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City Of Delusion [Zadkiel]
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City Of Delusion [Zadkiel]
Una semana y contando desde mi libertad, la parte de la ciudad por la cual ahora transitaba [Alguna ciudad x`s en Corea del norte] estaba en completas ruinas, edificaciones completamente devastadas, decadentes y con ese aroma a muerte indiscutible. Algunas ánimas vagaban por el lugar, sin recaer en mi presencia. Ajuste la chaqueta de cuero negro que llevaba puesta y le di una última calada a lo que restaba del cigarrillo mentolado, para finalmente botarlo por ahí con total desdén.
- Esta ciudad es una mierda…- Musite negando, pero para mí no era problema alguno, en cuestión de algunas horas, ese lugar en ruinas seria un hermoso entorno natural, lleno de jovialidad y vida. De eso me iba a encargar yo. Pero antes, tenía que darme a la labor desterrar ese aroma de muerte que se extendía de inicio a fin, junte las manos como si fuera a rezar, pero simplemente invoque un cumulo de lluvias cargadas de agua, que no tardo en descender sobre aquella ciudad en ruinas, lavándola por completo, de esa forma, podría seguir con mi labor, naturalmente, mientras esto sucedía, tome asiento en un peñasco, obviamente la lluvia también me mojaba a mí, me gustaba, renovaba mis fuerzas y me devolvía la calma que solía necesitar para ocasiones como estas.
-Cada vez hay mas espacios muertos que reverdecer...no se si debería alegrarme o entristecerme...- Murmure con cierto tono de molestia dado que era una especie de contradicción, me alegraba por el hecho de que pudiera reverdecer los espacios en ruinas y desolados, pero por otra parte... estaba el hecho del numero incontable de vidas humanas que se perdieron en dichos lugares, aunque de cierta forma, a mi la humanidad no me importaba demasiado, mas no era insufrible a ella.
- Esta ciudad es una mierda…- Musite negando, pero para mí no era problema alguno, en cuestión de algunas horas, ese lugar en ruinas seria un hermoso entorno natural, lleno de jovialidad y vida. De eso me iba a encargar yo. Pero antes, tenía que darme a la labor desterrar ese aroma de muerte que se extendía de inicio a fin, junte las manos como si fuera a rezar, pero simplemente invoque un cumulo de lluvias cargadas de agua, que no tardo en descender sobre aquella ciudad en ruinas, lavándola por completo, de esa forma, podría seguir con mi labor, naturalmente, mientras esto sucedía, tome asiento en un peñasco, obviamente la lluvia también me mojaba a mí, me gustaba, renovaba mis fuerzas y me devolvía la calma que solía necesitar para ocasiones como estas.
-Cada vez hay mas espacios muertos que reverdecer...no se si debería alegrarme o entristecerme...- Murmure con cierto tono de molestia dado que era una especie de contradicción, me alegraba por el hecho de que pudiera reverdecer los espacios en ruinas y desolados, pero por otra parte... estaba el hecho del numero incontable de vidas humanas que se perdieron en dichos lugares, aunque de cierta forma, a mi la humanidad no me importaba demasiado, mas no era insufrible a ella.
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Re: City Of Delusion [Zadkiel]
Zadkiel levantó apenas la mirada del suelo cuando le pareció escuchar un murmullo lejano, casi melódico. Entre abrió sus labios, mirando de soslayo a su alrededor. ¿Había olvidado matar a alguien? Estaba seguro de que así había sido, y se creía solo en ese lugar olvidado por toda mano humana o divina, ¿o tal vez no? Cerró los ojos unos instantes, mirando cómo la sangre seca bañaba completamente su espada y debajo de ésta el cuerpo casi destruido de un demonio. Después de todo, su misión era ésa. Ladeó el rostro apenas cuando levantó su brazo, alejando la espada del demonio, quien le escupió las últimas gotas de sangre sobre el rostro del arcángel antes de perder completamente la vida luego del enfrentamiento feroz que había ocurrido apenas instantes atrás.
Sintió su rostro arder por la sangre que parecía quemarlo, pero no le prestó demasiada atención a esto, dado que una gota transparente cayó sobre la cuchilla de su espada, cambiando su color a un rojo intenso mientras más se deslizaba sobre la navaja. Con la mirada, Zadkiel siguió éste recorrido hasta que notó miles de gotas más cayendo a su alrededor y le fue inevitable levantar el rostro y abrir la boca, para sentir cómo la lluvia lo mojaba, empanando sus prendas rotas, sus alas plateadas elevadas y también parecía curar la herida que la sangre había ocasionado en su mejilla.
―Es el llanto de un ángel… ―musitó, sintiendo cómo el agua escapa por su boca y se deslizaba por su cuello. Al bajar la vista, y arrastrando su espada que formaba un camino, permitió que ésta se limpiara también con el agua mientras hallaba al que había provocado esto. No tardó demasiado en encontrarlo, mojándose al igual que él. Caminó sin ponerse a pensar realmente si con ello estaba interrumpiendo en la misión del otro.
