Stigmata || Siegfried

Hacia dias ue la idea me venia dando vueltas porla cabeza, sus palabras y el taccto frio de sus enormes manos en mi piel eran un buen aliciente para que hiciera aquello, dar un paso mas en nuestra extraña relacion, uno decisivo del cual no podia hecharme atras nuevamente, era mi forma de demostrarle que era suyo, no como objeto, mas bien, la representacion de que eramos mas que socios, que yo era su consorte y el de mi. Y para ello habia mandado a llamar a un viejo amigo, un vampiro, el cual se habia encargado de hacer la mayor parte de tatuajes en mi antiguo cuerpo, y que seria el que grabaria en mi piel el simbolo del clan de Siegfried.

Aquella tarde, aun con el sol en lo alto ese hombre llego, con su material esterilizado, para cortar mi piel, una forma mas intima de llevarlo en mi, formar parte de mi cuerpo no solo en tinta, era usar aquella tecnica de scarificacion. Fue algo doloroso, algo que tardo mas de dos horas en terminar de detallar y que tardaria mas de dos semanas en sanar totalmente, pero el resultado me daba esperanzas. Para cuando Charles se fue, la herida aun estaba sangrando, y yo mantenia una gasa en la zona afectada, humedecida con un desinfectante y sangre, el cual tenia que cambiar a medida que se fuera manchando.

Habia regresado a mi habitacion y tomado un baño lo cual resulto incomodo, espeicalmente cuando el agua tibia rosaba la herida, veia la sangre caer en hilillos desde mi pecho, desde la figura de tres triangulos enlazados justo sobre mi corazon, era una bizarra analogia a todo lo que el me hacia sentir, el como mi corazon se desangraba lentamente cada que el estaba cerca y cuando no.

Finalmente había regresado a Vollkommen, ese lugar que poco apreciaba, no le agradaban los lugares que tuvieran cierto porcentaje de desorden, el caos que reinaba ahí le resultaba molesto, era parte de el que todo lo que le rodeaba estuviese en total orden, que nada estuviese fuera de lugar, aun que ello implicara dejar a un lado sus planes hacia con su joven consorte, primero estaban sus negocios, primero tenia que evitar que todo lo que había construido se viniera abajo solo por un "capricho" mortal, por que así lo consideraba, aun que en parte era algo que debía saldar, un circulo que debía cerrar tarde o temprano, para limpiar el honor de su familia, limpiar el honor de sus hijos y su difunta esposa.

Llego en total calma, recibiendo los reportes de hechos por parte de sus empleados, cada movimiento perfectamente cronometrado de todos sus negocios, entregas de mercancía y cosecha de ella, incluidos los movimientos de Adrian, todo en casi perfecto orden, a excepción de los repentinos arranques del joven damphir. Dejo atrás todo el ajetreo, subiendo al penúltimo piso, el designado para ambos, quitándose la corbata y abriendo la camisa, con suma calma, mientras daba pasos seguros dentro de la estancia, dejo la tira de seda color gris en el respaldo del sofá mas cercano, buscando a Adrian dentro del lugar, esperando, extrañamente, verlo salir en cualquier instante con aquella exasperarte e ingenua jovialidad, su tonta sonrisa y el brillo casi inocente en los ojos azules, sin embargo, esa ocasión no hubo la tan "esperada" bienvenida, solo el sonido ahogado de los ruidos habituales de aquella ciudad, y el aroma a sangre.

Para su propio asombro, se encontró a el mismo caminando a prisa por el pasillo que llevaban a las habitaciones, deteniéndose en la puerta de Adrian, respiraba agitado, sin saber la verdadera razón de su preocupación, si había muerto, era mejor para el, se desharía de una vez por todas de aquella pesada carga, aun que si lo pensaba con mas frialdad, estaba implicado el hecho de que toda su familia, incluido Belial, vendrían a casarle como a un animal. Apretó los puños, maldiciendo internamente, forzando la cerradura con su mente, abriendo la puerta solo para encontrar a Adrian frente al espejo, portando solamente una vaporosa bata de seda azul y la sangre manando de una herida en su pecho.

