Thundaga [Katherine Droved][+18]

Todo comenzó con una noche tormentosa... Acababa de salir del trabajo, después de provocar a mi jefe y darle una buena lección dejándolo con las ganas. Estoy harto de que ese humano imbécil lo engañe y le haga creer que mi trabajo lo hace él. El mundo podía colapsar, no voy a descansar hasta que todos dependan de mí, esa será mi venganza. Me molesté tanto que aprovechando la tormenta, usé mi poder y lancé un rayo tras otro en el momento adecuado en el que creían que estaban grabando los datos. Coincidía misteriosamente con mi hora de salida y como soy un demonio bastante poderoso y genial, mis rayos provocaron una gran falla eléctrica. Tómenla idiotas. Y tan tranquilo me salí. Monté en mi moto y mis propios relámpagos me seguían.

Inevitablemente, el agua hizo de las suyas y aunque no me molesta, porque el agua no puede hacerle daño a un hombre guapo, busqué un buen refugio. Uno original, así que me metí a uno de los teatros, aprovechando que la función había terminado. Aunque pude hacerlo aunque aún estuviera, total, a mí nadie me controla. Entré con la moto hasta el mismo escenario y sólo entonces, la apagué y bajé de ahí.

Agito la cabeza para quitarme el exceso de agua y chasqueo los dedos para volver a electrizar mi cabello y no parecer despeinado. Es mi estilo este siglo y me encanta. No parece haber nadie, así que me siento en el escenario con una pierna encogida. Es hasta este momento que me doy cuenta que también están a oscuras, así que río, divertido.

- Soy tan genial...

Me divertía de lo lindo... el solo saber que ya habría más de un humano desesperado por la falta de electricidad y seguro que bastantes sobrenaturales aprovechando para deshacerse de unos cuantos humanos, me hacía sentir superior. Aunque no me gusta, debo fingir un poco en mi trabajo a cambio de absorber toda la envidia de los humanos de la oficina, pero había momentos en los que me desesperaban y simplemente ya no podía más. Este era uno de ellos y me enojé tanto que ahora una parte de la ciudad tendría problemas de electricidad.

Mientras le sonreía a la nada sintiéndome genial, escucho la puerta. No me importa si es un estúpido humano, yo no voy a moverme de aquí. Ni mi moto. Y el mundo puede colapsar. Tal vez si es un viejo que trabaje de cuidador se me antoje lanzarle un rayo directo al corazón. Pero no... en cuanto los pasos se acercan, es claro que es una mujer. Los zapatos de hombre no suenan así. La chica se acerca tanto que finalmente puedo verla. Es otra criatura de la noche, con el alma manchada y por eso sé que es o vampira o licántropa. En cuanto se quita la chaqueta, me es obvio que es vampira. Uno no pasa 10 mil años vivos sin aprender algo.

- Es mi primera vez... en este teatro. Son especiales y más a oscuras. Soy Ryuu, ¿y tú?

La chica vampiro es alguien que parece gustar de fastidiar también y lo noto cuando me llama "soy Ryuu" en lugar de sólo Ryuu. Me molesto un poco, pero hago lo posible por calmarme, justamente porque conozco este juego. Lo practico todo el tiempo, tomar algo sutil y molestar a los demás. Así que no voy a molestarme como un principiante.

- Sólo Ryuu, Senbō Ryuu. Te llamaré Kat entonces, Catalina.

Sonrío ampliamente, devolviéndosela, pero creo que esto no servirá de nada. Dos fastidiosos debemos estar unidos, no peleándonos entre nosotros.

Admito que es la primera vez que estoy en un teatro a oscuras en medio de la noche y encima con una moto en pleno escenario. La forma en que Kat describe los lugares oscuros me hace pensar en otras cosas.

- Tienes toda la razón, aunque tu forma de decirlo me hace pensar más en los cuartos oscuros. No hables así, porque esas cosas se le antojan a un pobre chico inocente como yo.