―Quizás alegrarte… los humanos, mientras más pierden, más valoran las pocas cosas que les quedan. Sienten arrepentimiento, tarde, pero lo sienten. Y al final del camino, agradecen lo que tuvieron. Pero es necesario que sufran para ello.
Levantó su espada aún manchada de sangre, para clavarla una vez más sobre la tierra húmeda. Aquello era extraño, casi no se encontraba frecuentemente con otros ángeles.
Sintió su rostro arder por la sangre que parecía quemarlo, pero no le prestó demasiada atención a esto, dado que una gota transparente cayó sobre la cuchilla de su espada, cambiando su color a un rojo intenso mientras más se deslizaba sobre la navaja. Con la mirada, Zadkiel siguió éste recorrido hasta que notó miles de gotas más cayendo a su alrededor y le fue inevitable levantar el rostro y abrir la boca, para sentir cómo la lluvia lo mojaba, empanando sus prendas rotas, sus alas plateadas elevadas y también parecía curar la herida que la sangre había ocasionado en su mejilla.
―Es el llanto de un ángel… ―musitó, sintiendo cómo el agua escapa por su boca y se deslizaba por su cuello. Al bajar la vista, y arrastrando su espada que formaba un camino, permitió que ésta se limpiara también con el agua mientras hallaba al que había provocado esto. No tardó demasiado en encontrarlo, mojándose al igual que él. Caminó sin ponerse a pensar realmente si con ello estaba interrumpiendo en la misión del otro.
―Quizás alegrarte… los humanos, mientras más pierden, más valoran las pocas cosas que les quedan. Sienten arrepentimiento, tarde, pero lo sienten. Y al final del camino, agradecen lo que tuvieron. Pero es necesario que sufran para ello.
Levantó su espada aún manchada de sangre, para clavarla una vez más sobre la tierra húmeda. Aquello era extraño, casi no se encontraba frecuentemente con otros ángeles.
Invitado- Invitado
Re: City Of Delusion [Zadkiel]
Honestamente, nunca me percate de la presencia de algún hermano, estaba más bien sumido en mis contrariedades, que en el resto del mundo. Tampoco esperaba que alguien estuviera en ese lugar.
- ¿Es necesario perder tanto para valorar? – Respondí en forma de respuesta, recayendo finalmente en la presencia de quien pude ver, era un Arcángel, dado el color de sus Alas y el aura que manaba de su figura ahora manchada de sangre.
Consideraba testarudo e ilógico que la humanidad por medio del sufrimiento aprendiera a darle significado y aprecio a las cosas. ¿No se suponía que era una creación más perfecta de nuestro señor? Más racional…
“Hechos a imagen y semejanza”
- No te conozco… pero tu aura me resulta conocida…- Comente, poniéndome de pie, aun la lluvia no cesaba, faltaba mucho para que sanara aquel espacio destruido. Al menos, parecía que a él, no le importaba mojarse y curarse con ayuda del agua que bañaba su cuerpo.
- Soy Gaianel… el Angel de la Tierra…- Me presente, extendiendo mi mano izquierda, pues era zurdo, mas bien, ambidiestro, pero generalmente utilizaba mas mi mano izquierda para todo lo necesario.
- Lamento la lluvia, pero estoy curando este espacio en al cual has batallado, pretendo convertirlo en un espacio natural tan pronto acabe de sanar… será especial para algunas especies, quizás para algún tipo de flora…- Encogí suavemente los hombros. Contrario a lo que pudieran muchos pensar, la lluvia no creaba charco alguno sobre la tierra, al contrario, esta era absorbida hasta las entrañas, llevándose consigo todo lo impuro e innecesario consigo.
- Ven, no es necesario que te mojes tanto…- Sugerí, guiándolo hasta debajo de un enorme Abedul, su grandeza y tupido follaje, impediría que nos siguiéramos mojando. Aunque a mí no me importaba, amaba la lluvia como amaba al sol. Pero el me preocupaba, generalmente los “Trajes” corporales que usábamos para semejar ser humanos en la tierra, necesitaba mucho mantenimiento, ni que decir de cuidados. Eran frágiles en cierto modo, pero nuestro poder, los convertía en una especie de armadura casi impenetrable.
- Cuéntame, ¿Tenias mucho batallando aquí?... lamento no haber llegado antes y echarte una mano…- Mas creo que eso no hubiera sido necesario, su cuerpo, apenas y mostraba alguna herida de gravedad, lo cual me dio a entender, que era un buen guerrero y sabia cuidarse solo.
- ¿Es necesario perder tanto para valorar? – Respondí en forma de respuesta, recayendo finalmente en la presencia de quien pude ver, era un Arcángel, dado el color de sus Alas y el aura que manaba de su figura ahora manchada de sangre.
Consideraba testarudo e ilógico que la humanidad por medio del sufrimiento aprendiera a darle significado y aprecio a las cosas. ¿No se suponía que era una creación más perfecta de nuestro señor? Más racional…
“Hechos a imagen y semejanza”
- No te conozco… pero tu aura me resulta conocida…- Comente, poniéndome de pie, aun la lluvia no cesaba, faltaba mucho para que sanara aquel espacio destruido. Al menos, parecía que a él, no le importaba mojarse y curarse con ayuda del agua que bañaba su cuerpo.