A penas sali de la ducha solo me coloque ladelgada bata azul de seda que colgaba de la percha, aun sangraba, y el ardorque sentia comenzaba a ser insoportable, por lo que tome de la caja de primeros auxilios un par de gasas y un liquido desinfectante, moje el pedaso de tela, pasandolo por la herida, mientras me miraba en el espejo, era extraño ver una marca en mi cuerpo, la unica que habia en este nuevo cuerpo, sonrie ligeramente, pese al dolor cuando me puse la gasa encima. Suspire largamente, con los ojos cerrados, tratando de concentrarme para olvidar el dolor, cuando escuche la puerta abrirse, volvi la vista hacia el lugar, cerrandome la bata de forma automatica, sintiendo mi ritmo cardiaco acelerarse.

-Si... Siegfried, que haces aqui? -dije cuando le vi parado frente a mi, con ese gesto extraño en su rostro, entre enojo y angustia.

Si, realmente detestaba aquello que Adrian le hacia sentir, siempre que estaba cerca de el era como entrar en una vorágine de emociones encontradas, entre el enojo habitual, la molestia, preocupación y algo que no lograba canalizar correctamente para darle nombre, era simplemente frustrante.

Se acerco al rubio, tomándolo por las muñecas, gruñendo de forma inconsciente mientras revisaba sus delicados brazos, buscando alguna herida que justificara el penetrante aroma de la sangre en el lugar. Sin encontrar nada y sin soltarlo, apretó mas las manos en torno a las frágiles muñecas de su joven consorte, mirándolo fijamente a los ojos, con la fiera mirada gris.

-¿Que hiciste?- pregunto entre dientes, notablemente alterado, con todos los músculos y huesos del rostro tensos -. ¡Dime que diablos hiciste Adrian!

Exigió, aguardando la respuesta, sin soltarlo, al contrario, logrando así pegarlo mas contra su cuerpo.

Sentia dolor en las muñecas, la fria presion de sus dedos en mi cuerpo, el frio de su mirada era como para temer, realmente, sin embargo, habia algo mas ahi, en sus ojos que me permitia tranquilisarme un poco, ante el hecho de que si el lo deseaba, podria partirme a la mitad.

Solte un gemido de dolor cuando mi peho golpeo el suyo, debido al rose de la tela y de la gasa mal acomodada en el pecho -. Me lastimas - murmure e hice un gesto de dolor, bajando la mirada, sintiendo la sangre deslizarse por mi pecho, manchando la gasa y la delgada tela de la bata.

Gruño como lo haría un animal realmente hambriento frente a su posible presa, olfateo en el ambiente ese fresco aroma de sangre, soltando su agarre de una de las manos de Adrian, dio un paso hacia atrás, buscando con sus sentidos la fuente de aquel aroma, mirando asombrado como la mancha roja crecía a través de la seda de la bata del mas joven, llevo su mano libre hasta ese lugar, abriendo la tela, develando así la grave herida que aun sangraba.

-¿Que hiciste Adrian? - siseo y apretó mas la mano en torno a la muñeca del damphyr, no esperaba una respuesta coherente, no sabia si realmente deseaba escuchar sus palabras, aun que era casi obvia su respuesta, dado a la forma de la herida y las lagrimas en sus ojos.

Los ojos me escocían, mi corazón bombeaba sangre aceleradamente, provocando así que la herida sangrara nuevamente - Me lastimas -. Repetí al sentir como su mano apretaba mas mi muñeca.

Lo miraba fijamente a los ojos, sintiendo mis lagrimas acumularse rapidamente en los ojos, amenazantes a punto de caer cuando el abrio la bata, dejando caer la gasa empapada de sangre.

-Yo.. hice lo que me pediste... es el sello de tu clan - murmure apretando los ojos debido al dolor, y a la pena que me viera asi, desnudo, pese a ya me habia visto asi, aun me resultaba algo incomodo que me viera asi.

Libero su mano en un gesto brusco, le dio la espalda al ver esos ojos fieros y decididos, pese a las lagrimas que se anegaban en ellos. Apretó los puños, tratando de desechar la extraña punzada en el pecho, recordando el primer encuentro que habían tenido, cuando había querido recuperar la sociedad, sin imaginarse siquiera que volvería a involucrarse con aquel chiquillo.