Río un poco porque obviamente yo no tengo nada ni de chico ni de inocente.

- ¿Y qué te trae por aquí, la lluvia?

Aquel chico cada vez me estaba me emepzaba a caer mejor, era muy parecido a mi, en version masculina, peor aun asi se parecia a mi. Lo mire y rei, pues me gustaba encontrar a gente como yo, aunque eso suponia tener una dura competencia. Subida en el escenario comence a caminar y rei ante lo que dijo
-inocente tu?ja vete con ese cuento a otra persona porque no te creo nada-
dije entre risas.
-Pues la verdad que lo que me trajo hasta este lugar, a parte de la lluvia, fue el aburrimiento y a ti?-

off:perdon la demora me quede sin internet en casa

Después de molestarnos mutuamente un poco, sólo un poco en verdad, parece que ambos nos damos cuenta de que somos muy parecidos. Y eso era bueno, porque juntos podemos lograr muchas cosas que separados no. Separados terminaremos explotando y tal vez peleados o aburridos... juntos podemos conquistar el mundo. Molesto con que la forma en la que habla sobre los lugares oscuros me hace pensar en los cuartos oscuros, pequeña cosa a la que soy bastante aficionado en estos días, la verdad. Pero Kat, obvio que no cree que yo sea inocente. Sonrío mi sonrisa más inocente y la voy transformando en la verdadera: una sonrisa maquiavélica que es quien soy en realidad.

- ¿Quién te lo dijo? Puedo serlo... o bueno, fingir serlo. Y supongo que tú haces lo mismo.

Pregunto qué la trajo hasta el teatro y me acerco un poco, caminando con paso lento y elegante, como es mi estilo.

- La moto... y las ganas de fastidiar. Quería provocar una falla eléctrica aquí también, pero pues... no hay función. Y bueno, la curiosidad. No había venido a este teatro.
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Off: ahora yo te pido perdón >_< Soy un torpe y se me olvidan los temas que tengo Dx

Hablo con la chica vampira y de repente, el ambiente cambia notoriamente. Me acerco todavía más y rozo su nariz con la mía antes de volver a una distancia que nos mantenga muy cerca, pero no tanto.

- Demasiado... también me gusta que un hombre me la meta.

Le hago un guiño y río divertido, porque sé que eso no es algo que se esperaba. Le echo una mirada al lugar, pero la verdad es que no lo sé.

- Mira, vampirita... casi nunca, y es en serio, casi nunca lo hago con mujeres. ¿Crees tener lo necesario para provocarme? Soy un chico difícil, porque soy 90% gay. Pero acepto darte una oportunidad... si aún la quieres.

Lo primero que hace Kat es desnudarse. Suspiro, pero en verdad que eso no es ni remotamente suficiente. Por si fuera poco, tiene esa misma seguridad que tengo yo y me dice sin tapujos que su simple cuerpo es razón suficiente para que yo caiga.

- Pues soy de esos difíciles... Te lo dije, soy homoflexible, lo que significa que vas a tener que hacer algo mucho mejor, porque con las chicas, la lujuria no me entra por los ojos.

Claro que lo siguiente es obviamente algo mucho mejor. Bueno, si de verdad quiere esto, voy a ayudarla un poco... Cierro los ojos y dejo de pensar, simplemente me dejo. Si en verdad siente la suficiente lujuria por mí, tal vez pueda funcionar.

No resisto y abro los ojos para poder prestar atención a su boca. Es buena, tengo que admitirlo, y pese a que es mujer, mi cuerpo reacciona. Debo tener algo muy mal este siglo, que las mujeres se me lanzan encima. Al menos me había topado con dos que sí que saben tratarme bien, o bueno, que saben hacer que me guste. No tardo en excitarme de verdad y me mordisqueo el labio inferior mientras su boca juega con mi pene.

Hace algo que no me gusta casi nada en realidad, pero me sirve para distraerme. Sólo la miro, divertido porque los senos tienen muy poco atractivo para mí.