- Soy Gaianel… el Angel de la Tierra…- Me presente, extendiendo mi mano izquierda, pues era zurdo, mas bien, ambidiestro, pero generalmente utilizaba mas mi mano izquierda para todo lo necesario.
- Lamento la lluvia, pero estoy curando este espacio en al cual has batallado, pretendo convertirlo en un espacio natural tan pronto acabe de sanar… será especial para algunas especies, quizás para algún tipo de flora…- Encogí suavemente los hombros. Contrario a lo que pudieran muchos pensar, la lluvia no creaba charco alguno sobre la tierra, al contrario, esta era absorbida hasta las entrañas, llevándose consigo todo lo impuro e innecesario consigo.
- Ven, no es necesario que te mojes tanto…- Sugerí, guiándolo hasta debajo de un enorme Abedul, su grandeza y tupido follaje, impediría que nos siguiéramos mojando. Aunque a mí no me importaba, amaba la lluvia como amaba al sol. Pero el me preocupaba, generalmente los “Trajes” corporales que usábamos para semejar ser humanos en la tierra, necesitaba mucho mantenimiento, ni que decir de cuidados. Eran frágiles en cierto modo, pero nuestro poder, los convertía en una especie de armadura casi impenetrable.
- Cuéntame, ¿Tenias mucho batallando aquí?... lamento no haber llegado antes y echarte una mano…- Mas creo que eso no hubiera sido necesario, su cuerpo, apenas y mostraba alguna herida de gravedad, lo cual me dio a entender, que era un buen guerrero y sabia cuidarse solo.
Invitado- Invitado
Re: City Of Delusion [Zadkiel]
―Tal vez para ti no sea necesario… tal vez no para todos los humanos sea necesariamente así, ¿pero qué puedo decir yo de la creación de nuestro padre? ―se encogió de hombros―, ni siquiera los entiendo.
Zadkiel no caminó, aguardó a que el otro hablara porque en primera lugar hasta ese momento cayó en cuenta de que quizás estaba anexándose a donde no debía. Lentamente sus alas desaparecieron como las mismas gotas de lluvia de Gaianel, dejando sólo su cuerpo mortal.
―Mi aura siempre confunde… ―comentó Zadkiel como cualquier cosa, mirando como el otro se acercaba. Sólo cuando se presentó, el arcángel miró la mano que le extendía y no pudo dejar de pensar que esa costumbre humana de estrecharse las manos era bien rara. Aun así, tomó la mano izquierda del otro con su propia mano izquierda, haciendo un peculiar saludo mientras la movía―. Zadkiel, arcángel de la justicia y otras cosas más.
Alejó su mano mientras escuchaba la explicación de la lluvia, aunque a él no le molestaba, le podría decir que hasta le agradaba mucho aquello. Miró la tierra entonces árida pero húmeda y llegó a la conclusión de que él también había propiciado aquello al pelear en ese territorio.
―Disculpa por darte más trabajo… ―comentó mientras ambos caminaban hacía un árbol. Miró hacía arriba apreciando su follaje inmenso por el cual no parecía caer ninguna gota de agua, aunque le encontró gracia en que él mismo estuviera escurriendo de más gotitas que recorrían su juvenil apariencia que ahora estaba libre de sangre, al igual que su espada mojada, aunque ahora parecía más filosa que al inicio.
―Unas horas atrás… ―aclaró―, estaban unos demonios que pretendían lastimar una ciudad de por sí muerta… de modo que sólo tomé mi espada y ataqué… en esos momentos no me importó nada más que cumplir mi misión como guerrero. Es lo que debo hacer.
Zadkiel cerró sus ojos y pronto, Ivory, su amada espada forjada por él mismo, se elevó a la altura de su pecho.
―Dicen que matar no es agradable, ¿tú lo has hecho? Me imagino que para alguien cuya misión es dar vida, debe ser doloroso o cruel atraer a la muerte.
Zadkiel no caminó, aguardó a que el otro hablara porque en primera lugar hasta ese momento cayó en cuenta de que quizás estaba anexándose a donde no debía. Lentamente sus alas desaparecieron como las mismas gotas de lluvia de Gaianel, dejando sólo su cuerpo mortal.
―Mi aura siempre confunde… ―comentó Zadkiel como cualquier cosa, mirando como el otro se acercaba. Sólo cuando se presentó, el arcángel miró la mano que le extendía y no pudo dejar de pensar que esa costumbre humana de estrecharse las manos era bien rara. Aun así, tomó la mano izquierda del otro con su propia mano izquierda, haciendo un peculiar saludo mientras la movía―. Zadkiel, arcángel de la justicia y otras cosas más.
Alejó su mano mientras escuchaba la explicación de la lluvia, aunque a él no le molestaba, le podría decir que hasta le agradaba mucho aquello. Miró la tierra entonces árida pero húmeda y llegó a la conclusión de que él también había propiciado aquello al pelear en ese territorio.
