La Tormenta [Kageyama] [+18]

Había llegado a mi límite... necesitaba una fiesta y un buen baile. Estoy harto de andar solo por el mundo, con sólo humanos estúpidos a mi alrededor. Son útiles, pero yo no soy un vulgar humano. Yo soy el gran demonio Envidia y merezco que todos quieran ser como yo...

Así que me dirijo a uno de los antros de mala muerte de los barrios bajos. Últimamente no he venido por aquí, pero eso no es algo importante. Me arreglo... me visto con jeans negros, playera roja y chamarra de cuero. Me veo genial, porque SOY genial y nadie va a negarlo. (Off: ignora a Ohno XD) Entro como lo que soy, caminando con ese porte elegante que siempre he tenido y tanto me ha funcionado. Sin duda, el hecho de que nadie me impida el paso, provoca de inmediato la envidia de los que se quedan afuera.

Entro y bailo un poco, pero termino harto aunque ya hay varios tipos que me miran como si quisieran golpearme por mi pequeño éxito con las mujeres. Estúpidos, como si yo quisiera algo con una mujer. Me siento en la barra y pido varios Baileys frappé...

Después de un día largo de trabajo en uno de mis restaurantes, andar probando nuevos platillos, viendo que los comensales estuvieran bien, que no les faltara nada, que les gustara la comida, ese tipo de cosas, decido que lo mejor es salir un rato a perder el tiempo, me parece buena idea ir a bailar un rato, me
cambio para la ocasión.

Llego a un antro y paso saltándome la fila, lo cual ocaciono que se molestaran, cuando llegue el guardia me dejo pasar, sonrió de lado viendo a los demás, saco una paleta y entro, voy directo a a barra y pido una cerveza, mientras la traen termino mordiendo mi paleta, tiro el palito por ahí, cuando me traen la cerveza tomo un trago y repaso el lugar con la mirada, tal vez encuentre algo interesante.

Me estaba empezando a fastidiar, pese a lo rico y dulce de las bebidas que elijo esta vez. Así que me levanto y busco una nueva pareja de baile, un hombre estaría mejor, y entonces veo uno que conozco. Mi hermano Gula, al que yo mismo le puse el mejor apodo del mundo que combina su nombre con el de uno de sus dulces favoritos. Aunque pensándolo bien ¿hay algo que no le guste? Se podría comer un ángel si se lo sazonan bien. Río con mi propio pensamiento y luego corro hasta él y lo abrazo por la espalda, tieniendo mucho cuidado en tomarlo por sorpresa.

- ¡¡¡Shocolate!!! Hermano, ¿dónde te habías metido? Tanto tiempo sin verte. ¿Me extrañaste? Más te vale.

Para reforzar mis palabras y hacer notar el cariño que le tengo a mi hermano, le doy un beso en la mejilla, ante la mirada atónita de varios de los tipos que hace un minuto estaban deseando mi muerte por mi éxito con las chicas.

Estaba tan entretenido viendo el lugar y tomando un poco de cerveza que no me doy cuenta que alguien me observa, al poco tiempo me salta encima ¬¬ Pero como poder enojarme con mi hermanito, más con ese beso en la mejilla que me planto. Rió divertido con sus palabras y tomo otro trago de cerveza antes de girar para verlo, lo abrazo por la cintura y le planto otro beso pero en la comisura de los labios.

-Claro que te extrañe, pero ya sabes el trabajo manda.

Espero a que él se separe, por mí no hay problema en tenerlo cerca, Envy era muy apetecible a mi gusto.

-¿Y tú que andabas haciendo?

Pregunte mirando alrededor.

-¿Buscas una presa?

En cuanto abrazo a Kageyama por la espalda, noto su enojo, pero me divierte. Más porque se le quita deinmediato en cuanto ve que soy yo. Si yo sé que soy el más lindo del mundo, ninguno de mis hermanos podría odiarme. Para mi sorpresa, él sube de tono mi inocente beso, sólo un poco.

- ¿A poco tu trabajo es comerte todo lo que produce una fábrica?

En lugar de quitarme, me siento de frente a él, sobre su regazo y rodeo su cuello con mis brazos.

- Bailando, sacándole puntos de demon power a los humanos... lo de siempre. En realidad buscaba una pareja de baile, una decente y no las porquerías con las que bailé.