- Me gustó más lo de antes...

Se levanta y se frota contra mí, pero la detengo y la tomo de la mano. Camino algunos pasos hasta pegarnos a la pared. Pego mi espalda y la suelto a ella.

- Ok... tú ganas, vampirita. Tienes derecho a usarme.

Me rindo con ella, puede ganar en esta ocasión. La verdad es que su movimiento apto para amantes de los senos no me impresiona, aunque la sensación es algo agradable, pero es porque en verdad, aunque llego a tocarlos, los senos no me inspiran como le inspiran a un heterosexual. Kat está muy segura de sí misma, de su cuerpo sobre todo, pero conmigo esas cosas no funcionan porque es mujer, funciona cómo se mueva. La tomo de la mano y me recargo contra la pared para decirle que puede usarme. Me someto voluntariamente porque más no hay. Cedo a la lujuria y al hecho de que nos parecemos. Cierro los ojos y pego mis manos a la pared... yo la estoy usando para obtener placer y al final de cuentas, todos podemos estar bastante contentos. Llega un momento en el que me estremezco, pero no voy a contenerme. Ella me buscó y esto es lo que quiere.

Abro los ojos al sentir su lengua y sonrío divertido. No dejo de mirarla a los ojos y escucho la orden de dejarme llevar.

- Eres igual a mí...

Muerde mi cuello y yo la sostengo del trasero.

- Menos palabras y más acción...

Observo todo lo que hace y sólo sostengo su trasero, esperando para ver cómo se mueve. Gimo cuando me muerde y lo acepto, me encantan las mordidas y los vampiros e híbridos lo tienen de hecho grabado en el instinto y eso hace que lo hagan mejor que otros. Kat se acomoda y empieza a moverse pero no tarda en quejarse. Levanto una ceja y la miro.

- No te has ganado otra cosa... Yo sé que me deseas porque soy genial, pero yo no estoy salivando de deseo por ti. Así que gánatelo.

Meto una de mis manos entre su cabello y lo jalo con algo de fuerza para que me mire.

- No seas tan soberbia, estás con la Envidia... eso te hace genial.

Río divertido, esta chica sí que es casi una versión mía pero de mujer. Tal vez el único defecto es que debería ser casi lesbiana. Se aparta de mí y ahora yo le jalo un poco el cabello.

- Tú tampoco te creas tanto... también yo he sido prostituto y actor porno y muchas más cosas que tú, simplemente porque soy más viejo.

La suelto y me recuesto sobre el piso.

- Ok, lo acepto, me gusta. ¿Pero qué te digo, vampirita? Me gustan las personas dominantes, así que no voy a darte más que esta orden, otra vez: haz conmigo lo que quieras...

Logro mi cometido y veo que está furiosa. Yo le sonrío ampliamante como niño bueno. He ganado el asalto.

- ¿Y quién te dijo que soy un caballero? Si lo escuchaste por ahí, te mintieron. Si lo pensaste al verme de traje y con apariencia respetable, te engañaste sola. Eso fue sólo mi metrosexualidad.

Me recuesto pero ella no hace lo que yo quería, sino que se coloca entre mis piernas para seguir con la felación. Qué bueno que me acosté, porque empiezo a gemir e incluso a gritar cuando me muerde. Deja de importarme que sea una mujer, porque lo que hace es delicioso. Me incorporo sobre un codo y sólo la miro.

- Ok, tú ganas...

Como respuesta, sujeto a Katherine con las piernas y giro con ella hasta quedar encima de su cuerpo, habiendo cambiado completamente las posiciones. Acaricio su cabello.

- Ganaste que me vuelva un poco heterosexual por ti...

Lamo la base de su cuello y restriego mi cuerpo contra el suyo para demostrarle que va en serio. Después de todo, tampoco soy "gay de oro", sí he tenido mis escarceos con mujeres, aunque muy pocas porque no me agrada casi ninguna.

- ¿Ya no quieres?