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Más que humano y menos que divino [Libre]
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Más que humano y menos que divino [Libre]
El complejo y moderno edificio había sido construído recientemente a orillas de la playa, era una estructura de cristal practicamente, ovalado y de tres pisos, todos ellos comunicados por una escalera en espiral que contituía la columna vertebral del mismo. De tal forma que cuando uno se desplazaba tenía acceso a todas las vistas y gran parte del oceáno, sin duda una muestra de ingenio por parte del arquitecto que Marius apreció pero sin llegar a entusiasmarse completamente, seguramente porque había algo extrañamente decadente en la edificación o puede que meramente se hubiera contagiado del aire de aquella ciudad corrupta, quizás si hubiera sido edificado en Praga o en Oslo, puede que incluso en Londres, el vampiro estaría fascinado por las facetas brillantes y los sonidos de las pisadas cuando uno se desplzaba por el lugar. Se decía que los Ángeles era ahora el centro del mundo, para un vampiro como Marius, un hijo del milenio, era un pobre centro comparado con las grandes capitales del mundo y con su amada y vieja Europa. Roma fue una ciudad pecaminosa, donde todos los placeres podían ser descubiertos o inventados, donde convivían el santo y el pecador, la sangre y la seda virgen, donde las noches de Marius parecían cortas y él descubría los goces que podía otorgarle su inmortalidad. Los Angeles solo tenía algo en común con su patria de nacimiento, se encaminaba alegremente hacia el final.
Para Marius era demasiado américana pero quizás por ello llamaba su atención, observar la presencia de los demonios que inundaba cada rincón, la exitencia de criaturas sobrenaturales que caminaban entre los mortales, incluso los de su propia especia que se le antojaban críos y los cuales no se molestaba en establecer relación alguna, él era demasiado viejo y ellos demasiados jóvenes, simplemente no le interesaban lo suficiente. Cuando aquello debería representar un inicio de nuevos tiempos era más los augurios de acontecimientos terribles, sobre todo para los humanos.
Aquel lugar era una galería de arte privada, Marius fue invitado como coleccionaste de arte reconocido, artista y mecenas. A la entrada cogió una copa de vino de la cual fingía beber de vez en cuando mientras comenzaba a abrirse paso entre los asistentes. Vestía una camisa de seda roja, unos pantalones de gris perla, cinturón de cuero negro con hebilla plateada y unos zapatado de puntua cuadrada, la blusa tenía los dos primeros botones abiertos, mostrando solo el inicio de su terso pecho, la destellante bien blanca constrastaba poderosamente con la tonalidad de la prenda. Había muchas mujeres, casi todas acompañantes de los hombres de negocios, con joyas en sus esbeltos cuellos, en sus orejas o sobre los pechos, senos deliciosamente erguidos y desafiantes gracias a la cirujía, embutidas en ajustados vestido que nada dejaban a la imaginación, más cortesanas que damas, a Maris no le importaría beber de una de ellas o quizás de su acompañante que se pavoneaba como un gallo. Marius se podía alimentar sin que su presa de diera cuenta de ello.
Pero no estaba allí para alimentarse, deseaba adquirir la pieza principal de la exposición, subió las escaleras, desplazándose con elegiancia, sus grandes ojos azules recorrían sin pudor los rostros con los cuales se encontraba, sus cabellos, dorados casi blancos, bajo aquella luces, relucían en un nimbo aureo. En la última sala estaba expuesto el Nacimiento de Venus, de Botticelli. Se acercó, dovarando el óleo con sus orbes que eran gemas frías y duras, un placer casi orgasmico lo recorrió, los vibrantes colores, la composición, la delicadeza puesta en cada trazo, la belleza que desafiaba el tiempo y lograba enamorarlo locamente una y otra vez.
-Ah...Sandro..-murmuró, rozando sus labios por el borde la copa-debía hacerte vampiro, majestuosa criatura. -así al menos podría haber seguido disfrutando de aquel talento una y otra vez como de un amante del cual no se cansaría de tener entre sus brazos.
