siempre tenía ese aire gélido que tanto le agradaba. La gente seguía siendo igual que en antiguos tiempos, ajena a cualquier otra cosa que no les afectara de forma directa, los ciudadanos de Helsinki parecían vivir una vida normal y casi grata, envidiable en comparación a como Vivian otros mortales e inmortales.

Apreciaba mucho esa tranquilidad, ajeno al caos creciente en las Américas u otros lugares del mundo y era la razón principal por la que volvía a ese país, al que consideraba su hogar.
Podía pasar horas y días enteros recorriendo el territorio, aun que conociera cada rincón, siempre encontraba algo realmente interesante, aun que era consiente que en aquella ocasión, su estancia en la ciudad seria corta, pues tenía que volver por su criatura y aclarar ciertas dudas que sabia, rondaban en su mente.

De momento, caminaba a solas entre las calles semi desiertas, escuchando el sonar de sus zapatos al golpear contra los adoquines de las calles del centro que aun estaban húmedas de la lluvia, el cielo ahora despejado y tachonado de estrellas y las luces del norte que a penas se lograban distinguir, respiro profundo y siguió su andar calmado, pensando en la posibilidad de ir al norte, mas a un, y disfrutar del verdadero espectáculo de aquellas luces nocturnas y coloridas, mucho mejor que ver un amanecer.

por **Bianca Stoica** Sáb Jul 26, 2014 4:10 pm

Casi voy corriendo, parece que va a llover y el típico olor a tierra mojada llena mis pulmones, aunque en segundo plano pues la sangre parece tomar el protagonismo. Todo carece de sentido y de importancia cuando hay sangre de por medio.

Paso una avenida grande y todavía transitada a pesar de que pasa de la una de la mañana, mientras me ajusto la chaqueta y me pongo el gorro, está empezando a nevar pero es tan leve que casi no se siente. Me meto por un callejón oscuro y me detengo un momento para olisquear el ambiente. Mi víctima es humana, del sexo femenino pero para mi mala suerte huelo alcohol en su sangre.

Apuro el paso, sin embargo.

Llego a otra avenida, más pequeña, la cruzo y llego a una calle desierta, aunque suburbana. Me cubro más la cara con el gorro y voy hacia el suculento aroma. Llego al siguiente callejón, alumbrado con una sola lámpara y justo cuando salgo, la alcanzo a ver. Una tía rubia, sentada en la acera tratando de llamar desde su móvil pero tan ebria que apenas de puede mover.

Entonces lo siento, justo atrás de mí.

Una presencia que sólo puedo describir como avasalladora y tan extraña. Aunque no percibo peligro inmediato, me doy la vuelta para observar a la criatura. Alta, delgada y vestida de negro. Tiene la piel extremadamente blanca, cabello castaño y largo, y lo que más llama mi atención sobre todo: Sus ojos iridiscentes. Me quedo observándolo porque nunca he visto a nadie así.

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