Un nuevo día. [Daphne Williams]

Me encantaba ver amanecer desde cualquier zona relativamente alta de la ciudad, como Hollywood Hills o la colina donde se encontraba la casa en la que vivía. En mi forma de loba podía apreciar mejor aquellos cambios en el cielo, las distintas tonalidades que iba tomando y la hermosura de ese mágico momento. Prefería observar así aquel tipo de cosas, pues había aprendido que mis ojos humanos no eran capaces de ver todo lo que me rodeaba.

Cuando el Sol había terminado de salir, aunque aún no estaba en su punto más alto, comencé a correr por las calles de la ciudad, aún como loba, hasta que llegué cerca de los barrios bajos. No tenía intención de acercarme más a esa zona de la ciudad hasta que me llegó un olor familiar, el de un licántropo. Presa de la curiosidad, pues no solía encontrarme con muchos de mi especie, fui siguiendo aquel aroma. Era totalmente consciente de que me encontraba en un barrio plagado de vampiros pero, aunque resultase irónico, prefería caminar por él como loba en vez de como humana, corría menos peligro de que me capturasen, pues podía llegar a ser mucho más rápida llegado el caso de que tuviera que salir corriendo.

Finalmente llegué donde aquella esencia era más fuerte. Observé a aquel hombre desde cierta distancia, cualquiera se daría cuenta de que no estaba en el lugar más adecuado. Salí de entre las sombras pero sin acercarme demasiado a él y solté un leve gruñido para llamar su atención. Cuando conseguí que me mirara, hice un gesto con la cabeza, indicándole que me siguiera, y comencé a andar a paso lento, esperando que fuera lo suficientemente listo para venir conmigo.