Para Marius era demasiado américana pero quizás por ello llamaba su atención, observar la presencia de los demonios que inundaba cada rincón, la exitencia de criaturas sobrenaturales que caminaban entre los mortales, incluso los de su propia especia que se le antojaban críos y los cuales no se molestaba en establecer relación alguna, él era demasiado viejo y ellos demasiados jóvenes, simplemente no le interesaban lo suficiente. Cuando aquello debería representar un inicio de nuevos tiempos era más los augurios de acontecimientos terribles, sobre todo para los humanos.
Aquel lugar era una galería de arte privada, Marius fue invitado como coleccionaste de arte reconocido, artista y mecenas. A la entrada cogió una copa de vino de la cual fingía beber de vez en cuando mientras comenzaba a abrirse paso entre los asistentes. Vestía una camisa de seda roja, unos pantalones de gris perla, cinturón de cuero negro con hebilla plateada y unos zapatado de puntua cuadrada, la blusa tenía los dos primeros botones abiertos, mostrando solo el inicio de su terso pecho, la destellante bien blanca constrastaba poderosamente con la tonalidad de la prenda. Había muchas mujeres, casi todas acompañantes de los hombres de negocios, con joyas en sus esbeltos cuellos, en sus orejas o sobre los pechos, senos deliciosamente erguidos y desafiantes gracias a la cirujía, embutidas en ajustados vestido que nada dejaban a la imaginación, más cortesanas que damas, a Maris no le importaría beber de una de ellas o quizás de su acompañante que se pavoneaba como un gallo. Marius se podía alimentar sin que su presa de diera cuenta de ello.
Pero no estaba allí para alimentarse, deseaba adquirir la pieza principal de la exposición, subió las escaleras, desplazándose con elegiancia, sus grandes ojos azules recorrían sin pudor los rostros con los cuales se encontraba, sus cabellos, dorados casi blancos, bajo aquella luces, relucían en un nimbo aureo. En la última sala estaba expuesto el Nacimiento de Venus, de Botticelli. Se acercó, dovarando el óleo con sus orbes que eran gemas frías y duras, un placer casi orgasmico lo recorrió, los vibrantes colores, la composición, la delicadeza puesta en cada trazo, la belleza que desafiaba el tiempo y lograba enamorarlo locamente una y otra vez.
-Ah...Sandro..-murmuró, rozando sus labios por el borde la copa-debía hacerte vampiro, majestuosa criatura. -así al menos podría haber seguido disfrutando de aquel talento una y otra vez como de un amante del cual no se cansaría de tener entre sus brazos.
Invitado- Invitado
Re: Más que humano y menos que divino [Libre]
Dicen que en las altas esferas de la sociedad es donde se mueven todos aquellos, empresarios, artistas y demás, los cuales generalmente nunca son simples mortales, puesto que los principales dones son impuestos por demonios cuya ganancia es el alma del humano a quien ayudan. Los ha habido violinistas, pintores, multimillonarios y pobres diablos.
La razón por la que yo me encontraba ahí era porque sabía que se presentarían las obras de un vampiro milenario a quien desde varios milenios atrás me había interesado en conocer. Para muchos era un secreto mi interés por aquel rubio al que apodaban Marius, el Romano.
Me precipite a la estancia en donde iban a ser exhibidas aquellas genialidades y por supuesto, lo que menos pretendía era pasar desapercibida, me enfunde en un elegante vestido blanco aperlado con algunos detalles rojos en el cuello y el bolso a juego, por lo tanto pronto tuve miles de miradas puestas en mi. Con ese porte que me caracterizaba encontré al sujeto al que estaba buscando, levante mas el rostro, luciendo el cuello y por supuesto la escultural figura con una mano a la cintura mientras mis caderas sinuosas como siempre se meneaban con una suavidad nata, discreta y elegante mi personalidad me daba para darme el lujo de no sonreír de entrada.
La obra que él romano estaba mirando en efecto era una verdadera y valiosa obra de arte, de aquellas que alguna vez adornaran mi casa y que por culpa de aquel caos y de uno que otro saqueo se hallaran perdidas hoy en día. Tenía que tomar nota de lo que quería en mi casa en las próximas noches y también de lo que quería para mi en ese preciso instante.
