Mar nocturno

-Fui convertido, o más bien desatado, por uno.-susurré estrechándolo entre mis brazos, mientras los mechones blancos de mi cabello se mezclaban con los suyos rubios, tan dorados y suaves como siempre.-Él me enseñó lo que era, pues lo desconocía, y Atsushi me hizo saber ocultarlo.-inenté relajarme poco a poco, dejando que mi cuerpo dejara de estar en aquella forma tan terrorífica.

No quería asustarlo, aunque pude notar su asombro y su pánico, aunque duró poco. Era mío, no quería dañarlo a pesar que mi estado de Krusnik a veces era mucho más allá de "dañino"

- Um... bueno, seas lo que seas no me importa, no cambia el que te quiera... aunque me he asustado por que no me lo esperaba - admitió con una risa suave, besandole el cuello, enrredando los dedos en su cabello.

- Las las molan, son como las de un murciélago... pero espero que no vueles igual, parece que están borrachos cuando vuelan - bromeó. Despegó la cara de su cuello, tomandole el rostro entre las manos sin importarle que no estuviera cambiado del todo aún, solo sonrió acariciandole con los pulgares antes de besarle leve. No quería hacerse daño con sus colmillos ademas de querer transmitirle cario con ese beso, decirle con actos "no me importa que seas o tu aspecto,me importas tu"

Acabé cambiando de forma mientras me acariciaba y besaba. Era distinto a todo lo que había conocido, por eso le amaba y necesitaba a mi lado. Mis manos acariciaron su cintura apartándolo poco a poco, para que pudiera sentir la sensación del mar haciéndole flotar como corcho.

-¿No lo notas? el agua de noche parece mucho más impresionante.-no soltaba su cintura, pero le tenía algo apartado.-Incluso tus piernas, aunque te tiemblen aún, juegan con las brisas marinas... a mí eso me gusta.

Pocas veces le decía que me gustaba o qué no... prefería que él lo descubriera.

Se separaron poco a poco, pero el castaño no le soltó del todo, notaba sus manos en la cintura mientras movía piernas y brazos ayudandose a flotar.

- Si, de noche es mas miterioso, parece que no tiene fin ya que se difumina con el negro del cielo, se ve mil veces más inmenso que de día - contestó, poniendo morros - estoy flotando en el agua, no importa que me tiemblen las piernas - pues le temblaban después de una sesión tan intensa. - Te gusta el mar? a mi me gusta la nieve y la montaña, me recuerdan a mi hogar, bosques nevados y lagos congelados, frío, pero un precioso verde cuando llegaba la primavera y el deshielo.

Me lo imaginé entonces de pequeño, hubiera dado cualquier cosa por haber podido verlo de esa forma. Un diminuto niño delgado con los ojos enormes y el cabello alborotado embutido en botas de nieve de colorines, mientras que su abrigo y bufanda a penas le dejan para hacer bolas de nieve. Eso me hizo desear tener un hijo con él, que fuera una mezcla de ambos pero con mayor fuerza y gloria que aquella que yo había llegado a besar con deseo en la batalla.

Agité entonces mi cabeza centrándome, no era tiempo para pedirle eso y no quería que se burlara. Mejor me callé y le miré con una sonrisa estúpida, aunque siempre sacaba las sonrisas más estúpidas del mundo.

-A mi me mola el mar por muchas otras cosas.-lo solté comenzando a salpicarle.-¡Como esto!-grité empezando a reír de aquella forma tan oscura, a pesar que mis acciones eran propias de un crío.-¡Vamos Killian! ¡Ni en esto me ganas!

Sus dedos jugaban en esos fuertes brazos mientras el castaño parecía perdido en sus pensamientos. - A si? - fue lo único que llegó a decir antes de soltar un gritito e intentar cubrirse - capullo, atacas a traición!

Ama no era él único que reía divertido, Killian también lo hacía, una risa cándida y divertida mientras empezaba a salpicarle también. Al ver que no podía ganarle se zambulló huyendo de él, saliendo a medio metro de distancia mientras reía, nadando para seguir huyendo. - Huyo de ti!

-¡Cobardica!-grité antes de comenzar a nadar a una velocidad humana, pues no quería ser demasiado duro con sus ansias de libertad.