Le susurro al oído y muerdo su lóbulo.

- Y te encontré a ti...

Mi hermanito adorado me saluda con un beso en la mejilla, si fuera otra persona lo hubiese golpeado por tal atrevimiento pero al contrario, le doy un beso en la comisura de los labios, sonrió divertido por lo que pregunta.

-Sabes que sí, tengo que asegurarme que la mercancia tenga un buen sabor, sino no sirve, y pueden dejar de comprar mis productos. Así que yo pruebo uno de cada lote.

Dije sonriendo como niño, hablar de comida me ponía de buenas, comiendo era muy feliz, y bien que lo sabía él. Se sienta en mi regazo y pasa sus manos por mi cuello, yo lo abrazo por la cintura, dejando que los mirones nos vean todo lo que quieran. Me dice que andaba haciendo en estos lugares, termina mordiendo mi lobulo, jadeo fuerte cuando hace esto.

-Entonces encontraste lo mejor de la noche.

Susurre en su oído, bajo una mano por su pierna hasta llegar a su entrepierna, muevo mi mano sobre su entrepierna.

Envidiaba eso de Kageyama, el que tenga toda una fábrica que le dé justamente todas esas cosas que su alma demoníaca le pide. No necesita tanto para sentirse satisfecho y veces dudo si en verdad trabaja tanto para conseguirlo como tengo que hacer yo, pobre de mí.

- ¿Y no me trajiste nada? Qué malo, vienes a Los Ángeles sabiendo que tu hermanito está aquí y no le traes algo con chantilly.

No es que yo viva para comer, pero comerme algo que sé que normalmente es caro, seguramente hará que otros me envidien.

Me siento sobre su regazo y empiezo a provocarlo. Lo hago con todo el mundo, siempre suelto mi red a ver si cae alguna presa, pero tenía mucho tiempo sin presas decentes y eso me hacía sentir como un perdedor y envidiar a todos. Por su reacción sé que un poco de incesto demoníaco no nos caerá mal.

- Sí...

Beso, lamo y mordisqueo la parte debajo de su oreja, únicamente deteniéndome para gemir en cuanto siento su mano directamente sobre mi entrepierna.

- Se nota que tienes hambre, hermano.

-Lo siento hermanito, no sabía que estabas acá, pero te puedo dar algo que quieres.

Dije sonriendo provocadoramente, se sienta en mi regazo, lo rodeo por la cintura, me dice que andaba haciendo. Le digo que encontro lo mejor de la noche, sonrió de lado cuando lo acepta. Besa, lame y mordisquea mi oreja, gimo bajito y muevo mi mano por su pierna hasta llegar a su entrepierna, sonrió cuando gime, asiento.

-Sí que tengo hambre y sé que tu me vas a dar lo que quiero, porque... se ve que también quieres.

Susurro sensual en su oído y aprieto su miembro. Lo giro y hago que se siente con sus piernas a mis costados. Meto la mano bajo su camisa y acaricio su estomago y su pecho.

Levanto una ceja, divertido.

- ¿Algo que quiero? ¿Dices en este momento o algo que he querido desde hace mucho? Porque... sabes muy bien que quiero muchas cosas y siempre estoy queriendo algo. Gajes del oficio.

Me siento sobre él y ambos pecamos de soberbia, sólo que él lo dice y yo sólo lo pienso. Efectivamente, lo mejor de este lugar es él, sólo que yo pienso que eso es por debajo de mí. En fin, si llega Soberbia nos la gana, pero por ahora no está aquí.

Lo miro a los ojos... y luego lo repaso con la mirada, teniendo cuidado en detenerme en su entrepierna.

- Vivo para pecar y lo sabes... y no me limito a la envidia. Aunque envidio tus brazos y tus bíceps, pero sabes que no es raro.

Me volteo como quiere y aprovecho para dedicarle una mirada a mi público de esta noche. Adoro el público porque bien que mal, siempre me envidian algo. Algunos me envidian haber conseguido un ligue tan rápido, otros que mi ligue es guapo y así... Yo respiro pausado y especialmente en cuanto el cantinero nos mira, echo la cabeza hacia atrás, recargando la nuca sobre el hombro de Sho y suelto un suspiro. Mi recompensa es que el mirón deja caer un vaso, que se rompe en bastantes pedazos.