Respiro profundo, aun sintiendo su mirada, como pequeñas agujas clavadas en la nuca, y el aroma penetrante de la sangre, ese aroma que despertaba en él, el deseo, la lujuria, no de la sangre en si, mas bien era un deseo sacado desde lo profundo de su gélido cuerpo, el cazador que vivía dentro de el lo exigía como un sacrificio, clamaba dentro de el tomar esa sangre virgen y pura.

Gruño nuevamente, y volvió a inspirar profundamente, con los ojos cerrados -. Dije un tatuaje - mascullo -. Jamas dije que tuvieras que cortar tu piel.

Estaba aterrado, quizas por la forma en que se movia, en que me habia agarrado, con la violencia en la que habia reaccionado cuando noto la herida y como se habia alejado, fue como aquella lejana noche en que habia intentado seducirlo, en que las cosas se habian dificultado solo por que me habia cortado el labio con mis diminutos colmillos.

-Pense que seria mejor asi... formarias parte de mi carne - murmure entre sollozos, tratando de acercarme, aun que notaba que a cada paso que daba, el se alejaba, hasta el punto en que simplemente me evito, como si hubiera algo mal en mi, algun tipo de virus infeccioso que pudiera dañarlo, me sentia sucio cada que hacia eso, que se alejaba sin mas - Siegfried, por favor..

-Es que acaso no piensas Adrian- grito, no media su enojo, la forma e que le hablaba, ignorando totalmente la angustia en el rostro del mas joven, simplemente quería salir de ahí. Se movió con intensión de salir de la habitación, sintiendo la presencia de Adrian detrás de él - Has que sane esa herida... eres medio vampiro y medio ángel, tienes ese don en ti, has que sane.

Ordeno, girándose para mirarlo fijamente, provocando así que su joven consorte diera un paso hacia atrás, alejándose de él. Su mente luchaba contra el instinto de lanzarse sobre el rubio, atacarlo y tomar posesión de el, marcarlo como lo que era, suyo, por que así era, así había sido desde que su familia lo había entregado casi como mercancía para el bien de la sociedad entre ambas organizaciones, y así había sido cuando el mismo joven por propia voluntad se había puesto nuevamente en bandeja de plata, para él.

Di un paso hacia atras, justo cuando el se volvio sobre sus pasos, mirandome con esos ojos que helaban hasta el alma, trague duro, y me cubri la herida y con ello el cuerpo, sintiendo una fuerte opresion en el pecho.

-No- negue bajando la mirada - No lo hare.. no voy a borrar algo que para mi significa mucho... no voy a deshacerme de esto.. no puedo y no quiero -grite adelantandome nuevamente, furioso, sin saber si era por mi o por el, sintiendo aun mis lagrimas manchar mi rostro - Haslo tu si quieres, usa tu sangre para cerrar la herida, pero no lo hare yo... -dije y lo empuje con las manos en vano, pues era mas fuerte y alto que yo, dejandome con la sensacion que simplemente estaba golpeando a la inamobible pared - No yo...

Una fría ráfaga recorrió su cuerpo entero, bajando desde su cráneo hasta todas sus extremidades, el golpe frió de la adrenalina mezclando con furia, dio un nuevo paso hacia adelante, tomando con fuerza desmedida la muñeca de Adrian, sintiendo su poca resistencia y escuchando el jadeo lastimero que salio de sus labios. Lo miraba fijamente a los ojos, dispuesto a atacarle.

Sus lagrimas le resultaron desesperantes y al mismo tiempo aquella punzada extraña en el pecho le hizo que la ira disminuyera de forma ligera, que se transformara en algo mas, algo que de igual de impulsivo, en lujuria pura.

Tiro con fuerza de su brazo, pegándolo a su cuerpo, enredando los dedos de su mano libre en sus largos cabellos, tomando sus labios en un beso hambriento y posesivo.

Mi cuerpo entero temblaba, mientras lo miraba fijamenete a los ojos, con deseos de leer en su mente, de saber que pasaba por ella, sin embargo no habia respuesta mas que su mirada llena de furia, cerre los ojos de forma automatica cuando senti el tiron de su mano en la mia, el golpe seco de mi cuerpo contra el suyo, aun que sin esperarme aquel repentino beso, salvaje y posesivo, esa forma tan suya de besarme y hacerme perder los estribos, mi cerebro practicamente se desconectaba en la parte racional, y me dejaba llevar por sus arranques.