Parecía un renacuajo en medio de un charco intentando huir de un tiburón. Mis brazadas eran más amplias y rápidas incluso como simple humano, cuando lo alcancé lo atrapé entre mis brazos mordisqueando su cuello.

-No sabes lo bonito que se ve tu culo cuando lo pones en pompa para darte impulso.-murmuré en su oído.-Ese culito que me vuelve un puto ninfomano.

- A veces es mejor huir como un cobarde que perder como un valiente - contestó riendo divertido pero el castaño no tardó en atraparle haciendo que soltara otro gritito, encogiendose por los mordiscos en el cuello. - Me estas haciendo cosquillas - murmuró riendo.

- Guarro! No me culpes a mi de que seas un ninfómano, no es culpa mía - contestó - ya lo eras antes de ver mi traserito lindo - echando una de la manos hacia atrás para acariciarle el pelo. - Mi culo no tiene culpa de nada, más bien debería de culparte yo a ti de volverme un ninfómano, antes no pensaba nunca en sexo.

-¿Y ahora piensas en sexo? ¿Me tomo eso como un halago? ¿Lo agarro como una forma agradable y sincera de quiero follarte incluso cuando cago?-murmuré rodeándolo bien entre mis brazos, para que no se escurriera.-Dime rubito, dime cosas tan ricas piensas cuando te dan las ganas... esos calores que te ponen rojo y nervioso.

Acaricié de inmediato su vientre hasta el borde de su miembro, para agarrarlo y comenzar a toquetearlo lentamente. Mordí su oreja derecha, para luego lamer su cuello el cual tenía sabor a mar.

-Te metía de todo menos miedo, rubio.-abrí sus piernas con las mías dejándo bien pegadas sus nalgas a mi miembro.-Podemos probar esta posición, se siente bien rica en el agua... nunca la hemos probado que yo sepa... quiero que cuando pienses en mar pienses en mí haciéndotelo... dándote mi amor y mi perversión, todo en uno... una pedazo de oferta por tiempo ilimitado.

- Si pienso en sexo, pero no te dire nada! - se negó en banda juguetón aún y terminó cambiando la risa por un jadeo por culpa de esa mano. - Ama, ves como el ninfómano erea tu? acabamos de hacerlo y ahora quieres más - aunque él no se veía muy contrariado por eso, al contrario, abrió bien las piernas y movió un poco la cadera provocando un placentero roce.

- Si lo hemos probado así, en el ascensor... creo, pero podemos probarlo de nuevo por si acaso me engaña mi memoria - sus dedos jugaban en las ondas castañas, tirando un poco de él para que jugara en su cuello. - Me estás pervirtiendo Ama, tendrás que hacerte responsable de eso - estaba tal y como el castaño había dicho, rojo y nervioso, excitado por las caricias de esa mano.

Se veía como un tomate, parecía uno de esos enormes flotadores que tiraban al mar y uno se subía encima dejando que la brisa te meciera. Reí por como se veía, tan tierno y tan necesitado. Recordé lo del ascensor, pero no era lo mismo estar flotando que completamente de pie.

-No, aquí flotas.-murmuré en su oído.-Puedo moverte con más ritmo, como si fueras un muñequito.-lo pegué bien a mi torso y dejé que mi miembro le rozara, estaba empezando a estar duro, igual que él entre mis dedos.-Oye, Killian...-susurré en su oído.-Un día tenemos que hacerlo en una cama de agua.-mis dedos aumentaron sus caricias, mientras que mi mano derecha se deslizaba lentamente por su pecho.

- Hombre, es obvio, estamos en el agua - contestó temblando levemente por sus caricias mientras se dejaba manejar - no soy un muñequito - protestó. Amaury sabía como tocarle, sinceramente le sorprendía su capacidad para excitarle con un simple roce, pero intentaba no hacerlo notorio, aún temía verse demasiado dependiente o vulnerable delante de él.

- Cama de agua? por que ese repentino antojo? no creo que sea muy diferente no? - intentaba hablar seguido y normal pero no podía reprimir algún gemido, escalofrío y que su respiración fuera jadeosa. - Al revés, debe de ser incómodo, mucho movimiento sin control...

-Por eso, mucho movimiento... si te pones a cabalgar lo voy a gozar como nunca.-murmuré acariciando de forma más intensa su miembro, con la mano izquierda acariciaba su torso, incluso pellizcaba sus pezones, mientras me morzaba lentamente contra él.-Así, yo soy el caballo y tú un jinete.-susurré antes de mordisquear su cuello.