―Disculpa por darte más trabajo… ―comentó mientras ambos caminaban hacía un árbol. Miró hacía arriba apreciando su follaje inmenso por el cual no parecía caer ninguna gota de agua, aunque le encontró gracia en que él mismo estuviera escurriendo de más gotitas que recorrían su juvenil apariencia que ahora estaba libre de sangre, al igual que su espada mojada, aunque ahora parecía más filosa que al inicio.
―Unas horas atrás… ―aclaró―, estaban unos demonios que pretendían lastimar una ciudad de por sí muerta… de modo que sólo tomé mi espada y ataqué… en esos momentos no me importó nada más que cumplir mi misión como guerrero. Es lo que debo hacer.
Zadkiel cerró sus ojos y pronto, Ivory, su amada espada forjada por él mismo, se elevó a la altura de su pecho.
―Dicen que matar no es agradable, ¿tú lo has hecho? Me imagino que para alguien cuya misión es dar vida, debe ser doloroso o cruel atraer a la muerte.
Invitado- Invitado
Re: City Of Delusion [Zadkiel]
Sonrió por la forma tan ruda en la que se expresaba Zadkiel, no lo recordaban de esa forma, quizá porque siempre tuvo una imagen equivocada suya y ahora si lo conocía tal cual era.
Mi espalda se apoyo en la rugosidad del tronco, haciéndome sentir la fuerza, y al mismo tiempo, la fragilidad que precedía al árbol. El cual, sediento bebía el agua que mojaba sus raíces, nutriendo y embelleciendo su follaje para al día siguiente, simplemente relucir ante los rayos del sol que seguramente habría.
- Es doloroso…- Asentí bajando un breve momento los parpados para ocultar mis ojos tras ellos. Suspire, recordando todas aquellas ocasiones en que me vi en la necesidad de propiciar cambios en todo el planeta, muchas vidas humanas se perdieron por ello, en parte, me sentía un asesino, eso no me agradaba en lo absoluto, pero tenía que hacerme a la idea, de simplemente ser fuerte y tomar las cosas como necesarias para que el planeta tomase un respiro momentáneo.
Y no me refiero al hecho de que muriendo personas, gente inocente, el planeta descansaría, lo digo por el hecho de que siempre que promuevo el cambio, la humanidad se detiene, mira su entorno, valora y su conciencia madura. Es entonces, cuando el planeta tiene la posibilidad de respirar y tomar renovadas fuerzas para seguir adelante, soportando el peso y el dolor que sus pobladores provocan sobre su cansado cuerpo, porque a pesar de las tragedias, algunas conciencias se niegan a cambiar, siguen duras y aferradas a la mediocridad.
- No me gusta, no dejo de sentirme un asesino…- Encogí suavemente los hombros, resbalando con suavidad y lentitud por la superficie del tronco, hasta quedar sentado en el suelo con las piernas flexionadas y acurrucadas entre mis brazos, una postura serena y cómoda, que me gustaba mucho utilizar.
- Admito, fue hasta hace algún par de siglos atrás, cuando decidí quedarme a vivir en la tierra y mucho antes de ser sellado… que mis manos se tiñeron de sangre demoniaca y no solo humana…para mí fue desgastante y demasiado sufrido…no soporto realmente fungir como victimario… pero en veces, tampoco puedo quedarme de brazos cruzados, viendo como se cometen injusticas…- Comente. La lluvia seguía cayendo, y el suelo absorbiéndola, en algunas zonas, claramente se podía apreciar la aparición de musgo y plantas, seña de que la purificación estaba concluyendo, para darle paso a la vida natural.
- Tengo entendido, que los arcángeles son guerreros ¿Cierto? Creo entonces, que es necesario que eliminen la plaga que destruye lo hermoso…- Di mi opinión, guardando silencio en lo que el respondía.
Mi espalda se apoyo en la rugosidad del tronco, haciéndome sentir la fuerza, y al mismo tiempo, la fragilidad que precedía al árbol. El cual, sediento bebía el agua que mojaba sus raíces, nutriendo y embelleciendo su follaje para al día siguiente, simplemente relucir ante los rayos del sol que seguramente habría.
- Es doloroso…- Asentí bajando un breve momento los parpados para ocultar mis ojos tras ellos. Suspire, recordando todas aquellas ocasiones en que me vi en la necesidad de propiciar cambios en todo el planeta, muchas vidas humanas se perdieron por ello, en parte, me sentía un asesino, eso no me agradaba en lo absoluto, pero tenía que hacerme a la idea, de simplemente ser fuerte y tomar las cosas como necesarias para que el planeta tomase un respiro momentáneo.
Y no me refiero al hecho de que muriendo personas, gente inocente, el planeta descansaría, lo digo por el hecho de que siempre que promuevo el cambio, la humanidad se detiene, mira su entorno, valora y su conciencia madura. Es entonces, cuando el planeta tiene la posibilidad de respirar y tomar renovadas fuerzas para seguir adelante, soportando el peso y el dolor que sus pobladores provocan sobre su cansado cuerpo, porque a pesar de las tragedias, algunas conciencias se niegan a cambiar, siguen duras y aferradas a la mediocridad.