Los cabellos rubios del vampiro, los rasgos y sobre todo la gallardía con que se exhibia justificaba todos aquellos rumores que escuchara sobre él antaño y que hoy iba a descubrir de buena o de mala manera. Esperaba que fuese lo primero puesto que realmente no es el tipo de talento que me guste desperdiciar.Marius de Romanus-dije cuando le tuve enfrente y ahora si, me permití sonreír.
La razón por la que yo me encontraba ahí era porque sabía que se presentarían las obras de un vampiro milenario a quien desde varios milenios atrás me había interesado en conocer. Para muchos era un secreto mi interés por aquel rubio al que apodaban Marius, el Romano.
Me precipite a la estancia en donde iban a ser exhibidas aquellas genialidades y por supuesto, lo que menos pretendía era pasar desapercibida, me enfunde en un elegante vestido blanco aperlado con algunos detalles rojos en el cuello y el bolso a juego, por lo tanto pronto tuve miles de miradas puestas en mi. Con ese porte que me caracterizaba encontré al sujeto al que estaba buscando, levante mas el rostro, luciendo el cuello y por supuesto la escultural figura con una mano a la cintura mientras mis caderas sinuosas como siempre se meneaban con una suavidad nata, discreta y elegante mi personalidad me daba para darme el lujo de no sonreír de entrada.
- Vestimenta:
La obra que él romano estaba mirando en efecto era una verdadera y valiosa obra de arte, de aquellas que alguna vez adornaran mi casa y que por culpa de aquel caos y de uno que otro saqueo se hallaran perdidas hoy en día. Tenía que tomar nota de lo que quería en mi casa en las próximas noches y también de lo que quería para mi en ese preciso instante.
Los cabellos rubios del vampiro, los rasgos y sobre todo la gallardía con que se exhibia justificaba todos aquellos rumores que escuchara sobre él antaño y que hoy iba a descubrir de buena o de mala manera. Esperaba que fuese lo primero puesto que realmente no es el tipo de talento que me guste desperdiciar.Marius de Romanus-dije cuando le tuve enfrente y ahora si, me permití sonreír.
Invitado- Invitado
Re: Más que humano y menos que divino [Libre]
Marius no fue feliz cuando supo en que se convirtió, en los tiempos que corrían, la palabra "vampiro" ni siquiera estaba acuñada, era meramente un término moderno, prefería la de bebedores de sangre o caminantes de la noche, la primera porque crudamente definían lo que eran y la segunta porque era un poeta. Pero a pesar de sentirse desagradado con su nueva naturaleza, se adaptó extraordinariamente bien, entre sus nuevos privilegios como criatura sobrenatural estaban sus ojos, aquellos maravillosos ojos que parcían detener el tiempo o apreciar los colores de una forma vibrante, se fundían y palpitaban como los corazones, un humano jamás sabría que estaba viendo un vampiro, la belleza era un segundo dilatando, un extásis apabullante, algo divino. El óleo de Botticelli estaba vivo para Marius, la figura de Venus respiraba dentro del cuadro, los níveos senos subían y bajaban al ritmo de la respiración y los labios entreabiertos, coral que uno quisiera rendierle pleitesia. Ah...que estúpido fue al dejar escaparlo entre sus dedos a pesar que otros vampiros no deseaban que ni siquiera se acercara a él, pudo haberlo convertido en su amante, pudo haberlo convertido en vampiro.
Marius se aisló de las voces, de las luces mientras estaba en pie delante del cuadro, del lienzo, una figura alta, cerca de los dos metros de altura, de piel tan blanca que parecía marmol acristalado. Y escuchó la voz, una voz con tono sobrenatural como la suya propia, ladeó el rostro despacio, mostrando parte de su romano perfil, unos orbes duros como gemas gemelas se posaron en el rostro de la mujer, las pupilas estaban dilatadas, haciéndolos más inhumanos pero poco a poco fueron cambiando mientras las escrutaba detinadamente. Hermosa, sí, los rasgos delicados, altivos, la boca generosa, los labios curvados en una sonrisa, el cuello era una columna de alabastro sin sombras de imperfecciones y aquel cuerpo esbelto, femenino, que llamaba a los instintos de un hombre, a las manos de un amante. Y no era humana.
