Maria Joaquina Cartier-Bresson

º Habilidades: Percepción de lo invisible, manipulación de elementos, barrera elemental.



Senda de la Razón: 
Poder humanístico: cualquier ser humano cercano a un personaje con esta capacidad se recuperará de cualquier herida o enfermedad el triple más rápido de lo normal.


-Habilidades Avanzadas:

Hechizos Mentales
Hechizos Físicos
Escudos Mágicos


°Don: Comprensión y dominio de cualquier idioma, sea extinto o vivo. 



º Gusta y Odios: Ama la fotografía y la literatura, cocinar, cantar, dibujar, bailar, viajar frecuentemente alrededor del mundo. Odia a las personas hipócritas.


º Virtudes y Defectos: Empatía, comprensión, dedicación. Su peor defecto han de ser los celos.


º Armas: British Army equipment designation L106A1. La pistola es una herencia de familia que trabaja con balas especialmente diseñadas ya que no es posible encontrar la referencia específica. Las balas actúan dependiendo de la circunstancia de uso: bien pueden matar fulminantemente o solo incapacitar.


 
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º Otras Pertenencias: Canon A-1. De nuevo, otra reliquia familiar. La cámara es análoga, Maria crea sus propias soluciones fotográficas para suplir la ausencia de rollos para éste tipo de cámaras.


 
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Procedente de una larga familia de fotógrafos, el matrimonio del joven Phillipe Cartier-Bresson se mudó de Francia al nacer sus hijas gemelas. Joaquina y Angelique pronto mostraron una capacidad artística superior, factor que llenó de dicha a la familia por años. Se mudaron al Reino Unido cuando las niñas cumplieron 6 años, viviendo en Londres cerca de una tía abuela de la joven Jacqueline de Bordeaux. Sería ésta tía la que acercara a las niñas a las prácticas de magia y hechicería, disciplina para la cual ambas resultaron extraordinarias, además de conocer el pasado militar de la familia en cabeza del distante Capitán John Hamish Watson, de quien Joaquina recibiría su particular arma de fuego. Su educación continuó de ésta forma hasta que cumplieron los 16 años, y sus padres murieran en un accidente aéreo, en medio del Océano Índico. Pronto, ambas muchachas tendrían que ver cómo ver por ellas mismas, lo que causó fricciones y disgustos entre las hermanas hasta que, a los 25 años, Angelique se iría de la casa y no regresaría nunca, dejando a Joaquina sola en la pequeña residencia de la calle Baker. En éste mismo año, Joaquina descubre que sus padres habían dejado una suma de dinero para ambas antes de morir, y con éste conocimiento en mano, partió por el mundo buscando a su hermana. Es en éstos viajes en los que Joaquina aprende de diversos maestros las artes de la hechicería, profundizando en su Senda. Los conocimientos que adquiere le permiten llevar una vida mucho más larga que la de una persona normal, a pesar de no tener la certeza de si su hermana permanece con vida.
En sus viajes, Joaquina además conoce una multitud de personajes y lugares que afectan profundamente su visión del mundo: es una persona en constante movimiento a pesar de tener un hogar, es solitaria a pesar de tener una personalidad cálida y fraternal, de tener amistades y relaciones alrededor del mundo. El vivir en Londres además afecta terriblemente su visión estética. Pronto comienza a buscar ropa, música, literatura de la lejana década de 1990, consiguiendo los artículos más peculiares en diferentes ciudades del mundo. Está decidida a no dejar morir el oficio de la familia, tan antiguo como la historia puede recordar, y su cámara es su amiga inseparable en sus viajes. Al cumplir los 80 años, sin embargo, recibe una carta de un remitente desconocido pero que trata, enteramente, de su hermana. Sintiendo que puede estar en peligro por primera vez en casi sesenta años, Joaquina se da a la búsqueda de Angelique, sin tener un camino claro por donde seguir.