Me aparté girándolo para colocarlo frente a frente, atrapando sus labios saboreándolos. Su boca me encantaba, tenía ese punto suave y algo gordito que me ponía. La mano que tenía sobre su miembro no dejó de jugar ahí abajo, más bien intensificaba cada vez más las caricias.

- A-así.. así me da vergüenza - murmuró, aunque ya habían usado esa postura, aún así le daba vergüenza el solo imaginarse cabalgandole, cara a cara y sintiendo como le recorría con la mirada, solo pensarlo le daba escalofríos y le excitaba más.

Pasó a ahogar los gemidos en sus labios, entregandose a ese beso y arañandole las caderas cuando le agarró. - Ama, voy a correrme si sigues - jadeó separando sus labios para respirar, realmente se sentía muy agitado y como siguiera masturbandole así terminaría sin importarle que el castaño le penetrara o no. Volvía a sentir más calor que frío.

-Hazlo, luego te lo hago y te vuelves a venir. Ya ves tú el problema, esta noche es nuestra... sólo nuestra.-comenté rodeándolo con uno de mis brazos por su cintura, dejando mi mano en su cadera.

Besé sus labios lentamente, mi lengua se hundía con deseo en su boca pero no con impulsividad. Quería saborear ese regusto a mar, tan salado.

-Te amo.-murmuré aumentando el ritmo de mi mano, esperando que se viniera.

Hacía frío, pero estábamos entrando en calor por culpa del sexo. Me sentía como en una sauna cuando se pegaba a mí, demasiado rico. Gruñía cerca de sus labios porque no apartaba mi boca de él, no quería dejar de besarlo aquella noche.

Rió jadeoso al oirle, estremeciendose - quieres dejarme seco como una pasa? - preguntó divertido pero sin aire, interrumpido por gemidos. Se pegó algo más a él, sintiendo ese cosquilleó en el bao vientre que le anunciaba el orgasmo y a su vez todo su cuerpo y su respiración se lo anunciaba a Amaury.

Y terminó, corriendose en su mano rodeado de agua helada que él sentía caliente y mordiendole los labios con más fuerza de la necesaria. Ese orgasmo llegó como una bomba, arrasando como todo a su paso, y le dejó temblequeando entre sus brazos.

Me gustaba ver como temblaba, así como si fuera un junco movido por el viento o una hoja intentando no caer de la rama. Se veía tan tierno, con esos rasgos de ángel, y esos labios abiertos deseando que lo besara. Sin duda alguna era mío, lo quería y necesitaba.

Acerqué mi boca a él cuando noté que se venía, comencé a besarlo nada más comprobar su orgasmo. Mis brazos lo rodearon notando como temblaba, creo que todo su cuerpo podía hablar de su orgasmo. Sus ojos entrecerrados eran demasiada tentación.

-Te daré más.-susurré girándolo, sin darle tiempo a recuperar la cordura.

Entré en él, lo hice sin esfuerzo alguno debido a lo dilatado que estaba. Lo hice con ganas, gruñendo y deseando que se moviera conmigo.

Ciertamente no tuvo tiempo ni de tranquilizarse ni de coger aire, aun estaba sintiendo los estragos de ese explosivo orgasmo cuando el castaño le penetró arrancandole un alto gemido.

Echó la cabeza hacia atrás, apoyandola en su hombro, con un escalofrío mientras se agarraba a él como podía, que era poco ya que lo tenía a su espalda. - Ama - enrredando los dedos en su pelo y no esperando para empezar a mover la cadera, queriendo sentir un orgasmo como el anterior. Tenía la impresión de que cuando regresaran caería rendido nada más tocar la cama.

Me movía con ritmo detrás de él, el agua salpicaba mientras él gemía y tiraba de mis cabellos. Mi miembro entraba de forma que a él le gustaba, dando en el punto. Haría que tuviera pronto otro gemido, otro profundo, y en nada se volviera a venir.

-Eres mío, sólo mío... quien te toque o piense hacerte esto... pienso matarlo.-murmuré bajo mordisqueando su cuello.-Eres mío, lo único mío que quiero lejos de la guerra... lo unico

Y era cierto. Antes tenía un gato negro, al menos él era mi amigo, pero pronto terminó muriendo. Los años pasaban rápido cuando eras inmortal y siempre estabas metido en batallas. Echaba de menos a Scar. Lejos de la guerra era lo único que tenía, pero me quedé sin nada. Ahora tenía algo mejor que una mascota, tenía un amigo y un amante en un cuerpo delicado que me ponía histérico.