-Ese es mi nombre-la voz de Marius era profunda, con cierta tonalidad musical que podía ser una serenata o una canción fúnebre. No la conocía, no, aunque aquella frondosa caballera castaña le trajo recuerdos de Pandora. Nunca se molestó en ocultar su nombre, él siempre sería Marius, eso ningún don oscuro se lo podría arrebatar-¿Y quién eres tú, criatura?-dio un paso adelante, su figura hacía parecer más delicada y pequeña a Leia. Alzó la mano derecha, ella era como una escultura, los dedos de Marius eran largos y elegantes, las uñas demasiado transparente, demasiado brillantes, algo largar, rozaron su cuello y luego subieron hasta sus gajos-Deliciosa y sin embargo no te he creado yo, ¿quién eres?-apartó los dedos, no parecía uno de esos insulsos vampiros jóvenes, no, parecía más antigua y sin embargo, no la conocía, de Marius se apoderó cierta inquietud.
Marius se aisló de las voces, de las luces mientras estaba en pie delante del cuadro, del lienzo, una figura alta, cerca de los dos metros de altura, de piel tan blanca que parecía marmol acristalado. Y escuchó la voz, una voz con tono sobrenatural como la suya propia, ladeó el rostro despacio, mostrando parte de su romano perfil, unos orbes duros como gemas gemelas se posaron en el rostro de la mujer, las pupilas estaban dilatadas, haciéndolos más inhumanos pero poco a poco fueron cambiando mientras las escrutaba detinadamente. Hermosa, sí, los rasgos delicados, altivos, la boca generosa, los labios curvados en una sonrisa, el cuello era una columna de alabastro sin sombras de imperfecciones y aquel cuerpo esbelto, femenino, que llamaba a los instintos de un hombre, a las manos de un amante. Y no era humana.
-Ese es mi nombre-la voz de Marius era profunda, con cierta tonalidad musical que podía ser una serenata o una canción fúnebre. No la conocía, no, aunque aquella frondosa caballera castaña le trajo recuerdos de Pandora. Nunca se molestó en ocultar su nombre, él siempre sería Marius, eso ningún don oscuro se lo podría arrebatar-¿Y quién eres tú, criatura?-dio un paso adelante, su figura hacía parecer más delicada y pequeña a Leia. Alzó la mano derecha, ella era como una escultura, los dedos de Marius eran largos y elegantes, las uñas demasiado transparente, demasiado brillantes, algo largar, rozaron su cuello y luego subieron hasta sus gajos-Deliciosa y sin embargo no te he creado yo, ¿quién eres?-apartó los dedos, no parecía uno de esos insulsos vampiros jóvenes, no, parecía más antigua y sin embargo, no la conocía, de Marius se apoderó cierta inquietud.
Invitado- Invitado
Re: Más que humano y menos que divino [Libre]
La voz del vampiro era sin duda extraordinaria, sensual y profunda como la de pocos hombres con los que me hubiera topado en algún momento. Me recordaba a alguien a quien adoraba con todas mis fuerzas pero no podía decir lo mismo cuando de comparar otras cosas se trataba.
En cierta manera, el Romano me había halagado de una manera muy elegante, pero tampoco me gustaba demasiado aquello de que me llamara criatura como si fuese cualquier ser. Podía ser repudiada por ser una krusnik pero yo no era solo mi raza, yo era Leila, la reina del mundo, la única y la próxima reina de los Cielos.
Leila Van D´Hell-me presente con un tono que se mantuvo en lo cordial y me humedecí un poco los labios antes de volver a articular palabra y ahora si continué con mi presentación.Soy mas que la Akasha de tus libros, mas poderosa y mas antigua...soy mas mujer que ninguna otra y soy la belleza personificada. Ostente la corona del mundo hace casi cinco décadas y hoy he vuelto.-de nuevo la voz fue moderada y modulada como si mantuviésemos una muy amable conversación.Te debes preguntar que es lo que hago buscando un encuentro contigo, bueno, te lo he de decir pero no ahora mismo y no aquí...-dije con una actitud tranquila y la lejanía fue prácticamente inexistente.Pero te aseguro que no pretendo hacerte daño Marius de Romanus.