- No me gusta, no dejo de sentirme un asesino…- Encogí suavemente los hombros, resbalando con suavidad y lentitud por la superficie del tronco, hasta quedar sentado en el suelo con las piernas flexionadas y acurrucadas entre mis brazos, una postura serena y cómoda, que me gustaba mucho utilizar.
- Admito, fue hasta hace algún par de siglos atrás, cuando decidí quedarme a vivir en la tierra y mucho antes de ser sellado… que mis manos se tiñeron de sangre demoniaca y no solo humana…para mí fue desgastante y demasiado sufrido…no soporto realmente fungir como victimario… pero en veces, tampoco puedo quedarme de brazos cruzados, viendo como se cometen injusticas…- Comente. La lluvia seguía cayendo, y el suelo absorbiéndola, en algunas zonas, claramente se podía apreciar la aparición de musgo y plantas, seña de que la purificación estaba concluyendo, para darle paso a la vida natural.
- Tengo entendido, que los arcángeles son guerreros ¿Cierto? Creo entonces, que es necesario que eliminen la plaga que destruye lo hermoso…- Di mi opinión, guardando silencio en lo que el respondía.
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Re: City Of Delusion [Zadkiel]
¿Asesino? Qué curiosa palabra, pensó Zadkiel, aunque sin duda debería ser sumamente dolorosa para ese ángel. No es que él mismo estuviera exento de ella, sino que Zadkiel no tenía demasiado para ponerse a pensar si él era un asesino o no. Sencillamente obedecía las órdenes y misiones que estaban bajo su poder.
Permaneció de pie, mirando cómo el otro se colocaba en mejor posición. Zadkiel lo miró curioso, algunos ángeles parecían ser realmente diferentes a él, ya que sin duda como arcángel parecía que sobre él eran ajenas ciertas emociones. Era como si simplemente no entraran en su programación, porque eran demasiado complejas como para que pudiera a desenmarañar cada una de ellas.
―Todos los ángeles somos creados de la misma forma, pero con diferentes misiones. Quizás yo soy arcángel porque no me preocupo por derramar sangre…
Observó a Ivory, que seguía flotando frente a él. Zadkiel cerró sus ojos unos momentos, sintiendo cómo su espada se adentraba en su cuerpo humano, fundiéndose con él como uno solo. Abrió los ojos, encontrándose con la lluvia interminable.
―No todos deberíamos ser guerreros… algunos pienso que no deberían manchar sus manos con sangre, porque su bondad podría verse ensuciada con sangre. Pero creo que cada ángel tiene la capacidad de llegar hasta donde esté dispuesto a llegar por su propia misión.
Se acomodó mejor en el tronco del árbol, rascándose la nuca y después la oreja, pensando en que quizás debería descansar de su reciente batalla, pero la verdad es que ni ganas de eso tenía. Detestaba descansar.
―¿Te gustó vivir en la tierra o sólo fuiste obligado porque fuiste… “sellado?” ―preguntó, aunque ni sabía a qué se refería con sellado o si era algo demasiado privado como para ser hablado.
Permaneció de pie, mirando cómo el otro se colocaba en mejor posición. Zadkiel lo miró curioso, algunos ángeles parecían ser realmente diferentes a él, ya que sin duda como arcángel parecía que sobre él eran ajenas ciertas emociones. Era como si simplemente no entraran en su programación, porque eran demasiado complejas como para que pudiera a desenmarañar cada una de ellas.
―Todos los ángeles somos creados de la misma forma, pero con diferentes misiones. Quizás yo soy arcángel porque no me preocupo por derramar sangre…
Observó a Ivory, que seguía flotando frente a él. Zadkiel cerró sus ojos unos momentos, sintiendo cómo su espada se adentraba en su cuerpo humano, fundiéndose con él como uno solo. Abrió los ojos, encontrándose con la lluvia interminable.
―No todos deberíamos ser guerreros… algunos pienso que no deberían manchar sus manos con sangre, porque su bondad podría verse ensuciada con sangre. Pero creo que cada ángel tiene la capacidad de llegar hasta donde esté dispuesto a llegar por su propia misión.
Se acomodó mejor en el tronco del árbol, rascándose la nuca y después la oreja, pensando en que quizás debería descansar de su reciente batalla, pero la verdad es que ni ganas de eso tenía. Detestaba descansar.
―¿Te gustó vivir en la tierra o sólo fuiste obligado porque fuiste… “sellado?” ―preguntó, aunque ni sabía a qué se refería con sellado o si era algo demasiado privado como para ser hablado.
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Re: City Of Delusion [Zadkiel]
Sonreí al escuchar que como Arcángel no temía el derramar sangre.
- Puedo decir… que cuestiono él: “Hechos a Imagen y Semejanza” porque he visto que es una falacia. Todas las creaciones, somos únicas, cada quien tiene su forma de pensar, de sentir, de amar distinta a la de otro… no comprendo, o no logro comprender como es entonces, que fuimos hechos a su imagen y semejanza…- Comente.