La confesión de Amaury eran palabras fuerte, palabras que a cualquier otro le habrían dado miedo por su grado de posesividad pero que a él solo le calentaron, haciendo que sus mejillas alcanzara un grdo de sonrojo que no había tenido en su vida. Nunca había sentido eso, no sabía lo que se sentía cuando una persona te quería tanto como para pensar asi, cuando querían tenerte tanto en cuerpo como en alma... se sentía bien, muy bien, un calor que te calentaba el corazón por saber que eras importante para otra persona.

- Te amo - gimió como respuesta mirandole de reojo con los ojos entrecerrados por el placer, pues aunque fuera muy pronto se sentía cerca del orgasmo de nuevo. - Amaury te amo - repitió arqueandose un poco, cerrando los ojos.

Quería que terminara con mi nombre en sus labios, deseaba que se tatuara en todo su cuerpo mi nombre a pesar que fuera invisible para el resto. Era mi pareja, el amor que no había tenido, y no iba a considerar que me arrebataran algo tan preciado.

-Killian, somos uno... uno.-dije antes de gruñir esas palabras sinceras, aunque extrañas.-No quiero a otro que no sea a ti.-me estaba sincerando mientras golpeaba repetitivamente contra su punto de placer.-Rubio... joder... te amo.

Finalmente esa noche no sólo sería para los dos, sería para decirle todo aquello que sentía. Parecía que el mar me estaba soltando la lengua.

No sabía si sentía esas cosquillas y emoción por el cercano orgasmo o por sus palabras, pero las sentía como no las había sentido antes. El calor fluía por su interior calentandole de pies a cabeza y su corazón bombeaba a mil por hora, emocionado y excitado a la vez.

- Uno, si uno - llegó a a murmurrar sin aire y entre gemidos - Ama, joder Ama - su cerebro no funcionaba, inundado en placer, y no atinaba a que decir a parte de su nombre. - Tu solo tu - gimió volviendo a arquearse y antes de poder decir nada más se corrió gritando su nombre y perdiendo fuerzas en brazos y piernas, todo su cuerpo se desconectó como su hubiera tenido un cortocircuito. Se desmayó de tanto placer.

Acabé junto a él, aferrándome con ganas, y cuando me di cuenta todo su cuerpo se había quedado flácido. Parecía un pelele. Comencé a agitarlo como maraca para que reaccionara, me puse muy nervioso.

-Joder, me lo he cargado.-murmuré antes de tomarlo en brazos para salir a la orilla y tumbarlo allí mismo.-Rubio, rubio... anda rubio no me metas estos sustos.-susurré golpeando leve su rostro, intentando que reaccionara. Mis ojos estaban llenos de lágrimas rojizas, mi cuerpo temblaba por completo.-Rubio... joder rubio... rubio...

No se percató de nada, ni del meneo que le pegó el castaño ni de que le sacó del agua, su cuerpo estaba totalmente desconectado, con la mente en blanco, había sido demasiado sexo para su cuerpo desacostumbrado.

Pero finalmente su mente volvió a reiniciarse, le atravesó un escalofrío y se quejó apretando los ojos, hacía frío y alguien le pegaba suave en las mejillas. Al abrir los ojos se percató de que era Amaury, parpadeó un par de veces mirandole y le recorrió otro escalofrío. - Que ha pasado? ...Ama ¿estás llorando? - preguntó confundido alzando una de las manos para secarle las lagrimas rojizas.

-¡Me has asustado idiota!-grité antes de besarlo cubriéndolo con mi cuerpo, abrazándolo desesperado.-Estaba asustado.-susurré bajo cerca de sus labios, acariciándolos aún con los míos.-Muy asustado.

Me había hecho temblar de pies a cabeza, todo porque jamás había visto a un humano hacer algo así. Pensé que se moría o que quizás le había hecho daño.

Acaricié sus cabellos y su rostro antes de apartarme, para darle la ropa y que se la pusiera. Ahora era mejor caminar y hablar, o simplemente sentir como las olas salpicaban en su compañía... como dos tontos enamorados.