En cierta manera, el Romano me había halagado de una manera muy elegante, pero tampoco me gustaba demasiado aquello de que me llamara criatura como si fuese cualquier ser. Podía ser repudiada por ser una krusnik pero yo no era solo mi raza, yo era Leila, la reina del mundo, la única y la próxima reina de los Cielos.
Leila Van D´Hell-me presente con un tono que se mantuvo en lo cordial y me humedecí un poco los labios antes de volver a articular palabra y ahora si continué con mi presentación.Soy mas que la Akasha de tus libros, mas poderosa y mas antigua...soy mas mujer que ninguna otra y soy la belleza personificada. Ostente la corona del mundo hace casi cinco décadas y hoy he vuelto.-de nuevo la voz fue moderada y modulada como si mantuviésemos una muy amable conversación.Te debes preguntar que es lo que hago buscando un encuentro contigo, bueno, te lo he de decir pero no ahora mismo y no aquí...-dije con una actitud tranquila y la lejanía fue prácticamente inexistente.Pero te aseguro que no pretendo hacerte daño Marius de Romanus.
Invitado- Invitado
Re: Más que humano y menos que divino [Libre]
El noble rostro de Marius no se alteró, era mármol hecho carne al cual le costaba reflejar las emociones y aunque así fuera, el vampiro las tenía bajo su control hasta cierto punto pero los azules ojos del bebedor de sangre variaron ligeramente, de azul claro a un tono más turquesa, cristalinos y demasiado brillantes para que fueran algo natural. Los gemelos orbes recorrieron el rostro dolorosamente perfecto de aquella mujer, despacio, lentamente, estaba entonces delante de un krusnik, era el segundo encuentro con uno de aquellos seres y de nuevo la misma sensación de poder, de luz negra que atravesaba el cuerpo de la femina, de rumor sordo de unas alas oscuras y de los gritos en la noche. Hasta hace poco solo los considero meros rumores, miedos de los vampiros más temerosos, simples leyendas que hacían lo horrible más terrible, lo inhumano más inhumano aun pero en cierto sentido retorcido era lógico, los depredarores debían tener otro depredador superior. Él bebía de los humanos, por tanto existía un caminante de la noche que pudiera beber de él....se llamaba destino o condena para todos ellos. Todos estaban malditos.
Se proclamaba más antigua y poderosa que Akasha, Marius cerró los ojos, consumidad por la inmensidad de aquellas palabras, Akasha, un ser poderoso, viejo y que le dio su sangre en numerosas ocasiones, Akasha la madre de los vampiros, la reina que ahora simplemente quedaba como una mera figura decorativa y hasta frágil en comparación con los Krusnik y él que también era antiguo pero su poder parecía quedar reducido a nada, sus años de experiencia, de vagar por aquel mundo solo eran una sombra, era una frágil estatua de cristal. Abrió los ojos, clavándolos en el cuadro, ahora parecía una mera tela pintada a pesar de su belleza, algo que no duraría...como él, temía ser devorado por aquel siglo poblado de criaturas hambrientas.
Volvió el rostro hacia ella-Me temo que no tuve ocasión de asistir a tu reinado, Leia-no tenía razones para dudar de lo que decía aunque tampoco era un crédulo. Pero el poder que desprendía era innegable-Estuve en el Polo Norte, alejado de todo de este mundo y parte del tiempo dormido.-no se movió de su lugar, inspiró y de nuevo el mundo real parecío envolverlo-Me has buscado y afirmas que no deseas hacerme daño, entonces demuéstralo como hacemos los vampiros, no me gusta las promesas vanas aunque yo haya hecho algunas en el pasado-se mordió la lengua dentro de la boca, llenándola de sangre, dio un paso hacia ella y se inclinó, posando sus labios sobre los suyos, sus gajos hicieron que ella abriera la boca despacio y le pasó su sangre en el beso, era una costumbre que Marius tenía con los de su propia especie si había un compromiso de no violencia, de paz durante esa noche.