Lo miro divertido por sus preguntas.

-Algo que siempre has querido y que estoy seguro quieres ahora.

Dije sonriendo de lado, se sienta en mis piernas y lo abrazo por la cintura, sonrió de lado cuando dice que lo mejor del lugar soy yo, entonces sólo lo confirmo. Me repasa con la mirada, me sonrojo ligeramente, me gusta que él me vea así. Me dice que vive para pecar y que envidia mis brazos y mis bíceps, sonrió divertido.

-Entonces pequemos, porque yo igual vivo para pecar.

Lo volteo y hago que siente con sus piernas a mis costados, recarga su nuca en mi hombro y suspira, sonrió divertido cuando escucho un vaso caer, mi mano viaja por su pecho hasta llegar a sus pezones, aprieto fuerte ambos pezones, bajo mi mano a su entrepierna, desabrocho su pantalón y meto la mano acariciando su entrepierna por debajo de la ropa interior.

Miro detenidamente a Kageyama.

- ¿Ah sí, y qué es lo que quiero, hermano?

Llamarlo hermano es lo que hace que varios de los mirones o se escandalicen o se sientan atraídos y con un afán de mirar. Humanos idiotas y puritanos, pero la verdad sigue siendo que SOMOS hermanos. Y la verdad, a mí sí que me excita esta idea.

Seguimos hablando y no puedo evitar reír divertido cuando ambos decimos que pecamos, que vivimos para pecar. Es de esas verdades tan obvias que en cuanto las dices resultan demasiado divertidas.

Me voltea y empieza a manosearme pero dentro de poco, va subiendo el tono. Yo sonrío, gimo y hasta me relamo, todavía pendiente de nuestro público, aunque sé que llegará un momento que eso no me importará. Sho me demuestra que también sus manos cumplen con su pecado porque pareciera querer comerme con el tacto.

- Se nota que tienes hambre...

Estiro el brazo derecho y acaricio su cabello mientras me muerdo el labio inferior y jadeo, dedicándole miradas de "envídienme, idiotas" a todos los mirones.

-Veamos... Quieres que te de atención, ya que nadie parece suficientemente bueno para eso y yo... soy él mejor para darte la atención que quieres.

Lo volteo y lo manoseo un poco, pero su pecho nada más, pero me entretengo ahí un tiempo, juego con sus pezones, bajo mi mano y desabrocho su pantalón y meto mano, acaricio su entrepierna, luego lo masturbo más rápido pero me estorba su ropa, le bajo el pantalón como puedo y un poco su boxer, hasta que está debajo de las nalgas, las manoseo un poco. Sonrió divertido por lo que dice.

-Sabes que siempre tengo hambre. Y ahora, tengo hambre de ti, hermanito.

Lamo un dedo sensual, esto ya eran palabras mayores, habiamos tenido un par de manoseos antes pero ahora, lo quería tomar aquí, frente al público, lo acomodo para que me de espacio para meterle mano primero y luego algo más. Introduzco dos dedo y lo muevo violentamente.

-¿Te gusta hermanito?

Muerdo su cuello.

Miro atónito a mi hermano Shocolate... no puedo creer que me esté diciendo todo esto directo y a la cara.

- Eso suena a que me has estado siguiendo, porque sí, nadie me da la atención que merezco, si sabes a lo que me refiero.

Empieza a manosearme y yo le lanzo miradas a mi público. Disfruto tanto de la atención como de las caricias, que termino por apreciar mucho más cuando van directas a mi entrepierna. Jadeo encantado, sintiendo como si llevara siglos sin atenciones de este tipo. Me muevo sólo lo necesario para permitirle el paso a donde quiere... porque Kageyama puede pasar a donde quiera.

- Me siento halagado... Cómeme entonces.

Lo miro de reojo y recuerdo cuando jugábamos al doctor de chicos en el infierno. Ciertamente esto es mucho más maduro y más genial, pero es mucho más claro en cuanto introduce sus dedos. Al instante me olvido de la gente... Cierro los ojos y gimo con fuerza, echando la cabeza hacia atrás.

- Oh, claro... no te detengas.