- Si un día pudiera estar frente a él, estoy seguro que le haría muchas preguntas, aunque seguramente, terminaría cayendo a causa de ello… algunas son mas impertinentes que otras… mas no es a lo que le temo…- No temía dejar de ser lo que era, temía realmente lo que le pudiera pasar al mundo. MI mundo, mi hogar, mi todo si yo perdía mis habilidades, era lo único que realmente me detenía de intentar saciar mis dudas.
- Como dije, somos únicos, yo creo que no todos los arcángeles son indiferentes al derramamiento de sangre…- Dije mientras miraba desaparecer su espada dentro de su persona. Finalmente volví a desviar la mirada, para observar como seguía el proceso de sanación de aquel lugar, el cual comenzaba a tupirse de verde en torno a nosotros, la lluvia por fin había cesado, dándole paso al resto de la magia para devolverle la vida natural a aquel espacio.
- Siempre he vivido aquí… bueno. No siempre, en realidad, los primeros siglos de mi existencia al igual que los de la tierra, los pase en el Edén, en compañía de Jofiel, ambos teníamos la misión de cuidar el Arbol de la vida…más pronto el tuvo que bajar acá para desempeñar sus labores más ampliamente y yo me quede. Mas un día, simplemente me canse de todo eso y baje a este lugar – Hice una breve pausa para cobijar entre mis manos, un pequeño gusano que reptaba por mis piernas para proseguir.
- Un día, tuve una confrontación con un Demonio, termine siendo sellado por muchos siglos… pero, heme aquí ahora, un caído me liberó…- No di muchos detalles sobre el asunto, no tenia porque. Solo contar como sucedieron los hechos.
- Gracias a eso, ahora puedo hacer lo que más amo…- Sonreí al momento de abrir mi mano, donde guardaba al pequeño gusano, que ahora se había convertido en una preciosa mariposa de alar color tornasol, misma que comenzó abrir y cerrar sus alas, preparándose para echar el vuelo.
- Puedo decir… que cuestiono él: “Hechos a Imagen y Semejanza” porque he visto que es una falacia. Todas las creaciones, somos únicas, cada quien tiene su forma de pensar, de sentir, de amar distinta a la de otro… no comprendo, o no logro comprender como es entonces, que fuimos hechos a su imagen y semejanza…- Comente.
- Si un día pudiera estar frente a él, estoy seguro que le haría muchas preguntas, aunque seguramente, terminaría cayendo a causa de ello… algunas son mas impertinentes que otras… mas no es a lo que le temo…- No temía dejar de ser lo que era, temía realmente lo que le pudiera pasar al mundo. MI mundo, mi hogar, mi todo si yo perdía mis habilidades, era lo único que realmente me detenía de intentar saciar mis dudas.
- Como dije, somos únicos, yo creo que no todos los arcángeles son indiferentes al derramamiento de sangre…- Dije mientras miraba desaparecer su espada dentro de su persona. Finalmente volví a desviar la mirada, para observar como seguía el proceso de sanación de aquel lugar, el cual comenzaba a tupirse de verde en torno a nosotros, la lluvia por fin había cesado, dándole paso al resto de la magia para devolverle la vida natural a aquel espacio.
- Siempre he vivido aquí… bueno. No siempre, en realidad, los primeros siglos de mi existencia al igual que los de la tierra, los pase en el Edén, en compañía de Jofiel, ambos teníamos la misión de cuidar el Arbol de la vida…más pronto el tuvo que bajar acá para desempeñar sus labores más ampliamente y yo me quede. Mas un día, simplemente me canse de todo eso y baje a este lugar – Hice una breve pausa para cobijar entre mis manos, un pequeño gusano que reptaba por mis piernas para proseguir.
- Un día, tuve una confrontación con un Demonio, termine siendo sellado por muchos siglos… pero, heme aquí ahora, un caído me liberó…- No di muchos detalles sobre el asunto, no tenia porque. Solo contar como sucedieron los hechos.
- Gracias a eso, ahora puedo hacer lo que más amo…- Sonreí al momento de abrir mi mano, donde guardaba al pequeño gusano, que ahora se había convertido en una preciosa mariposa de alar color tornasol, misma que comenzó abrir y cerrar sus alas, preparándose para echar el vuelo.
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Re: City Of Delusion [Zadkiel]
Zadkiel se tomó unos segundos para meditar las palabras de Gaianel.
―Hechos a su imagen y semejanza no dice que son iguales a Él, sino parecidos a nuestro padre. Si hubiera querido que todos fuesen iguales, no crees que en ese caso, las palabras adecuadas serían: “Y fueron hechos igual en todos los sentidos a él” ―comentó descuidado, con la simpleza de alguien que toma literalmente las palabras―. No creo sinceramente que nuestro padre nos haga caer simplemente por dudar de él, ¿acaso eso no es normal para algunos? Quizás cuidadosamente te mandaría a hacer algo para renovar tu fe, ¿o quién lo sabe? Sólo Él…
Observó con atención cada acto del otro, notando su poder cuando volvió a esa oruga en mariposa, bien concentrado en eso, pero también sin dejarle de escuchar, su explicación y la forma en la que también otorgaba vida, no sólo a su alrededor, sino también de maneras diferentes.