Se proclamaba más antigua y poderosa que Akasha, Marius cerró los ojos, consumidad por la inmensidad de aquellas palabras, Akasha, un ser poderoso, viejo y que le dio su sangre en numerosas ocasiones, Akasha la madre de los vampiros, la reina que ahora simplemente quedaba como una mera figura decorativa y hasta frágil en comparación con los Krusnik y él que también era antiguo pero su poder parecía quedar reducido a nada, sus años de experiencia, de vagar por aquel mundo solo eran una sombra, era una frágil estatua de cristal. Abrió los ojos, clavándolos en el cuadro, ahora parecía una mera tela pintada a pesar de su belleza, algo que no duraría...como él, temía ser devorado por aquel siglo poblado de criaturas hambrientas.
Volvió el rostro hacia ella-Me temo que no tuve ocasión de asistir a tu reinado, Leia-no tenía razones para dudar de lo que decía aunque tampoco era un crédulo. Pero el poder que desprendía era innegable-Estuve en el Polo Norte, alejado de todo de este mundo y parte del tiempo dormido.-no se movió de su lugar, inspiró y de nuevo el mundo real parecío envolverlo-Me has buscado y afirmas que no deseas hacerme daño, entonces demuéstralo como hacemos los vampiros, no me gusta las promesas vanas aunque yo haya hecho algunas en el pasado-se mordió la lengua dentro de la boca, llenándola de sangre, dio un paso hacia ella y se inclinó, posando sus labios sobre los suyos, sus gajos hicieron que ella abriera la boca despacio y le pasó su sangre en el beso, era una costumbre que Marius tenía con los de su propia especie si había un compromiso de no violencia, de paz durante esa noche.
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Re: Más que humano y menos que divino [Libre]
Marius seguía pareciéndome encantador, a todas luces era un caballero al que la antigua roma había moldeado a la perfección, quizás los milenios que habían pasado desde que fue abrazado le habían hecho darse cuenta de cuan importante eran esos modales tan refinados de los que era poseedor.
Los ojos se me abrieron desorbitada-mente cuando mis labios probaron su antigua sangre y su lengua rozo con la mía en un beso breve, no pude escupir porque todos se habrían dado cuenta de aquello y además yo portaba un vestido de un color poco discreto pero apenas pasado el trato mi palma se estrello en su mejilla dando una cachetada bien puesta y con el ceño fruncido y hablando lo bastante rápido pero entendible me hice escuchar por aquel rubio.Insolente, puede que así saludes a todo el mundo,incluso que les hagas el amor en una cama de rosas en esa misma noche, pero ese no es mi caso ni tampoco puedes sentir que tienes el derecho de poner tu lengua en mi boca cuando yo no te lo he insinuado ni pedido, ni siquiera dado motivo alguno para pensar que no pude arrancarte la lengua- dije mientras trataba de suavizar el tono porque tampoco iba a echarlo todo a perder por un pequeño error del vampiro.
Los ojos se me abrieron desorbitada-mente cuando mis labios probaron su antigua sangre y su lengua rozo con la mía en un beso breve, no pude escupir porque todos se habrían dado cuenta de aquello y además yo portaba un vestido de un color poco discreto pero apenas pasado el trato mi palma se estrello en su mejilla dando una cachetada bien puesta y con el ceño fruncido y hablando lo bastante rápido pero entendible me hice escuchar por aquel rubio.Insolente, puede que así saludes a todo el mundo,incluso que les hagas el amor en una cama de rosas en esa misma noche, pero ese no es mi caso ni tampoco puedes sentir que tienes el derecho de poner tu lengua en mi boca cuando yo no te lo he insinuado ni pedido, ni siquiera dado motivo alguno para pensar que no pude arrancarte la lengua- dije mientras trataba de suavizar el tono porque tampoco iba a echarlo todo a perder por un pequeño error del vampiro.
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Re: Más que humano y menos que divino [Libre]
El golpe fue seco y bastó para virar ligeramente el rostro de Marius a un lado, sus cabellos rubios casi blancos se dosordenaron por el brusco movimiento de la cabeza y se desperramaron en torno a sus altivos pómulos, pero la piel de sus rasgos no sufrió alteración alguna, Marius era uno de los vampiros más antiguos con vida, si aquello se podía llamar vida, su piel era blanca y lisa, puro marmol que apenas sentía los golpes por suerte para Leia, ella era una Krusnik pero un ser humano normal se habría partido todos los dedos contra el rostro hermoso e inmortal de Marius. Los ojos del vampiro brillaron, cambiando de tonalidad, de azul a un turquesa casi transparente, poco a poco fue virando la cara, mirándola de frente.