-No, no te he estado siguiendo pero parece que buscas presa y andas todo triste porque nadie te hace caso.

Sonrió divertido, lo repaso descarado con la mirada, fijándome más en su entrepierna.

-Tan sabroso que estas.

Sabroso como un buen pastel de chocolate, yo siempre pensando en comida, lo bueno es que mi hermanito ya me conoce. Comienzo a manosearlo, se ve que le gusta y no voy a negar que a mi no, quería acción hoy, no pensé encontrar a Ryuu pero me alegraba demasiado habérmelo topado.

Muevo el pantalón para darme más espacio para penetrarlo con mis dedos, y le digo a su comentario que yo siempre tengo hambre y ahora tengo hambre de él.

-Siéntete así, sabes que yo sólo como lo mejor de lo mejor.

Me mira de reojo, atrapo sus labios y lo beso salvaje, al separarme muerdo su labio inferior. Muerdo su cuello e introduzco un dedo y luego dos, gime sonrió de lado cuando apoya su cabeza en mi hombro. Acato su petición y meto tres dedos, los muevo rápido y lo masturbo al mismo tiempo, trato de ver su rostro para deleitarme con sus reacciones. Dejo de masturbarlo pero sigo con mis dedos, los meto lo más profundo que puedo. Meto la otra mano bajo su camisa y acaricio su pecho hasta llegar a sus pezones y los pellizco primero uno y luego el otro.

Bajo mi mano a su cadera y lo levanto un poco con su ayuda, claro. Saco mis dedos, me desabrocho el pantalón rápido, ya tengo práctica para estas cosas.

Saco mi miembro que ya estaba duro de ver sus reacciones y del roce que tenía con mi mano cuando introducía mis dedos dentro de él. Juego con mi miembro en su entrada.

-Dime qué lo quieres.

Susurre en su oído con voz sensual, lamo su lóbulo y lo muerdo.

- ...

La verdad no me gusta para nada su comentario. Detesto que me recuerden que no soy tan genial y que debo constantemente innovar para provocar la envidia de todos. Al final lo compone con un halago, pero sí me molestó. Debo ser envidiable y hay algo que me está fallando y eso me molesta.

El enojo se va tan rápido como llegó en cuanto Sho empieza a manosearme. No puedo pensar en dos cosas al mismo tiempo y mucho menos cuando una le estorba a la otra. Bien puedo armar un buen plan para corromper el mundo después, ahora dedicarme a mí mismo.

Me halaga de nuevo y se lo digo. Refuerza mi imagen de que soy genial, pero vamos, lo soy.

- Pues tienes mucho sin comerme, hermanito. Te lo has perdido.

Comienza con palabras mayores y manoseo más en serio... Me pregunta si me gusta y en cuanto le contesto pidiéndole que no se detenga, las caricias se intensifican. Gimo fuerte y se me olvida por completo que estaba incitando a los humanos a envidiarme. Simplemente ya no me es importante porque hice lo que pude y ahora mi deleite hará que me envidien sin que yo tenga que esforzarme por lograrlo. Mi prioridad ahora es disfrutar y acaricio lo que alcanzo del cuerpo de mi hermano.

Kageyama no necesitaba en realidad que yo hiciera mucho para calentarse. Tengo mi encanto indiscutible y a veces sólo ser un uke escandaloso puede rendir sus frutos. Iba a contestarle, pero muerde mi oído y me distraigo unos instantes. Me levanto y lo miro sensual.

- Oh, sí que lo quiero...

Pero él ganó el asalto... Me hinco entre sus piernas y lamo su miembro antes de introducirlo en mi boca. En cuanto mi lengua toca su virilidad, sucumbo a su pecado y lo lamo frenético. Acaricio sus ingles y sus testículos como si tuviera el mejor platillo frente a mí.

Con mi comentario veo que se molesta mi hermanito, sonrió divertido, quien sabe que parte le molesto, luego tiene un genio que todo puede llegar a molestarle. A veces es muy divertido verlo, porque puede envidiar un dulce y se molesta y hace berrinche por ese dulce, siempre me ha gustado verlo cuando se pone a hacer berrinche.

Olvido eso y comienzo a manosearlo, más que cuando lo hacia en el infierno, esto ya es mucho más subido de tono y me gusta mucho más, le digo que yo sólo como lo mejor y veo que eso le gusta, sonrió divertido.