―Mientras lo ames, quizás nunca dejes de hacerlo… ―comentó estirándose un momento, aprovechando que la lluvia había cedido y dejó a su paso colores y muestras de vida. Caminó, mirando la obra de Gaianel y tuvo por un instante el deseo de echarse a dormir en ese suve y fresco pasto que brillaba quizás por lluvia. Meditó unos instantes y caminó lentamente mirando a su alrededor para después voltear a ver al otro ángel―. ¿No podrías enviar unos rayos de sol? Me gusta el sol…
Después de aquella petición, Zadkiel estiró su cuerpo una vez más, extendiendo a todo su esplendor sus alas plateadas para desperezarse, girando su cuello, escuchando sus tronar.
―¿Tienes que hacer algo más aquí, después de esto? ―Quiso saber.
―Hechos a su imagen y semejanza no dice que son iguales a Él, sino parecidos a nuestro padre. Si hubiera querido que todos fuesen iguales, no crees que en ese caso, las palabras adecuadas serían: “Y fueron hechos igual en todos los sentidos a él” ―comentó descuidado, con la simpleza de alguien que toma literalmente las palabras―. No creo sinceramente que nuestro padre nos haga caer simplemente por dudar de él, ¿acaso eso no es normal para algunos? Quizás cuidadosamente te mandaría a hacer algo para renovar tu fe, ¿o quién lo sabe? Sólo Él…
Observó con atención cada acto del otro, notando su poder cuando volvió a esa oruga en mariposa, bien concentrado en eso, pero también sin dejarle de escuchar, su explicación y la forma en la que también otorgaba vida, no sólo a su alrededor, sino también de maneras diferentes.
―Mientras lo ames, quizás nunca dejes de hacerlo… ―comentó estirándose un momento, aprovechando que la lluvia había cedido y dejó a su paso colores y muestras de vida. Caminó, mirando la obra de Gaianel y tuvo por un instante el deseo de echarse a dormir en ese suve y fresco pasto que brillaba quizás por lluvia. Meditó unos instantes y caminó lentamente mirando a su alrededor para después voltear a ver al otro ángel―. ¿No podrías enviar unos rayos de sol? Me gusta el sol…
Después de aquella petición, Zadkiel estiró su cuerpo una vez más, extendiendo a todo su esplendor sus alas plateadas para desperezarse, girando su cuello, escuchando sus tronar.
―¿Tienes que hacer algo más aquí, después de esto? ―Quiso saber.
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Re: City Of Delusion [Zadkiel]
- De haber sido hechos a imagen y semejanza suya, todo ser sería extremadamente perfecto, inmaculado…sin duda, a la larga, aburrido…tan monótono…-. Respondí primero, mirando atento cada cúmulo de vida que se terminaba de alzar en torno nuestro.
- Es la imperfección la que nos otorga la hermosura, sabiduría y templanza para afrontar los problemas del mañana…-. Agregué de cierta forma muy seguro de mis palabras, mi sentido de la belleza era quizá muy distinto al del resto, para mí lo hermoso y perfecto, radicaba en el simple vuelo de una mariposa, en el hilo de seda de la oruga, de la complejidad con la cual las Arañas tejían su Telaraña.
- Claro…-. Como un Rey caprichoso, alcé la mano en dirección al cielo, las nubes se abrieron poco a poco, hasta darle paso a un sol radiante, más no amenazador e indolente, que dejó caer la luminosidad de sus rayos sobre aquel espacio verde y vivo, prontamente las plantas comenzaron el proceso de Fotosíntesis, proveyendo al planeta un poco más de oxigeno puro y limpio, que desgraciadamente no tardaría en contaminarse al mezclarse con el ya existente en la atmósfera.
- ¿Mejor ahora? -. Cuestioné al bajar la mano y guardarla dentro del respectivo bolsillo de mi pantalón aún húmedo por la anterior lluvia.
- He terminado mi trabajo aquí… ¿Deseas ir a alguna parte en especifico? -. Quise saber, debido a su pregunta. Por mi parte siempre andaba en muchos lugares a la vez, reviviendo aquellas zonas que estaban muertas en el planeta, viendo morir otras, era como un nómada, no tenia hogar fijo alguno, mi hogar era todo el planeta, los ríos, los bosques, el propio aire. Todo estaba ciertamente facilitado para mí.
- Si gustas, puedes acompañarme al siguiente lugar, quizá debas cubrirte con algo, tengo que ir a la Antártida…-. El calentamiento global, estaba provocando un derretimiento acelerado de los hielos, en consecuencia, el nivel del mar estaba creciendo y muchas ciudades costeras como islas, corrían el peligro de quedar bajo el agua, y en consecuencia, habrían muchas muertes.