-Mi lengua se quedará donde está, señora-su voz era calmada, profunda y levabanta extraños ecos sobrenaturales-arracármela puede costaros mas lo que os podeís imaginar-su tono era llano, sin rabia o preocupación que lo alteraran, alzó la mano y sus dedos recorrieron la zona que ella golpeó-y de todas formas si la tomaras no podría usarla para disculpar y eso sería algo drámatico, ¿no os parece?-volvió a bajar la mano, desde luego cometió un error aunque no creyó que fuera a ser victima de una respuesta tan exagerada y tan "humana" por parte de Leia. Él ya tenía sus propias costumbres vampíricas y desde luego no tenían por qué ser las meras mortales, los vampiros, los bebedores entendían la cortesía de otra forma y debía ser más íntima puesto que eran depredadores terribles.
Marius se inclinó de forma elegante pero sin ser servil, él no era sirviente de nadie, en todos aquellos siglos no necesitó pertenecer a parte alguna ni ser parte de organización alguna. Pero parecía que las fuerzas se estaban alineando en varios bandos que luchaban por el poder. Ya tuvo ocasión de conocer ángeles y aunque le parecieron unas hermosas criaturas, David y Jofiel, también le parecieron niños a pesar de su edad y de su inconmesurable poder. Hasta Jofiel tembló cuando lo tocó, suponía por la oscuridad que estaba en la mitad del alma de Marius. No se engañaba, había sido perverso y egoista, todavía lo era y le gustaba los placeres que la vida de vampiro pudiera proporcionarle.
-Os ruego aceptes mis disculpas-no hizo ademán de tomarle la mano para depositar un beso sobre el dorso no fuera a partirle los dedos. Los ojos de Marius ya eran de nuevo azules-Y dime, Leia,¿ habeís solo venido por mi o por esta obra de arte que se encuentra a nuestras espaldas?
-Mi lengua se quedará donde está, señora-su voz era calmada, profunda y levabanta extraños ecos sobrenaturales-arracármela puede costaros mas lo que os podeís imaginar-su tono era llano, sin rabia o preocupación que lo alteraran, alzó la mano y sus dedos recorrieron la zona que ella golpeó-y de todas formas si la tomaras no podría usarla para disculpar y eso sería algo drámatico, ¿no os parece?-volvió a bajar la mano, desde luego cometió un error aunque no creyó que fuera a ser victima de una respuesta tan exagerada y tan "humana" por parte de Leia. Él ya tenía sus propias costumbres vampíricas y desde luego no tenían por qué ser las meras mortales, los vampiros, los bebedores entendían la cortesía de otra forma y debía ser más íntima puesto que eran depredadores terribles.
Marius se inclinó de forma elegante pero sin ser servil, él no era sirviente de nadie, en todos aquellos siglos no necesitó pertenecer a parte alguna ni ser parte de organización alguna. Pero parecía que las fuerzas se estaban alineando en varios bandos que luchaban por el poder. Ya tuvo ocasión de conocer ángeles y aunque le parecieron unas hermosas criaturas, David y Jofiel, también le parecieron niños a pesar de su edad y de su inconmesurable poder. Hasta Jofiel tembló cuando lo tocó, suponía por la oscuridad que estaba en la mitad del alma de Marius. No se engañaba, había sido perverso y egoista, todavía lo era y le gustaba los placeres que la vida de vampiro pudiera proporcionarle.
-Os ruego aceptes mis disculpas-no hizo ademán de tomarle la mano para depositar un beso sobre el dorso no fuera a partirle los dedos. Los ojos de Marius ya eran de nuevo azules-Y dime, Leia,¿ habeís solo venido por mi o por esta obra de arte que se encuentra a nuestras espaldas?
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Re: Más que humano y menos que divino [Libre]
- Spoiler:
- Perdoname la vida, que me he tardado mil años en postear pero tengo mil excusas para eso y una semana es justificada pq no podía poner las paticas por aqui XD
Marius no me decepciono con su temple. Elegante hasta el último momento. Su cabello dorado por un momento me hizo evocar la figura de mi hermano y me odie por ello, nadie en este mundo sería como él. Las palabras del milenario vampiro me causaron cierta gracia y también buena impresión. No sé si tendría miedo, si yo le inspiraba respeto o temor, o quizás lo mas probable, le causaba curiosidad, esa misma que se siente por alguien con quien jamas podrías soñar que se te presentara.