-Lo sé, pero repondré el tiempo perdido.

Introduzco mis dedos en él, empiezo lento y voy subiendo de tono, cada vez más, gime y grita, me gustan sus reacciones para mí es muy deleitable. Me alimento también con sus reacciones, juego con él y le pido que me diga, sonrió de lado por su respuesta. Iba a introducirme en él, pero se levanta y comienza ha hacerme sexo oral. Gimo fuerte y cierro los ojos, pongo mis manos en sus hombros y los aprieto.

-Sigueeee

Dije entre jadeos.

Kageyama me molesta primero, luego me halaga y termina provocándome. Sólo se lo perdono porque mi hermanito siempre ha estado presente en mis fantasías. Sí, es guapo, ¿cómo no iba a serlo? Todos los pecados somos muy pero muy guapos. Claro que yo soy el más guapo, eso obvio, pero Shocito podría ser el número dos. Y ahora lo veo más guapo que nunca simplemente porque me está tirando la onda y me está manoseando. Sé apreciar a los que me calientan.

Mi hermano incluso introduce sus dedos en mí y dejo de pensar en el espectáculo que estoy dando. Simplemente jadeo y gimo, empezando con el escándalo que me caracteriza. Es sólo que soy un uke decidido, es por eso que cuando Sho me obliga a decirle que quiero su masculinidad, lo digo, pero lo hago a mi manera. Me hinco entre sus piernas y comienzo a hacerle sexo oral. Es obvio que le gusta. Me separo un poco y dejo caer saliva sobre su miembro, sonriendo maquiavélicamente.

- Ruégame...

Lo que comienza como un simple manoseo se convierte en un faje y se nota que ambos queremos más, mucho más, yo quiero tirarme a Ryuu, me gusta y mucho, el hecho que seamos hermanos solo hace mejor las cosas, el sentir que hacemos algo prohíbo hace que se me suba más rápido la excitación.

Introduzco mis dedos en él, y comienza lo mejor, que grite, adoraba escuchar que la otra persona gritara, gimiera, incluso adoraba ver cuando se retorcían porque trataban de no gritar, Ryuu en cambio era escandaloso y amaba eso, le digo que me pida lo que quiere, sonrió divertido por su respuesta, ya estaba por introducirme en él cuando empieza a hacerme sexo oral y entonces yo me olvido del mundo y sólo lo veo a él. Gimo y grito, incluso pongo mis manos en sus hombros y aprieto fuerte, tiro la cabeza atrás, se sentía tan bien. Le digo que siga, pero como le hice yo ahora él quiere que le ruegue, lo miro intensamente a los ojos, pongo una mano en su cabello y tiro de él.

-Sigue, no te detengas…. No te detengas.

Pego nuevamente su boca a mi miembro, no dejo de mirarlo suplicando con la mirada, no me podía dejar así ahora o me desquitaría luego y lo dejaría caliente.

Mi hermano Kageyama en verdad que sabe muy bien cómo incitar a otros a cometer su pecado. Incluso alguien como yo, que me dedico a incitar a todo el mundo a cometer envidia, caigo en sus redes. Mi fijación oral, que ya existía, siempre ha estado ahí, se ve potenciada al grado que me olvido de quererlo a él dentro de mí y siento una necesidad imperiosa de hacerle sexo oral. No me contengo y lo hago, así soy. Pero claro que quiero lograr lo mío también, hacer que Kageyama me desee y lo pida. ¿Por qué? Pues simplemente porque me envidiaría; esa sensación de estar dentro de mi boca cuando me aparto seguro le provocará envidia.

Lo miro con suficiencia y le digo que me ruegue. No hago las cosas gratis y en aquellas ocasiones en las que logro tener al seme comiendo de mi mano, me gano mi lugar. Oh sí, Ryuu-chan es súper genial y más le vale a los demás saberlo. Kageyama no suplica de la forma tradicional, pero sí pide mi regreso. La verdad, iba a ponerme rudo, porque esto no es suficiente, pero él decide tomar cartas en el asunto. Pega mi cabeza a su entrepierna, y divertido, decido continuar. Lamo su miembro primero todo a lo largo, lento y sin dejar de mirarlo pero no resisto y vuelvo a metérmelo todo a la boca. Acaricio por turnos sus ingles con los pulgares, sus testículos y el espacio entre estos y su miembro. No voy a detenerme hasta que tenga un orgasmo.