- Es la imperfección la que nos otorga la hermosura, sabiduría y templanza para afrontar los problemas del mañana…-. Agregué de cierta forma muy seguro de mis palabras, mi sentido de la belleza era quizá muy distinto al del resto, para mí lo hermoso y perfecto, radicaba en el simple vuelo de una mariposa, en el hilo de seda de la oruga, de la complejidad con la cual las Arañas tejían su Telaraña.
- Claro…-. Como un Rey caprichoso, alcé la mano en dirección al cielo, las nubes se abrieron poco a poco, hasta darle paso a un sol radiante, más no amenazador e indolente, que dejó caer la luminosidad de sus rayos sobre aquel espacio verde y vivo, prontamente las plantas comenzaron el proceso de Fotosíntesis, proveyendo al planeta un poco más de oxigeno puro y limpio, que desgraciadamente no tardaría en contaminarse al mezclarse con el ya existente en la atmósfera.
- ¿Mejor ahora? -. Cuestioné al bajar la mano y guardarla dentro del respectivo bolsillo de mi pantalón aún húmedo por la anterior lluvia.
- He terminado mi trabajo aquí… ¿Deseas ir a alguna parte en especifico? -. Quise saber, debido a su pregunta. Por mi parte siempre andaba en muchos lugares a la vez, reviviendo aquellas zonas que estaban muertas en el planeta, viendo morir otras, era como un nómada, no tenia hogar fijo alguno, mi hogar era todo el planeta, los ríos, los bosques, el propio aire. Todo estaba ciertamente facilitado para mí.
- Si gustas, puedes acompañarme al siguiente lugar, quizá debas cubrirte con algo, tengo que ir a la Antártida…-. El calentamiento global, estaba provocando un derretimiento acelerado de los hielos, en consecuencia, el nivel del mar estaba creciendo y muchas ciudades costeras como islas, corrían el peligro de quedar bajo el agua, y en consecuencia, habrían muchas muertes.
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Re: City Of Delusion [Zadkiel]
―Mejor ―respondió cuando los rayos de sol golpearon y entibiaron su tersa piel. Se sentía más despierto siempre que podía tener momentos como esos, ya que parecían tener en él algún profundo efecto, alguna extraña clase de sensación de que él, al igual que todos, estaba bien estando en el lugar en el que cada quien estaba. Permaneció quieto, como una hermosa figura tallada en mármol, hasta que pausadamente decidió desviar sus preciosos ojos claros hasta Gaianel, en una mirada que si bien, podría ser intimidadora, sólo se trataba de parte de la personalidad de Zadkiel.
―Realmente ahora no tengo nada que hacer. He matado a quien debería en estos momentos y ahora sólo tengo que esperar a mi próxima misión, alguna otra parte del mundo donde se requiera que este arcángel que acarrea muerte, aparezca.
Entonces escuchó la invitación que aquel ángel le hacía. Sintió claramente cómo todo parecía ser más amigable cuando de Gaianel se trataba y sin decir palabra alguna, asintió a su petición, con movimientos en su cabeza de afirmación, mientras caminaba unos segundos, apenas murmurando algo inaudible con sus oídos cuando una esfera de luz lo cubrió y en instantes apareció con ropa abrigadora de tono azul claro que parecía resaltar con sensualidad sus ojos.
―¿Está bien así? ―preguntó, guardando sus manos enguantadas en los bolsillos para dirigirse hacía Gaianel una vez más. Observó al ángel, permitiendo así que lo guiara a donde él quería que fueran, ya sea volando o a través de un portal, el método era lo que menos le importaba. Zadkiel observó una última el prado a su alrededor que Gaianel había formado en cuestión de minutos y se encogió de hombros de una forma casi infantil.
―Es el ideal del cielo… ―comentó, una frase cualquiera que simplemente salió y emitió su voz algo rasposa pero no desagradable.
―Realmente ahora no tengo nada que hacer. He matado a quien debería en estos momentos y ahora sólo tengo que esperar a mi próxima misión, alguna otra parte del mundo donde se requiera que este arcángel que acarrea muerte, aparezca.
Entonces escuchó la invitación que aquel ángel le hacía. Sintió claramente cómo todo parecía ser más amigable cuando de Gaianel se trataba y sin decir palabra alguna, asintió a su petición, con movimientos en su cabeza de afirmación, mientras caminaba unos segundos, apenas murmurando algo inaudible con sus oídos cuando una esfera de luz lo cubrió y en instantes apareció con ropa abrigadora de tono azul claro que parecía resaltar con sensualidad sus ojos.
―¿Está bien así? ―preguntó, guardando sus manos enguantadas en los bolsillos para dirigirse hacía Gaianel una vez más. Observó al ángel, permitiendo así que lo guiara a donde él quería que fueran, ya sea volando o a través de un portal, el método era lo que menos le importaba. Zadkiel observó una última el prado a su alrededor que Gaianel había formado en cuestión de minutos y se encogió de hombros de una forma casi infantil.
―Es el ideal del cielo… ―comentó, una frase cualquiera que simplemente salió y emitió su voz algo rasposa pero no desagradable.
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