Asenti y mi rostro volvio a ser amable y el gesto sereno.Disculpas totalmente aceptadas,Marius. No tenga duda de mi palabra, puede que a usted le parezca algo anticuado pero no lo es para alguien como yo. Me crié como lo que soy una princesa de oscuridad. Mi cuerpo es sagrado y no permito que nadie lo profane si yo no lo deseo.dije omitiendo que yo solo había estado con dos hombres desde que pise este mundo hace milenios.
El arte me llama la atención, pero nada es mas artístico, ni ninguna otra obra de arte podría ser mas agradable a la vista que un romano de miles de años. Marius tu eres la obra de arte. Estoy aquí para verte a ti, una conversación contigo y un ofrecimiento que creo, no podrás rechazar...
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Re: Más que humano y menos que divino [Libre]
Marius contuvo una risa para no ofender a Leia cuando se denominó a si misma princesa de la oscuridad y que su cuerpo era sagrado, eran una cantinela que se sabía demasiado bien, arcaica y polvorienta. El vampiro tuvo ocasión de nacer ciudadano romano, también fue senador y guerrero cuando ello fue preciso aunque nunca puso el corazón en las artes bélicas. Por tanto conoció a muchos emperadores, emperadores como Nerón, que se acostaba con su propia hermana, que estranguló a su madre y que estaba obcesionado con su propia divinidad, también reinas que se creían por encima de todas las mujeres, que se autoproclamaban diosas y como la misma Leia se creían templos viviente que pocos podrían horadar con sus manos. Lejos de impresionarlo con esa afirmación, lo único que consigió fue alzara levemente una ceja, a la espera que lo próximo que dijera sonara más inteligente.
Estaba bastante cansado de seres egocéntricos como la misma Akasha, todos eran iguales pero con pieles diferentes y debajo de toda la capa de oro la misma oscuridad y hambre de vanidad, enamorados de si mismos. Pero no emitió ni una sola palabra, no deseaba otro bofetón ni hacerla entrar en cólera, la acababa de conocer y por tanto no quería precipitarse en su juicio. Ladeó el rostro, los azules y gélidos ojos del vampiro se posaron de nuevo en el óleo que ambicionaba y por el cual se desplazó hasta aquel lugar.
-¿Un ofrecimiento?-aquello ya llamó un poco más su atención, volvió a centrar sus orbes sobrenaturales en el rostro de ella, alumbrados por un fuego interior incandescente-Ahora disfrutas de toda mi atención-hacia varios siglos que nadie era tan directo y deseba llegar a tener algún tipo de trato con él-Me siento halagado que hayas venido hasta aquí para eso...¿y bien?-elevó la copa y la posó entre sus labios entreabiertos, bebiendo un poco, Marius ya toleraba perfectamente aquel tipo de líquidos.
Estaba bastante cansado de seres egocéntricos como la misma Akasha, todos eran iguales pero con pieles diferentes y debajo de toda la capa de oro la misma oscuridad y hambre de vanidad, enamorados de si mismos. Pero no emitió ni una sola palabra, no deseaba otro bofetón ni hacerla entrar en cólera, la acababa de conocer y por tanto no quería precipitarse en su juicio. Ladeó el rostro, los azules y gélidos ojos del vampiro se posaron de nuevo en el óleo que ambicionaba y por el cual se desplazó hasta aquel lugar.
-¿Un ofrecimiento?-aquello ya llamó un poco más su atención, volvió a centrar sus orbes sobrenaturales en el rostro de ella, alumbrados por un fuego interior incandescente-Ahora disfrutas de toda mi atención-hacia varios siglos que nadie era tan directo y deseba llegar a tener algún tipo de trato con él-Me siento halagado que hayas venido hasta aquí para eso...¿y bien?-elevó la copa y la posó entre sus labios entreabiertos, bebiendo un poco, Marius ya toleraba perfectamente aquel tipo de líquidos.
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