Esto me esta encantando, no sé porque no lo habíamos hecho antes, solo un faje no es nada comparado con esto, y eso que aún estamos empezando. Logro hacer que grite, que gima incluso que me suplique por lo que quiere, pero él no se queda atrás y hace que yo le ruegue que continúe haciéndome sexo oral, pero no lo hago de la forma convencional. Pongo su boca de nuevo en mi miembro, gimo bajo con el simple roce. Lame mi miembro y gimo fuerte, pongo mi mano en su hombro y aprieto fuerte su hombro, lo miro a los ojos. Cuando mete todo mi miembro en su boca gimo fuerte y llevo la cabeza para atrás. Siento que ya no puedo Ryuu quiere que explote y lo logra, termino por tener un genial orgasmo en su boca, grito y aprieto más sus hombros.

Lo miro y sonrió de lado, hago que se levante y lo beso fogoso, hago que se siente sobre mí mirandome mientras continuo besandolo. Sin avisar me introduzco en el él de golpe, es cuando dejo de besarlo y grito fuerte, lo miro y dejo que se mueva, lo tono de la cintura.

De verdad que mi querido hermano mayor Kageyama y yo habíamos perdido bastantes milenios a lo estúpido. No digo que podamos tener algo así como un romance tierno de niñas bobas ni mucho menos esa tontería llamada fidelidad, pero sí que podíamos tener sexo increíble. Y como somos demonios, pecados y hermanos, no vamos a caer en tonterías que arruinen una genial relación fraternal ni mucho menos una candente relación sexual.

Me encanta tener el control, esa es la verdad. Tal vez por eso me ha costado tener contento a mi cuerpo, porque justamente tengo gustos originales. Soy uke y siempre lo seré, pero me gusta tener el control. Momentos como este me hacen ver que a los semes buenos les gusta. Aunque lo nieguen después, no me importa. Kageyama pierde el control y mueve mi cabeza para regresarme a la tarea que estaba realizando. Me porto aún mejor con él, no sólo con mi lengua sino también con mis manos que no se quedan ociosas. No pierdo detalle justamente porque me encanta ver el momento preciso en el que el otro tiene su orgasmo. Me paso casi todo, pero en lo que recupera un poco el aliento, dejo que algo de su esencia me escurra por la comisura de los labios. Jadeando también, saco la lengua para lamer lo que cayó y lo que no alcanzo, lo limpio con un dedo. Echo la cabeza hacia atrás mientras lamo ese dedo. Luego regreso mis labios a su miembro y sólo con la lengua lamo la punta para limpiarlo por completo.

Es entonces cuando nos besamos y obediente, me siento como quiere, sabiendo que ahora me toca a mí. Nos apartamos al mismo tiempo para gritar a coro y me sostengo de sus hombros mientras me muevo sobre su miembro. No tardo en sonreír... pese a que en momentos cierro los ojos y y me relamo o incluso, tiro un poco de su cabello, mi atención va principalmente al punto que nos une. Me acerco y muerdo su cuello con fuerza, dejando una marca que sé que podrá borrar, pero se me dio la gana. Luego simplemente lo beso, aferrándome a su cabello y sintiendo la envidia de varios mirones que ya quisieran estar en mi lugar.

Esto de manosearme con mi hermanito es algo fuera de este mundo, será porque somos demonios. Mucho tiempo desperdiciado, desde cuando pudimos estar así pero la verdad no sé porque no habíamos llegado a esto.

Me pierdo cuando me hace sexo oral, y este hasta me pide que suplique pero creo que ya sabe que no soy como los demás así que sin decirlo, pego de nuevo su cara a mi miembro, pongo las manos en su cabello y lo jalo. Termino por venir en su boca, gimo y jalo más fuerte su pelo cuando llego. Cierro los ojos y llevo la cabeza atrás trato de recuperar mi respiración. Abro los ojos y veo lo que hace, me muerdo el labio inferior, gimo bajo cuando lame mi miembro de nuevo.
Nos besamos y hago que se siente sobre mis piernas, me introduzco en él, nos separamos para gritar, pone sus manos en mis hombros, yo lo agarro de la cintura. Me muevo un poco, la mayor parte lo hace él, grito cuando me muerde, me besa y le correspondo, paso mis manos alrededor de su cuello, exploro su boca a mi gusto. Cuando me separo muerdo su labio inferior hasta sacarle sangre, dejo que caiga un poco para luego larmerla y volver a besarlo.