Gemi aun pegado a sus labios, incluso, aprete mi mano libre a su camisa, arrugandola en el proceso.

Predecible, sin duda, era demasiado fácil para Siegfried adivinar los pensamientos de Adrian, como reaccionaria en cada minuto o segundo, sin embargo, en ese instante en que sus sentidos estaban nublados, le importo muy poco, especialmente cuando aquellos nuviles labios correspondieron a su gesto, el escuchar el ligero jadeo escapar de ellos, y el cuerpo mas joven casi derritiéndose entre sus manos, era arcilla maleable entre sus dedos.

Se movió de forma inconsciente, llevando consigo el peso ligero de su joven amante, sin dejar sus labios o soltar el agarre en sus cabellos, solamente soltando el agarre en su mano, para llevarla a su cintura pegándolo mas a su cuerpo. Llego a la orilla de la cama, donde lo dejo casi con delicadeza recostado sobre el colchón, abrió la bata sin cuidado alguno, rugiendo como un animal hambriento, con los los colmillos alargados se agacho contra el pequeño cuerpo, lamiendo la herida casi con lujuria, succionando la sangre que manaba de ella provocando gemidos a Adrian, gemidos que no podía distinguir si eran de placer o dolor, pero que poco le importaron.

La cabeza me daba vueltas, mi respiracion era entrecortada mientras mi cuerpo se estremecia por completo y mis labios dejaban escapar gemidos descarados al sentir su lengua y boca tomar la sangre que salia de la herida en mi pecho.

- Siegfried - le llame entre jadeos, apretando entre mis manos las colchas, mientras ondeaba mi cuerpo debajo del suyo, gimiendo de puro placer. Lleve una de mis manos hasta su cabeza, acariciando su nuca antes de enredar mis dedos en sus rubias ebras.

Sintió el ligero tirón de sus delgados dedos en sus cabellos,algo que provoco un escalosfrio que le recorrió toda la columna vertebral, haciéndole gemir ahogadamente sobre la pálida piel herida, levanto el rostro, con los ojos totalmente ciegos de lujuria, gruñendo como lo hacen los animales hambrientos, tomo sus labios de nueva cuenta, metiendo su lengua, explorando su boca, buscando a su compañera.

Escuchaba los gemidos de su amante y su cuerpo ondulante debajo del propio, pasos sus manos por los delicados costados, caricias lentas comparadas con el ardiente deseo que bullía dentro de él, quería tenerlo, marcarlo, pues inconsciente o probablemente muy consciente de sus actos, había algo en su cabeza que le gritaba que Adrian era suyo, le pertenecía, suyo y de nadie mas, quizás el instinto animal que lo dominaba, era eso, o así lo quiso creer cuando se metió entre sus piernas, separándose a penas para deshacerse de la cara camisa de seda, arrancándola de su cuerpo al igual que sus demás prendas, todo esto bajo la mirada entornada de su joven amante que parecía el mas exquisito de los bocados, tirado ahí, sobre el colchón, el rostro arrobado sus labios entreabiertos ligeramente hinchados, los ojos entornados y brillantes de deseo, el cabello rubio esparcido por la oscura colcha azul marino, su perfecto cuerpo cubierto por una ligera capa de sudor. "Mio", su mente grito antes de arrojarse nuevamente contra Adrian, para besarle y marcarlo.

Mi corazon bombeaba acelerado, a marcha forzada, al verlo asi, con su mirda fiera y fria, decidida, los colmillos resaltando de sus labios, los gruñidos que escapaban de su boca y la pasion desbordante de su cuerpo. Jadee, roncamente su nombre, levantando los brazos cuando el se pego a mi cuerpo, buscando sus labios, temblando ante la anticipacion de aquel momento, de temor incluso, pues tenia en cuenta como era el, o al menos mis recuerdos me indicaban como era en situaciones como esta, y al hecho de aque en esta vida yo era un novato en estas cuestiones.


