en el culo del mundo!!#privado#

La masa negra se movía por el cementerio de Los Angeles. En realidad no era una verdadera masa informe de negrura, sino un enjambre de langostas de ese color que se movían a toda velocidad... Asmodeus en una de sus múltiples formas demoníacas. Disfrutaba rondar en el cementerio esas noches... Recordaba el primer encuentro que había tenido con el Rey del Infierno en ese mismo lugar. Además de traerle buenos recuerdos, ese lugar solía demostrarse como todo un campo de víctimas desprevenidas de las cuales devorar sus almas... Muchos jóvenes imprudentes recorrían el cementerio sin saber los peligros que implicaba hacerlo, al igual que aquellos que iban a llorar a los muertos... Humanos, que seres patéticos. Como si los muertos en el Infierno pudiesen escuchar sus estúpidos lamentos. Había que ser idiota en la vida ¿eh?
La masa oscura continuó avanzando hasta hacerse cada vez más compacta y cambiar su composición... Esta vez en una alta forma humanoide, un cuerpo humano pero sin rasgos visibles más allá de dos ojos profundamente rojos y cubierto totalmente de un negro azabache. La figura se movía con igual rapidez en esa forma... Pero de pronto dio de bruces contra algo... No le costó demasiado concentrarse y darse cuenta del aura de ese ser vivo... Un vampiro...
Por segunda vez, el General cambió de forma. Esta vez tomó su forma humana. La negrura que lo cubría desapareció y se reformó en forma de un elegante traje Armani totalmente negro, su piel blanca y pálida salió a la superficie, el resplandor rojo de sus ojos fue reemplazado por unos iris verdosos mucho más comunes y su cabello rubio dorado salió a relucir. Sus hermosas facciones ampliaron su belleza al dedicar este una sonrisa de costado al observar a la vampiresa que tenía ante sí.
- Vaya vaya... ¿Qué tenemos aquí? Pero si es una vampiresa... Muy hermosa he de agregar.

La sonrisa del General Infernal se ensanchó aún más cuando escuchó las palabras de la criatura de la noche y a decir verdad, pecó de soberbio y vanidoso, dado que se sentía totalmente en su salsa con esos halagos. Como de costumbre, cuando tomó su forma humana, su perfume invadió el espacio de aire que los rodeaba a ambos. Un perfume que era difícil de definir, era sutil y casi inodoro. Pero no se caracterizaba por su aroma, sino por otros efectos. Asmodeus era una de las tantas representaciones y cabezas de la Lujuria misma y ese perfume tenía esos efectos, incitaba mejor que ningún estímulo a la lujuria, al pecado. Era un perfume capaz de hacer derretir a las más curtidas y experimentadas zorras y de volver en cuestión de segundos puta a una virgen.
Se acercó de manera sensual a la joven y se puso detrás de ella, le puso ambas manos en los hombros y acercó su boca sensualmente a su oído para susurrarle en la oreja:
- Y... ¿cuál es tu nombre, pequeña? ¿Qué te trae a este lugar tan solitario?- dicho esto le mordió de manera sensual el lobulo de la oreja: - ¿Expectativas de diversión, acaso?