-Me voy a venir dentro de ti.

Susurre en su oído con voz ronca, muerdo su lóbulo. Mi hermanito sabe rico, tenía que probar más partes de él. Me muevo más rápido hasta que termino dentro de él dando lo fuerte gemido.

Me encanta verlo... Kageyama es muy sexy. Ahora entiendo cómo es que esto de que le guste andar mordiendo todo lo que encuentra a su paso puede ser sensual. También me gustan las mordidas, darlas y recibirlas, pero él es muy extremo. Me muevo contra su miembro y lo muerdo yo, para que vea que también me agrada su pecado. En ocasiones le echo miradas a los que miran y aunque hay hombres que nos miran hasta con asco, también hay mujeres. Somos un excelente espectáculo. Hay quien lo desea a él, quien quisiera que yo le hiciera sexo oral y mujeres que quisieran estar en medio. Los miro con superioridad hasta que Sho reclama mi atención. Me muerde delicioso y no puedo resistirlo, me encanta. Ni siquiera voy a curarme la herida.

- Gánatelo... yo estoy haciendo todo el trabajo.

Pero se pierde por completo y llega en mi interior. Suelto un grito cuando llego también y me aferro a su cuerpo con fuerza.

- Me debes algo... que compense esto... hermano...

Mi hermanito es genial, tiene ese algo que hace que me vuelva loco, una cosa es verlo de lejos y tener cierto manoseo, ahí me podía controlar y otra es tenerlo así. Cuando me hizo sexo oral me perdí ya hora que lo tengo así igual. No dejaría de probarlo en otras ocasiones, esto era delicioso.

Mis manos están en sus caderas, sosteniéndolo, me acerco a su oído y le susurro que ya estoy llegar y que llegare dentro de él, no es que le diera muchas opciones para esto. Lo iba a hacer y punto. Muerdo su lóbulo, en definitiva mi hermanito sabe muy bien. Me dice que me lo gane porque él está haciendo todo el trabajo. Ruedo los ojos divertido, pero no me da tiempo de contestarle porque me vengo dentro de él dando un grito fuerte. Él también grita, esto fue… increíble. Recupero el aliento, siento sus manos en mí, lo miro sonriendo cuando habla.

-Claro que te lo daré.

Lo empujo para que se pare, lo empujo pegándolo contra la pared, le bajo su pantalón de un jalón. Me hinco, acaricio sus mulos mientras lo miro a los ojos, comienzo a hacerle sexo oral, juego primero con la punta, la mano como una paleta, mientras mis manos siguen acariciando sus muslos por la parte interna.

En verdad, soy un pervertido y un goloso en cuanto a sexo se refiere. Lo sé, me deleito en pecados de mis hermanos para potenciar el mío y hacerme más envidiable. En realidad no me importa que se vengan dentro, fuera o sobre mí, siempre que yo esté involucrado. El mundo es libre, pero molestarlo un poco también lo es. Llego de forma increíble, con un grito que hace que algunos mirones aplaudan, pero ya no les presto tanta atención. Pido algo que compense el "atrevimiento" de Sho al venirse dentro de mí, pero es más por conseguir otra cosa que realmente porque lo odie.

Lo beso lento y suave, pero por tomarme mi tiempo, termina rápido. Mi querido e inocente hermano me azota contra la pared y suelto el aire de golpe en un gemido sensual. Violencia... la amo. Baja más mi pantalón y sólo lo miro sorprendido, pensando ya en lo increíble que debe ser que la Gula te haga sexo oral. Siento sus caricias y me relamo sensual. Es increíble lo que está haciendo, acabo de venirme, no he recuperado ni siquiera el aliento y el ya está lamiéndome.

- Oh, por todos los demonios...

Cierro los ojos, pero las manos a la pared... y sólo trato de no caerme. Esta es la oportunidad de mi vida, lúcete, hermano.