Cerre los ojos en cuanto sus labios hicieron contacto con los mios, al sentir la lengua avida dentro de mi boca, clave mis uñas en su espalda, gimiendo alto su nombre, aguardando el momento.

Lo tomo por las caderas, moviéndose en un vaivén entre sus piernas, rosando su miembro contra el del mas joven, jadeando ante tal estimulo, al contacto de la cálida y suave piel, el de los delicados movimientos de su amante, y el ligero temblor que le recorría. La anticipación era parte de aquella reacción, ademas de la inexperiencia de esta nueva vida, lo sabia perfectamente por la carencia de marcas en tan pálida piel, su inmaculada blancura a la que marcaba con sus labios y manos, dejando ligeros hematomas, rojos y purpúreos.

Siguió besando los labios, de ese tono rojo y fresco como fresas, mordiéndole y bebiendo la sangre que manaba de las pequeñas heridas, enfebrecido de placer, llevo una de sus manos a su propia boca, humedeciéndolos antes de llevarlos entre las nalgas de Adrian, masajeando apretada entrada, mientras le escuchaba gemir su nombre de igual manera en que él se movía sobre su pequeño cuerpo.

Mi cuerpo entero se tenso ante la extraña sensación de sus dedos en mi cuerpo, los movimientos que hacia buscando hacerse espacio, dilatando, suponía yo, para no dañarme. Cerré los ojos mordiendo mis labios, sintiendo el ligero sabor a sangre en mi boca, tratando de que aquella sensación de molestia y ligero dolor.

-Siegfried... - masculle entre jadeos, aferrándome cada vez mas fuerte a su cuerpo, con mis piernas y brazos, clavando las uñas en su espalda, marcándolo de esa forma como mio, así como el iba dejando marcas en mi.

Rugió, como ya era casi costumbre en él cada que le escuchaba pronunciar su nombre en situaciones similares, como antes, era casi como si el que le llamara despertara en el al guerrero vikingo de antaño, el que se enfrascaba en batallas campales hasta la muerte.

Siguió moviéndose dentro de el, haciendo tijeras y girando los dedos, procurando ser lo mas "delicado" posible, pues tampoco pretendía dañarlo, y fue en parte aquello, lo que le devolvió algo de razón al momento, separándose unos centímetros, sacando sus dedos del cálido interior, lamió la palma de su propia mano, humedeciéndola lo suficiente para embadurnar con aquello su hombría, manteniendola en su mano y llevándola entre las piernas de su joven consorte.

Comenzó a penetrarlo de forma lenta y casi dolorosa, para ambos, podía verlo y sentirlo, el como se tensaba cada milímetro que entraba, el gesto de dolor en el rostro de Adrian -. Relájate.... necesito que te relajes - murmuro sobre su oído, ocupando su mano libre para acariciar su pene, solo lentos roses, logrando un ligero resultado, el cual le permitió empujar mas dentro del cálido cuerpo, quedando a mitad de camino, jadeante, comenzó a moverse en un lento vaivén, clavándose más y más en cada estoque, hasta que por fin pudo estar completamente dentro del cuerpo de Adrian.

Deje escapar un gritillo agudo cuando lo senti entrar en mi, ya no mas sus dedos, su miembro que parecia palpitar dentro, y el como se movia, la forma en que me acariciaba y sus palabras, era doloroso, nada comparado a lo antes vivido, pues esto era nuevo, era estar con el, entregarme a alguien a quien realmente amaba, alguien que pese a su frio caracter sabia que jamas me haria daño y el lo habia dicho y lo sentia.

Cerre los ojos con fuerza, respirando profundo, relajando mi cuerpo, con esfuerzo, mientraslo sentia moverse y entrando mas y mas dentro de mi cuerpo. Trague un poco de saliva cuando el dejo de moverse, cuando senti toda su longitud en mi, llenandome. Abri los ojos entonces, mirando su rostro, ligeramente contraido, el sudor sanguineo perlando su frente, sus ojos frios y brillantes de extasis.

-Te amo - murmure pasando mis manos por su rostro, delineandolo, grabandome cada gesto, en ese instante - Siegfried.

Aquella sensación, el calor envolviéndole, su aroma embriagandole, el rostro arrebolado y los hinchados y suculentos labios. Su propia respiración estaba agitada, al sentirse atrapado por aquel cumulo de sentimientos que se negaba a aceptar, los sentimientos provenientes del joven cuerpo de su amante, que podía percibirlos con claridad, el como lo envolvían cálida y exasperadamente, como suaves amarraduras de seda de las cuales quería liberarse, romperlas, hacerlas trisas.

Un gruñido escapo de sus labios, cerro los ojos cuando escucho aquellas simples palabras y su nombre en aquella dulce e irritante voz.

"Te amo"

Tomo aire y paso sus manos por el costado izquierdo del joven, aferrando su pierna, subiéndola por encima de su hombro, dándole mas acceso a aquella apretada entrada, comenzó a moverse con fuerza, gimiendo, buscando los labios rojos, tomándolos, marcándolo con su cuerpo, asegurandole y asegurándose que llegara el mensaje a sus jóvenes neuronas.

Adrian era suyo y siempre seria así, sin importar las barreras, él era suyo y de nadie más.

Mi espalda se arqueo totalmente, gimiendo como un animal en celo y empujando en contra a su ritmo mis caderas, agradeciendo un poco el cambio de posicion, era menos incomodo y podia sentirlo mas dentro de mi.

Correspondi a sus besos, al mensaje silencioso de su cuerpo, aferrandome a sus brazos con las uñas, sin dejar de gemir su nombre, de repetirlo entre miles de te amos, con lagrimas en los ojos, pese al ligero dolor.

-Siegfried - gemi entre sollozos placenteros, separando mas las piernas, respirando agitado con el sudor bajando por mis cienes, junto con las lagrimas, sintiendome cerca, rosando el climax al que no deseaba llegar aun... No queria separarme de el,estar lejos de el, no queria que se fuera.

Pese a todo, aun que le costara aceptarlo, de alguna forma habia cosas de Adrian que realmente le agradaban, como esos momentos, cuando él se entregaba sin medir consecuencias, totalmente, ciegamente, y sabia que era suyo, aun sin que él dijera palabra alguna, lo sentia, lo leia facilmente en su mente y su rostro, ese hermoso rostro, sonrojado y pletorico de placer.

Sonrio ligeramente, sintiendo el cuerpo del mas joven estremecerse, el como sus entrañas se contraian debido a su orgasmo y la humedad de su semilla manchando su vientre. Gimio roncamente, aun sosteniendo su pierna, moviendose un par de veces antes de correrse abundantemente de él, terminando su tarea de marcarlo, de hacerlo suyo totalmente.

Una sonrisa de satisfaccion se formo en su rostro al escuchar su nombre en la voz de Adrian, la forma en que lo pronunciaba, en que su cuerpo aun se retorcía de placer debajo de su cuerpo, mostrandole ese rostro dulce, definitivamente de las cosas que realmente le gustaban de Adrian, ese rostro despues de haber tenido un orgasmo.

Lo beso nuevamente, posesivamente, antes de separarse de el, permaneciendo recostado a su lado, no podia irse, no en ese instante, era de vital importancia demostrarle un poco de afecto,si realmente pensaba seguir con aquel plan.

Tiro del cuerpo de Adrian, sosteniendolo sobre el suyo, aguardando a que el quedara dormido y entonces poder irse.

Cerre los ojos con fuerza cuando aquel orgasmo recorrió mi cuerpo entero, dejandome exhausto, languido y en paz. Sí, en verdadera paz, con el, conmigo, me sentiarealmente feliz y seguro de saberme suyo, senti su cuerpo separarse del mio y el ligero dolor y los fluidos escapar de mi, deje escapar un jadeo, pegandome a su cuerpo, acurrucandome contra el, aspirando el aroma de su piel, el aroma de su colonia y el de la sangre de su sudor.

Pase la lengua por mis labios y me levante ligeramente para besar los suyos, volviendo a mi posicion, con el rostro recargado sobre su pecho y mis brazos al rededor de su torso, con ojos cerrados y cansado, me quede dormido, mientras sentia su mano grande y fria acariciando mi espalda y los dedos de la otra enredados en mis cabellos.